MOGUER

 

TERMINO: Moguer

Partido Judicial: Moguer

Comarca: Tierra Llana de Huelva

Superficie: 204 km2

Habitantes: 13371

Distancia a la capital: 18 kms

POBLACIÓN: 13371 habitantes

Gentilicio: Moguereños

Poblados: Mazagón

 

LOCALIZACIÓN

La villa de Moguer se encuentra emplazada junto a la margen izquierda del río Tinto, concretamente en el mismo lugar en el que antiguamente se hallaba una altiva alquería mora perteneciente al reino almohade de Niebla. Se halla a 12 kilómetros de su desembocadura, en la franja central de la denominada Tierra Llana de Huelva. El termino municipal se sitúa sobre una colina de arenisca calcárea a unos 51 metros sobre el nivel del mar. El perímetro de su término abarca una extensión aproximada de 204,5 km2. El núcleo urbano se asienta a 37 º 16’ de latitud norte y 6º 50 ‘ de longitud oeste. Se sitúa concretamente a tan sólo 51 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte con el río Tinto; al sur y oeste con el término de Palos y al este limita con Lucena del Puerto. Es cabeza de partido judicial y se encuentra emplazada a tan sólo 18 kilómetros de la capital onubense.

 

OROGRAFÍA

La zona comprendida en la Campiña presenta un relieve ligeramente ondulado con suelos profundos y ricos en humus con alturas poco relevantes. La zona de los montes tampoco presenta grandes altitudes aunque se encuentra en una situación más elevada con respecto a la anterior y destacan sobre todo sus terrazas o cañadas fluviales. La zona de las Marismas tampoco presenta grandes alturas dada su reciente formación geológica. La zona del Acantilado Litoral es la más abrupta y sorprende por la magnificencia de sus grandes barrancos. El núcleo urbano se asienta a 51 metros de altitud sobre el nivel del mar.

 

GEOLOGÍA

Las tierras en las que se asienta la población son de finales de la Era Terciaria. A lo largo de su vasta extensión se pueden contemplar cuatro tipos de terreno diferentes que coinciden con cuatro unidades ambientales que son la Campiña, los Montes, la Marisma y el Manto Eólico con el Acantilado Litoral. En la Campiña abundan los terrenos compuestos por calizas y arcilla compacta con presencia de margas. El suelo es rico en humus. En esta zona se distinguen tres franjas paralelas con un origen geológico diverso. La primera franja es de tipo aluvial y está compuesta por depósitos cuaternarios que contienen gravas, arenas, limos y arcillas; la segunda muestra margas de color verdoso pertenecientes al Mioceno superior y la tercera muestra limos arenosos, arcillosos y calcáreos sahelienses del mismo periodo que la zona anterior, sobre los que se asienta el núcleo urbano.

 

La zona de los Montes queda dividida en dos franjas; la primera de ellas pertenece al Plioceno y se encuentra en la parte septentrional. Esta zona muestra un heterogéneo grupo de depósitos entre los que sobresalen las arenas y gravas de tipo ferruginoso en alternancia con materiales más duros o cuarcíticos. En ella podemos encontrar amplias terrazas o cañadas muy fértiles para el desarrollo de la agricultura, de composición silíceo-arcillosa y por tanto rica en humus.

 

La segunda franja de los Montes se extiende por el centro y sur del término y está constituida principalmente por arenas pliocuaternarias que debió tener en algún momento de su evolución geológica un impresionante sistema dunar. La zona de las Marismas se localiza en la margen izquierda del río Tinto y en el Estero Domingo Rubio, se formó durante el periodo Cuaternario y todavía se encuentra en un constante proceso de evolución. Destacan los suelos salobres de limos y arenas con abundancia de planicies y cubetas.

 

En la zona del Manto Eólico y Acantilado litoral que es de edad muy reciente, destacan los amplios y extensos cordones dunares de hasta 30 metros que quedaron fosilizados en la era cuaternaria. Por debajo de los impresionantes barrancos que se forman en la línea de costa se extienden sus maravillosas playas que llegan a alcanzar tierras de Palos de la Frontera. A medida que nos adentramos hacia el interior comienza a aparecer en el paisaje un interesante bosque de pinos.

 

RECURSOS HIDRICOS

El Río Tinto se ha mostrado como el vertebrador del territorio desde tiempos inmemoriales. La misma villa se asienta en su margen izquierda y siempre sirvió a los intereses comerciales de la misma. La red de drenaje se articula en torno a tres grandes cuencas hidrográficas. En primer lugar, la Campiña vierte sus aguas al río Tinto que recibe el aporte de los arroyos Calerilla, Manzote, Fuente Vieja, Montemayor, Valbuena, Betanzos, Galarín y las Cañas.

 

En segundo lugar, la escorrentía de los Montes se articula en torno a las aguas de la Dehesa del Estero que recoge el aporte de los arroyos Molinillo, Fresno, Portachuelo, Previza, Charca, Tresnadal, Monjas, Angorrillas, Cañada de Flores, Cañada del Veleta, Grulla, Becerra, Cañada de Siglos y Culebras.

 

En tercer lugar, la zona del Manto Eólico y Acantilado Litoral donde existe un complejo lagunar de origen endorreico muy pronunciado. Por su parte, el arroyo Madre Avitor recibe el aporte de otros como el menos caudaloso Madre del Avitorejo. En el lado sur del término existen varios arroyos como Salto del Lobo, Morla, Mazagón, Pino, Rompeculos, Harinosillo, etc. Es, en general, una zona rica en aguas subterráneas y escorrentías.

 

CLIMA

El clima responde al tipo mediterráneo-oceánico con veranos secos y calurosos e inviernos suaves. El aporte pluviométrico es irregular durante todo el año. Las lluvias llegan especialmente en primavera e invierno. Su temperatura media anual ronda los 18’5º C. Los vientos son de componente sur-suroeste.

 

VEGETACIÓN, FLORA Y FAUNA

Si estudiamos la evolución medioambiental de la villa encontramos una evolución muy compleja que en muchas ocasiones ha tenido que ver con la acción negativa de la mano del hombre sobre el territorio. Era una zona de gran riqueza forestal durante buena parte del siglo XVIII, momento en el que abundaron los pinos y alcornoques.

 

De toda esta riqueza forestal sobresalía la enorme extensión de arboleda en sus Dehesas. Esta enorme extensión forestal se ha ido reduciendo paulatinamente de forma sorprendente hasta llegar a la actualidad debido en gran medida a que muchos de estos terrenos han sido utilizados para la producción agrícola, principalmente.

 

Por su parte, la zona de la Campiña muestra un terreno plagado de calizas, margas y arcillas en la zona de los Montes donde predomina la vegetación de bosque y matorral que en muchas ocasiones se ha desarrollado notablemente gracias a su proximidad con el litoral.

 

Es en la zona de las Marismas donde se encuentra el paraje natural de Estero Domingo Rubio que fue declarado parque natural hace escasos años por la gran riqueza ecológica que custodia. Este parque natural se extiende entre los términos de Moguer y Palos de la Frontera. Predominan en las Marismas especies como la espartina, salicornia, salsola soda, sapino, cenizo blanco, almahos y saperas. Por su parte, en las lagunas abundan, sobre todo próximo a aguas dulces, los juncales, gramales, cañaverales, carrizos, espadañas, tarayal, alamedas junto a una buena extensión de pinares y eucaliptos.

 

Próximo a los cursos de agua predominan los sauces, álamos, alcornocales, acebuches y un extenso sotobosque caracterizado por helechos, tojos, palmito y lentisco. En la zona de las arenas la especie más significativa es el pino piñonero. Estos pinares están asociados a sotobosque de lentiscos, madroños, jaras y brezos.

 

En la zona del Manto Eólico y del Acantilado litoral la riqueza ecológica es un tanto desigual pues mientras que en el primero abundan los sabinares y enebros en el segundo todavía se pueden observar restos de un bosque mediterráneo profundamente adaptado a los fuertes vientos del litoral. Si hay una zona en la que destaca principalmente el volumen de superficie de pinedos es la zona de los Montes de Propios del Cabildo que alcanzan las 7000 hectáreas y que se extienden principalmente entre los Montes Ordenados de Moguer y el Coto de Montemayor. Destaca en menor medida la zona de eucaliptos y de alcornocales en el término.

 

En cuanto a su fauna destacan los ejemplares cinegéticos así como por la existencia de sus marismas grandes aves migratorias como los ansares, cigüeñas, garcetas y espátulas. Entres las especies más abundantes destacan el jabalí, águila imperial, erizo, tejón, comadreja, algún lince, flamencos, moritos, avutardas, focha cornuda, pato malvasía, torillo y nutria.

 

POBLACIÓN

Según cifras estimativas se cree que en el año 1634 la población de Moguer contaba con una población cercana a los 700 vecinos pero un nefasto periodo de carestía, hambre, malas cosechas y epidemias diezmaron a la población moguereña. Si a ello unimos la expulsión de los moriscos de 1610, la guerra con Portugal, la emigración al Nuevo Mundo y el aumento de la piratería en las costas onubenses la población de Moguer se redujo en casi un 40 % en el año 1693 con tan solo 434 habitantes.

 

En el siglo XVIII, esta tendencia regresiva terminó y la villa llegó a experimentar un rápido crecimiento demográfico que vino de la mano de un no menos intenso desarrollo económico. Con todo, la población de Moguer pasó de tener 468 habitantes en 1713 a los 1010 del año 1752. Tres años más tarde se hicieron notar los efectos de un terremoto en la villa. Aún así la población logró estabilizarse en torno a los 1450 habitantes en el año 1787, cifra que según los especialistas se correspondería con una población muy próxima a los 6980 habitantes.

 

En el siglo XIX, esta tendencia alcista se invirtió y la villa llegó a contar con 5427 habitantes en el año 1845. A principios de siglo vio aumentados sus efectivos hasta alcanzar la cifra de 8445 habitantes y tan sólo diez años después había bajado a 7.546 almas. Superada la epidemia de gripe del año 1918 la población volvió a aumentar situándose en torno a los 8028 habitantes de la década de los 20. Diez años más tarde llegaba a los 7000 habitantes. Salvado el paréntesis de la guerra civil llegó a tener 7222 habitantes entre los años 1940 y 1960.

 

Los efectos difusores de la industria en alza en la capital provincial con la creación del Polo de Desarrollo propiciaron un aumento demográfico continuado llegando a contar en el año 1970 con 8068 almas; en 1981, 10084 habitantes y en 1991, 12091. En el año 1995 tenía una población de 13173 habitantes y según las últimas cifras facilitadas por el censo de 1996 la villa ha alcanzado una población de 13371 habitantes.  Un análisis más exhaustivo desde el punto de vista demográfico indica que la tendencia se decanta hacia una natalidad descendente y un imperceptible aumento de la mortalidad de escasa importancia y paliado a su vez por el fenómeno migratorio.

 

SECTORES ECONÓMICOS

Si por algo se recuerda la época antigua en esta villa es por su enorme tradición marinera y pesquera que fue capaz de conectar Moguer con los principales puertos del Mediterráneo y de la costa africana, incluso durante plena Edad Media. Su embarcadero, antiguo puerto fluvial, ha gozado siempre de una excelente posición con respecto a la ribera del Tinto y desde tiempo inmemorial se convirtió en un punto vital de su comunicación con las regiones limítrofes. En sus astilleros se construyó y botó la Niña, propiedad de los Hermanos Niño, que partió en el primer viaje de Colón en busca de las Indias.

 

Durante los siglos bajomedievales experimentó un rápido crecimiento económico que tuvo mucho que ver con el desarrollo agrícola y ganadero que se dio durante estas fechas. La economía del siglo XV estuvo basada en una gran diversificación. Se sabe que Moguer fue una población floreciente durante buena parte de la Edad Moderna. Junto al trigo, vid, esparto y cáñamo adquirieron una gran importancia las pesquerías, cuyos productos salados o ahumados eran codiciados tanto en la provincia como en el resto de España.

 

Durante todo el siglo XV, destacó por la producción industrial relacionada con los hornos de jabón, pan y ladrillos. Existen evidencias de la existencia de molinos y grandes salinares que sobresalieron por su intensa producción. También es notorio que en estos siglos contara con almacenes, bodegas y diversas tiendas con artículos agropecuarios.

 

Sin embargo, en el siglo XVII se produjo una profunda crisis económica que trajo consigo un retroceso considerable en materia demográfica que retrotrajo la actividad productiva. En el año 1699, el cabildo entregó algunos lotes de tierra de labor en la Dehesa de Mampoy para dedicarlas al cultivo del trigo y de la vid con la intención de suavizar en la medida de lo posible las nefastas consecuencias de la terrible crisis económica que padecían sus habitantes a finales de siglo.

 

Fue en el siglo XVIII cuando se potenció enormemente la actividad económica gracias a la explotación de nuevas tierras para el cultivo agrícola y también por el floreciente comercio portuario. Es el momento en el que entraron en la villa los paños y sedas flamencas, francesas e inglesas.

 

En el siglo XIX, se produjo un incremento considerable de la superficie cultivable y el desarrollo espectacular de los viñedos que inauguró un momento brillante de su historia. Sin embargo, a finales de este mismo siglo se produjo otro retroceso importante  en el número de pequeños propietarios agrícolas llegando a contabilizarse hasta un 99% de la población ocupada como jornaleros del campo. Aún así el cambio más importante se produjo en este mismo siglo cuando la influencia ejercida por la instalación del Polo de Desarrollo de Huelva produjo el transvase de mano de obra agrícola al sector industrial iniciándose entonces un periodo decisivo para el desarrollo económico de Moguer.

 

En la zona de la Campiña sobresalen los cultivos agrícolas gracias a la riqueza de su suelo, rico en humus. De igual forma está ocurriendo lo mismo con la región de los Montes dada la enorme expansión agrícola de la villa en los últimos años. Una parte importante de la población, con cifras próximas al 28%, trabaja en el sector agrícola y en éste sobresale especialmente la producción del fresón.

 

En los últimos años se ha detectado un importante cambio en la mano de obra que se destina a los trabajos agrícolas pues en su mayoría es un tipo de trabajador estacionario y principalmente foráneo con la intención de atender la campaña de la fresa entre mayo y junio. La superficie cultivada alcanza entre las 900 y 1000 hectáreas y se localiza en las zonas más aptas para el regadío.

 

La producción alcanza el 18% del total provincial de ahí su extraordinaria importancia en el computo global de su economía. Otro cultivo de gran importancia son los frutales que ocupan 942 hectáreas de su territorio repartidas entre producción de secano y de regadío. El olivar prácticamente ha desaparecido, la vid ha quedado muy mermada en su extensión a favor de la producción de patatas, boniatos y otros. El cereal, por su parte, ocupa unas 450 hectáreas de la superficie cultivada de las tierras de secano. En este tipo de tierras destaca también, aunque en menor medida, la producción de melocotones. El eucalipto ocupa unas 2600 hectáreas y ha retrocedido en los últimos tiempos a favor de la superficie de pinos y alcornocales. La explotación apícola es incipiente, le siguen los espárragos y algunos pastos para una ganadería extensiva y poco importante. 

 

El sector industrial tiene también una gran importancia y dentro de él sobresale la construcción pues agrupa al 18% de la población activa. La industria es por tanto un sector importante y supera a la media provincial pues en conjunto agrupa a un 22% de la población. Por su parte el sector servicios agrupa a un 32% de la misma mostrándose en los últimos tiempos como el más innovador, avanzado y moderno de todos. Cuenta con numerosos restaurantes, comercios, hoteles y otras instalaciones destinadas al fomento de la actividad turística. Este aumento de su capacidad receptora ha hecho que se invierta la tendencia iniciada a principios de siglo en detrimento de la agricultura, casi monopolizada por el cultivo del fresón.

 

PREHISTORIA

El territorio donde se localiza la villa de Moguer fue un lugar de paso obligado entre los pueblos prehistóricos de interior y los procedentes del Mediterráneo oriental según se desprende de los numerosos hallazgos arqueológicos que se han encontrado en la zona.  Entre estos restos se han encontrado vestigios del periodo neolítico, fenicio y romano e incluso en la zona de Trigueros se han hallado muestras de dólmenes no megalíticos. Abundan los restos arqueológicos en los parajes de El Moral y el Monturrio. En estos lugares se han encontrado abundantes restos arqueológicos que delatan la ocupación del terreno en diferentes épocas prehistóricas. Algunos especialistas han señalado que ya realizó intercambios comerciales con los moradores de Tartesos tomando como eje el mismo río Tinto.

 

Entre los restos arqueológicos más importantes se cuenta con varias necrópolis, hornos de cerámica y una fábrica de salazones que se descubrió en Santa. Autores como Juan Ramón Jiménez han hablado en estos términos de la villa de Moguer “Asoman ruinas por doquiera, y en sus viñas los cavadores sacan huesos, monedas y tinajas”.

 

HISTORIA

Los romanos llegaron a estas tierras en torno al año 150 y 114 ac. Durante los primeros siglos de nuestra era se produjo una gran expansión de la villa gracias al auge económico derivado de los numerosos intercambios comerciales que se dieron en la zona. Durante esta etapa de dominio romano se sabe que la producción agropecuaria se extendía por los sitios de Valbuena, el Moral, la Dehesa y Santa. Su puerto era de extraordinaria importancia porque permitía y facilitaba el intercambio comercial con los puertos del imperio. El mismo Ptolomeo ya habló de su extraordinaria importancia y se encargó de identificarla con el nombre de Mons Urium o Montes de oro.

 

Sin embargo, no existe unanimidad puesto que otros especialistas la han querido emparejar con Monturrio, barrio actual de la villa, que pudo ser el que dio nombre originariamente a la población. En el siglo VIII, momento en el que aparecieron los musulmanes, se elaboró una importante toponimía de estos territorios en lengua árabe hasta el punto de que su nombre podría haber derivado de ella. Etimológicamente, Moguer procede de magur o cueva (caverna) y Mogauar, alquería fortificada con puerto. Algunos especialistas han señalado que fue durante los siglos VIII y IX cuando los moguereños adquirieron su verdadera identidad.

 

Pasó a depender de las armas cristianas entre los años 1239 y 1240 gracias a la actuación de las tropas pertenecientes a la Orden de los caballeros de Santiago que por aquel entonces estaban comandadas por Fernando III el Santo. Este monarca conquistó la ciudad tras duras jornadas de enfrentamiento y como agradecimiento a la ayuda prestada en la guerra otorgó a los caballeros de Santiago el término de Moguer. En el año 1253, Alfonso X le dotó de Fuero y Privilegios de Sevilla y tan sólo unos años más tarde ya aparece constatada su  existencia como aldea perteneciente al Consejo de Niebla. Durante estos años se instaló en Moguer una floreciente comunidad de judíos que acaparó buena parte de la actividad económica de la zona.

 

En el año 1333, la villa pasó a depender de Alonso Jofre Tenorio, Almirante de Castilla con algunos privilegios reservados a la Corona. La villa fue repoblada con franquicias de diez años y pequeños lotes de tierra. Durante estos siglos bajomedievales la villa de Moguer sufrió el asedio económico impuesto por los Condes de Niebla pero a pesar de ello intentó sobrevivir no sólo a este poderoso obstáculo sino también a la rapiña impuesta por las vecinas Niebla, Almonte y Palos. En el año 1337, Moguer consiguió segregarse de Niebla aunque no pudo contar con una salida directa al mar pues el litoral quedó en manos de Niebla y Palos. En el año 1340, María Tenorio recibió la villa en herencia y por matrimonio la vinculó a la familia de los Portocarrero que la constituyó en Mayorazgo.

 

Para evitar los obstáculos e impedimentos en el desarrollo del comercio de la villa, la familia Portocarrero realizó arduas negociaciones tendentes a conseguir el apoyo real en detrimento de los Condes de Niebla. De esta forma, Moguer consiguió en el año 1489 una carta de seguro ofrecida directamente por la institución monárquica con lo que veía de esta forma protegido su comercio con el exterior. En el siglo XV la comunidad judía que se había instalado en pleno siglo XIII aprovechando el auge repoblador del territorio se había convertido en una de las aljamas más importantes de toda Andalucía.

 

Tanto fue su poder que la aristocracia y la institución monárquica se escandalizaron hasta el punto de decretar su expulsión en el año 1492. A este fatídico hecho que tuvo repercusión en todo el territorio castellano se unió la actitud inapelable del Tribunal de la Santa Inquisición que por aquel entonces se había convertido en el brazo ejecutor del poder real. Algunos especialistas han señalado que hasta un 10% de la población fue encarcelada y procesada acusada de herejía. Este año no fue del todo malo para la villa puesto que Moguer tuvo mucho que ver en el descubrimiento de América. La abadesa del Convento de Santa Clara, Doña Inés Enríquez y a la postre familia del rey católico, fue fundamental en el devenir histórico del proyectado viaje de Colón a las Indias.

 

Esta magna gesta contó con la inestimable colaboración de los hermanos Niño que actuaron como pilotos además de una de sus embarcaciones como era la carabela Santa Clara o Niña. A finales de este mismo siglo otros insignes moguereños partieron hacia estas tierras con la intención de buscar riquezas admirados por las leyendas que corrían sobre aquel entonces relacionadas con el Nuevo Mundo. Perteneció al marquesado de Villanueva del Fresno durante los siglos XVI y XVII. El siglo XVI no fue tan floreciente para Moguer pues el puerto de Sevilla acaparó toda la atención comercial en el tráfico mediterráneo controlado éste por italianos y malteses.

 

La crisis se profundizó aún más en el siglo XVII puesto que se sucedieron años de carestía, hambre, malas cosechas y terribles epidemias que arrasaron  la población moguereña. A ello se unió la expulsión de los moriscos, la guerra con Portugal, la emigración al Nuevo Mundo y el aumento de la piratería en las costas onubenses. En el año 1642 consiguió la consideración de ciudad gracias al privilegio real otorgado por Felipe IV. Se sabe también que antes de finalizar el siglo, el cabildo repartió algunos lotes de tierra de la dehesa de Mampoy entre los malogrados habitantes para paliar la carestía y aliviar el hambre. En el siglo XVIII esta crisis económica remontó gracias al desarrollo agrícola y a su floreciente comercio portuario.

 

Durante este siglo formó parte de la Casa de Alba. En el año 1779 ofreció a Carlos III su ayuda en la guerra contra los ingleses lo que le valió para conseguir los títulos de Muy Noble y Muy Leal. Durante la Guerra de la independencia de 1808 los franceses establecieron su Cuartel General en la villa de Moguer, concretamente en el convento de San Francisco. Gracias a la resistencia impuesta por sus habitantes aquellos dejaron la villa en el año 1811.

 

En el año 1833, Huelva adquirió su rango de provincia. Éste fue el momento en el que Moguer se convirtió en cabeza del partido judicial. En el año 1873 fue cuando se inició la construcción de la carretera y el puente sobre el río Tinto.

 

A principios del siglo XX, sufrió las consecuencias de la crisis general que afectó a toda España, tanto desde el punto de vista económico como político. La creación del Polo de Desarrollo de Huelva fue uno de los puntos de inflexión hacia una nueva etapa de prosperidad y crecimiento económico. En el año 1992 en el marco del Plan Colón 92 se inició la restauración del conjunto monumental al mismo tiempo que se celebraba la efemerides de la gesta colombina.

 

ARTE Y MONUMENTOS

En Moguer se combinan de forma magistral el linaje del pasado con la gracia de lo nuevo y como buena muestra de ello son sus monumentos y su ejemplar aspecto urbano. El Caserío de Moguer cuenta con algunos patios mudéjares de la época de los Reyes Católicos, casonas barrocas del setecientos y elegantes viviendas unifamiliares. La villa de Moguer forma parte del conjunto histórico-artístico denominado Lugares Colombinos según declaró el Real Decreto 553/1967, de 2 de marzo y la Orden de 16 de julio de 1968 donde se marcan las instrucciones de la Dirección General de Bellas Artes para la protección del patrimonio.

 

IGLESIA PARROQUIAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA GRANADA

La iglesia parroquial está dedicada a Nuestra Señora de la Granada. Ésta sobresale por su grandiosidad y monumentalidad hasta el punto de haber sido considerada como la mayor iglesia de toda la provincia. Se ha dicho que posiblemente se levantó sobre las ruinas de un templo anterior de estilo mudéjar. Es ésta una bella construcción del siglo SXVIII, realizada por el maestro de obras José Alvarez.

 

El momento constructivo coincide de lleno con un importante resurgir de la villa que durante todo este siglo mantuvo una línea ascendente de plena expansión económica. La iglesia es de planta basilical y dispone de cinco espaciosas naves y cúpula. La torre lateral sobresale por su esbeltez y muestra semejanzas con la Giralda de Sevilla lo que le ha valido el calificativo de “La Giraldilla”.

 

Su portada es de medio punto y dispone de dos cuerpos. Aparece flanqueada en ambos lados por sendas columnas cilíndricas que aparecen acanaladas hasta su parte central. Las columnas exteriores se prolongan en el segundo cuerpo a modo de pináculos mientras que las interiores presentan su continuidad en las columnas menores del cuerpo superior. En este segundo cuerpo sobresale la hornacina central que aparece coronada por un frontón curvo.

 

Su contemplación nos sorprende por la profunda armonía que proporcionan sus simétricas líneas; éstas basadas en un calculado y metódico esquema de horizontalidad. Sin embargo, como contrapartida sorprende por la escasez de elementos ornamentales que la revisten.

 

En su interior podemos detenernos con deleite a contemplar el maravilloso retablo mayor realizado en estilo renacentista así como lienzos de Murillo y de la escuela de Alonso Cano.

 

CASTILLO

Otro edificio emblemático de la villa es el castillo del siglo XIV. Es de planta cuadrangular con cuatro torres en las esquinas. Se construyó sobre un poblado romano y en torno a él se organizó el núcleo urbano de la villa. De su antigua fábrica tan sólo quedan en pie dos torreones casi completos y algunos lienzos de sus murallas. En la actualidad se está produciendo su rehabilitación a instancias públicas. 

 

CONVENTO DE SAN FRANCISCO

El monasterio de San Francisco o de Nuestra Señora de la Esperanza es del siglo XV y fue construido a instancias de Pedro Portocarrero. De él partieron algunos evangelizadores hacia Nuevo Mundo durante los siglos XVI, XVII y XVIII. El templo fue reformado en el siglo XVII y tras el nefasto terremoto del siglo XVIII. Fue abandonado por sus monjes con la desamortización de Mendizabal en el siglo XIX.  Custodia un interesante claustro renacentista, el retablo mayor de la iglesia realizado en estilo barroco en el siglo XVIII y una espadaña de ladrillo realizada en el siglo XVII. Tanto la Biblioteca Iberoamericana de Moguer como el Archivo Histórico Municipal se encuentran en este edificio, adosado a su claustro. Éstos contienen un valioso fondo documental de Moguer y su comarca junto a una biblioteca americanista de rango universitario, al parecer, muy bien dotada.

 

AYUNTAMIENTO

Su Ayuntamiento fue proyectado por Tomas Bottani y muestra una interesante fachada columnaria. Está  estructurado en dos plantas y su exquisita decoración interior armoniza con su estilo arquitectónico. Del edificio se ha dicho que está realizado en un pulido estilo neoclásico. Como nota curiosa señalar que su fotografía ilustró el reverso de un billete nacional de dos mil pesetas de curso legal dedicado a la figura de Juan Ramón Jiménez.

 

MONASTERIO DE SANTA CLARA

Otro de los edificios más característicos de la villa es el Monasterio de Santa Clara que fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1931. También ha sido considerado como la obra cumbre de la arquitectura de Moguer e incluso de toda la provincia. Este insigne monumento fue fundado por el almirante Jofre Tenorio y su mujer Elvira Alvarez entre 1337 y 1338 y reformado en 1482.

 

Al exterior muestra un férreo aspecto de fortaleza gracias a la sobriedad que le proporcionan sus robustos muros de piedra. Comprende dos espacios claramente delimitados; en primer lugar la residencia o vivienda conventual que está rodeada por una espléndida cerca almenada y tras sus muros sobresalen sus interesantes claustros que nos remiten a recuerdos colombinos como son el Claustro Grande o de las Madres, de clara ascendencia almohade y el Claustrillo muy parecido al de la Rábida; en segundo lugar se encontraría el templo propiamente dicho realizado en estilo gótico-mudéjar a finales del siglo XIV y principios del siglo XV. Es de planta de salón sin crucero y está dividida en tres naves cubiertas con  bóveda de crucería sexpartita y ábside poligonal que prolonga su nave central por su cabecera.

 

Su interior está totalmente abovedado y las naves laterales terminan en testero plano. El retablo mayor es una magnífica obra de arte realizada por Jerónimo Velázquez que lo realizó entre 1635 y 1640. Las puertas del coro fueron pintadas en el siglo XV y en su interior sobresale su magnífica sillería que ha sido considerada como una de las más antiguas que existen en España. Es una posible obra nazarí realizada en el siglo XIV en madera de pino y cincelada por maestros granadinos. En la actualidad aparece muy deteriorada a pesar de ser un ejemplar único en su género. También cuenta con un magnífico díptico de la escuela de Siena de los siglos XIII y XIV y con el sepulcro de los Portocarrero, del siglo XVI, labrado en mármol blanco y realizado por los italianos Gian G. Della Porta y Giovanni de Pasallo. La comunidad de clarisas que lo regentaba desapareció a principios de siglo y en la actualidad sirve de sede del Museo Diocesano o de Arte Sacro de Huelva.

 

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ Y MOGUER

La Casa-Museo de Zenobia y Juan Ramón Jiménez es un bello edificio que muestra el saber hacer de los maestros andaluces que intervinieron. La casa-museo se articula en torno a dos plantas. En la inferior se inserta el corral y el gran patio central, típicamente andaluz. En la planta alta se distribuyen el resto de dependencias y las habitaciones. Destaca la hermosa balconada que recorre toda la fachada. La casa natal del poeta en la calle Ribera ha sido restaurada recientemente y en su interior se desarrollan diversas actividades públicas. La casa de Fuentepiña se halla a dos kilómetros de la ciudad y en ella fue donde escribió su famosa obra Platero y yo.

 

TEATRO FELIPE GODÍNEZ

Es un edificio modernista que fue construido en el solar que antiguamente ocupaba la Estación Enológica. En su construcción se ha respetado la bella fachada en la que se puede admirar una bella muestra de la azulejería sevillana perteneciente a la escuela de Aníbal González. Está perfectamente equipado para acoger espectáculos públicos y se ha dicho de él que recoge la principal dotación cultural de la villa.

 

MONUMENTOS A LA MEMORIA

Justo enfrente del edificio consistorial se alza imponente el monumento a la memoria de Juan Ramón Jiménez, obra del valenciano Octavio Vicens de fecha reciente. También se levantó otro monumento en memoria de los hermanos Niño, coprotagonistas de la gesta colombina, en el parque municipal. Este monumento es obra del onubense Juan C. Castro. También podemos admirar el monumento a la Coronación que se encuentra en la plaza del mismo nombre que fue realizado en mármol blanco de Macael en honor de Nuestra Señora de Montemayor, patrona de Moguer, obra del escultor Valentín Sabiote

 

HOSPITAL DEL CORPUS CHRISTI

La capilla del Hospital del Corpus Christi y antiguo convento franciscano pertenece al siglo XIV y fue fundado por los mismos que promovieron la construcción del Monasterio de Santa Clara. Tras el traslado de la comunidad al nuevo Convento de la Esperanza a finales del siglo XV, pasó a formar parte del hospital de beneficencia del mismo nombre. En él recibía culto el crucificado, conocido popularmente como el señor de la Sangre.

 

OTROS MONUMENTOS

Otro edificio emblemático de la villa es la ermita de Nuestra Señora de Montemayor que aparece rodeada por una bien poblada arboleda de pinares en la que anualmente se celebra la famosa romería moguereña en honor de su patrona. La Fuente de Pinete, bello ejemplar de templete mudéjar del siglo XV, ha perdido su configuración originaria tras sufrir sucesivas reformas. Quedaría por visitar la capilla de San Sebastián.

 

PERSONAJES CÉLEBRES

Entre los personajes más emblemáticos de la villa se cuenta con el dramaturgo y presbítero Felipe Godínez, natural de Moguer. Era un judeoconverso que sufrió las consecuencias de la Santa Inquisición al ser acusado de hereje en el año 1624. Este insigne moguereño fue apresado y condenado por hereje y judaizante. Otros moguereños ilustres fueron Rafael Romero barros, pintor de camara de Alfonso XII, padre de Julio Romero de Torres; Luis Hernández Pinzón, almirante de la Armada Española; Fray Ildefonso Joaquín Infantes y Macías, obispo de Tenerife y Manuel de Burgos y Mazo, Ministro de la Gobernación y Gracia y Justicia de Alfonso XIII.

 

Entre los grandes viajeros y colaboradores en la gesta colombina conviene recordar al moguereño Pero Alonso Niño de Moguer que en el año 1499 partió junto con Cristóbal Guerra de Triana a una expedición comercial a las Indias. En ella partieron más de 30 moguereños con una carabela de 50 Tm hacia Paria, donde cargaron palo de Brasil partiendo después en dirección a Isla Margarita y Cumaná donde consiguieron un gran botín de perlas preciosas. Llegaron poco después a Punta Arayá y en el año 1500 regresaron a España desembarcando en Bayona donde vendieron su carga al mejor postor.

 

También el hermano de Pero Alonso, Juan Niño, piloto y maestre de la Niña colaboró en las expediciones ultramarinas. Otros viajeros que partieron a Nuevo Mundo fueron Francisco Niñomarino, piloto de la Niña en el segundo viaje; Cristobal Pérez Niño, maestre de la carabela Cardera; Bartolomé Roldán, tripulante del primer viaje; el comendador Alonso Velez de Mendoza, repoblador de la isla de Santo Domingo; Diego García de Moguer, descubridor y colaborador en el primer viaje alrededor del mundo de Magallanes; Bartolomé Ruíz de Estrada, descubridor y navegante de los mares del Pacífico; Antón García Rengel, deán de la catedral de Venezuela; el franciscano Quintero que acompañó a Hernán Cortés a Nuevo Mundo y el dominico Fray Andrés de Moguer, primer cronista de su orden en México.

 

En el mundo de las letras son igualmente conocidos Francisco Garfias López, Permio Nacional de Literatura de 1971 y uno de sus más renombrados poetas, el insigne poeta Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura en el año 1956.

 

A dos kilómetros de la villa en dirección a Mazagón se localiza la casa campestre de Fuentepiña, en la que Juan Ramón Jiménez escribió su obra cumbre, Platero y yo. Allí se dice que está enterrado el burrillo que la inspiró, concretamente en el denominado Pino Gordo. Juan Ramón escribió “Tú si te mueres antes que yo, no irás, Platero mio, en el carrillo del pregonero, a la marisma inmensa ni al barranco del camino de los montes, como los otros pobres burros, como los caballos y los perros que no tienen quien los quiera...Vive tranquilo, Platero. Yo te enterraré al pie del pino grande y redondo del huerto de la Piña, que a ti tanto te gusta”.

 

La casa natal de Juan Ramón en la calle Ribera se ha convertido en una bella muestra de la arquitectura civil de Moguer tras su proceso de rehabilitación a instancias públicas. El poeta y escritor vivió en su casa natal hasta los ocho años de edad, momento en el que se trasladó al número 10 de la calle que hoy lleva su nombre y que acoge la casa Museo de Zenobia y Juan Ramón.

 

Este bello edificio es una muestra del saber hacer de los maestros andaluces y se articula en torno a dos plantas. En la planta baja se inserta el corral y el gran patio central, típicamente andaluz. En la planta alta se distribuyen el resto de dependencias y habitaciones. Destaca la hermosa balconada que recorre toda la fachada. En este lugar se guardan multitud de libros, manuscritos, retratos de familia y amigos y otros objetos personales. En palabras del poeta “Moguer es como un pan de trigo, blanco por dentro como el migajón y dorado en torno...es como una caña de cristal grueso y claro, que espera todo el año, bajo el redondo cielo azul, su vino de oro”.

 

FESTEJOS

Nuestra Señora de Montemayor recibe en romería anual a todos los peregrinos que vienen de toda España. La romería se realiza la segunda semana de mayo.  Esta romería ha sido considerada como una de las más interesantes de toda la Baja Andalucía. Los romeros que acompañan a la Hermandad Matriz acompañan a las filiales como Punta Umbría, Madrid, Sevilla, Huelva, Villamanrique y el Arahal. Todos ellos lucen vistosos y coloristas trajes típicos y llegan a la ermita a caballo o en carretas bellamente decoradas. Destaca la salida de romeros desde el pueblo y la Procesión de la tarde del domingo. También se realizan festejos en honor de su patrona los días 8 y 9 de septiembre. Durante estas fiestas patronales se celebran diversos actos culturales y populares con cantes y bailes regionales típicos, competiciones deportivas, fuegos artificiales, paseos a caballo y la Procesión a la Patrona, la Virgen de Montemayor. Otras fiestas tradicionales son las fiestas colombinas realizadas el día 16 de marzo, el tres de agosto y el doce de octubre.

 

Otras celebraciones populares y religiosas que se celebran en la villa son el Corpus Christi, momento en el que se engalanan sus calles con altares, ramajes y guirnaldas;  las Cruces de Mayo y la Semana Santa.

 

GASTRONOMÍA

Es habitual encontrarnos en su gastronomía interesantes muestras culinarias del buen hacer de sus gentes. Entre sus más codiciados platos sobresalen el potaje de castañas; las habas enzapatás, cocidas con sal; la raya en pimentón; la carne de membrillo y el cazón con tomate. Destaca también para su acompañamiento los deliciosos vinos de naranja, licores y vermuth además de sus postres como los archiconocidos pastelillos.

 

ALREDEDORES

La playa de Mazagón depende de forma mancomunada de Moguer y Palos de la Frontera. Se encuentra situado en el extremo sur del término municipal de Moguer, a 96 kilómetros de Sevilla, a 65 de la frontera portuguesa y entre 18 y 20 kilómetros del núcleo urbano de Moguer. La playa de Mazagón goza de un privilegiado clima que le han dado la fama que ostenta la famosa Costa de la Luz.

 

El mar ofrece más de 35 kilómetros ininterrumpidos de playas finas y blancas arenas que se conjugan con el especial verdor que proporciona el precioso bosque de pinos que la circunda. El puerto deportivo cuenta con instalaciones idóneas para el desarrollo de la pesca por su privilegiada situación.

 

Justo enfrente se pueden divisar la isla de Saltés, En medio y Bacuta que forman el denominado paraje natural Marismas del Odiel, donde se concentra la mayor colonia de espátulas de Europa.

 

Sobre las dunas fósiles que recorren de forma paralela el cordón litoral se sitúa una pequeña población dotada con distintas instalaciones y servicios. Sobresale el Parador Nacional Cristobal Colón que se dispone como un hermoso mirador de cara al mar.

 

Gracias a todo ello las playas de Mazagón se han convertido en el sitio ideal para el desarrollo del turismo de costa por su clima y por su bien dotada infraestructura de servicios. Cuenta con espacios protegidos como la Laguna del Abalorio, El Asperillo y la Laguna de las Madres.  

 

 * El presente trabajo forma parte de una colección editorial mucho más extensa y ambiciosa, enfocada a medios prensa, en la que se pretendía rescatar la cultura y las tradiciones de nuestros pueblos, provincia por provincia y pueblo por pueblo; en este caso, rendimos pleitesía a la provincia de Huelva para el diario de la misma ciudad: Odiel Información, que si lo publicó en el año 1999.

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