Los personajes, principalmente el
femenino Tánger Soto ("tan serena y segura de sí que no parecía
un ser humano... se preguntó cuántas generaciones de mujeres
eran necesarias para mirar de ese modo") queda plasmada como prototipo
de la ausencia de sentimientos y cuando afloran, muy tarde, dentro de la
narración, quedan reducidos a instintos que una vez satisfechos
no dejan la más ligera huella. Hay rasgos que también aparecen
en alguna otra novela: resalta la inteligencia fría, la dedicación
al estudio, el afán investigador, el rigor de los conocimientos,
seguridad en su propia empresa, la dureza de su temperamento y su ambición
desmedida que la priva de toda capacidad para corresponder o repartir con
los demás lo conseguido con ellos, lo que lleva incluso a la traición
y al engaño. Los masculinos cuentan con una mayor variedad, los
principales se agrupan en dos frentes. Al lado de la protagonista encontraremos
a un marino tosco y sin barco: "Coy es como se llama, no era un hombre
sociable... eso con algunos libros y una visión precozmente lúcida
de los ángulos oscuros del ser humano lo habían llevado desde
muy temprano al mar" [...] "Coy no era en extremo inteligente, leía
mucho pero sólo del mar. Sin embargo había pasado su infancia
entre abuelas, tías y primas, a orillas de otro mar cerrado y viejo,
en una de esas ciudades mediterráneas donde durante miles de años
las mujeres enlutadas se reunían al atardecer para hablar en voz
baja y observar a los hombres en silencio. Todo eso le había dejado
un cierto fatalismo atávico, un par de razonamientos y muchas intuiciones".
Se siente fatalmente atraído por Tánger como aquellos marinos
que, según Homero, eran atraídos irresistiblemente
por las Sirenas. Llega a desearla con tal empeño, como si lo empujara
una fuerza fatal, que le dispone a aceptar su propia supeditación
a la mujer que desea y en cierto modo ama. También formará
parte del reducido grupo Timonel, un patrón-capitán-marinero-buzo
y todo lo que sea menester, dedicado a la búsqueda en el mar de
todo aquello que le permita vivir. En contra aparecerá un individuo
corpulento, de coleta gris... ojos verdosos, perfil agresivo, nariz grande
y aire arrogante que se llamará Nino Palermo, dueño de Deadman’s
Chest, una empresa dedicada al rescate de buques hundidos y salvamento
marítimo con sede en Gibraltar. Se hace acompañar principalmente
por un antiguo suboficial de la marina argentina, medio enano, denominado
Kiskoros.
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