• Observaciones: Los aljófares son los dientes (ocho incisivos y cuatro caninos), mientras que las perlas son las muelas. El rubí son los labios, que dejan ver u ocultan los dientes  de Tisbe según les place. (Plugo es la tercera persona del singular del pretérito perfecto simple del verbo placer. En la época de Góngora era de uso frecuente.) Hay que entender que los doce dientes que Tisbe deja ver cuando sus labios lo permiten están situados entre veinte muelas, pero no que estas muelas sean ellas mismas visibles. De hecho, a su edad ni siquiera le habrían salido las muelas del juicio, por lo que éstas no serían visibles ni aunque le inspeccionaran la boca como a un caballo, pero eso no desmiente que sus dientes estén situados entre veinte muelas, tal y como afirma Góngora.
  
  La segunda cuarteta dice que el cuello de Tisbe era largo, pero dentro de lo proporcionado. Notemos que la construcción es: (El órgano de la voz, la cerbatana del gusto, era [un] proporcionado cañuto de plata bruñida.) Cañuto es un diminutivo de caña y puede aludir a una flauta. Así, el cuello, como órgano de la voz, su longitud lo hacía compararse a una flauta de plata y, como parte del sistema digestivo, a una cerbatana que conduce la comida hacia el estómago como a través de las cerbatanas auténticas circulan los dardos.
  
  Es usual, a nivel coloquial, comparar los pechos de una mujer con las pechugas de un ave. Góngora acepta la comparación a condición de que el ave sea la más noble de las aves: el ave Fénix. Si no existió, entonces ya no es válida la comparación, y hay que comparar los pechos de Tisbe con manzanas no maduras (pequeñas, adecuadas a la edad de Tisbe) de los jardines de Venus (la diosa del amor) es decir, con manzanas apetitosas para el deseo amoroso.

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