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ESCENA PRIMERA


Entran Yago y Roderigo.

YAGO.
Pronto, escóndete aquí. Está al llegar.
Ten la espada dispuesta para clavarla hasta el fondo.
¡ Vamos, rápido! No temas: yo estaré cerca.
En juego está nuestra fortuna o nuestra ruina. No lo olvides:
la decisión está tomada, y en lirme.
RODERIGO.
Quédate cerca; temo fallar.
YAGO.
Aquí estaré. Ánimo y tenla preparada.
[Se aleja.]
RODERIGO.
Todavía dudo de la bondad de este intento,
aunque razones me ha dado para convencerme:
“¡ Tan sólo un hombre menos!” ¡ Adelante, espada! ¡Y a
(muerte!
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YAGO.
Tanto he hurgado en sus Hagas todavía tiernas
que ya crece en él la ira. Mate él a Cassio
o que le mate Cassio a él, o que ambos se den muerte,
y yo obtendré mi ganancia. Si viviera Roderigo,
pediría la restitución
del oro y las joyas de él obtenidas
como regalo para Desdémona.
No lo consentiré. Pero si es Cassio quien vive.
de mi fealdad, día a día, la hermosura de su alma
será el espejo. Además, el Moro
me podría delatar. Ésa sería la amenaza.
Cassio debe morir. Y así será... aquí llega.

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