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En 1712, Moscú dejó
de ser la capital de Rusia, pues el zar Pedro I trasladó la
corte a la
magnificente San Petersburgo. Ese
año se casó con Marta
Skavronska, la sirvienta y amante del mariscal Ménshikov.
Era de origen polaco, así que, para casarse, hubo de aceptar la
religión ortodoxa, y fue bautizada con el nombre de Catalina. Tenía dos hijas, Ana,
de cuatro años, e Isabel,
de tres, de las que Pedro I dijo ser el padre. De los astilleros de San
Petersburgo salió el primer navío ruso de gran tonelaje:
el Poltava.
El Papa Clemente XI canonizó al Papa san Pío V.
El conde de Stanhope, que permanecía prisionero en
España desde la batalla de Brihuega, fue canjeado por el duque
de Escalona, el que había sido virrey de Nápoles hasta la
entrada de los austríacos. En agosto
estaba de regreso en Gran Bretaña, donde fue objeto de severas
críticas por su negligencia en Brihuega. Luego intervino
en las negociaciones encaminadas a proclamar heredero de la corona
británica al príncipe elector Jorge I Luis de Hannover.
(Según el Acta de
establecimiento, la heredera era su madre,
Sofía, pero tenía ya ochenta y dos años y
había que mirar hacia el futuro.) Jorge I Luis se
trasladó a Londres, y con él se llevó a su maestro
de capilla, Georg Friedrich Händel.
Antonio Vivaldi publicó L'estro
armonico, su primera colección de conciertos, en la que
fijó la forma típica del concierto barroco, hasta el
punto de que algunos lo consideraron su creador.
El 14 de septiembre murió
el astrónomo Jean-Dominique Cassini. En Londres murió en
la miseria el físico e inventor francés Denis Papin.
Por estas fechas se construyó la que puede considerarse la
primera máquina de vapor de aplicación práctica.
La construyó un británico llamado Thomas Newcomen, que siete
años atrás se había asociado con Thomas Savery, poseedor de una
patente relativa a una bomba de vapor. La máquina de Newcomen no
era muy eficiente: el vapor de agua hacía subir un pistón
y luego se condensaba mediante una inyección de agua
fría, lo que hacía bajar el pistón por efecto de
la presión atmosférica.
Dos años después de la publicación de sus Principios del conocimiento humano,
Berkeley escribía:
Temo que, hasta ahora, nadie haya leído realmente mi obra; no he recibido ni siquiera una sola crítica a su totalidad o a alguna de sus partes. Concluyo, sin amargura, que no he sido comprendido.
Parece ser que, en los círculos
intelectuales británicos, era normal referirse al
filósofo irlandés como un loco, un fanático
religioso que había traspasado la frontera del ridículo.
Pese a todo, Berkeley escribió sus Tres diálogos entre Hilas y
Filonús, en los que argumenta en defensa de su
filosofía.
Por su parte, la Teodicea
de Leibniz también le trajo algunos problemas: fue criticada
desde el púlpito, y las relaciones entre Leibniz y el clero se
volvieron algo tensas. Pese a todo, Leibniz tenía una gran
reputación como intelectual, hasta el punto de que el zar Pedro
I de Rusia lo llamó como consejero.
En cuanto a la polémica con Newton, Leibniz escribió
una carta a la Royal Society
pidiendo que John
Keill se retractara de sus acusaciones de plagio, pero no surtió
ningún efecto y entonces escribió directamente a Newton
con el mismo fin (que, por otra parte, era el presidente de la Royal Society, luego en el fondo
estaba repitiendo la jugada). Finalmente, la Royal Society nombró una
comisión que se pronunciara sobre el asunto, y lo hizo... sin
permitir a Leibniz que defendiera su punto de vista y con un informe
final redactado por el propio Newton. (No hace falta decir a favor de
quién falló la comisión.) El informe fue publicado
a principios de 1713, y Leibniz tuvo
noticia de él a través de una carta de Johann Bernoulli,
el cual añadió leña al fuego mostrando ciertos
problemas que habían sido resueltos con el cálculo
diferencial de Leibniz y que Newton no había conseguido resolver
con sus métodos.
El derrocado rey Estanislao I de Polonia, que estaba refugiado en
Suecia, fue llamado a Turquía por el rey Carlos XII, pero los
otomanos lo hicieron prisionero en febrero.
Las negociaciones llevadas a cabo en Utrecht a lo largo del
año anterior dieron finalmente sus frutos. Francia, Gran
Bretaña y Portugal ya habían firmado un armisticio, al
que el 4 de marzo se sumó
Saboya y poco después Prusia. Sólo se resistían al
cese de hostilidades los catalanes y el emperador Carlos VI, que
pidió que Cataluña fuera reconocida como república
independiente, pero nadie respaldó semejante propuesta. Gran
Bretaña, que había sido la principal instigadora de la
rebelión catalana, se desentendió del asunto. En las
instrucciones recibidas por sus negociadores se decía
explícitamente que no se preocuparan de la suerte de
Cataluña. Finalmente, el 14 de marzo
los aliados se comprometieron a evacuar Cataluña, y la
emperatriz Isabel Cristina abandonó Barcelona dejando al conde
von Starhemberg como virrey. Felipe V fue
reconocido como rey de España y de las Indias. (Así
quedó claro el papel que Cataluña y, en general, los
reinos de la antigua Corona de Aragón, habían
representado en toda esta historia: el de meros títeres de los
intereses británicos y austríacos.)
El 19 de abril, Carlos VI
promulgó la pragmática
sanción, por el que regulaba la sucesión al trono
austríaco en favor de su propia descendencia, aunque fuera
femenina, anulando así los derechos de sus sobrinas, las hijas
de su hermano José I, que tenían prioridad según
la disposición leopoldina.
En mayo, la revista Memorias y Trabajos, que los jesuitas editaban en París, y que gozaba de un gran prestigio, aseguraba que "el autor de Dublín" —Berkeley— "rompía en su libro con los principios del sentido común". Berkeley habái dejado Irlanda para trasladarse a Londres, donde conoció a Johnatan Swift y a Alexander Pope. Éste acababa de publicar El bosque de Windsor, que no está consideerada como una de sus mejores obras.
Joseph Addison publicó su tragecia Catón,
que tuvo un gran éxito por sus connotaciones políticas.
Desde un punto
de vista literario, fue el primer intento de adaptar la comedia
clásica
francesa a la tradición dramática inglesa. La revista The spectator, que había
fundado con Richard Steele, fue sucedida por The guardian, y poco después
por The englishman, que
apoyaba al partido whig.
El 11 de junio España
cedió a Gran Bretaña Gibraltar, la isla de Menorca, un navío de permiso (es decir,
una licencia para enviar anualmente un navío comercial de 500
toneladas a los puertos sudamericanos) y el derecho de asiento de negros, en
beneficio de la South Sea Company,
que se comprometía a enviar a Sudamérica un total de
144000 esclavos negros en 30 años, y recibía licencia
para transportar a América los víveres necesarios para su
sustento (aunque en la práctica, esta licencia se usó
para transportar productos de primera calidad que, desde luego, no
estaban destinados a los esclavos).
A finales de mes, los diputados catalanes, reunidos en Barcelona,
decidieron declarar la guerra a España y Francia (aunque
perdonaron al resto de la galaxia). Entre los partidarios de la
resistencia a ultranza se encontraba Antoni de Peguera, uno de los
principales impulsores de la rebelión catalana. Ese año
murió en combate su hermano Lluís.
En julio, el conde von Starhemberg
abandonó Barcelona, después de haber entregado Tarragona
al ejército de Felipe V.
El marqués de Villena había sido liberado de su
cautiverio en Nápoles el año anterior. De regreso a
España, convocó para el 6 de
julio en su palacio de la plaza
de las Descalzas de Madrid la primera sesión de la Real Academia Española,
consagrada a la depuración y conservación del castellano.
A esta primera reunión asistieron ocho académicos, pero
su número se elevó pronto a catorce.
El 13 de julio, el duque
Víctor Amadeo II de Saboya recuperó su ducado (que
había sido ocupado por Francia) recibió de España
la parte del Milanesado que no habían ocupado los
austríacos y fue reconocido como rey de Sicilia. Federico I fue
reconocido como rey de Prusia, aunque murió poco después,
y fue sucedido por su hijo Federico
Guillermo I, que no tardó en declarar la guerra a Suecia,
aprovechando la crisis que ésta atravesaba desde su derrota en
Poltava frente a los rusos y en ausencia de su rey.
Francia se comprometió a no
apoyar la causa de Eduardo Estuardo, que seguía pretendiendo la
corona británica. Además, Francia reconocía el
dominio británico sobre Acadia, Terranova, la bahía de
Hudson y la isla de San
Cristóbal (en las Antillas). Bajo el dominio inglés,
Acadia pasó a llamarse otra vez Nueva Escocia, y su primer
gobernador fue Francis Nicholson. Luis XIV hizo construir la fortaleza
de Louisbourg para proteger la
entrada
del río San Lorenzo.
Las Provincias Unidas cedían
a Francia el principado de Orange y obtenían la
construcción (costeada por Austria) de ocho fortalezas
fronterizas. El emperador Carlos VI recibió de España los
Países Bajos, parte del Milanesado, el reino de Nápoles y
la isla de Cerdeña. El Imperio se comprometía a devolver
los territorios conquistados a Baviera y a Polonia, aliadas de Luis
XIV.
Felipe V promulgó el Auto
acordado, por el que modificaba las reglas de sucesión a
la corona española introduciendo la ley sálica, es decir,
excluyendo a las mujeres mientras hubiera descendientes varones en
línea directa o colateral. Jean Orry regresó a
España, donde ejerció de primer ministro de Felipe V.
En Gran Bretaña, Henry
Saint Johne, vizconde Bolingbroke,
había adquirido gran popularidad en el partido tory gracias a su elocuencia, y
últimamente se había enemistado con el conde de Oxford,
el jefe del gobierno. Al constatar que los whigs trataban de recuperar el
poder apoyando al príncipe elector Jorge Luis I de Hannover,
decidió prestar su apoyo al pretendiente Jacobo Eduardo
Estuardo, y empezó a intrigar contra Oxford tratando de
desprestigiarlo ante la reina.
Tras haber sido derrotados por los colonos en tres batallas, los
indios tuscaroras estaban inermes. La tribu mantenía relaciones
con los indios iroqueses, así que los pocos supervivientes
emigraron hacia el norte, hacia el territorio de Nueva York.
El Papa Clemente XI promulgó la bula Unigenitus, en la que condenaba
ciento una proposiciones extraídas de las Reflexiones morales del
teólogo Pasquier Quesnel.
El zar Pedro I de Rusia, habiendo perdido la costa del mar Negro
frente a los turcos, se concentró en el Báltico, donde
tomó Helsingfors y Abo. El rey Carlos XII de Suecia
trató de firmar la paz, pero no tuvo éxito. Los rusos
entraron en Mecklemburgo, Pomerania, Holstein y el norte de Alemania.
En octubre se libraban
todavía los últimos combates entre Francia y Austria: el
duque de Villars ocupó Landau y Friburgo, tras lo cual
empezó a negociar él mismo un tratado de paz con el
emperador.
En Hungría, los bienes de Francisco II Rákóczy
fueron confiscados, y éste tuvo que huir a Francia.
En la India, el gran Mogol Yahandar fue derrocado por Faruksir.
Vivaldi publicó La
stravaganza, su segunda colección de conciertos. En Roma
murió el compositor Arcangelo Corelli.
María Luisa de Saboya, la esposa del rey Felipe V de España, murió de tuberculosis el 14 de febrero de 1714. En Francia murió el duque Carlos de Berry, el último hermano que le quedaba a Felipe V. Esto situaba al rey de España en segundo lugar en la línea sucesoria del trono francés —detrás de su sobrino, el Delfín Luis, que tenía ahora cuatro años— salvo por el hecho de que al aceptar el trono español había renunciado a sus derechos sobre el trono francés. El tercer lugar (o el segundo, si excluimos a Felipe V por el motivo indicado) pasaba ahora al duque Felipe II de Orleans, sobrino de Luis XIV.
Luis XIV recelaba de su sobrino, así que dispuso en su
testamento que la educación y la protección de su
bisnieto debía quedar a cargo de Luis Augusto de Borbón, uno
de los hijos que había tenido con Mme. de Montespan, al que le
asignaba el cargo de comandante de la guardia real. Como preceptor del
nuevo Delfín nombró al obispo André Hercule de Fleury.
El 6 de marzo, el rey Luis XIV de
Francia y el emperador Carlos VI firmaron el tratado de Rastadt, que ponía fin
definitivamente al enfrentamiento entre ambos a raíz de la
guerra de sucesión española. Los términos del
tratado de Utrecht sufrieron modificaciones menores. Carlos VI
devolvió sus dominios al duque
Maximiliano II de Baviera al tiempo que Luis XIV devolvía los
suyos al duque Leopoldo de Lorena. El único
punto delicado fue que Carlos VI se negó a reconocer a Felipe V
como rey de España. El duque de Villars intentó sin
éxito que Carlos VI creara un principado en Limburgo para la
princesa de los Ursinos. El emperador nombró gobernador de los
Países Bajos al
príncipe Eugenio. En Utrecht, España cedió a
Portugal la colonia de
Sacramento, en la región del Plata, que se convirtió en
la base del contrabando portugués y británico en las
colonias españolas.
Ante la falta de entusiasmo de la sociedad rusa ante la nueva
capital, el zar Pedro I obligó a los 350 mayores
propietarios de la nobleza y a los 300 mercaderes más ricos de
Rusia a edificarse una vivienda en San Petersburgo. El 23 de marzo
pomulgó un edicto por el que sólo los hijos
primogénitos podían heredar el patrimonio familiar. Esto
obligaba a los hermanos menores a ingresar en el ejército o en
la administración del Estado.
En mayo, los turcos liberaron al
(derrocado) rey Estanislao I de Polonia.
Felipe V dominaba ya toda España salvo Barcelona y las islas
de Mallorca e Ibiza. La capital catalana fue aislada y bombardeada. El
ejército de Felipe V recibió el refuerzo del
ejército francés, comandado por el duque de Berwick, que
el 12 de julio inició el
ataque a la ciudad.
Finalmente, el vizconde de Bolingbroke, aliado con lacy Masham, la
dama de confianza de la reina Ana de Gran Bretaña, logró
desbancar del poder a Robert Harley, el conde de Oxford y ocupar su
lugar al frente del partido tory.
Desde esta posición intrigó con la
intención de anular el Acta
de establecimiento, para entregar la corona británica a
Jacobo Eduardo
Estuardo, proyecto del que, finalmente, Harley se había
desentendido, pero la reina murió el 1
de agosto y todos sus planes se frustraron. Los whig denunciaron un complot
jacobita por parte del partido tory y lograron los apoyos necesarios
para garantizar la sucesión según el Acta de establecimiento y para
recuperar el gobierno. Estos apoyos provenían fundamentalmente
de la alta burguesía
La reina había tenido diecisiete hijos, pero ninguno le
sobrevivió. Poco antes había muerto la que
teóricamente era su heredera, Sofía Estuardo, por lo que
fue sucedida por el hijo de ésta, el príncipe elector de
Hannover, que ahora se convertía en el rey Jorge I de Gran Bretaña.
Tenía ya cincuenta y cuatro años. Su hijo Jorge (que tomó como
consejera a lady
Marlborough) se convirtió en el
nuevo príncipe de Gales, y su nieto Federico Luis
en duque de Edimburgo.
Jorge I era el mejor rey que podían desear los
británicos: no le interesaba para nada su reino, más que
por el título de rey, que vestía lo suyo, y por las
sustanciosas rentas que le proporcionaba, con las que
proporcionó sustanciosas prebendas a sus familiares y amigos, y
lujosos regalos a sus numerosas amantes. Por lo demás, ni
siquiera entendía el inglés, así que pronto se
cansó de asistir a las deliberaciones de gobierno y
confió éste a sus ministros y al parlamento. Como
secretario de Estado nombró al conde de Stanhope.
Richard Steele había sido expulsado del parlamento por
defender la tolerancia religiosa, pero tras el cambio de monarca fue
nombrado director del teatro de Drury
Lane.
El año anterior, George Berkeley había marchado a
Italia, pero regresó pronto a Gran Bretaña a causa de
unas fiebres. John Arbuthnot,
el médico que lo atendió, escribió el parte
siguiente:
El pobre filósofo Berkeley tiene ya la idea de salud, que ha sido difícil producirle, pues tuvo la idea de una extraña fiebre en él, que fue difícil de destruir introduciéndole otra contraria.
Los matemáticos Jacob (ya fallecido) y Johann Bernoulli
tenían un sobrino de veintisiete años llamado Nicolaus, que también se
dedicó a las matemáticas. El año anterior
había sido admitido en la Academia
de Berlín y ahora ingresaba en la Royal Society de Londres, aunque
más de uno debió de arrepentirse de haberlo admitido,
porque poco después escribió una carta a su hermano
Johann en el que señalaba que Newton no había entendido
correctamente las derivadas sucesivas al abordar un problema sobre el
efecto de una fuerza central sobre un objeto que se mueve en un medio
con rozamiento, lo que le había llevado a cometer varios
errores. Johann escribió a su vez a Leibniz y Leibniz
publicó un panfleto anónimo titulado Charta uolans, en el que usaba las
observaciones de Nicolaus como evidencia de la originalidad de sus
trabajos sobre el cálculo diferencial. Por su parte, Johann
publicó también dos artículos explicando el error
de Newton. Keill contestó la Charta
uolans, pero Leibniz decidió no contestar a su vez
arguyendo que no podía responder a un idiota.
El 11 de septiembre, Rafael Casanova, un abogado que a
finales del año anterior había sido elegido consejero
jefe del consejo de ciento de
Barcelona, tomó el pendón de la ciudad, que se guardaba
en el templo de santa Eulalia,
y salió a proteger desesperadamente la derruida muralla, al
frente de un reducido número de barceloneses ilesos. Allí
combatieron durante unas horas hasta resultar heridos. El 12 de septiembre el duque de Berwick
entró en la ciudad, en la que organizó un gobierno
militar provisional, la Junta de
justicia y gobierno de Cataluña, que tuvo como presidente
interino a José Patiño.
Aunque era de ascendencia española, había nacido en
Milán, y había llegado a España tras la
ocupación austríaca. Habia sido superintendente de
Extremadura y, desde el año anterior, de Cataluña.
Los principales cabecillas de la
rebelión fueron encarcelados. Casanova fue ocultado por sus
amigos, que lo hicieron pasar por muerto. Hoy en día, los
catalanes celebran su fiesta nacional el 11 de septiembre. Inmediatamente,
se inició la construcción de la Ciudadela, una fortaleza capaz de
albergar una guarnición de ocho mil hombres. Para ello hubo que
expropiar más de mil edificios del barrio marítimo, y los
expropiados fueron obligados a pagar el derribo de sus propias
viviendas.
El 3 de octubre, el rey Felipe V
de España reconoció oficialmente a la Real academia española, cuya
fundación y título real había concedido
verbalmente el año anterior. El número de
académicos había ascendido hasta
veintidós.
Constantino Brancoveanu, el
voivoda de Valaquia, fue ejecutado por los turcos por haberse aliado
con el zar Pedro I. Desde ese momento, los turcos designaron como
gobernantes a hospodares fanariotas, como en Moldavia.
Los otomanos declararon la guerra a Venecia, dispuestos a recuperar
Morea. El rey Carlos XII de Suecia se enteró de que los turcos
pretendían entregarlo al rey Augusto II de Polonia, así
que en noviembre, tras resistir con
unos pocos
hombres, pudo huir y embarcar rumbo a su país.
A la sazón, el embajador del duque de Parma en Madrid era Giulio Alberoni,
que había llegado a España acompañando al duque de
Vendôme. La princesa
de los Ursinos, que tenía a su cargo la educación de los
hijos del rey,
llegó a un acuerdo con el cardenal para proponer como futura
esposa del
monarca a Isabel de Farnesio,
sobrina del duque de Parma, Francesco Farnesio. El matrimonio
se celebró ese mismo año. Se trataba de una princesa de
segunda fila, con escasos apoyos, y la de los Ursinos confió en
dominarla sin dificultad, pero el 23 de
diciembre tuvo lugar la primera
entrevista entre ambas y resultó tempestuosa. A Isabel no le
faltaba carácter, y ordenó a su septuagenaria camarera
mayor que hiciera su equipaje y volviera a Francia de inmediato.
La reina, con la colaboración de Alberoni, empezó a
deshacerse paulatinamente de los consejeros franceses de su esposo. El
primero en caer fue Jean Orry, protegido de la princesa de los Ursinos,
al que Alberoni hizo relevar de sus cargos en 1715, y no tardó en volver a
Francia.
Atravesando Hungría y Alemania, el rey Carlos XII de Suecia
pudo llegar a su país, al que encontró sumido en la
anarquía, tras ocho años de ausencia. Concedió el
principado de Zweibrücken
al derrocado rey Estanislao I de Polonia. En Polonia, los adversarios
del rey Augusto II formaron la confederación de Tarnogród, partidaria de
Estanislao I, frente a la confederación de Sandomierz, fundada por los
partidarios de Augusto II hacía más de una década.
Los otomanos invadieron Morea, que les había sido arrebatada
por los venecianos dieciséis años atrás. La
población griega había decidido que el dominio turco era
preferible al veneciano, así que no ofrecieron resistencia.
En Norteamérica, una tribu india, los yamasíes, se había
desplazado hacia el norte desde territorio español, y
entró en conflicto con los colonos de Carolina del Sur.
En julio capitularon las islas de
Mallorca e Ibiza, suceso que marcó el final definitivo de la guerra de Sucesión
española.
Ese año se redactaron los estatutos de la Real academia española. El
número de académicos se fijó en veinticuatro y se
le asignó a cada uno una silla marcada con una de las letras del
alfabeto. (No se incluyeron ni la "ñ" ni la "w" ni la "y".)
El zar Pedro I tenía un hijo de veinticinco
años llamado Alejo. La
nobleza opuesta a los cambios que estaba imponiendo el monarca puso sus
esperanzas en Alejo, el cual se convirtió en la cabeza de los
adversarios de su padre. Éste no dudó en declararlo
enemigo público, y el zarevich
tuvo que huir a Viena, acompañado de su amante, una sirvienta
finlandesa.
El 1 de septiembre murió
de gangrena el rey Luis XIV de Francia, cuatro días antes del
que hubiera sido su octogésimo séptimo aniversario. Su
bisnieto de cinco años se convirtió en el rey Luis XV de Francia, conocido como el
Bienamado. Al día
siguiente, el duque Felipe II de Orleans logró que el parlamento
invalidara las disposiciones de su tío sobre la regencia (para
lo cual sólo tuvo que prometer a los parlamentarios que les
devolvería los privilegios que el rey Sol les había
quitado) y así fue reconocido como regente de Luis XV.
Encargó al duque de Saint-Simon que organizara un consejo de
regencia, cuya presidencia recayó en el duque de Noailles, pero
fue Felipe II quien ostentó la máxima autoridad. Fue el
principio de un periodo de reacción al absolutismo de
Luis XIV. El parlamento, conforme a lo prometido, recuperó
potestades, la corte abandonó el puritanismo que le había
impuesto (al menos en cuanto a las formas) Luis XIV, cesó la
persecución al jansenismo, etc. El duque de Orleans
confió la política exterior a Guillaume Dubois, que había
sido su preceptor.
Mme. de Maintenon, la viuda de Luis XIV, se retiró a
Saint-Cyr, donde había fundado una institución para la
educación de jóvenes nobles sin fortuna. También
murieron ese año Fénelon y Malebranche.
Fahrenheit sustituyó el alcohol por mercurio en los
termómetros que fabricaba, con lo que dio la forma definitiva a
este instrumento.
El Papa Clemente XI nombró caballero al compositor Alessandro
Scarlatti, que ese año estrenó Il Tigrane. También
publicó una colección de doce Sinfonie di concerto grosso. Su
hijo Domenico fue nombrado maestro de la Capilla Giulia del Vaticano.
El 15 de noviembre el emperador
firmó con las Provincias Unidas el tratado de la Barrera, por el que
cedía ciertas plazas fuertes que los neerlandeses
ocuparían con fines defensivos.
El rey Jorge I de Gran Bretaña nombró canciller del
tesoro a Robert Walpole, que había sido uno de los principales
defensores de los derechos del actual monarca a la corona
británica. Charles Spencer volvió también al
gobierno e intrigó con el conde de Stanhope contra Walpole.
En Escocia estalló una rebelión en favor de Jacobo
Eduardo Estuardo, donde los tories
contaban con el apoyo de un sector de los whigs, los que no aprobaban la
unión de Escocia e Inglaterra. Robert Harley fue encarcelado. El
vizconde de Bolingbroke había huido a Francia y ahora era
secretario de Jacobo Eduardo, el cual, desoyendo sus consejos,
decidió marchar a Escocia, donde desembarcó en diciembre, pero la revuelta no
tardó en ser sofocada y el pretendiente hubo de regresar a
Francia de nuevo. La reputación de los tories se vio empañada por
la revuelta, y el rey Jorge I no tuvo dificultad en desembarazarse de
ellos. Desde ese momento, los whigs
iban a ser la única fuerza relevante en el parlamento
británico. Bolingbroke abandonó entonces la causa
jacobita.
Tras amplias deliberaciones en el consejo de Castilla sobre
cómo abordar la cuestión, el 16
de enero de 1716 Felipe V promulgó el decreto de Nueva planta que establecía
la nueva organización para Cataluña. Eliminó los
órganos de gobierno catalanes y los sustituyó por otros
según el modelo castellano, si bien respetó el derecho
penal, procesal y privado (que eran más severos que los
castellanos). Otra cosa era el derecho público, que
estableció una real audiencia,
presidida por un gobernador y un capitán general, respaldado por
el mayor ejército que hubo nunca en Cataluña. La
audiencia dependía en lo administrativo del consejo de Castilla,
mientras que en lo judicial era autónoma. El gobierno local se
repartió entre doce corregidores elegidos por el rey,
normalmente militares. El tesoro público sería
administrado por una superintendencia, que empezó confiscando
todas las propiedades de los organismos de gobierno anteriores,
así como de los particulares acusados de haber apoyado a los
austríacos. Se estableció un nuevo impuesto, el catastro, determinado en
función de las propiedades de cada individuo. El catalán
fue reemplazado por el castellano en todos los ámbitos
oficiales. Las cinco universidades que había en Cataluña
fueron suprimidas.
La princesa de los Ursinos, mal vista en Francia, se había
trasladado a las Provincias Unidas, luego a Génova y,
finalmente, acabó por instalarse en Roma.
El zar Pedro I emprendió un segundo viaje por
Europa, acompañado por Vasili Dolgoruki, en busca del apoyo de
Francia y de las Provincias Unidas.
El duque Felipe de Orleans dio su apoyo a un financiero
escocés llamado John Law,
que el 2 de mayo fundó un
banco privado con derechos de emisión de papel moneda, el Banco general. El nuevo banquero
resumía de esta forma los principios de lo que los franceses
llamaron "el sistema de Law":
Todas las riquezas del reino entero responden del valor de esta nueva moneda; se dará todo por ella y ella será dada para todo. Con este medio, el rey encontrará un recurso siempre presente para que circule en todo momento y en todo lugar todo cuanto pueda ser comprado y vendido, sea cual fuere su naturaleza.
Ese año ingresó en la Academia de ciencias de Burdeos un
joven de veintisiete años llamado Charles-Louis de Secondat, que
acababa de heredar de un tío suyo la presidencia del parlamento
de la ciudad juntamente con el título de
barón de Montesquieu.
En la academia leyó un Ensayo
sobre la política religiosa de los romanos.
François Cuperin publicó su tratado L'art de toucher le clavecin.
En Luisiana vivía una tribu india peculiar, los natchez, cuya cultura se basaba en el culto al Sol. Su monarca, el Gran Sol, tenía poder de vida y muerte sobre sus súbditos. Poseía numerosas esposas y servidores que cazaban para él. Cuando el Gran Sol moría, sus esposas y servidores eran inmolados con él, junto con algunos voluntarios que, de ese modo, se emparentaban con el Sol y lograban que sus familiares se convirtieran en nobles. Ese año se produjo una rebelión que los franceses sofocaron, tras lo cual fundaron una ciudad en la zona a la que llamaron precisamente Natchez.
Durante la guerra de sucesión española, un pirata
llamado Edward Teach
(más conocido como Barba Negra)
había ejercido de corsario atacando exclusivamente barcos
franceses y españoles, pero no británicos. Ahora actuaba
de forma más indiscriminada. Ese año capturó un
barco mercante francés, lo equipó con cuarenta
cañones y así lo convirtió en un respetable buque
de guerra. Pasaba los inviernos en unas islas situadas frente a
Carolina del Norte, donde logró cierta inmunidad sobornando a
algunos funcionarios. Otro pirata famoso de la época era Bartholomew Roberts, nacido en Gales.
El parlamento británico logró ampliar las legislaturas
a siete años.
George Berkeley viajó de nuevo a Europa. En París se entrevistó con Malebranche, que tenía ya ochenta y seis años, y la entrevista acabó en una agria disputa. Luego volvió a Italia. En el transcurso de uno de sus viajes perdió el manuscrito de la segunda parte de sus Principios del conocimiento humano, y así se perdieron para siempre, porque no volvió a redactarlos. En Nápoles pudo presenciar una erupción del Vesubio.
Nicolaus Bernoulli obtuvo la cátedra de Galileo en Padua.
El rey Federico Guillermo I de Prusia contrató como
médico a Georg Ernst Stahl, famoso por haber desarrollado la
teoría del flogisto,
según la cual el calor es una sustancia que poseen los cuerpos y
que se libera en las combustiones.
El Emperador Carlos VI envió contra los turcos al príncipe Eugenio, que obtuvo la victoria de Peterwardein.
El 14 de noviembre murió
en Hannover Gottfried Wilhelm von
Leibiniz. Dejó inédito un manuscrito sin
título que posteriormente fue publicado con el título de Monadología, una
síntesis de su filosofía.
En Japón murió el shogun Tokugawa Ietsugu a la edad de
seis años, y fue
sucedido por Tokugawa Yoshimune,
un bisnieto de Tokugawa Ieyasu.Varios años de escasez
habían hecho subir los precios.
Yoshimune trató
de llevar a cabo reformas agraria y prohibió los gastos
excesivos.
También murió el elector palatino, Juan Guillermo de
Neoburgo, que fue sucedido por su hijo Carlos
Felipe.
El 28 de noviembre Felipe V
promulgó un decreto de Nueva
planta para las islas Baleares (excepto Mallorca, que ahora era
colonia británica), que estableció un sistema similar al
impuesto en Cataluña a principios de año. Las cinco
universidades que había en Cataluña (Barcelona,
Tarragona, Lérida, Gerona y Vic) fueron clausuradas, y en 1717 se creó una nueva en Cervera, ciudad que había
destacado en su apoyo a Felipe V durante la guerra civil. La nueva
universidad fue confiada a los jesuitas.
El año anterior, Isabel de Farnesio le había dado un
hijo a Felipe V, Carlos. El
joven príncipe tenía dos hermanastros mayores, Luis y Fernando, con lo que era muy poco
probable que pudiera acabar siendo rey de España. Por ello, la
reina inició una enérgica política encaminada a
conseguir un reino para su hijo. La idea era recuperar algunas de las
posesiones europeas perdidas recientemente por España. Paulatina
y discretamente, se hizo con las riendas del gobierno, en
colaboración con Giulio Alberoni, que ese mismo año fue
nombrado cardenal y primer ministro.
José Patiño, uno de los principales artífices
del decreto de Nueva Planta catalán, así como de la
aplicación de la nueva ley, había sido relevado de su
cargo de sus funciones por decisión de Alberoni, que ahora lo
nombraba intendente general de la marina y del ejército,
superintendente de Sevilla y presindente del tribunal del Consejo de Indias, recientemente
trasladado a Cádiz.
En julio España
llevó a cabo un exitoso ataque contra Cerdeña. Esto
provocó la reacción de Gran Bretaña y las
Provincias Unidas, que firmaron con Francia la Triple alianza, con el fin de
preservar los acuerdos de Utrecht. El duque Felipe II de Orleans
reconoció a Jorge I como rey legítimo de Gran
Bretaña (frente a las pretensiones de Jacobo Eduardo Estuardo)
y, a cambio, éste reconoció al duque como heredero
legítimo de la corona francesa (en caso de que el rey Luis XV
muriera sin descendencia) frente a las pretensiones de Felipe V de
España. De este modo, los temores de una hipotética
alianza franco-española que habían influido en el
posicionamiento de las potencias europeas ante la guerra de
Sucesión, se habían desvanecido por completo, pues
Francia había terminado enfrentada con España.
A causa de una crisis interna en el partido whig, Robert Walpole
abandonó el gobierno. (Walpole, junto con una parte del partido,
consideraba que la política exterior británica
servía más a los intereses de Hannover que a los de la
propia Gran Bretaña.) El conde de Stanhope, que había
negociado la Triple alianza,
volvió a ser la figura más destacada del gobierno. (El
escritor Joseph Addison ocupó la secretaría de estado
durante unos meses, pero luego dimitió.) Daniel Defoe se
infiltró como espía del gobierno en un diario jacobita de
gran tirada, el Mist's weekly
journal.
Desde el siglo XIV, están documentadas en Francia
asociaciones de profesionales relacionados con la construcción.
Se llamaban logias y sus
miembros eran los masones (en
francés, albañiles). Las logias masónicas fueron
adquiriendo importancia paulatinamente, a medida que los constructores
de catedrales desarrollaban sus técnicas profesionales, que eran
mantenidas en el más absoluto secreto. Dentro de cada logia,
había incluso distintas categorías, de modo que los
maestros discutían asuntos que no debían ser conocidos ni
siquiera por sus trabajadores de rango inferior. Para evitar que sus
documentos pudieran ser entendidos por los profanos, empleaban un
complejo sistema de símbolos. Algunas logias estaban sometidas a
legislaciones municipales, pero algunas privilegiadas escapaban a
ellas. Eran los constructores libres o franc-maçons. No tardaron en
surgir logias similares en Inglaterra y Escocia. Sin embargo, la
situación de la masonería era ahora muy distinta. Los
nuevos adelantos técnicos y la difusión indiscriminada de
conocimientos que caracterizaba los nuevos tiempos habían vuelto
anticuados los secretos de los masones. Para subsistir, muchas logias
habían empezado a admitir en su seno a masones aceptados, burgueses,
aristócratas y clérigos que no tenían
ningún interés directo en la construcción, pero
que se sentían atraídos por el secretismo y los rituales
masónicos. Los masones aceptados eran, pues, como "miembros
honoríficos" que se convertían en protectores de las
logias, pero con el tiempo habían desplazado a los constructores
y así las logias inglesas y escocesas se habían
convertido en sociedades políticas en las que se agrupaban
distintas facciones, como los favorables a los Estuardo frente a
Cromwell, etc.
Ahora, cuatro logias londinenses se unieron para formar una Gran logia que eligió un Gran maestre que tendría
jurisdicción sobre todos los "hermanos". Surgía
así la llamada masonería
especulativa, ya completamente desligada de la
construcción.
El duque de Villeroi fue nombrado preceptor del rey Luis XV, por lo
cual ingresó en el consejo de regencia, junto con el conde de
Tallart.
El año anterior, el emperador Carlos VI había perdido
a su heredero, y ahora le nacía una hija, María Teresa. Cuatro
años atrás, el emperador había promulgado la Pragmática sanción,
en virtud de la cual derogaba la disposición
leopoldina, que anteponía en la línea sucesora a
las hijas de su hermano José I frente a sus propias hijas.
Teniendo un heredero varón, era un mero formalismo sin
consecuencias prácticas, por lo que nadie se opuso, pero ahora
necesitaba que la pragmática
sanción fuera reconocida por todos los estados gobernados
por la casa de Austria, lo cual iba a exigir delicadas negociaciones.
La guerra de sucesión española II |
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