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| Mayo 1999 | |
Nº 33 |
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Tal y como argumentase premonitoriamente Stephen Jay Gould a comienzos de la década de los ochenta, el renacer de la Paleontología y su consolidación como ciencia nomotética de pleno derecho, autónoma respecto al cuerpo doctrinal de la Estratigrafía (en el que, en suma, no deja de ser considerada como una mera herramienta empírica al servicio de la ordenación estratigráfica y la reconstrucción paleoambiental), se debe fundamentalmente a la incorporación de una perspectiva evolutiva sintética.
Es mucho lo que nuestra disciplina ha aportado en este contexto, por ejemplo en lo relativo al análisis de la historia de la diversidad de la Biota, las tendencias evolutivas y los patrones de extinción, los modelos de morfología teórica y construccional o la constatación de que los procesos evolutivos operan diferencialmente conforme a una jerarquía de niveles. De hecho, parafraseando a Ernst Mayr, se puede afirmar sin reservas que "sin el concurso de la Paleontología no sólo determinados problemas evolutivos no podrían ser resueltos, sino que muchos otros ni tan siquiera habrían llegado a plantearse".
Este libro resulta, precisamente, un acierto en esto último, pues ofrece al lector no especializado, de forma clara, rigurosa y a la vez no exenta de atractivo, un panorama amplio de aquellos campos en los que los estudios paleobiológicos de corte macroevolutivo han aportado contribuciones más significativas a la Teoría de la Evolución, usando hilos argumentales tan variados para elaborar los diferentes capítulos como, por ejemplo, las evidencias isotópicas y paleontológicas sobre el origen de la vida, las etapas tempranas de la evolución multicelular, representadas por los extraños diseños de los organismos vendienses, "la gran explosión" del Cámbrico, a tenor de la reinterpretación de los hallazgos en Burgess Shale y Chengjiang, el origen de los vertebrados y la colonización del dominio subaéreo, la evolución de los reptiles marinos y voladores, el origen de las aves o la evolución de los homínidos.
Todos ellos son presentados con títulos harto sugerentes, como p. ej., "Walk on the wild side" para el capítulo sobre la colonización de la tierra firme, "Jaw wars: the Empire bites back" en el caso de la evolución de los peces con mandíbula, "Say it with flowers" para la evolución de las plantas terrestres o "Battle of the bulge" en relación a las tendencias al gigantismo en dinosaurio. Y para terminar, un capítulo destinado a la revisión histórica y la reevaluación de determinados "conceptos clásicos" en Biología Evolutiva, relacionados con la noción subjetiva de progreso (entendido según la "tendencia" hacia una mayor complejidad morfológica), como es el caso de la evolución de los caballos y los brontoterios, que es situada adecuadamente en el marco conceptual de los procesos de heterocronía.
En resumen, se trata de una excelente obra de carácter divulgativo, cuyos contenidos han sido cuidadosamente escogidos, que se lee de un tirón y se encuadra, por pleno derecho, en el reducido contexto de aquellas que "hacen afición", por lo que realmente constituye un claro estímulo a una actividad necesaria y positiva, que no ha de estar reñida en absoluto con el quehacer científico cotidiano en el seno de una disciplina que, como ocurre en nuestro caso, afortunadamente cuenta con una apreciable demanda social de conocimientos.
Paul Palmqvist
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