Riópar

 

Historia

Los primeros indicios de la existencia de habitantes en Riópar lo encontramos en el yacimiento neolítico de la Marija, al pie de Riópar Viejo, que, al parecer, fue un asentamiento hasta la cultura del Bronce inicial.

Desde éste, ya en plena Edad del Bronce, surgió el poblado de Riópar Viejo, que ya ha estado habitado ininterrumpidamente por todas las culturas posteriores -bronce, romanos, visigodos, islámico y castellano-, hasta su despoblamiento con la muerte del último habitante en el año 1995. A partir de 1999 vuelve a tener vecinoso.

Paralelamente a este despoblamiento, a partir de febrero del año 1772 se crea en el valle la primera fábrica de producción de latón de España. Poco a poco, a lo largo de estos dos siglos, el abandono del viejo Riópar se ve compensando con el poblamiento de las Fábricas de San Juan de Alcaraz que, por decreto del Consejo de Ministros, pasa a llamarse a principios de los 90 Riópar o Riópar Nuevo. El primitivo enclave, origen del actual y más antiguo, pasa a ser Riópar Viejo.

De la ocupación romana fechada alrededor de dos siglos antes de Cristo se han hallado abundantes restos, como el llamado Tesorillo de Riópar, que consta de 364 monedas y se encuentra en el Museo Arqueológico de Albacete.

En las Guerras Púnicas debió haber algún enfrentamiento entre romanos y cartagineses. Tal vez los elefantes de guerra de Aníbal, en su ruta hacia Sagunto e Italia, pasaron por el llamado "Camino de Aníbal", calzada romana que atravesaba el valle de Miraflores.

Al parecer, Hoyo Guarde -la Cueva de los Chorros- se llamaba así porque desde ella oteaban la llegada de sus enemigos los partidarios de Pompeyo, después de la derrota de Munda.

Tras la caída del Imperio Romano los visigodos ocuparon Riópar, asentándose en el primitivo campamento romano y en los Picos del Oso. La zona perteneció, cuando la invasión árabe, a la Tora de Todmir o Teodomiro, conservando en principio una cierta independencia hasta que pasó a depender del Califato de Córdoba.

De la época de dominación árabe se conserva poca documentación, si bien el cronista Al-Zuri, en el siglo XI, describe "Almisawanis", que parece ser el nacimiento del río Mundo.

La reconquista la realizó Alfonso VIII al año siguiente de la batalla de las Navas de Tolosa. En el año 1213, tras la conquista de Alcaraz, sus huestes conquistaron el Castillo de Riópar, que quedó como el concejo independiente más cercano al Reino de Murcia. Conservó su independencia hasta julio del año 1.256, fecha en que Alfonso X se la entregó al poderoso Alfoz de Alcaraz para facilitar su defensa.

Fue objeto de diversas "razzias" y ataques árabes hasta finales del siglo XV, época en que sufrió múltiples disputas entre los señoríos de Navas de Paredes y Villena.

Cuando en 1436 Juan II concede a don Rodrigo Manrique el señorío de las cinco villas, no incluye los castillos de Riópar y Cotillas, que le interesaban mucho a don Rodrigo para cerrar a Alcaraz el paso hacia el sur.

Posteriormente, comenzada la disputa por el maestrazgo de la Orden de Santiago entre el Marquesado de Villena y los Conde de Navas de Paredes, Riópar fue la presa apetecida por el siguiente Maestre don Pedro Manrique, hermano mayor del poeta Jorge, famoso por las coplas elegíacas a la muerte de su padre.

Al enterarse don Pedro de que la población de Riópar, descontenta con el alcaide villenista Pedro Montoya, se había sublevado contra él, mandó inmediatamente al alcaide de Segura con quince lanzas a caballo y 150 peones en ayuda de los rebeldes.

Sin embargo, acantonado Montoya en el castillo, no pudo conquistarlo con tan pocas huestes, por lo que decidió el sitio, mandando tropas desde Siles, Segura, Yeste, Villapalacios, Villaverde, Cazorla y Ubeda.

Fueron siete los meses de asedio, en los cuales don Pedro, además de sus vasallos, tuvo como mercenarios pagados 500 hombres de a pie y 100 a caballo, que (según él) le costaron 12 millones de maravedíes.

Alfonso Montoya, desesperado de no recibir ayuda, se rindió a cambio de inmunidad para él y los suyos y 250.000 maravedíes.

Don Pedro tuvo la suerte de que esta conquista ocurrió cuando ya había empezado la guerra entre los partidarios de la Beltraneja y los Reyes Católicos, y la aprovechó para hacer creer a los monarcas que había sido una acción inspirada en su fidelidad a ellos:

Así lo relata Salazar y Castro: " y como el Marqués de Villena y algunos caballeros del séquito del rey de Portugal hubieran ocupado las villas de Riópar, Cotillas y S. Vicente (La Vegallera), que eran del término de Alcaraz, él se puso sobre aquellas fortalezas y tomándolas por sitio, las guarneció con sus tropas y ejerció la justicia de ellas, hasta que los Reyes ordenasen otra cosa"

En 1477, los Reyes Católicos le ceden las villas de Riópar y Cotillas por dos vidas, restituyéndolos a Alcaraz a la muerte del hijo de don Pedro, siempre y cuando Alcaraz pagara a los Manrique los gastos de los doce millones de maravedíes que, según don Pedro, invirtió en la conquista.

Así en 1536, al morir el tercer Conde de Paredes, Alcaraz reclama Riópar y el emperador Carlos I se la concede, siempre que pague los gastos de la conquista, con lo que se inicia un pleito sobre la cuantía de los gastos, que Alcaraz se negó a pagar, por lo que siguió sin conseguir Riópar hasta la extinción de los señoríos en el siglo XIX.

En 1746 el Conde de Paredes vende su señorío de las cinco villas al conde de las Navas de Amores, advenedizo a la nobleza, con el cual los vecinos tendrán muchos problemas, llegando a cuestionar sus derechos, debido a los abusos en pastos y alcavalas del señor.

Durante estos años Riópar se despuebla bastante, teniendo en su censo solo 46 vecinos contribuyentes y trece pobres, es decir,  59 vecinos en total.

El conde de Navas de Amores disfrutará de su derechos hasta 1811, fecha en en que las Cortes de Cádiz deciden incorporar Riópar a la Corona.

De todas formas, a partir de 1772 el viejo Riópar va cediendo importancia a favor de Fábricas de San Juan de Alcaraz, cuya historia irá aparejada a la de las Fábricas metalúrgicas creadas por Juan Jorge Graubner.

Villa enclavada en un bellísimo entorno natural. Su nombre proviene de la antigua población - de origen árabe - situada en los altos de un cerro y al que vale la pena subir para contemplar la panorámica del valle. Su iglesia parroquial del Espíritu Santo es del siglo XV.

Durante mucho tiempo, Riópar, recibió el nombre de Fábricas de Riópar, debido a la instalación, en 1772, de una importante industria metalúrgica - latón, bronce - que cambió radicalmente la fisonomía de la zona y que ha subsistido hasta nuestros días dejando en la zona toda una tradición artesanal del metal.

Reemprendiendo la ruta y a pocos kilómetros, un desvío a la derecha nos conducirá al nacimiento del río Mundo, situado en un sorprendente paraje, donde podremos admirar el magnífico espectáculo ofrecido por varias cascadas de agua que se despeñan por las rocas desde más de 100 m. de altura.

Fue tomado a los árabes por las huestes de Alfonso VIII en 1213, poco después de haber ocupado la comarca y plaza de Alcaraz, siendo un concejo independiente hasta 1256, en que pasa a la jurisdicción de Alcaraz por privilegio de Alfonso X. En el siglo XV Riópar es escenario de las ambiciones y enfrentamientos nobiliarios entre los Manrique y el marqués de Villena, recuperando su carácter propio de villa con los Condes de Paredes, desvinculándose de Alcaraz.

La historia moderna de Riópar entra a partir de 1.772, cuando se establece una importante industria metalúrgica que cambiará radicalmente la economía de la zona. El austriaco Hans Georg Graubner, llevó la iniciativa de la creación de unas importantes fábricas de latón y calamina en la aldea de Laminador, comenzando el lento cambio de ubicación alrededor de la nueva industria. Se trasladó la parroquia, el ayuntamiento, abandonando la antigua iglesia gótica del Espíritu Santo y las casas en lo alto del cerro junto a las murallas árabes y el olmo centenario donde se celebra el baile de la "pita" en recuerdo del origen de esta población. 

En la actualidad, el inicial Riópar se denomina Riópar Viejo, pasando a denominarse Riópar, tanto el término municipal como el casco urbano que antes se llamaba Fábricas de San Juan de Alcaraz o Fábricas de Riópar.

Fábricas

El descubrimiento de una mina de calamina en el lugar conocido como San Jorge, el único yacimiento de este mineral que se explotó en España durante el siglo XVIII, fue la causa principal de la instalación en Riópar de la primera fábrica de latón que se estableció en nuestro país.

La creación de las Fábricas de San Juan de Alcaraz se debe al austríaco Juan Jorge Graubner. El 19 de Febrero de 1773, el rey Carlos III expidió una Real Cédula por la que se aprobaba oficialmente el establecimiento de la fábrica de latón, concediéndole el título de Real Fábrica.

Graubner inició la construcción de las Fábricas de San Jorge, donde se elaboraría el cinc, al pie mismo de la mina y las de San Juan para la elaboración del latón junto al Arroyo Gollizo donde, debido a la mayor amplitud del valle, construyó el pueblo moderno, que absorbió a la antigua villa.

La evolución de las Fábricas atraviesa distintas etapas:

- Empresa privada privilegiada (1773-1775).-

- Empresa mixta (1775-1785).-

- Empresa pública (1785-1828)

- Sociedad anónima (1828-1938).-

- Sociedad Laboral desde 1984.-

- Desaparición en 1995.-

Qué visitar

Castillo árabe. Son de destacar los restos del castillo-fortaleza de origen islámico, situado en lo alto, que son compartidos en la actualidad por el cementerio. El castillo-fortaleza fue reconstruido en época cristiana pero hoy en día sólo se conservan restos del lienzo defensivo y algún torreón.

Iglesia del Espíritu Santo. En el Riópar Viejo la iglesia parroquial del Espíritu Santo, construcción del siglo XV formada por una planta rectangular con cinco tramos separados por arcos diafragma y cabecera plana. La cubierta del templo es una armadura de madera decorada con pinturas de tipo mudéjar. En el interior se encuentra un coro de madera sostenido por una columna, dicho interior destaca por su estilo armónico y correcto. En el exterior destaca una sólida torre, de la que el cuerpo inferior ocupa la capilla de bautismo, así como los contrafuertes entre los cuales hay situada una portada con arco ojival.

Laminador. Antiguamente era el lugar donde, como su nombre indica, se laminaba el latón. Hoy se ha convertido en un rincón de una belleza peculiar. Esta pequeña aldea, nacida al calor de la industria que, durante muchos siglos fue sustento de la economía de Riópar, es hoy un lugar de paz y sosiego, donde otrora todo era actividad fabril y ruido de máquinas y hombres, que iban y venían sin solución de continuidad.  

Está construida en forma de U, albergando en su interior una amplia plaza con árboles centenarios, que proporcionan en los atardeceres de verano un lugar sombreado y fresco donde dejar pasar el tiempo, disfrutando del rumor del agua del cercano Río Mundo y del canto de los pájaros.

Todavía permanece impertérrita y vertical la gran chimenea de la fundición de metal, así como los antiguos barracones de la fábrica y las casas que utilizaban los obreros. Hoy convertidos en su mayoría en corrales para el ganado y en casas de particulares, han sufrido una profunda transformación, sin embargo, al caminar entre estos edificios uno puede imaginar cómo fue en otro tiempo el transcurrir de la vida en este lugar.