NÚCLEO

 

Sobre el mapa de una dermis vapuleada por la naturaleza, fijé un punto de partida.

 

El fuego calentó el camino que mis débiles pies debían seguir y toda la piel se hizo abrigo.

 

Clavé mi enseña tomando posesión de un mundo que a partir de entonces no dejaría de resistírseme.

 

Pensar cada paso, su esencia y sentido es demasiado doloroso para un ser que tiene mucho trecho que recorrer. Así mudé mi alma en ignorante para evitar tanto dolor, de tal forma que la suela de la inconsciencia amortiguó tanto guijarro cebado de contradicción.

 

 

Avanzo, avanzo, adelanto las coordenadas de mi volumen físico a magnitudes desperdigadas en la cuadrícula del espacio. Allí donde el terreno es blando voy clavando más jalones.

 

Escribo con letra menuda sencillas ideas que quedarán adheridas a cada mástil y anotaré en mi cuaderno de bitácora su ubicación y esencia.

 

Estoy contento, ya he clavado tantos jalones que me divierto mucho viendo todo lo que hice. Me entusiasma tal abundancia.

 

He escrito todo mi ser, sus grandezas y sus miserias y los he desperdigado por el espacio que luego será el campo de prácticas de mi vida.

Se inicia otra fase.