Estimados/as compañeros/as:

El debate a propósito de la VI Asamblea era y es muy importante para nuestra organización y nuestro futuro. Por eso resulta especialmente preocupante el nivel de encanallamiento al que algunos pretenden conducirlo. Es muy doloroso comprobar que se pueden utilizar no importa que métodos con tal de sacar ventajas comparativas respecto a otros compañeros.

Lo último ha sido la utilización fraudulenta de un documento privado sustraído de manera ilegal. Como habrá comprobado el que lo haya leído no hay nada ofensivo ni denigrante en ese papel, que no tenía más pretensión que expresar una opinión tan legítima como tantas otras. Por otra parte, se trataba de mis opiniones de las cuales sólo yo me hago responsable y que son suficientemente conocidas porque son públicas. Tiene un nombre criminalizar las opiniones políticas de otros compañeros.

Pero lo peor es que se está mintiendo respecto a como fue conseguido ignoro con que fin, aunque no es muy difícil imaginarlo. Y esto es importante aclararlo. Según un teletipo de Europa Press del día 4 de octubre –que no cita las fuentes- el documento fue conseguido mediante un error del "fontanero" de Gaspar. Francamente, no merezco tal título. En el teletipo se dice que puse el fax por la tarde, esperando a que no hubiera nadie; que lo puse en el fax de la primera planta en la que se encuentra el PCE y que se me olvidó dar a un botón que facilitó la recepción del documento íntegro. Lo que provocó "más de una carcajada" cuando fue encontrado al día siguiente.

En primer lugar, el fax fue remitido por la mañana del jueves desde la segunda planta del edificio en el que nos encontramos y ningún olvido dejó el documento para poder ser visto. Es imprescindible una voluntad deliberada de extraer un documento de la memoria del fax para tenerlo por completo. Es decir, alguién subió a la segunda planta donde está ubicado el fax desde el que se realizó el envío –como se puede comprobar-, esperó a que no hubiera nadie, y manipuló la memoria del fax para poder extraer un documento privado que no era de uso público.

Es evidente que se trata de una actividad probablemente delictiva que ha tenido como finalidad un uso político. ¿Qué podemos pensar de quien permite, consiente y alienta estos modos y maneras en el debate político interno? ¿Qué credibilidad creen que hemos ganado quien hace que nuestra aparición en los medios resulte tan patética y ridícula? ¿Y aun les produce risa?

Es evidente lo que parece preocuparnos a cada uno de nosotros. Y es obvio que estos métodos propios de los servicios de inteligencia califica a quien los usa.

Lamento profundamente que recibais una comunicación de mi parte para intentar aclarar algo que debería producir bochorno a quien lo ha producido. Pero no me dejan otra opción que intentar explicar la verdad.

Un cordial saludo