|
1-4 | SIGUIENTE |
Cum subit illīus
tristissima noctis imāgō quā mihi suprēmum tempus in Vrbe fuit, cum repetō noctem quā tot mihi cāra relīquī, lābitur ex oculīs nunc quoque gutta meīs. |
|
Cu(m) su-bi-|t_il-lī-|us
x tris-|tis-si-ma
| noc-ti-s_i-|mā-gō quā mi-hi | sup-rē-|mu(m) x te(m)-|pu-s_i-n_Vr-|be fu-it cu(m) re-pe-|tō noc-|te(m) x quā | tot mi-hi | cā-ra re-|lī-quī lā-bi-tu-|r_ex_o-cu-|līs x nunc | quo-que gut-|ta me-īs |
En el año 8 a.C. el emperador Augusto desterró a Ovidio a Tomis (en la actual Rumanía). No se saben las causas exactas que llevaron a Augusto a tomar esta decisión. Parece que se debía a que el poeta tenía conocimiento (y tal vez ayudó de algún modo) a los devaneos amorosos de Julia, la hija del emperador. Ovidio escribió sus Tristia en el exilio con la esperanza de que Augusto le perdonara, pero no fue así. En esta tercera parte del libro I relata la noche en que dejó Roma.
Nótese la hipálage: no dice que aquella noche
fuera tristísima, sino que la imagen de aquella noche era
tristísima (con lo que la noche en sí debió
de ser mucho más que tristísima).