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que no se trabaja en invierno. Todos cuantos siguen sus narices se guían por los ojos, a excepción de los ciegos; y no hay una nariz entre veinte que no pueda oler a quien apesta. Cuando una rueda grande vaya montaña abajo, déjala ir; no sea que te rompas el cuello por seguirla. Pero si una grande va hacia arriba, déjate llevar. Cuando un sabio te dé mejor consejo, devuélvele el mío; me gustaría que nadie lo siguiera salvo los bribones; pues es un loco el que lo da.
El que te sirve y busca beneficios,
y te secunda sólo en apariencia
hará equipaje al empezar la lluvia y sabrá abandonarte en la tormenta; mas yo me quedaré, el bufón se queda dejando que alce el vuelo la cordura. Si un truhán lo hace se convierte en loco mas no en truhán, el bufón, ni su locura.

Entran Lear y Gloucester.
K~r.
¿En dónde has aprendido todo eso, bufón?
BuFÓN.
Bufón, no fue en los cepos.
LEut
¿Que se niegan a hablarme? ¿Que están enfermos y
[agotados?
¿Que han viajado toda la noche? Excusas, simples imágenes de rebelión, de huida.
Trae mejor resDuesta.
GLOUCESTER.
Mi querido Señor,
vos conocéis el carácter colérico del duque;
lo terco e inflexible que es en su proceder.
LEAR.
¡ Venganza! ¡ Peste! ¡ Muerte! ¡ Confusión!
¿“Colérico”? ¿“Carácter”? Gloucester, Gloucester, quiero hablar con el duque de Cornwall y su esposa.
GLOUCESTER. Bien, my lord, así les he informado.
LEAR.
¡ “Que les has informado”! ¿No me entiendes, acaso?
GLOUCESTER.
Sí, mi Señor.
LEAR. El rey desearía hablar con Conrwall, el amante padre con su hija, para exigirles obediencia.

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