- Prosificación: Galatea
solicita al joven el ronco arrullo, mas con desvíos suaves
limita
los términos a su audacia y [limita] el aplauso al concento de
las
aves. Entre las ondas y la fruta, Acis imita en penas graves
al siempre
ayuno, que en tanta gloria son no breve infierno [el] fugitivo
cristal
[y los] pomos de nieve.
- Notas: Tántalo, hijo
de Zeus, traicionó a su padre y fue condenado a permanecer en
el
infierno junto a un arrollo y con fruta sobre su cabeza, pero
de modo
que
el agua y la fruta se alejaban de él en cuanto trataba de
alcanzarlos.
- Observaciones: Los
términos
de una región son su extensión. Limitar los
términos
a algo es acotarlo, no permitir que sus términos pasen de un
límite.
Galatea no permite que la audacia de Acis vaya más allá
de
cierto punto.
Acis y Galatea se comparan con dos palomas que están dando un
concierto
(su encuentro amoroso). Los conciertos terminan con el aplauso
del
público,
luego el aplauso puede usarse por metonimia para referirse al
final del
concierto, en nuestro caso la consumación del amor entre Acis
y
Galatea. Pero Galatea está poniendo trabas a Acis, con lo que
impide
que el concierto llegue a su final, impide que llegue el
aplauso.
El siempre ayuno es Tántalo. Acis imita a Tántalo, porque
el cristal (el agua en el caso de Tántalo, la piel de Galatea
en
el de Acis) y los pomos (manzanas en el caso de Tántalo y los
pechos
de Galatea en el de Acis) se le retiran cuando trata de
alcanzarlos.
Observemos
que aquí Góngora equipara piel con agua a través
de
dos metáforas típicas, que identifican a ambos con
cristales,
tal y como ya había hecho en la estrofa XXIV.
La frase es "Acis imita a Tántalo en penas graves", es decir,
se asemeja a Tántalo en el grave suplicio que sufre.
Comentarios:
Esta estrofa nos muestra en cada una de sus mitades el
punto de vista de uno de los dos protagonistas, cada cual con
sus
propias
contradicciones: Galatea alienta a Acis, pero al mismo tiempo
trata de
refrenarlo. Mientras tanto, Acis, está a un tiempo en la gloria
y en el infierno. La alegoría con que Góngora lo describe
lo dice todo por sí misma. Notemos que comparar a Acis con
Tántalo
ya es de por sí oportuno, pero es que además
Góngora
logra hábilmente que el agua y la fruta tengan una
correspondencia
concreta en el contexto de la fábula, lo cual no es sólo
un golpe de ingenio, sino que además lleva al lector a fijarse
en
los mismos "pomos de nieve" que están captando la
atención
de Acis.