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Imaginemos la Nebulosa primordial, una nube cuasiesférica en colapso gravitatorio. Este colapso es más rápido cuanto más cerca del centro de la nube nos encontremos, hasta que en su centro se forme finalmente el Sistema Solar. Es de esperar que en las afueras queden todavía restos del perímetro de la nube, siguiendo una distribución esférica: los últimos flecos de la Nebulosa. Esa nube con simetría esférica que envolvería el Sistema Solar fue postulada por el astrónomo holandés Jan Oort como origen de los cometas de largo periodo. Sería un enjambre de núcleos cometarios girando lentamente alrededor del Sol. Eventualmente, alguno de ellos sufriría una modificación de su órbita por interacción con los otros objetos de la nube de Oort, y caería hacia el Sol, generando una larga cola y convirtiéndose en un cometa. Como la nube tiene simetría más o menos esférica, estos objetos podrán caer hacia el Sol siguiendo cualquier plano y dirección, tal y como se observa en los cometas de largo periodo.

Centrémonos ahora en la parte central de la nebulosa primordial, donde se ha formado el disco de materia que dará lugar a los planetas. Todo el material que está allí gira en torno al Sol en un mismo plano y siguiendo una misma dirección. Como ya hemos comentado, cuanto más cerca del Sol, más denso es el material que compone el disco. Poco a poco, por acreción, el disco acabará por formar los planetas de nuestro Sistema Solar. Pero de nuevo quedará un fleco, ahora del disco, justo en la periferia. Allí donde la densidad no es lo bastante alta para formar planetas, quedará un cinturón de escombros primigenios rodeando la corte planetaria. Fue otro astrónomo holandés, Gerard Kuiper, el que postuló la existencia de este disco de materia primordial, justo tras la órbita de Neptuno, suponiéndolo el origen de los cometas de corto periodo, con giro directo y en el plano de los planetas. El Cinturón de Kuiper hoy día ha pasado de la teoría a la constancia experimental de su existencia. Desde que en 1992 se encontró el primer cuerpo transneptuniano hasta la actualidad se han encontrado ya más de 800 de estos objetos. Se estima que su población real podría alcanzar los 70000 núcleos cometarios.


El punto del centro de la imagen representa a nuestro Sistema Solar. Alrededor de el vemos representada la Nube de Oort de enormes dimensiones. Una ampliación sobre el punto azul nos muestra el Cinturón de Kuiper.

Curiosamente, el descubrimiento de semejante población de objetos, podría hacernos perder un planeta. En efecto, algunos de los núcleos cometarios transneptunianos, como Sedna (con un diámetro de 1800 km) o Quaoar (de 1000 km), tienen tamaños y composición química similares a los de Plutón (2300 km) y su luna Caronte (1300 km). Es decir, según esto, Plutón no sería en realidad un planeta, sino el objeto más grande del Cinturón de Kuiper; el mayor de los cometas. Pero que no teman los nostálgicos de los nueve planetas. Plutón no perderá su estatus de planeta, y no porque haya razonamientos físicos, químicos, geológicos o astronómicos que defiendan con justicia la naturaleza planetaria (y no kuiperiana) de Plutón. No. Es que, sencillamente, Plutón fue el único planeta descubierto por un americano.

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