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MUNDO AL FINAL DEL SIGLO XIX |
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A lo largo del siglo XIX la ciencia y la tecnología habían
experimentado un desarrollo espectacular en Europa y los Estados
Unidos. Los físicos habían llegado a comprender con gran precisión
el comportamiento de la electricidad, el magnetismo y el calor, si
bien todavía había algunos puntos oscuros, los cuales fueron
resaltados por Lord Kelvin en una conferencia que pronunció en 1900 con el título de Las nubes oscuras
del siglo XIX sobre la teoría dinámica del calor y de la
luz. Dichas nubes eran dos: por una parte la falta de una
explicación razonable al experimento de Michelson-Morley, que
parecía llevar a la absurda conclusión de que la Tierra estaba
inmóvil en el espacio, y la radiación del cuerpo negro, el
fenómeno por el cual un cuerpo perfecetamente negro, es decir,
capaz de absorber toda la radiación exterior que llegue hasta él,
debía emitir la radiación electromagnética que llega hasta su
superficie desde su interior. El problema era que existían dos
teorías mutuamente contradictorias sobre la relación entre la
frecuencia y la intensidad de dicha radiación: una coincidía
razonablemente con los resultados experimentales en la zona
violeta del espectro luminoso, pero fallaba radicalmente en la
zona roja, y con la otra sucedía justo lo contrario. Un físico
alemán llamado Max Karl Ernst Ludwig Plank presentó una
teoría que describía correctamente la radiación del cuerpo negro,
pero que suponía una hipótesis inaudita: suponía que la radiación
electromagnética está formada por paquetes indivisibles de
energía, similares a los átomos que componen la materia. Plank
llamó cuántos a estos paquetes, cada uno de los cuales
tiene una energía proporcional a la longitud de onda. Esto
contradecía totalmente a cuanto se sabía sobre la radiación
electromagnética... pero explicaba el comportamiento de la
radiación del cuerpo negro.
Una de las líneas de investigación más novedosas se encontraba en
la frontera entre la física y la química: el estudio de la
radiactividad. La química había realizado enormes progresos en el
descubrimiento, síntesis y clasificación de nuevos elementos,
hasta el punto de que su proliferación llegaba a resultar
desconcertante: la teoría atómica había surgido como una forma
elegante de explicar la diversidad de las sustancias químicas como
compuestos formados por diferentes combinaciones de unas pocas
clases de átomos, pero la existencia de casi un centenar de
elementos químicos distintos, que además podían ser ordenados en
familias de elementos con propiedades similares, llevaba a pensar
que probablemente los átomos no eran tan elementales como se había
creído. Pero si la química tenía estos problemas teóricos, su
vertiente práctica no conocía límites: a lo largo del siglo XIX se
habían sintetizado toda clase de productos químicos de gran
utilidad: fármacos, colorantes, explosivos, desinfectantes, etc.
La medicina también había experimentado una revolución con la
comprensión de la naturaleza infecciosa de numerosas enfermedades,
lo que habría la posibilidad de combatir las epidemias y las
infecciones mediante medidas antisépticas, vacunas, analizando los
mecanismos de contagio, etc. Lo más desconcertante eran algunas
enfermedades que al parecer no surgían por infecciones, sino por
lo que parecían ser carencias en la dieta. La fisiología estaba
dando grandes pasos a medida que se desarrollaba la teoría
celular. Además la química estaba rompiendo la aparente barrera
trazada hasta entonces entre la química orgánica y la inorgánica,
y cada día había más evidencias de que las reacciones químicas que
dan sustento a la vida no eran de naturaleza distinta a la del
resto. La teoría de la evolución ya era aceptada por todos los
científicos (en el sentido de que ya se podía decir con pleno
derecho que quienes no la aceptaban no eran científicos).
Ese año se produjo una curiosa coincidencia: tres botánicos, el
neerlandés Hugo de Vries, el alemán Karl Erich Correns
y el austriaco Erich van Tschermak, publicaron de forma
independiente tres artículos en los que citaban los trabajos
publicados más de treinta años atrás por Gregor Mendel sobre las
leyes de la herencia y confirmaban sus resultados. De este modo,
la obra de Mendel salió del olvido y fue debidamente reconocida.
Los astrónomos habían logrado medir la distancia a unas 70
estrellas, los geólogos habían construido trece estaciones
sismográficas capaces de estudiar los terremotos. Por el momento,
geólogos, biólogos y astrónomos no lograban ponerse de acuerdo en
una fecha plausible para la edad de la Tierra, pues cada rama
proporcionaba argumentos que sugerían tiempos radicalmente
distintos.
La ingeniería estaba construyendo motores de explosión cada vez
más potentes, que iban desplazando paulatinamente a las máquinas
de vapor en la industria. Si el vapor era más adecuado para
impulsar grandes buques y ferrocarriles, los motores de explosión
permitían construir automóviles ligeros (sólo en los Estados
Unidos circulaban ya 14.000 automóviles), así como máquinas
voladoras, si bien hasta el momento no habían sido muy eficientes.
En un orden de cosas más frívolo, pero a largo plazo no menos
importante desde un punto de vista económico, se estaba
desarrollando la industria cinematográfica. De momento lo más
demandados eran los trucos de cámara insólitos, como El dibujo
encantado, de los estudios de Edison, película en la que un
hombre dibujaba objetos que luego se hacían reales (un sombrero,
una copa, una botella...) o el Sherlock Holmes perplejo,
en la que Sherlock Holmes resulta burlado por un ladrón que
aparece y desaparece en la nada. Se trataba de películas de poco
más de un minuto de duración, mientras de Georges Méliès produjo Juana
de Arco, película coloreada de diez minutos de duración.
El desarrollo científico y técnico de
Europa y los Estados Unidos no tenía punto de comparación con la
situación del resto del mundo, gran parte del cual permanecía a
todos los niveles (político, científico, económico, religioso,
etc.) como Europa había estado en la Edad Antigua, o incluso en la
Edad Media, y en algunos casos habría que remontarse incluso al
neolítico para establecer comparaciones. Y si en la Edad Media
había sido Europa la que había tenido que sufrir el azote de las
invasiones bárbaras, ahora los papeles se habían invertido y eran
los "bárbaros" los que tenían que sufrir el azote de Europa. En
efecto, los avances tecnológicos europeos incluían potentes
cañones, fusiles, ametralladoras, pólvora sin humo, buques
acorazados, etc., con los que las grandes potencias habían logrado
someter unos 23 millones de km2 de territorio no
europeo, la quinta parte de la tierra firme del planeta. En unas
pocas décadas se habían repartido casi la totalidad de África en
una veloz carrera colonial. Las únicas zonas que permanecían
independientes eran el reino de Marruecos (donde el sultán Abd
al-Aziz cumplía los 22 años y puso fin a la regencia del gran
visir Ba-Áhmed), el Sahara Occidental (en el que Francia se había
abstenido de intervenir reconociendo a España sus derechos sobre
el territorio, a pesar de que su presencia en él era casi nula),
la república de Liberia y Etiopía, que bajo el reinado del
emperador Menelik II había puesto freno al avance italiano en
Eritrea y Somalia y se había convertido en un aliado clave de los
británicos contra los mahdistas sudaneses. Menelik II había
dirigido un proceso de expansión para dominar el máximo territorio
posible antes de que fuera ocupado por otras potencias europeas, y
había logrado abarcar la región que se muestra en el mapa, en gran
medida gracias a las dotes militares de su primo, el ras Mekonnen.
Por otra parte, Libia permanecía nominalmente bajo soberanía
otomana, sin que sus desiertos interesaran en gran medida a
ninguna potencia europea.
Francia poseía la mayor extensión de colonias en África, pero sus
dominios eran en gran parte desérticos, y sólo la Nigeria
británica contaba con más población que toda el África Occidental
Francesa. La región del Chad, que en el mapa aparece de color
azul, todavía no estaba definitivamente en manos francesas. La
mayor fuerza que se le oponía era la del reino de Kanem-Bornu, que
hacía siete años había caído en manos de un señor de la guerra
sudanés llamado Rabih az Zubayr ibn Fadi Allah, más
brevemente conocido como Rabah. Tras haber servido en el
ejército egipcio, se había dedicado al tráfico de esclavos y,
habiendo derrocado a algunos jefes locales, había conquistado el
decadente y centenario reino de Kanem-Bornu, al que logró dar un
último impulso. Cada año hacía incursiones a las poblaciones
vecinas para saquearlas y tomar esclavos que luego vendía. Ahora
disponía de unos 10.000 hombres armados con fusiles, la mayor
parte de ellos algo anticuados. El año anterior había tenido el
primer encuentro con los franceses, en el que una expedición
francesa había sido derrotada y Rabah se había apoderado de sus
cañones.
Egipto había quedado bajo protectorado británico debido a una
crisis financiera. El gobernador Abbas II (en teoría vasallo del
Imperio Otomano) se había rodeado de consejeros europeos que lo
animaban a oponerse a la ocupación británica, pero finalmente los
británicos lo habían obligado a cooperar y había dejado de
oponerse en público, si bien estaba financiando un movimiento
nacionalista dirigido por Mustafá Kamil. Con la reciente
conquista del Sudán, Gran Bretaña había logrado conectar Egipto
con el África Oriental Británica, pero Alemania se las había
arreglado para cortarle el paso e impedirle realizar el sueño de
Cecil Rhodes, que había planeado unir África de Norte a Sur. El
color rojo del extremo sur del mapa tampoco se corresponde a la
situación exacta a principios de año, pues la República
Sudafricana y el Estado Libre de Orange (es decir, los Estados
bóers) seguían resistiéndose a los británicos y todavía seguía su
curso la segunda guerra bóer, pero faltaba poco para su
incorporación al Imperio Británico.
Otra zona roja del mapa donde Gran Bretaña tenía serios problemas
para ejercer su dominio era la Somalia Británica. El año anterior
había estallado una revolución dirigida por un líder religioso
radical llamado Mohammed Abdullah Hassan, al que los
británicos llamaban "el mulá loco". Mohammad había
solicitado la ayuda de un jefe tribal, Garaad Cali Garaad
Maxamuud, que le contestó con una negativa aduciendo que los
líderes religiosos debían ocuparse únicamente de los asuntos
religiosos. Cali pidió ayuda a otros jefes tribales, así como a
los británicos, en contra de los fanáticos seguidores del mulá, y
cuando Mohammed se enteró envió dos hombres que mataron a Cali.
Esto no gustó a sus seguidores y a principios de año se vio
obligado a retirarse, pero la revuelta contra los británicos
continuó.
Ese año Gran Bretaña constituyó el Protectorado del Norte de
Nigeria para detener el avance francés, bajo la dirección de
Frederick Lugard, que dedicó grandes esfuerzos en
abolir la esclavitud en la región.
Alemania había llegado tarde al reparto de África. Bismark no lo
había considerado rentable, y sólo al final de su mandato se había
visto obligado a dedicarle algo más de atención porque la opinión
pública así lo reclamaba. Además de los intereses políticos y
económicos, debajo del imperialismo europeo había una fuerte
componente nacionalista, lo que en Francia se llamó chovinismo
y en Gran Bretaña jingoísmo, en virtud de la cual un
ciudadano no podía menos que avergonzarse de su país si no tenía
colonias. Pese a ello, aún pudo hacerse algunos huecos razonables
en el reparto de África, los que en el mapa aparecen en color
verde pálido.
Si bien ningún país africano podía considerarse afortunado por
haber recibido la "protección" europea, el caso más nefasto y
vergonzoso de colonización era con diferencia el Estado Libre del
Congo, propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica, que había
convertido a su colonia en una fuente de ingresos incalculables.
En un principio, la principal exportación había sido el marfil,
pero ahora el caucho era mucho más apreciado por sus numerosos
usos industriales. La población indígena era obligada a recolectar
caucho en condiciones de esclavitud mediante los sistemas más
brutales: los funcionarios belgas secuestraban a mujeres y niños y
sólo los devolvían (si no habían muerto antes de hambre o por los
malos tratos) cuando sus familiares entregaban una cantidad de
caucho estipulada, se obligaba a trabajar a hombres mujeres y
niños, y a quienes no cumplían con las cuotas de producción
exigidas se les mataba. El instrumento para controlar a los
indígenas era una Force Publique formada por unos 19.000
hombres, divididos en una minoría de oficiales blancos y una
mayoría de soldados negros, a menudo reclutados a la fuerza. Para
muchos nativos, colaborar con los belgas para explotar a sus
compatriotas era la única forma de no sufrir la opresión ellos
mismos o en sus familias. Los soldados debían recolectar la
producción de marfil, caucho y otros productos, y matar a los
indígenas que no hubieran cumplido con las cuotas exigidas. Como
prueba de los asesinatos debían cortar una mano a cada cadáver y
presentarla ante los oficiales. Sus bonificaciones dependían tanto
de la producción recolectada como del número de manos presentadas,
así que las manos acabaron convirtiéndose en una especie de
moneda: los soldados cambiaban productos por manos, por lo que a
los nativos en general les resultaba útil tener una provisión de
manos que poder ofrecer a los soldados. En teoría, cada mano era
la prueba de un asesinato, pero algunos soldados hacían trampa y
se limitaban a cortar una mano a los que supuestamente tenían que
matar. Otras veces las víctimas salvaban la vida haciéndose los
muertos mientras les cortaban la mano. El rey Leopoldo II se
convirtió así en una de las personas más ricas de Europa. La
cuantía de su fortuna no puede establecerse con precisión porque
cuidó siempre de ocultar los ingresos reales que obtenía.
Naturalmente, se procuraba que todos estos abusos no se conocieran
fuera de África, pero poco a poco estaban apareciendo testimonios
que los denunciaban. Ya hacía una década que el periodista
estadounidense George Washington Williams había empezado a
denunciar la situación del Congo, pero falleció al poco de iniciar
su campaña, y además era negro, así que no se le hizo mucho caso.
Ahora el periodista británico Edmund Dene Morel empezaba a
publicar una serie de artículos en la misma línea.
El resto de África se lo repartían Italia (que había sido
humillantemente derrotada por los Etíopes y no había podido pasar
de Eritrea y de una parte de Somalia gracias a un acuerdo con los
británicos), Portugal, al que las grandes potencias sólo le habían
reconocido sus derechos sobre Angola, Mozambique y poco más, y
España, que tras la reciente pérdida del resto de sus colonias
(principalmente Cuba, Puerto Rico y Filipinas), estaba organizando
lo poco que tenía en África: unas pocas ciudades en la costa de
Marruecos, las islas Canarias, y la colonia de Río Muni, rodeada
por el Camerún alemán, y que incluía las islas de Fernando Poo y
Annobón, un poco más al norte. Fue organizada como colonia ese
mismo año, pues hasta entonces había tenido el rango de
protectorado.
En el lejano Oriente, sólo el reino de Siam había logrado
conservar su independencia, separando la India Británica de la
Indochina Francesa. El rey Rama V estaba dirigiendo un proceso de
reformas que le había llevado a abolir la esclavitud, permitir el
islam y el cristianismo, introducir el calendario occidental y un
sistema monetario moderno, declarar la amnistía para los presos
políticos y organizar el territorio en provincias y distritos.
Hacía cuatro años que se había construido la primera línea
ferroviaria en el país.
El emperador Thanh Thai de Vietnam fue el primero que se cortó el
pelo al estilo occidental, y aprendió a conducir un coche. Impulsó
la difusión de la cultura y la educación francesas por su país,
pero al mismo tiempo aguardaba el momento propicio para
desembarazarse de la ocupación francesa.
Afganistán y Persia se debatían entre la influencia rusa y la
británica. Afganistán había caído finalmente en la esfera
británica. El emir Abdr Rahman Khan (conocido como el emir de
hierro) había unificado su país y había aceptado la tutela
británica como medio para modernizarlo. En cambio, la situación
del sha Mozaffareddín de Persia era mucho más delicada, pues sus
derroches le habían hecho contraer grandes deudas tanto con Gran
Bretaña como con Rusia, con lo que no podía decantarse por ninguno
de los dos, y las autoridades religiosas tenían cada vez más poder
sobre la opinión pública, que desaprobaba las concesiones que el
sha se veía obligado a hacer a los extranjeros. El Nepal era
oficialmente un protectorado británico, si bien la familia Rana de
primeros ministros hereditarios mantenía al territorio en una
situación de autarquía, minimizando las influencias exteriores. El
rey Prithvi era un mero títere.
Además, el Imperio Británico incluía los vastos territorios de
Canadá y Australia, y no entraremos aquí en el reparto entre las
distintas potencias de las pequeñas islas en el Pacífico, en el
Caribe, etc. A las grandes potencias imperialistas europeas se les
habían sumado recientemente dos más: Japón y los Estados Unidos.
Japón había experimentado una rápida occidentalización que casi lo
había puesto en pie de igualdad con las potencias europeas. Contra
todo pronóstico había derrotado a China en una guerra y se había
apoderado de la isla de Formosa, a la vez que extendía su
influencia sobre Corea. El emperador Gojong había buscado la
protección rusa para librarse del protectorado coreano, y así
Rusia y Japón rivalizaban tanto por su influencia en Corea como en
el Norte de China.
Una muestra de los efectos de la modernización de Japón la
tenemos en el químico Jokichi Takamine. Se había graduado
en Tokio hacía 21 años, había completado sus estudios en Gran
Bretaña y, de regreso en Japón, había fundado la Compañía de
Fertilizantes Artificiales de Tokio, en cuyo departamento de
investigación había descubierto una enzima, a la que denominó takadiastasa,
que resultó tener gran utilidad farmacéutica. Ahora vivía en los
Estados Unidos, donde había concedido una licencia para
comercializar la takadiastasa a una empresa farmacéutica y
se estaba haciendo millonario con los beneficios que le
proporcionaba.
Al contrario que Japón, China no había sabido apreciar a tiempo la superioridad de la cultura occidental (tanto científica, como militar, como administrativa) y un reciente intento tardío por parte del emperador Guanxu para modernizar el país había sido abortado por los sectores más conservadores y tradicionales, representados por la emperatriz Cixi, y así el país seguía obligado a soportar impotente las exigencias de las potencias europeas, al tiempo que tenía que contener el descontento interior, que a menudo se reflejaba en sangrientas rebeliones contra el gobierno de los Qing. La última revuelta que estaba sufriendo el país era la de los boxers, si bien esta vez no se oponían al gobierno, sino directamente a los extranjeros, y especialmente a los cristianos, por lo que recibieron el apoyo de la emperatriz y habían iniciado una campaña de quema de iglesias cristianas y asesinato de chinos convertidos al cristianismo.
Rusia no había participado hasta el momento en la carrera
colonial porque había centrado su expansión a lo largo del
continente asiático, en el que no encontró rival hasta que se
tropezó con China (y en último extremo con Japón). Algo similar
había sucedido con los Estados Unidos, que mientras tuvieron
territorios que ocupar en su propio continente permanecieron
relativamente al margen de la política internacional, pero ahora
que ya todo el territorio continental había sido colonizado y
dividido en Estados (salvo los territorios de Arizona y Nuevo
México, que aún no estaban suficientemente poblados, y el de
Oklahoma, recientemente arrebatado a los indios), la sensación de
que en Europa se los consideraba una potencia "de segunda" y de
que eso era así en gran parte por su escaso peso en la política
internacional había extendido por el país la versión local del
chovinismo o el jingoísmo que allí se llamó directamente
imperialismo. El partido Republicano había atraído el voto
imperialista y el presidente Mckinley había favorecido la anexión
de Hawai, de Samoa y, tras provocar una guerra contra España, de
sus colonias de Puerto Rico y las Filipinas. Cuba permanecía
ocupada, pero sólo de modo temporal, porque los antiimperialistas
habían logrado que el Congreso reconociera su independencia
previamente a la declaración de guerra a España. Ése fue el último
éxito político de los antiimperialistas.
El caso era que los Estados Unidos tenían sobradas razones para
no ser considerados una potencia "de segunda", pero sus méritos no
eran muy apreciados en la época: en su más de un siglo de
existencia, habían demostrado que la democracia a gran escala era
viable. Su constitución había permanecido inalterada desde su
aprobación, salvo cinco enmiendas, todas las cuales podían
considerarse de interés para la nación, algunas de carácter
técnico y otras relativas a garantizar los derechos de los negros.
Jamás un presidente trató de ajustar la constitución del país a
sus propios intereses, jamás un presidente trató de perpetuarse en
el poder (ni se presentó a un tercer mandato, pese a que ninguna
ley lo prohibía), jamás nadie trató de hacerse con el poder por la
fuerza de las armas, ni se habían dado casos de fraudes masivos
para alterar los resultados electorales (salvo casos aislados tras
la guerra civil para evitar el voto de los negros), y todas las
disensiones políticas a escala nacional se habían resuelto siempre
en el marco de la legalidad y de los tribunales de justicia salvo
una: la abolición de la esclavitud. Fue la única causa que había
llevado a los Estados Unidos a una guerra civil, una causa que
implicaba realmente a los intereses y opiniones de toda la
población, y no a los de unos pocos demagogos deseosos de hacerse
con el poder. Y, aun en plena guerra civil, la democracia
estadounidense siguió funcionando en ambos bandos. Es cierto que
Lincoln quitó poder al Congreso para evitar que éste aprobara la
rendición, pero convocó elecciones en la fecha prevista para
someter su gestión al juicio popular. Y, mientras en otros países
el bando derrotado en una guerra civil espera la oportunidad de
tomarse la revancha, al terminar el siglo XIX la herida de la
guerra estaba prácticamente cicatrizada y todos los
estadounidenses eran leales a su nación y a su sistema legal.
El único punto negativo en cuanto a la política estadounidense
era el racismo que privaba a los negros de sus derechos civiles.
El gobierno federal había dictado leyes para impedirlo, incluso se
habían aprobado enmiendas a la constitución a tal efecto, pero en
los Estados sureños seguía existiendo la convicción de que la
democracia no estaba hecha para los negros. En ese momento la
mayoría de los negros sabía leer y escribir correctamente, pero
misteriosamente seguían suspendiendo las pruebas de alfabetización
que se requerían en algunos Estados para ejercer el voto. El
artificio legal más reciente ideado por el partido demócrata era
aprovechar un vacío legal al respecto para establecer unas "primarias
blancas" en las que sólo los blancos podían votar, para
luego celebrar unas elecciones generales en las que los negros que
superaban otros obstáculos podían votar, pero sólo a los
candidatos preseleccionados por los blancos. Las técnicas de los
Estados sureños para privar a los negros del derecho de voto se
pusieron en cuestión en el Congreso, donde se llevó una propuesta
de descontar escaños a los Estados en proporción del porcentaje de
población a la que no se permitía votar, y en los últimos años la
Cámara de Representantes había invalidado en unas 30 ocasiones los
resultados electorales de ciertos distritos en los que hubo
constancia de que los negros habían sido excluidos del voto por
fraude, violencia o intimidación. Sin embargo, cada vez se puso
menos energía en defender la aplicación de la decimoquinta
enmienda. Para la mayoría de los estadounidenses la unidad
nacional tenía más peso que los derechos de los negros, así que
los tribunales empezaron a hacer caso omiso de las reclamaciones
por las leyes que ponían trabas al voto de los negros.
Cabe decir, no obstante, que el racismo estadounidense hacia los
negros no era peor que el que se daba, por ejemplo, en los países
sudamericanos contra los indios o los mestizos, o en Francia,
Alemania o Rusia contra los judíos. En Europa no era extraño que
se exhibieran "zoos humanos" con "negros salvajes" de África, o
indios mapuches de Sudamérica presentados en jaulas como animales.
Por el contrario, mientras en muchos países sudamericanos los
indios o mestizos permanecían estancados en un proceso de
marginación social y cultural, los Estados Unidos estaban dando
medios para que los negros prosperaran lentamente. Al terminar la
guerra civil, la mayoría eran analfabetos, mientras que ahora casi
todos estaban alfabetizados y tenían fácil acceso a escuelas donde
podían aprender un oficio. Los movimientos en defensa de los
derechos de los negros habían optado por un proceso gradual, lo
menos conflictivo posible, para eliminar las diferencias sociales,
y se estaban dando los primeros pasos. No sería lo más justo, pero
tal vez era lo más viable y lo más inteligente a largo plazo. Por
otro lado, en los Estados del Norte no era frecuente, pero tampoco
extraño, que un negro pudiera terminar siendo periodista,
escritor, profesor universitario, etc.
Desde un punto de vista económico, los Estados Unidos estaban
sufriendo, como el resto de países desarrollados, todos los
inconvenientes sociales que provocaba el capitalismo
descontrolado, un fenómeno sobre el que todavía no existía la
conciencia social necesaria para ponerle las cotas debidas, pero
el balance global lo marca el hecho de que el país no dejaba de
recibir avalanchas de inmigrantes de los países más diversos y de
todas las categorías sociales, y la mayor parte de ellos terminaba
asimilando la cultura estadounidense e integrándose en la
comunidad. La población del país era de casi 76 millones de
habitantes, de los cuales más de 10 millones eran inmigrantes, y
casi 4 millones habían llegado en la última década. Esto había
llevado a la creación de partidos nacionalistas minoritarios que
se oponían a que se permitiera la inmigración indiscriminada y,
aunque en general no habían tenido mucha aceptación, sí que habían
logrado algunos parciales con leyes que limitaban la inmigración
china, pues los chinos se convertían en la mano de obra más barata
posible, y esto perjudicaba a mucha gente.
Y desde un punto de vista cultural, los Estados Unidos habían
avanzado con paso firme desde su fundación. El sistema educativo
estadounidense había ido progresando hasta ponerse a la altura del
de cualquier país europeo y, si bien durante el siglo XIX no había
dado muchos científicos de primera fila en comparación con
Francia, Gran Bretaña o Alemania, la situación estaba cambiando.
Basta pensar que el experimento de Michelson-Morley, que contenía
el germen de una revolución de la física teórica, había sido
realizado por estadounidenses. (En realidad Michelson había nacido
en Alemania, pero había llegado a los Estados Unidos con dos años
de edad.)
El éxito en todos los niveles de los Estados Unidos contrasta
espectacularmente con el fracaso de los países latinoamericanos.
Ganaron su independencia medio siglo más tarde, y tenían muy claro
el modelo a seguir, y en cierto modo trataron de seguirlo, pero
fracasaron en un aspecto tras otro: para empezar, los Estados
Unidos estaban unidos antes incluso de que su independencia fuera
reconocida, y libraron conjuntamente su guerra de independencia.
Los Estados latinoamericanos no sólo no lograron unirse ni antes
ni después de su independencia, sino que las unidades locales que
acabaron formándose no dejaron ni de guerrear entre sí ni de caer
en continuas guerras civiles. Todo lo que en los Estados Unidos
sería inimaginable en los países latinoamericanos era el pan de
cada día: constituciones que se adaptan constantemente al interés
de unos pocos, elecciones fraudulentas, perdedores en las
elecciones que, pese a ello, obtienen el poder por la fuerza,
dictadores vitoreados por el pueblo, y en la base de todo ello
estaba, indudablemente, una población genuinamente idiota que
estaba dispuesta a luchar y dejarse matar por el beneficio de una
oligarquía que adornaba sus discursos con grandes palabras como
"patria", "constitución", "libertad", sin caer en la cuenta de que
esas palabras sólo son grandes cuando se les da un gran contenido,
no cuando se las infla en discursos e himnos pomposos.
Al contrario que los Estados Unidos, los países latinoamericanos
no hicieron ningún esfuerzo por asimilar la ciencia, la tecnología
y la industria europeas, y se contentaron con exportar materias
primas. El resultado fue que las potencias europeas terminaron
dirigiendo a través de su diplomacia la política nacional, y
recientemente los Estados Unidos se estaban incorporando a este
papel manipulador. Si los países latinoamericanos hubieran sabido
formar una federación similar a la estadounidense, habrían sido un
país fuerte capaz de imponer condiciones de mercado favorables,
pero su constante competencia mutua les dejaba en la situación más
desventajosa, pues si uno pide más, siempre hay otro país
dispuesto a pedir menos con el que resulta imposible competir.
Además, la deplorable inestabilidad política no dejaba más opción
a las potencias extranjeras que apoyar al gobierno de turno,
aunque fuera el de un dictador deleznable, frente a cualquier
intento de insurrección desestabilizadora. ¿Qué se gana apoyando a
unos revolucionarios si lo más probable es que si ganan la
revolución formarán un nuevo gobierno dictatorial no menos
deleznable que el que pretendían derrocar? En realidad, la
inestabilidad política sólo conduce a un mayor servilismo, pues si
el gobierno no cede a las exigencias de las potencias extranjeras,
éstas lo tienen fácil para fomentar una revolución que derroque al
gobierno desfavorable y ponga en su lugar a otro más
"colaborador". Muchos intelectuales latinoamericanos han tratado
de buscar explicaciones o justificaciones que puedan presentar a
sus países como víctimas inocentes de la codicia y la rapiña de
las grandes potencias, sin estar dispuestos a reconocer la
obviedad de que el subdesarrollo y el servilismo de sus países
tiene su origen en la propia ineptitud de sus ciudadanos que no
fueron capaces de formar una federación fuerte como la
estadounidense, ni de aunar sus intereses, ni de mantener
gobiernos democráticos estables que no estuvieran en todo momento
en peligro de ser derrocados si sus enemigos conseguían los apoyos
adecuados.
Un ejemplo típico lo tenemos en México: tras ponerse a la cabeza
de quienes ponían el grito en el cielo porque Benito Juárez
pretendía hacerse reelegir para un segundo mandato, Porfirio Díaz
desencadenó una guerra civil, la ganó y desde entonces se había
hecho reelegir una vez tras otra desde 1877 (con un breve
intermedio entre 1889 y 1884) hasta el momento. Reprimiendo a la
oposición, controlando la prensa, etc., Díaz había logrado una
estabilidad política que había hecho al país idóneo para las
inversiones extranjeras, cuyo importe se estaba incrementando.
Centroamérica había realizado varios intentos frustrados de
federarse. En Guatemala mandaba el dictador Manuel Estrada, que en
cierta ocasión había dicho a un juez: "No hay poder
judicial, aquí yo soy el poder". Estaba apoyado por la
estadounidense United Fruit Company, que era la
mayor fuente de ingresos del gobierno. En El Salvador gobernaba
Tomás Regalado, representante de los grandes terratenientes
cafetaleros, que se pasaban la presidencia de unos a otros. En
Honduras gobernaba Terencio Sierra, elegido para el cargo por el
dictador Policarpo Bonilla, que a su vez había llegado al poder
mediante una rebelión apoyada desde Nicaragua por el dictador José
Santos Zelaya, que había llegado al poder a su vez mediante otra
rebelión y llevaba ya siete años al frente del país (y los que le
quedaban). En Costa Rica gobernaba Rafael Yglesias, que se había
reformado la constitución para poder ser reelegido y había
impedido que a las últimas elecciones se presentara ningún otro
candidato.
Más al sur la miseria política era similar: Colombia estaba
inmersa en la típica guerra civil, en Venezuela no había guerra
civil porque la última la habían terminado el año anterior y
todavía era pronto para empezar otra (la próxima estallaría el año
siguiente), en Ecuador, Eloy Alfaro había dado un golpe de Estado,
se había declarado dictador y luego se había hecho una
constitución a medida para poder titularse "presidente
constitucional". En Perú acababa de ascender al poder Eduardo
López de Romaña, sucediendo a Nicolás de Piérola, uno de los
políticos más veteranos del país, con el típico historial de
revolucionario, dictador, exiliado, etc. En principio, López de
Romaña había ganado unas elecciones, y eso hacía muy cuestionable
la legitimidad de su presidencia, por lo que los seguidores del ex
presidente Andrés Avelino Cáceres protagonizarían varios
alzamientos contra su gobierno. Bolivia había tenido su última
guerra civil hacía dos años, de la que había salido el gobierno de
José Manuel Pando, y ahora estaba enfrentada a una guerra
secesionista en la región de Acre. La historia de Paraguay es la
más patética de todas. Desde su independencia se había mantenido
bajo la férula de dictadores megalómanos, el colmo de los cuales
había sido Fancisco Solano López, un aprendiz de Napoleón que
condujo al país al exterminio al declarar la guerra
simultáneamente a todos sus vecinos por una cuestión de amor
propio. Lo patético es que los paraguayos de su época prefirieron
morir por él en lugar de pegarle un tiro, y muchos de los
paraguayos de hoy en día le siguen considerando un héroe nacional
(es un recurso psicológico muy frecuente por el que las masas
eluden reconocer su propia estupidez). Desde la caída del dictador
el país había ido recuperándose lentamente en el típico clima de
inestabilidad política. En Uruguay mandaba el dictador Juan
Lindolfo Cuestas. Había accedido al poder provisionalmente por el
asesinato de su predecesor, pero aprovechó para organizar una
férrea dictadura que después disfrazó de la frívola
"constitucionalidad" al uso. Argentina, después de un largo
periodo de sangrientas guerras civiles, había aprendido a amañar
las elecciones sin violencia, de modo que Julio Argentino Roca
gobernaba gracias a las oportunas intrigas, más que a los votos
recibidos. Chile había disfrutado de los gobiernos más estables
del continente, pues durante muchos años la oligarquía
conservadora mantuvo el poder en sus manos y en su momento lo
cedió sin traumas a la oligarquía liberal. No obstante, no se
libró de la obligatoria guerra civil, que había terminado hacía
nueve años. Desde entonces el parlamento había adquirido una gran
fuerza sobre los gobiernos, que caían con frecuencia. El de turno
estaba presidido por Federico Errázuriz. La clase dominante la
formaban los grandes terratenientes y la burguesía minera y
bancaria.
La trayectoria de Brasil había sido algo distinta a causa de su
régimen monárquico. Durante la minoría de edad de Pedro II el país
había sufrido las típicas revueltas, pero desde que éste había
asumido el poder la situación política se había estabilizado y el
país había prosperado (eso sí, sin vestigios de democracia: de un
total de diez millones de habitantes, menos de 150.000 tenían
derecho a voto). Cuando fue derrocado para formarse los Estados
Unidos del Brasil no se debió a un movimiento popular equiparable
a las revoluciones estadounidense o francesa, sino a una reacción
de la oligarquía dominante como respuesta entre otras cosas a la
abolición de la esclavitud y otras medidas liberales que el
emperador había apoyado sin reservas. El derecho a voto no fue
extendido sustancialmente, con lo que el carácter oligárquico del
gobierno no cambió. De hecho, los presidentes gobernaron de forma
más bien dictatorial. El actual presidente, Prudente de Morais,
tras haber escapado de un atentado, aprovechó la situación para
desarticular la oposición.
Por último, sólo queda mencionar a dos de los países más
esperpénticos: la República Dominicana y Haití. Los gobernantes
del primero no fueron simples oligarcas sedientos de poder, que
era lo típico, sino que además se dedicaron sistemáticamente a
arruinar y expoliar al Estado. El colmo llegó con la dictadura de
Ulises Heureaux, que había dejado al país en completa bancarrota.
Ahora, tras su derrocamiento, sus sucesores, el presidente Juan
Isidro Jiménez (el plantador de tabaco más rico del país) y el
vicepresidente Horacio Vásquez, estaban empezando a enemistarse
porque los partidarios de uno y del otro rivalizaban por conseguir
el mayor botín a expensas del Estado. En cuanto a Haití, su
historia reciente (y futura) era la de una sucesión de gobiernos
débiles, rebeliones, luchas internas entre militares, problemas
para pagar la deuda exterior, ... El presidente del momento,
Tirésias Simon Sam, era muy impopular porque había tenido que
humillarse ante Alemania por un incidente con un haitiano de
ascendencia alemana.
En realidad sí que hay una excusa que pueden poner los
latinoamericanos para exculparse de su fracaso político y
económico frente al éxito de sus vecinos del Norte, y es que los
Estados Unidos se formaron a partir de colonias inglesas, mientras
que los países latinoamericanos se formaron (mayoritariamente) a
partir de colonias españolas y, desde la Edad Media hasta nuestros
días, no ha habido pueblo políticamente más estúpido que el
español, y la estupidez política es hereditaria. En efecto, sin
remontarnos hasta la Edad Media, que queda fuera del alcance de
esta página, los españoles habían hecho el ridículo ante la
historia luchando y derramando su sangre por entregar la corona a
Fernando VII, que fue el rey más inmoral, incompetente y egoísta
que pueda concebirse. Durante su reinado, los liberales lucharon
para imponer la constitución que el rey había abolido, pero
durante los tres años que lograron mantenerse en el poder no
hicieron sino procurar que los inveterados abusos de poder pasaran
a beneficiarlos a ellos en lugar de a sus adversarios. Tras la
muerte del rey, los españoles volvieron a derramar estúpidamente
su sangre por si reinaba Isabel II, la hija menor de edad de
Fernando VII, o su hermano Carlos V, un necio beato que debía de
creer sinceramente que Dios quería que él ciñera la corona. Hasta
tres guerras carlistas se habían sucedido sin éxito a lo largo del
siglo que ahora terminaba, tres guerras civiles sustentadas
principalmente en la subyugación que la Iglesia Católica más
reaccionaria ejercía sobre los aldeanos más duros de mollera del
norte del país, los de Cataluña y especialmente los del País
Vasco. En estas regiones, cuando ya se hizo difícil sostener que
luchar y morir por el carlismo no había sido una estupidez, los
mecanismos psicológicos de que disponen los seres humanos para no
reconocer que uno es idiota sustituyeron el carlismo por un
nacionalismo independentista radical, si bien en los últimos años
se había ido suavizando.
Sabino Arana había fundado el año anterior El Correo Vasco,
un periódico de corte más moderado, y el Partido Nacionalista
Vasco se había presentado a las elecciones municipales, en las que
había obtenido algunos representantes en varios municipios, e
incluso un alcalde, pero el gobierno central decidió anular los
resultados porque los nacionalistas "expresan con desatinada
insistencia propósitos de romper el vínculo nacional, que
constituye una perturbación del orden moral". Todos los
centros políticos nacionalistas fueron clausurados, aunque poco
después volvieron a estar autorizados.
En cuanto a Cataluña, en las últimas décadas se había
desarrollado también un nacionalismo catalán que había tenido un
cierto éxito en el terreno cultural, revitalizando el uso
literario del catalán, pero cuyas aspiraciones políticas habían
fracasado al no haber conseguido el apoyo de la burguesía. Sin
embargo, la situación estaba cambiando desde que España había
perdido sus colonias, receptoras de una gran parte de los
excedentes de las manufacturas catalanas. El cambio perjudicó
gravemente a la burguesía catalana y a partir de ese momento
empezó a ser más receptiva hacia las reclamaciones políticas que
los nacionalistas hacían al gobierno español. Hacía nueve años que
diversas asociaciones y sindicatos catalanistas se habían agrupado
en una Unión Catalanista, y el año anterior una parte de
sus miembros había fundado un Centro Nacional Catalán,
contrario a la falta de actividad política de la Unión, y
que se hizo eco de un manifiesto redactado siete años atrás,
conocido como las Bases de Manresa, que propugnaba un
modelo federal para el Estado español, en el que Cataluña tendría
su propio parlamento y su propio sistema judicial, con el catalán
como única lengua oficial en el territorio.
Finalmente, la política española había llegado a un sistema
relativamente estable con un pacto entre liberales y conservadores
que convertía a las elecciones en una farsa amañada para que los
dos partidos mayoritarios se alternaran regularmente en el poder
sin dar ninguna oportunidad real a otros partidos, especialmente a
los republicanos, los socialistas o los nacionalistas. Es
interesante cómo describe la situación un contemporáneo, el
escritor Benito Pérez Galdós:
Los dos partidos que se han concordado para turnar pacíficamente en el poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve, no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos...
Por lo demás, en todo este tiempo, España había mostrado el más
absoluto desprecio por los avances científicos y tecnológicos que
se estaban produciendo en el resto de Europa, no desprecio hacia
los productos mismos, pues naturalmente a España habían llegado el
ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, los avances médicos,
etc., sino hacia la investigación que los hacía posibles. La
casualidad había querido que España diera a luz un único
científico de renombre internacional: el neurólogo Santiago Ramón
y Cajal, que había sido nombrado doctor honoris causa por
la universidad de Cambridge, y que estaba publicando por
entregas su obra cumbre: Histología del sistema nervioso del
hombre y los vertebrados. Por lo demás, algunos
intelectuales estaban llevando a cabo tímidos intentos de producir
textos científicos que difundieran los conocimientos que en Europa
estaban a la orden del día. Por ejemplo, el político y escritor
José de Echegaray, era también autor de una serie de tratados
sobre matemáticas y física (Cálculo de variaciones, Teorías
modernas de la física, Memoria sobre la teoría de los
determinantes, Tratado elemental de termodinámica, Resolución de
ecuaciones y teoría de Galois, entre otros), muchos
de los cuales trataban temas totalmente desconocidos en España. El
miedo de que se introdujeran en España las ideas políticas
liberales que estaban floreciendo en Europa había prevenido a las
autoridades de permitir que se introdujeran también las novedades
científicas algunas de las cuales eran de "moralidad más que
dudosa", como la teoría de la evolución.
En cambio, si no científicos, lo que sí que abundaba en España
eran literatos. Estaba surgiendo una generación de autores
conocida como generación del 98, por su implicación en la
crisis que sufrió el país con la pérdida de sus colonias. Con sólo
36 años, acababa de ser nombrado rector de la universidad de
Salamanca Miguel de Unamuno, autor de varios
cuentos y relatos cortos, además de una novela titulada Paz en
la guerra, ambientada en la tercera guerra carlista. También
destacaba un periodista de 27 años llamado José Martínez Ruiz,
autor de diversos ensayos, en algunos de los cuales se confiesa
anarquista. A ambos, al igual que a Galdós, les llamó la atención
un libro de cuentos que se publicó ese mismo año, titulado Vidas
sombrías, el primer libro que publicaba un médico de 28 años
llamado Pío Baroja. Tanto Baroja como Unamuno eran vascos,
pero ambos repudiaban el nacionalismo vasco. Juan Valera formó
parte del jurado de un concurso de cuentos patrocinado por el
diario El liberal y, aunque no resultó premiado tal vez
por ser excesivamente innovador, destacó el relato titulado Satanás,
cuyo autor era un personaje pintoresco, de 34 años, llamado Ramón
María del Valle-Inclán. El año anterior había perdido un
brazo a causa de una herida recibida durante una pelea que terminó
gangrenándose. Unos amigos organizaron un festival para comprarle
un brazo ortopédico que incluyó la representación de una obra suya
Cenizas: Drama en tres actos. Un año antes Valle-Inclán
había participado como actor en la representación de La comida
de las fieras, obra de un dramaturgo de 34 años no muy
conocido, que acababa de fundar en Madrid el Teatro Artístico,
dedicado a representar obras en función exclusivamente de su
calidad artística y no de su popularidad (es decir, obras que
interesaban a cuatro gatos). Se llamaba Jacinto Benavente.
Un joven poeta de diecinueve años recién llegado a Madrid logró
publicar dos libros de poemas: Ninfeas y Almas de
violeta. Se llamaba Juan Ramón Jiménez.
El resto de Europa había experimentado grandes cambios desde que
Napoleón la sacudiera a principios de siglo. Los más notables a la
vista del mapa habían sido la unificación política de Alemania e
Italia y la independencia de Grecia y los Estados de los Balcanes,
que se habían desvinculado por completo del decadente Imperio
Otomano. El consenso entre las grandes potencias europeas tras la
derrota de Napoleón se conservaba con ciertas fricciones. Bismark
había logrado la cohesión necesaria para fundar el Segundo
Reich alemán a costa de declarar una guerra contra Francia,
invadirla y arrebatarle Alsacia y Lorena, y la extrema derecha
francesa no lo olvidaba. Paul Déroulède, el militar encarcelado
por conspirar reiteradamente contra la república, se oponía a que
Francia perdiera el tiempo en la aventura colonial cuando su
prioridad debía ser encontrar la ocasión de declarar la guerra a
Alemania y recuperar Alsacia y Lorena. A este respecto había
declarado: He perdido dos hermanas y me ofrecéis veinte
criadas. Y Bismark, por su parte, nunca había dudado de que
llegaría el día en que Francia y Alemania volverían a estar en
guerra, y que Alemania debía prepararse para la ocasión. Por ello
había creado una alianza con el Imperio Austro-Húngaro e Italia,
mientras que Francia había estrechado sus lazos diplomáticos con
Rusia mediante una alianza Franco-Rusa que ahora se hacía
extensiva frente a una posible guerra contra Gran Bretaña. En
efecto, Gran Bretaña era la potencia europea peor vista en Rusia,
pues era la que más había hecho para evitar que Rusia destruyera
al Imperio Otomano y lograra una salida al Mediterráneo.
En el terreno político Francia la evolución más notable se había
dado en Francia, que al tercer intento había logrado demostrar que
un régimen republicano era viable en una potencia Europea (a
pequeña escala, ya se practicaba en la Confederación Helvética).
Esto no era nada trivial, pues el primer intento, realizado el
siglo anterior, había desembocado en un régimen de terror seguido
de una nueva monarquía (la de Napoleón I), y en el segundo las
urnas habían dado su beneplácito a que Napoleón III restaurara el
imperio de su tío. En España, el único intento de instaurar una
república había sumido al país en una desastrosa anarquía. En
cambio, la Tercera República Francesa funcionaba
competentemente, no tan fluidamente como la Unión Federal
estadounidense, pero estaba ya consolidada y demostraba que, en un
país suficientemente maduro, la monarquía resultaba superflua. En
el extremo opuesto estaba Gran Bretaña, que había demostrado que,
en un país suficientemente maduro, la monarquía podía ser
provechosa para encauzar un sistema parlamentario auténtico, y no
de opereta, como los de España, Portugal o las repúblicas
latinoamericanas. La reina Victoria I tenía ya 80 años y llevaba
63 en el trono, seguida de cerca por el emperador Francisco José I
de Austria-Hungría, que a sus 70 años llevaba 58 en el trono. Al
contrario que Victoria I, el emperador austriaco nunca había visto
con buenos ojos el sistema parlamentario, pero había tenido que
renunciar al absolutismo y realizar numerosas concesiones
liberales debido a la presión del enjambre de culturas y
nacionalidades que abarcaba su Imperio, cada cual celosa de los
privilegios que pudiera conseguir cualquier otra. La concesión más
ostensible había sido la conversión del Imperio Austríaco en la
monarquía dual del Imperio Austro-Húngaro. El Kaiser
Guillermo II de Alemania había logrado mantener una mejor posición
de fuerza frente al parlamentarismo, sobre todo gracias a la mano
de hierro de Bismark. Pero el gran baluarte del absolutismo en
Europa era Rusia, donde el zar Nicolás II no estaba dispuesto a
tolerar el menor menoscabo de su autoridad divina. El efecto era
que Rusia se estaba convirtiendo en un polvorín, con casi todos
los sectores sociales en contra del zar: desde los obreros y los
agricultores hasta la burguesía capitalista que empezaba a
florecer con la paulatina industrialización del país, pasando por
los intelectuales e incluso un sector importante de la nobleza.
En Dinamarca, el rey Cristián IX hacía lo que podía para apoyar a
los conservadores y evitar que la democracia se implantara en el
país (aunque se había visto obligado a conceder una constitución a
Islandia distinta de la propia constitución danesa). Suecia estaba
inmersa en un proceso de modernización equiparable al de Japón, y
las reformas habían dado alas al nacionalismo noruego, cuyo
parlamento ponía cada vez más trabas al gobierno sueco. Bajo el
rey Óscar II el país se había mantenido al margen de los distintos
conflictos europeos, y ello le había permitido intervenir como
mediador en diversas ocasiones. Ahora sorprendía a Europa al
apoyar a los británicos en la guerra contra los bóers, cuando la
postura mayoritaria en Europa era contraria a Gran Bretaña.
Por último, el Imperio Otomano era ya una sombra de su pasado.
Dependía económicamente de las potencias europeas, por lo que
éstas lo habían tenido fácil para desmembrarlo a su conveniencia:
Gran Bretaña se había quedado con Egipto, Chipre y algunas islas
que luego había donado a Grecia, por su parte Austria y Rusia
habían apoyado la independencia de Servia, Rumanía y Bulgaria,
para a su vez disputarse su influencia sobre los nuevos
principados, y si no había sucumbido en las diez guerras que había
sostenido frente a Rusia (las cuatro últimas en el siglo que ahora
terminaba) había sido porque Europa (principalmente Gran Bretaña)
no había querido consentirlo. El sultán Abdul Hamid II había
creado un sistema de escuelas de enseñanza primaria y secundaria y
ahora fundaba la universidad de Estambul. El país se estaba
modernizando a marchas forzadas, principalmente con el apoyo
alemán.
Si el liberalismo todavía estaba en pugna con el absolutismo en
la mayor parte de Europa, apoyado mayoritariamente por la alta
burguesía, la defensa de los intereses de las clases más bajas (el
proletariado agrícola e industrial) había generado corrientes
políticas que en general apuntaban en sentido opuesto al del
liberalismo: el anarquismo preconizaba la desaparición de toda
forma de gobierno centralizado, mientras que el comunismo
propugnaba un Estado fuerte que regulara las actividades
económicas para garantizar la equidad social. En ambos casos se
trataba de tendencias encaminadas a abolir la organización social
vigente hasta el momento, si bien había discrepancias
significativas sobre los medios para alcanzar semejante fin: los
más radicales (principalmente los anarquistas) apostaban por el
terrorismo como medio para provocar una revolución social
(propaganda por el hecho), otros sólo justificaban el asesinato
político sobre autoridades a las que se les podía considerar
culpables de oprimir a los más necesitados, los socialdemócratas
confiaban en llegar al socialismo por medios democráticos, etc.
Una de las características más destacadas de los movimientos
sociales era su alto nivel de organización e internacionalización.
La necesidad de organizar sindicatos para hacer fuerza común
contra los intereses de los empresarios había llevado a la
formación de organizaciones locales que, habiendo asimilado el
principio de que la unión hace la fuerza, se habían ido reuniendo
a niveles cada vez mayores hasta formar organizaciones
supranacionales como la segunda Internacional Socialista.
En la última década se había popularizado una canción titulada La
Internacional, basada en un poema de Eugène Pottier
al que había puesto música doce años atrás un obrero belga llamado
Pierre Degeyter (al parecer, inspirado en el final una
opereta de Offenbach, Les Bavards). Finalmente los
socialistas franceses la habían convertido en himno de la sección
francesa de la Internacional Socialista. Su primera
estrofa y el estribillo son así:
Debout! les damnés de
la terre! Debout! les forçats de la faim! La raison tonne en son cratère, C’est l’éruption de la fin. Du passé faisons table rase, Foule esclave, debout! debout! Le monde va changer de base: Nous ne sommes rien, soyons tout! |
¡Alzaos, condenados de la tierra! ¡Alzaos, los forzados por el hambre! La razón truena en su cráter, Es la erupción del final. Hagamos tabla rasa del pasado, Turba de esclavos, ¡alzaos, alzaos! El mundo va a cambiar de base: ¡No somos nada, seámoslo todo! |
C’est la lutte finale Groupons-nous, et demain, L’Internationale, Sera le genre humain. |
Es la lucha final Agrupémonos, y mañana La Internacional será el género humano. |
El socialismo en sus distintas variantes estaba ya muy arraigado
en Europa y en los Estados Unidos (ese año unos 150.000 mineros
del carbón se declararon en huelga en los Estados Unidos), y
empezaba a hacer su aparición en Latinoamérica. Los movimientos
obreros habían conseguido que se adoptaran leyes que protegieran a
los trabajadores, de modo que su situación, siendo precaria, no
era ya la del desamparo de los primeros años de la revolución
industrial. Ese mismo año Francia aprobó una jornada laboral
máxima de 11 horas diarias. En España, una ley limitó a 8 horas el
trabajo infantil. En Alemania se aprobó una ley de subsidios
públicos en caso de invalidez por accidente laboral. Como en Rusia
era donde el socialismo tenía menos posibilidades de acción
práctica, fueron los socialistas rusos quienes más lo
desarrollaron desde el punto de vista teórico. Aparte de las
distintas asociaciones rusas dedicadas a realizar tareas
clandestinas de propaganda entre los agricultores y trabajadores
industriales rusos para que organizaran huelgas y revueltas, con
la esperanza de terminar provocando una revolución que acabara con
el gobierno zarista, existían intelectuales rusos que estaban
convirtiendo la obra de Karl Marx en una especie de dogma
inamovible, insensible a cualquier posible variación de
circunstancias. En esta línea destacaba en el exilio el Grupo
para la Emancipación del Trabajo, que ese año organizó un
congreso al que invitaron a sus simpatizantes, pero que se
desarrollo con una gran tensión, ya que los fundadores, Georgi
Plejánov, Vera Zasúlich, Pável Axelrod, acusaron a los jóvenes de
"revisionistas", y se produjo una ruptura, tras la cual fundaron
un nuevo periódico, Iskra (La Chispa), en cuyo equipo
incluyeron a dos jóvenes "ortodoxos" encargados de servir de
enlace con los activistas en sustitución de las bases perdidas.
Éstos eran Vladímir Uliánov (que acababa de cumplir sus años de
destierro en Siberia) y Yuli Mártov (que fue el encargado de
introducir y difundir en Rusia la publicación).
El anarquismo era más "anárquico", pero entre sus teóricos estaba Piotr Kropotkin, que se oponía, no obstante, a los métodos terroristas. Ese año publicó Comunismo y anarquía. Exiliado en Gran Bretaña, donde denunció los abusos de los soldados británicos en la guerra Bóer, aun a riesgo de ser expulsado del país.
En el terreno artístico, en el siglo XIX había surgido el
impresionismo, en sus inicios mal aceptado por la crítica, pero
que finalmente había ganado prestigio, si bien muchos de sus
creadores, o habían muerto, o habían evolucionado a otros estilos,
como era el caso de Auguste Renoir. El estilo del Cézanne a sus 61
años se considera más bien postimpresionista, y se iba a convertir
en uno de los autores más influyentes en la pintura del siglo XX.
En el café Els cuatre gats, de Barcelona, presentó su
primera exposición de dibujos un joven pintor de 19 años llamado Pablo
Ruiz Picasso.
En cambio, las ideas que habían inspirado el impresionismo
estaban empezando a dar fruto en el campo de la música. Ese año
Claude Debussy estrenó en París sus dos primeros nocturnos,
inspirados en la obra del pintor impresionista James McNeill
Whistler. No tenía tanto éxito su amigo Erik Satie,
que se ganaba la vida como pianista de cabaret.
Sin embargo, el estilo artístico que se estaba imponiendo era el
llamado Art Nouveau, o modernismo, que pretendía
romper tanto con la tradición academicista como con el
impresionismo, buscando un arte popular, inspirado en la
naturaleza, basado en lo cotidiano.
Pasando a hechos más frívolos, hacía 26 años que Erik Weisz
había nacido en Budapest, pero a la edad de cuatro años había
llegado a los Estados Unidos con sus cuatro hermanos y su madre
embarazada, para reunirse con su padre. A los nueve años había
debutado como trapecista en un circo, con el nombre de Erich,
el príncipe del aire, luego se dedicó a la magia y adoptó el
nombre artístico de Harry Houdini. Terminó
especializándose en números de escapismo, y ahora empezaba a
cosechar un gran éxito en una gira por Europa. Su primera
actuación fue en Londres, donde en un teatro logró librarse de
unas esposas reglamentarias de Scotland Yard. Causó tal impresión
que fue contratado por seis meses. Luego llevó su espectáculo a
otros países, en los que retaba a la policía local a retenerlo en
sus cárceles con grilletes.
De entre las distintas asociaciones estadounidenses que
presionaban para que se prohibieran las bebidas alcohólicas, se
estaba imponiendo la Liga anti-Saloon, cuyo líder más
destacado era el fiscal Wayne Wheeler, aunque nadie
igualaba el desparpajo de Carrie Nation, de la Unión de
mujeres cristianas por la templaza. Después de una campaña
de devastación por los bares de Wichita (Kansas) su marido
le había dicho bromeando que la próxima vez mejor llevaba un hacha
consigo. Carrie le contestó: es lo más sensible que me has
dicho desde que me casé contigo. Y un año después se
divorciaron, pero Mrs. Nation adoptó la sugerencia y desde
entonces se presentaba en los bares armada con un hacha, sola o
acompañada de mujeres que cantaban himnos religiosos. Con
frecuencia era encarcelada, y pagaba las fianzas vendiendo hachas
como souvenirs. En muchos bares se podía leer el juego de
palabras "All Nations Welcome But Carrie" (Todas las
naciones son bienvenidas, menos Carrie).
El 1 de enero empezó el Magasin
d'Education et de Récréation empezó a publicar por
entregas Segunda patria, una nueva novela de Julio Verne.
Emilio Salgari publicó ese año sus novelas Los horrores de
Siberia y Aventuras entre los pieles rojas,
ambientada en el Oeste americano.
Ese año se publicó también uno de los libros más vendidos de
literatura infantil: El maravilloso mago de Oz, del
periodista estadounidense Lyman Frank Baum.
Previamente había escrito varias obras de teatro (la mayoría
perdidas) y algunos libros de poemas, entre los que habían
resultado muy exitosos Madre Pato en prosa y Padre
Pato: su libro. Una característica novedosa de El
mago de Oz era que estaba ambientado en los Estados Unidos,
cuando todos los cuentos infantiles de la época se ambientaban en
Europa.
Vicente Blasco Ibáñez era uno de los escritores españoles más
leídos en Europa. Ese año publicó su novela Entre naranjos.
Joseph Conrad publicó su novela Lord Jim.
León Tolstói, a sus 72 años, publicó un ensayo titulado El
patriotismo y el gobierno, que en pocas palabras viene a
decir que el patriotismo es una estupidez de la que se aprovechan
los gobiernos para manipular a sus ciudadanos. Parece trivial,
pero sigue habiendo mucha gente en el mundo que todavía no se ha
dado cuenta de ello.
Henryk Sienkiewicz publicó su novela Los caballeros
teutónicos. Era el escritor más popular en Polonia, y uno de
los más populares en Alemania, Francia, Rusia y en los países de
habla inglesa. Sus novelas se traducían a numerosas lenguas. De
entre ellas, Quo Vadis? se había traducido a 40 idiomas, y
la edición inglesa había vendido un millón de ejemplares. Sin
embargo, Sienkiewicz era ciudadano ruso, y Rusia no había suscrito
los acuerdos que internacionales que le hubieran permitido cobrar
derechos de autor por las traducciones.
El 14 de enero Puccini estrenó con
gran éxito en Roma su ópera Tosca, una de las más
representadas hoy en día.
El 19 de enero los británicos
capturaron a Osman Digna, lo que marcó el fin definitivo de la
resistencia sudanesa. Fue encarcelado durante ocho años.
Los liberales colombianos huidos a Ecuador tras su derrota en
Flautas a finales del año anterior cruzaron de nuevo la frontera,
pero el 23 de enero fueron totalmente
derrotados en Cascajal por el ejército gubernamental.
En Sudáfrica, un ejército británico formado por unos 11000
soldados de infantería y unos 2.200 de caballería bajo el mando
del general Charles Warren se propuso romper el asedio de
los bóers a Ladysmith. Esa noche Warren se propuso tomar la Colina
del Espía. Si la ocupaban y podían instalar ahí su
artillería, podrían dominar el área circundante y abrirse paso
hasta Ladysmith. Los bóers habían hecho algo inusual no
contemplado en las técnicas de guerra británicas: en lugar de
defender la colina desde la cima, habían instalado sus defensas en
la ladera opuesta al frente británico, con lo que permanecían
ocultas a su vista y no podían estimar su número y composición.
Concretamente, contaban con unos 8.000 hombres bajo el mando de
Louis Botha. Los británicos ascendieron por la colina durante la
noche, envueltos en la niebla, y expulsaron sin dificultad a los
pocos bóers que se encontraban de guardia en la cima, que fueron
pillados por sorpresa. Inmediatamente cavaron trincheras para
asegurar su posición y consideraron que la operación había sido un
éxito, al menos hasta que amaneció y se disipó la niebla. Entonces
vieron que habían ocupado la más baja de las cimas de la colina, y
que los bóers ocupaban otras cimas cercanas más elevadas, desde
las que podían dispararles fácilmente. A pesar de todo, la
posición británica era buena, y los bóers comprendieron que no les
bastaría la artillería, sino que tendrían que lanzar un asalto
para desalojarlos. Tras una descarga de artillería, lanzaron un
ataque frontal que fue sangrientamente rechazado por los
británicos. Buena parte de los combatientes bóers (que eran
civiles reclutados precipitadamente) empezó a desertar, pero, por
otra parte, la artillería bóer había alcanzado a varios oficiales
británicos, con lo que en el bando británico había una crisis por
falta de mando. El mayor problema de los oficiales de ambos bandos
era si podrían evitar que sus tropas se rindieran desmoralizadas.
Entre los británicos asumió el mando el coronel Malby Crofton,
que pidió refuerzos a Warren. Las comunicaciones entre la Colina
del Espía y el centro de mando británico se llevaron a cabo
en gran parte gracias a un joven periodista británico de 26 años
llamado Winston Churchill, que había sido comisionado con
el rango de teniente, y describió así lo que vio: "Los
cadáveres están por todas partes. Muchas de las heridas eran
horribles. Las astillas y los fragmentos de los proyectiles los
habían rasgado y mutilado. Las poco profundas trincheras se
inundaron de muertos y heridos."
En la asistencia a los heridos en la Colina del Espía corrió
principalmente a cargo de un grupo de conductores de ambulancia
indios organizado por Mohandas Gandhi, que quisó demostrar a los
británicos lo infundado de su creencia de que los indios no
servían para las actividades peligrosas o que requerían esfuerzo.
Sus hombres tuvieron que transportar en camillas a los soldados a
lo largo de varios kilómetros, pues el terreno escarpado no era
apto para ambulancias. Él y otros 37 indios fueron condecorados
por sus servicios.
El 24 de enero llegaron refuerzos
británicos que ocuparon las posiciones desde las que estaba
haciendo estragos la artillería bóer. Al anochecer los bóers se
retiraron de la Colina del Espía, pero los británicos no
advirtieron su movimiento y se retiraron también, a pesar de que,
sin saberlo, tenían ganada la batalla. Al amanecer del 25 de enero los bóers se sorprendieron al
ver a dos de los suyos agitando sus sombreros en la cima rodeados
únicamente de muertos y moribundos. Los británicos habían perdido
unos 3.000 hombres.
Ese día, tras un largo juicio en el que el Senado francés hizo de
tribunal supremo, Paul Déroulède fue condenado a diez años de
destierro por conspirar contra la república francesa. Se instaló
en España.
El principal bastión de los liberales colombianos era el
departamento de Santander. Allí el 2 de
febrero derrotaron al ejército del gobierno en Gramalote,
el cual se retiró a Terán. El general liberal, Benjamín
Herrera, envió unos pocos hombres a Terán que se hicieron
pasar por refuerzos gubernamentales y, cuando el general José
María Domínguez salió a recibirlos, fue capturado. Poco
después sus hombres capitularon y los liberales se hicieron con un
gran número de suministros.
El 5 de febrero los británicos lanzaron un nuevo ataque contra los bóers que asediaban Ladysmith por un punto diferente. Se trataba de Vaal Krantz, una cadena de pequeñas colinas a pocos kilómetros de la Colina del Espía. El intento duró algo más de un día, pero fue rechazado, aunque esta vez con escasas bajas.
El objetivo principal de los británicos en Sudáfrica era liberar
Kimberley. A primeros de año Lord Methuen había sido reemplazado
por el mariscal Frederick Roberts, que había reunido unos
30.000 soldados de infantería, 7.500 de caballería y 3.600 de
infantería montada, con los que, tras haber lanzado dos días antes
un ataque de distracción en Magersfontein, el 13 de febrero lanzó un rápido ataque con la
caballería dirigida por el mayor John French, que le
permitió rodear a los bóers que, ante el riesgo de quedar
acorralados, huyeron precipitadamente.
El 14 de febrero los británicos
lograron finalmente ocupar una posición ventajosa en Hussar
Hill, desde la que poder abrirse paso hacia Ladysmith.
Instalada la artillería, durante los días siguientes fueron
avanzando paulatinamente.
El 15 de febrero el mayor French entró
en Kimberley. El bloqueo estaba roto, pero tras un breve descanso,
French recibió órdenes de cortar la retirada al ejército bóer que
empezaba a replegarse bajo el mando del general Piet Cronje.
Carsten Borchgrevink estaba recorriendo la costa de la Barrera de
Ross cuando el 16 de febrero encontró
un punto que juzgó adecuado para un desembarco. Desde allí
caminaron algunos kilómetros hacia el sur hasta alcanzar los
78°50' de latitud, que era la latitud más meridional alcanzada
hasta el momento. Desde allí comenzó su viaje de regreso, en el
transcurso del cual realizó unas mediciones magnéticas que
mostraron que el Polo Sur magnético estaba un poco más al Noroeste
de lo que se creía.
El 17 de febrero French cortó el paso a Cronje mientras trataba de cruzar el río Modder. Cronje, sin ser consciente de que se enfrentaba a unas fuerzas muy reducidas, decidió suspender el paso del río y parapetarse en sus posiciones en Paardeberg, lo que dio tiempo para que French recibiera refuerzos. El 18 de febrero llegaron dichos refuerzos bajo el mando de Herbert Kitchener y se libró un primer asalto que hizo que los británicos recordaran el día como el "domingo sangriento". Contaron 280 muertos y casi un millar de heridos, pero los bóers estaban atrapados y los refuerzos británicos seguían afluyendo.
El 25 de febrero los británicos y los bóers que se enfrentaban en Ladysmith pactaron un armisticio de seis horas para que ambas partes pudieran recoger los numerosos cadáveres que estaba generando el avance británico.
El 27 de febrero el general Cronje se
rindió a los británicos en Paardeberg con sus 4.000 hombres.
Mientras tanto, un ataque definitivo rompía definitivamente el
asedio de Ladysmith. El 28 de febrero los
británicos entraban en la ciudad.
El 1 de marzo se izó la bandera
alemana en la que pasaba a ser desde entonces la Samoa
Alemana, que comprendía la mitad del archipiélago de Samoa.
La otra mitad se convirtió en una base naval estadounidense.
Un ejército etíope que había entrado en Somalia en apoyo de los
británicos había "confiscado" el ganado a una tribu nómada que
había encontrado a su paso y lo habían llevado a la ciudad de Jijiga.
Los pastores pidieron ayuda a Mohammed Abdullah Hassan, "el mulá
loco", que encontró así el medio de volver a la acción, y el 5 de marzo sus hombres atacaron Jijiga y
recuperaron el ganado robado. Unos 230 etíopes murieron, con lo
que los somalíes pasaron a estar en guerra también contra Etiopía.
Sin embargo, Mohammed no distinguía entre británicos, etíopes o
somalíes a la hora de crearse enemigos. Logro escapar de un
complot organizado por varios jefes somalíes para acabar con su
vida, y luego tomó como rehenes a los miembros de una embajada
enviada por un clan para llegar a un acuerdo de paz. Pidió por
ellos un rescate tan elevado que su tribu no pudo pagarlo y los
ejecutó. Así, muchos somalíes se aliaron contra Mohammad.
Era año de elecciones presidenciales en los Estados Unidos, y el
6 de marzo hizo su aparición un nuevo
partido político, el Partido Socialista, que presentó como
candidato a Eugene V. Debs, que seis años atrás había sido el
héroe de la huelga contra Pullman.
Ese día murió el ingeniero alemán Gottlieb Daimler.
Desde Paardeberg, Roberts se dirigió hacia Bloemfontein, la
capital del Estado Libre de Orange, y el primer obstáculo era un
destacamento bóer parapetado en Poplar Glove. El 7 de marzo los británicos atacaron y sus
enemigos no tardaron en darse a la fuga. El 10
de marzo fueron nuevamente derrotados en Driefontein.
El conflicto entre Bolivia y Brasil por la independizada
república de Acre fue resuelto por vía diplomática, así que Brasil
envió una flota que remontó el río Acre y el 11
de marzo depuso al presidente Luis Gálvez, con lo que el
territorio volvió a quedar bajo soberanía boliviana.
El 14 de marzo Bloemfontein fue tomada
sin resistencia por los británicos.
El 16 de marzo el presidente Mckinley
nombró una Segunda Comisión Filipina encabezada por William
Howard Taft, a la que otorgó poderes legislativos, así como
poderes ejecutivos limitados.
El 17 de marzo los bóers celebraron un
consejo de guerra en Kroonstad y decidieron iniciar una
guerra de guerrillas contra los británicos.
Creta había quedado bajo el control de Grecia (aunque
teóricamente seguía siendo parte del Imperio Otomano) y ello
facilitó las cosas a los muchos arqueólogos que estaban
interesados en hacer excavaciones en la isla. En realidad no a
todos, porque el británico Arthur Evans se las arregló
para conseguir antes que nadie las licencias oportunas y no tardó
en encontrar en Cnossos lo que llamó el Palacio de Minos,
unas ruinas más antiguas que las encontradas por Schliemann en
Troya.
El 27 de marzo se inició una nueva
insurrección liberal en Colombia con el apoyo de tropas
ecuatorianas. Los rebeldes trataron de tomar la ciudad de Ipiales,
pero tras tres días de asedio tuvieron que retirarse.
Unos pocos bóers dirigidos por Cristiaan De Wet se
propusieron retomar Bloemfontein, y el 31 de
marzo derrotaron a una guarnición británica en Sanna's
Post. El 3 de abril De Wet atacó
por sorpresa a una columna británica y obtuvo una nueva victoria
en Mostertshoek. Ese mismo día trató de ocupar la ciudad
de Jammerbergdrift, para lo cual organizó un asedio con
2.000 hombres, con la esperanza de que la ciudad caería antes de
que pudieran llegar refuerzos británicos.
El 4 de abril desembarcó en el
departamento colombiano de Panamá un grupo de liberales
colombianos procedentes de Nicaragua, donde habían estado
exiliados hasta el momento y que habían sido convenientemente
equipados por el presidente José Santos Zelaya. Allí derrotaron a
una pequeña guarnición y se dirigieron hacia la Ciudad de Panamá.
Ese mismo día, en una estación ferroviaria de Bruselas, un
anarquista belga de 15 años llamado Jean-Baptiste Sipido
disparó dos tiros al príncipe de Gales través de la ventana de un
vagón en el que se encontraba a punto de partir. Dijo haberlo
hecho como protesta por la guerra contra los Bóers. Los disparos
no alcanzaron al príncipe Eduardo, y Sipido fue rápidamente
apresado. Sin embargo, el tribunal belga que lo juzgó lo absolvió
a causa de su minoría de edad, para disgusto del gobierno
británico, que censuró la sentencia.
La noche del 7 de abril un grupo de
guerrilleros filipinos bajo el mando del general Nicolás
Capistrano trató de atacar por sorpresa a la guarnición
estadounidense en la ciudad de Cagayan de Misamis, pero
entre ellos había varios miembros de una tribu indígena musulmana
conocida como Moro en los que la idea de "ataque por
sorpresa" no había acabado de cuajar, y cuando mataron a un
centinela consideraron oportuno lanzar un grito de guerra que
alertó a los soldados y estropeó todo el plan. Capistrano ordenó
la retirada, pero el balance del ataque fue de 52 muertos, 9
heridos y 10 prisioneros.
El 12 de abril el presidente Mckinley
aprobó una ley que establecía un gobierno civil para Puerto Rico
compuesto de un gobernador y un gabinete de once miembros
designado por el presidente, una cámara de representantes elegido
democráticamente y un sistema judicial con un tribunal supremo.
El 14 de abril se inauguró una nueva exposición
universal en París, con 83.000 expositores, de los cuales
45.000 eran extranjeros. Entre sus atracciones figuraban "la
calle del futuro", un cinta transportadora con un recorrido
circular de 3.5 kilómetros alrededor de la exposición y capaz de
transportar a 8 km/h a unas 14.000 personas simultáneamente, una
fuente iluminada con electricidad, un telescopio gigante, con una
lente de 1.25 metros, un gran globo celeste, en el que se
proyectaban imágenes sobre el sistema solar, un espectáculo de cine
sonoro, en el que una proyección cinematográfica se
sincronizaba con una grabación fonográfica, y un cineorama,
en el que diez proyectores sincronizados mostraban en una pantalla
cilíndrica las imágenes captadas por otras tantas cámaras en una
ascensión en globo. Rudolf Diesel presentó la primera versión
comercial del motor que hoy lleva su nombre. Camille Sanit-Saëns
compusó para la ocasión (a sus 65 años) la cantata El fuego
celeste, en el que ensalza la electricidad.
El pabellón dedicado a las esculturas de Auguste Rodin causó
sensación. El artista recibió encargos para esculpir bustos de
numerosas personalidades europeas y sus talleres no daban abasto.
Gustav Mahler viajó a París con la Filarmónica de Viena, pero sus
conciertos tuvieron mala acogida y fue necesario pedir un crédito
para pagar los billetes de tren de la orquesta.
Rubén Darío acudió a la exposición como corresponsal del diario
bonaerense La Nación, pero se quedó a vivir en París
durante unos años. Pablo Picasso acudió también a la exposición
universal, donde presentó una obra hoy perdida, Últimos
momentos, y también acabó quedándose un tiempo en la capital
francesa.
La Torre Eiffel había visto disminuir drásticamente el interés
del público durante los últimos años. Frente a los 32 millones de
visitas el año de su inauguración, el año anterior había tenido
menos de 150.000. Gustave Eiffel rebajó el precio de la entrada, y
con la exposición se vendieron más de un millón de entradas, que
no fueron muchas si se tiene en cuenta que el número de visitantes
de la exposición de 1900 fue muy superior al de la exposición de
1889, cuando la torre fue inaugurada.
Ese año se celebró en París el II Congreso Internacional de
Matemáticas. En él destacó la conferencia de David Hilbert,
titulada Los problemas de las matemáticas, en la que
presentó una lista con los 23 problemas más importantes a su
juicio que tenía planteada la matemática para el siglo que estaba
a punto de comenzar. El primero de todos era demostrar o refutar
la hipótesis del continuo, el problema causante en parte
de los problemas de salud mental de Georg Cantor. El segundo era
dar una prueba "convincente" de que la aritmética es consistente,
es decir, que de sus axiomas no pueden deducirse contradicciones.
(Hilbert aspiraba a que llegara un día en que esto pudiera
probarse para una teoría axiomática que abarcara toda la
matemática, pero de momento lo planteaba para la aritmética.) El
sexto era presentar toda la física de forma axiomática.
El 16 de abril los liberales
colombianos tomaron la ciudad de Flautas, donde concentraron sus
fuerzas, pero ese mismo día el ejército gubernamental atacó la
ciudad y, aunque la mayoría de los rebeldes logró huir, quedaron
desorganizados y desmoralizados.
Jack London había regresado del Klondike y poco a poco había logrado hacerse un hueco en el mundo de la literatura con la publicación de historias cortas. Ese año ganó 2.500 dólares con sus historias, una suma considerable en la época. El 17 de abril se casó con una antigua amiga llamada Bess Maddern.
La expedición de Paul Joalland se había unido a otras dos, una
procedente del Congo Francés y otra de Argelia, y las fuerzas
conjuntas, bajo el mando del mayor Amédée-François Lamy se
enfrentaron el 22 de abril al ejército
de Rabah en la batalla de Kousséri. Los franceses
obtuvieron una victoria decisiva en la que tanto Lamy como Rabah
resultaron muertos. Esta batalla se considera el último paso de la
expansión francesa en África. Desde ese momento, las batallas que
se librarían no darían lugar a ulteriores extensiones
territoriales, sino simplemente a la "pacificación" de los
territorios conquistados.
El 30 de abril las islas Hawai fueron
reconocidas como territorio estadounidense (en igualdad de
condiciones con los restantes territorios continentales), lo que
suponía en particular la elección de una legislatura presidida por
un gobernador nombrado por el presidente de los Estados Unidos
(cargo que, como se esperaba, recayó sobre Sanford Dole, el ex
presidente de la república hawaiana). Además, Hawai tendría un
delegado en el Congreso, puesto para el que fue elegido Robert
William Wilcox, que hasta entonces había dirigido a los
monárquicos detractores de la anexión a los Estados Unidos, y
ahora formó un Partido Independiente Hawaiano. La vida de
Wilcox en Washington no fue muy cómoda, el inglés no era su lengua
nativa, y su color de piel le obligaba a usar los servicios
públicos para negros (transportes, bares, etc.)
Desde Bloemfontein, el 3 de mayo el
mariscal Roberts salió hacia Pretoria, la capital de la República
Sudafricana, al frente de 25.000 hombres.
El 5 de mayo el general Otis fue
sustituido por Arthur MacArthur, Jr. como gobernador
militar de las Filipinas. Otis había iniciado la organización de
un sistema de educación pública con la fundación de siete escuelas
en Manila. Muchos soldados voluntarios se prestaban a organizar
escuelas e impartir clases. A lo largo del año, el ejército llegó
a organizar 39 escuelas a las que asistían diariamente casi 5.000
alumnos.
El 10 de mayo Roberts derrotó a Louis
Botha y a Christiaan De Wet en la batalla de Sand River.
El 11 de mayo el ejército
gubernamental colombiano se enfrentó en Palonegro al
ejército rebelde liberal. Fue uno de los encuentros de mayor
envergadura, en el que participaron unos 7.000 liberales contra
unos 21.000 leales al gobierno. El enfrentamiento se prolongó
durante más de una semana, y terminó con una rotunda derrota de
los liberales, que perdieron miles de hombres. A partir de ese
momento los liberales pasaron a adoptar técnicas de guerrilla.
El 14 de mayo se inauguraron en París
los segundos juegos olímpicos, si bien técnicamente no
eran sino parte de las actividades organizadas para la Exposición
Universal. Participaron 997 atletas de 24 países, entre
ellos 22 mujeres, principalmente en tenis y golf. También
participó por primera vez un atleta negro, el franco-haitiano Constantin
Henriquez de Zubiera, que participó en el equipo de Rugby y
en el de Tiro de la cuerda (en el que dos equipos tiran
cada uno de un extremo de una cuerda), que ya había sido deporte
olímpico en la primera olimpiada y lo seguía siendo en la segunda.
La asistencia de público fue escasa.
Entre los asistentes a la Exposición Universal estuvo el Sha de
Persia Mozaffareddín, que estaba realizando un viaje por Europa
que lo llevó a Rusia, Austria, Suiza, Alemania, Bélgica, Francia y
Turquía. En París conoció el cinematógrafo y dio órdenes de
adquirir el material necesario para implantarlo en Persia.
Mientras tanto 80 soldados estadounidenses atacaron un campamento
en Agusan Hill donde estaban instalados unos 500
guerrilleros filipinos que huyeron dejando 38 muertos y bastante
armamento.
El 18 de mayo fue levantado el asedio
de Mafeking y, cuando se conocieron las mil tretas que Robert
Baden-Powel había empleado en su defensa, se convirtió en un héroe
nacional. Fue ascendido a mayor y se le encomendó de nuevo
su misión original de organizar una policía sudafricana.
El gobierno colombiano decidió responder al apoyo que el
presidente ecuatoriano Eloy Alfaro estaba dando a la insurrección
liberal y el 22 de mayo un ejército
colombiano acompañó a exiliados ecuatorianos con la misión de
derrocar a Alfaro. Tras cruzar la frontera, atacaron el pueblo de
Tulcán, pero fueron rechazados y tuvieron que regresar a
Colombia.
El 29 de mayo, ante la proximidad
británica, Paul Kruger tuvo que abandonar Pretoria.
El 30 de mayo los diplomáticos
extranjeros, con el embajador británico a la cabeza, Claude
Maxwell MacDonald, solicitaron permiso a la emperatriz Cixi
para que soldados de sus naciones respectivas entraran en Pekín
para proteger las embajadas ante posibles ataques de los boxers.
La emperatriz dudó, pero finalmente aceptó. El 1
de junio más de 400 soldados de Gran Bretaña, Francia,
Alemania, el imperio Austro-Húngaro, Rusia, los Estados Unidos,
Japón e Italia entraron en Pekín y establecieron perímetros
defensivos alrededor de sus embajadas. Esto irritó a los boxers,
que, convencidos de que eran inmunes a las armas de fuego, se
encaminaron hacia la capital china.
El 4 de junio los guerrilleros
filipinos consiguieron en Makahambus Hill una de sus
escasas victorias contra el ejército estadounidense. Atacaron a un
grupo de 100 soldados y dejaron nueve muertos, nueve heridos y
tomaron un prisionero.
El 5 de junio los boxers
cortaron la línea ferroviaria que salía de Pekin.
Mientras tanto, los británicos tomaban Pretoria.
El 7 de junio el general De Wet atacó
con 800 hombres un punto de la línea de comunicaciones británica
en el Estado Libre de Orange, la estación de Roodewal. La
guarnición británica ofreció resistencia, pero finalmente tuvo que
rendirse.
Los liberales colombianos desembarcados en Panamá se habían
tomado con mucha calma su avance sobre la capital del
departamento, así que el gobierno tuvo tiempo de sobra para enviar
refuerzos y fortificarla. El gobernador Carlos Albán envió
tres batallones contra los insurrectos y el 8
de junio se produjo un enfrentamiento en Capira.
Los liberales se vieron obligados a retroceder perseguidos por el
ejército gubernamental, pero así terminaron llegando a un terreno
áspero en el que los liberales pudieron contraatacar y finalmente
fueron los gubernamentales quienes tuvieron que regresar
precipitadamente a la Ciudad de Panamá.
El 10 de junio, a petición del
embajador británico, una nueva fuerza conjunta de más de 2.000
hombres de las ocho potencias presentes en China salió de Tianjín
rumbo a Pekín bajo el mando del británico Edward Hobart
Seymour.
El 11 de junio Frederick Roberts, al
frente de 14.000 hombres, derrotó en la batalla de Diamond
Hill a los 4.000 bóers que dirigía Louis Botha.
Carsten Borchgrevink estaba de regreso en Gran Bretaña, donde fue
acogido con cierta frialdad, a pesar de que había batido el record
de latitud sur alcanzada, principalmente porque ya se estaba
preparando otra expedición más ambiciosa.
Desde Palonegro, el ejército gubernamental colombiano se dirigió
a la ciudad de Cúcuta, ocupada por los liberales. Éstos levantaron
barricadas en las calles protegidas con alambradas, de modo que el
centro de la ciudad se convirtió en una ciudadela improvisada. Un
gran número de familias de liberales abandonó la ciudad en
caravanas, mientras que a los partidarios del gobierno no se les
concedió el salvoconducto necesario para marcharse. El 12 de junio llegaron las tropas
gubernamentales e iniciaron un asedio.
Ese día se estrenó en Madrid La balada de la luz, una
zarzuela de Amadeo Vives, y el éxito obtenido lo decidió a
abandonar Barcelona y trasladarse a vivir en la capital.
Algunos soldados Chinos se unieron a los boxers. El 13 de junio unos soldados mataron a un
diplomático japonés, mientras un boxer fue visto por
primera vez en el barrio de las embajadas. La mayoría de las
embajadas se encontraban en un mismo barrio, cerca de la ciudad
prohibida, y tenían sus propias murallas defensivas. A unas pocas
calles de distancia estaban las de Bélgica y España, mientras que
la alemana, creada mucho más recientemente, se encontraba en el
otro extremo de la ciudad. El embajador alemán, Clemens von
Ketteler junto con unos soldados alemanes capturó a un joven
boxer y, sin motivo conocido, lo hizo ejecutar. Como
respuesta, esa noche miles de boxers irrumpieron en Pekín
y destruyeron numerosas iglesias cristianas. Algunos misioneros
británicos y estadounidenses se refugiaron en una misión
metodista, donde unos marines estadounidenses tuvieron que repeler
un ataque. Los soldados que custodiaban las embajadas británica y
alemana dispararon y mataron a algunos boxers sobre los
que, por motivos todavía no esclarecidos, no había funcionado la
inmunidad a las armas. Esto puso en su contra a la población
pequinesa, y el gobierno chino, que no se atrevía a enfrentarse
abiertamente a las potencias extranjeras, se vio cada vez con
menos posibilidad de maniobra.
El 14 de junio varios cientos de boxers
armados con espadas, lanzas y algunos mosquetes antiquísimos (y
con inmunidad a las armas de fuego) salieron al encuentro de los
2.000 hombres de Seymour. Tras dos ataques sucesivos, más de un
centenar de boxers murieron —inexplicablemente— en el
campo de batalla, frente a cinco soldados italianos.
El 15 de junio los boxers atacaron
Tianjín, destruyeron iglesias y mataron a los cristianos chinos
que encontraron. El 16 de junio
intentaron atacar la guarnición de fuerzas aliadas que permanecía
en la ciudad, principalmente rusas y británicas, pero,
afortunadamente para éstas, un nuevo fallo de la inmunidad a las
armas permitió rechazar el ataque causando muchas bajas entre los
atacantes. Los soldados chinos permanecieron pasivos, aguardando
órdenes de Pekín para saber si debían unirse a los boxers
o proteger a los extranjeros.
Mientras tanto la emperatriz Cixi reunía a su corte y planteaba
la disyuntiva entre usar a los boxers para expulsar a los
extranjeros de la ciudad o buscar una salida diplomática al
conflicto. Cuando un oficial sugirió que tal vez la magia de los boxers
no fuera tan efectiva como ellos aseguraban, Cixi respondió: "Quizá
no podamos confiar en su magia, pero ¿no podemos confiar
en los corazones y las mentes del pueblo? Hoy China es muy
débil. Sólo podemos apoyarnos en los corazones y las mentes del
pueblo. Si los dejamos de lado y perdemos los corazones del
pueblo, ¿de qué dispondremos para sostener el país?"
Todos coincidían en que el apoyo popular a los boxers era
casi unánime, y que oponerse a ellos sería extremadamente
impopular. Sin embargo, mientras los más radicales abogaban por el
apoyo incondicional a los boxers, los moderados destacaban
la superioridad militar de los extranjeros. Uno de los moderados,
Xu Jingcheng, señaló que derogar los derechos
extraterritoriales y asesinar diplomáticos extranjeros era algo
sin precedentes ni en China ni en el extranjero. Xu y otros cinco
oficiales instaron a la emperatriz a reprimir la rebelión boxer,
ejecutar a sus líderes y a restablecer las relaciones diplomáticas
con las potencias extranjeras. Como respuesta, Cixi los acusó de "realizar
peticiones deliberadamente absurdas a la corte imperial" y
de "crear pensamientos subversivos", tras lo cual los
condenó a muerte.
En Cuba, bajo la supervisión estadounidense, se celebraron elecciones municipales para elegir alcaldes, tesoreros y jueces por un periodo de un año. Podían votar los cubanos mayores de 21 años con educación primaria que hubieran servido en el ejército libertador y que poseyeran un cierto patrimonio.
Para proteger a la guarnición de Tianjín, los rusos exigieron a
China que cediera temporalmente, voluntariamente o por la fuerza,
los fuertes de Dagu, que protegían la entrada al rio Hai, y
fijaron como fecha límite el 17 de junio.
Ese mismo día, antes de la hora en la que expiraba el plazo, los
chinos abrieron fuego contra la flota aliada. Sin embargo, los
marineros chinos, tras una débil resistencia abandonaron los
barcos y se dieron a la fuga. El ataque continuó entre la flota
aliada y los fuertes, pero estos terminaron rindiéndose. Los
aliados contaron 172 bajas, mientras que las chinas son
desconocidas, pero se dijo que de los fuertes salían ríos de
sangre.
Si la incursión previa de Seymour ya podía considerarse una
invasión de China, el ataque a los fuertes de Dagu era ya un
ataque en toda regla, y el gobierno chino decidió definitivamente
apoyar a los boxers. Ese mismo día el ejército chino
empezó a bombardear las posiciones de los aliados en Tianjín. El 18 de junio unos 5.000 soldados chinos
atacaron a Seymour, con la ayuda de los boxers. El ataque
fue rechazado, pero Seymour concluyó que era imposible seguir
avanzando y, con el acuerdo de sus oficiales, inició una retirada
hacia Tainjín.
El 19 de junio la convención demócrata
ratificó a Mckinley en Filadelfia como candidato a la reelección.
El vicepresidente Hobart no pudo ser reelegido porque había
fallecido el año anterior. El candidato propuesto fue Theodore
Roosevelt. Fue elegido gracias a la insistencia del senador
Thomas Collier Platt, la cabeza del partido republicano en
Nueva York. Una sucesión de escándalos políticos le había obligado
a buscar un candidato honesto para la alcaldía de Nueva York, y
ése había sido Roosevelt, pero le había salido demasiado honesto,
hasta el punto de que le resultaba molesto, y su honestidad le
garantizaba que sería reelegido, a menos que se le sacara de Nueva
York, y la candidatura a la vicepresidencia fue la forma más
elegante que Platt encontró de lograrlo. Roosevelt era un héroe de
la guerra de Cuba, donde había dirigido un cuerpo de caballería
que acabó siendo conocido como "los duros jinetes de
Roosevelt". Además era un imperialista convencido, por lo
que fue bien acogido por los delegados republicanos.
Ese mismo día los diplomáticos extranjeros en Pekín recibieron un
ultimátum para abandonar la ciudad bajo protección del ejército
chino. Los diplomáticos consideraron que abandonar la ciudad y
atravesar un país hostil sería suicida, así que rechazaron el
ultimátum. El 20 de junio el embajador
alemán, el barón von Ketteler, se propuso entrevistarse con el
ministro chino de asuntos exteriores, pero su embajada fue
asaltada por los boxers y el embajador fue asesinado de un
disparo. La población extranjera que se encontraba en Pekín se
concentró en el barrio de las delegaciones, al igual que los
diplomáticos españoles y belgas, y ese mismo día se inició un
asedio. Las potencias aliadas declararon la guerra a China. La
prensa internacional informó de las atrocidades de los chinos
contra los extranjeros, a menudo exageradamente, pero no dijo nada
de los chinos cristianos, que fueron los que se llevaron la peor
parte, pues sufrieron violaciones, torturas y asesinatos.
El 21 de junio 131 marines
estadounidenses y 400 rusos trataron de romper el bloqueo de
Tianjín siguiendo la vía férrea que iba de la costa a la ciudad,
pero cuando se estaban acercando a ésta cayeron en una emboscada y
tuvieron que retirarse.
El primer ministro italiano Luigi Pelloux había realizado una
intensa labor política para frenar el avance del socialismo:
prohibió las huelgas de funcionarios, dio al gobierno la facultad
de prohibir concentraciones públicas y disolver organizaciones
subversivas, recuperó las penas de destierro y arresto preventivo
por ofensas políticas, convirtió en delito la incitación a la
violencia (cargo aplicable especialmente a los periodistas), y
todas estas medidas le supusieron un gran desgaste parlamentario
hasta que finalmente se había visto obligado a disolver el
parlamento y convocar elecciones. Según el sistema de cómputo de
votos su partido consiguió la mayoría, pero la oposición había
tenido más votos, así que el 24 de junio
presentó su dimisión y fue sucedido por Giuseppe Saracco,
el presidente del Senado.
El 26 de junio 2.000 hombres salieron
de Tianjín y rescataron a la expedición de Seymour, que en su
camino de regreso se había visto rodeada a poca distancia de la
ciudad.
El 29 de junio se creó la Fundación
Nobel, destinada a administrar la fortuna legada por Alfred
Nobel y administrar los premios Nobel, que empezarían a otorgarse
al año siguiente. Sus estatutos fueron promulgados por el rey
Óscar II de Suecia.
Seis años atrás, el archiduque Francisco Fernando de Austria, el
sobrino y heredero del emperador Francisco José I, había conocido
en un baile a la condesa Sofía Chotek, se enamoró
de ella y mantuvo una relación secreta durante un par de años.
Cuando su familia empezó a pensar en su matrimonio, Francisco
Fernando anunció que no se casaría con nadie que no fuera Sofía.
El emperador se opuso tajantemente, pues su heredero sólo podía
casarse con un miembro de una familia real europea y Sofía, aun
siendo noble, no era de sangre real. Tras una serie de tensiones
entre tío y sobrino, el año anterior Francisco José I había dado
su brazo a torcer y autorizó el matrimonio a condición de que
fuera morganático, de modo que sus descendientes no serán
herederos al trono y Sofía no tendría ninguno de los privilegios
de su esposo, ni podría aparecer junto a él en los actos oficiales
ni subir a los carruajes reales ni asistir a los teatros en el
palco real. La boda se celebró el 1 de julio
en Reichstadt, en Bohemia. El emperador no asistió a la
ceremonia, ni lo hizo ningún otro archiduque de Austria, ni
siquiera los hermanos de Francisco Fernando.
Durante mucho tiempo, Rusia había dado un trato muy ventajoso a
Finlandia, que había disfrutado de una amplia autonomía, pero eso
había cambiado. El año anterior el zar Nicolás II había firmado un
manifiesto que establecía que las leyes del Imperio prevalecían
sobre las leyes de Finlandia. Ahora, el Gobernador General de
Finlandia, el general Nikolai Bobrikov, decretaba que en
la correspondencia oficial y en las escuelas sólo podía usarse el
ruso y no el finlandés. El 2 de julio
se estrenó en Helsinki el poema sinfónico Finlandia, de
Jean Sibelius, una pieza con fuertes tintes nacionalistas en un
momento en el que parte de la sociedad finlandesa empezaba a
protestar por la censura rusa y por la falta de autonomía. A
menudo la obra tuvo que ser presentada con otros títulos variados
para evitar que las autoridades rusas la prohibieran, pues
inmediatamente fue considerada subversiva.
Ese mismo día el conde Ferdinand Adolf August Heinrich von Zeppelin, a sus 62 años, presentó un globo dirigible de gran envergadura que había diseñado: estaba formado por una fila de 17 cámaras de hidrógeno recubiertas de tela encauchada y todas ellas estaban encerradas en una estructura cilíndrica cubierta por una tela de algodón. Tenía 128 metros de largo, 12 de ancho y contenía 11.3 millones de litros de hidrógeno. Se impulsaba por dos motores Daimler, cada uno de los cuales accionaba dos propulsores, y se controlaba por un timón en la proa y otro en la popa. La tripulación, el motor y los pasajeros iban en dos góndolas de aluminio suspendidas, una delante y otra detrás. En esa primera prueba el dirigible despegó del lago Constanza con cinco pasajeros, alcanzó una altura de 396 metros y recorrió 6 km en 17 minutos, pero se dañó al aterrizar. El conde no logró interesar al gobierno alemán en su proyecto, y la construcción del prototipo lo había arruinado, así que tuvo que suspender sus investigaciones para ponerse a buscar financiación.
Tras un mes de asedio, el 13 de julio
las tropas gubernamentales colombianas se lanzaron sobre una de
las barricadas de Cúcuta, pero fueron rechazados con gran número
de bajas. Por la noche lograron incendiar otra trinchera, que fue
tomada al día siguiente.
El 14 de julio los aliados lograron
que los chinos se retiraran definitivamente de Tianjín y esperaron
refuerzos para enviar a Pekín una misión de rescate.
Ese mismo día se reunió en Kansas la convención nacional
demócrata, que eligió de nuevo a William Jennings Bryan como
candidato a la presidencia. Para la vicepresidencia eligieron a
Adlai Stevenson, que ya había sido vicepresidente en el segundo
mandato de Cleveland.
El 15 de julio los rebeldes
colombianos asediados en Cúcuta abandonaron la ciudad procurando
no ser descubiertos en su fuga, pero la retaguardia fue perseguida
y diezmada por los gubernamentales.
Un pintor británico llamado Francis Barraud había heredado de su hermano Mark un perro llamado Nipper, junto con algunos trastos, como un fonógrafo y unos cilindros con grabaciones de la voz de Mark. Francis se fijó en que al reproducir los cilindros el perro se acercaba al fonógrafo como pensando que "por ahí dentro" estaba su amo, y decidió pintar un cuadro con el perro escuchando el fonógrafo al que tituló La voz de su amo. Luego intentó vender el cuadro a varias compañías que fabricaban gramófonos, como idea publicitaria, pero ninguna quiso pagarle lo que pedía. Finalmente, logró venderla a Emile Berliner, cuyos gramófonos eran comercializados por tres compañías: la Berliner Gramophone Company (en Filadelfia) que fabricaba los gramófonos y los discos, la Seaman National Gramophone (en Nueva York), que los comercializaba, y la United States Gramophone Company (en Washington), que era de su propiedad, pero un pleito con la segunda hizo que se prohibiera a Berliner vender su propio invento en los Estados Unidos, y trasladó su empresa a Montreal, en Canadá. Allí había empezado a fabricar discos "sencillos" (es decir, grabados sólo por un lado) de siete pulgadas. Naturalmente, previamente a la adquisición de los derechos sobre el cuadro de Barrauud, éste se vio obligado a modificarlo para que, en lugar de un fonógrafo, apareciera un gramófono. El 16 de julio Berliner registró el logotipo de su compañía basado en el cuadro retocado de Barraud.
El río Amur marcaba la frontera entre la Manchuria china
y Rusia. El ejército chino había bombardeado la ciudad rusa de Blagoveshchensk,
en el lado ruso del Amur, y en represalia los rusos hicieron una
carnicería con la población china que vivía en esa ciudad.
El 20 de julio los liberales
colombianos que amenazaban la Ciudad de Panamá se enfrentaron al
gobernador Carlos Albán en Corozal, y obtuvieron una nueva
victoria. Al mismo tiempo se producía la última de las invasiones
procedentes de Ecuador, que nuevamente fue derrotada. El gobierno
inició una dura represión en la zona y muchos liberales marcharon
(o regresaron) al exilio en Ecuador.
Ese mismo día unos 100.000 rusos cruzaron el Amur y tomaron Saghalien,
y el 22 de julio Aigun.
El 24 de julio los liberales
colombianos lanzaron un ataque contra la Ciudad de Panamá, pero
las rivalidades entre sus generales hicieron que la
descoordinación fuera completa, y el resultado fue un gran fracaso
con un gran número de bajas. Por la noche se intentó un nuevo
ataque con resultado similar. El 25 de julio
los liberales tampoco pudieron vencer las defensas de la ciudad y,
tras perder muchos más hombres, se retiraron a la selva.
Ese mismo día el gobierno militar estadounidense en Cuba promulgó
la convocatoria de una asamblea constituyente, que debía ser
elegida por los cubanos por sufragio ilustrado y censitario (para
votar era necesario saber leer y escribir y disponer de un
patrimonio mínimo).
Rusia había obtenido del gobierno chino el permiso para que una
línea ferroviaria que uniría Muscú con Vladivostok atravesara
Manchuria, y el 27 de julio los boxers
empezaron a destruir la vía férrea, líneas telegráficas y otras
instalaciones rusas.
El 29 de julio, mientras estaba de
visita en la ciudad de Monza, el rey Umberto I de Italia recibió
cuatro disparos del anarquista Gaetano Bresci, que le
causaron la muerte. Bresci fue apresado al momento.
El presidente colombiano, Manuel Antonio Sanclemente, pertenecía
al Partido Nacional, que contaba con el apoyo del Partido
Conservador, pero una facción de éste, los llamados conservadores
históricos, estaba fraguando un complot para arrebatar el
poder al partido nacional mediante un golpe de Estado que contaría
con la colaboración de los rebeldes liberales. A éstos se les
prometió una paz honrosa sin represalias, la libertad para los
presos políticos y la convocatoria de elecciones. Finalmente, el 31 de julio se llevó a cabo el golpe de
Estado, Sanclemente fue arrestado y sustituido provisionalmente
por el vicepresidente José Manuel Marroquín. El anciano
Sanclemente fue amedrentado para que firmara su dimisión, pero se
negó a hacerlo. Una vez en el poder, Marroquín olvidó todas las
promesas realizadas a los liberales y la guerra continuó.
Finalmente, el 4 de agosto 18.800
soldados salieron de Tienjín con destino Pekín bajo el mando del
británico Alfred Gaselee. Eran 8.000 japoneses, 4.500
rusos, 3.000 británicos, 2.500 estadounidenses y 800 franceses.
Las fuerzas alemanas se dejaron como reserva.
El 5 de agosto el rey Alejandro I de
Servia se casó con Draga Masin, antigua dama de
compañía de su madre, la reina Natalija. Ésta se opuso y tuvo que
exiliarse, mientras que su padre, el derrocado rey Milan I, se
enteró de la noticia mientras estaba haciendo gestiones para casar
a su hijo con una princesa alemana, tras lo cual presentó su
dimisión como comandante en jefe del ejército y marchó también al
exilio en Austria. También dimitió el primer ministro, que se
encontraba entonces visitando la exposición universal de París.
Finalmente Alejandro I obtuvo el apoyo del zar Nicolás II de
Rusia, que le envió sus felicitaciones. Pero la opinión pública
estuvo desde ese momento en contra del monarca.
Ese mismo día el ejército aliado atacó al ejército chino en
Beicang, que terminó huyendo para atrincherarse en Yangcun.
Allí fueron derrotados de nuevo el 6 de
agosto.
El 7 de agosto se fundó en México el periódico liberal "Regeneración", opuesto a Porfirio Díaz. Sus fundadores y editores fueron encarcelados y luego exiliados.
El tenista y político estadounidense Dwight Davis
organizó una competición que enfrentó a un equipo de tenistas
estadounidense con otro británico y que inauguró su primera
edición el 8 de agosto, con victoria
estadounidense. La competición recibió el nombre de International
Lawn Tennis Challenge. En las ediciones posteriores se
fueron incorporando equipos de otros países y la competición
terminó siendo conocida como Copa Davis.
El 9 de agosto fue enterrado el rey
Umberto I de Italia, al que sucedió su hijo Víctor Manuel III.
El 14 de agosto la expedición de
Gaselee llegó a las murallas de Pekín. La colaboración que hasta
entonces se había dado entre los distintos ejércitos aliados se
convirtió entonces en una especie de competición deportiva a ver
qué país entraba antes en la ciudad y liberaba a los diplomáticos
asediados. Cada uno eligió una puerta de la muralla para forzar la
entrada. Los británicos y los estadounidenses escogieron las
mejores, y al final los ganadores fueron los británicos, que
llegaron a las embajadas a las 2:30 de la tarde sin más baja que
una víctima de insolación. Los estadounidenses llegaron dos horas
más tarde y el resto al anochecer.
Al amanecer del 15 de agosto la
emperatriz Cixi huyó de Pekín disfrazada de campesina, pocas horas
antes de que los estadounidenses llegaran a las puertas de la
ciudad prohibida. Toda la corte había huido en lo que se llamó "un
viaje de inspección".
El 17 de agosto los diplomáticos se
reunieron y convinieron en que, puesto que el ejército aliado se
había visto obstaculizado por el ejército chino, el combate debía
continuar hasta que toda resistencia en Pekín y sus alrededores
hubiera sido vencida.
El 21 de agosto se inició en Bergendal,
la que sería la última batalla regular de la Segunda Guerra
Bóer. En ella participaron unos 19.000 británicos bajo el
mando de Lord Roberts frente a unos 7.000 bóers bajo el mando de
Louis Botha. Los británicos contaban con 82 cañones, frente a los
20 de sus adversarios. El enfrentamiento se prolongó una semana y
terminó con la victoria británica.
El 25 de agosto murió el filósofo
Friedrich Nietzsche.
El 28 de agosto los británicos tomaron
Machadodorp, donde se había instalado provisionalmente el
gobierno bóer.
Ese mismo día los ejércitos aliados desfilaron por la ciudad
prohibida, a la que tenían prohibido el acceso todos los
extranjeros. Los chinos protestaron, pero se les garantizó que la
ciudad prohibida no sería ocupada si no se oponían al desfile,
pero que sería destruida en caso contrario.
Las potencias aliadas dividieron Pekín en distritos y cada una
quedó a cargo de una de las partes. Se estableció entonces una
competición a ver quién saqueaba más y mejor. Las crónicas dicen
que los más salvajes fueron los rusos, seguidos de los franceses.
Pero los más exitosos fueron los civiles y los misioneros que
habían sufrido el asedio, porque conocían la ciudad y sabían dónde
buscar. Los británicos organizaban subastas de piezas saqueadas
todas las tardes en su embajada.
Gaetano Bresci, durante el juicio por el asesinato del rey
Umberto I, declaró haberlo cometido en venganza por la matanza que
el general Bava Beccaris había cometido en Milán dos años atrás,
tras la cual había sido condecorado por el monarca. El 29 de agosto fue condenado a cadena
perpetua, pero se suicido un año después (al menos según la
versión oficial).
El 1 de septiembre Lord Roberts
proclamó que toda la República Sudafricana pasaba a ser territorio
británico. Durante un tiempo, los británicos creyeron que la
guerra había terminado. De hecho, por esas fechas Arthur Conan
Doyle terminó un libro que tituló La Gran Guerra de los Bóers,
en el que pretendía relatar lo más fidedignamente posible el
transcurso del conflicto, y su penúltimo capítulo se titulaba "El
fin de la guerra". Sin embargo, los británicos no
tardaron en comprobar que los bóers estaban dispuestos a continuar
la guerra de guerrillas que ya habían iniciado. (En los dos años
siguientes Conan Doyle tuvo que revisar constantemente las 16
ediciones que tendría su libro). Los bóers se dedicaron a atacar
las vías ferroviarias y telegráficas, frente a lo cual los
británicos reaccionaron creando una inmensa red de puestos
fortificados defendidos por pequeñas guarniciones.
El 2 de septiembre el coronel Jacinto
Castro intentó derrocar al presidente salvadoreño Tomás
Regalado, pero su plan fracasó, fue arrestado, condenado a muerte
y ejecutado el 7 de septiembre.
El 4 de septiembre Alberto Santos
Dumont experimentó su Dirigible Nº 4 en París.
El 13 de septiembre el coronel
filipino Máximo Abad capturó en Pulang Lupa a un
destacamento de infantería estadounidense de 54 hombres dirigidos
por el capitan Devereux Shields. Pocos días atrás había
llegado a las Filipinas la Comisión Taft, que empezó a
desarrollar una importante actividad legislativa, encaminada a
proporcionar a los filipinos el mayor grado posible de
autogobierno y acceso a la justicia que permitieran los militares.
William H. Taft mostró una integridad y honestidad que contrastó
con la actitud de muchos militares que estaban trasladando a las
Filipinas la idea de que "el indio bueno es el indio muerto".
Alentaba esta postura el tratamiento que los filipinos daban a los
prisioneros de guerra estadounidenses. Hay testimonios de que no
era raro que les cortaran la nariz y las orejas, y que les
pusieran sal en las heridas, o que les cortaran los genitales y se
los metieran en la boca, o que los enterraran vivos con la cabeza
sobre tierra cerca de un hormiguero, o que los ejecutaran por
asfixia o desangrado, etc. A su vez, los estadounidenses
respondían con masacres generalizadas. Un soldado estadounidense
relató en una carta que, cuando un compañero suyo fue encontrado
muerto de un disparo y con el estómago abierto, el general dio
orden de quemar la ciudad y matar a todos los nativos a la vista,
con lo que murieron cerca de un millar de hombres, mujeres y
niños. Otro soldado escribió:
Les hacemos entrar en sus casas sobre las 7 p.m., y sólo lo decimos una vez a cada hombre. Si se niega lo matamos. La primera noche matamos unos 300 hombres. [...] Si alguien dispara desde una casa, quemamos esa casa y las vecinas, y matamos a sus moradores, así que ahora están muy tranquilitos en la ciudad.
El 19 de septiembre se estrenó en
Madrid La tempranica, una de las zarzuelas más famosas de
Gerónimo Giménez.
El 21 de septiembre el ejército ruso
ocupó Jilin y Liaodong, en Manchuria, y a finales de mes
dominaba toda la región.
El 23 de septiembre se inauguró en
París el quinto congreso de la Internacional Socialista
(la Segunda Internacional). Estaba previsto que se
celebrara en Alemania, pero las autoridades alemanas pusieron
trabas y al final se celebró en Francia.
Un equipo de médicos estadounidenses bajo la dirección de Walter
Reed estaba investigando en Quemados (Cuba) la
transmisión de la fiebre amarilla. Pronto llegó a desmentir las
creencias populares según las cuales se transmitía por contacto
físico, o por contacto con la ropa o sábanas manchadas con fluidos
corporales de enfermos. Por el contrario, todo apuntaba a que la
fiebre se contagiaba por las picaduras de los mosquitos. Para
confirmar esta hipótesis, algunos voluntarios consintieron en
dejarse picar por mosquitos, entre ellos varios miembros de la
comisión, uno de los cuales, Jesse William Lazear, murió
el 26 de septiembre a causa de la
enfermedad.
El 3 de octubre se estrenó en Londres
El sueño de Gerontius, un oratorio de Edward Elgar que no
tuvo mucho éxito a causa de la mala interpretación, pero que en
interpretaciones posteriores no tardó en confirmar la fama
internacional que había adquirido con sus Variaciones Enigma.
Tras haber realizado exámenes rigurosos, el 12
de octubre la marina de los Estados Unidos compró a la Electric
Boat Company uno de los submarinos diseñados por John Philip
Holland, que se convirtió en el USS Holland.
Mark Twain regresó ese año a los Estados Unidos, después de una
larga gira por Europa en la que ganó dinero suficiente como para
saldar todas sus deudas. Ese año publicó su relato breve El
hombre que corrompió a Hadleyburg. El 15
de octubre publicó un artículo en el New York Herald
en el que explicaba su cambio de opinión respecto del
imperialismo:
Yo quería que el águila americana sobrevolara el Pacífico... ¿Por qué no iba a extender sus alas sobre las Filipinas?, me preguntaba a mí mismo. Me decía: he aquí un pueblo que ha sufrido durante tres siglos. Podemos hacer a sus habitantes tan libres como nosotros, darles un gobierno y un país propio, poner una miniatura de la constitución americana flotando en el Pacífico, hacer que una nueva república ocupe su lugar entre las naciones libres del mundo. Me parecía una gran labor que nos habíamos propuesto.
Pero he pensado un poco más desde entonces, y he leído detenidamente el tratado de París, y he visto que no pretendemos liberar, sino sojuzgar al pueblo filipino. Hemos ido allí a conquistar, no a redimir.
A mi juicio, debería ser un placer para nosotros liberar a ese pueblo y permitirle tratar con sus problemas domésticos a su manera. Y por eso son antiimperialista. Me opongo a que el águila ponga sus garras en cualquier otra tierra.
Unos meses más tarde aceparía el puesto de vicepresidente de la Liga
Americana Antiimperialista, para la que escribiría numerosos
panfletos.
El 17 de octubre el príncipe de
Hohenlohe renunció a la cancillería alemana por problemas de salud
y el emperador Guillermo II nombró en su lugar a Bernhard von
Bülow. Al contrario de lo que sucecía con su precedesor,
Guillermo II confiaba plenamente en su nuevo canciller. Pocos
meses después diría: "Desde que tengo a Bülow puedo dormir
tranquilo".
Paul Kruger abandonó Sudáfrica en un barco de guerra enviado
especialmente por la reina Guillermina de los Países Bajos, con la
misión de recabar ayuda de las potencias europeas contra la
ocupación británica de la República Sudafricana.
Ito Hirobumi había aprendido la importancia de tener un partido
político de respaldo si se quería ser primer ministro, así que ese
año fundó el suyo propio, con el nombre de Amigos del Gobierno
Constitucional, con el que ganó las elecciones y ocupó
de nuevo el cargo el 19 de octubre.
El 23 de octubre cayó el gobierno de
Francisco Silvela en España, que fue sustituido por Marcelo
Azcárraga. Silvela había sido la mano derecha de Cánovas del
Castillo, pero se oponía al sistema de alternancia política, al
que consideraba decadente e inmoral. Azcárraga había sido ministro
de la Guerra con Cánovas.
El 28 de octubre se clausuraron los
juegos olímpicos. El país con más medallas fue Francia, que
consiguió 101 en total (26 de plata, que entonces era el máximo
galardón), seguido de los Estados Unidos, con 47 medallas (19 de
plata) y de Gran Bretaña, con 12 medallas (15 de plata). Los cien
metros lisos los ganó el estadounidense Frank Jarvis, que
rebajó el récord olímpico de 12 a 11 segundos (aunque tenía
también el récord mundial en 10 segundos y 8 décimas).
El 2 de noviembre se presentó el
informe final de la comisión Schurman sobre la situación
en las Filipinas, que recomendaba la constitución de un gobierno
civil tan pronto como fuera posible (la comisión Taft ya estaba
trabajando en esa línea), pero recalcando que los filipinos no
estaban en condiciones de gobernarse por sí mismos:
Si nuestras fuerzas se retiraran por alguna fatalidad, esta comisión cree que el gobierno de las Filipinas caería rápidamente en la anarquía, lo que serviría de excusa para la intervención de otras potencias, si ésta no fuera necesaria, y la final división de las islas entre ellas. Sólo a través de la ocupación estadounidense es concebible la idea de una comunidad Filipina unida, autogobernada y libre. Y la necesidad indispensable de mantener la soberanía estadounidense desde el punto de vista filipino la reconocen todos los filipinos inteligentes, incluso los insurgentes que desean un protectorado estadounidense. Esto último, ciertamente, les daría los beneficios y nos dejaría las responsabilidades. No obstante, ellos reconocen el hecho indudable de que los filipinos no pueden subsistir por sí mismos. Por lo tanto, el bienestar de los filipinos coincide con los dictados del honor nacional al prohibir que abandonemos el archipiélago. No podemos de ningún modo eludir las responsabilidades de gobierno que entraña nuestra soberanía, y la comisión está absolutamente persuadida de que el cumplimiento de nuestro deber nacional será la mayor bendición para los pueblos de las islas Filipinas.
El 3 de noviembre se estrenó en Moscú
la ópera El cuento del zar Saltán, de Nikolái
Rimski-Kórsakov.
En la campaña electoral estadounidense Bryan cambió su discurso
en favor de la plata libre, que había centrado la campaña
anterior, por un discurso antiimperialista. Por su parte, los
republicanos atacaron a Bryan como si éste siguiera hablando
fanáticamente de la plata libre (cuando la prosperidad que vivía
el país en ese momento demostraba que la política económica
republicana era adecuada). Nuevamente Mckinley se mantuvo en su
casa dejando que sus partidarios fueran llevados a verlo, mientras
Roosevelt recorría el país vestido con su uniforme de "duro
jinete" enfervorizando a las masas. Las elecciones se celebraron
el 6 de noviembre, y Mckinley obtuvo
una victoria más amplia que en las elecciones precedentes.
Ese mismo día un ejército británico sorprendió a Christiaan De
Wet en su campamento cerca de Bothaville, y se vio
obligado a presentar batalla en condiciones desfavorables. El
enfrentamiento terminó con 25 bóers muertos, 30 heridos y 114
prisioneros. Los bóers tuvieron que abandonar también bastante
armamento. En el campamento de De Wet se encontraba Marthinus
Steyn, el presidente del Estado Libre de Orange, que logró escapar
al inicio de la batalla.
El 10 de noviembre se estrenó en Milán
la ópera Zazá, de Ruggero Leoncavallo.
El 12 de noviembre se clausuró la
Exposición Universal de París. Había contado con unos 50.8
millones de visitantes. Uno de los premios entregados fue para el
telegráfono presentado por el inventor danés Valdemar
Poulsen, un aparato que grababa sonidos en un hilo de acero
por medios magnéticos. El registro magnético más antiguo que se
conserva hoy en día es la voz del emperador Francisco José I de
Austria, tomada precisamente en París.
Ese año había recibido el premio al mejor arquitecto del año,
concedido por el ayuntamiento de Barcelona, un arquitecto de 48
años llamado Antoni Gaudí, por la llamada casa Calvet,
un edificio construido por encargo de la sociedad Hijos de
Pedro Mártir Calvet. Llevaba 25 años de carrera en los que
había diseñado edificios de estilos muy variados, siempre
originales e innovadores. Ahora iniciaba un ambicioso proyecto, el
Parque Güell, una especie de ciudad jardín con viviendas de
lujo promovida por el empresario Eusebi Güell, uno de los
principales mecenas con que contó Gaudí.
El 30 de noviembre murió en París el
escritor Oscar Wilde. Recientemente su tumba tuvo que ser
restaurada para limpiar las marcas de lápiz de labios que habían
dejado en ella los besos de sus admiradoras.
El 11 de diciembre dimitió de su cargo
el presidente de Liberia William D. Coleman. El vicepresidente
había muerto el año anterior, así que fue sucedido por el
secretario de Interior, Garretson Wilmot Gibson, que ese
mismo año ganó las elecciones presidenciales.
Un grupo de unos 600 bóers bajo el mando del general Koos de
la Rey estaba al acecho de un campamento en Nooitgedacht,
en el se habían instalado unos 1.500 británicos en una situación
muy desventajosa. De la Rey pidió refuerzos y pronto llegaron
otros 1.500 hombres bajo el mando de Cristiaan Beyers.
Viéndose en superioridad numérica, el 13 de
diciembre atacaron a los británicos y les infligieron una
grave derrota, en la que hubo un total de 650 bajas, entre
muertos, heridos y prisioneros.
Mohammad Abdullah Hassan, al frente de 6.000 hombres se había
enfrentado a unos 1.500 etíopes en Djidjiga. Tras oponer
cierta resistencia se había retirado, pero el general etíope
informó a Mekonnen de que el peligro era grave. Mekonnen se reunió
con el emperador Menelik II en Adís Abeba y ambos coincidieron en
la necesidad de actuar en cooperación con los británicos. Para
ello se pusieron en contacto con Sir John Lane Harringont,
el embajador británico en la capital etíope.
El alemán Emil Jellinek se había hecho rico trabajando para una empresa de seguros francesa en el norte de África. Desde hacía unos años había sido nombrado cónsul del Imperio Austro-Húngaro en Niza, y allí se había interesado por las carreras automovilísticas. Tres años atrás había sido aceptado como piloto por la Daimler Motoren Gesellschaft, y desde entonces que había participado en varias competiciones con el pseudónimo de Mercedes, que era uno de los nombres de su hija de once años Adriana Manuela Ramona Mercedes. Como la Costa Azul era el lugar de veraneo elegido por muchas de las personas más ricas de Europa y Jellinek, por su cargo de cónsul, mantenía buenas relaciones con muchas de ellas, encontró un buen negocio en la venta de automóviles de lujo. Ese año vendió 29 modelos. Jellinek había propuesto a Maybach que construyera un automóvil con un motor diseñado por él mismo, con las características que consideró óptimas para las competiciones deportivas. El nuevo motor fue bautizado como Daimler-Mercedes. Con un chasis también diseñado por Jellinek, el primer prototipo estuvo listo el 22 de diciembre, y no tardó en convertirse en el vencedor indiscutible de todas las carreras en las que participaba. Esto ocasionó tal demanda que la fábrica de Daimler no daba abasto para servir los pedidos.
Un inventor canadiense llamado Reginald Aubrey Fessenden
había renunciado ese año a su puesto en la Universidad de
Pittsburgh para participar en un proyecto en Servicio
Meteorológico de los Estados Unidos sobre el establecimiento
de una red de estaciones costeras que transmitieran información
sobre el clima. Con los medios que tuvo a su disposición, el 23 de diciembre consiguió algo que no
formaba parte del proyecto inicial: una transmisión por radio de
voz humana a una distancia de 1.6 km. La recepción resultaba
prácticamente ininteligible, pero había evidencias de que
refinando el procedimiento sería posible usar las ondas de radio
para transmitir voz y sonidos en general, y no solamente señales
telegráficas.
Un nuevo intento de formar una república de Acre independiente
fue sofocado por el ejército boliviano y, tras poco más de un mes
de existencia, el 24 de diciembre se
deshizo la Segunda República de Acre.
El 26 de diciembre la Scala de Milán presentó una representación de La bohème, de Puccini, en la que el papel principal lo cantó un joven tenor de 27 años que había ido ganando fama paulatinamente en los últimos años, hasta ganarse su debut en el prestigioso teatro lírico milanés. Se llamaba Enrico Caruso.
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