Página de debate sobre el futuro de IU
REFUNDAR I.U.
Rafael Pla López
Julio de 1999
0. Construir la alternativa
1. El sistema electoral interno
2. El trabajo colectivo
3. Clarificar el discurso
Comentarios a "IU ante la nueva fase política"
Regenerar el PCE
Superar IU
Valoración Manifiesto relanzamiento IU
La convergčncia de l'esquerra
Resposta a la consulta d'IU
Enmiendas para la VI Asamblea de IU
Natos no

Reconstruir una izquierda unitaria
A Frutos y Llamazares

0. Construir la alternativa:
        El impulso inicial que llevó a la constitución de IU a partir del movimiento por la salida del Estado Español de la OTAN se ha agotado. Pero dicho agotamiento no niega la necesidad de un proceso de convergencia política y social de la izquierda real, ni de que esta convergencia adopte la forma de un movimiento político y social que vaya más allá de la forma clásica de partido. De hecho, puede valorarse que un factor importante del agotamiento de IU ha sido el no haber llegado a convertirse en un tal movimiento político y social, reproduciendo por el contrario en su seno muchos de los rasgos y de los esquemas clásicos de partido, en buena parte heredados de las tradiciones que confluyeron en la formación de IU.
        Como salida a esta situación lancé, en la reunión del 19 de junio del Comité Federal del PCE y en la del 21 de junio del Consell Polític d'EUPV, la propuesta de refundar IU, con el propósito de provocar un debate que no se redujera a la realización de cambios cosméticos o a simples relevos en la dirección.
        Tal refundación requiere, en efecto, desbordar el marco de lo que es actualmente Izquierda Unida para abrir el debate a amplios sectores sociales, a los votantes de IU pero también a los "abstencionistas de IU", así como a todos los movimientos sociales emancipatorios. Un tal debate, naturalmente, no puede cerrarse ni dentro de un Consejo Político Federal en este mes, ni dentro de una Asamblea Extraordinaria en este año, cuya convocatoria apresurada llevaría a interiorizar el debate.
        Tal refundación requiere reconocer humildemente que la construcción de la alternativa necesaria no puede ser llevada a cabo en solitario por las personas que actualmente estamos en Izquierda Unida. Requiere superar cualquier actitud de soberbia y dirigirnos humildemente al conjunto de las personas y los movimientos de izquierda reconociendo nuestras limitaciones, así como que todas y todos son necesarias y necesarios para construir una alternativa emancipadora.No se trata por tanto de llamarles a incorporarse a un proyecto predeterminado, sino de construir un proyecto nuevo entre todas y todos. Un proyecto en el que los actuales componentes de Izquierda Unida podremos jugar un papel importante, asumiendo nuestra responsabilidad al respecto, pero en modo alguno un papel ni un protagonismo exclusivo: el protagonismo ha de corresponder a todo el mundo que confluya en su construcción. Este proceso debería llevar, naturalmente, a una Asamblea de refundación, que deberá ser Extraordinaria por su contenido, con independencia de la fecha en que se celebre, fecha que deberá venir determinada por el ritmo del proceso, y no condicionarlo de antemano.
        De hecho, hace algunos años se lanzó ya desde la dirección de Izquierda Unida una propuesta con rasgos similares a los arriba esbozados, con el nombre de la "construcción de la alternativa". Pero desgraciadamente, en vez de seguir por este camino, Izquierda Unida se encerró en una serie de conflictos internos, que lejos de superarse a través del desarrollo de un movimiento político y social acabaron conduciendo a un desgarramiento interno y posteriormente a una pérdida de influencia social que se expresó en el hundimiento electoral del 13 de junio. En esta situación, dicha propuesta es aún más necesaria, pero su forma ha de ser necesariamente nueva.
        Por un lado, tal propuesta ha de venir acompañada de profundas transformaciones internas y cambios de actitud. Por otro lado, ha de mantenerse abierta a cambios de denominación que expresen los cambios reales en el proyecto (hemos visto una experiencia semejante al norte de España). Y quizá pudiéramos comenzar por salir del surrealismo de un país donde el PP no es popular, el PSOE no es socialista y IU no está unida. Podríamos comenzar adoptando el nombre de nuestro proyecto europeo en ascenso: Izquierda Unitaria.
        Sólo por este camino podremos conseguir que nuestro proyecto renazca de sus cenizas.

Algunas propuestas:

        Sin perjuicio de los cambios que puedan derivarse del debate abierto a la sociedad para la refundación de IU, hay una serie de propuestas cuya asunción en Izquierda Unida facilitaría el desarrollo de dicha proceso:

1. El sistema electoral interno:
        La experiencia nos dice que buena parte de los conflictos en IU se han producido en el marco de procesos electorales internos, bien para escoger órganos de dirección, bien para escoger candidaturas para elecciones externas.
        Como señalaba en un artículo publicado el 15 de junio en un diario local de València (LEVANTE-EMV), el sistema electoral que se ha utilizado en general dentro de IU, proporcional con listas cerradas, impide la marginación de las corrientes minoritarias, pero deja en manos de sus cúpulas la negociación de las candidaturas, dejando en segundo lugar el papel de los delegados y afiliados de base. Y por muy formalmente democrático que sea este sistema, lo cierto es que ha conducido a IU entre el Caribdis de la confrontación entre corrientes y el Escila de los pactos en las alturas que incitan a la abstención en las bases. Ese método puede ser muy adecuado para hacer ejercicios de simulación interna de una democracia formal multipartidaria, pero no para desarrollar un movimiento político y social participativo y de base que debería ser la seña de identidad de IU como una izquierda diferente.
        La alternativa, claro, no es un sistema abierto mayoritario con el cuál el 51% podría marginar al 49%. De hecho, en una de las primeras Asambleas de IU ya se planteó la disyuntiva entre el carácter participativo de un sistema abierto mayoritario y el respeto a las minorías con un sistema proporcional de listas cerradas, opción por la que se optó. En dicha Asamblea defendí aceptar provisionalmente esta opción, al tiempo que me comprometí a desarrollar matemáticamente para la siguiente Asamblea un sistema electoral que conjugara el carácter participativo de las listas abiertas con el respeto a las minorías de los sistemas proporcionales. Efectivamente, cumplí dicho compromiso, y envié la propuesta tanto al Coordinador General como a un compañero de Madrid (Tomás Rodríguez Villasante) que me la pidió. Dicho compañero presentó la propuesta a través de su corriente, y así apareció como propuesta alternativa en los documentos que se distribuyeron, ¡incluyendo el código fuente en lenguaje C del programa para la realización del escrutinio! Quizá el estupor de los que desconocían dicha lenguaje facilitó que no se aprobara tal propuesta.
        Posteriormente seguí refinando el sistema proporcional con listas abiertas, que llegó a recomendarse desde la dirección del PCE para la elección de delegados a su XIV Congreso, y se ha aplicado posteriormente en distintos procesos electorales tanto del PCE como de IU. Dicho sistema, en su versión más simple (con factores de ponderación enteros consecutivos) es equivalente al llamado Voto Personal Transferible que se utiliza en las elecciones de algunos países.
        Puede consultarse en web la última versión del sistema, proporcional de listas abiertas con cláusula de garantía, que permite tanto simplificar parcialmente el escrutinio como evitar que estrategias mayoritarias de dispersión controlada de voto distorsionen el resultado. Tal sistema conjuga así el dar todas las garantías a las minorías y toda la capacidad de decisión a las bases. Las dificultades técnicas para su aplicación no justifican ya no utilizar un sistema que es políticamente imprescindible: los sistemas electorales internos no son la panacea, pero prefiguran el tipo de organización a desarrollar.

2. El trabajo colectivo:
        Resulta singular que algunas de las recetas propuestas frente a la derrota de IU se centren en el cambio del Coordinador General, cuando de hecho la misma existencia o no de un "Coordinador General" debería estar sujeta al resultado del debate.
        Sin embargo, no hay motivo para extrañarse por tal propuesta. Pues lo cierto es que, por lo menos desde que Julio Anguita fue entronizado como líder de IU a raíz de haber sido elegido como secretario general del PCE en su XII Congreso, su liderazgo personal ha marcado decisivamente la marcha de IU. Lo que resulta harto dudoso es que tal dinámica personalizadora del liderazgo se corresponda con el proyecto de construcción de un movimiento político y social y de una nueva forma de hacer política.
        Recordemos, para no llegar a conclusiones falsas, la forma como se produjo la mencionada entronización: Julio Anguita no se postuló como secretario general del PCE, sino que por el contrario se resistió duramente a su nominación, propugnada en su día principalmente por Rafael Ribó, a la sazón secretario general del PSUC. La incompatibilidad entre el cargo de secretario general del PCE y el de coordinador general de IU, que había sido introducida por Gerardo Iglesias en su informe, no se estableció en los Estatutos, y no se aplicó cuando Gerardo Iglesias dejó de ocupar ambos cargos, en los que fue sustituído por Julio Anguita. El mismo Gerardo denunció que los mismos que le habían instado a introducir tal incompatibilidad en el informe le pidieron que la retirara cuando se sabía que no iba a repetir como secretario general del PCE.
        Así nos encontramos con Julio Anguita entronizado como líder a pesar de sí mismo, de su profundo rechazo a los personalismos y de insistir una y otra vez en que la izquierda necesita dirigentes, pero no "líderes".
        Tampoco hemos de caer, claro, en un culto a la personalidad a la inversa, creyendo que Julio Anguita era el único inmune a la dinámica personalista de IU. De hecho, no hubiera sido humano si no se hubiera visto también arrastrado por dicha dinámica. Pero la cuestión es que tal dinámica era profundamente nociva para el proyecto de IU, tanto por su incompatibilidad con su proyectada naturaleza como movimiento político y social como por la fragilidad que provocaba ante ataques de los adversarios de IU, atentos a ensañarse con cualquier desliz de la persona que "personificaba" el tal proyecto.
        Lo singular es que un proyecto que pretendía cuestionar el sistema político y social vigente asumiera como propios usos y costumbres de tal sistema yendo incluso más allá de lo previsto en la normativa vigente, tanto en la Constitución y las Leyes como en sus propios Estatutos.
        Nada exige, por ejemplo, que una misma persona sea quien presida los órganos de una formación política, quien actúe como primer portavoz en el Parlamento y quien sea candidato a la Presidencia de Gobierno. De hecho, la misma figura de candidato a la Presidencia de Gobierno no existe formalmente como tal antes de la constitución del Parlamento. Y menos se requiere que el tal candidato sea quien encabece la lista por Madrid al Congreso de los Diputados. Ha sido la práctica "consuetudinaria" la que ha introducido esa dinámica presidencialista y centralista que no está inserta en la Constitución. Y IU se ha dejado arrastrar por la misma.
        La superación de tal dinámica es por tanto una necesidad para desarrollar la nueva forma democrática de hacer política que debe servir de base a la construcción de un movimiento político y social.
        Se trata, en esencia, de superar los personalismos potenciando el trabajo colectivo con una adecuada distribución de funciones que evite cuidadosamente su acumulación.
        Habría, en primer lugar, que separar formalmente la función de coordinar y presidir los órganos de dirección de IU y la función de presidir el grupo parlamentario y acaso actuar como portavoz principal del mismo. De hecho, la acumulación de ambas funciones supone implícitamente que IU centre su actuación político-social en la esfera institucional, en contradicción con lo que propugnan los documentos aprobados, pero en consonancia con lo que ha sido hasta ahora su práctica real. Tal acumulación es un factor esencial de la personalización del "liderazgo" de IU.
        La práctica seguida hasta ahora ha venido influída por una cierta "servidumbre" mediática, al suponer que dicho "liderazgo personalizado" era una necesidad para el reflejo de la imagen de una formación política en los medios masivos de comunicación, y una condición para el éxito electoral. Quizá los magníficos resultados obtenidos por el PSOE en las recientes elecciones en condiciones, ya no de "bicefalia", sino de ausencia de "liderazgo", contribuyan a desmontar ese mito. Pero en todo caso es la misma naturaleza del proyecto político-social que queremos construir lo que debería llevarnos a no aceptar la sumisión a dicha "servidumbre".
        En esa línea, resulta claro que la figura de Coordinador General deberá desaparecer en cuanto al contenido de "liderazgo" que ha tenido hasta ahora, aunque siga existiendo formalmente en la forma actual mientras no se modifiquen los Estatutos: el Coordinador "General" es quien coordina y preside los órganos de dirección de IU (y ya discutiremos en su momento el sentido del adjetivo "General" que parece una reminiscencia de otros cargos, así como la dinámica presidencialista en la formación de la Permanente), pero no debe ser quien encabece el grupo parlamentario. En particular, Julio Anguita podrá desempeñar una de dichas funciones, pero no ambas.
        Y por lo que se refiere a la Presidencia del Gobierno, mientras la correlación de fuerzas en el Parlamento no nos lleve a presentar una candidatura a la misma, ¿qué sentido tiene la previa nominación de un candidato o candidata? ¿Y por qué tal candidato o candidata ha de ser el cabeza de lista por Madrid y no, por ejemplo, por Córdoba?
        Y, claro, hay que cambiar otras dinámicas de funcionamiento interno. En particular, en un movimiento político y social los principales debates de sus órganos no pueden centrarse en la aprobación o rechazo global de un informe complejo presentado por quien preside el órgano con las incorporaciones aceptadas por el mismo después del debate. Tal procedimiento, extraño a cualquier movimiento democrático participativo, de base asamblearia, pone la capacidad real de decisión, en condiciones ordinarias, en manos de una sóla persona (por cierto, en ésto también estoy de acuerdo con Julio Anguita), provocando en el caso extraordinario de un rechazo, por su carácter global, una crisis en la organización.
        El funcionamiento normal de una organización democrática, participativa y plural debería ser que después de cada debate se sustancien un conjunto de propuestas, complementarias o alternativas, y que el órgano en cuestión se pronuncie sobre cada una de las mismas. Si el debate ha comenzado con un documento global, las propuestas contradichas o no asumidas deberían votarse previamente a la votación global del documento.
        Sólo por este camino la personalidad colectiva de IU podrá trascender a la personalidad de sus dirigentes.

3. Clarificar el discurso:
        3.1. Clarificar la estrategia:
               3.1.1. Sistema socioeconòmico.
               3.1.2. Sistema político.
          3.2. Clarificar la táctica.
         Después de la desafortunada expresión de "no tocar ni una coma" del discurso de IU, diversos hermeneutas, dentro y fuera de IU, se han dedicado a interpretar en qué sentido habría que entender lo de "discurso". En particular, se ha dicho que el diccionario admite una doble acepción, como "estrategia" o como "mensaje", entendiendo que no habría que modificar la primera, pero sí el segundo.
        Sin entrar en interpretaciones hermenéuticas, habría que decir que, en todo caso, un discurso político tiene diversos componentes, estratégicos y tácticos; siendo la forma de comunicar el mensaje una parte de los componentes tácticos, pero no la totalidad de los mismos.
        Pues bien, si la estrategia es, por su propia naturaleza, relativamente duradera, y sólo procede cambiarla como resultado de reflexiones teóricas de fondo o de procesos históricos de gran alcance, la táctica es, también por su propia naturaleza, esencialmente mudable, y debe adaptarse a cada cambio de situación, o como resultado inmediato de los éxitos o fracasos cosechados.
        En efecto: si la estrategia se justifica por consideraciones de fondo sobre los objetivos a largo plazo o la estructura de la sociedad que se quiere cambiar, la táctica sólo se justifica por su éxito, es decir, por su capacidad de hacer avanzar la estrategia. Esta última precisión es fundamental: sólo en relación a la estrategia puede valorarse el éxito o fracaso de una táctica, que lo es en la medida en que acerca o aleja de los objetivos estratégicos.
        En particular, si una formación política como IU tiene una estrategia esencialmente democrática, que necesita del concurso de la mayoría social para los cambios que propugna, los aumentos o disminuciones en influencia y movilización social hay que valorarlos como éxitos o fracasos de la táctica seguida. En particular, un retroceso electoral (que expresa, aunque sea de forma distorsionada, una disminución de influencia social) es una prueba incontestable de que se ha seguido una táctica equivocada: la referencia a las causas supuestamente "objetivas" o "externas" de tal retroceso no debe servir más que como una forma de acopiar elementos de análisis para el necesario cambio de táctica.
3.1. Clarificar la estrategia:
        Ahora bien, algunos de los errores o vacilaciones tácticas tienen posiblemente su raíz en confusiones estratégicas. Por ello, clarificar la estrategia es una condición previa para desarrollar una táctica adecuada a la realidad social.
        Y lo cierto es que la estrategia de IU no es precisamente un prodigio de claridad. Con frecuencia se recurre a expresiones nebulosas, o a lemas cuyas implicaciones pueden quedar indefinidas.
        Así, se resumen a veces los objetivos estratégicos de IU como

3.1.1. Sistema socioeconómico:
        Los dos primeros son, no obstante, desideratums que pueden ser compartidos desde posiciones políticas no  ya distintas, sino opuestas. Ciertamente, podemos entender que para su consecución sería necesaria la construcción de una sociedad socialista (o incluso, en el caso del desarrollo sostenible, una humanidad comunista). Pero también puede haber quienes defiendan su compatibilidad, no sólo con el mantenimiento del capitalismo, sino con un libre mercado como único regulador económico.
        Desde luego, si la alternativa es entre esas dos opciones, pocas dudas habrá de por cuál opta IU, que propugna el socialismo como su objetivo. Pero la simple referencia al socialismo es notoriamente insuficiente. En efecto, desde un enfoque marxista, el socialismo supone la completa socialización de los medios de producción colectivos; y aunque ello no se entienda como su completa estatalización, sino que contemple distintas formas de propiedad social (estatal, municipal, cooperativa, etc.), sí debe excluir tajantemente la existencia de trabajo asalariado, vinculada a la propiedad privada de medios de producción colectivos. Pero es dudoso que todos los componentes de IU compartan lo anterior. De hecho, en el documento IU ante la nueva fase política se define el socialismo como "la plena realización de los derechos humanos y la  profundización de la democracia", formulación ambigua donde las haya y desideratum en el que pueden coincidir del comunista más recalcitrante al neoliberal más acérrimo.
        Realmente no es necesario que los distintos componentes de IU tengan la misma concepción de la sociedad a la que aspiran. A fin de cuentas, IU es ideológica y políticamente plural, y dentro de ella caben distintas concepciones dentro del acuerdo con su programa estratégico (que habría de concretarse, pero no difuminarse, en cada programa electoral). Pero sería preferible no usar el término "socialismo" a usarlo de forma equívoca, es decir, de modo que cada cuál lo entienda como quiera.
        Posiblemente en lo que sí puedan coincidir todos los componentes de IU es en llegar a un sistema de "economía mixta" en la cuál el sector público tenga un papel determinante. Pero dicho sistema (que ha recibido denominaciones como Democracia Política y Social) no es el socialismo, y no se debería dar lugar a confusiones al respecto. En vez de hablar de socialismo, se trataría de precisar qué sectores deberían pasar directamente al sector público (por ejemplo, los sectores de caracter estratégico, como la banca, la energía, las infraestructuras de comunicaciones, etc.), sin perjuicio de que quienes estamos realmente por el socialismo aspiremos a una ulterior socialización de todos los medios de producción colectivos.
3.1.2. Sistema político:
        Por lo que se refiere al Estado Federal, se trata de un objetivo más definido, que además IU ha desarrollado con mayor precisión. De hecho, una de las enmiendas incorporadas al texto IU ante la nueva fase política ha sido precisamente añadir "Y que se plantea, desde el reconocimiento del derecho a la autodeterminación, la construcción de un estado federal, republicano, plurinacional y solidario", lo que no hace más que resumir la previa elaboración sobre el tema.
        Pero aquí el problema no es la precisión de los textos, sino la efectiva asunción de su contenido por miembros y dirigentes de IU. De hecho, un indicio claro de las limitaciones de dicha asunción ha sido la polémica alrededor del apoyo al Pacto de Lizarra, cuando de hecho los contenidos de dicho Pacto no hacen sino reafirmar la política previamente aprobada por IU por la paz y la autodeterminación. Pero no sólo eso: cuando dirigentes de ámbito estatal afirman que "estamos en Lizarra por la paz", obviando la referencia al derecho de autodeterminación, introducen más confusión que claridad. Lo cuál se agrava cuando se hacen afirmaciones como que la paz es tan importante para nosotros, que por ella estamos dispuestos a renunciar a aspectos de nuestro programa. Con ello se da la impresión de que el apoyo a la autodeterminación en el texto del Pacto de Lizarra, en vez de ser la reafirmación de la política previamente aprobada por IU, es una concesión a los nacionalistas vascos o incluso una claudicación ante ETA. ¡Cuando realmente el derecho de autodeterminación no es una reivindicación nacionalista, sino una reivindicación democrática!
        Otra de las consecuencias de la débil asunción del principio de la autodeterminación ha sido el silencio, por parte de IU federal (que no de EUPV, por ejemplo), respecto al derecho de autodeterminación del pueblo kosovar. Ese silencio ha coadyuvado a dar una imagen confusa de la posición de IU frente al gobierno de Serbia, oscilando entre el Escila de hacer el juego a la demonización otanista de Milosevic y el Caribdis de aparecer como tolerantes ante los crímenes del gobierno de Serbia, ¡cuando precisamente la defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos de los Balcanes nos hubiera deslindado tanto de la OTAN como del gobierno de Serbia!
        Otra cuestión que hay que clarificar sobre el Estado Federal es que no ha de consistir necesariamente un objetivo final, estático, resultado del ejercicio puntual, único y definitivo del derecho de autodeterminación. Por el contrario, el Estado Federal que defiende IU integra como un componente esencial el reconocimiento de dicho derecho. De modo que en dicho objetivo estratégico de IU habrían de poder coincidir quienes piensan que no se debe ir más allá del Estado Federal y quienes lo conciben como una forma transitoria hacia formas confederales, hacia la independencia de alguna de sus partes, o hacia la transformación paulatina de la federalidad política en federalidad social, en una humanidad sin Estados.
        Ello habría de posibilitar la convergencia estratégica, en el marco de la construcción del movimiento político y social alternativo, con los nacionalismos de izquierdas ascendentes en el Estado Español (el BNG, EH, ERC, la XA...).
3.2. Clarificar la táctica:
        Hemos visto, en relación al derecho de autodeterminación, cómo las vacilaciones estratégicas generan incoherencias tácticas. También los objetivos estratégicos en el terreno socioeconómico tienen implicaciones tácticas indudables: por ejemplo, si IU propugna "reservar al sector público recursos o servicios esenciales" (en consonancia con lo que establece el artículo 128.2 de la Constitución Española de 1978), no podrá realizar coherentemente acuerdos generales de gobierno con quienes propugnen la privatización de los mismos. Es más: después de la carrera de privatizaciones que hemos visto en los últimos años, difícilmente IU podría participar en acuerdos de gobierno que no incluyan una serie de desprivatizaciones, so pena de no sólo no avanzar hacia nuestros objetivos estratégicos, sino continuar alejándonos de ellos.
        Pero es claro, por otra parte, que la eventualidad y el contenido de acuerdos generales de gobierno (es decir, de acuerdos para el gobierno del Estado) no agota la táctica de una formación política, sino que ésta ha de incluir también la eventualidad y condiciones de acuerdos parciales y locales.
        A tal efecto, un componente importante de la táctica de IU es su relación con las dos fuerzas políticas mayoritarias del Estado Español: el PSOE y el PP. Y matemáticamente, claro está, hay tres posibles formas de cooperación/confrontación entre tres fuerzas:
  1. PSOE+PP frente a IU: expresada en la metáfora (que no "teoría") de las dos orillas, es, naturalmente, la situación más negativa para IU, que queda aislada; por lo tanto, no es, ni ha sido nunca, un objetivo táctico de IU, pero sí la descripción de una triste realidad, en la que las dos fuerzas políticas mayoritarias coincidían en el apoyo a la Reforma Laboral, a la OTAN, etc. La expresión pensamiento único acuñada por Ignacio Ramonet corresponde también a esta situación, en la que se pretende difuminar la oposición izquierda-derecha y reducir a la marginalidad a las posiciones contestatarias. Señalemos cómo Mao, con su fórmula "en estrategia, 1 contra 10; en táctica, 10 contra 1", subrayaba cómo no había que temer estar en minoría en cuestiones estratégicas, de fondo, pero había que huir como de la peste de quedarse en minoría en cuestiones tácticas. El problema era que la coincidencia de fondo en política socioeconómica e internacional entre el PP y el PSOE se traducía también en una coincidencia táctica tremendamente lesiva para la población trabajadora y la mayoría social. Naturalmente, cuando se da esta situación la única táctica viable es intentar superarla.
  2. IU+PP frente a PSOE: denostada como la pinza, nunca ha sido la política de IU, y en el ámbito general del Estado nunca ha pasado de coincidencias coyunturales en determinadas votaciones en el Parlamento. Sin embargo, durante el período de mayor degeneración del gobierno del PSOE, la denuncia de la corrupción y de los GAL se convirtió en un elemento central de la vida política en la que la coincidencia entre IU y el PP pasó a primer plano, especialmente cuando el PP superó oportunista y coyunturalmente sus reticencias a la denuncia del terrorismo de Estado. Señalemos no obstante que IU rechazó en su día la propuesta formal que le realizó José María Aznar de presentar conjuntamente una moción de censura para formar un gobierno de gestión que convocara elecciones anticipadas. Y señalemos también que la coincidencia coyuntural se acabó cuando el PP accedió al gobierno y pasó a apoyar el encubrimiento del terrorismo de Estado. Ahora bien, a nivel local sí se han dado casos de gobierno municipal conjunto de IU y el PP frente al PSOE, aunque nunca han pasado de ser casos aislados nada representativos de la política general de IU.
  3. IU+PSOE frente al PP: éste ha sido el objetivo táctico habitual de IU, con propuestas de acuerdo siempre sobre bases programáticas (el famoso Programa, Programa, Programa), la cuál ha adquirido distintas formas:
    1. La campaña por la rectificación: el objetivo inmediato era claramente no cambiar el gobierno, sino conseguir que el PSOE rectificara su política (no sería pensable, por ejemplo, una campaña "por la rectificación del PP", por entender que la política derechista del PP corresponde a su naturaleza).
    2. El sorpasso: una vez fracasada la campaña por la rectificación, y después del importante incremento de votos a IU en las elecciones europeas de 1994, se plantea como objetivo sobrepasar al PSOE en las elecciones municipales y autonómicas de 1995. Señalemos que, dado el carácter de dichas elecciones, el sorpasso podía conseguirse de forma local, aquí y allá, y estaba por tanto lejos de ser un objetivo utópico. Pero dado que el sorpasso se planteaba exclusivamente en relación al PSOE, y no al conjunto de las fuerzas políticas en liza, sólo tenía sentido en la medida en que se considerara que IU y el PSOE formaban parte de un mismo campo progresista, cuyo liderazgo era lo que disputaba IU. Sin embargo, al dejar en un segundo plano la confrontación con el PP, su aplicación práctica tuvo resultados perversos, facilitando el gobierno del PP en lugares con mayoría progresista, como Asturias, Córdoba o Granada: no se había dejado suficientemente claro que la "competencia" por el sorpasso con el PSOE sólo tenía sentido para disputar el liderazgo de la confrontación con el PP como fuerza ascendente de la derecha. Desgraciadamente, en IU no supimos reconocer y criticar en su momento tales errores en la aplicación de la política del sorpasso, y sólo después del hundimiento electoral en las siguientes elecciones municipales y autonómicas dichos errores han sido abiertamente reconocidos.
    3. La unidad de acción de la izquierda: dicha política se formula frente a un PP consolidado como fuerza política hegemónica; a pesar de que se aprueba en la V Asamblea de IU en diciembre de 1997, su plasmación institucional no se produce hasta después de las elecciones de junio de 1999, y se hace en el contexto de un fuerte retroceso electoral de IU, que no es precisamente el más favorable para su puesta en práctica. Ello no obsta para que dicha táctica, concretada en el documento IU ante la nueva fase política y en los acuerdos municipales (programáticamente sustentados) con el PSOE, sea la política correcta en la actual situación. Pero es necesario organizar su aplicación para que ésta permita avanzar hacia los objetivos estratégicos de IU:
      1. Ningún gobierno municipal con el PP: aunque pocos y aislados, los casos en que concejales elegidos en listas de IU gobierna conjuntamente con el PP frente al PSOE son una muestra de incoherencia que hay que superar urgentemente, sin lo cuál IU no tendría autoridad moral para pedir coherencia a los demás. Señalemos que tales "pinzas" municipales contradicen directamente la política de IU, que tiene al PP como su principal adversario político. Y por supuesto, hay que intentar la persuasión antes que medidas administrativas. Pero con independencia de que se apliquen tales medidas, quienes se obstinen en actuar en contra de la política de IU no pueden representar políticamente a IU, y deberían ser por tanto políticamente desautorizados.
      2. Movilización social: la unidad de acción de la izquierda debe realizarse fundamentalmente en la calle, en la movilización social, que lejos de supeditarse a los acuerdos institucionales con fuerzas que pueden considerarse progresistas pero dudosamente de izquierdas, es la precondición para que dichos acuerdos lleven a avances favorables a la mayoría social y sirvan de base para una transformación progresista que sólo puede sustentarse en una izquierdización social.

Hasta aquí algunas de las propuestas que podrían coadyuvar a impulsar desde IU la refundación de un movimiento político y social que aglutine y dinamice las fuerzas sociales capaces de hacer avanzar el proceso emancipatorio de nuestros pueblos.
Naturalmente, ello exige también cambios en los componentes de IU. Y siendo el PCE su principal componente hoy por hoy, su regeneración es un factor importante de la necesaria refundación de IU. Pero ello es otra cuestión y debe ser tratada en otra página.

València, Julio de 1999

Página de debate sobre el futuro de IU 0. Construir la alternativa
1. El sistema electoral interno
2. El trabajo colectivo
3. Clarificar el discurso
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La convergčncia de l'esquerra
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Natos no

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