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Europa y Norteamérica estaban sufriendo un proceso de industrialización que estaba alterando dramáticamente la estructura social. La llegada de productos baratos del extranjero volvió poco rentables las tareas agrícolas, por lo que muchos trabajadores emigraron a las ciudades en busca de trabajo, y se convirtieron en proletarios, es decir, en gentes sin tierras ni negocios que sólo podía subsistir ofreciendo su trabajo a cambio de un salario. La mano de obra era abundante, y las máquinas permitían desempeñar muchos trabajos sin necesidad de la más mínima cualificación, por lo que los empresarios podían permitirse pagar sueldos miserables a cambio de largas jornadas laborales, a veces de más de catorce horas. Entre los obreros se encontraban sin distinción hombres, mujeres y niños. Su bajo nivel cultural, su debilidad económica y la ausencia de protección legal privaba a los proletarios de prácticamente toda esperanza de mejorar su situación. Desde sus escasas posibilidades de análisis, muchos trabajadores achacaban sus desgracias a las máquinas. La idea de que una máquina pudiera realizar el trabajo de varios hombres hizo que muchos las vieran como una amenaza, pues los empresarios podrían prescindir de la mayor parte de sus trabajadores. Los primeros prototipos de vehículos de vapor habían sido ocasionalmente objeto de la ira de algunos trabajadores más por recelo y desconcierto que por otras razones, pero recientemente en Gran Bretaña había surgido un movimiento proletario que identificó en las máquinas su principal enemigo. Desde Nottingham, a lo largo de 1812 se extendió por Lancashire. Muchos empresarios empezaron a recibir cartas intimidatorias en las que se les daba un plazo para retirar sus máquinas o, de lo contrario, irían hombres a destruirlas, con autorización para matar a los propietarios si oponían resistencia. Muchas de ellas estaban firmadas por un imaginario Capitán Ludd, (a veces general, o incluso rey Ludd), por lo que el movimiento recibió el nombre de luddismo.
El 2 de enero de 1812, tras
      varias horas de combate, José María Calleja
      entró
      en Zitácuaro y la Suprema
Junta
        Nacional Americana tuvo que trasladarse a Sultepec, aunque sus
      integrantes no
      tardaron en dispersarse por todo México y todos reclamaban
      la
      jefatura, con lo que en la práctica dejó de existir.
    
Las acciones del capitán José Gervasio Artigas no
      respetaban el tratado firmado entre Montevideo y Buenos Aires. El
      gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, envió un
      representante a Buenos Aires para quejarse y la respuesta del
      triunvirato fue darle dos horas para abandonar la ciudad. Por
      ello, el 6 de enero Vigodet dio
      por roto el acuerdo.
    
El 9 de enero Artigas
      firmó una alianza con la Junta del Paraguay contra el
      ejército portugués de Diogo de Sousa, que
      permanecía en la Banda Oriental.
    
Tras la retirada de Masséna, Wellington se apresuró
      a
      poner sitio a Ciudad Rodrigo. El asedio empezó el 8 de enero. La tarde del 19 de enero, cuando la
      artillería
      había abierto dos brechas en las murallas, Wellington
      ordenó el ataque, sus soldados se abrieron paso por las
      brechas
      y terminaron acorralando a los franceses en la plaza principal,
      donde
      se rindieron. Mientras tanto, Suchet entraba en Valencia.
    
El 20 de enero, tras varios
      días de enfrentamientos, los insurgentes mexicanos, bajo
      las
      órdenes del general Hermenegildo
        Galeana, fueron derrotados en Tecualoya,
      pero el 22 de enero José
      María Morelos logró derrotar al ejército
      realista
      que había vencido a Galeana y recuperó varias piezas
      de
      artillería que éste había perdido. El 31 de enero Morelos entró en
      la
      ciudad de Cuautla, donde
      fusilló a cincuenta soldados realistas.
    
Desde finales del año anterior, el territorio de Luisiana
      venía sufriendo una serie de terremotos de gran intensidad.
      El
      más potente se produjo el 7 de
        febrero, y destruyó la ciudad de New Madrid, junto al
      río
      Mississippi. El terremoto rompió el curso del río y
      formó unas cataratas, así como un lago que fue
      bautizado
      como Reelfoot Lake. Los
      temblores pudieron notarse incluso en puntos tan alejados como la
      ciudad de Nueva York.
    
El 11 de febrero se
      estrenó en Viena el quinto
concierto
        para piano de Beethoven. 
    
En Chile, Juan Martínez de Rozas se había hecho
      fuerte
      en Concepción y no reconocía la dictadura de
      José
      Miguel Carrera, pero, por mediación de Bernardo O'Higgins,
      el 12 de febrero se
      llegó a un acuerdo
      por el que Carrera reconocía a la Junta de Gobierno de
      Concepción.
    
El 18 de febrero Félix
      María Calleja lanzó un primer ataque contra Cuautla,
      que
      resultó frustrado por las fortificaciones levantadas por
      los
      insurgentes. El 19 de febrero
      realizó un segundo intento y, ante la imposibilidad de
      entrar en
      la ciudad, la puso bajo asedio.
    
Napoleón seguía preparando una campaña
      contra
      Rusia y el 23 de febrero
      firmó una alianza con el rey Federico Guillermo III de
      Prusia.
    
Ese mismo día los insurgentes mexicanos bajo las órdenes de Mariano Matamoros obtuvieron una victoria frente a los realistas en Izúcar.
El parlamento británico estaba discutiendo una ley para
      convertir la destrucción de maquinaria industrial en un
      delito
      capital. Entre los pocos que mostraron simpatías por el luddismo se encontraba un
      joven
      barón de veinticuatro años llamado George Gordon Byron,
      más
      conocido como lord Byron,
      que
      pronunció un famoso discurso contra el proyecto de ley en
      la Cámara de los Lores.
      Sin
      embargo la ley fue aprobada y 12.000 soldados fueron destinados a
      las
      zonas donde los ludditas actuaban.
    
Lord Byron había publicado ese año los dos primeros cantos de Las peregrinaciones de Childe Harold, un poema, en gran parte autobiográfico, que describe los viajes y reflexiones de un joven hastiado del mundo. Aunque Byron pensaba que no iba a tener éxito, tuvo una gran acogida y su autor se hizo famoso.
En el Río de la Plata, el 27
        de
        febrero el triunvirato destituyó a
      Pueyrredón y
      puso a Manuel Belgrano al frente del ejército
        del Norte, que instaló su cuartel general en San Salvador de Jujuy. El 4 de marzo la flota de
      Montevideo bombardeó por tercera vez Buenos Aires,
      también sin previo aviso, como había sucedido la
      primera
      vez, aunque los daños causados fueron mínimos. El 9 de marzo llegó a
      Buenos Aires José de San Martín, procedente de
      Londres.
      El triunvirato le reconoció el grado de teniente coronel
      que
      había alcanzado en el ejército español y le
      encargaron de instruir al ejército en las técnicas
      militares que había aprendido en España.
    
El 14 de marzo Napoleón
      firmó una alianza con Austria que le aseguraba su apoyo en
      una
      eventual guerra contra Rusia.
    
El 16 de marzo Wellintgon
      inició el asedio a Badajoz. La guarnición francesa
      en la
      ciudad contaba con unos 5.000 hombres, mientras que Wellington
      contaba
      con 25.000 soldados británicos y portugueses. Lluvias
      torrenciales dificultaron la construcción de trincheras.
    
El 19 de marzo las cortes de
      Cádiz aprobaron la Constitución
Española
        de 1812, conocida popularmente como La Pepa, porque ese
      día era
      la festividad de San José. La constitución
      establecía una monarquía paralamentaria con
      división de poderes y sufragio universal indirecto.
      Establecía una larga lista de derechos y libertades
      individuales, entre los que no figuraba la libertad de
      religión,
      pues sólo permitía la religión
      católica.
    
España envió a Venezuela un pequeño
      contingente
      bajo el mando del capitán de fragata Domingo de Monteverde, que el
      22 de marzo obtuvo una victoria
      sobre los
      independentistas gracias a que la caballería de
      éstos se
      pasó al bando realista y atacó a la
      infantería
      venezolana.
    
El 25 de marzo los realistas
      derrotaron a los independentistas venezolanos en la batalla naval
      de Sorondo, sobre el
      río
      Orinoco. El 26 de marzo era
      jueves
      santo,
      y el Señor tuvo a bien enviar ese día a sus devotos
      fieles caraqueños un terremoto. Como todo el mundo estaba
      en las
      iglesias, muchos murieron sepultados bajo las piedras. Monteverde
      aprovechó el caos provocado por el terremoto para realizar
      notables progresos para la causa realista.
    
El 5 de abril los realistas
      cercaron a un contingente de insurgentes mexicanos en Huajuapan. Los asediados
      carecían de artillería, pero fundieron campanas para
      hacer con ellas cañones.
    
Después de haber sometido la ciudad a un intenso
      bombardeo,
      el 6 de abril Wellington se
      dispuso
      a atacar Badajoz. Consiguió ocuparla con grandes
      pérdidas, pues el número de muertos y heridos
      ascendió a los cinco millares de hombres. Tras hacerse con
      el
      control de la ciudad, los soldados de Wellington la sometieron a
      un
      brutal saqueo que duró tres días. Hubo asesinatos,
      violaciones, e incluso algunos oficiales británicos fueron
      asesinados cuando trataban de imponer el orden entre sus tropas.
    
Las tensiones entre Francia y Rusia llegaron a un punto de
      ruptura
      cuando Rusia exigió a Francia que evacuara Prusia.
    
En Buenos Aires, Juan José Paso y Feliciano Chiclana,
      miembros del triunvirato que gobernaba las Provincias Unidas del
      Río de la Plata, habían mantenido serias disputas
      entre
      ellos, y ambos acabaron presentando su dimisión, pero
      sólo la de Paso fue aceptada, que fue sustituido por Juan
      Martín de Pueyrredón, que acababa de llegar a Buenos
      Aires. 
    
El 20 de abril murió
      George Clinton, el vicepresidente de los Estados Unidos.
    
En vista de los cada vez más alarmantes éxitos
      realistas, el 25 de abril el
      Congreso de Caracas decidió sustituir a su presidente,
      Cristóbal Mendoza, por Francisco de Miranda, con más
      experiencia militar, al que se le otorgaron poderes dictatoriales.
    
El 30 de abril el territorio
      de
      Orleans se convirtió en el Estado de Luisiana, el
      decimoctavo de los
      Estados Unidos de América. El territorio situado más
      al
      norte, que hasta entonces se había llamado Distrito de
      Luisiana,
      se convirtió en el Territorio
de
        Misuri. 
    
El 2 de mayo Morelos
      logró
      salir de Cuautla con sus hombres eludiendo el cerco establecido
      por
      Calleja. Éste entró en la ciudad indefensa y sus
      hombres
      hicieron una matanza entre sus habitantes, por haber acogido a los
      insurgentes. 
    
El 11 de mayo, cuando el
      primer
      ministro británico Spencer Perceval estaba entrando en la
      Cámara de los Comunes, un hombre se le acercó y le
      disparó en el pecho con una pistola. El asesino, que no
      hizo
      ningún intento de escapar, se llamaba John Bellingham, y era un
      comerciante que había sido encarcelado injustamente en
      Rusia y
      que había realizado varias peticiones al gobierno para
      cobrar
      una indemnización, pero todas habían sido
      rechazadas. 
    
El 22 de mayo se firmó
      el tratado de Bucarest
      que
      ponía fin a la guerra ruso-turca. Rusia se anexionó
      Besarabia y el Imperio Otomano renunció a sus aspiraciones
      sobre
      Georgia. 
    
Con el fin de levantar el ánimo de sus tropas, Manuel
      Belgrano el 25 de mayo les
      presentó una bandera de su creación formada por dos
      franjas de color azul celeste separadas por una banda blanca. El 26 de mayo el gobierno de las
      Provincias Unidas del Río de la Plata firmó con
      Portugal
      el tratado de
        Rademaker-Herrera,
      llamado así por los representantes de ambos estados (el
      británico Juan Rademaker
      de parte de Portugal y el rioplatense Nicolás
        Herrera), en virtud del cual Portugal aceptaba retirar su
      ejército de la Banda Oriental. El tratado se firmó
      por la
      presión de los británicos, que eran aliados de los
      españoles y sabían que España no veía
      con
      buenos ojos la invasión portuguesa, aunque su finalidad
      fuera
      teóricamente combatir a los independentistas. El tratado se
      negoció y firmó en Buenos Aires, pero Diogo de Sousa
      se
      negó a cumplirlo. Cuando fue comunicado a Río de
      Janeiro,
      el gobierno portugués consideró que Rademaker se
      había extralimitado en sus concesiones y tampoco lo
      aceptó.
    
El 28 de mayo José
      María Morelos derrotó a los realistas en Escamela. 
    
El asesinato de Perceval tuvo lugar en el peor momento posible,
      pues
      por esas fechas estaban ultimándose las negociaciones entre
      Gran
      Bretaña y los Estados Unidos para poner fin a las
      restricciones
      comerciales que Gran Bretaña mantenía hasta el
      momento.
      El presidente
      Madison consideró que ya no podía contener la
      presión de quienes
      consideraban que debía declararse la guerra a Gran
      Bretaña, así que el 1 de
        junio
      lo sometió a deliberación en el Congreso. El debate
      fue
      acalorado, pues los Estados de Nueva Inglaterra eran
      probritánicos y estaban en contra, mientras que los del sur
      y
      los del oeste eran profranceses y estaban a favor. Al final la
      guerra
      fue declarada por 79 votos a favor y 49 en contra en la
      Cámara
      de Representantes y por 19 a 13 en el Senado.
    
Mientras tanto en Gran Bretaña el príncipe regente
      estaba tratando de formar un nuevo gobierno con una alianza de whigs y tories, pero los whigs y los tories no estaban por la
      labor de
      aliarse, así que, finalmente, el 8
        de junio
      conservó el gabinete de Perceval y puso a su frente a Robert Jenkinson, lord Liverpool. 
    
El 13 de junio Wellington
      salió de Ciudad Rodrigo hacia Salamanca, donde estaba
      atrincherado el mariscal Marmont. A sus soldados y a los
      portugueses
      había añadido contingentes españoles, con lo
      que
      en total contaba con unos 50.000 hombres. Marmont decidió
      salir
      de Salamanca con el grueso de su ejército para recibir
      10.000
      hombres de refuerzo que estaban en camino desde Asturias.
    
El 16 de junio el nuevo
      gobierno
      británico levantó todas las restricciones al
      comercio con
      los Estados Unidos.
    
El 17 de junio Wellington
      llegó a Salamanca y empezó a preparar el asedio.
      Cuando
      Marmont vio que Wellington
      no le seguía volvió sobre sus pasos, y Wellington
      tuvo
      que destinar parte de sus tropas a mantenerlo a raya. Durante
      cuatro
      días mantuvieron pequeñas escaramuzas.
    
El 18 de junio, el presidente
      Madison firmó la declaración de guerra contra Gran
      Bretaña sin saber que el casus
        belli había desaparecido. Cuando las noticias
      cruzaron el
      océano Atlántico en ambos sentidos, ambos
      países
      se enteraron de que estaban en guerra por un asunto que ya
      había
      sido resuelto. Pero los belicistas estadounidenses no iban a dejar
      que
      semejante minucia les arruinara varios meses de campaña,
      así que lograron que los Estados Unidos exigieran
      más
      condiciones a Gran Bretaña, ésta se negó y la
      guerra estalló de todos modos.
    
El Papa Pío VII seguía prisionero de
      Napoleón,
      aunque todos los intentos de éste por arrancarle cualquier
      clase
      de concesión habían resultado inútiles. El
      emperador decidió trasladarlo secretamente de Savona a
      Fontainebleau para ocuparse personalmente del asunto. El 20 de junio llegó a su nuevo
      lugar
      de cautiverio. Estaba muy enfermo. Por el camino había
      llegado a
      recibir la extrema unción. Napoleón se sintió
      desconcertado cuando el Papa lo llamó "mi querido hijo", y
      añadió: "un hijo
        un
        poco cabezota, pero un hijo igualmente". 
    
Ese mismo día el duque Francisco IV de Módena se
      casó con su sobrina María Beatriz Victoria de
      Saboya,
      hija del rey Víctor Manuel I de Cerdeña y de su
      hermana
      María Teresa.
    
El 21 de junio Wellington pudo
      ocupar
      Salamanca, y Marmont se retiró a toda prisa porque ahora
      Wellington podía emplear todos sus efectivos contra
      él.
    
El 22 de junio Napoleón
      declaró la guerra a Rusia. Tras ofrecer una última
      propuesta de paz a San Petersburgo, de la que no recibió
      respuesta, el 24 de junio
      cruzó el río Niemen, que marcaba la frontera con la
      Polonia rusa, al frente de su Grande
        Armée, convertida en el mayor ejército
      jamás visto en Europa, con casi 700.000 hombres. El general
      Mijail Barclay de Tolly
      defendía la ruta hacia San Petersburgo con 130.000 hombres,
      mientras que Bragation defendía la ruta hacia Moscú
      con
      62.000.
    
El 30 de junio los realistas
      presos en Puerto Cabello,
      en
      Velezuela, se rebelaron y lograron controlar la ciudad y apresar a
      los
      independentistas que había en ella, entre ellos
      Simón
      Bolívar.
    
El 4 de julio José
      María Morelos derrotó a los realistas en Zitlala. 
    
Ese mismo día el territorio de Luisiana que no formaba
      parte
      del nuevo Estado de Luisiana fue redenominado Territtorio de Misuri, para
      evitar
      confusiones. El Misuri es un afluente del Mississippi.
    
El 7 de julio, cuando se vio
      que Napoleón se dirigía hacia Moscú,
      Bragation
      recibió la orden de marchar a lo largo de la orilla
      izquierda
      del Dniéper para evitar que los franceses lo cruzaran o, al
      menos, para retenerlos en Smoliensk hasta que Barclay de Tolly
      pudiera reunirse con él.
    
Mientras tanto, en España, Marmont, que se había
      replegado detrás del Duero, recibió los refuerzos
      que
      esperaba, y decidió tomar la iniciativa contra Wellington.
      
    
El 12 de julio una
      pequeña
      flota británica destruyó en Lyngor el último resto
      de la
      flota danesa, la fragata Najaden,
      que se hundió dejando 133 muertos y 82 heridos. 
    
El 14 de julio el zar
      Alejandro I
      apareción en público en Moscú para arengar a
      sus
      súbditos.
    
El 16 de julio Marmont hizo un
      simulacro de cruzar el Duero. Wellington dispuso a sus hombres
      para la
      batalla, pero el grueso de las tropas de Marmont cruzó por
      otro
      punto y pilló desprevenidos a los aliados. Sin embargo,
      Wellington dirigió bien a sus disciplinados soldados y
      maniobró tratando de evitar el flanqueo. Durante tres
      días, ambos ejércitos maniobraron tratando de
      atacarse
      por los flancos.
    
Los estadounidenses planearon una triple invasión de
      Canadá: desde el lago Champlain hacia Montreal y Quebec,
      desde
      el Niágara hacia el oeste y desde Detroit hacia el este.
      Sin
      embargo, la ofensiva desde Champlain nunca se llevó a cabo,
      pues
      requería soldados de Nueva Inglaterra y Nueva Inglaterra se
      oponía a "la guerra de
        Mr.
        Madison", como era llamada. La invasión desde
      Detroit fue
      asignada al general William
        Hull,
      que el 15 de julio
      empezó con
      los preparativos. Sin embargo, fueron los británicos los
      que
      llevaron la iniciativa. El 17 de julio
      tomaron Fort Mackinac,
      en la
      isla Mackinac, en el lago
      Michigan. Los indios de la zona se aliaron con los
      británicos.
      Tecumseh recibió el grado de general de brigada. 
    
El 20 de julio los
      ejércitos de Wellington y Marmont marchaban
      prácticamente
      en paralelo
      llegando a estar a 500 metros, sin que nadie se decidiera a
      atacar.
      Tras un nuevo día de maniobras, el 22
        de julio Wellington tenía a sus hombres dispuestos
      junto
      a Los Arapiles de forma
      que
      podía tanto entablar batalla como retirarse ordenadamente
      según hiciera el enemigo. Allí se libró
      finalmente
      la batalla decisiva entre ambos ejércitos, en la que
      Wellington
      se reveló como un gran estratega. Al anochecer, los
      franceses
      huyeron con muchas bajas y al día siguiente Wellington
      entró triunfal en Salamanca.
    
El 23 de julio José
      María Morelos llegó a Huajuapan y puso en fuga a los
      realistas que la asediaban, quienes abandonaron toda su
      artillería y muchos caballos.
    
Mientras tanto una
      división de la Grande
        Armée, con 26.000 hombres bajo el
      mando del mariscal Louis Nicolas
        Davout, llegó a Moguilev,
      por donde los franceses pensaban cruzar el Dniéper. Poco
      después llegó Bragation y trató de impedir el
      cruce, pero tuvo que retirarse derrotado.
    
Domingo de Monteverde avanzaba imparable hacia Caracas y Miranda
      se
      vio obligado a negociar la rendición de los
      independentistas,
      que se firmó en San Mateo
      el 25
        de julio. Los independentistas accedías a deponer
      las
      armas a cambio de inmunidad para sus personas y sus bienes. 
    
Ese mismo día, otro contingente del ejército
      francés, con
      28.000
      hombres bajo el mando de Murat, fue retenido en Ostrovno por un
      ejército ruso
      algo menor, pero que ofreció resistencia hasta el
      día
      siguiente, el 26 de julio, lo
      que
      dio cierta ventaja a Barclay de Tolly en su camino hacia las
      posiciones
      de Bragation. Doce escuadrones de caballería francesa
      dirigidos
      por Nicolas Oudinot
      marchaban
      hacia San
      Petersburgo, pero el 28 de julio
      fueron sorprendidos por ocho escuadrones de húsares y
      cosacos y
      tuvieron que retirarse hasta Klyastitsy.
      
    
Ante la noticia de que un ejército peruano de 3.000
      soldados
      bajo el mando del general Pío
        Tristán avanzaba hacia Jujuy, el 29 de julio Manuel Belgrano,
      siguiendo
      órdenes de Buenos Aires, instó a la población
      a
      evacuara la ciudad en dirección a Córdoba sin dejar
      nada
      que pudiera serle útil al enemigo. Las cosechas y las casas
      debían ser quemadas. Teniendo en cuenta que amenazó
      con
      fusilar a quien no cumpliera la orden, nadie opuso resistencia y
      el éxodo jujeño
      empezó paulatinamente.
    
Por esas fechas, José de San Martín fundaba en
      Buenos
      Aires una logia masónica a la que llamó Logia Lautaro, en honor del
      cacique
      araucano que en el siglo XVI dirigió la resistencia a los
      españoles. Al parecer, una logia con el mismo nombre se
      había fundado en Cádiz el año anterior. La Logia
        Lautaro se asoció al poco tiempo con la Sociedad
      Patriótica de los morenistas, con lo que se volvió
      opuesta al gobierno del triunvirato.
    
En Klyastitsy, el 30 de julio Oudinot tuvo que hacer
      frente
      a un
      ataque ruso dirigido por el general Peter
        Wittgenstein. Derrotado, Oudinot tuvo que retirarse a Polotsk, con lo que el ataque
      a San
      Petersburgo resultó frustrado.
    
Ese mismo día Francisco de Miranda esperaba en el puerto de La Guaira para embarcar rumbo a Gran Bretaña, pero fue apresado por un grupo de oficiales (entre los que se encontraba Simón Bolívar) que consideraban una traición su capitulación ante los españoles. Lo acusaron de malversar caudales públicos y lo entregaron a las autoridades españolas, que lo encarcelaron en Puerto Cabello. Bolívar, "como recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de Miranda", recibió un salvoconducto para exiliarse en el extranjero.
Mientras tanto, Wellington entraba en Valladolid.
    
Cuando el general Hull se enteró de que la isla Mackinac
      había caído en manos británicas y que
      habían recibido el apoyo de las tribus indias,
      abortó la
      recién iniciada invasión de Canadá y el 3 de agosto estaba de nuevo en
      territorio
      estadounidense.
    
El 5 de agosto, Tecumseh, al
      frente de dos docenas de guerreros indios, atacó a unos
      doscientos milicianos estadounidenses cerca de Brownstown, quienes, presos
      del
      pánico, fueron puestos en fuga. Hubo 18 muertos, 12 heridos
      y 70
      desaparecidos. El 9 de agosto
      75
      soldados británicos, 60 milicianos canadienses y 70 indios
      bajo
      el mando de Tecumseh atacaron a unos 600 soldados estadounidenses
      (la
      mitad de ellos milicianos) en Maguaga.
      El combate fue una sucesión de despropósitos: los
      británicos confundieron a sus aliados indios con enemigos y
      un
      toque de corneta fue erróneamente interpretado como una
      orden de
      retirada. Los estadounidenses no sólo no aprovecharon la
      confusión británica, sino que se acobardaron y
      permanecieron escondidos incluso después de que los
      británicos hubieran huido.
    
El 12 de agosto Wellington
      entraba en Madrid, mientras
      el rey José I huía hacia Valencia.
    
Mientras tanto, Napoleón trataba inútilmente de
      trabar
      combate contra los rusos. Barclay de Tolly sabía que no
      podría derrotar a los franceses en una batalla en regla,
      así que trataba de encontrar una posición en la que
      atrincherarse. Sin embargo, la rapidez del avance francés
      hacía que, cada vez que Napoleón le daba alcance sin
      estar debidamente preparado para resistir su ataque, se retiraba
      destruyendo cuanto pudiera ser útil a los franceses para
      aprovisionarse. Esto se ha interpretado a menudo como una
      política de "tierra quemada", pero en realidad fue
      más
      bien una huida forzada. El 14 de
        agosto
      Napoleón cruzó el Dniéper por Rassna a través de
      puentes
      construidos durante la noche. El 15 de
        agosto derrotó a una división rusa que se
      retiró a Smoliensk, donde se encontraba Barclay con el
      grueso de
      su ejército.
    
Ese mismo día un grupo de guerreros indios atacó a
      una
      columna de civiles que acababa de evacuar Fort Dearborn escoltada por
      unos 70
      soldados. El resultado fue una carnicería. Mataron a
      más
      de medio centenar de personas y a muchos otros los capturaron para
      venderlos como esclavos a los británicos. Éstos los
      compraron para ponerlos inmediatamente en libertad. Poco
      después
      los británicos tomaron Fort
        Dearborn. Mientras tanto, el general sir Isaac Brock se presentó
      ante
      Detroit y exigió a Hull su rendición. Para
      intimidarlo,
      vistió a sus milicianos con uniformes británicos e
      insinuó que en caso de un ataque no podría evitar
      que sus
      aliados indios cometieran toda clase de atrocidades. Los
      británicos empezaron a bombardear la Detroit y, oyendo los
      gritos de guerra de los indios, contra la opinión de sus
      subordinados, Hull, que temía una matanza y tenía a
      su
      hija y a su nieto en la ciudad, izó la bandera blanca. Los
      milicianos estadounidenses fueron liberados, mientras que los
      soldados
      regulares fueron llevados prisioneros a Quebec. El general Hull
      fue
      llevado ante un consejo de guerra por la rendición de
      Detroit, y
      fue condenado a la pena de muerte, pero fue indultado por el
      presidente
      Madison.
    
El 16 de agosto
      Napoleón lanzó un primer ataque sobre los suburbios
      de
      Smoliensk, pero los rusos no respondieron. El 17
        de agosto, viendo que los rusos no están
      dispuestos a
      salir, ordenó instalar artillería en una colina
      cercana.
      Al caer la noche, la ciudad estaba en llamas y los rusos se vieron
      obligados a abandonarla con muchas bajas. Ese mismo día
      Wittgenstein atacó a Oudinot en Polotsk. El combate fue
      indeciso, pero los franceses conservaron su posición.
    
Napoleón perseguía con furia al ejército de
      Barclay que se aproximaba cada vez más a Moscú. El 18 de agosto la vanguardia se su
      ejército se enfrentó a la retaguardia del de
      Barclay. El
      combate se produjo en un terreno pantanoso cerca de Valutino, y ambas partes
      terminaron
      con varios miles de bajas. Teóricamente fue una victoria
      francesa, pues los rusos acabaron huyendo, pero la ventaja que
      proporcionó fue nula. Barclay continuó con su huida
      hacia
      Moscú.
    
El 19 de agosto un barco de
      guerra estadounidense, el Constitution,
      bajo el mando de Isaac Hull
      (hermano del incompetente deneral William Hull), se
      encontró con
      el Guerriere, el barco
      británico que el año anterior había intentado
      capturar sin éxito el Presidente.
      Tras dos horas y media de disparos de cañón, el Guerriere quedó
      acribillado
      e inservible.
    
El 23 de agosto toda la
      población civil había abandonado Jujuy, y Belgrano,
      imitando sin saberlo al general Barclay, salió de la ciudad
      con
      su ejército.
    
El 27 de agosto Simón
      Bolívar dejó Venezuela con rumbo a la isla de Curaçao, muy cerca de
      la
      costa venezolana, pero bajo dominio británico.
    
El ejército peruano de Tristán había llegado
      a
      Jujuy y el 1 de septiembre
      entraba
      en Salta. El 3 de septiembre la vanguardia de
      Tristán alcanzó a la retaguardia de Belgrano junto
      al río de las Piedras
      y se
      libró un combate en el que los peruanos fueron puestos en
      fuga
      con numerosas bajas. Tras esta escaramuza, Belgrano juzgó
      que,
      en lugar de dirigirse hacia Córdoba según las
      órdenes recibidas, sería mejor refugiarse en Tucumán. 
    
El 3 de septiembre, una
      partida
      de indios atacó el pueblo de Pigeon
        Roost, en el territorio de Indiana, donde mataron
      veinticuatro
      colonos, incluidos quince niños. Otros dos niños
      fueron
      secuestrados. El suceso fue conocido como la masacre de Pigeon Roost. 
    
Poco antes de la batalla de Tippecanoe el general Harrison
      había construido un fuerte en el territorio de Indiana que
      fue
      bautizado en su honor como Fort
        Harrison, y él fue de donde partió el
      ejército que libró dicha batalla. Actualmente estaba
      bajo
      el mando del capitán Zachary
        Taylor. El 4
        de septiembre aparecieron unos 600 indios de diversas
      tribus, y
      Taylor sólo contaba con medio centenar de hombres, la
      mayoría de los cuales estaban enfermos. Los indios pidieron
      hablar con
      Taylor al día siguiente.
    
Lo mismo sucedió en Fort
        Wayne, donde se presentaron unos quinientos guerreros potawatomi y miami, dirigidos
      por
      los jefes Winamac y Cinco Medallas. Los indios
      pidieron
      una entrevista al capitán James
        Rhea y éste los invitó a tomar algo de vino
      y
      quedó con ellos para almorzar al día siguiente.
    
Por la noche, un indio incendió una garita de vigilancia
      de Fort Harrison. Cuando
      los
      centinelas
      dispararon contra él, sus compañeros atacaron. El
      fuego
      se
      propagó, pero, al menos, sirvió para iluminar a los
      atacantes, que pudieron ser repelidos con los rifles de los pocos
      hombres disponibles. El 5 de
        septiembre
      se repararon rápidamente las brechas abiertas por el
      incendio.
      Los indios se apoderaron del ganado del fuerte, y los
      estadounidenses
      se dispusieron a sufrir un asedio sin apenas alimentos.
    
En Fort Wayne, Winamac interpretó la falsa amistad que
      Rhea
      les había mostrado el día anterior como
      cobardía y
      lanzó un ataque. Rhea estaba borracho, así que el
      mando
      lo asumió Benjamin
        Stickney,
      que estaba de baja recuperándose de una enfermedad. Por la
      noche, Winamac fue llamado a parlamentar y entró en el
      fuerte
      desarmado junto con trece de sus hombres. Sin embargo, en un
      momento
      dado sacó un cuchillo que llevaba escondido y un
      comerciante de
      pieles llamado Antoine Bondie
      saltó sobre él salvando la vida de Stickney. Los
      indios
      fueron expulsados del fuerte y poco después se
      reanudó el
      combate.
    
El zar Alejandro I se cansó de las continuas huidas de
      Barclay y decidió entregar el mando al príncipe
      Mijail
      Kutuzov, que el 7 de septiembre
      se
      enfrentó a los franceses cerca de Borodino, a 125 kilometros de
      Moscú. El propio zar participó en la batalla. Los
      franceses contaban con 130.000 hombres, mientras que los rusos
      eran
      121.000. Napoleón olvidó sus tácticas
      habituales y
      optó por un ataque frontal, deseoso de destruir el grueso
      del
      ejército ruso. El combate se convirtió en una
      carnicería que duró hasta que cayó la noche y
      los
      rusos se retiraron hasta Moscú. Los franceses tuvieron unas
      30.000 bajas, entre muertos, heridos y prisioneros, mientras que
      los
      rusos contaron unas 45.000.
    
El general Harrison había recibido el encargo de socorrer
      a
      Fort Harrison y Fort Wayne. Envió un destacamento de 1.000
      hombres al primero y él mismo marchó hacia el
      segundo.
      Llegaron el 12 de septiembre y,
      en
      ambos casos, los indios se marcharon sin ofrecer resistencia.
      Harrison
      ordenó el arresto del capitán Rhea. Posteriormente
      se
      convocó una comisión de investigación, pero
      se
      permitió a Rhea presentar su renuncia por respeto a sus
      años de servicio. El hecho de que los ataques indios a los
      fuertes se hubiesen visto frustrados hizo que muchos guerreros
      indios
      perdieran la confianza en sus jefes y fueran a unirse a las filas
      de
      Tecumseh. Durante los meses siguientes Harrison envió
      diversas
      partidas
      para vengar los ataques y matanzas indias. En la mayoría de
      ellas, los soldados estadounidenses arrasaron numerosos poblados
      indios, a menudo evacuados antes de que llegaran, aunque en otras
      fueron víctimas de emboscadas y tuvieron que salir huyendo.
    
Leonardo Bravo, uno de
      los
      lugartenientes del insurgente mexicano
      José María Morelos, había sido capturado
      junto con
      algunos de sus hombres y llevado a la Ciudad de México,
      donde
      había sido condenado a muerte. Morelos propuso al virrey
      Venegas
      cambiarlo por los españoles capturados en Cuautla, pero el
      13 de septiembre Bravo y sus
      seguidores
      fueron ejecutados. Al conocer la noticia, Morelos propuso al hijo
      de
      Bravo que matara a los rehenes españoles, pero éste
      optó por dejarlos en libertad.
    
El gobierno portugués de Río de
      Janeiro aceptó el tratado de Rademaker-Herrera, más
      que
      nada porque el embajador británico había informado
      unos
      días antes de que tenía autorización
      británica para tomar las medidas que considerara oportunas
      para
      que se cumpliera. Poco después Diogo de Sousa sacó
      sus
      soldados de la Banda Oriental. No obstante, algunos territorios
      fronterizos que hasta la invasión habían sido
      españoles quedaron desde entonces bajo soberanía
      portuguesa.
    
Belgrano llegó a Tucumán con los
      jujeños, donde encontró una población
      dispuesta a
      ayudarlo con hombres, dinero y provisiones. El ejército de
      Tristán avanzaba más despacio, pues sólo
      encontraba tierra arrasada a su paso.
    
El 14 de septiembre
      Napoleón entraba en Moscú, pero, para su sorpresa,
      el zar
      no estaba allí para recibirlo. De los 270.000 habitantes
      que
      hasta hacía unas semanas tenía la ciudad,
      sólo
      quedaban soldados heridos, comerciantes extranjeros, siervos, los
      que
      no habían podido seguir al ejército de Kutuzov. El
      gobernador de Moscú, el conde Fédor
        Vasilievich Rostpochín, había excarcelado a
      todos
      los presos y les había dado órdenes de prender fuego
      a la
      ciudad en medio millar de lugares. En efecto, poco después
      de su
      entrada, las casas de madera empezaron a arder.
    
El 15 de septiembre otra
      partida
      con suministros marchaba hacia Fort Harrison sin saber lo que le
      había ocurrido a la anterior, y nuevamente fue
      víctima de
      una emboscada de los indios potawatomi. Luego los potawatomi
      abandonaron la zona y el 16 de
        septiembre
      atacaron la casa de un colono llamado Hudson,
      que estaba ausente, pero mataron a su esposa y a sus cuatro hijos
      en lo
      que se conoció como la
        masacre de Prairie Lamotte. 
    
Los franceses no
      pudieron apagar los múltiples incendios de Moscú,
      que
      duraron hasta el
      día 18 de septiembre,
      tras
      haber arrasado las nueve décimas partes de la ciudad. Se
      dice
      que Napoleón, al verla arder, dijo:
    
Esto es demasiado, es una guerra de exterminación, es una táctica horrible, sin precedente en la historia de la civilización ¡Quemar las ciudades propias! El demonio inspira a estas gentes. Son bárbaros. ¡Qué resolución feroz, qué audacia!
Ese mismo día Wellington puso bajo asedio la
      ciudad de Burgos, donde los franceses se habían
      atrincherado.
    
El 23 de septiembre
      llegó
      Tristán a Tucumán y vio que el ejército de
      Belgrano lo esperaba para presentarle batalla. El enfrentamiento
      tuvo
      lugar entre los días 24
      y 25 de septiembre y, a pesar
      de que todo
      sucedió de forma bastante desorganizada y gracias a la
      ayuda de
      una bandada de langostas que aumentó el caos ya de por
      sí
      reinante, los peruanos tuvieron que huir hacia Salta dejando
      numerosas
      bajas, armas, municiones y víveres. Belgrano envió
      un
      destacamento en persecución del enemigo, que le dio alzance
      el 30 de septiembre junto al
      río de
      las Piedras, donde los peruanos fueron derrotados nuevamente.
    
El
      3 de octubre el vizconde de
      Wellington fue nombrado marqués
de
        Wellington como
      reconocimiento a su victoria en Los Arapiles. 
    
La victoria de Beltrano en Tucumán se había
      producido
      a pesar de la insistencia del triunvirato para que no presentara
      batalla, y esto hizo declinar la popularidad de los
      triúnviros.
      El 8 de octubre José de
      San
      Martín y Francisco Ortiz de Ocampo, con la ayuda de la Logia Lautaro y de la
      Sociedad
      Patriótica, reunieron sus tropas en la plaza principal y
      forzaron la celebración de elecciones para elegir un nuevo
      triunvirato y una asamblea constituyente. Los nuevos
      triúnviros
      fueron Juan José Paso, Nicolás
Rodríguez
        Peña y Antonio
        Álvarez Jonte, y gobernaron dominados por la Logia Lautaro. 
    
Juan José Castelli había regresado a Buenos Aires,
      donde se le había abierto un juicio por su actuación
      en
      el Alto Perú, aunque no estaba claro cuáles eran las
      acusaciones contra él. Un cáncer de lengua le
      dificultó su defensa, hasta que murió el 12 de octubre con el juicio
      aún
      abierto.
    
El dictador chileno José Miguel Carrera había
      enviado
      agentes a Concepción que desestabilizaron el gobierno de
      Juan
      Martínez de Rozas. Una revuelta popular había
      disuelto la
      Junta de Concepción y había arrestado a sus
      miembros.
      Rozas fue llevado hasta Santiago de Chile y Carrera lo
      exilió a
      Mendoza. Allí fue acogido con honores públicos. Esta
      política de Carrera hizo ganar partidarios a los realistas
      de
      Concepción. En Valdivia, el ejército se puso a las
      órdenes del virrey del Perú.
    
El 13 de octubre los
      estadounidenses cruzaron el Niágara para invadir
      Canadá.
      El Niágara fluye de sur a norte comunicando el lago Erie
      con el
      lago Ontario, la orilla oriental corresponde al Estado de Nueva
      York,
      mientras que la occidental es canadiense. El ejército
      estadounidense estaba formado por unos 6.000 hombres bajo el mando
      del general Stephen van
        Ressenlaer.
      Los británicos habían detectado los preparativos de
      la
      invasión y el general Brock estaba dispuesto a hacerle
      frente.
      El combate se libró en Queenston
        Heights, y los británicos obtuviron una rotunda
      victoria.
      Los estadounidenses contaron 100 muertos, 300 heridos y casi un
      millar
      de prisioneros. Van Ressenlaer presentó su dimisión
      tras
      la batalla. No obstante, Brock murió durante el combate, y
      esto
      fue un duro revés para los británicos, pues
      perdieron su
      general más competente en la zona. 
    
El 18 de octubre el barco
      estadounidense Wasp
      capturó al británico Frolic
      frente a las costas de Virginia.
    
Desde Moscú, Napoleón había enviado a Murat
      al
      frente de 20.000
      hombres para informarse de los movimientos del ejército
      ruso,
      pero Kutuzov
      cayó sobre él cerca de Tarutino con 100.000 hombres
      y lo
      obligó a retirarse, aunque no con excesivas
      pérdidas. Ese
      mismo día Wittgenstein atacó de nuevo Polotsk con
      43.000
      hombres y al tercer día de continuos ataques, el 20 de octubre, tomó la
      ciudad. 
    
Ese mismo día un ejército rioplatense bajo el mando
      de
      José Rondeau puso
      sitio
      por segunda vez a Montevideo. Artigas entró nuevamente en
      la
      Banda Oriental, pero no participó en el asedio.
    
Tras infructuosos intentos de entrar en la ciudad, el 22 de octubre el ejército
      británico abandonó el asedio de Burgos, casi al
      mismo
      tiempo que llegaban a la ciudad refuerzos franceses.
    
Claude François de Malet, que ya había intentado
      derrocar a Napoleón
      durante su estancia en España, había sido
      excarcelado y
      permanecía en
      arresto domiciliario, y en su retiro había estado planeando
      un
      golpe de
      estado que puso en práctica esa misma noche. Tras escapar
      de su
      residencia en París, anunció la muerte del Emperador
      aportando
      documentos falsos. Vestido con uniforme de general se
      presentó
      en la
      prisión de La Force
      y,
      con órdenes falsas, logró liberar a dos generales a
      quienes anunció la muerte del emperador. En la madrugada
      del 23 de octubre
      se presentaron en la gendarmería, anunciaron la muerte de
      Napoleón y
      presentaron varios documentos con órdenes de arrestos para
      el
      ministro
      de la policía y el prefecto de policía entre otros.
      La
      noticia de la
      muerte del emperador se había difundido ya por todo
      París. Malet se dirigió al cuargel general de la
      plaza
      Vendôme, donde recibió todas las facilidades para
      tomar el
      mando. Sin embargo, un oficial de la policía militar lo
      reconoció, se lanzó sobre él, lo
      desarmó y
      lo hizo arrestar. Pronto se descubrió el engaño y de
      este
      modo se frustró el golpe de estado.
    
Mientras tanto, Napoleón salía de Moscú.
      Falto
      de aprovisionamiento,
      decidió ir a Kaluga,
      una ciudad en una región próspera donde esperaba
      obtener
      todo lo necesario para continuar la campaña. Envió a
      Eugène de Beauharnais con una vanguardia de 15.000
      hombres  para despejar el camino. Éste se dispuso a
      tomar
      la ciudad de Maloyaroslávets,
      para disponer de un puente sobre el río Lusha. Allí fue atacado
      el 24 de octubre por un
      ejército ruso
      de 20.000 hombres, que fue rechazado, aunque ambas partes tuvieron
      numerosas pérdidas, los franceses 5.000 y los rusos 6.000.
    
El 25 de octubre el barco
      estadounidense United States,
      bajo el mando del capitán Stephen
        Decatur, avistó
      frente a las costas de Madeira el barco británico Macedonian, lo capturó
      y lo
      llevó a Connecticut. 
    
El 27 de octubre el dictador
      chileno José Miguel Carrera promulgó un Reglamento Constitucional
        Provisorio,
      elaborado con la colaboración del cónsul
      estadounidense,
      que establecía una Junta
        Superior Gubernativa de tres miembros y un Senado de siete miembros con
      poder
      legislativo. Teóricamente, el texto reconocía la
      soberanía del rey Fernando VII, pero su artículo
      quinto
      afirmaba que Ningún decreto, providencia u orden que
        emane
        de cualquier
        autoridad o tribunales de fuera del territorio de Chile
        tendrá
        efecto
        alguno; y los que intentaren darles valor, serán
        castigados como
        reos
        del Estado. Lo cual establecía en la práctica
      la
      independencia de Chile.
    
El 28 de octubre José
      María Morelos ocupó la ciudad de Orizaba tras expulsar a la
      pequeña guarnición realista que la defendía.
    
El 29 de octubre Malet y otros
      catorce colaboradores fueron sometidos a un consejo de guerra y
      ejecutados ese mismo día.
    
El ejército francés que había abandonado
      Smoliensk trató de recuperar su posición bajo el
      mando
      del general Victor y el 31 de octubre
      se enfrentó nuevamente a Wittgenstein, esta vez junto a Czasniki, y nuevamente fue
      derrotado.
    
Mientras tanto Rusia seguía en guerra contra Persia, pero
      eso
      no le suponía un gran inconveniente. Ese mismo día,
      2.000
      rusos con seis cañones destruyeron en Aslanduz el ejército
      persa,
      que contaba con 30.000 soldados.
    
El 2 de noviembre el rey
      José I de España pudo entrar de nuevo en Madrid,
      mientras
      Wellington se retiraba a Salamanca.
    
El 3 de noviembre
      Napoleón
      dispuso su ejército en una larga columna de 100
      kilómetros y los rusos atacaron la retaguardia francesa
      cerca de
      Vyazma causando unos 4.000
      muertos y otros tantos prisioneros.
    
Wittgenstein envió un destacamento a Vitebsk, donde los franceses
      tenían un depósito de suministros. Tras un breve
      combate,
      los rusos lo tomaron el 7 de
        noviembre.
    
Napoleón tenía que enfrentarse a
      una temperatura de 22 grados bajo cero que seguía
      descendiendo.
      Los caballos morían a
      miles, y el frío pronto empezó a cobrarse vidas
      humanas.
      El 9 de noviembre
      llegó a Smoliensk con sólo un 40% de sus hombres en
      condiciones de combatir. Se dio cuenta de que no podía
      sostener
      su posición en la ciudad y se trazó el objetivo de
      alcanzar Minsk. Habiendo
      perdido el contacto con el ejército ruso,
      creyó erróneamente que debía de estar tan
      debilitado como el francés. No esperaba un ataque y, al
      acercarse a Krasnoi el 11 de noviembre, sus tropas avanzan
      en
      pequeñas unidades repartidas en una columna de 60
      kilómetros que no está dispuesta para el combate.
    
Al enterarse de la derrota de Victor en Czasniki, Napoleón
      le
      ordenó contraatacar y hacer retroceder a Wittgenstein. El 13 de noviembre Victor y
      Wittgenstein se
      enfrentaron nuevamente cerca de Smoliani,
      y los rusos tuvieron que retirarse a la ciudad. El 14 de noviembre las tropas de
      Wittgenstein
      capturaron Smoliani, pero Victor contraatacó y pudo
      recuperar la
      plaza. El 15 de noviembre
      Victor se
      tuvo que retirar hacia el sur. Ese día llegó
      Napoleón a Krasnoi al frente de la guardia imperial, sin
      saber
      que Kutuzov había dispuesto allí su ejército
      para
      el combate. Sin atreverse a un ataque directo, Kutuzov hizo
      disparar
      sobre las líneas francesas, pero éstas lograron
      llegar a
      Krasnoi, entraron en la ciudad y expulsaron a la guarnición
      rusa
      que la defendía. Un testigo presencial relata así la
      impresión que le causaron los franceses:
    
Por la tarde vimos a la vieja guardia que rodeaba a los soldados de Napoleón. Los soldados enemigos, observando nuestra indisciplina pero manteniendo los fusiles preparados, han continuado su marcha sin prisas, como un bloque de granito que parecía invulnerable. Nunca olvidaré la increíble resolución de estos soldados, para quienes la amenaza de la muerte es una experiencia cotidiana y familiar. Con sus sombreros de piel de oso, sus uniformes azules, el cinturón blanco, sus penachos rojos, sus hombreras, eran como amapolas en el campo de batalla cubierto de nieve. Columna tras columna, dispersándonos con sus fusiles y burlándose de nuestra pobre caballería, la guardia imperial de Napoleón cruzó entre las filas de nuestros cosacos como un barco de cien cañones hubiera atravesado una flotilla de barcos de pesca.
Desde Krasnoi, Napoleón trató de ahuyentar durante
      varios días al ejército que le rodeaba, pero el 18 de noviembre tuvo que emprender
      la
      huida dejando tras de sí unos 13.000 muertos y unos 26.000
      prisioneros. 
    
El 20 de noviembre milicianos estadounidenses capturaron un fortín británico cerca de Lacolle, en Quebec. Sin embargo, durante la noche otro grupo de milicianos atacó a los primeros confundiéndolos con británicos, y los británicos de verdad aprovecharon la confusión para recuperar el fortín y poner en fuga a los estadounidenses.
El útimo obstáculo que debía superar
      Napoleón para salir de Rusia era cruzar el río Berezina, un afluente de
      Dniéper. El 23 de noviembre
      los rusos, bajo el mando del propio zar Alejandro I, esperaban a
      los
      franceses en Borisov, con
      la
      esperanza de arrinconarlos contra el río y acabar de
      destruir el ejército invasor. Napoleón
      decidió
      organizar
      una maniobra de distracción para cruzar el río 15
      kilómetros más al norte, donde sus exploradores le
      habían encontrado una zona adecuada para ello.
    
El 25 de noviembre José
      María Morelos logró ocupar la ciudad de Oaxaca, la primera ciudad
      importante
      que caía en su poder.
    
El 26 de noviembre, trabajando
      en
      el agua
      helada, los pontoneros de Napoleón tendieron dos puentes
      sobre
      el Berezina, y (lo que quedaba de) la
      Grande Armée
      empezó a cruzar. Los rusos descubrieron la
      operación demasiado tarde, y no estuvieron en condiciones
      de
      hacer nada hasta la mañana del 28
        de
        noviembre. Desde la otra orilla, Victor estuvo todo el
      día reteniendo a Wittgenstein. Napoleón dio la orden
      de
      incendiar los puentes en la madrugada del 29
        de noviembre para evitar el paso del ejército
      ruso. El
      cumplimiento de esta orden se retrasó cuanto fue posible,
      pero
      finalmente los puentes fueron incendiados dejando miles de
      rezagados en
      la otra orilla.
    
En Nueva Granada, las tensiones entre centralistas y federalistas
      desembocaron en una guerra civil. El primer enfrentamiento se
      produjo
      el 2 de diciembre en Ventaquemada, y los
      federalistas
      resultaron vencedores. Antonio Nariño, el presidente del
      Estado
      de Cundinamarca y líder de los centralistas, ofreció
      una
      rendición con ciertas condiciones, pero los federalistas
      exigieron una rendición incondicional y la guerra
      continuó.
    
La situación política de los distintos Estados que
      estaban surgiendo en Nueva Granada y otras regiones de
      Sudamérica contrastaba con la de los Estados Unidos, donde
      los
      federalistas también mantenían sus discrepancias con
      los
      republicanos demócratas, pero, aun en tiempo de guerra,
      nada
      alteró el proceso electoral para la elección del
      nuevo
      presidente. Los republicanos demócratas presentaron a
      Madison
      para la reelección y, como el vicepresidente Clinton
      había fallecido, lo sustituyeron por Elbridge Gerry, de
      Massachussets. No
      fue casual que el candidato a vicepresidente fuera de Nueva
      Inglaterra,
      pues era la región más crítica con Madison y
      la
      guerra contra Gran Bretaña. Los federalistas presentaron
      como
      candidato a presidente al alcalde de Nueva York, Dewitt Clinton, que era el
      candidato
      a presidente que habían propuesto los republicanos
      demócratas opuestos a la guerra. Como candidato a
      vicepresidente
      eligieron a Charles Pared
        Ingersoll,
      de Pennsylvania. El resultado fue que Madison fue reelegido como
      presidente, pero los federalistas casi duplicaron el número
      de
      sus representantes en el Congreso, aunque la mayoría
      siguió siendo republicana demócrata. 
    
A su paso por Lituania Napoleón fue informado del intento
      de
      golpe de estado que se
      había producido en París. Preocupado por estas
      noticias,
      el 5 de diciembre
      convocó un
      gran consejo de guerra en Smorghoni,
      dio instrucciones a Murat para que tomara el mando y marchó
      en
      trineo dispuesto a llegar cuanto antes a París.
    
Después de que la revuelta independentista Mexicana fuera
      sofocada en Texas, uno de sus partidarios, Bernardo Gutiérrez de Lara,
      marchó a los Estados Unidos en busca de apoyo. El 10 de diciembre compareció
      ante la Cámara de
        Representantes,
      pero no obtuvo sino la garantía de que los Estados Unidos
      no
      interferirían en sus proyectos. 
    
El 14 de diciembre el
      ejército
      francés cruzaba la frontera rusa. 
    
Tras una breve estancia en Cuaçao, Simón
      Bolívar
      había pasado a Nueva Granada, donde fue puesto al mando de
      una
      guarnición de 70 hombres en la pequeña localidad de
      Barrancas. Interviniendo
      en
      pequeñas acciones, fue adquiriendo prestigio militar, hasta
      que
      el coronel Manuel del Castillo
      solicitó su ayuda para detener a los realistas que
      amenazaban
      con entrar desde Venezuela. Bolívar consideró
      oportuno
      pedir permiso al gobierno de Cartagena de Indias (del cual
      dependían sus tropas) antes de intervenir en territorio
      venezolano. A este efecto, el 15 de
        diciembre escribió el interesante manifiesto de Cartagena, en el que
      además hace un análisis de las causas de la derrota
      de
      los independentistas venezolanos frente a los españoles.
      Bolívar se declara centralista y achaca al
      federalismo gran parte de la culpa del fracaso venezolano.
    
La guerra entre Estados Unidos y Gran Bretaña
      seguía
      un transcurso irregular. Por una parte, el intento de
      invasión
      de Canadá resultó un fracaso, principalmente por la
      ineptitud de los generales estadounidenses, pero por otra Estados
      Unidos resultó sorprendentemente victorioso en los
      enfrentamientos navales. El 29 de
        diciembre
      el Constitution
      destruyó el
      barco británico Java
      frente a las costas de Brasil. Gran Bretaña podía
      decir
      que estaba empleando el grueso de su armada contra Francia en
      Europa,
      pero, aun así, las pérdidas de barcos de guerra ante
      los
      Estados Unidos humillaban a la Royal
        Navy. 
    
Teóricamente Prusia era aliada de Francia, aunque
      esta alianza había llevado a desertar a muchos oficiales
      prusianos, pero cuando el mariscal Jacques
        MacDonald, que había dirigido el ala izquiera de
      la Grande Armée,
      se
      retiró hacia Francia dejando sólo ante los rusos al
      general prusiano Ludwig Yorck
        von
        Wartenburg, éste decidió que era un buen
      momento
      para que Prusia cambiara de bando. Sin autorización alguna
      del
      rey Federico Guillermo III, el 30 de
        diciembre firmó con el general ruso (de origen
      alemán) Hans Karl von
        Diebitsch
      el tratado de Tauroggen,
      por
      el que Prusia se declaraba neutral en la guerra entre Francia y
      Rusia.
      El barón vom Stein había pasado de Austria a Prusia
      poco
      antes de que comenzara la campaña napoleónica, y
      ahora, a
      petición del zar Alejandro I, dedicó sus esfuerzos a
      convencer a Prusia para que ratificara el primer paso dado por
      Yorck y
      se aliara con Rusia.
    
El rey Carlos IV de España, su esposa María Luisa y
      Manuel Godoy abandonaron Francia para instalarse en Roma, mientras
      Fernando VII seguía retenido en Valençay. Más
      tarde Napoleón escribiría:
    
No cesaba Fernando de pedirme una esposa de mi elección: me escribía espontáneamente para cumplimentarme siempre que yo conseguía alguna victoria; expidió proclamas a los españoles para que se sometiesen, y reconoció a José, lo que quizás se habrá considerado hijo de la fuerza, sin serlo; pero además me pidió su gran banda, me ofreció a su hermano don Carlos para mandar los regimientos españoles que iban a Rusia, cosas todas que de ningún modo tenía precisión de hacer. En fin, me instó vivamente para que le dejase ir a mi Corte de París, y si yo no me presté a un espectáculo que hubiera llamado la atención de Europa, probando de esta manera toda la estabilidad de mi poder, fue porque la gravedad de las circunstancias me llamaba fuera del Imperio y mis frecuentes ausencias de la capital no me proporcionaban ocasión.
Napoleón dio a la prensa las cartas que le escribía
      Fernando VII, para que los españoles vieran por qué
      patético rey estaban luchando, y éste se
      apresuró
      a agradecer a su Emperador que hubiese hecho público el
      gran
      amor que le profesaba.
    
El 31 de diciembre los
      realistas
      asediados en Montevideo atacaron a sus adversarios con 2.300
      hombres,
      mientras que Rondeau sólo contaba con un millar de
      soldados. Se
      libró así la llamada batalla
        del Cerrito, tras la que los realistas tuvieron que
      volver a la
      ciudad con bajas significativas. 
    
El físico británico Thomas Young era también
      un
      experto lingüista. Había propuesto un alfabeto
      fonético universal, había estudiado la
      gramática y
      el vocabulario de 400 idiomas y en 1813
      acuñaba el término indoeuropeo
      para referirse a una
      amplísima familia de lenguas que presumiblemente derivaban
      de
      una lengua común. Esta idea ya había sido observada
      vagamente por otros lingüistas desde el renacimiento, pero
      fue en
      el siglo XIX cuando fue concretada y sistematizada. Así se
      ha
      llegado a una reconstrucción hipotética de dicha
      lengua
      original junto con las reglas de derivación que ha seguido
      en
      cada idioma. Por ejemplo, el sonido bh
      inicial indoeuropeo (b aspirada)
      tiende a convertirse en b
      en
      las lenguas germánicas, en f
      en las latinas, etc. De este modo, palabras como blossom en inglés o florem en latín (en
      latín arcaico flosem)
      se consideran descendientes
      de una misma palabra indoeuropea con el significado de flor. Otro ejemplo de la
      misma
      relación los encontramos en el par brother/fratrem (hermano).
      Más en general, bhéroh
      es la reconstrucción de la primera persona del singular del
      presente de indicativo del verbo llevar,
      es decir "yo llevo", y
      éstas son las formas correspondientes de diversas lenguas
      indoeuropeas:
    
| Sánscrito | Griego
            antiguo | Latín | Gótico | Checo | Irlandés
            antiguo | Búlgaro
            antiguo | Armenio
            clásico | Persa | Hindi | Alemán | Inglés | 
| bhárami | phéro | fero | baíra | beru | biru | bero | berem | bordam | bharum | (ge)bare | bear | 
El egipcio Mehmet Alí conquistó La Meca a los wahhabíes.
| Las insurrecciones sudamericanas
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