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ACTO Y, ESCENA 2.~
DESDÉMONA.
OTHELLO.
DESDÉMONA.
OTHELLO.
DESDÉMONA.
OTHELLO.


DESDÉMONA.
OTHELLO.


DESDÉMONA.
OTHELLO.
DESDÉMONA.

OTHELLO.
DESDÉMONA.
OTHELLO.
DESDÉMONA.


OTHELLO.
DESDÉMONA.
OTHELLO.
DESDÉMONA.


OTHELLO.
DESDÉMONA.
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¡ Tanta dulzura, y llena de veneno! ¡ Lágrimas,
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brotad crueles! ¡ Oh, Dios, este dolor, como tú, castiga más a quien más ama. ¡ Ya despierta! ¿Quién eres? ¿Othello?
Sí; soy yo, Desdémona.
¿Vendréis al lecho, mi señor?
¿Rezasteis vuestras oraciones, Desdémona?
Sí, mi señor.
Si recordáis algún pecado que os aparte de la gracia de Dios, rogad que se os perdone.
Mi señor, ¿qué queréis decir con esas palabras? Haced como os digo, y sed breve. Yo me alejaré entretanto. No quisiera matarte hasta que tu alma esté dispuesta. ¡ No lo permita el Cielo! No quiero matar tu alma. ¿Habláis de muerte?
Sí, así es.
Entonces, que el Cielo
se apiade de mí~
¡ Amén! ¡ Con todo mi corazón! Si así decís, espero que no seais vos quien me mate. ¡Hum!
Y, aún así, os temo, pues sois temible
cuando así me miran vuestros ojos. No sé por qué habría (de terneros,
pues de nada soy culpable y, aún así, os temo. Piensa en tus pecados.
Mi pecado es el amor que por vos siento. 40 Sí, y por él mueres.
Es muerte contra natura la que por amor mata. ~Por qué os mordéis así el labio? Alguna pasión sanguinaria agita vuestro ser. Son negros presagios, mas espero... espero
que no sean contra mí.
¡ Callaos! ¡No os mováis!
Así lo haré. ¿Qué os ocurre?
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