Breve historia de la provincia de Albacete

Poblada desde tiempos prehistóricos, como demuestra la riqueza de los restos arqueológicos hallados en diferentes enclaves, la actual provincia de ALBACETE se ha caracterizado durante siglos por sus dispersos y pequeños asentamientos, principalmente dedicados a la agricultura y el pastoreo.

Durante los siglos XII y XIII la región manchega fue escenario de batallas entre moros y cristianos, pero a partir de la toma de Cuenca la frontera se establece en el río Jucar, y la presencia musulmana en tierras albaceteñas se ve limitada a la poderosa fortaleza de Chinchilla y a otros núcleos fortificados en la ribera del Jucar, como Jorquera o Alcalá, que eran básicamente guarniciones militares. Sólo en la Sierra de Alcaraz, defendida por inexpugnables fortalezas, existen algunos núcleos de población árabe. La ciudad más importante en ese momento histórico es Chinchilla de Montearagón; bastión septentrional del reino de Murcia y ciudad bien fortificada, Chinchilla resiste la presión de los reyes cristianos hasta 1242, en que es tomada por Pelayo Pérez, comendador de la Orden de Santiago. Posteriormente, en 1264, se constituye en concejo de realengo dependiente de Alarcón y durante casi toda la Edad Media va a ser la ciudad más importante de toda la zona.

En el año 1211, una expedición relámpago de Alfonso VIII consigue arrebatar a los musulmanes los castillos de Garanden, Jorquera y Alcalá, aunque la dominación cristiana quedará garantizada un año después, cuando la victoria sobre los almohades en las Navas de Tolosa rompe toda la defensa árabe y deja libres a la repoblación de tierras de la actual provincia de Albacete.

Al suroeste de la provincia, en la sierra de su mismo nombre, se encuentra Alcaraz, la antigua Hisn al-karas árabe, una importante plaza fortificada que sólo pudo ser conquistada tras las caídas de las defensas musulmanas. Convertida en concejo de realengo, con un fuero propio similar al de Cuenca, Alcaraz tiene desde el primer momento un importante valor militar, ya que desde ella se domina el territorio y las fronteras de los reinos de Murcia, Jaén y Granada.

Uno de los episodios más importantes de la Edad Media albaceteña es el nacimiento, esplendor y declive del Marquesado de Villena. Su origen se encuentra en la conspiración que contra su padre, el rey Alfonso X, organiza el infante don Sancho, señor de Chinchilla, apoyado entre otros nobles por si tío don Manuel. Tras el ascenso de Sancho al trono, su tío recibe Chinchilla y la une a su señorío de Levante, formando el estado de Villena. El final del marquesado de Villena se inicio en 1475, con la sublevación de Alcaraz. Durante cinco años, las tierras albaceteñas fueron escenario de un conflicto bélico entre los partidarios de Isabel y Fernando de Castilla y los de Juana la Beltraneja, apoyada por el marqués. Finalmente, los Reyes Católicos y sus partidarios ganaron la contienda, bajo su reinado, Chinchilla padece un progresivo estancamiento, mientras que la vecina Albacete va adquiriendo un mayor protagonismo político y económico.

Alcaraz vuelve a jugar un importante papel en la región durante la guerra de Independencia. Por su fácil defensa, las autoridades de la provincia de La Mancha, que proclaman la Constitución de 1812, se refugian en ella y dirige desde allí la resistencia al invasor.