Babel medieval
Plurilingüísmo y comunicación entre autores

 

 
 

 

Las relaciones que los autores medievales mantenian con su público y con sus colegas no se parecen a nada de lo que hoy en día podamos constatar en el proceso de creación artística. Estas relaciones tan especiales se ponen en evidencia en los géneros dialogísticos, y en especial en aquellos que plantean el plurilingüismo poético.

 


Desde la famosa Domna, tant vos ai preiada de Raimbaut de Vaqueiras, donde por primera vez alternan genovés y occitano, o el conocido debate entre Arnaut Catalan y Alfonso X el sabio que se expresan en occitano y gallego-portugués, sin olvidar el auténtico festival lingüístico del descort Eras quan vey verdeyar, que está escrito en cinco lenguas (provenzal, gascón, francés, italiano, gallego-portugués) y que evidentemente no se explican sin las particulares condiciones de producción que se daban en la Edad Media.

En este sentido sería interesante abordar los contactos que mantuvieron entre sí numerosos autores conocidos, independientemente de cual fuera su lengua materna, y que dan fe de fructíferos intercambios intelectuales, como por ejemplo los mantenidos por el trouvère Conon de Béthune, Bertran de Born y el mencionado Raimon de Vaqueiras, o la no menos prometedora relación de Chrétien de Troyes con Raimon d'Aurenga y Bernart de Ventadorn.

 

No hay duda, el occitano es visto desde el siglo XI como la lengua poética por excelencia. Es pues apreciadísimo por la élite europea. Las demás lenguas copian modelos, adaptan estructuras, dialogan con el occitano. Por su parte, tras haber servido de modelo, la cultura occitana no deja de nutrirse del contacto.

 

 

 

 

Y es tal su prestigio en estas cortes no occitanas, que el público se muestra perfectamente capacitado para apreciar las manipulaciones formales, los juegos de espejos literarios tan queridos por los trobadores. Esto nos remite a una práctica literaria que refleja el carácter de intertextualidad de buena parte de la producción medieval.


En un universo donde la palabra hablada, la palabra cantada se convierte en el único arma de propaganda verdaderamente eficaz, esta intertextualidad está en la base misma del sistema artístico. Es así como funciona por ejemplo, el sirventés. Se despoja una pieza famosa de su contenido, manteniendo su música, metros y rimas.

Cuanto más conocida sea una pieza mucho más rápido puede viajar una idea nueva o una crítica o un llamamiento político. Y no se puede decir que la manipulación “secundaria” carezca ni mucho menos de mérito, al contrario.

Veamos si no el siguiente sirventés de Bonifaci Calvo, escrito en 1254 para Alfonso X el Sabio. Se trata de un sirventés en tres lenguas, occitano, francés y gallego-portugués en el que el poeta anima a Alfonso X a luchar contra Teobaldo II de Navarra para apoderarse de su territorio a la muerte de Teobaldo I (Thibaut de Champagne, el gran trouvère) en 1253.

 

Pero a esta tentación se opuso Jaume I, a la sazón suegro del rey Sabio, que salió en defensa del heredero, aún muy niño, y forzó un pacto cuando las tropas castellanas ya habían entrado en Navarra. Este parece ser el momento en el que el poeta compone su obra de circunstancias.

 

 

Y nótese que a pesar de escribir en la corte del rey, para su entorno, el poeta no deja de azuzar el clima prebélico y de criticar a Alfonso X por parlamentar demasiado. A ver si la gente va a creer que el rey se limita a amenazar sin querer enfrentarse a sus enemigos.

Sin duda la convención literaria le permitía una actitud tan particular, pero no deja de sorprender el tono distante que utiliza. De hecho su pieza acaba con un ataque nada sutil al rey:

E comenzon a dire ia
qe mais qer lo reis de Leon
cassar d’autor o de falcon
c’ausberc ni sobreseinh vestir
Y ya empiezan a decir que al rey de León más le gusta cazar con azor y con halcón que vestir lóriga y sobreseñales.(1)



Es evidente que Bonifaci Calvo sigue una práctica de propaganda útil a su señor. En otro sirventés (2) escrito para Alfonso X por las mismas fechas, el trovador le anima a emprender una campaña guerrera contra príncipes cristianos (ni una alusión contra musulmanes).

Pero entre sus vasallos (“los sieus”) la perspectiva no parece levantar ningún entusiasmo. ¿Que decide Bonifaci Calvo para avivar los ánimos castellanos? Recurrir al poema de un colega suyo, un personaje interesantísimo como punto de contacto entre diferentes autores de muy diversas nacionalidades: Bertran de Born.

 

 

Dante le denomina en el canto XXVIII del Infierno, “el poeta de las armas”. El público de la corte castellana entiende perfectamente la imitación que hace Bonifaci Calvo de aquel sirventés tan famoso de Bertran de Born, Quan vei pels vergiers despleiar:

 

 

En luec de verjanz floritz
e foillatz,
volgra per champs e per pratz
veçer lanzas e penos,
et en luec de chanz d’auzeus
auzir trompas e flauteus
e granz retinz de colps e de cridanz,
c’adoncs fora cabalos lo mazanz.

 

En lugar de jardines floridos y frondosos quisiera ver lanzas y pendones por campos y por prados, y en lugar de cantos de pájaros, oír trompas y clarines y gran estruendo de golpes y griterío, porque entonces sería soberbia la pelea.



Volveremos a encontrarnos más tarde con Bertran de Born, pero quedémonos un instante aún en Castilla. Sabemos que Bonifaci Calvo residió en la corte toledana de Alfonso X mucho tiempo ya que llegó a escribir con notable perfección el gallego-portugués, como revelan por otra parte sus dos cantigas d’amor.

Es pues un habitual de este clima cortesano en el que una voz poética fuerte representa sin duda una eficaz ayuda en tales contiendas. Porque gracias a los juglares se podía llevar un estado de opinión por todos los rincones, también por tierras francesas, hacia la Champaña que ponía sus ojos en Navarra, y por los dominios del rey Catalano-aragonés, tan vinculados ambos a dichos conflictos.

Sólo así se explica la presencia de las tres lenguas en este sirventés que muchas veces se ha calificado de “exhibicionismo lingüístico”, con un cierto toque peyorativo a nuestro entender.

 

Hablando de tópicos, muchos de estos poetas se sitúan a años luz del estereotipo del trovador como un ser delicado, sentimental, encerrado en su universo amoroso por una bella sin piedad. Entre las muchas imágenes que de ellos nos quedan, a veces, se puede percibir el día a día cotidiano.

 

 

Y aquí tenemos un buen ejemplo de las misiones que se les encargaba, y de las variadas funciones que ejercían para las cancillerías de sus príncipes.


Pero no siempre prima la cuestión práctica a la hora de llevar a cabo ejercicios de este tipo. Porque no siempre se trata de vehicular ideología política con la mayor economia de medios. En cualquier caso siempre hay que tener presente el carácter lúdico de estos productos culturales.

Lo podemos observar en Cerverí de Girona y su cobla en seis lenguas (2) nada menos, “sis lengatges”, como dice en la rúbrica. Veamos como se presenta este divertimento:

I- Nuncha querria eu achar
ric home con mal coraçon,
mas volria seynor trobar
que.m dones ses deman son don;
e voldroye touz les jors de ma vie
dames trover o pris de tota jan;
e si femna trobava ab enjan,
pou mim cap!, io, micer, la pyllaria.
II- Un esparver daria a l’enfan
de setembre, s’aytal cobla.m fazia . (3)
I- Nunca quisiera yo hallar a ricohombre con mal corazón, sino que quisiera encontrar a un señor que, sin pedírselo, me otorgase su don; y todos los días de mi vida quisiera encontrar damas de aprecio de toda la gente; y si encontraba con engaño a una mujer, ¿por mi cabeza!, señor, me la quedaría.
II- Al infante le daría un gavilán de septiembre si me hacía una copla como esta.

 

No siempre se han puesto de acuerdo los críticos a la hora de determinar las lenguas presentes, llegando incluso a sospechar que en la rúbrica había una errata (.vi. en vez de .iiii.) pero hoy en día parece que se puede mantener que son las siguientes: gallego-portugués (verso 1), castellano (versos 2), occitano (versos 3-4, 7 y 9-10), francés (versos 5-6), gascón (verso 8 primera parte) e italiano (verso 8 segunda parte).

En este caso nos enfrentamos a una composición de 10 versos en la que el trovador se ve abocado a malabarismos poéticos como el del verso 8 en el que pueden entrar dos lenguas: el primer hemistiquio es una exclamación en gascón, y el segundo una afirmación en italiano. Tenemos con ello las seis lenguas de la rúbrica.

 

 

En una composición tan breve está claro que estos cambios idiomáticos sólo pueden llegar al público gracias a la habilidad del juglar que las recita. Y también es evidente que sólo la procedencia heterogénea del público al que va dirigida justifica este auténtico festival plurilingüístico.

 


De hecho sabemos que en 1269 Cerverí iba en el séquito del infante En Pere (hijo de Jaume I y el futuro Pere el Gran) que visitaba a Alfonso X, es decir su cuñado, quizá para conferenciar sobre la cruzada a Tierra Santa que planeaba Jaume I. De nuevo parece ser la corte del rey Sabio el punto de referencia de esta obra.

El trobador Folquet de Lunel, que viajo en el séquito del infante al lado de Cerverí escribió y dedicó a Alfonso X un sirventés con el mismo estrofismo y las mismas rimas que esta cobla plurilingüe. Y no hay que descartar los contactos de Cerverí con numerosos italianos que seguían a la reina Constanza en la corte de Pere el Gran cuando infante y cuando rey.

En todo caso en las cuentas de este viaje en el cual el infante y su cortejo se entregaron a la caza, aparecen alusiones a aves de presa y a esparvers(el gavilán de la cobla). Y Cerverí figura en la documentación del brillante cortejo junto a numerosos italianos, entre ellos Roger de Lúria o della Loria, el futuro almirante, y “moros trombadors” y “juglars moros”, que son magníficamente retribuidos al llegar a Toledo.

Es muy probable pues que en el transcurso de este viaje realizado en 1269 Cerverí de Girona escribiera su cobla en 6 lenguas muy adecuada para ser celebrada por personas de distintos idiomas que acompañaban al infante y que entraron con tanta expectación en Toledo.(4)


 

Cuando Cerverí de Girona escribe su cobla conoce sin duda ya el sirventés de Bonifaci Calvo de 1254. Pero como precedente ilustre hay que citar al gran Raimbaut de Vaqueiras, uno de los trobadores a caballo entre el XII y el XIII que más experimenta con la forma y que nos ha dejado muestras interesantísimas de plurilingüísmo poético, así como del contacto que mantiene con sus colegas en esta Europa naciente y en plena ebullición.

 

 

 

Su actividad está marcada por su relación con la corte de Monferrato donde consigue ser armado caballero por el marqués Bonifacio de Monferrato en 1194, sin duda por méritos fundamentalmente de orden literario, cosa digna de resaltar.

No hay que olvidar que la Italia septentrional parece haber favorecido la intensificación de los intercambios entre autores de diferentes nacionalidades. En especial, en los años inmediatamente precedentes a la 4ª cruzada, la corte de Monferrato constituye un polo de atracción tanto para trovadores occitanos como para trouvères y juglares franceses.


Sabemos que en 1190 Raimbaut de Vaqueiras se encuentra en Génova, como revela su famoso debate con la genovesa Domna tant vos ai preiada, escrito en estrofas alternadas en occitano y en dialecto genovés. Al tratarse de uno de los más antiguos documentos de lengua literaria en italiano la crítica ha llevado a cabo en numerosas ocasiones estudios lingüísticos detallados.

 

 

En este caso seguimos en unos parámetros lúdico-festivos donde el trovador se dirige a su interlocutora tratándola de “domna” y exagerando su actitud cortés y ponderando en ella unos méritos que no se advierten de ningún modo. Al contrario.

 

 

La genovesa por su parte lo trata menospreciativamente de “juglar” y contesta en un lenguaje populachero y vulgar. Obsérvese la siguiente estrofa con curiosas alusiones a la incomunicabilidad y a la incomprensión entre diferentes lenguas. Todo ello, claro está, con una intención humorística:


Jujar, to proenzalesco,
s’eu aja gauzo de mi,
non prezo un genoì.
No t’entend plui d’un toesco
o sardo o barbarì,
ni non ò cura de ti.
Voi t’acaveilar co mego?
Si.l saverà me’marì,
mal plait averai con sego.
Bel messer, ver e’ve dì:
no vollo questo latì;
fraello, zo ve afì.
Proenzal, va, mal vestì,
largaime star!

Juglar, así goce yo de mí, que no aprecio tu provenzal un genovín. Te entiendo menos que a un alemán, a un sardo o a un berebere, y no me importas nada. ¿Quieres tirarte de los pelos conmigo? Si lo supiera mi marido, mal pleito tendrías con él. Buen señor, te digo la verdad: no quiero este latín, hermano, te lo aseguro. Vete, provenzal andrajoso, ¡déjame estar!


Es evidente que la genovesa entiende perfectamente el “latín” de este trovador puesto que responde con intención a sus peticiones. Cuanto más tratamiento cortés exagerado recibe (“Señora gentil y distinguida, alegre, noble, inteligente”...) tanto peor reacciona la “dama” (“Ciertamente os degollaré, maldito provenzal. Os diré estos insultos: sucio, tonto, pelón”...). Y el trobador que borda sobre el tópico del sentimentalismo (“Señora, no me seais tan cruel”...) mientras aquella lo desprecia con todas las ganas.

 

Está claro que del contraste de las dos actitudes surge la sorpresa. La mezcla de estilos siempre ha fascinado a nuestros autores, que son capaces de reirse del mismo código que sirve de marco a su producción. De hecho son capaces de burlarse de lo más considerado, de lo más sagrado.

 

 

 

Estamos en un registro que recuerda a las pastorelas donde normalmente se enfrentan dos visiones sobre el amor humano. En la lírica occitana lo normal es que la pastora dé muestras de un sentido común del que el noble carece. Como recuerda Lola Badia:


“La pastorel.la consisteix en un diàleg entre una noia del poble (que com es podia preveure té l’ofici de pastora) i un noble que, amb més o menys elegància, intenta seduir-la. La tradició occitana, contrariament a la francesa, sol ser molt respectuosa amb aquestes noies humils a qui els poetes presten les millors gales verbals del seu art; no es gens estrany que trobem donzelles avisades capaces de donar autèntiques lliçons d’ètica amatòria a cavallers desvagats amb una certa tirada donjoanesca”.(5)


Aquí nos enfrentamos a todo lo contrario, como si Raimbaut se hubiera dejado influir por la tradición francesa a este respecto. Y el caso es que el supuesto amante de la genovesa no se limita a recibir los envites dialécticos de su interlocutora.

Hacia el final nos tiene reservada la sorpresa definitiva: entre tanto algodón, entre tanta consideración ante la bella, surge el comentario ácido que desarma todo el poema. Se trata de una proposición amorosa nada platónica ni servil expresada en términos descarados:

Domna, en estraing cossire
m’avez mes et en esmai;
mas enqera.us preiarai
qe voillaz q’eu vos essai,
si cum provenzals o fai,
qant es pojatz.
Señora, me habéis sumido en singular preocupación y en desaliento; pero todavía os pediré que queráis que os pruebe, como hace el provenzal cuando ha montado.(6)

 

 

 

Martí de Riquer apunta la posibilidad de que se aluda aquí al assai amoroso (4) (la "prueba"), indicado como una costumbre de contención sexual de los provenzales. Pero en este contexto, independientemente de que tal prueba existiera y que los trovadores aludan de verdad a ella (cosa muy discutible), nos parece que el trobador utiliza aquí un golpe de efecto, lo más contundente posible, para romper precisamente con toda la imagen que había ido generando de sumisión y de entrega absoluta.

 

 

Lo que el trovador quiere “probar” no se puede desligar del término que cierra su intervención “pojatz”, “montado”. Pensamos pues que se trata de una invitación descarada de sexo explícito, quizá lo único que puede desestabilizar a su interlocutoora. Pero, oh sorpresa, la genovesa devuelve la puya, y así concluye el poema:

meill varà, per Sant Martì,
s’andai a ser Opetì,
que dar v’a fors’un roncì,
car sei jujar.
será mejor, por San Martí, que vayas al señor Obizzino, quien tal vez te dará un rocín, pues eres juglar.


Se trata de Obizzo II, marqués de Malaspina, el que debatió tan desabridamente con Raimbaut de Vaqueiras. En su epístola Valen Marques, Raimbaut hace referencia a múltiples episodios de su vida junto al marqués de Monferrato y entre otros se puede leer un episodio que opuso a estos dos marqueses por una joven de familia genovesa:

 

Vuelh retraire, e l’amor refrescar
Lo fag que fem de Salina de Mar,
Quan la levem al marques, al sopar,
A Malespina del sul plus aut logar,
E la donetz a Ponset d’Aguilar,
Que muria el liet per lieys amar.
Os quiero recordar, reavivando el amor, nuestro asunto de Salina de Mar, cuando se la quitamos al marqués, en la cena, en Malaspina, del más alto lugar, y la disteis a Ponset d’Aguilar, que se moria en la cama por su amor.(7)

 

 

Parece que aquí tenemos un eco de viejas rencillas entre los dos grandes señores. En todo caso esta alusión es bastante injuriosa para Obizzo y aparece aquí citado por la genovesa para replicar al verbo “pojar” del trobador. Es la guinda con la que acabar este festival de despropósitos en dos lenguas, que el público entendía perfectamente como un instrumento de diversión.

 

 


Pero esto no quiere decir que Raimbaut no sea un autor cortés, o que no sea capaz de componer por otra parte las más delicadas muestras de fin’amors. Se trata de otro tipo de ejercicio.

Veamos sino otra obra suya compuesta también en la corte de Monferrato. Hablamos de Eras quan vey verdeyar, famosa composición amorosa que el trobador denomina descort porque hay desacuerdo en sus estrofas, principalmente en lo que afecta a las lenguas en que están escritas. En realidad él lo presenta como una consecuencia lógica del estado en el que lo ha sumido su dama ingrata:

q’una dona.m sol amar,
mas camjatz l’es sos coratges,
per qu’ieu fauc dezacordar
los motz e.ls sos e.ls lenguatges

porque me solía amar una dama, pero ha cambiado su intención, por lo que hago desacordar las palabras, las tonadas y los lenguages. (8)



No es el mismo caso que la cobla de Cerverí donde había que afinar tanto para realizar los cambios de idioma. Aquí la primera estrofa está en provenzal, la segunda en italiano, la tercera en francés, la cuarta en gascón y la quinta en gallegoportugués, lenguas que reaparecen de dos en dos versos en los diez que constituyen la tornada final.

Estamos en pleno registro cortés y aunque es facil detectar una intención humorística, el tono es mucho más contenido. Obsérvese esta alusión en italiano que responde a la que hemos visto anteriormente sobre la incomprensión lingüística:

Io son quel que ben non aio
ni jamai non l’averò,
ni per april ni per maio,
si per ma donna non l’ò;
certo que en so lengaio
sa gran beutà dir non sò,
chu fresca......

Yo soy aquel que ni tiene bien ni nunca lo tendrá, ni por abril ni por mayo, si no lo tengo de mi dama; es cierto que en su lenguaje no sé decir su gran belleza: es más fresca que...

 

 

 

Es evidente que el trobador sí que se atreve a describir en italiano la hermosura de su dama (de hecho está deseando hacerlo), su alusión es un tributo más al caracter inefable de la belleza y no una constatación de dificultades lingüísticas, como pretendía la genovesa.

 


Por otra parte ya lo hemos apuntado, la corte de Monferrato se convirtió en una auténtica Babel en los años precedentes a la 4ª cruzada. Bonifaci de Monferrato fue nombrado jefe de la expedición y media Europa se dirigía hacia allí para concretar los planes que supuestamente liberaría los lugares sagrados de los musulmanes (9). Raimbaut le recuerda en una epistola al marqués de Monferrato numerosos episodios de esta contienda:

E vos pensetz de far defensio
e.l coms de Flandres; e frances e breto
et alaman, lombart e berguonho
et espanhol, proensal e guasco,
tug fom renguat, cavalier e pezo.

Y vos y el conde de Flandes os dispusisteis a organizar la defensa, y franceses, bretones, alemanes, lombardos, borgoñones, españoles, provenzales y gascones nos pusimos todos en orden, caballeros y peones. (10)



Al parecer se ha exagerado mucho el papel de las cruzadas como medio de intercambio entre las diferentes literaturas que se estaban gestando por aquel entonces en Europa. Pero es indudable que estas empresas gigantescas que movilizaban a contingentes variados de europeos por periodos notables de tiempo debieron facilitar los contactos desde principios del siglo XII.

De algunos de estos contactos nos ha quedado constancia, como ocurre con la corte de Monferrato y la relación entre Raimbaut de Vaqueiras y el famoso trouvère Conon de Béthune. El mismo Conon en quien se ha podido identificar el interlocutor francés de Raimbaut en el conocido partimen bilingüe Seigner Coine, jois e pretz e amors, compuesto conjuntamente en Constantinopla en 1204.

 

Aunque también pudo ser unos años antes, en el invierno 1200-01, cuando Conon, que tuvo un papel importante en la preparación y dirección de la 4ª cruzada, visitó Italia en calidad de delegado de los barones franceses para tratar con el el Duce Enrico Dandolo sobre el transporte de los peregrinos a Oriente.

 

 

 

Este caballero-poeta picardo, Conon de Béthune, fue uno de los primeros y más hábiles imitadores de la lírica cortés occitana. Pero aquí tenemos además una prueba de que el intercambio no se produjo en un sentido único. En efecto, como señala Furio Brugnolo(11), en la estrofa francesa de su descort, Raimbaut imita una conocida composición de Conon de Béthune, Belle doce Dame chiere.

A diferencia de las otras lenguas homenajeadas en el descort, el francés ya es una lengua con un corpus imponente de textos y que a su vez tiende a proponerse como modelo de referencia para las culturas vulgares más dinámicas y receptivas. (12)

Es curioso observar pues cómo en la estrofa francesa Raimbaut reutiliza y remodula los tópicos, las fórmulas y los esquemas más tratados por los trouvères franceses. De alguna manera se trata de rizar el rizo puesto que la lírica francesa es la que más de cerca sigue los modelos poéticos occitanos, acentuando eso sí los rasgos más estereotipados y convencionales.

Un ejemplo: el tema de la muerte por amor. En todo el descort se puede decir que hay homogeneidad temática y por eso resalta más que se haya contenido el tema de la muerte en la estrofa francesa: Mot estes male guerriere/ si je muer per bone foi; Muy mala enemiga sois si yo muero por buena fe (v.21-22); como también ocurre en los dos versos franceses de la tornada: ...que farò/ si sele que j’ai plus chiere/me tue, ne sai por quoi?; ...qué haré, que aquella a la que más quiero me mata y no sé por qué? (v.45-46).

 

 

Es un hecho que en la lírica de los trouvères, sobre todo la más antigua, el tema, o mejor dicho, la metáfora (en sí misma tópica) de la muerte por amor, y más aún de la crueldad de la dama que “mata” al amante, alcanza un peso y una relevancia absolutamente inhabituales, impensables, en la lírica de los trovadores, de la que sin embargo deriva.

 

 

La frecuencia y la intensidad, casi obsesiva (es decir, convencionalmente obsesiva) con la que se trata el tema lo convierten en un auténtico emblema o cuño temático de aquella lírica. Se puede ver en las canciones de Blondel de Nesle, de Gace Brulé, y sobre todo de Conon de Béthune.


Pero aún se pueden rastrear otros contactos. Conon sirvió sin duda de punto de contacto entre Raimbaut de Vaqueiras y otro de los trouvères más renombrados: Huon d’Oisi. Este poeta, pariente y maestro de Conon de Béthune, compuso hacia 1189 su famoso Tournoiement des dames. Y de aquí extrajo Raimbaut de Vaqueiras la idea de la guerra entre mujeres del Carros, que no deja de ser un muy cortés elogio a la hija del Marqués, Beatriz de Monferrato y del ambiente de su corte hacia 1202.


En esta intrincada red de intertextualidades y de reenvíos entre poetas de diferentes culturas y lenguas, se ha podido comprobar que el “mediador” en el plano literario entre Conon de Béthune y Raimbaut de Vaqueiras no es otro que el trobador Bertran de Born, amigo personal de Conon, a quien daba el épico senhal de “Mon Isembart”.

 

Ambos le rinden homenaje como un maestro de estilo y de técnica. Y la mediación se explica tanto más cuanto que el propio Bertran de Born se ve influido por Conon de Béthune: en más de cinco canciones suyas se advierte el homenaje al amigo. Se ha llegado incluso a hablar del factor Bertran de Born en el desarrollo de los contactos entre trovadores y trouvères a finales del siglo XII.

 

 

 

Y es que la vida agitada de este caballero-poeta le puso en el centro del escenario político internacional. En efecto, sus intereses se vieron relacionados con las luchas intestinas entre los Plantagenet, reyes de Inglaterra, y su enfrentamiento contra Francia (13). Sus sirventeses reflejan su vida inquieta y turbulenta, sus filias y sus fobias. Como señala Martí de Riquer:


"...representa a un “típico señor feudal de la Edad Media, que a un desmesurado orgullo une un viril concepto de la vida, que le lleva a desear constantemente el estruendo bélico, la lucha encarnizada, el colorido del alarde militar, y a despreciar la paz, que identifica más de una vez con la cobardía. Acertadamente Dante llamó a Bertran de Born el cantor de las armas (De vulgari eloquentia, II,2)”. (14)


En efecto, en el canto XXVIII del Infierno Dante lo hace surgir, en una impresionante escena, con la cabeza separada del tronco en castigo por haber separado al Joven Rey de su padre: sappi ch’i son Bertran dal Bornio, quelli/ che diedi al re giovane i ma’conforti./Io feci il padre e’l figlio in sé ribelli.

Y sin duda esta aparición en la Divina Comedia es un buen ejemplo de la fama increible del trobador. Parece claro que no fueron sus sirventeses los que provocaron las luchas fratricidas en la casa real inglesa, ni lo que encendió de nuevo la guerra entre Inglaterra y Francia.

Pero seguro que su voz poética firme y decidida encontró acogida por los dominios del rey de Francia, como por los del conde de Tolosa y del rey de Aragón, tan vinculados a estas contiendas. Además sus contemporáneos supieron entender el caracter innovador de su poesía.

 

 

En efecto, Bertran de Born admiraba en la belicosidad y en los enfrentamientos unos valores literarios que hasta entonces se venían dando en la épica, no en la lírica. Él es el mejor ejemplo que rompe con esa imagen estereotipada de dulzura y delicadeza a veces tan asociada a los trovadores.

 

 


Pero eso no quiere decir que Bertran, como otros muchos autores no fuera capaz de ocuparse de ejercicios de estilo diferentes, y hasta dedicarse con exquisita elegancia a temas específicamente cortesanos. Baste señalar la filigarana amorosa de la domna soissebuda (15), donde recrea el mito de Pandora con su idea de configurar una dama perfecta, una dama artificial (soissebuda) pidiendo prestados a cada una de las otras damas una belleza, un agradable rasgo, una buena acogida...

A él se debe también el haber convertido una leve anécdota palaciega en la delicada canción Ges de disnar no fora oi mais matis (16), dedicada a Mathilde, hermana de Ricardo Corazón de León, cuando en 1182 ésta partió de Normandía para trasladarse a Anjou. Es curioso observar como la corteja:

 

Gens, joves cors, francs e verais e fis,
d’aut paratge e de reiau,
per vos serai estrans de mon pais
e.m mudarai part Anjau (...)
E mos senher m’ac pres de lieis assis
sobr’un feutre emperiau,
e la paraula fo doussa e umana
e.lh dich cortes e suau,
e de solatz mi semblet catalana
e d’acolhir de Fanjau.

 

Gentil, joven cuerpo, verdadero y leal, de alta y real nobleza, por vos me haré extranjero de mi tierra y me iré más allá de Anjou (...) Mi señor me sentó cerca de ella, sobre un almohadón imperial, y la palabra fue dulce y amable y la frase cortés y suave; por su trato me pareció catalana, y por su afabilidad, de Fanjau. (17)



Es verdad que en él no encontraremos rastro de una poesía amorosa tierna o de seguidismo ciego de los convencionalismos corteses, porque parece evidente que no la sentía ni se avenía con su temperamento. Pero esto no es un rastro exclusivamente suyo, al contrario, son numerosos los colegas que plantean una visión amorosa que poco tiene que ver con la cuatro ideas tópicas que del amor cortés han llegado hasta nosotros.

 

El hecho de que tras Chrétien de Troyes triunfara en la literatura cortés una idea platónica y nada "corpórea" del amor humano (con buena carga de culpabilidad) no nos debería hacer olvidar que la suya no es más que una de las múltiples opciones que entre el siglo XI y XII se venían barajando, aquella que mejor se amoldaba con la moral tradicional, la que inquietaba menos a la teocracia imperante.

 

 


La actitud distanciada de Bertran de Born ante los temas corteses entronca justamente con la de Conon de Béthune, o con la de colegas que ya habían dejado su huella artística a este respecto, como Bernart de Ventadorn o Raimbaut d’Aurenga.

Cabe señalar los contactos entre estos dos últimos trovadores y el trouvère Chrétien de Troyes que se enfrentan por su distinta concepción sobre el amor humano. Señalamos la poesía de este último D’amors qui m’a tolu a moi, donde se opone a una visión placentera de las relaciones heterosexuales, tal y como aparece en los Tristan. Tal y como venían proponiendo hacía un siglo por lo menos los trobadores desde territorios occitanos.

 

De hecho consideramos que tanto esta poesía como la mayoría de sus novelas son una respuesta a las propuestas de Bernart de Ventadorn o de Raimbaut d’Aurenga. Se puede incluso deducir la perplejidad de los occitanos ante la insistencia de Chrétien en el pecado, la mala conciencia y en la condena de unos amores que ellos consideraban como un modelo en materia amorosa.

 

 

 

Vislumbramos aquí un ápice de lo que debió ser un riquísimo diálogo y por qué no decirlo, una acalorada discusión, entre los intelectuales europeos del siglo XII. Estamos en una época de creación de conceptos claves.

El clero habla de amor, de lo que debe ser el "buen" amor, los poetas hablan de amor, lo que ellos entienden como "fin" amor, y que no acaba de coincidir precisamente con la propuesta anterior; los estudiosos y el público debaten sobre el amor... es quizá el tema que más tinta hace correr y que más divide a los contendientes.


Las disquisiciones sobre estos temas debieron ser apasionantes en la época, entre estos profesionales y colegas que se respondían de una punta a otra del tablero europeo, bien en su propio idioma, bien en el de sus interlocutores.

Sin duda la gestación del ideal amoroso, del que aún vivimos hoy en día, se vió condicionada por las nuevas imposiciones ideológicas que la Iglesia Católica extenderá a todo Occidente a partir del siglo XIII. Pero con toda probabilidad hubiera sido distinta si no se hubieran producido los distintos y variados contactos intelectuales de los que nos hemos querido hacer eco en estas líneas.

Ni que decir tiene que la circulación de las ideas en este momento crucial para la cultura europea fue intensa y seguro que no fue necesariamente en un único sentido.

 

 

Como señala Furio Brugnolo en su estudio sobre el plurilingüísmo y la lírica medieval, un estudio sistemático de esta “circulación”, de estos contactos entre los intelectuales sigue siendo uno de los retos más urgente , y fascinantes, de la filología románica.

 

 

 

 

(1) Riquer, M. de, (1989, 1a ed. 1975) Los trovadores. Historia literaria i textos, Barcelona p.1422-23
(2) ibidem, p.1419-20
(3) Lo del esparver de setembre, regalo que Cerverí está dispuesto a hacer al infante En Pere si éste es capaz de escribir una cobla multilingüe como la presente, se explica por el hecho de que las aves de presa acaban su muda en verano y son mejores en septiembre.
(4) También tenemos constancia de la relación de Cerverí de Girona con la poesía gallegoportuguesa, por otra parte bien conocida en Catalunya. Sin duda de ahí tomó su idea para su paralelística viadeira, imitación de la cantiga de amigo. Una canción muy parecida a esta viadeira de Cerverí aparece en la traducción catalana del Decamerón de 1429
(5) Lola Badia, Poesia trobadoresca, Barcelona, 1982, p.12
(6) ibidem, p.819
(7) ibidem, p.853
(8) ibidem, p.840
(9) Supuestamente porque de todas las cruzadas, ésta es la que recibió peor prensa y con razón: en 1204, en vez de atravesar territorio bizantino para llegar a Palestina, los cruzados aprovecharon para sitiar, atacar y saquear Constantinopla, la gran capital del imperio que ya no se levantaría del golpe. Este lamentable episodio marcó un cambio en la concepción occidental de las cruzadas: el pretexto religioso cubría cada vez más dificilmente las pretensiones mercantiles y las ambiciones políticas.
(10) ibidem, p.852
(11) Furio Brugnolo, Plurilinguismo e lirica medievale, Roma, Bulzoni editore, 1983
(12) En Trouvères et Minnesänger (Sarre, 1952) István Frank retraza los contactos fructíferos, muchas veces corroborados por constancia de contactos personales, entre escritores alemanes, occitanos y franceses en el floreciente siglo XII.
(13) Enrique II de Inglaterra se había casado con Leonor, duquesa de Aquitania y condesa de Poitiers (nieta del primer trobador conocido, Guilhem de Peitieu). Los hijos: Enrique, llamado el Joven rey, Ricardo Corazón de León (auténtico senhal trobadoresco) y Jaufré o Godofredo de Bretagna se vieron envueltos en disputas contra el padre o entre sí; todo ello alentado por el rey de Francia, preocupado por las posesiones continentales de la corona inglesa.
(14) ibidem, p.684
(15) ibidem, p.697-701
(16) ibidem, p.693-696. Su amigo Conon de Béthune imitó el estrofismo de esta poesía en su canción Tant ai amé c’or me convient haïr,escrita entre 1189 y 1191
ibidem, p.695.

(17) Fanjau, actual Fanjeaux (departamento de Aude).