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                  IV DE FRANCIA | SIGUIENTE | 
|---|
En 1592 se produjo una revuelta en Quito contra un nuevo impuesto, que fue sofocada por Pedro de Arana, enviado desde Lima al frente de un ejército.
Entre los problemas que los matemáticos griegos no
      habían conseguido resolver destacaban tres que
      habían
      atraído recientemente la atención de varios
      matemáticos:
    
Ese año habían aparecido demostraciones
      según
      las cuales ninguno de estos tres problemas podía resolverse
      (con
      la sola ayuda de una regla y un compás). Sin embargo,
      François Viète, en unas lecciones que dio en Tours,
      demostró que las demostraciones eran incorrectas (aunque no
      dio
      solución para ninguno de los tres problemas).
    
Por esta época llegaba a Roma un joven pintor de
      veintiún años llamado Michelangelo
        Merisi, aunque le llamaban el Caravaggio,
      por el nombre de su localidad natal. Sus primeras obras son
      figuras de
      muchachos de medio cuerpo pintados del natural, en acciones
      intrascendentes: Muchacho con un cesto de fruta, Muchacho mordido
      por
      un lagarto, Muchacho tocando el laúd, etc. También
      es de
      esta época el Bacchino
        malato
      (Baquito enfermo) donde el dios Baco no es sino el propio autor.
    
Miguel de Cervantes seguía en su cargo de comisario real
      de
      abastos. En septiembre, un
      corregidor lo hizo encarcelar acusado de haber vendido trigo sin
      autorización.
    
Dueño ya de todo Japón, Toyotomi Hideyoshi se encontró en la necesidad de mantener ocupados a sus soldados, así que invadió Corea y conquistó la ciudad de Seúl.
En enero de 1593
      el duque de Mayenne convocó en París los estados
      generales para elegir un nuevo rey. Aunque suficientes para dar
      guerra,
      los hugonotes eran sólo una pequeña minoría
      en
      relación con el total de los franceses. Excomulgado por el
      Papa
      Sixto V, el rey Enrique IV podía ser relegado
      fácilmente
      en favor de su primo Carlos de Borbón. Y por si esto fuera
      poco,
      había sufrido numerosas derrotas ante la Santa Liga, que
      contaba
      con el apoyo de las principales ciudades y el del rey Felipe II de
      España. En suma, el futuro de Enrique IV no podía
      ser
      menos prometedor, pero todavía contaba con una ventaja, y
      es que
      tener a un rey de la habilidad de Felipe II como enemigo era mucho
      más provechoso que tenerlo como aliado.
    
En efecto, Felipe II cambió de repente la suerte de su
      enemigo cuando envió un delegado a París que propuso
      en
      su nombre como reina de Francia a Isabel
        Clara Eugenia, la hija que había tenido con Isabel
      de
      Valois, hermana del difunto Enrique III de Francia e hija de
      Enrique II.
    
La propuesta causó el espanto general, y la ley
      sálica, que en su día salvó a Francia de caer
      bajo
      la esfera inglesa, fue invocada ahora para librarla de caer bajo
      la
      esfera española. Así se abrió una
      polémica
      entre los partidarios de la Santa Liga, que defendían la
      candidatura de Isabel Clara Eugenia, la de los más
      radicalmente
      opuestos a Felipe II, que llegaron a proponer como rey a un hijo
      del
      duque Enrique I de Guisa, los defensores de Carlos de
      Borbón, y
      los que no sabían qué rey querían, pero que
      sabían que no querían a ninguno de éstos. En
      esta
      tesitura los franceses comprendieron la importancia de respetar la
      legitimidad dinástica, y todas las miradas se volvieron
      hacia el
      que, sin duda, era el rey legítimo: Enrique IV.
      Ciertamente,
      Francia no iba a aceptar un rey protestante, pero se abrieron
      negociaciones y el 25 de julio
      Enrique IV jugó inteligentemente su última carta
      abjurando del protestantismo en la basílica de Saint-Denis. Previamente
      había participado en unos coloquios teológicos, pero
      la
      profunda razón que motivó su conversión la
      resumió en la conocida frase: París
        bien vale una misa. Con esto no estaba todo ganado. El
      paso
      siguiente fue ir comprando uno a uno a los gobernadores de las
      principales ciudades.
    
El poeta Théodore D'Aubigné, que tras la muerte del
      rey Enrique III había luchado junto a Enrique IV,
      consideró una traición la abjuración del
      monarca y
      se retiró a sus posesiones. En cambio, François
      Viète siguió los pasos de Enrique IV y se hizo
      también católico. Ese año publicó un
      libro
      sobre trigonometría y geometría titulado Supplementum geometriae, en
      el que
      proporciona soluciones geométricas a los problemas de la
      trisección del ángulo y la duplicación del
      cubo
      (soluciones no realizables con regla y compás). En otro
      libro
      publicado poco después, obtuvo el valor de pi con diez
      cifras decimales calculando la longitud de un polígono de
      393.216 lados, y encontró un desarrollo para pi en forma de
      producto infinito.
    
Ese año murió el humanista francés Jacques
      Amyot.
    
Torquato Tasso dio ya por definitiva la última
      versión
      de su Jerusalén
        libertada,
      que ahora había pasado a llamarse Jerusalén conquistada, muy
      inferior a la versión original.
    
El emperador Rodolfo II nombró gobernador de Austria a su
      hermano, el archiduque Matías, que dirigió la lucha
      contra los turcos y dejó de pagar el tributo que
      éstos
      exigían por no invadir el resto de Hungría. Valaquia
      se
      sublevó también contra el dominio otomano bajo la
      dirección de Miguel el
        Bravo.
      
    
Los portuqueses ocuparon Mombasa,
      en la costa oriental africana.
    
George Peele publicó su tragedia Eduardo I. 
    
Londres sufrió una epidemia de peste que, entre otras
      cosas,
      paralizó la vida teatral, por lo que William Shakespeare se
      dedicó a componer un extenso poema titulado Venus y Adonis. 
    
Christopher Marlowe fue acusado de ateísmo y poco
      después murió apuñalado en una taberna.
      Dejó incompleta la tragedia La
        matanza de París, con la muerte del duque de Guisa,
      sobre
      la matanza de san Bartolomé. Hay quien ha sostenido que
      Marlowe
      no murió ese año, sino que se escondió de sus
      numerosos enemigos y, en la clandestinidad, escribió todas
      o
      parte de las obras atribuidas a Shakespeare.
    
Un escocés de cuarenta y tres años llamado John Neper publicó su
      trabajó Sencillo
        descubrimiento de la revelación completa de san Juan,
      cuya finalidad era prevenir el
        evidente peligro de los papistas que estan surgiendo en esta
        isla.
      La obra le dio fama no sólo en Escocia, sino también
      en
      el continente, pues fue traducida al holandés, al
      francés
      y al alemán.
    
Los chinos acudieron a socorrer a los coreanos del ataque
      japonés y los japoneses perdieron Seúl.
    
En 1594 el rey Segismundo III
      de
      Polonia fue coronado en Uppsala como rey de Suecia. Aunque era
      católico como su padre (que poco antes de morir
      había
      desencadenado una gran crisis al ordenar el cierre de la
      universidad
      protestante de Uppsala), en el interregno los protestantes se
      habían hecho fuertes, bajo la dirección del
      tío
      del nuevo rey, el duque Carlos
        de
        Sudermania. Por ello, Segismundo III tuvo que jurar que
      respetaría la Biblia y la
      confesión de Augsburgo, es decir, la doctrina protestante.
    
El príncipe elector Juan Jorge de Brandeburgo casó
      a
      su nieto Juan Segismundo,
      de
      veintidós años, con Ana,
      hija del duque Alberto Federico de Prusia, de catorce años.
    
La mayor parte de Francia era ya leal al rey Enrique IV, que el 22 de marzo pudo entrar
      triunfalmente en
      París, donde murió uno de sus rivales, su primo
      Carlos de
      Borbón. Hasta el duque Carlos II de Lorena se
      reconcilió
      con él, pero el duque de Mayenne resistía en
      Borgoña, en gran parte gracias a la ayuda española
      que
      recibía desde el Franco Condado.
    
Antonio Pérez había pasado de Francia a Inglaterra,
      donde, bajo el pseudónimo de Rafael
        Peregrino, publicó sus Relaciones,
      en las que, a partir de los supuestos documentos de Estado que
      conservaba en su poder, critica duramente la política
      española en general y al rey Felipe II en particular. La
      obra
      fue muy leída en Europa, incluso en España, a pesar
      de
      que, como sucedía con todos los acusados por la Santa
      Inquisición, la lectura de cualquier escrito suyo estaba
      prohibida. Las Relaciones
      de
      Antonio Pérez constituyen otro de los pilares de la llamada
      Leyenda Negra
      española.
    
Felipe II nombró gobernador de los Países Bajos al
      archiduque Ernesto de Austria. Los neerlandeses conquistaron la
      ciudad
      de Groninga. 
    
Un teólogo neerlandés llamado Franz Gomar publicó un
      libro
      titulado De foedere Dei,
      en
      el que defendía una teoría de la
      predestinación
      más calvinista que la de Calvino, según la cual Dios
      ya
      sabe quién va a ir al cielo y quién al infierno, de
      modo
      que ningún mortal puede hacer nada para cambiar su destino.
    
Ese año murieron:
    
En enero de 1595, el rey
      Enrique
      IV de Francia declaró la guerra al rey Felipe II de
      España. Así, Felipe II se las había arreglado
      para
      estar en guerra simultáneamente con franceses, ingleses y
      neerlandeses (sin contar a los turcos). Felipe II nombró
      gobernador de los Países Bajos al archiduque Alberto de
      Austria,
      que dirigió desde ese momento las operaciones militares
      contra
      Francia.
    
Ese año murió el sultán Murat III, que fue
      sucedido por su hijo Mehmet III,
      de veintinueve años. Estuvo bajo la influencia de su madre.
      El
      archiduque Matías de Austria seguía combatiendo
      eficazmente a los turcos, mientras su hermano, el emperador
      Rodolfo II,
      era cada día más impopular entre los alemanes, como
      consecuencia en parte de haber instalado su capital en Praga. En
      Austria estallaron revueltas.
    
En París murió Antonio, el prior de Crato y
      pretendiente a la corona portuguesa.
    
Sir John Hawkins y sir Francis Drake atacaron Puerto Rico, pero
      fueron rechazados por las fuerzas españolas, dirigidas por
      Pedro Tello. Hawkins
      resultó
      muerto. Drake huyó, pero murió poco después
      frente
      a las costas de Portobelo,
      en
      Panamá. Sus restos siguen enterrados allí, en un
      islote.
    
Sir Walter Raleigh, después de su caída en
      desgracia
      ante la reina Isabel I de Inglaterra, dirigió la
      exploración de una parte de la costa sudamericana donde los
      españoles no habían logrado asentarse por ser
      especialmente inhóspita. Era la comprendida entre las
      desembocaduras del Orinoco y del Amazonas, conocida como la Guayana. Al parecer, buscaba
      El
      Dorado, pero no lo encontró.
    
Desde hacía dos años, Hugh O'Neill se había
      convertido en el jefe más importante del Ulster y ahora se
      enfrentó al ejército inglés, sobre el que
      obtuvo
      una victoria. Luego estableció contactos con los
      españoles y entabló una alianza con Hugh O'Donnell. 
    
El poeta Edmund Spenser publicó La vuelta de Colin Clout, en la que
      continuaba su crítica a la corte isabelina. Ese mismo
      año
      publicó una colección de sonetos titulada Amoretti, y su Epithalamion, ambos dedicados
      a Elizabeth Boyle, con la
      que se
      había casado el año anterior. William Shakespeare
      estrenó su celebérrimo Romeo
        y Julieta, así como el Sueño
        de una noche de verano. 
    
El virrey del Perú, Diego Hurtado de Mendoza,
      proporcionó seis naves a Álvaro de Mendaña
      para
      que hiciera efectivo su título de adelantado y gobernador
      de las
      islas Salomón. El 21 de julio
      descubrió el archipiélago de las Marquesas, y poco
      después
      llegó a las Salomón. Desembarcó en la isla de
      Santa Cruz, donde
      murió a
      causa de una epidemia. La expedición quedó al mando
      del
      piloto mayor, Pedro
        Fernández
        de Quirós. 
    
En Roma murió san Felipe Neri, el fundador del Oratorio Romano. Se
      había
      hecho famoso por su caridad hacia los pobres, los enfermos y los
      peregrinos.
    
También murió en Roma el poeta Torquato Tasso.
    
Caravaggio, después de algunas obras en las que
      seguía
      destacando escenas cotidianas (La
buenaventura,
        Los fulleros) pintó La Magdalena arrepentida y el Descanso en la huida a Egipto,
      en
      los que trata con gran originalidad dos temas religiosos
      clásicos. En el segundo, el primer plano lo ocupa un
      ángel de espaldas al espectador, que toca un violín
      mientras san José le sostiene la partitura.
    
El escritor Ginés
        Pérez de Hita publicó la primera parte de
      su Historia de los bandos de
        los
        zegríes y abencerrajes, caballeros moros de Granada, y de
        las
        guerras que hubo en ella, una novela histórica en
      la que
      mezcla hábilmente realidad y ficción. El autor finge
      traducir de un original árabe del inexistente historiador Abenhamín. 
    
El brocense publicó su Arte para saber latín.
El año anterior había muerto Isabel de Urbina, la
      esposa de Lope de Vega. Indultado del destierro, el poeta
      regresó a Madrid. Por esta época murió
      también su hija Teodora
        de
        Urbina, que no llegó a cumplir un año. Lope
      le
      compuso este
      epitafio:
    
| Mi
              bien nacido de mis propios
              males, retrato celestial de mi Belisa, que en mudas voces y con dulce risa mi destierro y consuelo hiciste iguales; | 
| segunda
              vez de mis entrañas sales, mas pues tu blanco pie los cielos pisa, ¿por qué el de un hombre en tierra tan aprisa quebranta tus estrellas celestiales? | 
| Ciego,
              llorando, niña de
              mis ojos, sobre esta piedra cantaré, que es mina donde el que pasa al indio, en propio suelo | 
| halle
              más presto el oro
              en tus despojos, las perlas, el coral, la plata fina; mas ¡ay! que es ángel y llevólo el Cielo. | 
El rey Segismundo III de Polonia y Suecia regresó a
      Polonia.
      Los suecos habían tratado de persuadirlo de que, en su
      ausencia,
      nombrara como regente a su tío, el duque Carlos de
      Sudermania,
      pero Segismundo III se propuso gobernar personalmente ambos
      reinos.
      Para ello, trasladó la capital polaca de Cracovia a
      Varsovia y
      dejó establecido que daría órdenes directas a
      los
      gobernadores de provincias. Sin embargo, poco después de
      que
      abandonara Suecia, el parlamento nombró regente al duque
      Carlos
      de
      Sudermania y declaró inválidas las órdenes
      que
      pudieran llegar desde Polonia.
    
El rey Cristián IV de Dinamarca fue coronado al cumplir los dieciocho años.
El Papa
      Clemente VIII aceptó la abjuración del rey Enrique
      IV de
      Francia y le levantó la
      excomunión. Poco después los ejércitos
      españoles salieron de Francia y en octubre
      se rindió el duque de Mayenne. Era evidente que Felipe II
      no
      tenía ya ninguna posibilidad en Francia, pero no tan
      evidente
      como para que el monarca español pudiera entenderlo, y
      así, en 1596 el
      ejército español tomó Calais. Enrique IV
      estableció una alianza con Inglaterra y con las Provincias
      Unidas.
    
Otra brillante idea de Felipe II había sido la de cerrar a
      los Países Bajos el mercado de especias de Lisboa, lo cual
      fue
      el último empujón que necesitaban los neerlandeses
      para
      lanzarse ellos mismos al comercio con las Indias Orientales. El
      año anterior ya habían llegado a Guinea, y ahora Cornelis van Houtman llegaba
      hasta
      Java. Murió a manos del sultán de Atjeh, una factoría
      musulmana
      al norte de Sumatra. Su hermano Frederik,
      que había caído prisionerlo, logró escapar y
      regresó a su patria.
    
El 11 de febrero llegó
      a
      Manila, muy diezmada, la expedición del difunto
      Álvaro de
      Mendaña, dirigida ahora por Pedro Fernández de
      Quirós.
    
Lope de Vega se vio envuelto en un nuevo proceso, esta vez por
      amancebamiento con Antonia de
        Trillo.
      Por esta misma época comenzaron sus amoríos con Micaela Luján, nombrada
      en
      sus poemas con el pseudónimo de Camila Lucinda. 
    
Una expedición inglesa capitaneada por George Clifford, el conde de Cumberland, triunfó
      donde
      Drake había fracasado el año anterior y tomó
      San
      Juan, la capital de Puerto Rico. Clifford había luchado
      contra
      la Armada Invencible y
      desde
      entonces se había dedicado a la piratería contra las
      colonias españolas.
    
Robert Devereux, el conde de Essex, dirigió junto con
      Charles
      Howard una
      expedición contra Cádiz, en la que participó
      también sir Walter Raleigh, el rival de Essex. El duque de
      Medinasidonia, que el año anterior había sido
      nombrado capitan general del
        Mar Océano,
      no pudo evitar el saqueo e incendio de la ciudad.
    
El poeta Edmund Spenser publicó la segunda parte de La reina de las hadas. En el
      mundillo teatral inglés surgió un nuevo autor, George Chapman, que a sus
      treinta y siete años estrenó su primera obra: El mendigo ciego de
        Alejandría.
      En los años anteriores había publicado dos poemas: The shadow of night y Ovid's banquet of sense. Ese
      año murió el escritor George Peele. Dejó
      inédita su obra David y
        Betsabé. Shakespeare estrenó El mercader de Venecia. 
    
En Roma, Caravaggio pintó la Cesta de fruta, considerada como el
      primer bodegón moderno. Destaca por los minuciosos detalles
      tan
      meticulosamente plasmados, a los que el pintor prestaba una
      atención y un cuidado que hasta entonces nadie había
      dedicado a esa clase de motivos "secundarios". Decía que "tanta manufactura necesitaba para
        hacer
        un cuadro bueno de flores como de figuras". 
    
De Nueva Galicia partió una expedición de
      cuatrocientas personas, dirigida por Juan
        de Oñate, para colonizar la región situada
      al
      norte
      de México, que recibió el nombre de Nuevo México. 
    
El ejército japonés estaba sufriendo continuos reveses en Corea y Toyotomi Hideyoshi empezaba a dar muestras de locura. Tres años atrás había nombrado sucesor a su sobrino Hidetsugu, que se reveló como un ser cruel y desenfrenado, así ahora lo obligó a suicidarse y nombró regente a su hijo de tres años. El almirante coreano Li Sun-Shin inventó un barco acorazado que destruyó la flota japonesa.
El príncipe de Transilvania, Segismundo Báthory,
      vendió su principado al emperador Rodolfo II a cambio de
      tierras
      en Silesia, del capelo cardenalicio y de una renta vitalicia, pero
      a
      los pocos meses se arrepintió y pidió ayuda a los
      turcos
      para recuperar Transilvania. Sin embargo, fue derrotado por el
      príncipe de Valaquia Miguel
        el
        Bravo, que había decidido liberarse de la tutela
      otomana.
      Miguel gobernó Transilvania como vasallo de Rodolfo II.
    
En la ciudad alemana de Gratz
      daba clases de matemáticas un joven de veinticinco
      años
      llamado Johannes Kepler.
      Su
      salario era exiguo, por lo que lo completaba empleando sus
      estudios de
      astronomía en la confección de horóscopos y
      cartas
      astrales que le habían dado cierta popularidad.
      Según sus
      propias palabras: Madre
        astronomía moriría de hambre si hermana
        astrología
        no ganara el pan. Ese año publicó un
      tratado cuyo
      título empezaba así: Prodromus
        dissertationum cosmographicarum continens mysterium
        cosmographicum de
        admirabile proportione coelestium orbium... etc. En
      él
      propone un modelo planetario copernicano, es decir, con el Sol en
      su
      centro, pero Kepler aborda un problema que no tenía sentido
      en
      el modelo ptolemaico o, por lo menos, era irrelevante: el
      tamaño
      de las órbitas de los planetas.
    
En efecto, en el sistema ptolemaico, el movimiento de cada
      planeta
      en la esfera celeste se explica con independencia del movimiento
      de los
      demás. Nada impedía que las ocho esferas (incluida
      la de
      las estrellas) estuvieran muy próximas entre sí. Sin
      embargo, en el sistema copernicano, el movimiento aparente de
      avance y
      retroceso de cada planeta se explica por la relación entre
      su
      movimiento propio y el movimiento de la Tierra, y en esta
      relación es relevante tanto la velocidad a la que se mueve
      cada
      planeta como las diferencias de los radios de sus órbitas.
      Las
      observaciones mostraban que tenía que haber grandes
      espacios
      vacíos entre las distintas esferas. Kepler se propone
      determinar teóricamente estos radios o, al menos, la
      proporción entre ellos. Para ello, Kepler observa que la
      Luna
      es un caso aparte, ya que las observaciones no permiten considerar
      que
      gira alrededor del Sol, sino que indudablemente lo hace alrededor
      de la
      Tierra. Descartada la Luna, quedan seis cuerpos celestes:
      Mercurio,
      Venus, la Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. Su problema es
      determinar los cinco espacios que separan las seis esferas. Su
      solución es la siguiente:
    
Consideremos la esfera de Saturno. Si inscribimos en ella un cubo
      y
      dentro de este cubo inscribimos otra esfera, ésa
      será
      precisamente la esfera de Júpiter. Si ahora inscribimos un
      tetraedro en esa esfera y dentro de éste inscribimos otra
      esfera, ésa será la esfera de Marte. Similarmente
      obtenemos la esfera de la Tierra intercalando un dodecaedro, luego
      la
      de Venus intercalando un icosaedro y finalmente la de Mercurio
      intercalando un octaedro. No podía ser de otra manera:
      había cinco espacios que describir y, como ya sabían
      los
      griegos, sólo hay cinco poliedros regulares. Esto no
      podía ser una coincidencia. Sólo era cuestión
      de
      hacer cálculos para determinar el orden en que
      debían
      disponerse los poliedros y la conclusión de Kepler fue la
      que
      acabamos de describir. Kepler comparó sus cálculos
      teóricos con las estimaciones empíricas realizadas
      por el
      propio Copérnico y observó complacido que las
      divergencias eran pequeñas: la mayor no llegaba al 10%. Dio
      por
      hecho que las discrepancias se debían a errores
      experimentales.
    
Las mejores observaciones astronómicas de la época
      las
      poseía, sin duda alguna, el astrónomo danés
      Tycho
      Brahe. A partir de ellas, había confeccionado su propio
      modelo
      planetario, que era un híbrido entre el ptolemaico y el
      copernicano. Según Brahe, la Tierra ocupaba el centro del
      universo, el Sol y la Luna giraban alrededor de ella y todos los
      demás planetas giraban alrededor del Sol. Había una
      razón fundamental por la que Brahe había descartado
      la
      posibilidad de que la Tierra girara alrededor del Sol: Si
      así
      fuera, al contemplar la esfera celeste con seis meses de
      diferencia
      estaríamos viéndola desde dos puntos de vista muy
      distantes entre sí, y ello debería notarse en
      algunos
      pequeños desplazamientos en la posición de las
      estrellas.
      Es el efecto conocido como paralaje.
      Es muy fácil de ilustrar: sólo tenemos que extender
      un
      dedo ante nuestros ojos y mirarlo cerrando alternativamente uno y
      otro
      ojo. El dedo parece moverse, y el desplazamiento es mayor cuanto
      más cerca está de nuestros ojos. Sin embargo, Brahe
      no
      había logrado detectar el más mínimo
      desplazamiento en la posición de estrella alguna que
      pudiera
      interpretarse como un paralaje. Esto podía deberse a dos
      causas:
      o bien la Tierra permanece inmóvil, o bien las estrellas
      están a una distancia inconcebiblemente grande. Brahe
      apostó por la primera explicación y estaba tratando
      de
      comprobar si su modelo podía explicar ajustadamente sus
      observaciones. Kepler, que también deseaba averiguar si las
      observaciones
      de Brahe avalaban su teoría geométrica, le
      envió
      un ejemplar de su tratado.
    
Desde la muerte del rey Federico II, ocho años
      atrás,
      la situación de Brahe en su observatorio de Uraniborg
      había ido degenerando. Se había vuelto irascible y
      trataba despóticamente a sus empleados y a sus estudiantes.
      En 1597, tras unas querellas
      con el rey
      Cristián IV, decidió finalmente marcharse a
      Copenhague.
      Su última observación en Uraniborg está
      fechada el
      15 de marzo. 
    
El duque Guillermo V de Baviera abdicó en su hijo Maximiliano I. 
    
El emperador Rodolfo II, a sus cuarenta y cinco años,
      tenía serios problemas de salud, así que
      terminó
      retirándose a su palacio de Hradcany
      dejando en manos de sus hermanos los asuntos políticos.
      Desde
      ese momento se convirtió en uno de los grandes mecenas de
      su
      tiempo.
    
Los españoles tomaron Amiens y
      amenazaron París. Mientras tanto, Mauricio de Nassau
      conquistaba Turnhout. 
    
Un inglés de treinta y seis años llamado Francis Bacon, miembro de la
      cámara de los comunes, publicó un trabajo titulado Ensayos de moral y de
        política.
      Tienen un carácter similar a los de Montaigne. Con estilo
      sencillo y sentencioso, propugnan un punto de vista
      pragmático y
      acomodaticio sobre asuntos de diversa índole.
    
George Chapman publicó Bussy
        d'Amboise. Un precoz autor de diecisiete años
      llamado Thomas Middleton
      estrenó su
      carrera literaria con la sátira The wisdom of Solomon paraphrased. 
    
En Abisinia murió el rey Sartsa
        Denguel, que fue sucedido por Susenios.
      
    
Toyotomi Hideyoshi envió a Corea cien mil hombres de
      refuerzo, que se unieron al ejército dirigido por Konishi Yukinaga. 
    
En Sevilla quebró un banco en el que Miguel de Cervantes
      había depositado una importante suma que había
      recaudado
      en su calidad de comisario de abastos. Como no pudo rendir
      cuentas,
      fuer encarcelado, aunque en diciembre
      salió en libertad. 
    
En enero de 1598 murió
      sin
      descendencia el zar Fiódor I y, tras la abdicación
      de su
      viuda, Irene, una asamblea designó como zar a Borís
      Godunov.
    
En Japón murió Toyotomi Hideyoshi. El general Konishi, que había sufrido varias derrotas, pactó con los chinos y abandonó Corea. Hideyoshi dejó un hijo menor de edad llamado Hideyori, y un aristócrata llamado Tokugawa Ieyasu se erigió en su tutor y asumió el gobierno de Japón, pese a la violenta oposición de los grandes señores sometidos por Hideyoshi, que recelaban de que tratara de suplantar a su pupilo.
El 2 de mayo el rey Felipe II
      de
      España firmó la paz de Vervins,
      por la que tuvo que reconocer a Enrique IV como rey de Francia.
      Éste, por su parte, renunciaba a tomar por las armas la
      Navarra
      española, mientras Felipe II renunciaba igualmente al
      ducado de
      Borgoña (cosa que ya había hecho su padre, Carlos V,
      en
      la paz de Cambrai). 
    
El 6 de mayo, Felipe II
      firmó el Acta de
        cesión, por la que concedía la
      soberanía de
      los Países Bajos
      españoles a su hija Isabel Clara Eugenia, y concertó
      su
      matrimonio con el archiduque Alberto de Austria (aunque la boda se
      retrasó porque éste era cardenal y tenía que
      conseguir primero la dispensa papal). Quedó estipulado que
      los
      Países Bajos sólo retornarían a España
      en
      caso de que Isabel muriera sin herederos. Felipe II decidió
      también liberar al primogénito del príncipe
      Guillermo de Orange, que tenía ya cuarenta y un años
      y
      había sido apresado a los trece años, acusado de
      nada en
      particular.
    
El rey Enrique IV de Francia conoció en Angers a un joven
      neerlandés de quince años llamado Huigh Van Groot, más
      conocido
      como Hugo Grocio. Desde
      los
      ocho años componía versos en latín, y a los
      once
      había sido admitido en la facultad de derecho de Leyden. El
      rey
      lo llamó el Milagro de
        Holanda. 
    
El 13 de abril, Enrique IV
      promulgó el edicto de
        Nantes,
      por el que concedía una amnistía completa a los
      protestantes, les permitía ejercer cargos públicos y
      les
      concedía libertad de culto en todas aquellas localidades
      donde
      ya existía de hecho, aunque se prohibió en
      París y
      otras ciudades más, en las que sólo se
      permitía en
      la periferia. Los protestantes podían construir templos,
      celebrar coloquios, los padres de familia podían escoger la
      religión de sus hijos y las escuelas y las universidades
      tenían la obligación de aceptarlos sin
      discriminación. Como contrapartida a las restricciones, el
      rey
      les concedió 151 plazas fuertes, algunas de ellas con
      tropas. El
      edicto de Nantes fue el fruto de delicadas negociaciones en las
      que la
      habilidad del rey fue decisiva. A menudo repetía a ambas
      partes
      la frase "Hablo como rey y
        quiero
        ser obedecido". El Papa Clemente VIII expresó su
      desaprobación, pero acabó por resignarse.
    
Enrique IV nombró duque de Vendôme a César de Borbón,
      uno
      de sus
      muchos hijos bastardos, que se había destacado logrando la
      sumisión de algunos nobles rebeldes. Además le
      encomendó el gobierno de Bretaña.
    
En junio, Felipe II
      pidió
      ser trasladado a El Escorial para examinar unas reliquias
      recién
      llegadas de Alemania. Aquejado de artritis y de gota, a sus
      setenta y
      un años, los médicos desaconsejaron el viaje, pero
      él se empeñó: Quiero
        llegar vivo adonde está mi sepulcro. Su enfermedad
      hizo
      que tardara seis días en recorrer los cincuenta
      kilómetros de viaje en silla de manos.
    
En Nuevo México, Juan de Oñate fundó la
      ciudad
      de San Francisco, aunque
      poco
      después pasó a llamarse San
        Gabriel. Avanzó hacia el norte hasta entrar en
      contacto
      con los indios moquis.
      Instaló su centro de operaciones en el pueblo de San Juan, donde se puso en
      contacto
      con varios jefes indios que, tras algunas fricciones, se avinieron
      a
      aceptar la soberanía española.
    
Ese año murió Juan Jorge, el príncipe
      elector
      de Brandeburgo. Fue sucedido por su hijo Joaquín Federico. 
    
El rey Segismundo III de Polonia trató de recuperar el
      control sobre Suecia que le había arrebatado su tío,
      el
      duque Carlos de Sudermania. Desembarcó en Suecia con tropas
      polacas, pero fue derrotado en Lingköping.
      Poco después murió su esposa, Ana de Austria.
    
En Londres murió a los setenta y ocho años William
      Cecil, el que había sido durante cuarenta años el
      principal ministro y hombre de confianza de la reina Isabel I de
      Inglaterra.
    
Un joven de veintiséis años conocido como Ben Jonson había
      llegado a la
      ciudad el año anterior dedicado al teatro, como actor y
      dramaturgo, aunque sin mucho éxito. Ahora finalmente
      conseguía su primer triunfo como autor con la comedia Every man in his humour,
      estrenada
      en el teatro de El Globo
      por
      la compañía de Shakespeare.
    
También se dio a conocer entonces un poeta de veinticuatro
      años llamado John
        Marston,
      que publicó el poema erótico The metamorphosis of Pygmalion's
        image,
      condenado a la hoguera poco después (el poema, no el
      autor).
    
Edmund Spenser fue nombrado sheriff de Cork, en Irlanda. Poco
      después estalló una rebelión en Tyrone: Hugh
      O'Neill se alzó en armas, derrotó al conde de Essex
      en Yellow Ford y, tras su
      victoria,
      toda la isla se sublevó contra el dominio inglés. El
      castillo de Spenser fue incendiado por los rebeldes, y en el
      incendio
      murió su hijo menor. El poeta pudo escapar a duras penas
      con su
      esposa y el resto de su familia. También se perdieron en el
      incendio los seis últimos cantos de La reina de las Hadas, y
      Spenser no
      volvió a redactarlos, por lo que el poema quedó
      inconcluso.
    
En España, Félix Lope de Vega se casó por
      segunda vez, ahora con Juana de
        Guardo, si bien continuaba enamorado de Micaela
      Luján.
      Por esas fechas publicó La
        Arcadia, una novela pastoril en prosa con numerosos
      poemas
      intercalados. También data de ese mismo año La dragontea, un poema
      narrativo en
      diez cantos publicado en Valencia porque en Madrid se le
      negó la
      licencia, teóricamente por ciertas inexactitudes
      históricas, pero en realidad porque el héroe del
      poema
      era el recientemente fallecido pirata inglés sir Francis
      Drake,
      implacable enemigo de España.
    
La salud de Felipe II empeoraba día a día. Los
      dolores impedían hasta cambiarle las sábanas. Sus
      criados
      a duras penas resistían el olor que despedía. El 11 de septiembre se despidió
      de sus
      hijos y el 13 de septiembre
      murió. Le sucedió su hijo Felipe III, de veinte años.
      Desde los quince, su padre lo había nombrado presidente
      honorario del Consejo de Estado, para que empezara a
      familiarizarse con
      la política, pero él se interesaba más por el
      baile, la caza, y las diversiones en general, ayudado por Francisco de Sandoval y Rojas,
      el
      marqués de Denia,
      al
      que
      escuchaba como a un padre. Felipe II, algo molesto, había
      nombrado al conde virrey de Valencia, para alejarlo de la corte,
      pero
      ahora su hijo lo volvió a llamar a Madrid y le
      confió el
      gobierno de España.
    
En 1599 Felipe III se
      casó
      con Margarita de Austria,
      hermana del duque Fernando de Estiria, Carintia y Carniola (y
      también de Ana, la esposa del rey Segismundo III de
      Polonia,
      fallecida el año anterior). La corte rivalizó en
      regalos
      para los contrayentes, a la caza de cargos y privilegios. Se
      inició así una etapa de lujo y despilfarro nunca
      vista
      hasta entonces en España. El marqués de Denia
      tenía también el título de conde de Lerma, y entre los privilegios
      que
      obtuvo del monarca (con los que se convirtió en el hombre
      más rico de Castilla) estuvo su "ascenso" a duque de Lerma, con lo que
      éste pasaba a ser ahora su título principal, y por
      él es conocido en la historia.
    
También se celebró la boda entre Isabel Clara
      Eugenia,
      la
      hermana de Felipe III, y el duque Alberto de Austria. Según
      lo
      previsto, ambos
      fueron reconocidos como soberanos de los Países Bajos
      (españoles).
    
En Suecia, el duque Carlos de Sudermania hizo proclamar rey a
      otro
      de sus sobrinos, menor de edad, y siguió ejerciendo el
      cargo de
      regente. El rey Segismundo III de Polonia era también gran
      duque
      de Finlandia, y en este territorio contaba con cierto apoyo,
      así
      que el regente abolió el gran ducado y diezmó la
      nobleza
      finlandesa, que perdió sus privilegios.
    
El Papa Clemente VIII dictaminó la anulación del
      matrimonio entre Enrique IV de Francia y Margarita de Valois, la
      hermana de su predecesor, Enrique III. La justificación fue
      consentimiento forzado y
        parentesco
        demasiado cercano.
    
Caravaggio pintó El
        amor
        victorioso. 
    
Tycho Brahe se trasladó a Praga, bajo la protección
      del emperador Rodolfo II, que lo nombró matemático imperial.
      Allí reanudó sus observaciones astronómicas,
      y
      llamó como ayudante a Johannes Kepler. 
    
Ese año murió el poeta Edmund Spenser. Ben Jonson
      publicó Every man out
        his
        humour. 
    
En Madrid, un funcionario de la corte llamado Mateo Alemán
      publicó
      una novela titulada Guzmán
        de
        Alfarache, atalaya de la vida humana, considerada como la
      primera auténtica novela picaresca, de la que el Lazarillo de Tormes
      había
      sido una mera precursora. La obra tuvo un éxito inmediato,
      aunque no le reportó más que escasos beneficios.
    
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              del siglo XVI |