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286 - 295 (Madrigal)
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Entra Violante


VIOLANTE, aparte


      Huésped troyano has sido,
si no eres para mí caballo griego,
      oh, mancebo escondido,
armas tus ojos, y tu lengua fuego:
      con mi daño no se oya,
      y callen con mi estrago
      la sangre de Cartago,
      las cenizas de Troya,
      que la bebió la arena,
el viento las llevó, y dura mi pena.
295
Eneas, superviviente de Troya, fue acogido por Dido, reina de Cartago que se enamoró de él, pero luego fue abandonada. El caballo griego es el caballo con el que los griegos tomaron Troya. Marcelo es como Eneas, porque Violante lo ha acogido en su casa, como Dido acogió a Eneas, y se ha enamorado de él, pero él no le corresponde (o eso cree ella). También es como el caballo de Troya, que ha entrado en su casa con un subterfugio y ha causado estragos en ella.

Estando mi daño, no se oiga ya hablar de la sangre de Dido (que se atravesó con una espada maldiciendo a Eneas) y, estando mi estrago, callen las cenizas de Troya, pues la arena se bebió la sangre y el viento se llevó las cenizas, pero mi pena sigue aquí.


El espectador se entera aquí que el amor que Marcelo siente por Violante es correspondido, pero al mismo tiempo queda claro que Marcelo no ha cedido un ápice a los ofrecimientos de Violante, por lo que las habladurías que pronto oiremos sobre las relaciones deshonestas entre ambos son todas falsas y la confianza que Fabio deposita en ambos está justificada. Luego veremos, más concretamente, que Marcelo le ha pedido abiertamente a Violante que espere a que se vea definitivamente libre de su compromiso con Livia.

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