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Joseph Smith encontró una forma de saldar sus numerosas
      deudas: el 2 de enero de 1837
      fundó la Kirtland Safety
        Society, un banco en el que todos sus fieles
      debían depositar sus ahorros por orden expresa del
      Señor (así lo aseguró Smith). Como presidente
      puso a Sidney Rigdon. 
    
El 18 de enero fueron
      absueltos los implicados en el intento de golpe de estado
      protagonizado por Luis Napoleón Bonaparte. 
    
El 26 de enero los Estados
      Unidos admitieron a Michigan como vigésimo sexto Estado de
      la Unión, el décimo tercero libre, con lo que el
      número de Estados libres y esclavistas volvía a
      estar equilibrado.
    
El 7 de febrero murió
      en Suiza el derrocado rey Gustavo IV Adolfo de Suecia.
    
El 17 de febrero Charles
      Darwin fue admitido en la Sociedad
        Geográfica de Londres, y se dedicó a
      analizar las observaciones que había realizado durante su
      viaje alrededor del mundo. Dichas observaciones mostraban
      evidencias de que con el tiempo aparecían nuevas especies
      animales, hecho para el que la ciencia no sabía dar ninguna
      explicación. Darwin conjeturaba que, de un modo u otro, una
      especie animal tenía que poder transformarse en otra.
    
El 9 de febrero el escritor
      ruso Aleksandr Pushkin se batió en duelo con un militar
      francés que se había pasado de galante con su
      esposa. Su arma había sido manipulada para que no
      funcionara. Recibió un disparo en el pecho y murió
      en la madrugada del día siguiente, el 10 de febrero. Gran parte de su obra se
      salvó de ser destruida por la censura gracias al poeta
      Vasili Zhukovski (el autor de la letra del himno ruso), que,
      aunque la calidad de su obra no era muy destacable, sí lo
      era su labor como protector de los nuevos escritores
      románticos frente a los sectores más conservadores.
      
    
El 13 de febrero murió
      en Madrid Mariano José de
        Larra, un periodista español que se había
      hecho famoso por su aguda crítica social y por un par de
      obras románticas: la novela El doncel de don Enrique el Doliente y el drama
      Macías. No pudo
      escribir mucho más, porque se suicidó a los
      veintisiete años. (Estaba casado y enamorado de una mujer
      casada que no era la suya.) Su entierro, el 15 de febrero, reunió a una gran multitud
      de admiradores. Un joven de veinte años llamado José Zorrilla, que
      había llegado a Madrid el año anterior huyendo de su
      padre —que quería obligarlo a dedicarse a la agricultura,
      cuando él quería ser escritor— leyó un poema
      en honor del difunto que emocionó a los presentes, en
      especial a José de Espronceda, que se hizo amigo suyo.
    
Los Estados Unidos se ofrecieron a mediar entre Texas y
      México, y Santa Anna fue trasladado a Washington, donde se
      entrevistó con el presidente Jackson. Poco después
      fue devuelto a su país, y se retiró a su hacienda de
      Veracruz. El 3 de marzo, la
      víspera del fin del mandato de Jackson, los Estados Unidos
      reconocieron la independencia de Texas. El 4 de marzo Martin van Buren fue investido como el
      octavo presidente de los Estados Unidos.
    
El 6 de marzo John Russell, el ministro
      británico de interior envió a Canadá sus diez resoluciones, que
      respondían a las noventa
        y dos resoluciones que tres años atrás
      habían sido remitidas por la asamblea legislativa del
      Canadá Inferior. En ellas rechazaba en bloque todas las
      peticiones de los "patriotas". 
    
El 7 de marzo el gobierno
      francés entró nuevamente en crisis cuando el
      parlamento rechazó un proyecto de ley presentado por el
      primer ministro Molé, según el cual, en caso de
      insurrección, los implicados que fueran militares
      serían juzgados en un consejo de guerra. Se esperaba
      entonces que el gobierno dimitiera, pero, pese a los ataques de la
      prensa, el rey Luis Felipe I mantuvo a su gabinete en funciones.
    
Las elecciones presidenciales venezolanas dieron la victoria a
      Carlos Soublette, el candidato de Páez. Técnicamente
      fue elegido vicepresidente, pero el 11
        de marzo asumió la presidencia por la renuncia del
      presidente José María Vargas, que se había
      producido el año anterior.
    
Los liberales españoles planearon un ataque contra los
      carlistas en el que saldrían simultáneamente
      Espartero desde Bilbao, Pedro
        Searsfield desde Pamplona y una fuerza combinada
      hispano-británica desde San Sebastián, bajo el mando
      de sir George de Lacy Evans.
      El 15 de marzo los
      británicos tomaron una fortificación conocida como Oriamendi en las afueras de
      San Sebastián, pero el 16 de
        marzo el ejército conjunto fue atacado y derrotado
      por el carlista Sebastián de Borbón. La presencia de
      la armada británica permitió que la retirada de los
      liberales no acabara en una catástrofe. La moral de los
      carlistas, hasta entonces muy baja, subió
      considerablemente. Se cuenta que los carlistas saquearon un
      campamento liberal y, entre otras cosas, encontraron la partitura
      de una marcha británica a la que esa misma noche pusieron
      letra en vascuence y la convirtieron en la Marcha de Oriamendi, que
      pasó a ser el himno de los carlistas. (Más adelante
      se le pondría otra letra en castellano.)
    
El 22 de marzo murió el
      shogun Tokugawa Ienari, que fue sucedido por su hijo Ieyoshi. 
    
El 25 de marzo tuvo lugar el
      último enfrentamiento de la guerra Creek, que fue también el
      último combate contra los indios en los Estados de Georgia
      y Alabama. Se produjo cuando una milicia de Alabama
      localizó un campamento creek
      y lo atacó por sorpresa. El combate duró más
      de cuatro horas, y se contaron unas doce bajas entre los
      milicianos frente a unos cincuenta indios muertos. Las mujeres se
      vieron obligadas a luchar también para proteger la vida de
      sus hijos. Los creeks
      que sobrevivieron huyeron a Florida, donde se unieron a los
      semínolas.
    
Las elecciones presidenciales en Nueva Granada dieron la victoria
      a José Ignacio de
        Márquez, hasta entonces vicepresidente, y el 1 de abril sucedió a
      Francisco de Paula Santander. 
    
Tratando de evitar que Argentina apoyara a Chile en la guerra
      contra la Confederación Perú-Boliviana, el 5 de abril Santa Cruz envió
      una carta amistosa a Rosas, pero éste no respondió,
      sino que continuó con los preparativos para la guerra.
    
El rey Bagyidaw de Birmania, tras haber llevado a la ruina a su
      país con la guerra contra los británicos, se
      había apartado de la política, aquejado de
      depresiones y dedicado a disfrutar del teatro y las carreras de
      barcos. El gobierno estaba en manos de su esposa principal, la
      reina Me Nu, y el hermano
      de ésta. Su heredero era su hermano Tharrawaddy Min, que
      hacía un par de meses se había rebelado y el 15 de abril logró hacerlo
      abdicar en su favor. El nuevo monarca ejecutó a Me Nu y a
      su hermano, y mantuvo a Bagyidaw bajo arresto domiciliario.
    
Ese mismo dia el rey Luis Felipe I de Francia nombró
      finalmente un nuevo gobierno que, para sorpresa de todos,
      seguía teniendo como primer ministro a Mathieu Molé.
    
El presidente mexicano José Justo Corro había
      convocado elecciones y el ganador fue Anastasio Bustamante, que
      había regresado del exilio en Francia a finales del
      año anterior, llamado por Justo Corro para luchar contra
      los texanos. Tomó posesión el 19 de abril. 
    
En mayo los británicos
      William Cooke y Charles Wheatstone patentaron
      un telégrafo diseñado a partir del prototipo
      constriuido por Gauss y Weber cuatro años atrás. Por
      esa época estaba a punto de entrar en servicio la Great Western Railway, una
      compañía de ferrocarriles que estaba uniendo Londres
      con el suroeste de Inglaterra y con Gales. Cooke y Wheatstone
      construyeron para la compañía una línea
      telegráfica de 21 kilómetros. 
    
El 10 de mayo empezaron a
      quebrar bancos en Nueva York. Los clientes de otros bancos, presas
      del pánico, empezaron a reclamar sus fondos en
      metálico, y así el número de bancarrotas fue
      creciente. A finales de año habían quebrado 618
      bancos. El país entró en una crisis económica
      de la que tardaría varios años en recuperarse.
      Algunos bancos británicos que habían invertido en
      los Estados Unidos quebraron también.
    
El llamado pánico de
        1937 llevó en particular a los mormones a reclamar
      los fondos que habían invertido en la Kirtland
        Safety Society, y entonces se dieron cuenta de que sus
      fondos estaban —nunca mejor dicho— Dios sabe dónde y que
      los billetes emitidos por la sociedad eran meros papeles sin valor
      alguno. El banco de Smith había quebrado, pero no era un
      caso más dentro de la crisis bancaria que sufría el
      país, sino que el banco había sido una estafa desde
      el principio, y la mayor parte de sus fondos habían sido
      robados o malversados por sus administradores. Smith no
      contó con que la estupidez necesaria para ser mormón
      no era suficiente para aceptar con resignación una estafa
      de semejante calibre, y a muchos de sus seguidores, incluyendo
      miembros de sus altas esferas, no se les escapó que
      difícilmente podía ser un profeta de Dios alguien
      que no había previsto la quiebra de la que, según
      las profecías de Smith, iba a ser "la mayor de todas las instituciones de la Tierra".
      
    
Los liberales españoles habían interrumpido las
      relaciones comerciales con Navarra y las provincias vascas que
      financiaban al ejército carlista. Por ello, las distintas
      juntas y diputaciones de estas provincias habían advertido
      a la corte carlista que no podrían soportar por mucho
      tiempo los gastos de avituallamiento del ejército carlista,
      y sugerían la necesidad de extender la guerra a otras
      provincias, para repartir la financiación. Finalmente, el 15 de mayo salió la llamada expedición real,
      porque el mismo Carlos V se puso al frente de ella, con la
      misión de llegar a Madrid y destronar a Isabel II.
      Primeramente pasaría por Cataluña para unirse al
      ejército de Ramón Cabrera, y desde allí
      avanzaría hacia la capital. Durante los dos días
      siguientes la expedición cruzó el Ebro, pero las
      barcazas destinadas a ello no podían soportar el peso de la
      artillería, así que ésta tuvo que ser
      abandonada. A su paso por Aragón, los varones huían
      a los montes para no ser alistados a la fuerza. Nadie les
      suministraba víveres, por lo que los soldados empezaron
      mendigando y terminaron saqueando.
    
El 19 de mayo Argentina declaró la guerra a la Confederación Perú-Boliviana. Rosas encargó la dirección del ejército del Norte al general Alejandro Heredia, el gobernador de Tucumán.
El 24 de mayo el
      ejército carlista llegó a Huesca, donde esperaba
      comer, pero con lo que se encontró apenas hubo entrado en
      la ciudad fue con que llegaba un ejército liberal que
      forzó a los carlistas a salir de la ciudad y presentar
      batalla. Los liberales tuvieron que retirarse, pero lograron
      salvar su artillería, de la que los carlistas trataron de
      apoderarse desesperadamente. El 27 de
        mayo los carlistas salieron de huesca después de
      haber "recaudado" una cuantiosa "contribución" y dejando en
      ella a sus heridos, pues no tenían qué hacer con
      ellos. Al anochecer entraban en Barbastro. 
    
Tras haber desplegado todos los esfuerzos diplomáticos
      posibles, el rey Luis Felipe I de Francia no pudo conseguir para
      su heredero Fernando una esposa de la categoría que hubiera
      deseado, y finalmente tuvo que conformarse con la princesa Elena de Mecklemburgo-Schwering,
      que al menos era sobrina del rey Federico Guillermo III de Prusia.
      El matrimonio se celebró el 30
        de mayo y, como la princesa era protestante,
      constó de una ceremonia católica, otra protestante y
      otra civil.
    
Ese mismo día el argelino Abd al-Qádir firmó
      el tratado de Tafna con
      los franceses, en virtud del cual reconocía la
      soberanía de Francia sobre las provincias de Orán y
      Argel, mientras que Francia reconocía la soberanía
      de Abd al-Qádir sobre el resto del territorio argelino
      (unas dos terceras partes del mismo). Francia dominaba la mayor
      parte de la costa argelina, con lo que conseguía el
      principal objetivo de la campaña, que no era sino acabar
      con la piratería berberisca.
    
La estrategia de acorralamiento desarrollada por el general Jesup
      estaba dando resultados, y numerosos jefes semínolas
      habían capitulado y habían aceptado trasladarse al
      Oeste siempre y cuando se les permitiera llevar consigo sus
      esclavos negros, cosa que Jesup les garantizó. Sin embargo,
      a medida que los indios afluían a los campamentos militares
      para ser transportados, llegaron también cazadores de
      esclavos que reclamaban los negros de los semínolas en
      nombre de los dueños de los que habían huido. Como
      los semínolas no tenían títulos de propiedad,
      perdían todas las causas ante los tribunales.
      También se encontraron con numerosas acusaciones por deudas
      y algunos crímenes. Esto los llevó a desconfiar de
      las promesas de Jesup y así, cuando el 2 de junio Osceola atacó Fort Brooke con
      unos 200 guerreros, otros 700 semínolas que se
      habían rendido se fueron con él, con lo que Jesup
      decidió no volver a confiar en la palabra de un indio. La
      guerra no se reanudó inmediatamente, en parte porque Jesup,
      dando por terminada la guerra, había licenciado a muchos de
      sus hombres y en parte porque la crisis económica
      había reducido drásticamente el presupuesto.
    
Mientras tanto en España el general Oraá atacaba a
      los carlistas en Barbastro, pero fue derrotado y tuvo que
      retirarse a Berbegal. 
    
El ejecutivo chileno había asumido poderes extraordinarios
      con motivo de la guerra contra la Confederación
      Perú-Boliviana, y los liberales consideraron que la guerra
      no era sino una excusa para depurar el ejército de sus
      partidarios. El ministro de guerra, Diego Portales, se volvió extremadamente
      impopular y se le acusó de tiranía. El 3 de junio, mientras pasaba revista
      a un regimiento en Quillota,
      fue apresado por orden del coronel José Antonio Vidaurre, que inició
      así una revuelta contra el gobierno conservador. 
    
Mientras tanto en España los carlistas abandonaban
      Barbastro dejando allí sus heridos y no sin antes haber
      recaudado una nueva "contribución de guerra". Tras una hora
      de marcha llegaron al río Cinca,
      y se encontraron con que sólo contaban con una balsa para
      atravesarlo. (A nadie se le había ocurrido la idea de
      construir balsas por el camino.) El 4
        de junio, cuando ya sólo quedaba un
      batallón por cruzar el río, apareció
      Oraá y destruyó la balsa con su artillería.
      Los soldados que no habían podido cruzar, acorralados por
      el enemigo, trataron de vadear el río a la desesperada, y
      la mayoría murió arrastrada por la corriente.
    
El 6 de junio Vidaurre se
      enfrentó en Valparaíso al ejército
      gubernamental, dirigido por Manuel Blanco Encalada, en la batalla de Barón. Ese
      día fue fusilado el ministro Portales, al parecer por orden
      de Vidaurre. Éste fue derrotado y su rebelión
      fracasó, pero logró huir y permaneció en
      paradero desconocido durante algún tiempo. La
      conmoción que supuso la ejecución de Portales
      decantó a la opinión pública a favor de la
      guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
    
El 8 de junio los carlistas
      entraron en Cataluña, pero el 12
        de junio sufrieron una estrepitosa derrota frente a Ramón de Meer, el
      capitán general de Cataluña. Se calcula que
      perdieron las dos terceras partes de sus hombres.
    
Desde principios de año el cólera estaba
      cobrándose numerosas víctimas en Guatemala,
      especialmente entre la población indígena. Los
      eclesiásticos, descontentos con el gobierno liberal del
      presidente centroamericano Morazán y del gobernador de
      Guatemala, Mariano
        Gálvez, difundieron la creencia de que éste
      había envenenado los ríos para acabar con los
      indígenas. Los indios tomaron las armas y empezaron a
      asesinar a todos los blancos que encontraban. Gálvez
      trató de reprimir las revueltas con tanta crudeza que
      empeoró las cosas. Finalmente los rebeldes acabaron bajo la
      dirección de un bandido llamado Rafael Carrera, al que los curas presentaron a los
      indios como un ángel protector que había venido del
      cielo para vengarse de los liberales y otros herejes. Esto fue
      corroborado por la virgen María, que hizo caer una carta
      autógrafa desde el techo de una iglesia llena de indios. En
      ella la virgen encomendaba a Carrera la lucha contra el gobierno.
    
Richard Wagner marchó a la ciudad rusa de Riga, donde fue contratado
      como director del teatro de ópera local.
    
El 14 de junio murió el
      poeta italiano Giacomo Leopardi. 
    
El 18 de junio María
      Cristina de Borbón sancionó una nueva
      constitución. Es de resaltar que los liberales, a pesar de
      tener la mayoría en las Cortes, no habían tratado de
      adaptarla a sus ideas, sino que el nuevo texto estaba en el punto
      medio entre la constitución liberal de 1812 y el estatuto
      real conservador de 1834, y ciertamente satisfizo a ambos
      partidos.
    
El 20 de junio la
      expedición real llegó al pueblo de Santpedor con intención
      de aprovisionarse, pero sus habitantes habían formado una
      milicia y no se dejaron saquear. Resistieron durante dos
      días los intentos de los carlistas, los cuales llegaron a
      usar un cañón que les habían cedido unos
      partidarios catalanes. El rey Carlos V comprendió que en
      Cataluña no iba a encontrar el apoyo y los refuerzos que
      había esperado y que era necesario salir cuanto antes del
      territorio.
    
Ese mismo día murió el rey Guillermo IV de Gran
      Bretaña y de Hannover. Dejó muchos hijos
      ilegítimos, pero ninguno legítimo, así que la
      corona británica pasó a su sobrina, la reina Victoria I, que había
      cumplido los dieciocho años hacía menos de un mes.
      Sin embargo, en el reino de Hannover estaba vigente la ley
      sálica, por lo que el trono pasó a Ernesto Augusto I, hermano de
      Guillermo IV, que tenía ya sesenta y seis años.
    
Johann Strauss estaba de gira por Francia y, al constatar que su
      música tenía tan buena aceptación como en
      Viena, concibió el ambicioso plan de presentarse en Gran
      Bretaña el año siguiente con motivo de la
      coronación de la reina Victoria, prevista para entonces.
    
Finalmente, el ejército de Ramón Cabrera se
      unió a la expedición real carlista, y el 29 de junio aportó
      víveres y medios para cruzar el Ebro en dirección a
      Valencia. 
    
El 5 de julio, apenas llegado
      a Hannover, el rey Ernesto Augusto I disolvió el parlamento
      y abolió la constitución del país, aduciendo
      que había sido promulgada sin habérsele pedido
      opinión y que no era adecuada para las necesidades del
      reino.
    
Andrés de Santa Cruz se había preocupado de
      mantener en todo momento excelentes relaciones con Francia, que
      tras firmar un acuerdo de amistad, alianza y comercio, lo
      había condecorado con la Legión de Honor. Por el
      contrario, las relaciones diplomáticas con Francia de Juan
      Manuel de Rosas eran cada vez más tensas. El año
      anterior había fallecido el embajador francés en
      Buenos Aires y, cuando llegó su sucesor, se encontró
      con que había estallado la guerra contra la
      Confederación Perú-Boliviana y, en lugar de
      presentar sus credenciales a Rosas, había embarcado
      inmediatamente rumbo a Francia a informar de la situación.
      Al frente de la embajada quedó el vice cónsul Aimé Roger.  El 7 de julio se entrevistó con
      Santa Cruz un enviado del primer ministro francés, Methieu
      Louis Molé, y ambos acordaron que Francia bloquearía
      los puertos de Chile. Mientras tanto, Roger recibía
      instrucciones de presentar ante Rosas diversas reclamaciones "para
      cuidad la dignidad y los intereses de Francia". En caso de que la
      respuesta de Rosas no fuera satisfactoria, Roger debía
      reunirse con el contraalmirante Leblanc
      para enviar una flota a Buenos Aires. Roger ya había
      presentado inútilmente algunas reclamaciones a Rosas, como
      la excarcelación de César
        Hipólito Bacle, un impresor suizo que había
      sido detenido por traición.
    
El 15 de julio Oraá
      alcanzó a la expedición real en Chiva, y obtuvo una victoria.
    
Mientras los ejércitos liberales se esforzaban en detener
      la expedición real,
      otro ejército carlista salió de Navarra bajo el
      mando del general Juan Antonio
        de Zaratiegui, quien con el mayor sigilo cruzó el
      Ebro el 24 de julio con destino
      a Madrid.
    
Entre los mormones que habían comprendido que Joseph Smith
      era un estafador se encontraba Warren
        Parrish, que inició una campaña de
      descrédito contra Smith. Éste lo había
      excomulgado y, en respuesta, Parrish se convirtió en la
      cabeza de una nueva Iglesia a la que llamó Iglesia
        de Cristo, el mismo nombre que Smith había dado
      originalmente a su negocio. Entre sus adeptos estaba Martin
      Harris, uno de los primeros seguidores de Smith. Parrish
      excomulgó a Smith y a Rigdon y, aprovechando que
      hacía unos días que ambos habían marchado de
      viaje a Canadá, el 30 de julio
      se presentó en el templo de Kirtland con sus seguidores
      armado con pistolas y cuchillos, interrumpió el servicio
      dominical y reclamó la propiedad del edificio para su
      Iglesia. Finalmente fueron expulsados por la policía.
    
Ese mismo día murió de cólera la esposa de
      Gaetano Donizetti. Poco antes había muerto su tercera hija.
      El compositor, que aún no se había repuesto de la
      muerte de sus padres y de su segunda hija, sucedidas dos
      años atrás, cayó en una profunda
      depresión. No obstante, no abandonó su trabajo, y
      ese año estrenó dos nuevas óperas.
    
El 3 de agosto Zariategui
      estaba en Segovia, a sesenta kilómetros de Madrid. El 11 de agosto llegó a Torrelodones, a 25
      kilómetros de Madrid, pero se enteró por los
      periódicos que la expedición real todavía
      estaba lejos, así que retrocedió de nuevo a Segovia.
      El 13 de agosto Espartero
      entraba entre aclamaciones en Madrid, que hasta hacía unas
      semanas no se había tomado en serio la guerra. Sin embargo,
      recibió órdenes de alojar a sus hombres en pueblos
      cercanos, pues el gobierno sabía que los soldados estaban
      descontentos con la paga y el avituallamiento que recibían
      y temían que provocaran disturbios en la capital. Los que
      se quejaron de la medida fueron los oficiales, y el 18 de agosto cayó el gobierno
      de Calatrava y Espartero (que era diputado) fue nombrado primer
      ministro.
    
El 26 de agosto Espartero
      salió de Madrid con su ejército a la caza de la
      expedición real, sin saber que ésta marchaba hacia
      Madrid por un trayecto más al sur, saqueando todo a su
      paso. Ambos ejércitos se cruzaron sin verse.
    
Ante la inactividad del ejército argentino, dos columnas
      del ejército boliviano de alrededor de un centenar de
      hombres cada una cruzaron la frontera, y el 28 de agosto ocuparon varias aldeas.
    
Las diez resoluciones
      de lord Russell habían caldeado la política del
      Canadá Inferior. Exasperados por la lentitud de las
      respuestas británicas a sus reivindicaciones (la
      última había tardado tres años en
      producirse), una sección del partido patriota decidió formar la Sociedad de los Hijos de la Libertad
      (cuyo nombre traducía al francés el de la sociedad
      fundada por Samuel Adams durante la revolución
      estadounidense). Ésta tenía una rama civil, dirigida
      por Louis-Joseph Papineau entre otros, y otra militar, dirigida
      por Thomas Storrow Brown.
      Su primera reunión tuvo lugar el 5 de septiembre, y empezó a reclutar
      milicianos. 
    
El 11 de septiembre las dos
      columnas perú-bolivianas que habían entrado en la
      Confederación Argentina se reunieron, pero el 12 de septiembre los bolivianos
      fueron derrotados en Humahuaca
      por unos 400 argentinos.
    
El 12 de septiembre el
      ejército carlista estaba ante la capital con el de
      Espartero pisándole los talones. Los historiadores no se
      explican por qué el rey Carlos V no dio la orden de entrar
      en Madrid cuando la ciudad estaba prácticamente indefensa.
      El caso fue que, tras unas horas, ordenó la retirada y
      Espartero lo alcanzó en Aranzueque
      el 19 de septiembre.
      Allí obtuvo otra gran victoria, en la que los carlistas
      perdieron unos 3.000 hombres entre prisioneros y huidos.
      Ramón Cabrera, acusando de ineptitud a sus camaradas
      vascos, decidió regresar a Cataluña.
    
Ese mismo día dimitió el regente de Brasil, Diogo
      Antonio Feijó. Incapaz de controlar las rebeliones que se
      multiplicaban y gravemente enfermo, fue sustituido por su rival
      político Pedro de Araujo Lima. 
    
En la India murió el gran mogol Akbar Sha. Fue sucedido
      por su hijo Bahadur Sha,
      si bien carecía de todo poder más allá de la
      propia ciudad de Delhi, pues Gran Bretaña gobernaba ya casi
      la totalidad del territorio indio. Los británicos le
      permitían tener un pequeño ejército y
      recaudar algunos impuestos, pero él mismo carecía de
      toda ambición política y se dedicó
      principalmente a escribir poesía.
    
El 3 de octubre el rey Luis
      Felipe I de Francia disolvió el parlamento y convocó
      elecciones anticipadas. Consideró que era un buen momento
      porque en Argelia se acababa de iniciar una nueva
      expedición contra Constantina y su hijo Enrique participaba
      también en ella. El rey confiaba en que una victoria le
      proporcionaría la popularidad suficiente para que sus
      partidarios consiguieran la mayoría en el nuevo parlamento.
    
Finalmente, en Chile fue arrestado el coronel José Antonio
      Vidaurre. El presidente José Joaquín Prieto
      ordenó que fuera juzgado por un consejo de guerra y el 4 de octubre fue ejecutado en
      Valparaíso.
    
El 5 de octubre murió
      en Suiza Hortense de Beauharnais, la madre de Luis Napoleón
      Bonaparte. Su hijo, al tener noticias de la mala salud de su
      madre, regresó inmediatamente de los Estados Unidos y, con
      un pasaporte falso estadounidense, logró salir de Gran
      Bretaña para estar junto a su madre en sus últimos
      momentos.
    
El 10 de octubre se
      inició el asedio a Constantina y el 11 de octubre los franceses empezaron a bombardear
      la ciudad. Pronto empezó a abrirse una brecha en sus
      murallas, que la mañana del 12
        de octubre se había agrandado suficientemente.
    
Mientras tanto, el chileno Manuel Blanco Encalada había
      zarpado hacia Perú acompañado de los exiliados
      peruanos adversarios de Santta Cruz. Ese mismo día entraba
      en Arequipa. No fue un objetivo muy acertado, pues la ciudad
      apoyaba mayoritariamente la Confederación.
    
El 13 de octubre el
      ejército francés, formado por unos 7.000 hombres,
      entró en Constantina y, tras algunos combates por sus
      calles, se hizo con el control.
    
El jefe semínola Osceola fue capturado a traición
      cuando se presentó ante el general Jesup enarbolando una
      bandera blanca. Murió poco después en
      prisión, al parecer de malaria. No era la primera vez que
      Jesup no respetaba una bandera blanca, ni sería la
      última. Poco después, el jefe cherokee John Ross
      llegó a Florida al frente de una delegación con el
      propósito de convencer a los semínolas de que
      renunciaran a la guerra, y Jesup hizo arrestar a los
      semínolas que acudieron para entrevistarse con él.
      Ross protestó, pero Jesup le contestó que él
      nunca había garantizado que los semínolas que
      llegaran podrían marcharse. 
    
El 18 de octubre Espartero
      dimitió de su cargo de primer ministro, que fue ocupado por
      el moderado Eusebio
        Bardají. Mientras tanto, el general
      perseguía a los carlistas empujándolos hacia el
      norte sin presentar batalla. Evitaba los combates porque sus
      hombres estaban agotados, pero eran suficientes para dirigir la
      huida en desbandada de los carlistas. Su plan era que regresaran a
      Navarra destrozados para que bajaran la moral de sus partidarios y
      volvieran a esquilmarlos.
    
Fructuoso Rivera invadió Uruguay desde Brasil y el 22 de octubre derrotó al
      presidente Manuel Oribe en la batalla de Yucutujá. 
    
El 23 de octubre se
      reunió en Saint-Charles,
      en el Canadá Inferior, la Asamblea
        de los seis condados, que congregó a unos 6.000
      patriotas que decidieron no reconocer la autoridad del gobierno
      colonial británico, si bien no se hizo ninguna
      mención expresa al uso de la fuerza. La Sociedad de los Hijos de la Libertad
      fue reconocida. El gobierno emitió órdenes de
      arresto contra los principales cabecillas patriotas, y la Iglesia
      se manifestó contraria a toda acción contra la
      legalidad vigente.
    
El 24 de octubre el rey Carlos
      V cruzó el Ebro con los restos de su ejército.
      Asentó su corte en Arciniega
      y allí emitió una proclama según la cual la
      expedición había sido todo un éxito. Poco
      después puso al frente de su ejército a Juan Antonio Guergué. 
    
Pese al éxito en Constantina, el resultado de las
      elecciones del 4 de noviembre
      no fue el que el rey Luis Felipe I había previsto. Sus
      partidarios consiguieron el 47.9% de los escaños, es decir,
      no llegaron a la mayoría absoluta, si bien la
      oposición estaba muy dividida en un amplio abanico que iba
      desde la extrema izquierda de los republicanos hasta la extrema
      derecha de los legitimistas.
    
El 6 de noviembre se produjo
      en Montreal un enfrentamiento entre la Sociedad de los Hijos de la Libertad
      (francófona) y el Club
        Dórico (anglófono), considerado como el
      inicio de la rebelión
        del Canadá Inferior. La Sociedad de los Hijos de la Libertad pasó
      a la clandestinidad. 
    
El 7 de noviembre fue
      asesinado en Illinois un sacerdote presbiteriano llamado Elijah Parish Lovejoy, que
      dirigía un periódico marcadamente abolicionista. Su
      oficina fue asaltada por una multitud furiosa que acabó con
      su vida. Su muerte dio fuerza a la causa abolicionista.
    
El 14 de noviembre una flota
      de la Confederación Perú-Boliviana bajo el mando del
      general José Trinidad
        Morán llegaba al archipiélago chileno Juan
      Fernández con la misión de liberar a Ramón
      Freire, aunque al llegar se supo que había sido desterrado
      a Australia. De todos modos, la expedición tomó las
      islas, escasamente defendidas, y las abandonó tras haber
      destruido las defensas militares y el presidio en el que
      debían haber encontrado a Freire.
    
El 15 de noviembre Santa Cruz
      llegaba a Arequipa al frente de unos 5.000 hombres, mientras que
      los "restauradores" chilenos refugiados en la ciudad sumaban algo
      más de 3.000. Santa Cruz propuso a Blanco Encalada que
      entablaran negociaciones de paz y éste aceptó,
      así que Santa Cruz dispuso que su ejército acampara
      para pasar la noche. El 17 de noviembre ambas partes firmaron el tratado de Paucarpata, que
      establecía la paz entre ambos países en
      términos muy equitativos.
    
Uno de los redactores de la constitución de Hannover
      había sido el jurista e historiador Christoph Dahlmann, a la
      sazón profesor de la universidad de Gotinga, el cual
      trató de involucrar a toda la universidad en una protesta
      contra la actitud absolutista del nuevo monarca. Sin embargo
      sólo consiguió que otros seis profesores firmaran un
      manifiesto que presentaron el 18 de
        noviembre: el jurista Wilhelm
Eduard
        Albrecht, el teólogo y orientalista Georg Heinrich August Ewald,
      el historiador Georg Gottfried
        Gervinus, los eruditos Jacob y Wilhelm Grimm y el
      físico Wilhelm Weber. Cientos de estudiantes hicieron miles
      de copias en pocos días y las distribuyeron por toda
      Alemania. 
    
El 23 de noviembre unos 800
      milicianos atacaron por sorpresa a unos 400 soldados
      británicos en Saint-Denis,
      en el Canadá Inferior, y obtuvieron la victoria gracias al
      exceso de confianza de sus adversarios. No obstante, los
      británicos no tardaron en reaccionar. El 25 de noviembre unos 350 soldados
      regulares, bien equipados y con dos cañones, masacraron en
      Saint-Charles a una partida de 80 milicianos, la mayoría de
      los cuales resultaron muertos.
    
El 30 de noviembre dos barcos de guerra franceses llegaron a Buenos Aires y el vice cónsul Roger presentó a Rosas las reclamaciones que su gobierno le había encargado transmitirle. Rosas se negó a tratar asuntos diplomáticos con él por carecer de las debidas credenciales. Por su parte, Roger se negó a pedirlas a Francia y consideró insultante la actitud de Rosas.
El 4 de diciembre "los siete de Gotinga" fueron
      llamados ante un tribunal de la universidad y el 6 de diciembre fueron despedidos. A
      Dahlmann, Gervinus y Jacob Grimm se les dio tres días para
      abandonar el reino, mientras que al resto se les permitió
      permanecer en la ciudad. Sus habitantes se pusieron de acuerdo
      para suplir sus salarios con donativos. La universidad de Gotinga
      sufrió un gran desprestigio y dejó de atraer a
      intelectuales de talla, con lo que a medio plazo disminuyó
      drásticamente el número de alumnos que se
      matriculaban en ella. En una carta a su cuñado, el rey
      Federico Guillermo III de Prusia, el rey Ernesto Augusto I
      decía: Si cualquiera de
        esos siete caballeros me hubiera dirigido una carta expresando
        su opinión, yo no habría tenido nada que
        reprocharles, pero convocar una asamblea y publicar sus
        opiniones antes incluso de que el gobierno hubiera recibido su
        protesta es lo que han hecho y lo que no puedo permitir.
      
    
 En la provincia de Canadá Superior
      también había reformistas que deseaban ciertos
      cambios en la política colonial británica.
      Fundamentalmente, se trataba de los descendientes de los realistas
      que habían abandonado los Estados Unidos tras la guerra de
      la Independencia. Eran mayoritariamente moderados, pero algunos
      radicales abogaban por un gobierno republicano. El más
      destacado era un periodista escocés llamado William Lyon Mackenzie. No
      tenía muchos seguidores, pero ahora trató de
      explotar el descontento que las diez resoluciones de lord Russell
      habían generado en su provincia (a la que también se
      aplicaban). Aprovechando que el grueso del ejército
      británico en el Canadá Superior había sido
      desplazado al Canadá Inferior, para sofocar la revuelta de
      los patriotas francófonos, decidió provocar
      altercados que hicieran saltar la chispa de la revolución.
      Convocó a todos los que pudo convencer para que se
      presentaran el 7 de diciembre
      en la Taberna de John
        Montgomery en Toronto.
      Una partida de realistas disparó sobre los partidarios de
      Mackenzie y dispersó a muchos de ellos. Finalmente, de unos
      500 rebeldes menos de 300 llegaron al punto convenido. Allí
      se presentó un ejército británico de un
      millar de hombres que abrió fuego sobre la taberna hasta
      dispersar a todos los rebeldes. Después el edificio fue
      incendiado. Mackenzie, junto con otros rebeldes, huyó a los
      Estados Unidos. El 11 de diciembre
      llegó a Búfalo
      (Nueva York). El 12 de diciembre
      convocó una asamblea pública en la que pidió
      ayuda para el pueblo canadiense, deseoso de liberarse de la
      opresión británica. Sus partidarios ocuparon la isla
      de Navy, sobre el
      río Niágara, que es territorio canadiense, y
      allí el 13 de diciembre
      Mackenzie se declaró a sí mismo presidente de la República de Canadá.
En la provincia de Canadá Superior
      también había reformistas que deseaban ciertos
      cambios en la política colonial británica.
      Fundamentalmente, se trataba de los descendientes de los realistas
      que habían abandonado los Estados Unidos tras la guerra de
      la Independencia. Eran mayoritariamente moderados, pero algunos
      radicales abogaban por un gobierno republicano. El más
      destacado era un periodista escocés llamado William Lyon Mackenzie. No
      tenía muchos seguidores, pero ahora trató de
      explotar el descontento que las diez resoluciones de lord Russell
      habían generado en su provincia (a la que también se
      aplicaban). Aprovechando que el grueso del ejército
      británico en el Canadá Superior había sido
      desplazado al Canadá Inferior, para sofocar la revuelta de
      los patriotas francófonos, decidió provocar
      altercados que hicieran saltar la chispa de la revolución.
      Convocó a todos los que pudo convencer para que se
      presentaran el 7 de diciembre
      en la Taberna de John
        Montgomery en Toronto.
      Una partida de realistas disparó sobre los partidarios de
      Mackenzie y dispersó a muchos de ellos. Finalmente, de unos
      500 rebeldes menos de 300 llegaron al punto convenido. Allí
      se presentó un ejército británico de un
      millar de hombres que abrió fuego sobre la taberna hasta
      dispersar a todos los rebeldes. Después el edificio fue
      incendiado. Mackenzie, junto con otros rebeldes, huyó a los
      Estados Unidos. El 11 de diciembre
      llegó a Búfalo
      (Nueva York). El 12 de diciembre
      convocó una asamblea pública en la que pidió
      ayuda para el pueblo canadiense, deseoso de liberarse de la
      opresión británica. Sus partidarios ocuparon la isla
      de Navy, sobre el
      río Niágara, que es territorio canadiense, y
      allí el 13 de diciembre
      Mackenzie se declaró a sí mismo presidente de la República de Canadá.
      
    
El 14 de diciembre unos 1.200
      soldados británicos atacaron la ciudad canadiense de Saint-Eustache, dominada por
      los patriotas. Éstos confiaban en reunir unos 800
      combatientes, pero al final sólo consiguieron 200, que
      acabaron acorralados en la iglesia de la ciudad. Al final del
      día los británicos y los canadienses leales
      saquearon e incendiaron la ciudad.
    
El 16 de diciembre
      dimitió Eusebio Bardají, el primer ministro
      español, descontento con la actitud de la regente, que
      trataba de ganarse por todos los medios a los partidarios de
      Espartero (liberales radicales). Fue sustituido por Narciso Heredia. 
    
Mientras tanto el ejército de Blanco Encalada había regresado a Chile. El gobierno no reconoció el tratado de Paucarpata y juzgó por traición a Blanco Encalada en un consejo de guerra, el cual finalmente se vio obligado a exiliarse. La guerra contra la Confederación Perú-Boliviana continuó.
Hector Berlioz había obtenido un contrato del ministerio
      de bellas artes para la composición de un requiem, pero tres meses
      después, cuando la obra ya estaba terminada, el ministerio
      anuló el contrato sin dar explicaciones (probablemente por
      la influencia de Cherubini). No obstante, algunos amigos de
      Berlioz lograron organizar su estreno en la capilla de los Inválidos, con 190
      músicos y 210 coristas. Asistió la familia real
      junto con el cuerpo diplomático y toda la alta sociedad de
      París, y el resultado fue un éxito clamoroso, tanto
      por parte del público como de la crítica.
    
El general Jesup había vuelto a poner en práctica
      su estrategia de barrer a los semínolas hacia el sur
      mediante un avance coordinado de varias columnas. Los
      semínolas retrocedieron paulatinamente sin presentar
      combate (algunos se rindieron) hasta que el 25 de diciembre un grupo de unos 400 indios no
      tuvo más remedio que hacer frente a un ejército de
      unos ochocientos soldados dirigidos por el coronel Zachary Taylor.
      La batalla
        del lago Okeechobee fue una simple escaramuza que
      terminó con la huida de los indios, pero Taylor la
      presentó como una importante victoria. 
    
El canadiense William Lyon Mackenzie había recibido la
      ayuda de numerosos estadounidenses que habían acudido
      voluntarios a la isla de Navy con equipamiento y armas para apoyar
      la revolución. El presidente Van Buren había
      advertido a los voluntarios que serían perseguidos como
      criminales si participaban en una invasión de
      Canadá, y esto había hecho retirarse a algunos,
      pero, aun así, Mackencie contaba con cerca de un millar de
      hombres. Eran aprovisionados por un barco de vapor, el Caroline, propiedad de
      estadounidenses y tripulado por estadounidenses. Los
      británicos estaban molestos por la ayuda que los
      estadounidenses estaban prestando a los rebeldes, que, a pesar de
      no contar con ninguna clase de apoyo gubernamental, habrían
      bastado para justificar una declaración de guerra contra
      los Estados Unidos. El 29 de diciembre
      cincuenta hombres, entre soldados británicos y voluntarios,
      fueron enviados a destruir el barco. El plan era atacarlo en la
      isla de Navy, es decir, en territorio canadiense, pero las cosas
      no salieron como estaban previstas y finalmente decidieron pasar
      al otro lado del río y capturaron al Caroline en territorio
      estadounidense, lo incendiaron y lo hundieron. Sus pedazos
      siguieron la corriente y cayeron por las cataratas del
      Niágara. Durante el ataque murió un estadounidense,
      un negro libre llamado Amos
        Durfee, pero corrieron voces de que las víctimas
      estadounidenses se habían contado por docenas.
    
El parlamento británico estableció la fecha del 1 de enero de 1838 para la
      emancipación de todos los esclavos en territorio
      británico, dos años antes del plazo previsto por la
      ley de 1833.
    
El 4 de enero murió
      César Hipólito Baclé, el suizo cuya libertad
      reclamaba el vice cónsul frances Aimé Roger al
      argentino Juan Manuel de Rosas. Roger defendió entonces las
      reclamaciones de su viuda, a las que agregó las quejas de
      otros ciudadanos franceses, algunos de los cuales habían
      sido alistados forzosamente en el ejército. Rosas se
      negó a tratar ningún asunto con Roger mientras no se
      acreditara oficialmente y el 9 de
        enero Roger salió de Buenos Aires y marchó
      a Montevideo a la espera de refuerzos. En Uruguay Francia contaba
      con el apoyo de los opositores al presidente Manuel Oribe,
      así como el de los unitarios argentinos exiliados.
    
El rey Carlos V de España se casó con su prima y
      cuñada María Teresa de Braganza.
    
 
El general carlista Ramón Cabrera tomó la ciudad de
      Morella y la convirtió en su cuartel general.
    
El 12 de enero, tras haberse
      emitido una orden de arresto contra Joseph Smith por fraude
      bancario, éste huyó a Misuri junto con Rigdon, el
      presidente de la desaparecida Kirtland
        Safety Society, perseguidos de cerca por un grupo de
      hombres armados dispuestos a detenerlos y llevarlos a juicio. Con
      su huida, la secta de Parrish pudo apropiarse finalmente del
      templo mormón. Entre los que se quedaron en Kirtland junto
      a Parris (y que pronto serían excomulgados por Smith) se
      encontraban David Whitmer y Oliver Cowdery, los cofundadores del
      negocio.
    
Smith se instaló en la ciudad de Far West, fundada unos
      años atrás por una colonia mormona. Allí
      cambió el nombre de su negocio por el de Iglesia de Jesucristo de los Santos
        de los Últimos Días y se dispuso a
      construir un nuevo templo. Al principio se alojó en la casa
      de un tal George Washington
        Harris, que no sólo le cedió su casa, sino
      también a su esposa, Lucinda,
      que por esas fechas se "casó" con Smith.
    
El 2 de febrero una
      región de Guatemala, fronteriza con México,
      decidió independizarse y formar un Estado independiente en
      el seno de las Provincias Unidas del Centro de América, con
      el nombre de Los Altos. 
    
Los bóers que habían abandonado la colonia
      británica de Sudáfrica habían establecido su
      propia república más al norte, pero desavenencias
      internas llevaron a un grupo de colonos a desplazarse hacia el
      este, hacia la costa que Vasco de Gama había bautizado como
      Natal, donde fundaron otra república. Allí entraron
      en conflicto con los zulúes. El 6
        de febrero una delegación bóer fue
      víctima de una masacre y poco después los batallones
      zulúes atacaron a unos 250 colonos que estaban en un
      campamento cercano, donde no respetaron ni mujeres ni
      niños.
    
En los Estados Unidos se había formado una sociedad
      secreta, al parecer de estructura masónica, que se
      hacía llamar la logia de
        los cazadores, cuyo propósito era liberar a
      América de la presencia británica y, en particular,
      ayudar a los rebeldes del Canadá Superior. El 26 de febrero, aprovechando que el
      lago Erie estaba helado, un grupo de unos 300 cazadores y rebeldes
      canadienses llegó hasta la isla de Peele y la tomó a los
      británicos.
    
Muchos de los rebeldes del Canadá Inferior se habían refugiado en los Estados Unidos. Reunidos en Vermont juntamente con voluntarios estadounidenses, el 28 de febrero nombraron al doctor Robert Nelson presidente de la República del Canadá Inferior, y éste leyó una declaración de independencia en la que el Canadá Inferior se proclamaba república independiente, sin vinculación alguna con Gran Bretaña, y sentaba las bases de un nuevo estado: laicismo, igualdad de derechos para blancos e indios, abolición del régimen señorial, libertad de prensa, igualdad de las lenguas inglesa y francesa, etc. Sin embargo, el gobierno estadounidense estaba decidido a mantener una neutralidad estricta en la rebelión canadiense y el ejército detuvo a los patriotas por violar dicha neutralidad.
Ese mismo día una flota francesa se presentó en
      Buenos Aires y Aimé Roger pidió nuevamente a Rosas
      que suspendiera la aplicación del servicio militar a
      súbditos franceses, que garantizara a Francia un trato de
      nación más favorecida y que pagara las
      indemnizaciones reclamadas por los ciudadanos franceses.
    
El 3 de marzo algo más
      de un centenar de soldados británicos retomaron la isla de
      Peele.
    
Mientras tanto Ramón Cabrera recibía noticias de
      que Zaragoza estaba casi sin protección, así que
      envió a unos 3.000 hombres bajo el mando de Juan Cabañero con la
      misión de saquearla. La noche del 5 de marzo los carlistas entraron en la ciudad,
      pero tuvieron que abandonarla porque sus habitantes les hicieron
      frente armados con cuchillos y otros utensilios agrícolas o
      de cocina, además de tirarles aceite y agua hirviendo desde
      las ventanas.
    
El 7 de marzo el gobernador de
      Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, recibió al
      vicecónsul francés, Aimé Roger, y le
      comunicó que estaba dispuesto a establecer un tratado con
      Francia, pero con un representante debidamente autorizado, y que
      las demás exigencias francesas no serían
      consideradas.
    
El conflicto entre Bélgica y los Países Bajos
      llevaba ya casi seis años en suspenso, hasta que finalmente
      el rey Guillermo I de los Países Bajos decidió
      finalmente aceptar el tratado
        de los XXIV artículos. Los belgas trataron de que
      el tratado fuera revisado (eran especialmente reticentes a
      entregar a los Países Bajos una parte de Luxemburgo), pero
      Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia, sin consultar a
      Francia, decidieron que Bélgica tenía que aceptar
      estrictamente las condiciones del tratado, y Francia no tuvo
      más remedio que dar su aprobación. Lo máximo
      que consiguió en unas negociaciones posteriores fue que
      parte de la deuda exterior Belga recayera sobre los Países
      Bajos.
    
24 de marzo el contralmirante
      Leblanc se presentó en Buenos Aires y, tras una entrevista
      con el embajador británico, volvió a presentar a
      Rosas las reclamaciones francesas, confiando en que considerara a
      su flota como unas "credenciales adecuadas". El embajador
      británico aconsejó a Rosas presentar explicaciones
      sobre las reclamaciones, pero Rosas se negó a hacer nada
      bajo la amenaza de la fuerza. Por consiguiente, el 28 de marzo la flota francesa
      bloqueó el puerto de Buenos Aires. En una carta al primer
      ministro fechada el 4 de abril
      Roger explicaba que el objetivo del bloqueo era:
    
Infligir a la invencible Buenos Aires un castigo ejemplar que será una lección saludable para todos los demás estados americanos [...] corresponde a Francia hacerse conocer si quiere que se la respete.
Mientras tanto, un pastelero francés instalado en
      México había enviado un escrito al rey Luis Felipe I
      denunciando que había perdido su negocio a consecuencia de
      un saqueo sufrido por parte de oficiales del ejército
      mexicano. El gobierno francés exigió a México
      una indemnización desmesurada, al tiempo que reclamaba el
      pago de numerosos préstamos que el Estado había
      contraído desde la época de la independencia y que
      seguía sin pagar, así como una indemnización
      por los daños sufridos por ciudadanos franceses durante las
      diversas insurrecciones que había sufrido el país
      centroamericano.
    
Los bóers se dispusieron a contestar los ataques de los
      zulúes, y el 6 de abril
      enviaron a 347 jinetes en dos columnas, quienes capturaron a
      algunos soldados zulúes, con la información que
      obtuvieron de éstos (y hay quienes piensan que los
      prisioneros se habían dejado capturar para llevar a los
      bóers a una trampa), decidieron atacar a un ejército
      zulú acampado en las proximidades. El 9 de abril se produjo la batalla de Italeni, en la que los bóers
      fueron derrotados por unos 8.000 guerreros. Apenas tuvieron 10
      bajas, porque no tardaron en huir. No obstante, el encuentro
      sirvió a los bóers para conocer las técnicas
      militares zulúes.
    
Entre los mormones que habían seguido a Joseph Smith hasta
      Misuri estaba Oliver Cowdery, uno de los que ayudaron al "profeta"
      a montar su negocio. Sin embargo, a diferencia de Smith, Cowdery
      era un sinvergüenza con escrúpulos, y su
      desaprobación hacia su socio aumentaba día a
      día: una cosa era hacer creer a unos idiotas que eran
      elegidos de Dios y otra muy distinta dejarlos en la ruina. A
      Cowdery también le repugnaba el estupro que Smith
      había cometido tiempo atrás con su criada Fanny
      Alger, cosa que le había recordado en una
      conversación tenida a primeros de año.
      Últimamente le censuraba que sus actuaciones violaban el
      principio de separación entre Iglesia y Estado. Al parecer,
      Smith estaba tratando hacer que sus mormones pasaran de ser un
      mero rebaño de idiotas a ser un rebaño de votantes
      aleccionados. Las cosas se tensaron hasta que el 12 de abril se cruzaron la
      excomunión de Cowdery y una carta suya de renuncia. Por
      esas fechas también fueron excomulgadas otras
      personalidades mormonas, incluyendo a Hiram Page, uno de los doce
      testigos que supuestamente habían visto las "placas de
      oro". 
    
Ante la falta de respuesta por parte de México a las
      reclamaciones francesas, una flota gala se presentó ante
      Veracruz y envió un ultimátum al gobierno que
      expiraba el 15 de abril. Pasada
      esa fecha, la escuadra francesa bloqueó también el
      golfo de México.
    
En Venezuela se había sublevado contra el gobierno el
      general José Francisco
        Farfán, pero José Antonio Páez lo
      derrotó en San Juan de la
        Payara, tras lo cual huyó a Nueva Granada. 
    
Dos compañías navieras londinenses competían
      por ver cuál era la primera en cruzar el Atlántico
      con un barco de vapor. Una estaba construyendo el Great Western y la otra el British Queen. Éste
      sufrió un desperfecto de última hora y su
      constructor, deseando ganar la carrera a cualquier precio,
      fletó un pequeño vapor llamado Sirius, que la noche del 22 de abril llegó
      a Nueva York tras dieciocho accidentados días de viaje. El
      Great Western
      llegó once horas después.
    
El 30 de abril el presidente
      de Nicaragua José
        Núñez declaró que ésta
      abandonaba los moribundos Estados Unidos de Centroamérica
      para constituirse como un estado independiente.
    
El general Jesup había pedido ser relevado del mando en la
      guerra semínola, y en mayo
      fue remplazado por Zachary Taylor, ahora ascendido a general. Su
      principal preocupación fue evitar que los indios
      retrocedieran hacia el norte, para que los colonos pudieran ocupar
      el territorio del que los indios habían sido expulsados. No
      obstante, los semínolas hacían incursiones aisladas
      en las que mataban algunas familias de colonos. Algunas de sus
      incursiones llegaron hasta Georgia.
    
Dos años atrás, una Asociación Londinense de Trabajadores
      había elaborado una petición que envió a la
      Cámara de los Comunes, donde no fue atendida. Ahora, William Lowett y Francis Place la publicaron
      con el nombre de Carta
        del Pueblo y la presentaron en una asamblea en Glasgow a
      la que acudieron unos 200.000 obreros. La carta contenía
      seis puntos:
    
La carta consiguió más de un millón de
      firmas en un año. Lowett se puso así al frente de un
      movimiento reformista que recibió el nombre de cartismo. Entre los
      más elocuentes defensores del cartismo estuvo un periodista
      irlandés llamado Feargus
        O'Connor, que el año anterior había fundado
      en Inglaterra un periódico titulado Northern Star. 
    
Samuel Colt había creado una fábrica en Paterson, Nueva Jersey, donde
      había iniciado la producción de su primer modelo de
      revólver, el colt
        Patterson. Era un tanto rudimentario, pues para cargarlo
      había que desmontarlo parcialmente. La crisis
      económica casi arruina su empresa, pero se salvó
      gracias a que a Andrew Jackson le había gustado su invento
      e hizo que el gobierno le encargara un considerable número
      de armas para los soldados que luchaban en Florida contra los
      semínolas. Los soldados quedaron muy satisfechos con sus colts, aunque su novedoso
      diseño dificultaba los entrenamientos: el martillo estaba
      oculto, y algunos soldados, acostumbrados a verlo al descubierto,
      quitaban la pieza que lo cubría y ello favorecía que
      otras piezas se rompieran o se atascaran.
    
El jefe Cherokee John Ross presentó un escrito ante el
      Congreso de los Estados Unidos en el que pedía que no se
      aplicara el tratado de New Echota, que obligaba a su pueblo a
      emigrar desde Georgia hasta el Lejano Oeste. Estaba
      acompañado de 16.000 firmas, lo cual era un poco
      extraño, porque ése era aproximadamente el
      número de Cherokees incluyendo a mujeres y niños,
      que no tenían voto. El presidente Van Buren no
      respondió a la petición y poco después
      encargó al general Winfield Scott, que, al frente de 7.000
      soldados y milicianos, se encargara de expulsar a los Cherokees.
      Scott llegó a New Echota el 17
        de mayo, y empezó a acorralar a los cherokees de
      Georgia, Tennessee, Carolina del Norte y Alabama. Los indios
      fueron sacados de sus casas a punta de pistola y agrupados en
      campos, en los que se propagó la disentería y otras
      enfermedades.
    
El 19 de mayo declaró
      que Dios le había revelado que un lugar cercano a Far West
      era Adam-Ondi-Ahman, el
      lugar donde Adán y Eva habían vivido tras haber sido
      expulsados del paraíso.
    
El 25 de mayo Mehmet
      Alí informó a Gran Bretaña y Francia de su
      intención de declarar a Egipto independiente del Imperio
      Otomano. Las potencias europeas trataron de evitar el conflicto,
      pero el sultán Mahmut II estaba convencido de que
      podría derrotar al ejército egipcio y parecía
      estar deseando hacerlo.
    
Las últimas elecciones en Costa Rica habían dado
      como vencedor a Manuel Aguilar,
      pese a lo cual éste asumió la presidencia, pero el 27 de mayo un golpe de estado
      restableció el orden natural de las cosas entregando el
      poder al candidato derrotado, Braulio
        Carrillo, tras lo cual Aguilar tuvo que exiliarse.
    
El presidente uruguayo, Manuel Oribe, había tratado de
      evitar que Francia usara su país como apoyo para el bloqueo
      a Buenos Aires, pero Francia incluyó a Montevideo en el
      bloqueo y trató de persuadir a Fructuoso Rivera para que
      intentara una vez más hacerse con el poder. Como
      éste vacilaba, los franceses llamaron a Juan Lavalle, el
      gobernador de Buenos Aires derrocado por Rosas que se encontraba
      exiliado en Europa. Finalmente, el 15
        de junio Rivera y Lavalle derrotaron a Oribe en la batalla de Palmar y luego
      pasaron a asediar Montevideo, complementando así por tierra
      el bloqueo francés.
    
Ese mismo día murió Estanislao López, el
      gobernador de Santa Fe y uno de los pocos caudillos argentinos que
      podía hacer sombra a Rosas, aunque ya hacía un
      tiempo que la tuberculosis lo había privado de su
      influencia política.
    
El crecimiento de la colonia mormona en Misuri estaba alarmando a
      sus vecinos no mormones, que habían llegado a formar
      milicias anti-mormonas. Ante esto, Joseph Smith había
      autorizado a un reciente converso llamado Sampson Avard para que formara
      a su vez una milicia secreta anti-anti-mormones conocida como los
      danitas. No menos tensas
      eran las relaciones de los mormones con los recientemente
      excomulgados, a los que llamaban "los disidentes". El 17
        de junio Sidney Rigdon pronunció un sermón
      en el que se refirió a ellos como "sal que ha perdido su sabor" (razón por
      la que el sermón es conocido como "el sermón de la sal"), en el que dijo
      algunas cosas que Cowdery y otros interpretaron como amenazas a
      sus vidas y unas instrucciones implícitas a los danitas
      para que se "encargaran" de ellos, por lo que terminaron huyendo
      del condado. Los no mormones se hicieron eco de estos sucesos y la
      imagen que tenían de sus vecinos se enturbió
      aún más.
    
Una partida de la logia de los
        cazadores estadounidense dirigida por James Morrow había
      cruzado el río Niágara y el 21 de junio llegaba a Short Hills, en el Canadá Superior, donde
      se unió a otro grupo de rebeldes canadienses hasta sumar
      casi un centenar de hombres. Su plan era incitar a los indios
      iroqueses a que se rebelaran contra los británicos.
    
El general carlista Juan Antonio Guergué había
      obtenido algunas victorias frente a los isabelinos, pero el 22 de junio fue derrotado por
      Espartero en Peñacerrada,
      tras lo cual el rey Carlos V lo destituyó y entregó
      el mando a Rafael Maroto,
      que había sido un buen amigo de Espartero en la
      época en la que ambos luchaban contra las insurrecciones
      americanas. Maroto no era bien visto por la camarilla del mornarca
      y su nombramiento no detuvo las conspiraciones que se tramaban
      contra él.
    
Ese mismo día los hombres de Morrow rodearon una
      cabaña donde se encontraba una veintena de milicianos
      canadienses y amenazaron con incendiarla si no se rendían,
      pero recibieron noticias de la llegada de más milicianos y
      se pusieron en fuga. El 23 de junio
      treinta y uno de ellos fueron capturados. Morrow fue condenado a
      muerte y otros cabecillas fueron desterrados a Tasmania de por
      vida.
    
El 25 de junio los mormones
      fundaron su propia colonia en Adam-Ondi-Ahman, que en pocos meses
      alcanzó los 1.500 habitantes. 
    
El 28 de junio tuvo lugar la
      coronación de la reina Victoria en la abadía de
      Westminster. El primer ministro, lord Melbourne, ejerció al
      principio una gran influencia sobre la joven soberana, que a
      menudo solicitaba su consejo. Se entabló entre ellos una
      relación paterno-filial (la reina había perdido a su
      padre y el primer ministro a su hijo), aunque las malas lenguas se
      referían a la reina como "la
señora
        Melbourne". Johann Strauss pudo cumplir su proyecto de
      dar un concierto durante las celebraciones, en el que
      presentó su vals Op 103, Homenaje
a
        la reina Victoria de Gran Bretaña, en el que
      incluyó las melodías de los himnos Rule Britania y God save the King (que ahora
      los británicos habían adaptado a God save the Queen). Poco
      antes había estrenado en París su vals de París Op. 101
      en el que había incluido el tema de la Marsellesa. 
    
En un sermón pronunciado durante la celebración del
      4 de julio, Sidney Rigdon
      amenazó abiertamente a los no mormones y prometió
      una "guerra de exterminio" si los mormones eran atacados. Al
      finalizar su sermón, Smith gritó ¡Hosanna! y dio su
      autorización para que el discurso fuera impreso como
      panfleto. El discurso hizo correr ríos de tinta
      anti-mormona en la prensa de Misuri, así como en las
      campañas electorales para la legislatura del Estado.
    
El ex lugarteniente Armand
        Laity, uno de los implicados en el intento de
      rebelión que Luis Napoleón Bonaparte había
      intentado en Estrasburgo, imprimió diez mil ejemplares de
      un folleto titulado Relación
histórica
        de los sucesos del 30 de octubre de 1836, en el que
      hacía una apología del bonapartismo. El folleto fue
      incautado, Laity fue juzgado y el 11
        de julio fue condenado a cinco años de
      cárcel y a pagar una multa de 10.000 francos.
    
El 5 de agosto, la
      víspera de las elecciones a la legislatura de Misuri, los
      dos candidatos principales, el coronel William Peniston (whig) y el juez Jossiah Morin (demócrata), se habían
      pasado por la colonia mormona para pedir el voto, pero Peniston se
      convenció de que los mormones iban a votar en bloque a su
      oponente y alarmó a sus partidarios sobre el peligro que
      suponía que un grupo tan numeroso de individuos estuviera
      dispuesto a votar disciplinadamente como un solo hombre. Esto
      dotaba de un enorme poder a los líderes de la secta. Por
      ello, el 6 de agosto un grupo
      de unos 200 no mormones trató de impedir que los mormones
      votaran, alegando que no tenían más derecho a voto
      que los negros. (Misuri era un Estado esclavista.) Se produjo
      así el primer altercado de una serie de episodios violentos
      que tendrían lugar durante los meses siguientes y que se
      conocen como la guerra mormona.
      El 7 de agosto los no mormones
      votaron expulsar a los mormones por la fuerza del condado de De Witt, donde recientemente
      habian comprado una gran extensión de terreno. Unos
      días más tarde empezaron a hostigar a los mormones y
      a quemar sus casas, hasta que éstos optaron por marcharse.
    
El 19 de agosto zarpó
      desde Virginia una expedición científica financiada
      por el gobierno de los Estados Unidos. Constaba de seis barcos
      bajo el mando del lugarteniente Charles
        Wilkes, y en ella participaban naturalistas,
      botánicos, geólogos, taxidermistas y un
      filólogo. 
    
Chile había enviado al Perú un nuevo
      ejército bajo el mando del general Manuel Bulnes.
      También contaba con una sección de emigrados
      peruanos dirigidos por Agustín Gamarra. El 21 de agosto derrotaron a Luis
      José de Orbegoso en el combate
        de Portada de Guías. Seguidamente los chilenos saquearon Lima.
      Orbegoso, que había perdido un millar de hombres,
      permaneció unos días escondido en la ciudad y luego
      trató de huir disfrazado, pero lo reconocieron y trataron
      de asesinarlo. Se libró tirándose al mar.
    
El gobierno francés exigió a Suiza que expulsara de su territorio a Luis Napoleón Bonaparte (que sin duda había financiado la impresión de los folletos de Laity), y llegó a concentrar un ejército de 25.000 hombres cerca de la frontera suiza. El gobierno suizo se negó indignado a ceder a la presión francesa, pero el 22 de agosto Luis Napoleón anunció su intención de instalarse en Gran Bretaña.
Unos meses antes, un ejército argentino dividido en dos
      columnas había invadido Bolivia, pero, tras unos
      éxitos iniciales, Alejandro Heredia ordenó la
      retirada y la posterior disolución del ejército.
    
El 24 de agosto Agustín
      Gamarra fue proclamado en Lima presidente provisional del
      Perú.
    
El jefe Cherokee John Ross logró convencer al gobierno
      estadounidense para que permitiera que fueran los propios
      Cherokees los que organizaran su traslado al Oeste. Las marchas
      administradas por los indios empezaron el 28 de agosto, y consistieron en trece grupos de
      unas mil personas cada uno. Las condiciones de estas marchas
      fueron más confortables que las organizadas por el
      gobierno, pero aun así hubo muchas bajas por enfermedades.
      Los indios ricos llevaban consigo sus esclavos negros. Cuando
      llegaron al Territorio Indio, algunos de los recién
      llegados asesinaron a varios de los cherokees que se habían
      trasladado voluntariamente años atrás, entre ellos
      varios miembros de la familia Ridge. El jefe Ross condenó
      estas acciones.
    
El 29 de agosto la
      República de Rio Grande
        do Sul se proclamaba independiente del imperio de Brasil,
      que se mostraba incapaz de acabar con la guerra de los Farrapos.
      La república contaba con una pequeña flota que fue
      puesta bajo el mando de un exiliado italiano de treinta
      años llamado Giuseppe
        Garibaldi. Había tenido que abandonar su
      país hacía ya dos años por haber participado
      en un intento de revuelta en Génova y otro en el Piamonte.
    
El 6 de septiembre la regente
      María Cristina de Borbón aceptó la
      dimisión de Narciso Heredia y nombró primer ministro
      a Bernardino Fernández de
        Velasco, que trató sin éxito de negociar un
      acuerdo con Austria, Prusia y Rusia para que retiraran su apoyo a
      los carlistas.
    
El bloqueo francés estaba asfixiando la economía
      mexicana. La mayor parte de los productos de importación
      que necesitaba el país llegaban desde Texas por
      contrabando, pero el gobierno texano, temeroso de que Francia
      incluyera a Texas en el bloqueo, organizó patrullas para
      perseguir a los contrabandistas mexicanos y empezó a
      negociar con Francia con la mediación de los Estados
      Unidos, que enviaron un barco para ayudar a Francia en el bloqueo
      contra México y Francia accedió a evitar que el
      bloqueo perjudicara a la república de Texas. Pese a todo,
      el presidente mexicano, Anastasio Bustamante, no aceptaba las
      condiciones francesas, por lo que en octubre
      llegaron veinte barcos franceses adicionales bajo el mando del
      contralmirante Charles Baudin,
      que aumentó las exigencias francesas al exigir a
      México una compensación por los gastos del bloqueo.
    
El 6 de octubre el gobierno
      suizo emitió una nota en la que rechazaba la
      petición de expulsión solicitada por el gobierno
      francés contra Luis Napoleón Bonaparte, aunque
      precisaba que, de todos modos, el príncipe Bonaparte
      abandonaría Suiza en breve.
    
El 11 de octubre la flota
      francesa ocupó la isla Martín García, en el
      Río de la Plata.
    
El rebelde guatemalteco Rafael Carrera invadió El
      Salvador, pero fue expulsado por Francisco Morazán.
    
El 16 de octubre el gobernador
      de Misuri, Liburn Boggs,
      fue informado de que un grupo de ciudadanos provistos de un
      cañón planeaban expulsar a los mormones del condado
      de Daviess, cosa que no
      era muy legal, pero el gobernador no quiso tomar cartas en el
      asunto. El 18 de octubre los
      mormones pasaron a la ofensiva y empezaron a saquear y quemar
      casas de no mormones. Como respuesta, la legislatura de Misuri
      autorizó a las milicias locales a enfrentarse a los
      mormones. El 24 de octubre se
      produjo un enfrentamiento conocido como la batalla de Crooked River, en
      la que los mormones resultaron vencedores. No hubo más que
      cuatro muertos (tres de ellos mormones), pero corrió el
      rumor de que la mitad de la milicia había muerto y el
      gobernador Boggs, organizó a unos 2.500 milicianos para
      sofocar lo que consideraba una rebelión de los mormones. 
    
Incapaz de sostener el asedio de Montevideo, el presidente
      uruguayo Manuel Oribe dimitió ese mismo día, dejando
      constancia de su protesta y del hecho de que dimitía
      forzado por una intervención extranjera. Marchó a
      Buenos Aires, donde Rosas lo recibió como presidente
      legítimo de Uruguay.
    
El 27 de octubre el gobernador
      de Misuri promulgó la orden
        de exterminio, por la que los mormones debían ser tratados como
        enemigos y exterminados o expulsados del Estado. 
    
El 30 de octubre la milicia de
      Misuri acorraló en un edificio a un grupo de mormones y los
      atacó sin cuartel, matando mujeres y niños, y
      también a los hombres que se rendían. Este episodio
      se recuerda como la masacre de
        Haun's Mill, y terminó con 19 muertos y 13 heridos
      mormones, y 3 heridos de la milicia. Mientras tanto, unos 3.500
      milicianos bajo el mando del general Samuel Lucas rodearon la colonia de Far West,
      habitada por unos 200 mormones, entre los cuales estaba el propio
      Joseph Smith. Obviamente, tuvieron que rendirse, y aceptar las
      duras condiciones que Lucas les impuso: los líderes
      mormones serían llevados a juicio, los culpables de los
      daños causados venderían sus propiedades para
      indemnizar al Estado, todos los mormones debían entregar
      todas sus armas y abandonar Misuri. Entre los encarcelados a la
      espera de juicio estuvo, por supuesto, Smith y Rigdon.
    
Después del fracaso de su primer intento de
      invasión del Canadá Inferior, los patriotas
      canadienses habían formado una organización militar
      llamada los Hermanos Cazadores,
      y organizaron más discretamente un nuevo plan de
      invasión que pusieron en marcha el 3 de noviembre. Con unos 250 hombres, Nelson
      tomó rumbo a Montreal. El 4 de
        noviembre llegó a Napierville, donde le esperaba un contingente de
      más de 800 hombres. El 7 de
        noviembre se produjo el primer enfrentamiento con los
      leales, en Lacolle, donde
      éstos obtuvieron la victoria. Lo mismo sucedió en
      los combates que tuvieron lugar los días siguientes. El 10 de noviembre la mayor parte de
      los dirigentes patriotas habían sido arrestados y llevados
      a Quebec, aunque algunos, entre ellos Robert Nelson, pudieron
      escapar a los Estados Unidos.
    
El 12 de noviembre la logia de los cazadores
      intentó un ataque por sorpresa a la ciudad canadiense de Prescott, pero los
      británicos se habían infiltrado en la logia y
      conocían sus planes, lo que les permitió frustrarlos
      fácilmente. El 13 de noviembre,
      los cazadores puestos en
      fuga acabaron atrincherándose en un sólido molino de
      viento construido en piedra, que no tardó en verse rodeado
      por un ejército de unos 500 soldados británicos y
      más de un millar de milicianos canadienses (los
      estadounidenses eran apenas 250). Los británicos fracasaron
      en un primer asalto, pero evidentemente su mejor estrategia era
      esperar.
    
El peruano Agustín Gamarra tuvo que abandonar Lima, que
      volvió a quedar en poder de los confederados
      perú-bolivianos.
    
El 15 de noviembre el
      presidente de Honduras, José
        Lino Matute, anunció que ésta abandonaba
      los Estados Unidos de Centroamérica para constituirse como
      una república independiente. En Costa Rica también
      se reunió una asamblea constituyente que proclamó la
      independencia, pero no volvió a reunirse y la pertenencia o
      no del Estado a la Unión quedó indecisa.
    
El 16 de noviembre los
      británicos que rodeaban a los cazadores estadounidenses recibieron
      artillería y empezaron a bombardear el molino. Los
      asediados no tuvieron más opción que rendirse
      incondicionalmente, todos ellos fueron capturados y juzgados. Once
      de ellos fueron condenados a muerte, sesenta fueron desterrados a
      Australia, 40 fueron liberados otros 86 fueron encarcelados,
      aunque más tarde se les concedió el perdón.
    
Tras haber adoptado una nueva constitución, el 17 de noviembre José
      Núñez fue reconocido como Director Supremo de la República de Nicaragua.
      
    
Ante la falta de respuesta por parte del gobierno de
      México, el 27 de noviembre
      la flota francesa empezó a bombardear San Juan de
      Ulúa, con lo que el enfrentamiento se convertía ya
      en una guerra abierta. Así fue reconocido por el gobierno
      mexicano, que el 30 de noviembre
      declaró la guerra a Francia. A causa de la anécdota
      que le dio origen, es conocida como la guerra de los Pasteles. Santa Anna
      salió de su retiro y marchó a Veracruz
      espontáneamente, donde reunió un ejército y
      finalmente recibió el visto bueno del gobierno.
    
Luis José de Orbegoso, el presidente Nor-Peruano, no
      había disimulado que su hostilidad se dirigía
      igualmente hacia los invasores chilenos como hacia los bolivianos.
      Santa Cruz le tendió una trampa y finalmente lo
      obligó a exiliarse. El 4 de
        diciembre zarpaba hacia Ecuador.
    
En la ciudad de Windsor,
      en el Canadá Superior, tuvo lugar la que sería la
      última acción de la logia de los cazadores, que terminó en un
      fracaso, como todas las anteriores. Una partida de cazadores atacó un
      cuartel británico e incendió algunas casas, pero
      finalmente fue puesta en fuga por los milicianos leales. Algunos
      insurgentes fueron capturados y, de entre ellos, unos fueron
      fusilados sin juicio, otros fueron juzgados y ahorcados, y otros
      desterrados a Tasmania. Lo de siempre.
    
Ese mismo día unos 3.000 soldados franceses desembarcaban
      en Veracruz. Santa Anna organizó una encarnizada
      resistencia, pero el 5 de diciembre
      los franceses dominaban la ciudad y el ex dictador estuvo a punto
      de ser capturado. Fue herido en una pierna por una bala de
      cañón y unos días después le tuvo que
      ser amputada. Santa Anna organizó unos funerales para su
      pierna.
    
El 8 de diciembre, incapaz de
      controlar al parlamento, dimitió el primer ministro
      español Bernardino Fernández de Velasco, que fue
      sucedido por Evaristo
        Pérez de Castro. 
    
El 16 de diciembre un
      ejército de entre 10.000 y 20.000 zulúes
      atacó a un grupo de 470 bóers parapetados en un
      círculo de carretas de bueyes bajo la dirección de Andries Pretorius. El
      enfrentamiento se conoce como la batalla del Río Sangriento, y
      terminó con 3 bóers heridos y más de 3.000
      zulúes muertos. Los zulúes atacaban con lanzas,
      mientras que los bóers contaban con rifles de un solo
      disparo, pero que eran recargados por las mujeres y los
      niños, de modo que cada hombre disparaba una vez cada cinco
      segundos, aproximadamente. Además contaban con un
      cañón. El ataque zulú se dividió en
      cuatro oleadas, entre las cuales los bóers tenían
      tiempo de recargar municiones y descansar. Luego, Pretorius
      envió un contingente de caballería que puso en fuga
      a los zulúes. Tras el increíble descalabro del
      ejército zulú, el rey Dingaan quemó su
      palacio real y huyó hacia el norte. Su hermanastro Mpande, que había
      sobrevivido a la depuración que Dingaan había
      realizado al llegar al trono por considerarlo inofensivo, se
      alió con los bóers.
    
Rachel Plummer publicó en Texas un libro titulado Relato de Rachel Plummer de
        veintiún meses de esclavitud como prisionera entre los
        indios Comanches, en el que relató con gran
      detalle su cautiverio, a la vez que describió con
      minuciosidad las costumbres y la mentalidad de los Comanches,
      así como los sucesos que pudo presenciar durante ese
      periodo. Entre ellos destaca su asistencia a una gran
      reunión de tribus indias, en la que se plantearon la
      posibilidad de expulsar a todos los texanos del territorio
      comanche y conquistar México.
    
Las elecciones en Texas proclamaron como nuevo presidente a Mirabeau Buonaparte Lamar, que
      había ocupado hasta entonces la vicepresidencia bajo el
      gobierno de Houston. Tomó posesión de su cargo el 19 de diciembre. En su primera
      alocución al congreso, Lamar se mostró contrario a
      la anexión a los Estados Unidos, propuso la creación
      de un banco nacional que avalara un préstamo de los Estados
      Unidos o de Europa y expuso su opinión de que los indios
      Cherokees y Comanches que habitaban en Texas debían ser
      expulsados del país aunque fuera al precio del exterminio.
      Esto suponía un cambio de política respecto del
      gobierno de Houston, que siempre había procurado mantener
      buenas relaciones diplomáticas con los indios. El relato de
      Plummer había contribuido en cierta medida a poner la
      opinión pública en contra de los indios, aunque
      también fue decisivo que se descubriera que México
      estaba manteniendo contactos con los Cherokees para que
      éstos les ayudaran a expulsar a los texanos.
    
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