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Desde que fue asesinado el duque de Berry, su padre, el conde
      Carlos de Artois, había ido adquiriendo cada vez más
      peso político, secundado por los absolutistas más
      radicales. Éstos consideraron que el duque de Richelieu era
      demasiado liberal, por lo que éste perdió el apoyo
      del conde de Artois y a finales de 1821
      tuvo que dimitir de su cargo de primer ministro. El rey Luis XVIII
      nombró entonces ministro de finanzas a Joseph de Villèle, que
      pronto tomó el mando del gobierno, dispuesto a acabar con
      todo resto de liberalismo en el país.
    
En Arabia reapareció el saudí Turki ibn Abdallah
      dirigiendo una revuelta contra la ocupación egipcia.
    
Ese año murió el rey Chandrakanta Singha de Assam,
      y su sucesor, Jogeshwar Singha,
      decidió cambiar la protección birmana por la
      británica, así que el rey Bagyidaw de Birmania se
      dispuso a tomar represalias.
    
La expedición a África
de
        la Américan Colonization Society había
      pasado por diversas penalidades hasta que un oficial de la marina
      estadounidense llamado Robert
        Field Stockton convenció al jefe tribal conocido
      como rey Pedro para que
      le vendiera una franja de terreno al sur de la colonia
      británica de Sierra Leona, en la zona que los portugueses
      habían bautizado como cabo
        Mesurado. Al parecer, de todos los argumentos presentados
      por Stockton, el que el rey Pedro consideró más
      persuasivo y lo llevó a firmar la venta sin vacilar fue la
      pistola con la que Stockton le estaba apuntando a la cabeza en ese
      momento.
    
Cauchy publicó su Cours d'analyse, un libro de texto en el que exponía el cálculo diferencial con el máximo rigor conocido en la época.
Fresnel publicó un artículo en el que explicaba la polarización de la luz bajo la hipótesis de que la luz es una onda transversal, es decir, que, sea lo que sea lo que vibra, las oscilaciones se producen en el plano perpendicular al avance de la onda. La hipótesis tuvo sus detractores, pero Fresnel consiguió un éxito innegable al mostrar que su teoría podía explicar el fenómeno de la doble refracción.
El químico Humphry Davy se interesó por la
      conexión entre la electricidad y el magnetismo y
      encargó a uno de sus ayudantes, Michael Faraday, que recabara información
      sobre el tema. (Faraday había visitado París unos
      años atrás y había entablado amistad con
      Ampère.) Faraday no se limitó a recabar
      información, sino que realizó sus propios
      experimentos y obtuvo empíricamente valiosas leyes del
      electromagnetismo. Faraday carecía de toda formación
      matemática, pero demostró tener una gran
      intuición que le permitió hablar de "líneas
      de fuerza" sin ser capaz de dar una definición
      matemática precisa. Sus resultados fueron fundamentales
      para el desarrollo posterior del electromagnetismo. Ese año
      construyó dos aparatos para producir lo que llamó "rotación
        electromagnética", es decir, los primeros motores
      eléctricos.
    
Stendhal fue expulsado de Milán por sus simpatías
      hacia los carbonari.
      Decidió entonces regresar a París.
    
Pushkin, siguiendo al general Ínzov, se instaló en
      Besarabia, donde escribió su poema Gabrielada. 
    
Hegel publicó su Filosofía del derecho.
A lo largo del año, las distintas ciudades griegas que
      combatían el dominio otomano habían nombrado
      diferentes senados locales, hasta que el 1 de enero de 1822 se constuyó la Asamblea Nacional de Epidauro,
      con respresentantes de las distintas ciudades, tanto del
      continente como de las islas. Su presidente fue Aléxandros
        Mavrokordátos. 
    
El 5 de enero la antigua
      capitanía general de Guatemala fue anexionada al Imperio
      Mexicano. Únicamente una de sus provincias, El Salvador, se
      opuso a la anexión, pero Agustín de Iturbide
      nombró capitán general de Guatemala a Vicente Filisola y le
      encargó que sometiera a la provincia rebelde. 
    
El 12 de enero la Asamblea Nacional de Epidauro proclamó la independencia de Grecia y el 25 de enero se aprobó una constitución provisional.
Las Provincias (teóricamente) Unidas del Río de la
      Plata se encontraban en un completo estado de anarquía, en
      las que unas luchaban contra otras, o sufrían luchas
      partidistas internas o, en el mejor de los casos,
      sobrevivían con total independencia. La anarquía se
      palió en parte en virtud del Tratado del Cuadrilátero, que firmaron
      cuatro de ellas: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y
      Corrientes, que establecía una alianza militar y un acuerdo
      de libre navegación fluvial.
    
El dominicano José Núñez de Cáceres
      trató de que Haití reconociera al Estado
      Independiente del Haití Español, pero no sólo
      no fue así, sino que Jean Pierre Boyer invadió la
      mitad occidental de la isla y el 9 de
        febrero entró en la capital, Santo Domingo,
      unificando la isla. La invasión fue mayoritariamente bien
      acogida, pues la mayor parte de la población de la parte
      española de la isla la constituían los esclavos
      negros, a los que Boyer liberó. Núñez de
      Cáceres pasó unos meses en la isla tratando de
      llegar a acuerdos clandestinos para obtener ayuda colombiana, pero
      finalmente marchó a Venezuela.
    
El 13 de febrero las Cortes
      españolas declararon nulos los tratados de Córdoba que reconocían
      la independencia de México. Sin conocer la noticia, el 24 de febrero abrió sus
      sesiones el congreso
        constituyente del imperio, que reconoció a
      Agustín de Iturbide como presidente de una junta de regencia. Los
      diputados se dividieron entre republicanos y monárquicos.
      Por otra parte, ningún príncipe europeo
      aceptó la corona mexicana, por no enemistarse con
      España. 
    
Después de que el rey Juan VI de Portugal abandonara
      Brasil se produjeron algunos brotes independentistas. A finales
      del año anterior una guarnición portuguesa fue
      forzada a abandonar Recife,
      y otra sublevación era sofocada ahora en San Salvador de Bahía.
      Los rebeldes huyeron y organizaron un movimiento de guerrillas. En
      Minas Gerais se produjo
      otro brote, pero el regente Pedro acudió allí en marzo con un pequeño
      ejército y no recibió sino aclamaciones y muestras
      de lealtad. 
    
Varios centenares de griegos armados desembarcaron en la isla de
      Quíos y empezaron a destruir mezquitas y a atacar a los
      turcos, que se refugiaron en una ciudadela. 
    
El 3 de abril un
      ejército mexicano dirigido por Anastasio Bustamante derrotó en la batalla de Juchi a un
      ejército realista.
    
Un millar de turcos desembarcó en Quíos y
      torturó, ahorcó y mató de hambre a unos
      20.000 griegos en lo que se conoce como la matanza de Quíos.
      Otros 50.000 griegos fueron esclavizados y otros 23.000 fueron
      exiliados. La noticia se extendió por Europa y avivó
      las simpatías por la causa griega. 
    
Rafael del Riego era diputado en las Cortes y fue elegido
      presidente de las mismas. Apenas un mes después de su
      alzamiento, un músico que entonces no tenía
      aún cumplidos los treinta años —llamado José Melchor Gomís—
      le dedicó un himno que desde entonces se conoce como Himno de Riego, y que el 7 de abril fue declarado himno de
      España y fue cantado por el rey Fernando VII desde un
      balcón del palacio real. Al parecer, la letra se debe a Evaristo Fernández de San
        Miguel, uno de los militares que participaron en el
      alzamiento desde el primer momento.
    
El 21 de abril, tras derrotar
      a un contingente español, Antonio José de Sucre
      entró en Riobamba.
      
    
Cabo Mesurado se convirtió en el emplazamiento definitivo
      de Liberia, la colonia
      africana fundada por los Estados Unidos para que los esclavos
      negros liberados pudieran vivir en libertad. Ese año
      llegó a Liberia un segundo barco con colonos y el 25 de abril fundaron una ciudad a la
      que llamaron Cristópolis.
      
    
El 13 de mayo el regente Pedro
      de Brasil se proclamó en Río de Janeiro "defensor perpetuo de Brasil",
      y convocó una asamblea constituyente para el año
      próximo. Pedro logró el apoyo de los masones, que
      reforzaron su posición.
    
Agustín de Iturbide era el hombre más poderoso de
      México, y sus relaciones con el congreso se deterioraban
      cada vez más.  Los sectores más radicales eran
      partidarios de que la revolución tomara el cariz popular
      original, anterior al plan de Iguala, y tachaban de tirano a
      Iturbide. Por otro lado, una parte de los borbonistas, que esperaban
      que algún príncipe de la casa de Borbón
      aceptara el trono mexicano, al constatar que ninguno estaba
      dispuesto a aceptarlo, empezaron a plantearse la posibilidad de
      que el propio Iturbide fuera proclamado emperador, a la manera de
      Napoleón. Otros, no obstante, lo consideraban inadmisible,
      por aquello del derecho divino, y otros optaron por el
      republicanismo. Una logia masónica a la que
      pertenecían diputados y oficiales del ejército se
      oponía abiertamente a la posible coronación de
      Iturbide. Sin embargo, la noche del 18
        de mayo un grupo de soldados salió a la calle
      vitoreando a Agustín I.
      A la mañana siguiente, Iturbide hizo público un
      manifiesto en el que "se ponía a disposición del
      pueblo" para aceptar el imperio, si así se le
      ofrecía, aunque afirmó que la decisión
      correspondía al congreso. Éste tuvo que reunirse en
      sesión extraordinaria y, bajo presión popular y
      militar, acabó otorgando el imperio a Iturbide.
    
El 24 de mayo, en las faldas
      del volcán Pichincha,
      Antonio José de Sucre derrotó de nuevo al
      ejército español.
    
Incapaz de contener la revuelta griega, el sultán Mahmut
      II hizo intervenir al egipcio Mehmet Alí. El 28 de mayo una flota de 30 barcos de
      guerra y 84 transportes llegó a Creta bajo la
      dirección de Hasán
        Pachá, yerno de Mehmet Alí, y los egipcios
      empezaron a quemar ciudades.
    
El año anterior el sultán Said bin Sultan de
      Omán había recibido un pobre regalo del gobernador
      de Mombasa, que teóricamente era su vasallo, y eso
      se interpretaba en la práctica como una declaración
      de independencia, así que Hamid ibn Ahmed,
      tío del sultán, se presentó en Mombasa con 30
      barcos y 4.000 hombres y puso las cosas en su sitio.
    
El capitán Charles John Napier, de la marina británica, construyó el Aaron Manby, el primer barco de vapor hecho de hierro en lugar de madera, que cruzó el canal de la Mancha y llegó a Le Havre el 10 de junio. Desde allí remontó el Sena hasta llegar a París.
El 16 de junio Simón
      Bolívar entraba en Quito.
    
El 30 de junio, la guardia
      real española fue insultada y apedreada por unos
      manifestantes, contra los que cargó a bayoneta. Esa misma
      noche, un oficial que había sido arrestado por sugerir un
      levantamiento en favor del rey, fue asesinado en palacio por tres
      granaderos de la guardia. Se difundió el rumor de que el
      gobierno planeaba disolver la guardia real, y el 2 de julio cuatro batallones se
      reunieron en las afueras de Madrid. El general Pablo Morillo trato
      de disuadirlos, pero iniciaron una sublevación que fue
      secundada en otros puntos de España.
    
Ese mismo día fue ahorcado Denmark Vesey, un esclavo negro que había
      sido llevado a Carolina del Sur y allí había
      terminado comprando su libertad. Preparó una
      insurrección de esclavos que tendría que haberse
      producido el 14 de julio, en el aniversario de la toma de la
      bastilla, y que involucraba a miles de esclavos a lo largo de la
      costa de Carolina del Sur. Su plan era embarcar hacia
      Haití, pero dos esclavos lo delataron y el resultado fue de
      35 ahorcados y 67 encarcelados. 
    
El 3 de julio el rey Fernando
      VII recibió a una delegación de los militares
      sublevados.
    
Los realistas venezolanos trataban de reorganizarse. El 4 de julio Francisco Tomás
      Morales fue nombrado Capitán General de Venezuela y se
      dispuso a recuperar el territorio perdido.
    
El 5 de julio Fernando VII
      desautorizó una orden ministerial por la que se enviaba un
      ejército a enfrentarse a los batallones sublevados de la
      guardia real. El 6 de julio la
      guardia real secuestró al consejo de ministros, pero en la
      madrugada del 7 de julio las
      milicias dirigidas por Evaristo Fernández de San Mibuel
      lograron doblegar a la guardia y la sublevación fue
      sofocada. Ese mismo día llegó una nota firmada por
      los embajadores de las cortes europeas en la que se hacía
      responsable al gobierno de la salud del rey. 
    
El 8 de julio murió
      ahogado Percy Shelley mientras navegaba en velero por la Toscana.
      Aún no había cumplido los treinta años. Unos
      días antes su esposa Mary Shelley había sufrido un
      aborto, y unos meses antes había muerto la hija de cinco
      años que su hermanastra Claire había tenido con lord
      Byron.
    
El 11 de julio Simón
      Bolívar llegó a Guayaquil, donde había
      concertado una entrevista con José de San Martín.
      Allí dio un golpe de Estado y se proclamó Jefe
      Supremo de la provincia, negando la legitimidad al gobierno de
      José Joaquín de Olmedo. Olmedo decidió
      exiliarse.
    
El 16 de julio un
      ejército de unos 8.000 turcos derrotó a los griegos
      en la batalla de Peta,
      en Épiro.
    
Tras largos preparativos, el rey Bagyidaw de Birmania
      envió a su general Bandula contra Assam al frente de 20.000
      hombres. El rey Jogeshwar Singha tuvo que huir a Bengala mientras
      Bandula anexionaba Assam a Birmania. Los británicos se
      negaron a aceptar las peticiones birmanas para que les entregaran
      al rey y reforzaron sus fronteras. Los birmanos no se atrevieron a
      cruzarlas. Sin embargo, en la corte birmana se estaba formando un
      "partido de la guerra" que incluía a la reina y al general
      Bandula, partidarios de enfrentarse a Gran Bretaña si era
      necesario.
    
El 21 de julio Agustín
      de Iturbide fue coronado como el emperador Agustín I de
      México. Se creó toda una fastuosa corte con
      mayordomos, ayudantes, capellanes, etc. que hacía
      empalidecer a la modesta corte del antiguo virreinato. Muchos
      españoles que hasta entonces habían permanecido en
      México amparados en las garantías del plan de Iguala
      optaron por marcharse a España, otros de los partidarios
      del plan de Iguala se hicieron republicanos. 
    
El 26 de julio Bolívar
      se entrevistó con San Martín. No se sabe qué
      hablaron, pero acto seguido San Martín regresó a
      Perú.
    
El 31 de julio Bolívar
      decretó la anexión de Guayaquil a la
      república de Colombia.
    
En agosto el regente Pedro de
      Brasil exortó a los diputados brasileños en Lisboa a
      que regresaran a Brasil y decretó que las tropas
      portuguesas en Brasil debían ser tratadas como enemigas.
    
El ejército turco entró en el Peloponeso, y se
      encontró con que los griegos habían adoptado una
      política de tierra quemada. Se encontraron campos
      devastados y pueblos arrasados, hasta que finalmente el
      ejército griego atacó y obtuvo la victoria de Dervenakia, en la que los
      turcos perdieron más de 20.000 hombres.
    
El 6 de agosto el rey Fernando
      VII de España aceptó la dimisión del
      gobierno, ofrecida reiteradamente desde la sublevación de
      la guardia real y se formó un nuevo ministerio más
      radical encabezado por Evaristo Fernández de San Miguel. El
      general Francisco Javier de Elío (artífice de la
      instauración del absolutirmo tras el regreso de Fernando
      VII) fue ejecutado.
    
El 11 de agosto José
      Antonio Páez derrotó a Francisco Tomás
      Morales en Sabana de la Guardia.
      Morales regresó a Puerto Cabello, que era el principal
      reducto realista en Venezuela.
    
El vizconde de Castlereagh sufría una crisis nerviosa
      debida en parte a un ataque de gota, la muerte de su padre,
      sucedida el año anterior y las amargas críticas de
      que era objeto como representante del gobierno en la Cámara
      de los Comunes. Su crisis se convirtió finalmente en
      paranoia y el 12 de agosto se
      cortó el cuello con un abrecartas. Lord Byron tuvo el
      detalle de escribirle este epitafio:
    
| Posterity will ne'er survey A nobler grave than this: Here lie the bones of Castlereagh: Stop, traveller, and piss. | La posteridad nunca
            verá una tumba más noble que ésta: Aquí yacen los huesos de Castlereagh: Detente, viajero, y mea. | 
Castlereagh fue sucedido como ministro de asuntos exteriores por
      George Canning. 
    
El 18 de agosto, un grupo de
      absolutistas reunido en torno a Bernardo
Mozo
        de Rosales, el marqués de Mataflorida, que había
      regresado recientemente de su exilio en Francia, formó en
      la Seo de Urgel un
      gobierno paralelo al de Madrid que recibió el nombre de la
      Regencia de Urgel. Esta
      regencia proclamaba al rey Fernando VII como monarca absoluto, a
      la vez que negaba obediencia a sus órdenes debido a su
      falta de libertad. Sin embargo, Francisco Espoz y Mina
      entró en la ciudad y puso en fuga a la Regencia. 
    
El 25 de agosto murió
      el astrónomo alemán William Herchel. 
    
En México, el general Felipe
de
        la Garza instó al congreso a proclamar una
      república, y ofreció apoyo militar. El embajador
      colombiano, Miguel Santa
        María, animó a los diputados a aceptar la
      oferta, pero la conspiración llegó a oídos
      del emperador Agustín I, que expulsó del país
      a Santa María y el 26 de agosto
      ordenó el arresto de varios diputados. El 27 de agosto de la Garza
      envió una carta al emperador respaldando a los diputados.
    
El rey Juan VI de Portugal había ordenado a su hijo Pedro
      que regresara a Lisboa, y le había retirado su
      título de regente de Brasil. A esto, Pedro contestó
      ante el senado brasileño con un "Eu fico" (yo me quedo), que se hizo
      célebre. El 7 de septiembre
      Pedro estaba pasando revista a sus tropas cuando recibió
      una nueva carta de Lisboa, y su respuesta fue desenfundar su
      espada y gritar "Por mi sangre,
        por mi honor y por Dios: haré a Brasil libre".
      Mientras tanto, Juan VI aceptaba una constitución liberal,
      aunque no su esposa, la reina Carlota Joaquina, que tuvo que
      alejarse de la corte.
    
El 10 de septiembre
      José de San Martín renunció a todos sus
      cargos en el Perú y manifestó su decisión de
      retirarse a la vida privada. El 20 de
        septiembre se inauguró el congreso constituyente del
      Perú, que nombró una Junta Gubernativa formada por tres de sus
      miembros, presidida por José
de
        La Mar. 
    
El 45º regimiento de infantería tenía en
      París fama de republicano, entre otras cosas porque sus
      miembros se negaban a gritar "viva el rey". Por ello, a primeros
      de año había sido trasladado a La Rochelle. Allí,
      cuatro jóvenes sargentos, apellidados Bories, Pommier, Raoulx y Goubin, con edades entre los
      20 y los 26 años, decidieron fundar una asociacion de carbonari, pero fueron
      denunciados, juzgados y ejecutados el 21
        de septiembre. Son recordados como "los cuatro sargentos de La
        Rochelle". 
    
El 22 de septiembre San
      Martín dejó el Perú y se embarcó hacia
      Chile.
    
Ese mismo día un egiptólogo francés de
      treinta y dos años llamado Jean-François Champollion escribió
      una carta a un colega en la que le comunica que ha conseguido
      descifrar la escritura jeroglífica. Se basó para
      ello en un facsímil de la piedra Rosetta (la original
      estaba en Gran Bretaña) junto con otros textos
      bilingües. Champollion descubrió que los
      jeroglíficos representaban a veces palabras y a veces
      sonidos. A partir de sus éxitos iniciales, en unas pocas
      semanas encontró el equivalente fonético de un
      centenar de jeroglíficos.
    
El congreso constituyente del Perú organizó un
      ejército de unos 5.000 hombres, peruanos, chilenos y
      rioplatenses que, dirigidos por Rudecindo
        Alvarado se enfrentaron al virrey José de la
      Serna, aunque sin mucho éxito.
    
El 3 de octubre se
      inauguró el Theater in
        der Josefstadt en Viena, y el programa incluyó una
      revisión de Las ruinas de Atenas, con música de
      Beethoven igualmente revisada. Entre los cambios más
      relevantes figuraba una nueva obertura, que es conocida con el
      nombre de La
        consagración del hogar. Ese año Beethoven
      terminó también sus sonatas para piano números 30, 31 y 32,
      en las que había estado trabajando durante varios
      años. Además, la Sociedad Filarmónica de
      Londres le encargó una sinfonía, y un
      príncipe ruso le ofreció una suma de dinero por
      componer tres cuartetos de cuerda. 
    
Schubert empezó a componer su octava sinfonía, si bien sólo
      completó dos movimientos y dejó esbozado el tercero,
      por lo que es conocida como la sinfonía
        incompleta. Su ópera Alfonso und Estrella fue rechazada para su
      representación.
    
Donizetti se instaló en Nápoles, donde
      estrenó sus óperas La zingara y La
        lettera anonima. En Milán estrenó Chiara e Serafina, ossia I pirati.
      Sus obras tenían un gran éxito popular, si bien los
      críticos no las alababan, y fuera de Italia eran
      desconocidas.
    
El 12 de octubre el
      primogénito del rey Juan VI de Portugal fue proclamado
      emperador Pedro I de
      Brasil. 
    
El 31 de octubre el emperador
      Agustín I de México disolvió la Asamblea
      constituyente y la sustituyó por una Junta Instituyente, formada
      por diputados leales, con la misión de lograr la
      estabilidad política y económica. La junta
      prohibió sacar dinero del país a los
      españoles que quisieran emigrar y autorizó la
      emisión de cuatro millones de pesos en papel moneda sin
      ninguna clase de respaldo financiero. También
      restringió la libertad de prensa.
    
El 20 de octubre las potencias
      europeas se reunieron en el Congreso
de
        Verona. El único monarca que asistió
      personalmente fue el zar Alejandro I de Rusia. Estaba previsto que
      el representante británico fuera el visconde de
      Castlereagh, pero tuvo que ser sustituido por el duque de
      Wellington.
    
El 19 de noviembre un
      terremoto sacudió el centro de Chile, complicando una
      economía ya de por sí complicada. Bernardo O'Higgins
      logró, tras muchas negociaciones, que Gran Bretaña
      le concediera un préstamo por un millón de libras.
      Su gobierno era muy impopular, e impulsó una reforma
      constitucional fue vista como una maniobra para aferrarse al
      poder.
    
El 21 de noviembre Francia,
      Austra, Rusia y Prusia firmaron un tratado secreto por el que se
      comprometían a destruir
        el sistema de gobierno representativo en cualquier estado de
        Europa y confiaban a Francia la tarea de intervenir en
      España para restablecer
        el estado de cosas que existía antes de la
        revolución de Cádiz. En Francia, las
      opiniones sobre este "encargo" estaban divididas, pero el gobierno
      lo vio como una forma de recuperar el lugar entre las grandes
      potencias europeas perdido tras la derrota de Napoleón. Un
      diputado llamado Jacques-Antoine
        Manuel se opuso a la intervención en España
      y fue expulsado del parlamento por la gendarmería. En la
      calle fue recibido por la multitud entre aplausos. 
    
Joseph de Villèle dirigía ya de hecho la
      política nacional, y acababa de hacer que el parlamento
      aprobara una ley de prensa por la que el Estado tenía
      derecho a suspender cualquier periódico por el delito de "tendencia contraria a los intereses
        del Estado". 
    
San Martín había enviado una embajada a Europa en
      busca de un rey para el Perú, pero el 22 de noviembre el congreso constituyente la
      desautorizó y se decantó por convertir al
      Perú en una república.
    
El 26 de noviembre el general
      Felipe de la Garza se alzó en armas contra el emperador
      Agustín I de México.
    
El 1 de diciembre fue coronado
      el emperador Pedro I de Brasil. Por esas fechas ya no quedaban
      tropas portuguesas en Brasil.
    
En México se mantenía todavía un reducto
      realista en San Juan de Ulúa, y el ejército que
      trataba de doblegarlo estaba al mando del general Antonio López de Santa Anna,
      el comandante general de la provincia de Veracruz. Sin embargo,
      sus esfuerzos no daban muchos resultados y Santa Anna se
      enteró de que el emperador planeaba destituirlo.
      Así, el que hasta entonces había sido para él
      el "dignísimo y
        particularmente amado emperador" se convirtió en "el déspota más
        injusto". El 2 de diciembre
      Santa Anna proclamó en Veracruz un manifiesto republicano y
      el 3 de diciembre emitió
      otro destinado a todo el país.
    
Guadalupe Victoria había sido encarcelado por sus ideas
      republicanas, pero había logrado escapar de la
      prisión y había huido a las selvas, pero el 6 de diciembre se presentó
      ante Santa Anna dispuesto a prestarle su apoyo. Ese mismo
      día ambos proclamaron el Plan
        de Veracruz, según el cual se debía reunir
      un congreso que siguiera las directrices marcadas por el plan de
      Iguala. A éste se adhirieron otros antiguos insurgentes,
      como Vicente Guerrero.
    
El 12 de diciembre los Estados
      Unidos reconocieron la independencia de México.
    
El dictador Gaspar Rodríguez de Francia tomó
      medidas para instaurar la autarquía en Paraguay. El Estado
      intervino en todas las actividades económicas,
      obligó a cultivar trigo y algodón y fomentó
      la exportación de algunos productos, especialmente la yerba mate. La prensa fue
      prohibida, así como la llegada de periódicos del
      exterior, salvo los que pedía el propio dictador. Cuando
      salía a pasear a caballo por las calles de Asunción,
      los ciudadanos debían cerrar las puertas de sus casas, y si
      alguno se lo encontraba de frente debía darle la espalda.
      Nadie podía entrar o salir del país, ni desplazarse
      por él, sin su permiso. Por lo demás,
      Rodríguez de Francia aprovechó su dictatura para
      llevar a cabo las venganzas más absurdas y arbitrarias. Por
      ejemplo, declaró "mulatos
        hasta la quinta generación" a todos los miembros
      de la familia de una mujer a la que había pretendido de
      joven y cuyo padre se había opuesto a la relación.
      Al esposo de la muchacha lo tuvo encarcelado con grilletes tantos
      días como había durado su matrimonio. 
    
Carlos María de Alvear regresó a Buenos Aires
      aprovechando una ley de amnistía y fue enviado a una
      misión a Londres, donde logró que Gran
      Bretaña reconociera la independencia de las Provincias
      Unidas del Río de la Plata, aunque a la sazón
      tenían poco de unidas. 
    
El rey Jorge IV de Gran Bretaña visitó Edimburgo.
      Era la primera visita a Escocia de un monarca británico
      desde que lo hiciera Carlos II en 1650. La visita fue organizada
      con gran lujo y espectáculo por Walter Scott, y las
      ceremonias que organizó pusieron de moda nuevamente los kitts (las faldas masculinas
      escocesas), que durante un tiempo habían estado prohibidas
      por el gobierno inglés. La popularidad del rey
      aumentó considerablemente en Escocia. Scott publicó
      varias novelas ese año: El
        pirata, Las aventuras de Nigel y Peveril del Pico. 
    
Ese año murió el sultán Sulayman de
      Marruecos, que fue sucedido por su sobrino Abd al-Rahman. 
    
Un geólogo británico especializado en el estudio de
      los fósiles llamado Gideon
        Mantell encontró un diente enorme que no pudo
      asociar a ninguna especie animal conocida. Consultó a
      diversos especialistas y uno de ellos sugirió que el diente
      se parecía al de una iguana, pero, si se respetaban las
      proporciones, tendría que medir unos 18 metros de largo.
      Mantell lo bautizó como iguanodón
      (diente de iguana). (Estudios modernos reducen la longitud del
      iguanodón a 9 metros.)
    
Fourier pudo publicar finalmente su ensayo sobre la Teoría analítica del
        calor, que no dejaba de generar controversias sobre el
      rigor matemático de sus desarrollos en series
      trigonométricas. Poisson, además, afirmaba tener una
      teoría alternativa.
    
Stendhal publicó De
        l'Amour, un ensayo psicológico sobre el amor. 
    
Washington Irving había observado con disgusto cómo
      su Sketch Book era
      publicado en Gran Bretaña sin su autorización, cosa
      completamente legal, pues no existía ninguna ley
      internacional sobre propiedad intelectual. Por ello pidió
      consejo a su amigo Walter Scott y éste le recomendó
      que publicara sus obras en Gran Bretaña a través de
      su editor, y así lo hizo. En los sucesivo editaría
      sus obras tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña.
      Así sucedió ese año con otra serie de
      trabajos cortos titulada Bracebridge
        Hall, que también publicó con el
      pseudónimo de Geoffrey
        Crayon. Por esas fechas Irving estaba de viaje por
      Europa, en Dresde, concretamente.
    
Pushkin publicó Los
        hermanos bandoleros, inspirado en Schiller. 
    
El emperador Agustín I de México envió al
      general José Gabriel de
        Armijo a enfrentarse a Vicente Guerrero y otros antiguos
      insurgentes que se habían alzado contra él. El 13 de enero de 1823 derrotó a
      Guerrero y a Nicolás
        Bravo en la batalla de Almolonga.
      
    
El 19 de enero un
      ejército realista derrotó a un ejército
      peruano en la batalla de Torata,
      victoria que fue reafirmada por otra en Moquegua el 21 de
        enero. 
    
En Chile, el capitán general Ramón Freire se sublevó contra el
      impopular gobierno de O'Higgins, y éste, para evitar una
      guerra civil, dimitió el 28 de
        enero. Él mismo tomó juramento a una junta
      de tres personas, presidida por Agustín
        Eyzaguirre, que gobernara interinamente. 
    
En México, Santa Anna ganó para su causa a Pedro Celestino Negrete, que
      era amigo personal del emperador Agustín I, y junto con
      Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria establecieron el 1 de febrero el plan de Casa Mata, por el que
      pretendían convertir a México en una
      república. Varios generales del imperio se adhirieron a
      él y en menos de dos meses las distintas provincias fueron
      aceptándolo.
    
El 9 de febrero Vicente
      Filisola obtuvo la rendición del gobierno de El Salvador y
      su anexión al imperio Mexicano. 
    
A raíz de las derrotas que el ejército peruano
      estaba sufriendo ante los realistas, el 26 de febrero algunos generales que estaban
      acampados con su ejército en Balconcillo, cerca de Lima, solicitaron al
      congreso la disolución de la junta gubernativa y el
      nombramiento de un "jefe
        supremo que ordena y sea velozmente obedecido", cargo
      para el cual sugerían al general José de la Riva Agüero. El congreso se
      negó a aceptar tal solicitud, y el 27 de febrero el ejército avanzó
      amenazador hacia Lima. El congreso comprendió entonces la
      naturaleza de la "solicitud", hizo encarcelar al presidente de la
      junta, José de la Mar, y el 28
        de febrero Riva Agüero era nombrado presidente de la república
      (y La Mar era excarcelado). El presidente del congreso se
      exilió voluntariamente para protestar por la injerencia de
      los militares. Riva Agüero encomendó la
      dirección de la guerra contra los realistas  al
      general Andrés de Santa
        Cruz. 
    
La causa griega generaba cada vez más simpatías
      entre la opinión pública europea, que veía a
      Grecia como la cuna de la cultura occidental. Tales
      simpatías horrorizaban a Metternich, que no admitía
      ninguna clase de revolución contra un poder establecido. El
      mayor logro de Metternich había sido inculcar estas ideas
      al zar Alejandro I de Rusia, y sus progresos en esta línea
      llegaron al punto de lograr la caída en desgracia de su
      ministro de asuntos exteriores, el griego Ioannis Kapodistrias,
      que trataba de implicar al zar en la causa de la independencia
      griega. Kapodistrias había dejado su cargo el año
      anterior y se había retirado a Ginebra, desde donde
      proporcionaba apoyo material y moral a los revolucionarios
      griegos.
    
Pero el caso griego terminó por hacer mella en las
      convicciones del zar. Por una parte, Alejandro I estaba de acuerdo
      con las teorías de Metternich, pero conquistar
      Constantinopla era una antigua aspiración de los zares
      rusos, que se consideraban herederos de los emperadores
      bizantinos, y era duro desperdiciar la ocasión de ayudar a
      los griegos para obtener un buen botín. George Canning, el
      nuevo ministro británico de asuntos exteriores,
      también era partidario de la independencia griega, en parte
      por canalizar el romanticismo de la opinión pública
      británica, y en parte por los beneficios que su país
      podría obtener de una Grecia independiente que concediera a
      Gran Bretaña un trato de preferencia. Canning veía
      vacilar a Alejandro I y no estaba dispuesto a que Rusia tomara la
      iniciativa en favor de la independencia de Grecia. Por ello en marzo declaró —para horror de
      Metternich— que "Cuando una
        nación entera se rebela contra su conquistador, la
        nación no puede ser considerada como delincuente, sino
        como una nación en estado de guerra". Poco antes,
      Canning había notificado al gobierno otomano que
      sólo mantendría con él relaciones amistosas
      si los súbditos cristianos del imperio eran tratados con
      respeto. Poco después se fundó un Comité de Londres para la
        independencia de Grecia, que contó entre sus
      miembros con Lord Byron.
    
Metternich se las arregló para evitar que Alejandro I
      diera otro paso en esa misma dirección: lo convenció
      de la conveniencia de separar los conflictos ruso-turcos de la
      cuestión de la independencia griega, y propuso tratar el
      asunto en diversas reuniones en San Petersburgo que no fueron sino
      una forma de retrasar toda decisión y dar tiempo así
      al Imperio Otomano de someter a los rebeldes.
    
Martín Rodríguez, el gobernador de Buenos Aires
      decidió que la única forma viable de resolver los
      conflictos fronterizos con los indios era exterminarlos,
      así que organizó un ejército de 2.500 hombres
      que partió hacia el sur el 6 de
        marzo, aunque lo único que hizo fue desplazar la
      frontera un poco más hacia el sur.
    
El 19 de marzo, tras haber
      tratado en vano de recuperar su autoridad restaurando el congreso,
      sin más apoyos que el clero, el emperador Agustín I
      presentó una carta de abdicación.
    
El 29 de marzo se
      reunió en Astros
      la Segunda Asamblea Nacional
        Griega, que estuvo caracterizada por las tensiones entre
      dos facciones, la de los políticos, dirigidos por
      Aléxandros Mavrokordátos, y la de los militares,
      dirigidos por Theódoros Kolokótronis. Tal era la
      división que los diputados de cada facción se
      alojaban en dos campamentos diferentes en dos ciudades cercanas a
      Astros. 
    
El 1 de abril el congreso
      mexicano nombró un triunvirato presididio por Pedro
      Celestino Negrete para que gobernara provisionalmente la
      nación con el título de Supremo Poder Ejecutivo. Éste fue
      cambiando frecuentemente de composición a lo largo de los
      meses siguientes.
    
En Chile se formó una Asamblea Constituyente que el 4 de abril nombró director
      supremo a Ramón Freire, entre otras cosas porque se
      había presentado con sus tropas en Santiago y era
      difícil negarle nada.
    
El 6 de abril 95.000 soldados
      franceses dirigidos por Luis Antonio de Borbón, el duque de
      Angulema (el sobrino del rey Luis XVIII de Francia) se
      disponían a cruzar la frontera española con la
      misión de restaurar la monarquía absoluta. Fueron
      conocidos como los cien mil
        hijos de san Luis. Se encontraron con unos ciento
      cincuenta liberales franceses que trataban de impedirles el paso
      enarbolando banderas tricolores y cantando la marsellesa
      (prohibida desde el Imperio). Los soldados dudaron, pero
      recibieron orden de abrir fuego y mataron a algunos de los
      manifestantes, mientras el resto huía. El 7 de abril entraban en
      España. En general, encontraron poca resistencia. Los
      leales al gobierno liberal se atrincheraron en algunas ciudades o
      crearon guerrillas.
    
Ese mismo día el congreso Mexicano declaró ilegal
      la coronación de Agustín de Iturbide como emperador
      de México, así como el plan de Iguala, de modo que
      la nación quedaba en libertad de escoger el sistema de
      gobierno que considerara oportuno.
    
El 13 de abril la Segunda
      Asamblea Nacional Griega aprobó una reforma de la
      Constitución de Epidauro. La nueva constitución
      establecía la protección de los derechos humanos, la
      libertad de prensa, y la abolición de la esclavitud.
      Además rebajaba la edad para votar de los 30 a los 25
      años. El 18 de abril se
      clausuró la Asamblea. Los políticos dominaban el
      Senado, pero los militares se habían hecho con el control
      del poder ejecutivo. Las disensiones entre ambos eran tales que se
      acordó que ambos poderes residirían en ciudades
      diferentes, alejadas entre sí. El ejecutivo se
      instaló en Nauplia,
      donde los militares tenían mucha influencia, y el Senado se
      instaló en Kranidhi,
      bajo la protección de las islas dominadas por armadores. 
    
El 11 de mayo Agustín
      de Iturbide embarcó rumbo a Europa. El congreso le
      había concedido una pensión a condición de
      que estableciera su residencia en Italia. México
      quedó dividido entre partidarios de Iturbide y
      republicanos.
    
El 23 de mayo el duque de
      Angulema entró en Madrid, mientras el gobierno
      español se trasladaba a Sevilla.
    
El rey Juan VI de Portugal tenía otro hijo, el infante Miguel, que era, como su
      madre, partidario del absolutismo más radical. Aprovechando
      una revuelta realista al norte del país, el 27 de mayo logró el apoyo de
      un regimiento estaba en Vila
        Franca de Xira, y que supuestamente debía haber
      marchado a sofocar el alzamiento, y se alzó en armas contra
      su padre con el apoyo de los partidarios de la reina. Al parecer,
      se puso de acuerdo con su madre para forzar la abdicación
      del rey, que en un principio se mostró dispuesto a defender
      la constitución que había jurado, pero pocos
      días después llegó a las puertas de su
      palacio otro regimiento que lo aclamaba como monarca absoluto.
      Entonces Juan VI decidió ponerse al frente de éste y
      marchó a Vila Franca, donde su hijo no tuvo más
      remedio que someterse, y entonces Juan VI volvió triunfante
      a Lisboa. Allí disolvió las cortes y restauró
      el absolutismo. Miguel fue nombrado jefe del ejército y la
      reina volvió a la Corte.
    
El 14 de junio el gobierno
      español se retiró a Cádiz, reteniendo como
      rehén al rey Fernando VII.
    
El 18 de junio el
      ejército realista entró en Lima. Muchos de los
      integrantes del congreso republicano descubrieron que, en el fondo
      de su ser, siempre habían sido realistas, y cambiaron de
      bando, mientras que otros abandonaron la ciudad. El presidente
      Riva Agüero fue presionado para que solicitara ayuda a
      Colombia. El mes anterior había llegado a Perú
      Antonio José de Sucre, a quien el 19 de junio el congreso autoridad igual a la del
      presidente. El 23 de junio el
      congreso depuso a Riva Agüero.
    
El 1 de julio un congreso
      reunido en Guatemala con representantes de todas sus provincias
      decidió separarse de México, convirtiéndose
      así en las Provincias
        Unidas del Centro de América. El 2 de julio el conbreso se
      proclamó Asamblea
        Nacional Constituyente y adoptó temporalmente la
      constitución de Cádiz.
    
El 19 de julio Bernardo
      O'Higgins salió de Chile rumbo a Gran Bretaña,
      aunque finalmente se estableció en Perú.
    
Mientras tanto, en Perú, Riva Agüero decidió
      que no reconocía su destitución, decretó la
      disolución del congreso y formó un senado con diez
      diputados leales. 
    
El 24 de julio tuvo lugar la batalla del Lago Maracaibo,
      tras la cual, el 3 de agosto
      capituló Francisco Tomás Morales y el 5 de agosto los españoles
      abandonaron definitivamente el territorio venezolano.
    
El 6 de agosto el congreso
      peruano nombró presidente a José Bernardo de Tagle y Portocarrero,
      marqués de Torre Tagle,
      con lo que en principio había dos presidentes, ya que
      algunos seguían considerando como tal a Riva Agüero. 
    
La noche del 8 de agosto unos
      450 griegos atacaron un campamento otomano en Karpenisi en el que
      había unos 13.000 hombres. El ataque fue un éxito
      hasta que el capitán griego, Markos Botsaris, resultó muerto de un
      disparo. Entonces se retiraron dejando cerca de un millar de
      turcos muertos.
    
Mehmet Alí fundó en Sudán la ciudad de Jartum. 
    
Seis meses atrás había muerto accidentalmente en
      Creta Hasán Pachá, pero Mehmet Alí
      envió a la isla a otro de sus yernos, Hussein Bey, que llegó
      con 12.000 soldados de refuerzo. Los Cretenses lograron reunir un
      ejército de unos 3.000 hombres, pero fueron derrotados el 20 de agosto en la batalla de Amourgelles. 
    
Ese mismo día murió el papa Pío VII, que fue
      sucedido por el cardenal Annibale
        Sermattei della Genga, que adoptó el nombre de León XII. Tenía
      sesenta y nueve años y estaba enfermo, y precisamente fue
      elegido con idea de que no durara mucho, pero, contra todo
      pronóstico, se recuperó de su enfermedad.
      Trasladó la corte pontificia del monte Quirinal al monte
      Vaticano.
    
El 25 de agosto Andrés
      de Santa Cruz se enfrentó a los realistas peruanos en la batalla de Zepita, que
      resultó indecisa.
    
El 31 de agosto los cien mil hijos de san Luis
      obtuvieron su victoria más reñida en España:
      capturaron la península fortificada de El Trocadero, que
      defendía Cádiz. En la operación perdieron
      unos 400 hombres. A continuación los franceses empezaron a
      bombardear Cádiz, donde unos 14.000 hombres
      defendían al gobierno y a las Cortes. 
    
El 1 de septiembre
      Simón Bolívar entró en Perú.
    
Ese mismo día murió el economista británico
      David Ricardo.
    
El gobierno de los Estados Unidos firmó el tratado de Moultrie Creek con
      varios jefes semínolas, en virtud del cual se
      establecía un extenso teritorio en Florida en el que los
      semínolas podrían vivir bajo la protección de
      los Estados Unidos siempre y cuando permanecieran en paz y
      respetaran las leyes. Además, los semínolas se
      comprometían a permitir que se trazaran carreteras para
      cruzar su territorio así como a capturar y devolver
      cualquier esclavo fugitivo que entrara en su territorio.
    
Rafael de Riego trataba de organizar la resistencia contra los
      franceses en Andalucía, pero el 15
de
        septiembre fue abandonado por sus soldados y tomado
      prisionero. 
    
Ese mismo día el gobierno de Buenos Aires presentó
      un memorandum en Río de Janeiro reclamando la
      soberanía de la provincia Cisplatina. La respuesta que
      recibió venía a decir esencialmente: "De eso ni hablar". 
    
Tras tres semanas de bombardeo, el gobierno liberal
      español llegó a un acuerdo con el rey Fernando VII:
      Éste sería liberado bajo la promesa de que
      defendería el régimen constitucional, y a cambio se
      rendiría la ciudad de Cádiz. Así se hizo el 23 de septiembre, pero, tan pronto
      como el rey se vio arropado por los franceses, faltó una
      vez más a sus compromisos y el 1
        de octubre declaró nulas todas las leyes aprobadas
      en los tres años de la historia de España conocidos
      desde entonces como el trienio
        liberal o trieno
        constitucional. Durante los años siguientes, unas
      30.000 personas fueron ejecutadas. Juan Martín Díez,
      el Empecinado, que había combatido a los franceses,
      huyó a Portugal. Con todo, la represión fue menos
      severa de lo que podría haber sido gracias a la
      presión del gobierno francés.
    
El octubre una
      coalición de varias tribus indias atacó
      simultáneamente varias ciudades del sur de la provincia de
      Buenos Aires. El gobernador Martín Rodríguez, sin
      fuerzas suficientes para responder a tales ataques, empezó
      a gestionar el alquiler de un ejército a la provincia de
      Entre Ríos.
    
La resistencia liberal en Cataluña había estado
      dirigida por Francisco Espoz y Mina, pero el 2 de noviembre se rindió Barcelona, y Espoz
      y Mina tuvo que huir a Gran Bretaña. También
      Francisco de Goya consideró prudente el exilio, y se
      marchó a Burdeos. 
    
El 7 de noviembre fue ahorcado
      en Madrid Rafael de Riego, entre los insultos de la misma
      población que unos meses antes lo había aclamado.
    
El 18 de noviembre el congreso
      peruano promulgó una constitución y ratificó
      al marqués de Torre Tagle como presidente de la
      república.
    
El 23 de noviembre el duque de
      Angulema entraba en Francia, dejando en España un
      ejército de ocupación de 45.000 hombres. 
    
Simón Bolívar había ordenado combatira a
      José de la Riva Aguero y estuvo a punto de desencadenarse
      una guerra civil en el Perú, pero el 25 de noviembre Riva Agüero fue apresado por
      sus propios partidarios, quienes desobedecieron la orden de
      fusilarlo y lo desterraron a Guayaquil. 
    
El 29 de noviembre se
      celebró en Berlín la boda del príncipe Federico Guillermo (hijo del
      rey Federico Guillermo III de Prusia) con Isabel Luisa de Baviera, hija
      del rey Maximiliano I.
    
Gran Bretaña estaba apoyando a las colonias
      españolas en América en su lucha por la
      independencia. Aportaba dinero en forma de préstamos
      sustanciosos, así como soldados voluntarios y material de
      guerra, siempre de forma extraoficial. Su objetivo era bien claro:
      romper el monopolio español sobre el comercio con sus
      colonias y, más aún, obtener un trato de favor, si
      no de exclusividad, en dicho comercio. En todas las reuniones de
      las potencias europeas acaecidas tras el Congreso de Viena, Gran
      Bretaña se había ocupado de vetar toda idea de
      ayudar a España a recuperar sus colonias. Sin embargo, su
      posición era delicada, pues difícilmente
      podía defender la creación y el reconocimiento de
      repúblicas independientes en una Europa dominada por las
      ideas de Metternich, que no concebía otra forma de gobierno
      que la monarquía absoluta y que sostenía sin vacilar
      el derecho de las potencias a intervenir en cualquier país
      extranjero para sofocar cualquier clase de revuelta. Por ello, el
      ministro británico de asuntos exteriores, George Canning,
      llevaba un tiempo animando a los Estados Unidos a que hicieran una
      declaración contraria a toda intervención europea en
      América. Canning se ofreció a hacer una
      declaración conjunta, pero —tal y como probablemente
      esperaba— el secretario de Estado estadounidense, John Quincy
      Adams, consideraró que en tal caso la declaración
      sería considerada en Europa como una iniciativa
      británica en la que los Estados Unidos
      desempeñarían un papel secundario, si no
      insignificante. Por ello, Adams sugirió al presidente
      Monroe que hiciera una declaración unilateral en esa
      línea, sin el respaldo oficial británico, pero
      contando con que Gran Bretaña la respaldaría
      tácitamente. Esto era justo lo que Canning deseaba. Thomas
      Jefferson también se mostró partidario de tal
      declaración.
    
Adams propuso que fuera enviada a las principales potencias
      europeas. En ella se establecería que, en contrapartida a
      la no intervención de Europa en los asuntos americanos, los
      Estados Unidos tampoco intervendrían en los asuntos
      europeos. Sin embargo, el secretario de Guerra, John Caldwel
      Calhoun, se opuso a lo del envío de la declaración.
      Muchas potencias podrían considerarla ofensiva y rechazarla
      despectivamente. Finalmente se optó por que la
      declaración formara parte del discurso sobre el estado de la nación que
      James Monroe pronunció en el Congreso el 2 de diciembre: 
    
Los ciudadanos de los Estados Unidos abrigamos los más amistosos sentimientos en favor de la libertad y felicidad de los pueblos en ese lado del Atlántico. En las guerras de las potencias europeas por asuntos de su incumbencia nunca hemos tomado parte, ni comporta a nuestra política el hacerlo. Solo cuando se invadan nuestros derechos o sean amenazados seriamente responderemos a las injurias o prepararemos nuestra defensa. Con las cuestiones en este hemisferio estamos necesariamente más inmediatamente conectados, y por causas que deben ser obvias para todo observador informado e imparcial. El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente diferente en este respecto al de América. Esta diferencia procede de la que existe entre sus respectivos Gobiernos; y a la defensa del nuestro, al que se ha llegado con la pérdida de tanta sangre y riqueza, que ha madurado por la sabiduría de sus más ilustrados ciudadanos, y bajo el cual hemos disfrutado de una felicidad no igualada, está consagrada la nación entera. Debemos por consiguiente al candor y a las amistosas relaciones existentes entre los Estados Unidos y esas potencias declarar que consideraremos cualquier intento por su parte de extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad. Con las colonias o dependencias existentes de potencias europeas no hemos interferido y no interferiremos. Pero con los Gobiernos que han declarado su independencia y la mantienen, y cuya independencia hemos reconocido, con gran consideración y sobre justos principios, no podríamos ver cualquier interposición para el propósito de oprimirlos o de controlar en cualquier otra manera sus destinos, por cualquier potencia europea, en ninguna otra luz que como una manifestación de una disposición no amistosa hacia los Estados Unidos. En la guerra entre esos nuevos Gobiernos y España declaramos nuestra neutralidad en el momento de reconocerlos, y a esto nos hemos adherido y continuaremos adhiriéndonos, siempre que no ocurra un cambio que en el juicio de las autoridades competentes de este Gobierno, haga indispensable a su seguridad un cambio correspondiente por parte de los Estados Unidos.
Los últimos acontecimientos en España y Portugal demuestran que Europa no se ha tranquilizado. De este hecho importante no hay prueba más concluyente que aducir que las potencias aliadas hayan juzgado apropiado, por algún principio satisfactorio para ellas mismas, el interponerse por la fuerza en los asuntos internos de España. Hasta que punto pueden extenderse, por el mismo principio, estas interposiciones es una cuestión en la que están interesados todas los países independientes, aun los más remotos, cuyas formas de gobierno difieren de las de estas potencias, y seguramente ninguno de ellos más que los Esados Unidos. Nuestra actitud con respecto a Europa, que se adoptó en una etapa temprana de las guerras que por tanto tiempo han agitado esa parte del globo, se mantiene sin embargo la misma, cual es la de no interferir en los asuntos internos de ninguna de esas potencias; considerar el gobierno de facto como el gobierno legítimo para nosotros; cultivar con él relaciones amistosas, y preservar esas relaciones con una política franca, firme y varonil, satisfaciendo siempre las justas demandas de cualquier potencia, pero no sometiéndose a injurias de ninguna.
Pero con respecto a estos continentes, las circunstancias son eminente y conspicuamente diferentes. Es imposible que las potencias aliadas extiendan su sistema político a cualquier porción de alguno de estos continentes sin hacer peligrar nuestra paz y felicidad; y nadie puede creer que nuestros hermanos del Sur, dejados solos, lo adoptaran por voluntad propia. Es igualmente imposible, por consiguiente, que contemplemos una interposición así en cualquier forma con indiferencia. Si contemplamos la fuerza comparativa y los recursos de España y de esos nuevos Gobiernos, y la distancia entre ellos, debe ser obvio que ella nunca los podrá someter. Sigue siendo la verdadera política de los Estados Unidos dejar a las partes solas, esperando que otras potencias sigan el mismo curso...
Con el tiempo, esta declaración de intenciones fue
      conocida como la doctrina
        Monroe, sintetizada en la frase América para los americanos. En Europa
      fue acogida con indiferencia, principalmente porque los Estados
      Unidos no tenían la capacidad militar necesaria para
      hacerla efectiva.
    
El Senado y el ejecutivo griegos no dejaban de enfrentarse una y
      otra vez. La tensión llegó a su extremo cuando el 19 de diciembre el senado
      cesó a un miembro del ejecutivo, Andréas Metaxás, y lo
      sustituyó por un político. El 21 de diciembre un hijo de Kolokótronis
      marchó al frente de doscientos hombres y disolvió el
      Senado. Éste se volvió a reunir y decretó el
      cese de todos los miembros del ejecutivo. Se inició
      así una guerra civil.
    
El 27 de diciembre Chile aprobó una nueva constitución.
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