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ACTO II, ESCENA 1.’
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que te harán perder tu empleo... venga, sigue, bésate otra vez esos tres dedos tuyos con los que te haces el señorón:
ya te arrepentirás... Así, muy bien. Así se besa, sí señor... ¡Cuánto refinamientol... ¿Otra vez? ¿Esos deditos otra 170 vez? ¡ Tubos de lavativa se te volvieran!
[Suena una trompa.]
¡ Ohhh! ¡ La trompa del Moro! ¡ Inconfundible! ¡ Me la [conozco!
¡Es cierto!
¡ Vayamos a su encuentro! ¡Ya llega!

Entran Othello y sirvientes.
¡Mi hermosa Desdémona! ¡Mi más bello soldado!
¡Mi Othello!
Nada puede hacerme más feliz
sino tu presencia aquí. ¡ Alma mía! ¡ Mi gozo! ¡ Si éste fuera el fin de todas las tormentas, que los vientos soplen hasta poner en pie
a la muerte! ¡ Que las velas remonten furioso el mar! ¡ Que suban, altas, al Olimpo, y caigan
desde el Cielo, profundas como el averno! Muerte, llévame ahora, en este momento feliz, pues temo que Fortuna no conceda a mi alma ocasión más propicia ni tanta plenitud como la de este instante.
Permita Dios
que nuestro amor y la felicidad de ahora
crezca con el paso del tiempo.
¡Amén! ¡Y que así sea
No puedo expresar mi gozo con palabras.
Estoy paralizado. Es demasiada dicha.
Que esto, y esto y esto, sea la disonancia
que hacen nuestros corazones.
CASSIO.
DESDÉMONA.
CAssIo.
OTHELLO.
DESDÉMONA.
OTHELLO.


DESDÉMONA.


OTHELLO.
180


190

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