"El mataero" |
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Con un cuchillo o con un trozo de teja, se empieza a raspar la piel del cerdo al tiempo que se le echa el agua hirviendo, con el fin de limpiarlo para que quedara blanco y sin cerdas.Después se despedazaba. El cerdo troceado se llevaba pieza a pieza a la cámara habilitada a tal efecto (camarilla), las piezas se dejaban para que se orearan un poco y para que se enfriaran. Se almorzaba con “tajás” (el rabo del gorrino era lo primero en comerse). Las mujeres no paraban: limpiaban las tripas que luego servirían para hacer el embutido. Con las cebollas, que días antes se habían pelado y cocido, se hacían las morcillas, se amasaban bien y luego se embutían y ataban enseguida. Una vez hechas las morcillas, se cocían en la caldera y después se tenían un rato para que reposaran. Enseguida se colgaban de las cañas alrededor de la lumbre para que se secaran mejor. Pasados unos días, y cuando ya estaban secas, se freían y se metían en las orzas con su aceite (era la "fritá"). Lo mismo se hacía con las salchichas, las costillas y el lomo. Los jamones (o perniles), una vez limpios y bien "apretaos" para que la sangre saliera, selavaban con una buena friega de limón por delante y a la corteza se le echaba vinagre; después se colocaban en la artesa y se cubrían con sal.Conforme se iban perdiendo la sal, se iba añadiendo más en días sucesivos (también se solía poner pimienta o ajos, sobre todo junto al hueso del jamón, para evitar que entrara la moscarda).
Después de unos siete u ocho meses ya podían comerse los jamones. En el día del mataero la fiesta estaba asegurada, venían familiares y amigos para ayudar en las faenas de matanza, el momento más esperado era al mediodía, cuando todo el mundo tenía que ponerse alrededor de la sartén para comer el típico ajo de mataero; por la noche se cenaba paella y pisto manchego. Acabada la matanza, la casa ya tenía asegurada la despensa por algún tiempo.
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