Una alternativa económica debe incluir, como una cuestión central, un
desarrollo cualitativo y sostenible basado
en la Investigación científica, el Desarrollo tecnológico y la
innovación en el trabajo.
En primer lugar, hay que destacar que el único desarrollo
ecológicamente sostenible es un desarrollo cualitativo, basado no en
producir más (consumiendo más recursos naturales) sino en producir
mejor, en la calidad de los productos (abandonando, entre otras cosas,
la obsolescencia programada).
Pero dicho desarrollo cualitativo no se basa en la reinversión de
plusvalía, sino en la investigación en todas sus facetas (I+D+i). Y
descansa, precisamente, no en la gestión externa por el capitalista o
el burócrata que lo haya sustituido, sino en el trabajo creativo. Tal
modelo de desarrollo, asentado en la Revolución Científico-Técnica, la
automatización y la robotización, lejos de conducir al fin del trabajo,
lo que hace es convertir a los capitalistas en prescindibles.
Naturalmente, permite superar progresivamente el trabajo pesado y
rutinario, pero para sustituirlo por un trabajo creativo. Para el cual,
por cierto, es esencial la formación de profesionales creativos, con
una generalización de la formación superior que potencie el pensamiento
crítico, y que al responder a una necesidad social debe ser no
solamente gratuita sino retribuida (considerando tal estudio dentro del
sistema de "trabajo garantizado").
Y ese proceso, además, posibilita el empoderamiento de la clase
trabajadora, de modo que acceda colectivamente no sólo a la propiedad
de los medios de producción sino al control de los mismos, poniendo fin
al capitalismo sin sustituirlo por un sistema burocrático.
Más sobre el tema en "Capitalismo y cualificación" (
http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=6919
) y en "La Revolución del siglo XX" (
http://www.uv.es/pla/revsigXX.htm
).