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ESTROFA XXVI SIGUIENTE

El celestial humor recién cuajado
que la almendra guardó entre verde y seca,
en blanca mimbre se lo puso al lado,
y un copo en verdes juncos de manteca;
en breve corcho, pero bien labrado,
un rubio hijo de una encina hueca,
dulcísimo panal, a cuya cera
su néctar vinculó la primavera.

Comentarios:

La reacción de Acis al ver a Galatea no es tratar de aprovecharse de ella, como hubieran hecho muchos de sus pretendientes, sino que, sin despertarla, le dejó una cuidadosa ofrenda que esta estrofa describe con minucioso detalle y maestría.

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