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La segunda característica del ballet romántico sueco estriba en el influjo del danés August Bournonville que se inicia en el bienio 1838 y 1839 con las Premieren de los ballets Hemkosten y Tiroleses . En el Estocolmo decimonónico se llegan a representar treinta coreografías de August Bournonville. Sin embargo los coreógrafos de la Ópera Real Sueca se limitan a seguir sus pautas y a no innovar. Un atisbo de ruptura con el legado bournonvilliano acaece en una fecha tan tardía como 1896 cuando Max Glasemann monta Coppelia de Leo Delibes.

La quiebra con esa época repetitiva se da a principios del siglo XX. La favorecen dos elementos. El primero sucede en 1906. Consiste en la actuación de Isadora Duncan en el Teatro Östermalm. El segundo radica en el conocimiento en Suecia de la danza rusa con Anna Pavlova y Mikhail Fokin.

En 1908 la Pavlova pone en escena en el Kungliga Teatern algunas obras que pertenecen al repertorio del Teatro Marinsky de San Petersburgo. La incidencia de Fokin empieza en 1913 – 1914. En aquel bienio la Ópera Real invita a Fokin quien lleva a Estocolmo las nuevas tendencias que Diaghilev, al frente de los Ballets Rusos, había mostrado en París de 1909 a 1912.

El influjo de Mikhail Fokin se acentúa en 1917 con su instalación en Suecia a raíz de haberse implantado el poder soviético en Rusia. Su ejemplo se refuerza en sus discípulos suecos Jean Börlin, Jenny Hasselquist, Carina Ari y Lisa Steier. La crisis económica que principia en 1929 – 1930 y la II Guerra Mundial afectan al Ballet Real de Suecia de modo que sus directores se limitan a seguir las pautas de Serguei Diaghilev conocidas a través de Fokin.

En la decada de 1950 el Ballet Real Sueco despega de nuevo con los británicos Anthony Tudor y Mary Skeaping quienes admiten las colaboraciones de los suecos Birgit Cullberg, Ivo Cramér y Birgit Akesson. Tudor importa los nuevos talantes de George Balanchine en el New York City Ballet y Yuri Grigorovich en la URSS. La Skeaping toma como modelo el quehacer balletístico del londinense Sadler's Wells . M. Skeaping empieza a reconstruir los antiguos ballets cortesanos. Sus estrenos sucedieron en el teatro del Palacio de Drottningholm que se construyó en 1776 y había sido recuperado en 1921 para representaciones de época por la historiadora del arte dramático Agne Beijer.

da el nombre de Celtiberia al territorio situado en la zona oriental de la Meseta Norte y el lado derecho de la cuenca media del Ebro. El ambiente boscoso, descrito por las fuentes clásicas para Numancia, proporcionó la base económica para la ciudad, aprovechando los ricos pastos idóneos para la cría de ovejas y cabras como principal fuente de riqueza. Con su lana se realizaban las prendas de vestir; entre las que destaca el “ sagum ” (de una pieza, de color pardo o negro, con mangas y capucha, usado hasta época reciente), para defenderse de los rigores climáticos. También eran abundantes los asnos, mulos y caballos; éstos tenían fama de rápidos. Por otro lado, los bosques proporcionaban caza abundante como ciervo, jabalí, liebre, conejo, oso y lobo, que están bien documentados entre los huesos hallados en la ciudad, y que prueban la existencia de un bosque mixto. La ganadería se complementaba con la agricultura, al parecer poco extendida. Esto ocasionó a los romanos en varios momentos la falta de trigo. Los granos hallados en las excavaciones de Numancia corresponden a cebada y trigo, de donde obtenían también la “ caelia ” o cerveza. Un complemento importante en la dieta alimenticia era la recolección de frutos secos, sobre todo de la bellota.

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