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En 1576 fray Luis de León
pudo salir de la cárcel, tras cinco años de encierro.
Para la ocasión compuso esta décima:
Aquí
la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa, en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa, y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso. |
Más adelante desarrollaría esta idea en su famosa oda
primera, titulada Vida retirada,
donde, siguiendo el modelo de Horacio, alaba la tranquila vida
campestre frente a la azarosa vida de la corte. Sus poemas, que nunca
quiso publicar, son casi exclusivamente de arte mayor (es decir, con
versos endecasílabos y heptasílabos), y su estrofa
predilecta es la lira,
introducida por Garcilaso en la poesía castellana. Es famosa la
anécdota según la cual, al reincorporarse
a su cátedra en la universidad de Salamanca, fray Luis
comenzó su primera clase tras su cautiverio con las palabras: "Decíamos ayer..."
Rémi Belleau, el poeta de la Pléyade francesa,
publicó Les amours et noveaux
échanges des pierres précieuses, la más
apreciada de sus obras poéticas.
En Inglaterra vivía un alemán de treinta años
llamado Johann Fischart que el
año anterior había traducido al alemán el Gargantúa de Rabelais, y
ahora publicaba mejor obra, el poema comicoheroico Das glückhafft von Zürich
(La aventurera nave de Zurich).
Un navegante inglés, sir Humphrey
Gilbert, publicó un Discurso
para probar que existe un paso para ir a Catay y a las Indias
orientales por el noroeste.
El mongol Altan Kan reorganizó la religión lamaísta tibetana poniendo todo el Tíbet bajo el gobierno de un jefe espiritual, que recibió el título de dalai-lama, residente en Lhassa, el cual estaba a su vez supeditado al Kan.
En Marruecos gobernaba el sultán Muhammad al-Mutawakkil, pero lo destronó su tío Abd al-Malik, hijo del primer sultán sadí, Muhammad al-Sayj, con la ayuda de los turcos de Argel. Muhammad huyó a Portugal y solicitó la ayuda del rey Sebastián.
En enero de 1577 Juan de Austria
firmó el tratado de la Unión
de Bruselas, confirmado por el edicto
perpetuo del 12 de febrero,
por le que se acordaba la salida de las tropas españolas de los
Países Bajos, el mantenimiento de la religión
católica, la disolución del Tribunal de los Tumultos y el
reconocimiento de Guillermo el Taciturno como gobernador de Holanda y
Zelanda. El hecho de que no se reconociera la libertad de culto
convertía al acuerdo en una simple tregua, y no en un
auténtico tratado de paz.
Un español llamado Juan
Torres de Vera y Aragón, que había combatido en
Chile contra los araucanos, se casó con una hija del
recientemente fallecido gobernador del Río de la Plata, Juan
Ortiz de Zárate, y ello bastó para que los habitantes de
Asunción lo reconocieran "heredero" del cargo. El virrey del
Perú Francisco de Toledo, no aprobó esta decisión,
como tampoco había aprobado el matrimonio, pero Torres de Vera
tomó posesión del cargo.
Las intrigas de los carmelitas calzados contra los descalzos
terminaron llevando a prisión a Juan de la Cruz. Fue llevado a
Toledo y recluido en un convento, de donde pudo escapar al cabo de ocho
meses y se refugió en Andalucía.
Por esta época se encontraba en Toledo el Greco. No se sabe
muy bien qué le hizo abandonar Italia, aunque tal vez fuera su
interés por que el rey Felipe II lo contratara para la
decoración de El Escorial. De momento, recibió algunos
encargos para la catedral de Toledo.
Ese año murieron el poeta francés Rémi Belleau y el escritor inglés George Gascoigne. El año anterior había terminado la primera sátira inglesa en verso blanco: The steele glas.
Mientras se recuperaba de unas graves heridas, el poeta
D'Aubigné empezó a componer un poema sobre las guerras de
religión, al que tituló Los
trágicos.
Guillermo el Taciturno, aprovechando su recientemente reconocido
status de gobernador, entró triunfante en Bruselas y allí
proclamó la ilegitimidad de Juan de Austria. Éste, en julio, viendo peligrar su posición,
pidió el retorno del ejército español, lo que a su
vez tuvo como respuesta que los Estados Generales lo destituyeron, y se
vio obligado a huir y entrar por la fuerza en el castillo de Namur.
El duque Alberto Federico de Prusia llevaba ya cuatro años
sufriendo ataques de locura (desde el año en que se casó)
y, finalmente, el rey Esteban I de Polonia decidió confiar el
ducado a su primo Jorge Federico, el margrave de Ansbach.
En Francia, la Santa Liga
estaba logrando avances sustanciales. El 17
de septiembre, el rey Enrique III promulgó el edicto de Poitiers, que modificaba
sustancialmente los términos de la paz de Beaulieu, firmada el
año anterior. Restringía las ciudades en las que se
permitía el culto protestante, disolvía la mitad de los
parlamentos en los que los protestantes tenían
representación paritaria con los católicos y, en las que
subsistían, reducía su representación a la tercera
parte.
El 13 de noviembre Tycho Brahe
detectó un cometa y, a partir de sus observaciones,
concluyó que debía estar más lejos que Venus, lo
que contradecía la teoría aristotélica
según la cual, como objeto errático que era, debía
encontrarse por debajo de la esfera de la Luna.
Al morir el duque de Essex, Francis Drake dejó sus
"actividades" en Irlanda y presentó a la reina Isabel I de
Inglaterra su proyecto de penetrar en el mar del Sur y saquear las
posesiones españolas. Recibió para ello tres barcos
armados y dos auxiliares, con los que zarpó de Plymouth el 13 de diciembre.
Juan de Austria recibió tropas de Italia dirigidas por
Alejandro Farnesio, con las que inició una
brillante campaña llevando en su escudo el lema (alusivo al
emperador
Constantino): In hoc signo uinci
turcos, in hoc uincam haereticos (con este signo vencí a
los turcos y con él venceré a los herejes). El 31 de enero de 1578 obtuvo su primera
victoria en Gembloux.
Poco después el príncipe de Orange, Guillermo el
Taciturno, tomó Amsterdam y allí, el 23 de febrero, constituyó la Unión de Utrecht, que
agrupaba a las provincias protestantes de los Países Bajos
(Holanda, Zelanda, Utrecht, Güeldres, Overijssel, Frisia y Groninga), donde se
desencadenó una persecución de católicos. Los
protestantes nombraron gobernador de los Países Bajos al
archiduque Matías de
Austria, hermano de veintiún años del emperador Rodolfo
II. Rodolfo II designo a otro de sus hermanos, Ernesto, como gobernador de
Hungría.
Juan de Austria envió a España a su secretario, Juan
de Escobedo, para pedir más dinero y, de paso, a que se enterara
de si Antonio Pérez estaba tramando algo contra ambos. Escobedo
se encontró con una situación complicada: A la princesa
de Éboli no le probaba la vida del convento, así que
había decidido regresar a la corte. Hay habladurías que
la hacen amante de Felipe II, pero eso parece formar parte de la parte
legendaria de la leyenda negra.
En cambio, sí que tuvo alguna clase de relación con su
secretario Antonio Pérez. No está claro si tuvo una
componente amorosa o fue simplemente política. El caso es que
Escobedo investigó y encontró trapos sucios. Se especula
sobre la posibilidad de que intentara chantajearlos.
Pérez contraatacó: aseguró al rey que Escobedo
estaba tratando de convencer a Juan de Austria para que se casara con
María Estuardo y encabezara una rebelión que lo
convirtiera en rey de Inglaterra y de Escocia. Es posible que hubiera
algo de cierto en esto, pero Pérez lo deformó para
presentarlo como una maquinación contra Felipe II. El rey, con
su agudeza característica, lo creyó, y aprobó un
plan de Pérez para asesinar a Escobedo. Después de dos
intentos fallidos de envenenamiento, Escobedo fue asesinado por tres
sicarios el 31 de marzo.
El 9 de abril, el gobernador del
Río de la Plata, Juan Torres de Vera, nombró teniente de
gobernador a Juan de Garay, y le encargó fundar una ciudad donde
había estado Buenos Aires, abandonada treinta y siete
años atrás.
En Chile, Rogrigo Quiroga había sido confirmado como
gobernador y ahora obtenía notables victorias frente a los
araucanos.
El rey Sebastián de Portugal se había entrevistado con
Felipe II tratando de convencerle de que participara en una
expedición a Marruecos destinada a devolver el trono al
sultán Muhammad al-Mutawakkil, mientras que Felipe II
trató en vano de quitarle la idea de la cabeza. Sebastián
había reunido un ejército de 17.000 hombres. Zarpó
con su flota el 15 de junio, y el 7 de julio desembarcó en Marruecos.
El 4 de agosto tuvo lugar
la batalla de Alcazarquivir,
también conocida como la batalla
de los tres reyes, pues en ella murieron los tres:
Sebastián, al-Mutawakkil y Abd al-Malik, aunque la victoria la
obtuvieron las tropas de éste último, que fue sucedido
por su hermano al-Mansur.
El rey Sebastián había muerto con veinticuatro
años, sin descendencia. Fue sucedido por su tío Enrique,
de sesenta y seis años, que pasó a ser el rey Enrique I el Cardenal. Era el
último miembro con vida de la casa de Avís y estaba
aquejado de tisis y de gota, así
que empezó a ocuparse del problema de la sucesión. Para
buscar miembros colaterales de la familia real había que
remontarse hasta Manuel I el Afortunado, el abuelo de Enrique I y
bisabuelo de Sebastián. Además del rey Juan III el
Piadoso, el padre de Enrique I, entre sus descendientes figuraban
también Isabel (la madre de Felipe II) y los infantes Luis y Duarte.
A mediados de siglo, la orden de Malta había fundado un
priorato en la ciudad portuguesa de Crato,
y el actual prior era Antonio,
de cuarenta y siete años, hijo bastardo del infante Luis. Era
uno de los miles de portugueses que habían sido capturados tras
la batalla de Alcazarquivir. Otro de ellos era el joven Teodosio, el primogénito del
duque Juan II de Braganza. Cuatro años atrás, el duque
había acompañado al rey
Sebastián en su primera campaña contra Marruecos, pero en
esta ocasión se encontraba
gravemente enfermo y envió a Teodosio, a pesar de que
sólo tenía diez años de edad. La madre de Teodosio
era hija del infante Duarte, por lo que Juan II defendió los
derechos de su esposa a la corona portuguesa.
Ese año murió también el duque Alberto V de
Baviera, que fue sucedido por su hijo Guillermo
V.
Los turcos iniciaron una nueva campaña militar contra Persia.
El sha Ismaíl II murió, probablemente asesinado, y fue
sucedido por su hermano Muhammad
Judabanda, el primogénito de Tahmasp I.
El poeta francés Pierre de Ronsard publicó Los amores de Helena, un libro de
poemas inspirado por Hélène
de Surgères,
dama de honor de Catalina de Médicis. Aquejado de reuma y de
gota, no
tardó en retirarse de la vida pública,
prácticamente olvidado.
Alonso de Ercilla se había casado ocho años
atrás con una dama acaudalada, y ahora publicaba la segunda
parte de La araucana.
Teresa de Jesús terminó Las moradas o Castillo interior, dirigido a las
religiosas de sus monasterios para enseñarles el camino de la
contemplación y de la unión con Dios.
En Inglaterra Raphael Holinshed
publicó sus Crónicas
de Inglaterra, Escocia e Irlanda, sobre los orígenes de
los tres países.
En los últimos años, la reina Isabel I de Inglaterra
había confiado el gobierno de Irlanda a sir Henry Sidney, que introdujo la
división del territorio en condados, imitando la
organización territorial de Inglaterra, pero su forma de manejar
a los irlandeses se apoyaba demasiado en la fuerza bruta, y la reina
consideró que no era todo lo eficiente que podría ser,
así que cayó en desgracia.
El 6 de septiembre, Francis Drake
cruzó el estrecho de Magallanes. Había perdido sus dos
barcos auxiliares y, cuando llegó al Pacífico, se vio
envuelto en una tormenta que duró un mes. Uno de los tres barcos
naufragó, los otros dos se separaron y, uno de ellos
decidió regresar a Inglaterra. Drake quedó entonces
sólo con su barco, The Golden
Hind (la cierva dorada).
Mientras tanto, sir Humphrey Gilbert realizó un viaje de
exploración por la costa de Terranova tratando de encontrar el
paso del noroeste, de cuya existencia estaba convencido. Pero no lo
encontró.
El 1 de octubre Juan de Austria
murió de tifus
poco después, a sus treinta y tres años. Dejó
dispuesto el nombramiento
de Alejandro Farnesio como nuevo gobernador de los Países Bajos,
confirmado después por Felipe II.
La tormenta había arrojado a mar abierto el barco de Drake, y
cuando trató de acercarse a la costa se encontró con el
extremo sur del continente americano, y así descubrió que
la Tierra de Fuego no era un continente austral, sino una isla.
Había descubierto lo que ahora se conoce como el estrecho de Drake, que separa
América de la Antártida. En noviembre
pudo
fijar rumbo norte y empezó a recorrer la costa occidental de
sudamérica apoderándose de barcos españoles y
confiscando sus cargamentos.
Martin Frobisher realizó un nuevo viaje a
Norteamérica, y regresó con unas doscientas toneladas de
su "mineral de oro".
La persecución de católicos en la Unión de
Utrecht llevó a los flamencos católicos a replantearse su
situación. El 6 de enero de 1579
los católicos de las provincias del sur (Artois, Hainaut, Namur,
Lieja, Limburgo, Luxemburgo, Archies, Douai y Lille) se agruparon en la
Unión de Arras,
dispuestas a llegar a un acuerdo con el gobernador español,
Alejandro Farnesio.
Pedro Sarmiento de Gamboa había salido de España en
persecución de Francis Drake, pero llegó al estrecho de
Magallanes después de que éste lo hubiera cruzado.
Entonces trató de fortificar el paso para capturarlo cuando
tratara de cruzarlo de nuevo, en su viaje de regreso a Inglaterra, pero
no pudo someter a los indios.
El 17 de mayo, Alejandro Farnesio
firmó la paz de Arras
con los católicos que habían formado la Unión de
Arras, que restablecía el edicto perpetuo firmado por su
predecesor, Luis de Requesens. Así, los Países Bajos
quedaban divididos en una zona protestante al norte (la Unión de
Utrecht, controlada por el príncipe de Orange) y otra
católica al sur (la Unión de Arras), aunque en
ésta quedaban todavía importantes focos de resistencia
protestante que obligaban al gobernador a continuar la guerra.
El rey Enrique I de Portugal convocó las cortes en Lisboa y
logró que la nobleza y el alto clero aceptaran como sucesor al
rey Felipe II de España. Sin embargo, el pueblo y el bajo clero
veían con hostilidad a los españoles, y apoyaron al prior
de Crato, que había sido rescatado de su cautiverio en
Marruecos. La candidatura de la duquesa de Braganza tuvo menos apoyo,
pero el duque entró en negociaciones con Antonio Pérez,
el secretario de Felipe II, y con la princesa de Éboli, que le
ofrecieron su apoyo a cambio del matrimonio del joven Teodosio,
rescatado también de Marruecos, con la hija de la princesa.
Portugal se estaba arruinando reuniendo oro y joyas para rescatar a
los miles de cautivos de Alcazarquivir. Felipe II contribuyó con
grandes sumas como parte de su "campaña electoral". Al mismo
tiempo, empezó a reunir un ejército junto a la frontera
de Portugal, y una flota capitaneada por el marqués de Santa
Cruz vigilaba las costas portuguesas. Por otra parte, Antonio, el prior
de Crato, como rival de Felipe II, no tardó en obtener el apoyo
de Inglaterra y Francia.
Francis Drake llegó a la costa occidental de
Norteamérica con un botín que llenaba completamente las
bodegas de su barco. Empezó a explorar la costa en busca de un
paso que lo llevara de vuelta a Inglaterra, y así rebasó
la costa de California, pero, después de explorar algunas
bahías, decidió regresar por un camino conocido. Supuso
que los españoles estarían esperando su regreso
más prevenidos, así que optó por otra ruta. En julio tomó rumbo oeste y se dispuso
a atravesar el Pacífico.
Antonio Pérez hacía ostentación de una riqueza
que nadie sabía muy bien de dónde había salido, y
se había creado numerosos enemigos. Finalmente, Felipe II
prestó atención a las numerosas voces que le
prevenían contra él y decidió intervenir. Para
ello quiso tener a su lado alguien de confianza, y esto no era cosa
fácil, dada su afición a enemistarse con quienes le eran
leales. Ese mismo año, el duque de Alba había
caído en desgracia porque su hijo Fadrique se había casado
contra la voluntad del rey (motivo por el cual fue encarcelado). El
cardenal Granvela, que estaba en Nápoles, recibió una
apremiante demanda del rey para que regresara a Madrid lo antes
posible. Llegó el 28 de julio
y esa misma noche fueron arestados Antonio Pérez y la princesa
de Éboli. En realidad no sé sabía muy bien
qué habían hecho, y su causa avanzó lentamente,
sobre todo por la indecisión del monarca.
El rey de Polonia, Esteban I Báthory, fundó una
academia en Vilno, y
nombró rector al jesuíta Piotr
Skarga. Ese año publicó unas Vidas de santos que tuvieron gran
éxito. Esteban I colaboró con los jesuitas para extender
la Contrarreforma por su país.
El Brocense publicó un nuevo tratado de retórica,
titulado Organum dialecticum et
rhetoricum, y otro de geografía: Sphera mundi ex uariis autoribus
concinnata.
El poeta italiano Torquato Tasso, víctima de la locura, fue
internado
en el asilo de Santa Ana de Ferrara,
donde compuso su canción A
las princesas de Ferrara.
En Inglaterra, un joven de veinticinco años llamado John Lyly publicó una novela
en prosa llamada Euphues o La anatomía del ingenio, que
causó un gran escándalo, tanto desde un punto de vista
formal (su estilo era muy rebuscado, lleno de metáforas
rebuscadas, alusiones y aliteraciones cultas), como por su contenido,
una dura crítica a la sociedad londinense. El caso fue que
creó escuela, y tuvo numerosos imitadores durante más de
una década, dando lugar a un estilo literario conocido como eufuismo. (Euphues es el nombre del
caballero protagonista de la novela, teóricamente un ateniense,
aunque es una parodia clara de un inglés contemporáneo.
En griego significa "de buena disposición".)
Al mismo tiempo, Edmund Spenser publicaba su primera obra bajo el pseudónimo de Colin Clout, una colección de doce églogas titulada El calendario del pastor. Se lo dedicó a Philip Sidney, el hijo de Sir Henry Sidney, al que había conocido el año anterior y ya tenía cierta reputación como poeta.
El Greco había pintado diversas obras en Toledo: la Asunción de la Virgen, la Trinidad, la Resurrección y, el Expolio, que es una de sus obras
más importantes y que causó gran sensación en la
época. También es de esta época su célebre Caballero de la mano al pecho.
Ese año murió Sokullu Mehmed Bajá, el gran
visir del sultán Murat III.
En enero de 1580 Juan de Garay
partió de Asunción al frente de una expedición con
destino Buenos Aires, formada por sesenta y seis personas, diez de las
cuales eran españoles y el resto nativos.
Pedro Sarmiento de Gamboa regresó a España para
convencer a Felipe II de la necesidad de fortificar el estrecho de
Magallanes, para evitar que volviera a repetirse una empresa como la de
Drake que pusiera en peligro las costas occidentales de
Sudamérica. El rey estuvo de acuerdo y lo nombró
gobernador y capitán general del estrecho de Magallanes.
El rey Enrique I de Portugal convocó unas nuevas cortes en Almeirim tratando de conseguir el
mayor posible consenso sobre su sucesión, y murió poco
después, en febrero. Las
cortes empezaron entonces a deliberar, ya sin posible demora, sobre la
sucesión.
El 25 de marzo, el abogado y matemático François Viète fue nombrado consejero del rey Enrique III de Francia.
En abril, antes de que las cortes
portuguesas hubieran tomado ninguna decisión, el rey Felipe II
de España se proclamó rey de Portugal. Rechazó el
arbitraje pontificio y prometió respetar las libertades
portuguesas. Pero Antonio, el prior de Crato, reunió un
ejército de descontentos, frailes en su mayoría, bajo el
mando de Diego Meneses. Esto
bastó para que Felipe II diera la orden de invadir Portugal.
Para dirigir el ejército, no vio mejor opción que llamar
al duque de Alba, que recuperó así el favor real.
Avanzó hacia Lisboa sin encontrar resistencia.
El 11 de junio, Juan de Garay
realizó la (segunda) fundación de Buenos Aires. Poco
después se trasladó a Santa Fe, donde sofocó un
motín que había estallado a principios de mes.
El ejército del duque de Alba se encontró en Cascaes con el ejército de
Antonio, el prior de Crato. Unas horas de combate bastaron para
desarticularlo. El general Meneses fue capturado, mientras que Antonio
pudo huir, y el 19 de junio se hizo
proclamar rey. Se puso precio a su cabeza, pero consiguió que le
siguiera un puñado de hombres armados con estacas y se hizo con
el control de Oporto, donde trató de reorganizar la lucha. El 2 de agosto, Meneses fue decapitado. (El
duque tenía ya setenta y dos años, pero sus
métodos seguían siendo los mismos.) Poco después,
el prior sufrió una segunda derrota en Alcántara. Por su parte, el
duque de Braganza se había sometido desde el primer momento al
duque de Alba.
Habiendo fracasado su intento de enemistarse con el duque de Alba,
Felipe II lo intentó con otro de sus mejores hombres: Alejandro
Farnesio. Le ordenó que cediese el mando político de los
Países Bajos a su madre, Margarita de Parma, y de modo que
él conservaría únicamente el mando militar, pero
Alejandro se negó.
En Lovaina, el teólogo Michel de Bay, tras una larga pugna
contra Roma, terminó por abjurar de su doctrina sobre la gracia
y la predestinación, gracias a lo cual pudo conservar su cargo
en la universidad.
Desde su cautiverio en Argel, Miguel de Cervantes había
organizado cuatro fugas, todas las cuales fracasaron. Cervantes siempre
asumía todas las responsabilidades y, en consecuencia, todas las
represalias. Un día llegaron a Argel dos trinitarios, uno de los
cuales, fray Juan Gil, llevaba
300 escudos reunidos por su familia para liberarlo, pero los turcos
pedían 500. Fray Juan recolectó la diferencia entre los
mercaderes cristianos de Argel, con lo que el 19 de septiembre obtuvo la libertad.
La reina Isabel I de Inglaterra tenía ya cuarenta y siete
años y permanecía soltera. Era conocida como la reina virgen. Desde el principio
de su reinado, Isabel I se preocupó de mantener a Inglaterra al
margen de las luchas entre católicos y protestantes que
habían sacudido a Francia y Alemania, y consideraba que su
matrimonio podría comprometer a su país con uno de los
dos bandos. Esto no significa que no estudiara posibles enlaces. Al
contrario, ella y su secretario, William Cecil, sopesaban
frecuentemente las ventajas e inconvenientes de uno u otro posible
esposo. En un principio, se había barajado incluso el nombre de
Felipe II de España. Después, entre otros muchos, se
consideró a Guillermo el Taciturno, y ahora la propuesta mejor
valorada era la de Francisco, el duque de Anjou, hermano del
rey Enrique III de Francia (y heredero de la corona, mientras el
monarca no tuviera hijos).
Entre los detractores de este posible enlace estaba el poeta Philip
Sidney, partidario de que Inglaterra formara una liga de estados
protestantes. Esta discrepancia con los proyectos de la reina hizo que
fuera postergado de la vida política.
El 26 de septiembre Francis Drake
llegaba a Inglaterra después de haber dado la segunda vuelta al
mundo, conservando intacto el enorme botín saqueado a los
españoles en América.
El 24 de octubre Miguel Cervantes
llegaba a España. Encontró a su familia en una
situación muy precaria: su padre, ya mayor y aquejado de
sordera, su hermana Luisa se
había hecho carmelita descalza, sus otras dos hermanas eran
prostitutas, y su hermano Rodrigo seguía en el ejército.
Por esta época empezaron a divulgarse los primeros poemas de Luis de Argote y Góngora, un
joven cordobés de diecinueve años que estudiaba en
Salamanca. Entre los más famosos estaban los romances La más bella niña y Hermana Marica.
Las persecuciones de los carmelitas descalzos por parte de los
calzados terminaron cuando una orden papal decretó la
separación de
ambas órdenes. Esto dio un respiro a los fundadores, Teresa de
Jesús y Juan de la Cruz.
El emperador Rodolfo II impuso por las armas un gobierno
católico en la ciudad de Aquisgrán.
Otros fallecidos ese año fueron:
Por mandato de sus superiores, fray Luis de León
publicó su Explanatio in
Cantica canticorum (explicación del Cantar de los
cantares), debidamente traducidos del castellano al latín, para
no tener problemas con la Santa Inquisición.
Uno de los más reputados poetas españoles de la
época, Fernando de Herrera,
conocido como el Divino,
publicó una edición comentada de las obras de Garcilaso
de la Vega, en la que criticó a su vez los comentarios del
Brocense, abriendo así una dura polémica
filológica que se prolongaría durante décadas, en
la que se alinearían andaluces contra castellanos (Herrera era
sevillano y el Brocense extremeño, pero vivía en
Salamanca).
Un humanista francés llamado Michel
Eyquem de Montaigne publicó una colección de
reflexiones filosóficas tituladas Ensayos, fruto de casi una
década de retiro y meditación. A finales de año
emprendió un viaje por Suiza, Alemania e Italia.
El éxito de su Euphues,
llevó a John Lyly a publicar una segunda parte, Euphues y su Inglaterra, donde
exaltaba hasta la saciedad las virtudes nacionales y a la reina Isabel.
El alemán Johann Fischart, que de Inglaterra había
pasado a los Países Bajos, publicó la sátira en
verso titulada El sombrerito de los
jesuitas, contra el catolicismo y la Contrarreforma.
Martin Frobisher realizó su tercer y último viaje a
Norteamérica, luego se descubrió que su "mineral de oro" no tenía
nada de oro y se usó para reparar caminos.
En la India, el mongol Akbar dominaba ya lo que puede considerarse
(dada la diversidad de culturas que lo componían) un
auténtico imperio. Había adoptado el título de gran mogol. Por esta época
sufrió una crisis mística que lo llevó a renegar
del islam y crear su propia religión, a la que llamó Din-i ilahi (la divina fe), que era
un monoteísmo teñido de panteísmo. Aficionado a
las disputas teológicas, llamó a su corte a una
misión de jesuitas.
En Japón, el shogun Oda Nobunaga acabó con el poderío de la secta ikko y tomó su castillo de Osaka. Poco después, derrotados todos sus adversarios, se convirtió en dueño indiscutible de la región central del Japón.
En 1581, Pedro Sarmiento de
Gamboa zarpó de nuevo hacia el estrecho de Magallanes, pero
varios temporales unidos a sus desavenencias con Diego Flores de Valdés
hicieron que la expedición terminara regresando a España.
El 4 de abril, la reina Isabel I
nombró caballero a sir
Francis Drake a bordo de su propio barco, tras lo cual
siguió negando impertérrita ante la diplomacia
española que la Corona Inglesa tuviera relación alguna
con Drake y, naturalmente, España nunca recuperó nada de
lo saqueado en América.
Restablecido de su enfermedad, Felipe II entró en Lisboa,
donde el 15 de abril fue aclamado
como rey. Las cortes portuguesas le reconocieron el
título, y, complacido, el nuevo monarca proclamó un
perdón general para todos sus adversarios, excepto para el prior
de Crato y unos pocos de sus curas más exaltados. Antonio tuvo
que huir del país con ayuda inglesa. Se dirigió a
Francia, donde obtuvo la protección de María de
Médicis.
Así fue cómo Portugal fue anexionado a España,
y Felipe II se vio dueño de lo que ya hacía un tiempo que
se conocía como el Imperio
Español, del que se decía que en él "nunca se ponía el sol", ya
que llegaba hasta las antípodas. Observemos que "anexionado a
España" no significa nada en realidad, pues España no era
más que el nombre con el que se conocía al conjunto de
reinos de la península Ibérica: Castilla, Aragón,
Navarra, Valencia, etc., y ahora también Portugal, cada uno de
los cuales conservaba una completa independencia respecto a los
demás y únicamente compartían soberano.
Al mirar el mapa conviene tener presente que las colonias portuguesas en África y Asia eran de naturaleza muy diferente a las otras colonias del Imperio: a excepción de unas pocas islas, no eran más que territorios vasallos de Portugal que conservaban sus gobernantes autóctonos, pero albergaban factorías y plazas fuertes portuguesas, suficientes para garantizar el monopolio comercial portugués. El mapa sugiere que España era la primera potencia mundial del momento y, en cierto sentido, así era, pero esta apariencia era en gran medida engañosa. La Corona había sufrido varias bancarrotas a lo largo del siglo, que apenas tuvieron consecuencias gracias a los préstamos que Felipe II no tenía dificultades en obtener avalado por el oro que llegaba de América, pero la economía española estaba cada vez más hipotecada.
Por otra parte, el mayor punto débil del Imperio
Español no tenía que ver directamente con la
economía o el poderío militar: mientras en el resto de
Europa florecían universidades en las que se formaban
filósofos, matemáticos, astrónomos,
geógrafos, médicos, cirujanos, etc., las universidades
españolas apenas generaban sino teólogos, cuya
contribución al progreso intelectual, más que nula,
podría considerarse negativa. En España florecían
los filólogos, poetas, pintores, escultores, arquitectos y toda
suerte de artistas, pero ya habían pasado los tiempos en que el
nivel cultural de un estado podía evaluarse por sus artistas. A
largo plazo, iban a ser los filósofos y los científicos,
y no los artístas ni los humanistas, los que decidirían
el
peso de un país en el mundo. Y si Felipe II se había
mostrado alguna vez eficiente en algo, había sido, sin duda, en
potenciar la tendencia de España a mantenerse apartada del
progreso.
En mayo, Miguel de Cervantes marchó a Portugal, donde logró que Felipe II le encomendara una misión en Orán.
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