ANTERIOR |
143 - 152 | SIGUIENTE |
Limpio sayal,
en vez de blanco lino, cubrió el cuadrado pino, y en boj, aunque rebelde, a quien el torno |
145 |
forma
elegante dio sin culto adorno, leche que exprimir vio la Alba aquel día, mientras perdían con ella los blancos lilios de su frente bella, gruesa le dan, y fría, |
150 |
impenetrable
casi a la cuchara, del viejo Alcimedón invención rara. |
Alcimedón es un artesano citado en un conocido
pasaje de la Égloga III de Virgilio:
... Pocula
ponam
fagina, caelatum diuini opus Alcimedontis, lenta quibus torno facili superaddita uitis diffusos hedera uestit pallente corymbos. |
Pondré
(en prenda) unas copas de haya, obra cincelada del divino Alcimedón, en las que una vid flexible añadida por el fácil trabajo del torno viste de hiedra pálida sus racimos dispersos. |
Todo el fragmento de Góngora alude a este pasaje por contraposición: las copas de Alcimedón están labradas en madera de haya, que no opone resistencia al torno (en realidad el trabajo es del cincel, el torno es el soporte en el que el artesano sujeta la copa para girarla fácilmente al labrarla), mientras que el cuenco que ofrecen al peregrino está hecho de dura madera de boj, que dificulta el trabajo, y carece de los adornos descritos por Virgilio. La alusión a Alcimedón en el último verso invita al lector a comparar la sencillez del cuenco de Góngora con la sofisticación (los cultos adornos) de las copas de Virgilio. De paso, Góngora pondera con ella la cuchara descrita: es digna del viejo Alcimedón por lo bien labrada que está, pero es una invención rara, por su simplicidad.