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Dedicatoria al duque de Béjar | SIGUIENTE |
arrima a un
fresno el fresno, cuyo
acero sangre sudando, en tiempo hará breve purpurear la nieve |
15 |
y, en
cuanto da el solícito
montero al duro robre, al pino levantado, émulos vividores de las peñas, las formidables señas del oso que aun besaba, atravesado, |
20 |
la asta de
tu luciente jabalina, o lo sagrado supla de la encina lo augusto del dosel, o de la fuente la alta zanefa lo majestüoso del sitïal a tu deidad debido, |
25 |
¡oh
Duque esclarecido! templa en sus ondas tu fatiga ardiente y, entregados tus miembros al reposo sobre el de grana césped no desnudo, déjate un rato hallar del pie acertado |
30 |
que sus
errantes pasos ha votado
a la real cadena de tu escudo. |
¡Oh tú [... vocativo de los versos 5-12]!, arrima a un fresno el fresno cuyo acero [...] y en cuanto el montero [...], o lo sagrado de la encina supla [... ], o la cenefa de la fuente supla [...], ¡oh duque esclarecido! templa tu fatiga y, entregados tus miembros al reposo sobre [...], déjate hallar por el pie que [...]
Hay, pues, tres verbos principales: "arrima, templa
y déjate".
La palabra "pie" tiene un doble sentido en el verso 30: puede ser el
pie
del peregrino, y entonces la frase es: "déjate hallar por el
peregrino,
que ha dedicado sus pasos a tu escudo (o sea, a ti)", que equivale a
"presta
atención a la historia del peregrino, dedicada a ti"; y
también
puede ser el pie del poeta: "déjate hallar por mí, que he
dirigido mis pasos hacia tu escudo, o sea, que me dirijo a ti para
pedirte
protección" (La frase precedente induce a la primera
interpretación,
pero la frase posterior a ésta induce a la segunda.)
Góngora ha descrito toda una escena de caza en
una frase: el duque se dirige con sus venablos contra los montes, donde
sus sirvientes hacen salir a las fieras con el cuerno y él las
atraviesa
con sus venablos, tras lo cual los monteros se los arrancan y clavan en
los árboles los trofeos. Después el duque se sienta a la
sombra y se refresca en la fuente, y allí es donde el poeta le
pide
que escuche sus versos (o bien le pide su protección).