LA TARTAMUDEZ DEL ARTE

Amparo Cabrera

Las gallinas son tartamudas. Ramón Gómez de la Serna: Greguerías
Relacionar el arte y la tartamudez puede parecer sorprendente de entrada y dadas las sombras de algunos aspectos de los términos implicados, quizá también de salida. Pero tiene cierto interés relacionarlos porque tal articulación desvela determinadas funciones que la tartamudez cumple con éxito y por ello puede ayudar a matizar su definición. El habla tartamuda, en principio una enfermedad o como mínimo un transtorno, pero en cualquier caso algo del orden del fracaso, resulta ser un éxito.
La definición precisa de este trastorno del habla es un tema que ofrece cierta resistencia. Una definición que discrimine la tartamudez de las disfluencias del desarrollo, de las disfluencias del habla "normal" o, incluso de la tartamudez simulada, no parece factible . Por ahora todas las definiciones encuentran críticas contundentes. No se ha decidido si la tartamudez debe definirse desde el punto de vista del tartamudo o del observador . Planteado de otro modo: no está claro si la tartamudez se define en relación al acto de hablar o en relación a la percepción auditiva.
La aplicación de la paradoja de la frontera desarrollada por la Gramática Liminar a la discusión en torno a la definición de la tartamudez es muy esclarecedora. Las imprecisiones y dificultades de las definiciones se convierten en útiles de la definición al tener en cuenta la pertenencia de la tartamudez tanto al lenguaje natural como al metalenguaje y a la relación paradójica que existe entre ellos .
El éxito de la tartamudez es muy sencillo de observar en la utilización que de su estructura puede hacer el arte. Lo seguiremos en la literatura narrativa y dramática, en el cine y en la oratoria religiosa.
Finalmente será posible señalar la perspectiva psíquica implicada en cada una de las funciones cumplidas por la tartamudez en los campos del arte indicados.

1.- La Función cómica
2.- El lenguaje del cine
3.- La oratoria religiosa
4.- Lo psíquico
1.- La función cómica

La presencia de la tartamudez en las obras dramáticas se caracteriza por la imitación fiel de las diversas características de este transtorno lingüístico con la finalidad de producir la risa. Hay un momento de la historia del teatro en el cual se supera la comedia del arte basada en la improvisación a partir de un repertorio fijo de personajes y unos esquemas argumentales. Esta transformación en la forma de concebir la obra dramática se produce en el teatro italiano del siglo XVIII con autores como Carlo Goldoni, quien escribe dando mayor profundidad psicológica a los personajes y valor poético a las obras pero no rompe drásticamente con la tradición de la comedia del arte . Trabaja en la línea de dar en sus obras un mayor reflejo de la realidad y costumbres, pero mantiene muchos de los personajes clásicos de la comedia del arte, entre ellos el tartaglia. El tartaglia provoca la risa del auditorio a causa de su tartamudez.
Esa es la función que cumple puntual y generalmente el tartamudo en las comedias, provocar la risa. Incluso en la ópera la razón de incluir un tartamudo puede residir en la comicidad que posee tal forma de hablar. Así ocurre con uno de los personajes, Wenzel, de la ópera cómica popular La novia vendida de Smetana, compositor checo del S.XIX cuya obra inicia el repertorio nacional checo.
En las obras narrativas, generalmente, la tartamudez no se imita o representa sino que se describe. La función cómica de la misma permanece en muchos casos, pero se matiza al introducir el punto de vista del tartamudo en la descripción.
En Madame Bovary , Charles Bovary asiste a la escuela por primera vez. Ante la pregunta del profesor consigue decir su nombre tras varios e infructuosos intentos. Las carcajadas de sus compañeros enfatizan sus dificultades en el habla. Su tartamudez produce la risa de sus compañeros, pero no en los lectores de la novela que notan la presencia de la angustia del personaje.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha sólo tartamudea en una ocasión llevado de la ira producida por las descompuestas palabras de su escudero . La escena es muy graciosa, pero no por la súbita tartamudez de Don Quijote, sino por el juego creado entre el caballero y su escudero. No es la torpeza del habla lo que nos mueve a la risa, al contrario, es la cascada de palabras insultantes ante las razones de Sancho Panza: bellaco, villano mal mirado, descompuesto e ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido, murmurador y maldiciente. El habla tartamuda ofrece un contrapunto al chorro de insultos mostrándonos la medida del exceso de la ira de Don Quijote.
Lo cómico de la tartamudez en la literatura dramática, produce risa por caminos muy diferentes a los del chiste. En uno de los chistes analizados por Freud se produce una condensación de palabras. Un hombre humilde comparte la mesa con un gran señor. El comentario jocoso es "me trató famillionarmente". Condensación de las palabras familiar y millonario mediante la cual se expresa el escepticismo ante las posibilidades de recibir un trato amable de parte de un gran señor. El pensamiento al cual alude el chiste sería algo así: me trató todo lo familiar que es capaz un millonario. Un sentimiento de tristeza y el escepticismo ante las posibilidades de las relaciones humanas, es expresado de un modo lingüístico especial: una condensación de palabras que produce risa. La risa provocada por este tipo de chistes es un homenaje a cierto ingenio.
La risa provocada por la imitación teatral de la tartamudez no es de ningún modo el homenaje a un ingenio. Es la risa ante una caída, una forma de vestir inadecuada, la torpeza de cierta forma de andar...etc. Así S. Maugham en la novela considerada por la crítica autobiográfica Of human bondage elige un personaje cojo para mostrar las imposibilidades de su vida como tartamudo. La cojera de Philip evoca el mismo efecto cómico ante sus compañeros de colegio que la tartamudez de Charles Bovary.
Lo ingenioso y lo cómico se diferencian además en otro punto. Una frase resulta cómica si hace reír de aquél que la pronuncia y resulta ingeniosa si nos hace reír de un tercero o de nosostros mismos . Cuando lo ingenioso o el chiste nos produce la risa de nosotros mismos nos desdoblamos en dos personajes frente a nuestro interlocutor. Lo cómico sólo necesita dos personajes, lo ingenioso tres.
Es posible que la literatura narrativa esté más próxima al chiste ingenioso y las obras dramáticas por el contrario recurran en su puesta en escena al registro cómico de las situaciones, al menos en algunos momentos de su historia, como ocurre con el teatro de improvisación propio de la comedia del arte o el teatro escrito de Carlo Goldoni.
Generalmente en la narrativa no se transcribe el tartamudeo, no se busca la imitación escrita del mismo, pero hay excepciones. En Yo Claudio , se transcribe el tartamudeo buscando el efecto cómico que produce todo un emperador romano tartamudeando. Claudio se disfrazó para visitar a la Sibila con el fin de plantearle algunas consultas, pero ella le reconoció pues el tartamudeo lo traicionó. Una segunda excepción la constituye una reciente novela policíaca . En ella el tartamudo no es gracioso. Es un personaje negro, pobre, ¿no muy listo? y tartamudo que pide limosna en la puerta de una barbería de negros, estupendo lugar para poseer abundante información sobre los movimientos de las personas del barrio o de los extraños que se acercan por allí. Información quizá muy interesante para esclarecer la verdad buscada por un detective . Esta particularidad de poseer la información necesaria es algo característico del personaje tartamudo como veremos en las películas Un pez llamado Wanda y La vida por delante.
La tartamudez ofrece grandes posibilidades de desarrollo a la vertiente cómica de la torpeza. Así, no sólo las obras dramáticas sino también el cine utiliza este transtorno del habla para encontrar la risa del espectador. En la maravillosa comedia de Charles Crichton, Un pez llamado Wanda, el personaje tartamudo sitúa su posición ante una pregunta por sus preferencias:
- ¿Por qué te gustan tanto los animales?
- Porque son de co...co...co...lores y no se ca-ca-ca-chondean de mí.
Se trata de una pandilla de delincuentes que acaba de cometer un atraco y el jefe de la banda es detenido. El tartamudo debe eliminar al único testigo: una ancianita inglesa que cuida con mimo a sus tres perritos. Ante la perplejidad del tartamudo, uno de la banda le increpa:
- ¿Piensas o tartamudeas mentalmente?
El tartamudo consigue silenciar definitivamente a la anciana al tercer intento. Como ocurre con muchas de sus palabras, sólo la repetición le conduce al éxito.
En el momento cumbre, cuando finalmente se van a dirimir todos los litigios, los buenos de la banda van a conseguir escapar con el dinero y los malos van a quedar recluidos en la cárcel para siempre, la información precisa acerca de dónde está escondido el dinero debe darla el personaje tartamudo. Su interlocutor, comienza diciéndole cosas como:
- Tranquilo. No se preocupe, tenemos tiempo.
Pero la tartamudez no aminora por tan buenas intenciones:
- Han ido al, han ido al, han ido al hotel Ca...ca...ca...ca...ca...ca...a...a...a...ca...
En este punto es interrumpido por el que espera la valiosa información:
- ¡Coño ya está bien!
Finalmente consigue representar con gestos las palabras impronunciables y con ello transmitir el lugar donde permanece escondido el fruto del atraco.
Cuando ya faltan pocos minutos para el final de la película, el personaje tartamudo intenta matar al malo de la banda quien le había torturado comiéndose a sus queridos animales de la pecera. En esta escena, análogamente al asesinato de la anciana que sólo ocurre tras el tercer intento, el tartamudo tiene en vilo al espectador con su ineficacia. Pretende matar al malo con una apisonadora en el preciso momento en el cual el malo apunta con una pistola al bueno. Un disparo es mucho más rápido que una apisonadora que se acerca desde detrás muy, muy lentamente. Cuando el malo se da cuenta de la treta del tartamudo le da el ataque de risa y comienza a decir:
-¡Mi...mi...mira qui...qui...qui...quien viene a ma-ma-matarme!.
Pero los pies del malo se hunden en el asfalto blando, queda inmovilizado y el tartamudo consigue pasarle por encima con la máquina apisonadora.
-¡Te cacé hijo puta!. ¡Qué bien hablo!, ya no tartamudeo. El cielo está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará?...
En esta película existe una analogía entre las dificultades en el habla tartamuda como la repetición y la imposibilidad de comenzar la articulación con las dificultades del delincuente tartamudo al momento de eliminar a alguien. Sus cómicos intentos de asesinatos se reiteran hasta conseguir el éxito o son llevados a cabo con una lentitud pavorosa. Lo análogo entre la tartamudez y la comicidad en el teatro y en el cine no se reduce a la explotación graciosa de la torpeza sino que poseen cierta estructura común. Los artificios usuales de la comedia, la repetición, la inversión y la interferencia de las series , podrían predicarse de las disfluencias propias de la tartamudez. La repetición es una de sus características más frecuentes. la inversión estaría constituida por aquello que oponiéndose a la fluidez del habla produce el bloqueo. El cero como resultado de un positivo y un negativo de igual intensidad. La interferencia de las series sino es específica de la tartamudez sí pertenece al habla de los tartamudos debido a los circunloquios que el intento de evitar el tartamudeo producen.
Otros atributos de lo cómico como la exageración, el automatismo y la rigidez tampoco son extraños al trastorno del lenguaje que nos ocupa. Los gestos que acompañan la tartamudez en muchos casos son un aumento de los movimientos faciales propios de la articulación. El automatismo en tanto la tartamudez surge sin intervención del pensamiento consciente ante determinada situaciones, fonemas, palabras...etc. En este sentido el tartamudo actúa como un autómata. La rigidez es observable en los movimientos faciales, a veces corporales. En otro orden de cosas la rigidez también se puede pensar del propio trastorno en general debido a su impermeabilidad a los tratamientos terapéuticos.
La comedia busca centrar la atención del espectador en el gesto, no en su acto. Así centrándonos en los gestos de Tartufo este personaje puede resultarnos cómico en vez de simplemente odioso. Sus gestos de hipócrita realizados con toda naturalidad resultan divertidos, no así sus actos decididos voluntariamente . Las distintas manifestaciones del automatismo opuesto al acto son lo específico de la comedia en oposición a la tragedia. De forma análoga el habla tartamuda pertenecería al ámbito del gesto.
Una lista de las oposiciones señaladas hasta el momento nos da una perspectiva de la dimensión de la tartamudez en su función cómica.

narración-drama
descripción-imitación
chiste-cómico
ingenio-torpeza
3-2
acto-automatismo
acto-gesto
La tartamudez cómica parece constituir un personaje del plano, un personaje de dos dimensiones: torpeza, automatismo, gesto, imitación, etc.. La tercera dimensión necesaria en el ingenio, en el acto, en la descripción etc. elimina la comicidad de la tartamudez y la convierte en tragedia.