Un Primer Hamlet

JESÚS TRONCH PÉREZ



NOTA PRELIMINAR

Este estudio es fruto del trabajo realizado por su autor en el seno del equipo de investigadores y traductores "Instituto Shakespeare", dirigido por el Profesor Dr. Manuel Angel Conejero Tomás-Bayer. En él se muestra parte de la investigación llevada a cabo en torno a la crítica textual shakespeariana en general, y sobre Hamlet en particular, investigación que se inició al colaborar en la confección de la edición crítica bilingüe de esta obra de William Shakespeare, publicada en 1992. Siguiendo el carácter de la colección, este estudio pretende dar al lector una visión general de las cuestiones planteadas sin caer en una excesiva pormenorización, de manera que tales cuestiones se presentan de forma más bien sintética, señalando en nota a pie de página las referencias bibliográficas a las que puede acudir el interesado en una explicación más prolija sobre distintos puntos concretos.

Quisiéramos expresar, asimismo, nuestra especial gratitud al Dr. Manuel Angel Conejero, maestro, faro y guía en el quehacer científico y en la pasión por el arte de la palabra; agradecer los comentarios del Profesor Giorgio Melchiori, el modelo, en nuestra opinión, de una vida dedicada al estudio de las letras inglesas, y también los consejos de la Dra. Bernice Kliman, la más enamorada de Hamlet. Sólo nos queda recordar la atención recibida en The Shakespeare Centre y The Shakespeare Institute, en Stratford-upon-Avon, The Folger Shakespeare Library, en Washington D.C., y The Huntington Library, en San Marino, California. El esfuerzo individual es imposible sin los demás.



Un Primer Hamlet

INTRODUCCION

De todas las obras dramáticas asociadas al nombre de William Shakespeare, es quizás Hamlet el primer título que nos llega a la mente de todos. Quizás, junto a títulos como Macbeth o El Sueño de Una Noche de Verano, argumentos como el de Otelo o Romeo y Julieta, o personajes como Falstaff, Ricardo III o Iago Hamlet obra y Hamlet personaje son las creaciones más conocidas de este dramaturgo. Es, de hecho, la primera obra shakespeariana que se tradujo al castellano allá por 1772, aunque más bien era traducción de una adaptación francesa de Jean François Ducis; y junto a la tragedia de los amantes de Verona, es la obra que cuenta con mayor número de versiones en castellano publicadas.

Y quizás, si nos pidieran que recordásemos algún verso o alguna frase de Hamlet, el primer verso que diríamos, aun en inglés, seria "To be, or not to be — that is the question".

Sin embargo, ese Hamlet que todos tenemos en nuestra mente y ese primer verso que todos recordaríamos, no son exactamente el mismo Hamlet y el mismo verso que los que salieron a la luz pública en forma de libro impreso por primera vez en la historia.

En 1603, año de la muerte de la reina Isabel I y de la ascensión al trono del estuardo Jacobo I, aparece un libro, tamaño en cuarto, cuya portada reza ‘The Tragicall Historie of HAMLET Prince of Denmarke By William Shakespeare". Título y autor son acordes con nuestras expectativas, pero el comienzo de la obra en este libro nos resulta poco familiar: de los dos centinelas que aparecen en la primera escena, el que lleva la guardia dice "Stand! Who is that" ("¡Alto! ¿Quién es?"), a lo que responde el que viene a relevarle "‘Tis I" ("Soy yo"). En el Hamlet que todos conocemos, estas dos primeras intervenciones de la obra no sólo no se corresponden verbalmente, sino que están asignadas de manera inversa a los personajes. Es Bernardo, el centinela que viene al relevo, quien grita "Who’s there?" ("Quién va?"), y el soldado que hace guardia quien contesta a continuación "Nay, answer me. Stand and unfold yourself" ("¡Alto, hablad vos primero! ¡Deteneos y reveladnos quién sois!").

Tras este extrañamiento, una ojeada a este mediano libro de sesenta y tres páginas que en la portada asocia a Hamlet, el príncipe de Dinamarca, con Shakespeare, descubriría que el famoso verso que todos recordaríamos aparece como "To be, or not to be —ay, there’s the point", o que el protagonista no muere diciendo "The rest is silence". Y este Hamlet que atisbamos como poco familiar, es, a fecha de hoy, el primero que se publicó.

En 1605, año de la publicación de la Primera Parte del Quijote, apareció otro libro en cuarto, también titulado "The Tragicall Historie of HAMLET Prince of Denmarke By William Shakespeare", y cuyo texto, combinado con variantes verbales y algunos fragmentos que aparecieron en una edición posterior, un infolio que en 1623 reunía las obras completas de Shakespeare, sí se corresponde con el Hamlet: comúnmente conocido.

Pero aquel año de 1603, la imprenta londinense de Valentine Simmes sacó a la luz un Hamlet, que, en vez de las aproximadamente 3.900 líneas que tiene el Hamlet que todos conocemos, presenta sólo unas 2.154 líneas; un Hamlet con unos personajes llamados Rosencraft y Gilderstone, bastante parecidos a los comunes Rosencrantz y Guildenstern, pero con otros llamados Corambis y Montano, en vez de los Polonio y Reynaldo que todos conocemos; un Hamlet que en vez de pronunciar su famoso soliloquio "To be, or not to be..." en la octava escena de la obra, después de la llegada de los cómicos a Elsinor, aparece meditando, libro en mano, a comienzos de la larga séptima escena, mucho antes de que entren estos actores deambulantes.

Ciertamente, este Hamlet de 1603 es distinto, bastante distinto, pero no hasta el extremo de, tras una lectura, considerarlo como una obra independiente, tan alejada del Hamlet shakespeariano que todos conocemos como la adaptación de Ducis en la que Hamlet no es príncipe sino rey y Ophelia es su prima, y no aparece el famosísimo monólogo "‘To be, or not to be". Constataríamos que ciertamente este Hamlet de 1603 trata del joven príncipe de Dinamarca que ha de vengar la muerte de su padre asesinado por su tío, que parece o finge estar loco, que idea una representación ante la corte danesa para reproducir ante su tío el asesinato tal como se lo reveló el espectro de su padre, que mata al consejero del rey que espiaba una conversación con su madre —memorable escena en la historia del teatro—. y encontraríamos ciertamente en este Hamlet (de 1603 a su amada Ofelia que enloquece, al gracioso sepulturero, el duelo final... En fin, todos los ingredientes, aunque ordenados de manera algo distinta.

¿Cuál es el origen de todas estas diferencias en medio de evidentes similitudes, tanto verbales como dramáticas? ¿Y por qué este Hamlet, tan diferente del que todos conocemos, no se ha constituido precisamente en el Hamlet ideal que todos tenemos en mente?

Las páginas que siguen pretenden responder a estas preguntas, al tiempo que acercar al lector este otro Hamlet que fue el primero en publicarse.

Las citas y referencias del texto de Hamlet siguen la edición del Instituto Shakespeare de 1992; las del Primer Cuarto de 1603 están tomadas del facsímil citado en la bibliografía, y aparecen aquí con ortografía modernizada. Se encuentra en preparación una edición del texto inglés del Hamlet de este Primer Cuarto y su traducción en castellano, algunos fragmentos de los cuales se incluyen en este estudio. La traducción se ha realizado intentando mantener una equivalencia verbal con respecto de la traducción del Instituto Shakespeare (publicada con ligueras variantes en 1989 y 1992) que sea análoga a la correspondencia que muestra el texto de 1603 con respecto del Segundo Cuarto y del Infolio de 1623.

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