TIERRA ESTELLA
EN MEMORIA DEL PEREGRINO

En Navarra muchos son los itinerarios que podemos realizar entre Naturaleza agreste y paisajes multicolores casi vírgenes.

De todas las rutas posibles, tres son claramente pirenaicas, una ribereña y otra, más compleja, en torno a Estella, que de alguna forma toma Montaña y Ribera en una sabia conjunción casi perfecta.

Dos términos que resumen de forma definitiva la forma de trabajo, de propiedad y de vivir de los navarros. Por todo ello, nos permitimos la libertad de darle un consejo: no vea Navarra, vívala y disfrútela. En palabras del poeta y escritor Antonio Machado: “¡Oh tú robusta y serena, eterna encina rural, de los negros encinares de la raya aragonesa y las crestas militares de la tierra pamplonesa!”.

LA TIERRA ESTELLA
Nos adentramos en tierras cargadas de sentimiento medieval en las que tuvieron lugar hechos destacados de nuestra propia historia, como las guerras carlistas.

En esta ruta podemos encontrar Naturaleza y Monumentos en una perfecta simbiosis de riqueza patrimonial con rasgos distintivos propios y singulares. Con todo el peso que le confiere la historia y sus monumentos ha sido denominada la Toledo del norte.

A pesar de ello existe otra característica que la define con mayor fuerza y es su posición destacada en el mismo paso hacia los lugares santos compostelanos; hecho que le ha convertido en tierra milenaria de paso de peregrinos.

Tierra Estella se halla enclavada justo en el extremo sudoeste de Navarra y recorre la fértil vega del Ebro hasta las sierras de Urbasa y Andía, con entornos naturales de gran interés ecológico y paisajístico.

Su caprichosa e irregular naturaleza la puebla una exuberante vegetación en la que no faltan frondosos bosques de hayedos propios de un clima más continentalizado y otros de encinares, más propios del clima mediterráneo.

En cuanto a su orografía es una zona de escasa altitud puesto que las alturas máximas se sitúan en torno a los 1400 metros con lo cual tenemos el recorrido por la montaña garantizado dada la escasa dificultad en el ascenso.

Tierra Estella es un conjunto de cuencas, valles, llanuras y sierras de singular belleza natural. Entre los valles más importantes se encuentran los de Améscoas, Val de Lana, Valdeallín, Yerri, Guesálaz, Goñi, Villatuerta, Mañeru, Monjardín del Ega, la Berrueza, Aguilar, La Solana. En torno a ellos se reparten un gran número de pueblos que han mantenido una historia muy ligada al devenir de la capital comarcal, Estella.

El Ega es su río más importante y el Urederra brota exactamente en las misma entrañas de Sierra Urbasa y es su principal afluente.

En cuanto a las temperaturas hemos de decir que varían sustancialmente según nos encontremos en el abrupto norte con un clima de influencias atlánticas o en los llanos del sur con un clima más próximo al mediterráneo continental.

La vegetación experimenta notables cambios según la situación en la que nos encontremos por eso ha sabido conjugar bosques de robles, hayas, acebo, prados, boj, encinar, garriga de romero, tomillo y espliego en los piedemontes del sur, de esa forma tan especial y particular.

Es por ello que la variedad de contrastes en Tierra Estella es una de sus notas más características.

En cuanto a la rica gastronomía de Tierra Estella conviene señalar que existen multitud de hornos fuertes para preparar el tierno “gorrín” asado, mientras que con una técnica similar se realiza el cordero lechal en la Cuenca de Pamplona.

También el chuletón de buey es otra opción para los amantes de la recia y sabrosa carne preparada, con sabias manos y especial esmero, sobre unas buenas brasas. Todo ello, regado con los mejores caldos de la tierra, con denominación propia.

EN LAS ALFORJAS DEL VIAJERO
Nuestra ruta por tierra Estella parte de Pamplona en dirección a Irurzun siguiendo por Arakil y enfilando Burunda.

En Olazagutía-Olazti hay que tomar la carretera de Urbasa que nos llevará al corazón de nuestro recorrido, Estella.

Entre las poblaciones que merecen un especial detenimiento se encuentra Aranarache, que se halla en el corredor que forman las sierras de Urbasa y Lóquiz, al norte de Tierra Estella. En el centro de la villa se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de cronología medieval y realizada en estilo gótico. Sufrió ampliaciones durante el siglo XVII. Entre sus edificaciones propias de la arquitectura civil sobresalen varias casas blasonadas del siglo XVI como la Casa Solariega de los Arbizu.

Muy cerca del núcleo urbano se halla la Ermita de San Lorenzo, edificio del siglo XVI de planta rectangular que custodia una hermosa talla romanista del titular del templo. Es bien conocida la romería que con toda devoción se realiza en agosto a esta ermita.

Bajo la atalaya mora de Monjardín está la localidad de Villamayor. En su término se encuentra la preciosa iglesia románica casi oculta tras la mole de su esbelta torre renacentista que está dedicada a San Andrés Apóstol. En su exterior destaca la monumental torre-campanario. Su portada de acceso es de arco de medio punto abocinado, con arquivoltas alternas que apean en columnas con capiteles historiados; como la Virgen con el Niño o una lucha entre caballeros. En el interior de la sacristía se conserva la primitiva imagen titular del antiguo retablo mayor y una gran cruz procesional, considerada como una de las joyas de la orfebrería románica navarra y que los especialistas sitúan en torno al año 1200. Entre los edificios civiles destacan varias casas blasonadas con escudos barrocos con las armas de Arellano y Segura.

La villa de Los Arcos, enclave estratégico desde tiempos de los romanos en el que se le conocía con el nombre de Urancia, fue Sancho el de Peñalen el verdadero creador de Arcus. Y, verdaderamente, así es puesto que son los arcos los protagonistas de la población, tanto en los espléndidos soportales de su Plaza Mayor como en el claustro de la Iglesia de Santa María, obra del siglo XII. Muestra una esbelta torre y se accede al templo por la puerta renacentista. En su interior sobresale el magnífico retablo mayor. En su cuerpo central se encuentra el camarín con la imagen de la Virgen con el Niño, del siglo XIII. Tiene un magnífico ejemplar de claustro tardogótico. En dirección norte, cerca de las tierras alavesas y a unos ocho kilómetros de ella se encuentra la población de Sorlada que tiene enormes atractivos paisajísticos y grandes vistas panorámicas de la sierra a través de sus elegantes y altivos miradores que dan a la Berrueza y la cubeta de Los Arcos.

Otro mirador se denomina de San Gregorio en la Peña Cubilla y la Peña del Gato. Tiene la población un magnífico ejemplar barroco como es la Basílica de San Gregorio Ostiense. A pesar de que la primitiva iglesia se construyó tras el descubrimiento del santo en el siglo XIII las reformas posteriores han creado un templo de proporciones espectaculares. Dentro de la nave destaca el crucero con pinturas decorativas. Su portada fue concebida a modo de ábside-retablo y data del XVIII. Mantiene este templo una singular leyenda porque el cráneo de ese Santo, engarzado en plata, fue paseado por los campos para alejar las plagas lo que provocó el dicho. “Anda más que la cabeza de San Gregorio”.

En el núcleo urbano se encuentra la iglesia de Santa Cecilia y la ermita de Nuestra Señora de la Guarda o del Ángel de la Guarda de nuestro siglo. Poco antes de llegar a Torres del Río es menester realizar una parada obligada en el camino, concretamente en la villa de Sansol en la que sobresale la iglesia de San Zoilo que es un magnífico ejemplar del barroco que aprovechó las estructuras de una iglesia anterior del siglo XVI. Destaca su esbelta torre, de planta cuadrada y un único cuerpo de campanas. En el interior hay una talla gótica de San Pedro y otra romanista de Cristo en la Cruz. El núcleo urbano muestra espléndidos palacios barrocos de monumentales fachadas. De todos ellos sobresale el denominado "El Palacio" que es de estilo barroco con rasgos clasicistas.

En el núcleo urbano de Mués, muy cerca de Sansol, es frecuente comprobar como muchas de sus viviendas han utilizado en su construcción la "arenisca roja" propia de la zona, incluidos su iglesia y la ermita. Tiene esta bella población otros atractivos a los ojos del viajero puesto que se encuentra emplazado en la Garganta de El Congosto originada por el río Odrón y situada en el borde meridional de las sierras de San Gregorio y Cábrega. En el núcleo urbano se halla la iglesia de Santa Eugenia que es un edificio protogótico de estilo cisterciense con modificaciones de los siglos XVI, XVIII y XIX.

En su término municipal se encuentra la ermita de Santa María Magdalena, ejemplar de estilo románico tardío con elementos protogóticos. Según fuentes consultadas pudo ser en origen una capilla perteneciente a un antiguo hospital de leprosos.

Entre Ayegui y Oteiza se encuentra la montaña más emblemática de Tierra Estella, Montejurra con sus 1045 metros de altitud. En la villa de Ayegui hay un interesante ejemplar de iglesia neoclásica que está dedicada a San Martín de Ayegui y que fue construida a finales del siglo XVIII. El retablo mayor es de estilo romanista y muestra un interesante Cristo en la Cruz de estilo gótico.

En sus inmediaciones se halla el histórico cenobio benedictino de Santa María la Real de Irache, de raíces mozárabes. Sobresale su impresionante iglesia románica realizada en el siglo XII con elementos cistercienses. Sobresale el bello claustro plateresco y la puerta denominada Especiosa que sirve para comunicarse con la iglesia, decorada con una profusa ornamentación de temática religiosa y mitológica.

La Stella fue edificada al pie del poblado vascón de Lizarra. Algunos sitúan a esta población sobre un paisaje atormentado que es el resultado de las peñas que la rodean, de gran riqueza plástica, con el verde exuberante de su vegetación más próxima al río y el color ocre de sus ardientes casas de adusto linaje y recio abolengo.

Es la villa que creció de forma espectacular al amparo de la ruta jacobea. Ruta de peregrinos en su lento deambular a tierra santa se convirtió en el eje de un activo comercio llegando a ser incluso antigua sede de monarcas y cortesanos de toda la Edad Media.

ESTELLA EN DIRECCIÓN A PAMPLONA
Llegamos al punto culminante de nuestro recorrido, Estella, capital comarcal que también tuvo su origen en la ruta jacobea. La Stella fue edificada al pie del poblado vascón de Lizarra.

Algunos sitúan a la población sobre un paisaje atormentado que sería el resultado de las peñas de gran riqueza plástica, el verde exuberante de la vegetación próxima al río y el color ocre de sus ardientes casas de linaje y recio abolengo. Creció de forma espectacular al amparo de la ruta jacobea.

Ruta de peregrinos en su lento deambular a tierra santa se convirtió en el eje de un activo comercio llegando a ser antigua sede de monarcas y cortesanos de toda la Edad Media.

La villa concentra en torno a su plaza de San Martín buena parte de sus monumentos. El Ayuntamiento se encuentra emplazado junto a la escalinata que sube a San Pedro. Es una construcción del siglo XVIII. La iglesia de San Pedro de la Rúa fue construida a principios del siglo XIII y tiene un magnífico ejemplar de claustro románico. Frente a la iglesia se halla el Palacio de los Reyes. De su recinto amurallado todavía se conserva en pie la Puerta de Castilla. Tiene un interesante edificio civil como es el Palacio del Gobernador que fue realizado en elegante estilo plateresco.

La iglesia del Santo Sepulcro tiene una deslumbrante portada gótica y la iglesia de San Miguel otra románica. También se hallan en el término municipal, el convento gótico de Santo Domingo y la Basílica de la Virgen del Puy. Estella es ante todo atracción para el viajero. Su conjunto histórico medieval no puede dejar impasible por ningún momento al que lo contempla.
Un remanso en el camino es la villa de Torres del Río en la que podemos observar un trazado irregular de su núcleo urbano en torno a la ladera de una colina, justo en una hondonada donde confluyen los ríos Linares y Mariñanas.

En el término municipal se halla una de las joyas del románico español como es la iglesia del Santo Sepulcro en cuyo interior se encuentra la inigualable talla de Cristo en la Cruz. Es un templo románico del siglo XII que recuerda a la basílica de su mismo nombre en Jerusalén y tiene una planta octogonal, también similar a la de Nuestra Señora de Eunate.

La iglesia de San Andrés es de estilo gótico-renacentista y fue construida a finales del siglo XVI. Es de planta de cruz latina y tiene una cabecera octogonal con robustos muros de sillería en el exterior.

Por su parte, la histórica localidad de Viana fue fundada por el rey Sancho VII el Fuerte en el año 1219 y su trazado urbanístico tiene el carácter propio de una plaza fortificada. Fue Carlos III el Noble el que creó el principado de Viana para los herederos del trono navarro.

Entre sus riquezas naturales sobresale el embalse de Salobre o de Las Cañas, auténtico refugio invernal de aves acuáticas que fue declarada Reserva Natural. Su iglesia de Santa María destaca por su imponente aspecto monumental, la magnífica portada renacentista y su retablo mayor que ha sido considerado uno de los más grandes retablos del barroco navarro. Entre las ruinas de su pasado medieval se hallan los restos de la iglesia de San Pedro, edificio del siglo XII que tuvo función de fortaleza.

De sus edificios civiles destacan las numerosas y magníficas casas señoriales y palacios de los siglos XVI, XVII y XVIII, como la Casa Consistorial; el Palacio de los Cereceda; el Hospital civil de Santa María de Gracia; la Casa de los Ichaso; el Palacio de los Urra-Lezáun; la Casa de los Ezpeleta-Guenduláin; el Balcón de los Toros del Municipio, etc. En el municipio falleció el insigne César Borgia tras un enfrentamiento con el conde de Lerín en el año 1507. También en Viana nació y murió Francisco Navarro Villoslada, el autor de Amaya.

En la actualidad se puede contemplar una lápida en su honor en la población. Seguimos nuestro recorrido por la localidad de Villatuerta se encuentra un magnífico ejemplar de iglesia tardorrománica del siglo XII que está dedicada a la Asunción de Nuestra Señora en la que destaca su altiva torre campanario que fue reformada a finales del XIV. La Sacristía es de mediados del XVIII. En el lado de la epístola se abre una portada románica del siglo XIII que procede de la ermita de San Román. En el lado del Evangelio se sitúa la portada principal de finales del siglo XIV, con puerta de arco apuntado con arquivoltas múltiples. El retablo mayor es romanista avanzado del siglo XVII.

Sorprende encontrar en pleno núcleo urbano un puente medieval de dos ojos de medio punto que salva un arroyo. En el cruce de caminos que va de Grocin a Arandigoyen se alza una cruz sobre fuste cilíndrico de gran belleza.

La villa de Lorca muestra una distribución típica de un pueblo englobado en lo que ha sido tradicionalmente el Camino de Santiago. Sus viviendas se encuentran emplazadas de igual forma que otros muchos municipios de Tierra Estella, es decir a lo largo y ancho del camino jacobeo. Su iglesia del Salvador fue construida a principios del siglo XIII en estilo románico tardío aunque posteriores reformas han desfigurado su aspecto inicial. Más tarde se añadió la sacristía, la puerta con su esbelto pórtico cuadrado y la magnífica torre campanario. El retablo mayor es de estilo renacentista y sus laterales presentan un tipo de arquitectura de estilo romanista.

Antes de llegar a Cirauqui nos desviamos hacia el pantano de Alloz que fue construido para regular los caudales de Arga y Ebro para un mejor aprovechamiento hidráulico. Muy cerca de Puente la Reina, Cirauqui y Mañeru existen hermosos enclaves romanos pero sin duda, lo mejor es su incomparable vino que está considerado como uno de los más apreciados de Navarra.

En Cirauqui se halla la iglesia de San Román que está relacionada estilísticamente con las de San Pedro de la Rúa de Estella y la de Santiago de Puente la Reina, todas ellas en emplazadas en pleno Camino de Santiago. En la misma villa todavía se puede contemplar altivo su castillo de San Román y la más humilde fortaleza de Santa Catalina. Entre Cirauqui y Mañeru se encuentra la ermita de Aniz.

En Mañeru se encuentra la iglesia de San Pedro Apóstol realizada en estilo neoclásico, de finales del siglo XVIII aunque se aprovecharon algunos elementos de siglos anteriores. Tiene planta de cruz latina y un amplio crucero. En su término municipal se encuentra la ermita de Santa Bárbara. Por otra parte, la histórica villa de Puente la Reina debe su nombre a Doña Mayor, esposa del rey Sancho el Mayor. Su puente más visible es el de los peregrinos. Históricamente es más un pueblo para un puente que un puente para aquel.

Junto al mismo puente se halla el Palacio Real. En pleno núcleo urbano se encuentran las iglesias del Crucifijo y la de Santiago. En este punto del recorrido nos encontramos a tan sólo 23 kilómetros de Pamplona, en el punto de confluencia de las dos rutas jacobeas. Un monumento dedicado al peregrino conmemora el Año Jacobeo de 1965.

Por todo ello, Tierra Estella demuestra con creces que el devenir de los tiempos no ha sido lo suficientemente poderoso como para destruir tanta riqueza natural, monumental e histórica. Cruce de caminos hacia Santiago le ha permitido mantener durante todas las épocas una situación privilegiada y codiciada por todas las culturas que han pasado por su tierra. Por todo ello es justo admitir que Tierra Estella es un mundo idílico por descubrir que tenemos al alcance de nuestra mano. No vea Estella, no deje que se lo cuenten. Vívala y disfrútela con el espíritu nómada del peregrino.

* El presente trabajo forma parte de una serie de reportajes realizados para prensa con destino a SUPLEMENTOS DE VIAJEROS que editaron un gran número de medios prensa regionales de este país.

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