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De
firmes
islas no la inmóvil
flota en aquel mar del Alba te describo, cuyo número, ya que no lascivo, por lo bello, agradable y por lo vario, la dulce confusión hacer podía |
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que en
los
blancos estanques del
Eurota la virginal, desnuda montería, haciendo escollos, o de mármol pario o de terso marfil, sus miembros bellos, que pudo bien Acteón perderse en ellos. |
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A partir de aquí el serrano da a entender que ha
visto personalmente lo que describe. Notemos una vez más que el
desprecio hacia los descubridores que destila el discurso del
anciano
no
está reñido con la admiración de los lugares
descritos.