También nos cruzaremos en
el camino de nuestra lectura con otras figuras como Bebe Benavente, aristócrata
española; la capitán Iliana Balboa y su hijo Leisi Balboa,
músico que actúa en La Creazioni, último objeto del
deseo y amor de Diosmediante Malaespina; y con el contador de la narración
del que nos despediremos sin conocer su nombre, ni filiación, aunque
sabemos que está casado y no comparte los gustos homosexuales del
actor principal. El mismo autor dice de él: "Es la silueta de un
habanero de unos setenta y pico de años, discreto, culto, que no
grita, ni se desmelena, pero que lo conoce todo. Que ha sufrido aunque
no esté claro qué le ha pasado" (ABC CULTURAL, art. cit.)
.
Otro punto que merece la atención del lector es la expectativa que levantó la visita del Papa. Para muchos, incluido "Niño de luto", existió la esperanza del cambio de situación. Hubo una especie de histeria colectiva, un deseo, un ansia y una esperanza de transición del castrismo hacia posiciones democráticas y de apertura del régimen a la libertad. Se comprobó que era un sueño, una fantasía que querían muchos, incluso no católicos. Se confirma que Castro es un gran escenógrafo, que lo preparó todo con detalle, que movió, a su gusto, las cámaras de televisión, enviando al mundo su mensaje y que también utilizó, según su conveniencia, a las masas. La inicial esperanza se convirtió en una rotunda decepción. Para terminar conviene fijarse en
dos aspectos importantes de la obra de Armas Marcelo. La primera es el
lenguaje habanero, que según el propio autor es una trama de talento
verbal, hablan así con un código interno de cultura y reconocimiento,
que la impregna. A lo largo de su lectura además de la construcción,
de la sintaxis, sobresale el uso de giros, de frases y de palabras típicas
de Cuba y específicamente de la Habana. Nos encontramos, por ejemplo,
con voces como: bisnes, ñañiga pajullo, orishas, locarios,
invencioneros, fulas, oká, etc. (hemos registrado sin tratar de
ser exhaustivos más de cincuenta) y frases: "candela al frasco hasta
que suelte el fondo"; "váyanse para casa albañiles que se
acabó la mezcla"; "darse cordel"; "estar por la goma" y repetidamente
"no hay más nada...".
Para muchos españoles que han visitado la Habana será un verdadero placer recorrer sus rincones de la mano del narrador del relato. Les servirá para recordar frases, dichos y yo creo que hasta el tono dulce, melodioso, empapado de música pegadiza de su decir. También quedará claro el ambiente y la situación ya crónica en la que viven los cubanos. [1] - [2] |