1

ACTO Y, ESCENA 2.~
LoDovIco.
¡ Quitadie esa espada!
YAGO.
muerte.
OTHELLO.
¡ Mejor así! Prefiero que estés vivo,
pues entiendo que en la muerte está el gozo.
LoDovIco.
Oh, tú, Othello, tan noble en otro tiempo,
ahora en las redes de ese esclavo maldito,
¿qué podría decirte yo, ahora?
OTHELLO.


LoDovico.

OTHELLO.
CAssIo.
OTHELLO.


YAGO.

LoDovlco.
Gi~xri4~io.
OTHELLO. Así debe hacerse. LoDovlco. Señor, debéis saber lo que ha ocurrido
y que vos aún ignorais. He aquí una carta,
hallada en el cuerpo de Roderigo, ya sin vida.
Y aquí tenéis otra. La primera prueba
que del crimen contra Cassio fue responsable
Roderigo.
OTHELLO.
¡ Maldito!
CAssIo. ¡ Hereje monstruoso!
Loixivico. Y he aquí otra carta que, llena de resentimientos, encontramos también entre sus ropas. Se dice que Roderigo pretendía enviársela a ese villano, pero Yago, a lo que parece, llegó antes y pudo convencerle.
137


Herido estoy, señor, pero no de


290

Cualquier cosa.
Que fui asesino por mi honra, si así queréis; pues siempre me guió el honor y nunca el odio. Este malvado casi confesó su crimen. ¿Os encontráis responsable del crimen contra Cassio? Sí.
General, ¿en qué pude yo ofenderos? En nada; por eso os suplico perdón. ¿Querréis preguntarle a este demonio por qué hechizó así mi cuerpo y mi alma? Nada podéis preguntar. Lo que habíais de saber, ya lo sabéis. En adelante, nada volveré a decir. ¿Ni siquiera para rezar?
La tortura abrirá tus labios.
300




310

1