La problemática del pueblo kurdo
La esperanza de un estado libre y en paz

Ocalán, fundador del PKK en 1978, nació en el seno de una humilde familia campesina, en la aldea sudoriental de Omerli y forjó sus ideas políticas en la violenta atmósfera turca de la década de 1970, cuando unas 5.000 personas murieron en refriegas callejeras entre izquierda y derecha, que sólo finalizaron cuando el ejército tomó el poder en 1980.

Ocalán, un ex estudiante de ciencias políticas en la Universidad de Ankara, huyó al exterior tras el golpe. Había fundado el PKK como una facción nacionalista de extrema izquierda que posteriormente se hizo famosa por sanguinaria al matar a los miembros de grupos rivales, a los terratenientes "aga" kurdos, y a los tribeños progubernamentales.

Lanzó su guerra contra el estado turco para establecer un estado kurdo independiente de orientación marxista. El PKK proclamaba "zonas liberadas" que las fuerzas turcas raras veces recorrían de noche por temor a una emboscada. Pero una dura campaña de tierra arrasada contra los rebeldes y sus partidarios civiles diezmó sus filas y esta guerra se convirtió “en la más sucia y cruel del mundo", en palabras de Ocalán a MED TV.

Gradualmente fue abandonando sus demandas de independencia y dijo que podía poner fin al conflicto si Turquía garantizaba la autonomía kurda y sus derechos culturales y lingüísticos. Ankara nunca tuvo confianza en "Apo", y en todo caso se opuso a su principio de la autonomía étnica.

Origen del conflicto
Descendientes de los antiguos medos, los kurdos han carecido de un estado propiamente dicho, si exceptuamos el que dio lugar al Imperio Medo en el año 612 antes de Cristo.

Se constituyó como pequeños principados de estructura tribal, similares a las organizaciones feudales de la Edad Media europea. El pueblo kurdo fue fragmentado por primera vez durante el auge del dominio otomano, que dio lugar a que surgiesen en el Kurdistán dos esferas de influencia: la persa y la otomana.

El fin de la Primera Guerra Mundial y el desarrollo de los tratados internacionales que dieron origen a la configuración moderna de las naciones-estado marcaron la más importante y definitiva división institucional del pueblo kurdo al servicio de intereses ajenos.

Tras el Tratado de Sèvres, que inicialmente reconocía su derecho a la autonomía (siguiendo el Programa de 14 puntos del presidente estadounidense Woodrow Wilson), el posterior Tratado de Laussane (1923) acabaría por colocar a los kurdos en la misma situación en que se encuentran ahora, un Kurdistán dividido en diferentes soberanías nacionales: Turquía, Irak, Irán, Siria y la antigua URSS.

Tras las dos guerras mundiales, a raíz de los acuerdos de Sykes-Picott y Yalta, realizados por las potencias victoriosas, se trazaron, en primer lugar, las actuales fronteras (Turquía, Siria, Irak, Irán y Armenia) que dividen los 550.000 kilómetros cuadrados del Kurdistán.

En segundo lugar, el nuevo mapa del Kurdistán permitió la formación de cuatro potencias regionales apoyadas económica, política y militarmente de forma incondicional por Estados Unidos (Turquía e Irán, del Sha) y la extinta URSS (Siria e Irak) a las que, en aras de preservar su seguridad y su carácter de Estados-gendarme se les dio carta blanca en política interior.

Posteriormente, la entrada en el "nuevo orden internacional" supuso para los kurdos el predominio de los intereses europeos y estadounidenses ligados a esta zona de grandes riquezas naturales e importancia geoestratégica. La zona conocida como Kurdistán está situada en una serie de macizos montañosos al sur del Cáucaso, entre los montes Tauros, Zagros, el monte Ararat y los valles de Mesopotamia, con una extensión territorial aproximadamente igual a la de España.

Los kurdos no son de origen árabe, aunque sí fueron islamizados, y hoy en día la mayoría son musulmanes. Como su lengua, este pueblo es indoeuropeo, y su idioma pertenece a la rama iraní. La minoría kurda que vive en Turquía es de unos 15 millones de habitantes, lo que supone un 20% de la población turca.

Para que vayamos entendiendo, la dimensión del problema, la parte del territorio kurdo de Turquía es de donde se extrae la totalidad del petróleo nacional.

En Irak, es de origen kurdo la cuarta parte de la población, es decir, unos cinco millones de personas que viven en una extensión de unos 76.000 kms cuadrados. Del Kurdistán iraquí se extrae el 74% del petróleo de Irak.

En Irán, los kurdos suman ocho millones de personas (17% de la población), y el petróleo que se extrae es el 20% de la producción nacional.

De la zona kurda de Siria (unos 19.000 km2) se extrae la totalidad del petróleo nacional. En Siria viven un millón de kurdos.

En la antigua URSS, sobre todo en Armenia y Azerbaiyán, los kurdos son medio millón. A todos ellos se añaden los kurdos que, bajo las políticas represivas y eliminadoras de los diferentes regímenes, han emigrado hacia Europa (principalmente Alemania) y hacia otras repúblicas de la antigua Unión Soviética, y que son cerca de un millón.

El mundo kurdo, por tanto, está representado por más de 30 millones de personas, de los que al menos 20 millones viven todavía en la zona conocida como Kurdistán.

Esto lo convierte en la tercera nación más importante en número de Asia Occidental, después de los árabes y los turcos.

¿Quienes son los kurdos?
Los kurdos son un pueblo mayoritariamente musulmán sunita, no árabe, con una lengua relacionada con el persa y que habita en las regiones montañosas fronterizas entre Armenia, Iraq, Irán, Siria y Turquía.

El historiador griego Jenofontes ya habla de ellos en su Anábasis, una obra clásica del 400 AC. Saladino, el mítico jefe militar musulmán que defendió Jerusalén de las fuerzas expedicionarias cruzadas en el siglo XII, era kurdo.

Durante gran parte de su historia, los kurdos han estado dominados por otros pueblos y, en tiempos más recientes, Irán, Iraq y Turquía se han resistido a la creación de un estado kurdo independiente.

El nacionalismo kurdo aumentó en la década de 1890, cuando el Imperio Otomano estaba en sus últimas etapas. El tratado de Sèvres de 1920, tras la derrota otomana en la primera guerra mundial, les prometió la independencia pero sólo tres años después, con el surgimiento de la Turquía moderna de la mano de Kemal Ataturk, la promesa se convirtió en papel mojado.

Las sucesivas revueltas en los años de 1920 y 1930 fueron reprimidas por el ejército turco. Desde entonces la lucha independentista kurda se estancó hasta 1984, cuando el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), fundado por Ocalán, tomó las armas.

Por entonces no se reconocía el carácter propio del pueblo kurdo ni se le permitía hablar su lengua en público, una restricción en práctica hasta 1991. Hoy en día, el gobierno de Ankara aún mantiene la prohibición de la educación, la publicación y la difusión del kurdo.

La lucha entre el ejército turco y el PKK ha dejado más de 30.000 muertos, que se suman a los miles de caídos en sublevaciones similares en Irán e Iraq. Unos 5.000 kurdos del norte de Iraq murieron en marzo de 1988 cuando las fuerzas de Sadam Hussein atacaron la población de Halabja con armas químicas, lo que entonces provocó ligeras reacciones en Occidente.

Antes de la invasión norteamericana de Irak, la fuerza aérea estadounidense patrullaba un área de exclusión aérea sobre esa zona, con el presunto objetivo de proteger a los kurdos de los ataques del hasta entonces líder iraquí, Sadam Hussein.

En Turquía el problema kurdo afecta a unos 12 millones de personas, distribuidas por 23 provincias del sureste, casi la tercera parte del territorio turco. En ciudades tan importantes como Estambul, Adana, Mersin y Antalya hay populosas barriadas habitadas por kurdos.

El Ejército es uno de los principales órganos de poder en Turquía. Se ha erigido en defensor de la ideología kemalista o nacionalismo turco. El inspirador del "kemalismo" fue Mustafá Kemal Ataturk, que en 1923 fundó la actual República turca como un estado unitario. Cuando han surgido desviaciones de esta doctrina, el Ejército turco ha intervenido para reconducir la evolución política del país. Hoy, todavía está en condiciones de hacerlo; sin su participación y consentimiento no se puede dar un paso en la resolución del problema kurdo.

El Ejército turco interviene en los asuntos internos a través del Consejo Nacional de Seguridad, institución teóricamente consultiva, aunque en la práctica con gran poder decisorio en los temas trascendentales. El Ejército está profundamente imbricado en la Alianza Atlántica, y en virtud de este pacto militar, mantiene una fuerte dependencia de las Fuerzas Armadas alemanas y, sobre todo, de las estadounidenses.

Ahora, en pleno 2004 con la posibilidad de la inclusión de Turquía en la Comunidad Europea, se aviva la llama de la ansiada paz y esperada libertad para los kurdos.

Una cosa es bien clara: Alemania y EEUU son potencias con capacidad de influencia claramente contrastada sobre los militares turcos.

Los partidos políticos turcos y la gran mayoría de los medios de comunicación mantienen una posición muy similar a la del Ejército, al que apoyan incondicionalmente en su lucha "contra los terroristas", concepto con el que suelen referirse al problema del pueblo kurdo.

Si Turquía entra en la Comunidad Europea puede que se abra el cielo de la esperanza para este pueblo sin estado.

Bibliografía
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Manuel Martorell, Los kurdos, historia de una resistencia, Espasa Calpe, Madrid, 1991.
Conflicts de final du siècle, Manière de Voir 29, Le Monde
Diplomatique, febrero de 1996. Artículos: Jean-François Perouse, "Terre brulé au Kurdistan", pp. 33-36 y Kendal Nezan, "Dernière quarte d'heue pour la A'Armée turque", pp. 36-37.
BESIKÇI, ISMAIL (1992). Kurdistán, una colonia internacional. Madrid, Iepala Editorial.
MARTORELL, MANUEL (1991). Los kurdos. Historia de una resistencia. Madrid, Espasa Calpe.

* Artículo publicado en la Revista CRÓNICAS DE CASTILLA LA MANCHA, 1998 y actualizado para darle significado y sentido histórico, hoy. Tuve también el placer de subdirigir esta publicación que llegó a publicarse en todas las provincias, con un gran éxito de audiencia.

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