Me escondo de todas las verdades
las que me persiguen y las otras.
Enrosco mi mente en el cartón brillante de una mascara
veneciana
y te digo mentiras una tras otra
hasta confundir todas las esferas de tu razón.
Bailo entre tus ropas
y no quiero otra cosa que perderte en mi perdición anunciada.
Saltamos juntos sobre nuestras realidades atemorizadas
mientras se esconden los límites del día tras una
oscuridad que nos otorga un imperio.
Nuestro caos es un reino elegido para la ocasión
invertimos el sentido de nuestros sexos y nos declaramos gozadores
omnipotentes
de cada poro que se deje avasallar por una mirada lasciva.
Me arrollo como el caracol sobre las
humedades frías de esta noche febril de febrero
hirviendo de lentitud recocida de deseos
al calor del color de tus vestidos de bruja vampira
en oscuridades de fragores fragantes
prohibidos a los sentidos puros
a la sensación de verticalidad sensata.
Una geometría borracha cambia
las coordenadas en líneas blanditas
que se retuercen de risa sobre el gollete de una botella de vino.
Así bebemos el viento de la música
devoramos las danzas saltando sobre fuego
corriendo las brasas desesperadas de brevedad atenazante.
Durmamos este carnaval que se escapo
del mundo
dejemos que nuestros cuerpos queden tatuados de maquillaje
de sedas
brocados
adornados de plumas
vestidos de lujosos harapos
y soñemos la danza de los locos
para saltar al terreno que nos salvará de la razón
perdida . |