8

72
EL MERCADER DE VENECIA
(Da a Bassanio una carta.J
BASSANIO.
Antes de abrir la carta,
os lo ruego. decidme, ¿cómo está mi amigo?
SALEIU0.
Ni enfermo —a menos que lo esté de ánimo-
ni sano —a menos que lo esté su mente. Pór la carta
sabréis cómo se encuentra.
[Bassanioj abre la carta.

GRATIXN0.
Nerissa, cuidad bien de la extranjera y dadie bienvenida.
Salerio, vuestra mano. ¿Qué noticias traéis de Venecia?
¿Qué cuenta el más grande de los mercaderes? ¿Qué me
[decís de Antonio?
Sé que nuestro éxito ha de alegrarle,
hemos sido Jasones, y ganado el toisón.
240
SALERI0.
¡ Ojalá hubierais ganado el toisón que él ha perdido!
P0RTIA.
Siniestras nuevas debe tener la carta
que así roban el color de las mejillas de Bassanio...
Quizás la muerte de un amigo, pues nada en el mundo
podría alterar tanto el ánimo
de un hombre moderado. ¿O hay algo aún más grave?
Permitidme, Bassanio, pues que la mitad de mí os pertenece,
derecho tengo a una mitad generosa de lo que quiera
que esa carta os diga.
BASSANIO.
Portia, amada mía!
Hay aquí algunas de las palabras más desoladoras
250
que jamás una carta emborronara. Noble señora,
cuando os conferí mi amor por vez primera,
os dije con franqueza que no tenía más fortuna
que la que corría por mis venas —pues que noble soy—
decía la verdad. Sin embargo, mi gentil señora,
veréis que, al valorarme en nada,
he sido pretencioso: cuando os dije
que mi fortuna no era nada, debí haber afirmado
que era peor que nada, puesto que en verdad
estoy atado a un muy querido amigo.
260

8