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BUFÓN.
Te lo ruego, amo, dime si un loco es noble o plebeyo.
LEAR.
¡Es un rey, es un rey!
BUFÓN.
No; es un plebeyo que tiene por hijo a un caballero... Que
loco es el plebeyo que hace noble a su hijo antes de serlo él.
LEAR.
Que un millar de tridentes, llameando su fuego
caigan silbando sobre sus cabezas.
EDGAR.
El diablo maligno me muerde la espalda.
BUFÓN.
Loco aquel que confía en la docilidad del lobo, la salud
de un caballo,
el amor de un joven o el juramento de una puta.
LEAR.
Así se hará, las llevaré a juicio ahora mismo.
-
Sabio juez, venid, sentaos aquí.
Vos, sentaos aquí, sabio señor. Zorras, vosotras no. EDGAR. Miradlo ahí con ojos encendidos! ¿No queréis ojos, madam, en vuestro juicio?
BUFÓN.
Pasa el arroyo, Bessy, ven a mí...
Que hay una brecha en su barcaza, que tiene miedo de acercarse a ti, que está callada.
EDGAR.
El diablo maligno acecha a Tom Pobre con voz de ruiseñor.
Hoppedance pide a gritos dos arenques para el vientre de Tom. No graznes, ángel negro; no tengo comida para ti.
KENr.
¿Cómo estáis, Señor? No os quedéis ahí, asombrado.
¿Por qué no reposáis sobre estas almohadas?
LEAR.
Antes veré su juicio. Presentad su evidencia.
Vos, entogado juez, ocupad vuestro sitio. Y vos, su compañero en equidad, sentaos a su lado. Y vos, también del tribunal, tomad asiento.
EDGAR.
Procedamos con justicia.
¿Duermes o velas, pastor mío? pastan ovejas en el campo, que basta un soplo de tu dulce boca rnra dejarle a salvo.
¡ Ffffff!, el gato es gris.
LEAR.
Que comparezca ella primero. Es Gonerlil. Juro aquí, ante

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