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LA RENDICIÓN DE JAPÓN
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En junio de 1945 la guerra había terminado en Europa, y las perspectivas para los japoneses no eran muy halagüeñas. Hasta hacía relativamente poco tiempo, la posibilidad de perder la guerra había sido impensable para los dirigentes japoneses. Japón nunca había perdido una guerra y nunca había sido invadido en toda su larga historia. Sin embargo, a estas alturas ya se veían tímidos signos de vacilación (tímidos porque no era saludable exponerlos en público: si alguien insinuaba la conveniencia de que Japón se rindiera podría acabar asesinado por los militares más radicales).

Unos meses atrás, el ex primer ministro Fuminaro Konoe había entregado al emperador Hirohito un memorándum en el que analizaba la situación y advertía de que si la guerra se prolongaba, la familia imperial correría más peligro por la posibilidad de una revuelta interna que por la derrota.

Una de las mayores incertidumbres las generaba la Unión Soviética, que había anunciado su intención de no renovar el pacto de neutralidad firmado en 1941. Los japoneses temían que la Unión Soviética hubiera llegado a alguna clase de acuerdo con los estadounidenses para unirse a la guerra contra Japón cuando terminara la guerra en Europa (y así había sido acordado, ciertamente, en Yalta), pero no tenían confirmación de ello. Por eso la diplomacia japonesa estaba haciendo todos los esfuerzos posibles para averiguar las intenciones de Stalin. De hecho, una posibilidad que se contemplaba era que Stalin pudiera ejercer de mediador para llegar a un acuerdo de paz con los aliados. El ministro de Asuntos Exteriores soviético, Viacheslav Mólotov, aseguró al embajador japonés que "el periodo de validez del pacto no había terminado", lo cual era cierto (terminaba el año siguiente), pero eso no significaba que la Unión Soviética fuera a respetarlo.

Era tradición que cada nuevo gobierno hiciera una declaración de intenciones de lo que iban a ser sus líneas de gobierno y así, el primer ministro Kantarō Suzuki, tras haberse reunido con el Alto Mando del ejército, había elaborado un documento titulado "La política fundamental que se seguirá en adelante en la dirección de la guerra", en el que se afirmaba que "el pueblo japonés luchará hasta la muerte antes que rendirse". En cuanto a la unión soviética, el plan era éste:

Hay que señalar a Rusia que debe a Japón su victoria sobre Alemania, puesto que nosotros hemos permanecido neutrales, y que sería conveniente para los soviéticos ayudar a Japón a mantener su posición internacional, puesto que en el futuro tendrán como enemigo a los Estados Unidos.

La propaganda japonesa ya no podía ocultar la precariedad de la situación. El 1 de junio 521 bombarderos estadounidenses escoltados por 148 cazas fueron enviados a bombardear Osaka. Algunos de ellos chocaron entre sí al atravesar densas nubes, pero los demás causaron estragos: casi 4.000 japoneses murieron y 8.2 km2 de edificios fueron arrasados.

De la flota japonesa apenas quedaba nada y los cargueros japoneses estaban a merced de los submarinos aliados. Ese día un submarino británico hundió un carguero (Tobi Maru) en el mar de Java.

Buena parte de los escasos recursos japoneses estaban retenidos en China. En la última ofensiva en la región de Hunan habían participado unos 80.000 soldados, y había resultado un fracaso. Los chinos habían contraatacado y estaban a punto de devolver a los japoneses a sus posiciones iniciales, pero dejando atrás más de 12.000 muertos y un número aún mayor de heridos.

El foco principal de la lucha contra los japoneses se centraba en ese momento en Okinawa, donde los marines habían encontrado una resistencia desaforada, pero ya dominaban la mayor parte de la isla, y la presencia japonesa se reducía esencialmente a una bolsa de unos 30.000 hombres en la península de Kiyan y otra de unos 10.000 hombres en la península de Oroku, bajo el mando del almirante Minoru Ōta, muchos de ellos escondidos en un cuartel general subterráneo enclavado en una colina que dominaba una base naval, cercana a su vez a un campo de aviación.

La rendición de Alemania suponía en teoría el final de la guerra en Europa, y en África y en Oriente Medio, pero el fin de la guerra no es lo mismo que el principio de la paz. Por una parte, de Gaulle había considerado que era el momento de reconstruir el imperio colonial francés y, tras haber ahogado en sangre una revuelta en Argelia, ahora intentaba hacer lo mismo en Siria. Churchill, no habiendo recibido respuesta a su advertencia del día anterior y, sin esperar una respuesta de los Estados Unidos, ordenó que tropas británicas invadieran Siria desde Jordania. El general británico Sir Bernard Paget ordenó al general francés Ferdinand Frençois Oliva-Roget que ordenara un alto el fuego, pero Oliva-Roget respondió que no aceptaría órdenes de un británico (pese a que Paget tenía el mando de todas las tropas aliadas en Oriente Medio). Paget entonces ordenó el avance hacia Damasco y Oliva-Roget, viendo que los británicos lo superaban en número, se retiró hacia la costa. Por la noche, en Damasco los sirios se dedicaban a matar a todo francés o senegalés que veían, así que los franceses tuvieron que aceptar la oferta británica de ser escoltados a sus cuarteles por su propia seguridad. Los sirios aplaudían a los británicos cuando los veían arrestar franceses por la ciudad. Oliva-Roget le dijo a un periodista sirio: Habéis cambiado los franceses tratables por los brutales británicos. De Gaulle acusó a los británicos de inmiscuirse en asuntos franceses, mientras que el gobierno británico acusó a Francia de usar contra los sirios material bélico prestado por los aliados para combatir a Alemania, lo que suponía una violación de las condiciones acordadas.

Por otra parte, los comunistas estaban aprovechando el vacío de poder en los países ocupados por Alemania para hacer honor a su himno y lograr que el género humano se redujera a la Internacional Comunista exterminando a todo presunto oponente político. Ya tenían el trabajo muy avanzado en Polonia y en Bulgaria, y la Unión Soviética estaba purgando los países bálticos. En Yugoslavia los comunistas habían organizado gobiernos comunistas no elegidos por nadie en Servia, Croacia, Bosnia, Eslovenia, Montenegro y Macedonia, todos ellos coordinados por un gobierno yugoslavo central. En Servia las purgas estaban ya prácticamente terminadas. Hay constancia de al menos 55.973 asesinados, entre ellos 27.367 alemanes, 14.567 servios y 6.112 húngaros acusados de crímenes de guerra o colaboracionismo, pero que fueron ejecutados sin juicio, y en muchos casos sin más motivo que el de no simpatizar con el comunismo. En Macedonia, a primeros de año, centenares de habitantes de origen búlgaro habían sido asesinados y, durante los años siguientes, la cifra subiría a más de 4.000.

El gobierno británico canceló la deportación de 2.700 civiles eslovenos en Bleiburg porque habían llegado noticias del trato que los partisanos estaban dando a los deportados. Los británicos establecieron que no sólo se devolvería a Yugoslavia a los que explícitamente manifestaran su deseo de volver. Hasta el momento, desde Bleiburg se había deportado a 26.239 personas, entre ellas 12.196 croatas, 8.263 eslovenos, 5.480 servios y 400 montenegrinos.

Sin embargo, esta prevención ante los comunistas yugoslavos no se hizo extensiva a los soviéticos. Ese día empezó una deportación de unos 18.000 cosacos refugiados en Judenburg (Austria). Más de 50 de ellos logró que los guardias les dejaran paso amenazando con hacer estallar granadas de mano y se escondieron en un bosque cercano. Y es que a los crímenes de guerra cometidos directamente por los comunistas había que sumar los que cometían indirectamente, pues muchos se suicidaban cuando se enteraban de que iban a ser entregados.

De los casi 20.000 alemanes que los checoslovacos habían expulsado de Brno, apenas 10.000 estaban en condiciones de continuar caminando, y éstos empezaron a cruzar la frontera austriaca cerca de Mikulov. Sin embargo, los soviéticos protestaron ante el gobierno checoslovaco por enviarles tantos refugiados sin ninguna clase de acuerdo previo, así que los checos interrumpieron la deportación y unos 10.000 alemanes (los 5.000 que no habían sido admitidos en Austria más los rezagados) tuvieron que permanecer en un campo de concentración en Pohořelice, pues la vuelta a Brno se consideraba inaceptable.

Sólo en ese año habían llegado a Dinamarca unos 250.000 refugiados alemanes, principalmente evacuados de los países bálticos, Prusia Oriental y Polonia, mientras Dinamarca estaba todavía bajo la ocupación alemana. En total los refugiados alemanes constituían el 5% de la población danesa y una tercera parte eran niños menores de 14 años. A lo largo del año murieron más de 13.000, entre ellos unos 7.000 niños de menos de cinco años, en parte porque los médicos daneses les negaban atención, no tanto por resentimiento como porque los recursos eran escasos y preferían emplearlos con la población danesa.

El 2 de junio un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Mikamisan Maru) cerca de la costa japonesa.

La aviación estadounidense bombardeó varios aeropuertos japoneses para evitar el despegue de kamikazes.

El papa Pío XII pronunció un discurso ante el colegio de cardenales en el que advirtió del peligro que todavía existía en Europa a causa de "esas turbas de desposeídos, desilusionados, decepcionados, desesperados que van a engrosar las filas de la revolución y el desorden a sueldo de una tiranía no menos despótica que las que habían sido derrocadas".

De Gaulle, muy a su pesar, tuvo que autorizar un alto el fuego en Siria. Los británicos impusieron un toque de queda a los franceses y pidieron a Quwatli que cooperara para que fuera respetado también por los sirios. Quwatli cooperó y expresó su gratitud al gobierno británico. El ministro francés de Asuntos Exteriores le dijo al embajador británico: Sean cuales sean los errores que haya cometido, Francia no merece una humillación como ésta. Y el propio de Gaulle le dijo: Reconozco que no estamos en condiciones de hacerles la guerra, pero ustedes han traicionado a Francia y han traicionado a Occidente. Eso no puede olvidarse.

No era el primer roce que de Gaulle tenía con sus aliados en poco más de un mes, ni tampoco el segundo. El secretario de Estado estadounidense ya había tenido que escribir el mes anterior a de Gaulle para exigirle la retirada de sus tropas de Stuttgart, pues la zona estaba asignada a los Estados Unidos y la presencia francesa entorpecía el trabajo (entre otras cosas porque obligaba a compartir suministros) y, poco después, el propio Truman había tenido que escribirle para que retirara sus tropas del valle de Aosta. Ese día las tropas francesas salieron de Damasco escoltadas por los británicos entre abucheos de la población.

El 3 de junio los restos de Hitler, Braun y la familia Goebbels fueron enterrados en un bosque de Brandeburgo.

El 4 de junio submarinos estadounidenses hundieron un carguero japonés (Ryujin Maru) junto a la costa japonesa y otro (Taiu Maru) en el mar de la China Oriental.

Dos regimientos de marines estadounidenses lanzaron un ataque anfibio a la base naval situada en la península de Oroku, en Okinawa.

Los partisanos habían detenido en Zagreb al arzobispo Aloysius Stepinac, cuya actitud hacia el régimen de Pavelić había sido ambigua. En general, lo había apoyado abiertamente, por su oposición a los servios (mayoritariamente de religión ortodoxa, la mayor maldición de Europa, según el arzobispo), pero al mismo tiempo había irritado a la Ustacha al denunciar el genocidio de servios (aunque sin mencionar explícitamente a los servios), las ejecuciones sin juicio y las atrocidades del campo de Jasenovac. El mariscal Tito había ordenado su excarcelación dos días atrás, y ahora se reunía con él, pero no logró llegar a un acuerdo sobre las relaciones entre la Iglesia Católica y el nuevo Estado yugoslavo.

En plena campaña electoral, Winston Churchill fue muy criticado porque, en una entrevista transmitida por la radio dijo que el partido Laborista necesitaría una especie de Gestapo para llevar a la práctica su programa electoral.

El 5 de junio 530 bombarderos estadounidenses atacaron la ciudad japonesa de Kobe, sobre la que lanzaron 3.000 toneladas de bombas incendiarias.

En Okinawa los estadounidenses capturaron la mayor parte del campo de aviación de la península de Oroku. Aviones kamikaze dañaron un acorazado (USS Mississippi) y un crucero pesado estadounidense (USS Louisville).

A las 18:00 se firmó la Declaración sobre la derrota de Alemania y la asunción de la autoridad suprema por las potencias aliadas, firmada en Berlín por el general Eisenhower en nombre de los Estados Unidos, el marsical Montgomery en nombre de Gran Bretaña, el mariscal Zhúkov en nombre de la Unión Soviética y el general de Lattre en nombre de Francia, en virtud de la cual se derrocaba oficialmente el régimen nazi. Constaban de 15 artículos, de los cuales los ocho primeros concretaban las condiciones de la rendición militar. El artículo 11 establecía el arresto para un futuro juicio de todos los alemanes sospechosos de haber cometido crímenes de guerra, mientras que el artículo 13 establecía que todas las instituciones civiles, económicas y legales alemanas debían acatar las instrucciones que recibieran en cada momento de los representantes aliados.

En el curso de la reunión, los soviéticos informaron a Eisenhower de que habían identificado los restos de Hitler con una seguridad casi absoluta.

Hasta ese día, el campo de concentración checoslovaco de Pohořelice no había contado con una organización ni un suministro regular de alimento. Para entonces, entre los prisioneros alemanes había surgido un brote de disentería que se estaba cobrando cientos de víctimas.

El 6 de junio el almirante Minoru Ōta envió un telegrama en el que informaba a sus superiores de la situación en Okinawa:

Desde que el enemigo comenzó a atacar la isla principal de Okinawa, la Armada y el Ejército se han dedicado a la guerra defensiva y apenas han podido velar por la gente de la prefectura. Sin embargo, hasta donde yo sé, entre la gente de la prefectura, todos los jóvenes y de mediana edad han respondido plenamente a la convocatoria de defensa. Ahora, los ancianos, los niños y las mujeres que se quedaron atrás desamparados se ven obligados a pasar hambre y a llevar vidas miserables, expuestos a los elementos naturales. Inicialmente, tras haber perdido todas sus pertenencias, viviendas y artículos domésticos por los repetidos bombardeos navales y ataques aéreos, se escondieron en pequeños refugios aéreos excavados en áreas que originalmente se pensaba que estaban libres de operaciones militares. Pero estos refugios también han sido bombardeados y por eso se han visto obligados a huir. A pesar de las dificultades, las mujeres jóvenes han tomado la iniciativa de dedicarse al ejército: muchas como enfermeras y cocineras y algunas se ofrecieron hasta a llevar balas de cañón, e incluso servir en las unidades de ataque con espadas.

Los civiles locales esperan un final siniestro cuando el enemigo aterrice: los ancianos y los niños serán asesinados, y las mujeres serán llevadas a territorio enemigo con propósitos nefastos. Por eso, algunos padres han decidido dejar a sus hijas pequeñas a las puertas de los campamentos militares en busca de protección militar para ellas.

Debo agregar la devoción de las enfermeras locales jóvenes: continúan ayudando a los soldados gravemente heridos que quedaron después de que el movimiento militar y los médicos ya no estén disponibles. La dedicación de estas enfermeras es muy seria y no creo que esté motivada por un efímero sentimiento de simpatía. Además, he visto a personas sin medios de transporte caminar bajo la lluvia de la tarde sin quejarse en absoluto cuando un cambio repentino y drástico de la estrategia militar dicta con poca antelación que estos civiles deban trasladarse a un lugar lejano por la noche. [...] Las islas de Okinawa se convertirán en tierra arrasada donde ninguna planta quedará sin quemar. Se dice que la comida será suficiente solo hasta finales de junio.

Este pasaje muestra cómo, en muchos casos, la estupidez suicida de los japoneses no era congénita, sino que estaba inducida por una propaganda cínica que inculcaba a la población que los estadounidenses trataban a los prisioneros de guerra según los estándares morales japoneses.

El sah de Irán nombró primer ministro a Mohsen Sadr.

Para entonces, los pozos de la mina en Huda Jama que los partisanos estaban usando para deshacerse de los refugiados eslovenos repatriados desde Bleiburg estaban ya repletos, así que cubrieron los cadáveres con cal y sellaron la entrada a la mina con cemento. Algunos prisioneros que no estaban muertos lograron salir de los pozos, pero se encontraron sepultados en vida.

Ese día Nikola Mandić, el ex primer ministro del Estado Croata Independiente, fue juzgado en Zagreb junto con otros nueve personalidades civiles y militares del régimen. Mandić fue condenado a muerte junto con otros seis de los acusados, otro fue condenado a cadena perpetua y otros dos a 20 años de cárcel. Los comunistas consideraron que con un día de juicio había suficiente para depurar todas las responsabilidades y, por si a algún listillo se le ocurría algo más que hubiera debido tenerse en cuenta, las sentencias se ejecutaron el 7 de junio. Mientras tanto, Ante Pavel ić seguía haciéndose pasar por un refugiado anónimo junto a su familia. Los estadounidenses lo recolocaron en la aldea de St Gilgen, en Austria.

Un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Azusan Maru) en el mar de la China Oriental. Osaka fue bombardeada por 409 bombarderos estadounidenses, que destrozaron una zona de 5.7 km2 sin sufrir una sola baja.

Un crucero británico trasladó a Oslo a la familia real noruega, exactamente cinco años después de su salida del país. El rey Haakon VII fue aclamado por una multitud. Por esas fechas el gobierno noruego estaba arrestando grandes cantidades de personas sospechosas de colaboracionismo. En pocos días la cifra de arrestados había llegado a los 28.750, si bien muchos fueron puestos en libertad tras un interrogatorio. Pronto se abrió un debate entre los partidarios de aplicar penas graves a los colaboracionistas, incluso la pena de muerte (el frente de hielo) y los contrarios a la pena de muerte por razones humanitarias (el frente de seda). Los principales periódicos del país fueron partidarios de los castigos severos.

Winston Churchill rechazó una petición de la Cámara de los Comunes para que informara de todo lo tratado en la conferencia de Yalta, pero aseguró que no había habido ningún acuerdo secreto.

Brasil declaró la guerra a Japón.

El 8 de junio un submarino estadounidense hundió un petrolero japonés (Nanshin Maru) cerca de la costa tailandesa, mientras que un submarino británico hundió un crucero (Ashigara) en el mar de Java, en el que unos 1.300 japoneses murieron ahogados.

En Bouganiville los australianos tenían a los japoneses arrinconados en los extremos norte y sur de la isla. En el extremo norte la mayoría de las fuerzas japonesas se encontraban en el istmo de la península de Bonis, y los australianos habían planeado un desembarco en la retaguardia japonesa, que se inició a las 3:57 am sin encontrar oposición alguna. Pronto establecieron una cabeza de playa, pero todos los intentos de expandirla fueron rechazados por unas posiciones defensivas japonesas muy bien preparadas. Los australianos descubrieron que habían desembarcado en un lugar distinto del previsto. Unos 190 soldados de infantería australianos se las tenían que ver con un número cada vez mayor de japoneses, que al anochecer era de unos 300. La marea baja y la artillería japonesa impidieron desembarcar más tropas. Tropas australianas trataron de avanzar por tierra desde Ratsua para socorrer la cabeza de playa, pero no pudieron abrirse paso por las líneas japonesas.

Karl Hanke trató de subir a un tren en marcha junto a otros prisioneros, pero los partisanos dispararon sobre él y lo hicieron caer. Luego lo mataron a culatazos sin saber a quién estaban matando.

Dolores Ibárruri, la secretaria general del Partido Comunista de España, había tardado tres meses en llegar a París desde Moscú para entrevistarse con Juan Negrín para acordar una política común contra el régimen de Franco, pero había llegado tarde. En cuanto comprendió que a Stalin no le había parecido buena idea el intento de invasión de España llevado a cabo el año anterior, Ibárruri se había apresurado a tomar como chivos expiatorios al principal organizador, Jesús Monzón, y a su hombre de confianza, Gabriel León Trilla. La aventura no sólo había sido una irresponsabilidad, sino que en realidad era un plan del pérfido Monzón para destruir el Partido Comunista de España. Unos años más tarde Santiago Carrillo lo explicaría así:

Desde Madrid, arrogándose funciones que no les competían, estos aventureros enviaban a Francia las órdenes para crear en los Pirineos una "cabeza de invasión". Después de liquidar el Partido, sustituyéndolo por el superpartido de Unión Nacional, Monzón y Trilla organizaban el aniquilamiento físico de nuestros militantes.

Por ello, según relata Enrique Líster, Carrillo e Ibárruri ordenaron que ambos fueran asesinados al más puro estilo comunista. Para Carrillo, Monzón era

un intelectual de formación burguesa, lleno de ambiciones personales, ligado por lazos familiares y por su formación a elementos reaccionarios.
Por aquel entonces Monzón se encontraba en España en la clandestinidad, y fue llamado para que se presentara en Toulousse ante la dirección de partido (Ibárruri acababa de llegar a Francia). A su paso por Barcelona, se escondió en la casa de Jaume Serra, uno de los líderes de una organización civil que daba apoyo a la rama guerrillera del PSUC (el Partido Socialista Unificado de Cataluña). En ese momento una acción policial desarticuló la organización de Serra y ese día, al entrar en su casa, encontraron a Monzón enfermo en la cama. Lo llevaron a la jefatura de policía, pero su documentación falsa estaba tan bien hecha que lo dejaron marchar. Pero mientras salía alguien lo reconoció y lo arrestaron inmediatamente. Según Líster, fue una suerte para él que lo encarcelaran (pasaría 14 años en la cárcel), porque si hubiera pasado la frontera, los sicarios de Carrillo lo habrían asesinado.

Ese día se estrenó "Un hombre fenómeno", una comedia musical protagonizada por Dany Kaye y Virginia Mayo. Para ambos era la segunda película que protagonizaban. Desde principio de año Kaye presentaba con gran éxito un programa de radio de música y humor (cinco años atrás cobraba 100 dólares por cada programa de radio que presentaba en la CBS, y ahora cobraba 16.000 dólares a la semana).

El 9 de junio submarinos estadounidenses hundieron cinco cargueros japoneses (Hokuto Maru, Sagawa Maru, Shinroku Maru, Shoyo Maru y Wakatama Maru) en las proximidades de las costas japonesas.

Kōichi Kido, el consejero más próximo al emperador Hirohito, le presentó un informe en el que advertía de que a final de año Japón no estaría en condiciones de continuar la guerra y que el gobierno sería incapaz de contener los disturbios de los civiles, y añadía: No podemos asegurar que no vayamos a correr la misma suerte que Alemania y vernos reducidos a circunstancias adversas que nos impidan alcanzar siquiera nuestro máximo objetivo de salvaguardar la casa imperial y mantener la política nacional. Kido sugería que el emperador tomara la iniciativa de presentar una oferta de paz en "términos muy generosos", que Japón se retirara de los territorios que habían sido colonias europeas sin más exigencia ante los aliados que la garantía de su independencia, así como un desarme de Japón con la condición de que no fuera supervisado por los aliados. Su propuesta no incluía el enjuiciamiento de criminales de guerra ni la pérdida de ningún territorio ocupado antes del inicio de la guerra (Formosa, Corea, el sur de la isla de Sajalín, ni el Estado de Manchuria en China). Con la autorización del emperador, Kido presentó sus ideas a varios miembros del gobierno japonés. El ministro de asuntos exteriores, Shigenori Tōgō, mostró su apoyo, mientras que otros eran más cautos, y trataban de adivinar que pensaban los demás antes de pronunciarse. Algunos —entre ellos el emperador— todavía se aferraban a la esperanza de conseguir una victoria importante que permitiera a Japón negociar la paz desde una posición mejor.

En su avance hacia Davao, los estadounidenses capturaron Mandug y Wangan, con lo que cayó la segunda línea defensiva japonesa.

En Bougainville, la cabeza de playa establecida el día anterior había sufrido tan solo cuatro muertos y siete heridos, pero el número de japoneses que la amenazaban había ascendido por encima de los 400 y ese día iniciaron un ataque al perímetro por tres puntos distintos. Los australianos pidieron el apoyo de la artillería y la aviación, y resistieron bien la cometida hast las 16:30, cuando llegaron barcazas para evacuar la playa. Sin embargo, una de ellas encalló y quedó expuesta al fuego enemigo. La aviación y la artillería logró mantener a raya a los japoneses, pero las bajas aumentaban y las provisiones se reducían.

En Borneo los japoneses organizaron otra marcha de 75 prisioneros desde Sandakan, que estaban en tan malas condiciones que ninguno sobrevivió más de 50 km. Todos ellos fueron ejecutados a medida que iban cayendo víctimas del cansancio. Los pocos que quedaron en Sandakan morirían poco a poco a lo largo de las semanas siguientes.

En una conferencia de prensa, el general Zhúkov negó que se hubiera identificado los restos de Hitler y que no era descartable que hubiera huido de Berlín en avión. Otro militar soviético conjeturó que Hitler pudiera haberse refugiado en algún lugar de Europa, probablemente en España. A partir de ese momento, los soviéticos no volvieron a proporcionar ninguna información sobre los restos de Hitler que habían hallado.

En Belgrado se firmó un acuerdo por el que los partisanos yugoslavos se retirarían de Trieste hasta que se decidiera si la ciudad quedaba bajo soberanía italiana o yugoslava.

Dos días antes de que la zona de Nordhausen y Bleicherode en Alemania fuera entregada a los soviéticos, Wernher von Braun y su equipo fueron trasladados en jeeps hasta Munich. Durante los días siguientes otro grupo de ingenieros fueron evacuados de Bleicherode (afortunadamente, el traspaso del territorio a los soviéticos se iba a retrasar unas semanas).

El mes anterior, Winston Churchill había encargado a los militares la elaboración de un informe sobre lo que se llamó la "Operación Impensable", un ataque por sorpresa a la Unión Soviética que debería realizarse a ser posible un mes más tarde con el fin de liberar los territorios europeos ocupados por los soviéticos, en particular Polonia, con quien los británicos tenían una deuda moral que distaban mucho de pagar dejándola bajo el yugo soviético. Sin embargo, el informe establecía que no había nada que pudiera hacerse. Los Estados Unidos no consentirían un ataque que se traduciría obviamente en una alianza de la Unión Soviética con Japón y que podría cambiar el curso de la guerra en el Pacífico. Y, sin la cooperación estadounidense, cualquier acción contra la Unión Soviética era "impensable", como el propio nombre del proyecto señalaba. Es posible que los soviéticos hubieran llegado a tener noticias del plan de Churchill, pues por esas fechas Zhúkov ordenó repentinamente que las tropas soviéticas que ocupaban Polonia adoptaran posiciones defensivas. También es posible que el cambio de actitud de los soviéticos respecto de la muerte de Hitler pudiera explicarse como una forma de guardarse un as propagandístico en la manga ante una eventual ofensiva occidental.

Un millón y medio de personas presenciaron un desfile en Los Ángeles en el que participaron el general George Patton y el piloto James Doolittle, que había sido el primero en bombardear suelo japonés, aunque perdió todos sus aviones en la misión. Después tuvo lugar un espectáculo en su honor presentado por Jack Benny.

El 10 de junio submarinos estadounidenses hundieron siete cargueros japoneses (Daigen Maru, Daiki Maru, Hakuyo Maru, Jinzu Maru, Taga Maru y Unkai Maru), un petrolero (Shoei Maru) y un submarino en varios puntos del Pacífico, muchos cerca de las costas japonesas.

En Okinawa un avión japonés salió por sorpresa de las nubes y se dirigió en picado hacia el destructor estadounidense USS William D. Porter. El barco logró esquivar al kamikaze, que cayó al agua muy cerca, pero entonces explotó la bomba que llevaba y ésta levantó al destructor por el aire, fuera del agua, y volvió a caer, provocando graves daños y varios incendios. La tripulación no pudo salvar el barco, que se hundió al cabo de tres horas, pero no hubo heridos graves.

En Mindanao los japoneses abandonaron la ciudad de Davao y se refugiaron en las montañas. En la ciudad quedaron algunas unidades japonesas aisladas que siguieron ofreciendo resistencia y un gran número de civiles (más que filipinos). La liberación de Davao había costado a los estadounidenses 350 muertos y 1.615 heridos, frente a 4.500 japoneses muertos y 30 hechos prisioneros (los heridos se desconocen).

Una división australiana desembarcó en la isla de Labuan, cercana a Borneo, mientras otra lo hacía en el sultanato de Brunéi (que había sido colonia británica hasta que lo invadieron los japoneses). Un intenso bombardeo previo había hecho que los japoneses se retiraran al interior, así que el desembarco no encontró resistencia. En Labuan los australianos ocuparon sin apenas oposición la ciudad de Victoria y un aeropuerto cercano. Esa tarde el propio MacArthur se presentó en la cabeza de playa de Labuan para una inspección. Insistió en ver a los australianos en acción y se acercó al perímetro, donde pudo hablar con un grupo de soldados que acababan de matar a dos japoneses.

Tras haber recibido el informe negativo sobre su proyecto de "Operación Impensable", Churchill pidió otro informe sobre las "medidas necesarias para garantizar la seguridad de las Islas Británicas en caso de guerra contra Rusia en un futuro próximo".

El mariscal Óscar Raimundo Benavides había intentado ser elegido de nuevo candidato a la presidencia de Perú, pero había constatado que no tenía apoyos suficientes, así que probablemente influyó en la decisión de Manuel Prado Ugarteche para que legalizara a APRA (partido al que Benavides había perseguido con tesón durante su presidencia). Tras diez años en la clandestinidad, Víctor Raúl Haya de la Torre había reaparecido en público y había integrado al APRA en una coalición llamada Frente Democrático Nacional, en la que figuró como Partido del Pueblo, para evitar que se le vetara por ser un "partido internacional", como ya había sucedido en otra ocasión. En el FDN se integraron muchos otros partidos menores y contó con el apoyo de Benavides y de varias personalidades independientes. Haya de la Torre consideró que el prestigio que Benavides tenía entre los militares podría serle útil en caso de que el FDN llegara a gobernar. Ese día se celebraron las elecciones y su candidato, José Luis Bustamante y Rivero, obtuvo una amplia mayoría.

El 11 de junio los submarinos estadounidenses siguieron hundiendo barcos japoneses como moscas: un total de cinco cargueros (Fukui Maru, Hakuju Maru, Kofuku Maru, Meisei Maru y Shinyō Maru) en diversos puntos del Pacífico.

En Bougainville los australianos seguían aislados en una barcaza varada en la playa. Un soldado japonés logró acercarse sin ser visto y ametralló a sus ocupantes hasta que fue abatido. Mató a dos australianos. Finalmente los australianos pudieron ser evacuados. El intento frustrado de desembarco se había saldado con 23 muertos y 106 heridos. Para los japoneses era una victoria bastante insignificante, pero, dado que hacía tiempo que no veían algo parecido a una victoria, les levantó la moral. Los australianos cancelaron todo intento de avanzar en la península de Bonis y se limitaron a mantener sus posiciones en el norte de Bougainville, mientras seguían presionando en el frente meridional.

La isla neerlandesa de Schiermonnikoog fue el último territorio europeo en ser liberado de la ocupación alemana.

El 12 de junio cayeron otros seis cargueros japoneses (Keito Maru, Kenjo Maru, Kenzyo Maru, Shinsen Maru, Yozan Maru y Zuiko Maru) torpedeados por submarinos estadounidenses en el Pacífico, y el 13 de junio otros tres (Akiura Maru, Oshikasan Maru y Sanjin Maru), los tres en el mar interior de Japón. Otro submarino hundió por error un carguero soviético (Transbalt) que navegaba cerca de Japón, junto a la isla de Sajalín.

UNos 4.000 japoneses que defendían la península de Oroku, viéndose derrotados, se suicidaron en masa, entre ellos el almirante Ōta, que se pegó un tiro con su pistola.

En Borneo los australianos liberaron la ciudad de Brunéi. En Labuan los japoneses se concentraban en una bolsa en el interior, de modo que el 14 de junio los australianos dieron ya por seguro el resto de la isla. Antes de atacar la bolsa, los australianos decidieron bombardearla durante unos días.

Los submarinos estadounidenses hundieron un carguero japonés (Seizan Maru) y un transporte (Wakamiyasan Maru).

Los británicos celebraron un desfile en Rangún.

Joachim von Ribbentrop había sido rechazado por Dönitz para formar parte de su ya extinto gobierno, y había pasado a la clandestinidad. Finalmente fue descubierto y arrestado en Hamburgo.

Por esas fechas los estadounidenses detuvieron también a Josef Mengele, que fue identificado con su nombre auténtico, pero quienes lo arrestaron no se dieron cuenta de que figuraba en las listas de los criminales de guerra más buscados.

En cambio, Jozef Tiso sí que fue identificado tras su arresto, y extraditado a Checoslovaquia.

Por su parte, los soviéticos apresaron a Werne Haase, el que había sido médico de Hitler, y fue acusado precisamente de eso: de haber sido el médico personal del anterior canciller de Alemania. No hay constancia de la sentencia, pero Haase acabó en una cárcel en Moscú en la que moriría de tuberculosis cinco años más tarde.

Dos días antes Eisenhower había recibido un homenaje en Londres y ahora era de Gaulle quien lo condecoraba en París.

En las elecciones a la Cámara de los Comunes de Irlanda del Norte el Partido Unionista del Ulster obtuvo más del 50% de los votos. Los partidos nacionalistas irlandeses (que propugnaran que Irlanda del Norte se uniera al resto de Irlanda) no llegaron al 11% de los votos.

El 15 de junio un submarino estadounidense hundió otro carguero japonés (Koan Maru) cerca de la costa japonesa.

Osaka fue bombardeada de nuevo, ahora por 444 bombarderos estadounidenses, que destruyeron unas 300.000 casas.

En Luzón los estadounidenses liberaron Cervantes.

El presidente panameño Ricardo Adolfo de la Guardia había convocado una Asamblea Constituyente para redactar una nueva constitución. Ésta lo sustituyó por Enrique Adolfo Jiménez Brin.

Ese día se estrenó Retorno al abismo, una película de cine negro protagonizada por Humphrey Bogart, que obtuvo un gran éxito de crítica y de taquilla.

El 16 de junio un kamikaze se estrelló sobre un destructor estadounidense (USS Twiggs) en Okinawa, que se incendió y acabó hundiéndose. Murieron 152 de sus tripulantes. Un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Eiso Maru) en el Pacífico.

Un intento de asalto sobre el reducto que los japoneses conservaban en Labuan fue rechazado y dejó 5 muertos y 23 heridos, así que los australianos decidieron continuar bombardeando la bolsa varios días antes de intentarlo de nuevo.

El guerrillero comunista griego Aris Velujiotis había caído en desgracia ante sus camaradas comunistas desde el momento en que no aceptó el acuerdo de Varkiza firmado por el Partido Comunista Griego. Acosado por unidades paramilitares leales al gobierno, acabó suicidándose junto con su hombre de confianza, Giannis Aggeletos, conocido como León Tzavellas. Siguiendo una antigua costumbre griega aplicada a los bandoleros, ambos fueron decapitados y sus cabezas fueron exhibidas en la plaza mayor de la ciudad de Trikala.

El 17 de junio un batallón australiano que había llegado de Labuan el día anterior capturó la ciudad de Weston, en Borneo.

El 18 de junio submarinos estadounidenses hundieron tres cargueros japoneses en el Pacífico (Hakuai Maru, Wakae Maru y Zaosan Maru).

Un crucero australiano se unió al bombardeo sobre la bolsa japonesa que resistía en Labuan. En Borneo los australianos tomaron Limbang.

El primer ministro japonés, Kantarō Suzuki, informó a Consejo Supremo japonés de que el emperador Hirohito había manifestado su intención de llegar a un acuerdo de paz con los aliados lo antes posible.

Ese día empezó en Moscú el que fue conocido como el Juicio de los dieciséis, contra los 16 miembros de la resistencia polaca que habían sido secuestrados por los soviéticos unos meses antes. Tras varios meses de interrogatorios y torturas, fueron acusados de colaboracionismo, contraespionaje y sabotaje contra el Ejército Rojo, terrorismo de Estado, posesión de emisoras de radio, imprentas y armas, propaganda contra la Unión Soviética y pertenencia a organizaciones ilegales.

Un tren que transportaba a 265 alemanes (71 hombres, 120 mujeres y 74 niños) procedentes de Dobšiná y que iban a ser expulsados de Checoslovaquia fue detenido por fuerzas comunistas cerca de la estación de Přerov. Los alemanes fueron llevados a las afueras de la ciudad, se les obligó a cavar sus propias tumbas y luego fueron ametrallados.

Ese día se estrenó También somos seres humanos, una película bélica protagonizada por Robert Mitchum, ambientada en Túnez y en Monte Cassino. El ejército accedió a prestar 150 soldados que estaban entrenándose en California para participar en el rodaje, a los que se les permitió dejarse crecer la barba por necesidades del guión. Unos meses más tarde Mitchum estrenaría un western titulado La gran aventura, que también tuvo una buena acogida, y después fue alistado en el ejército.

El 19 de junio un submarino estadounidense (USS Bonefish) hundió un carguero japonés (Konzan Maru) cerca de la costa japonesa. Sin embargo, barcos de escolta japoneses lo hundieron más tarde cerca de Okinawa. Sus 60 tripulantes murieron ahogados.

Fukuoka, Shizuoka y Toyohashi fueron bombardeadas por 224 aviones estadounidenses.

Los australianos hicieron un nuevo intento contra la bolsa de Labuan y mataron 10 japoneses, aunque 3 australianos resultaron heridos.

Unos cuatro millones de estadounidenses asistieron a un desfile en honor de Eisenhower celebrado en Nueva York.

En San Francisco se discutió la solicitud de España de ser admitida en la Organización de las Naciones Unidas, pero fue rechazada mientras Franco estuviera en el poder. No hay constancia de que se planteara excluir a la Unión Soviética mientras Stalin estuviera en el poder.

El 20 de junio un submarino estadounidense hundió dos cargueros japoneses (Kaisei Maru y Taito Maru) en el mar interior del Japón.

Como represalia por el bombardeo que había sufrido la ciudad, cuatro prisioneros de guerra estadounidenses fueron asesinados en Fukuoka.

Los australianos intensificaron el bombardeo de la bolsa japonesa en Labuan por parte de la artillería, y además se sumaron seis aviones, tras lo cual se consideró que la bolsa estaba ya lista para ser atacada. En Borneo tuvo lugar un nuevo desembarco menor en Mempakul y otro en Lutong apoyado por aviones que operaban desde Laban, pero que en realidad no fueron necesarios, porque no hubo oposición japonesa. En general, los japoneses se retiraban a medida que los australianos avanzaban, así que no hubo muchos enfrentamientos en Borneo.

En Tarakan los australianos liquidaron el último foco de resistencia japonesa organizada, pero todavía quedaban unidades aisladas.

La aviación británica bombardeó varias bases aéreas japonesas en Sumatra, así como barcos en el estrecho de Malaca. Ningún avión japonés salió a su encuentro, y sólo un avión resultó derribado.

Ese día se estrenó El caballero del Oeste, una parodia de las películas del oeste en las que Gary Cooper parodia incluso sus propias actuaciones anteriores, interpretando a un vaquero torpe al que confunden con un peligroso asesino. Fue una de las películas más taquilleras del año.

El 21 de junio submarinos estadounidenses hundieron tres cargueros japoneses (Hizen Maru, Kokai Maru y Shinei Maru) en el Pacífico.

Un kamikaze hundió el USS Barry, un antiguo destructor que ya había sido destrozado por otro ataque kamikaze el mes anterior, y que permanecía en las aguas de Okinawa como mero cebo para futuros ataques, así que la muerte del piloto suicida fue más estúpida de lo usual.

Los estadounidenses tomaron el último cuartel japonés que quedaba en Okinawa, con lo que terminó toda resistencia organizada en la isla.

En Labuan, antes del amanecer, unos 50 japoneses salieron de la bolsa en la que estaban rodeados y atacaron las posiciones australianas. El ataque fue rechazado, murieron 43 soldados japoneses, frente a 3 estadounidenses y 2 australianos. Esto no retrasó el ataque que los australianos tenían previsto para ese mismo día, que empezó a las 10:00, como estaba establecido, con el apoyo de tanques lanzallamas. Se calcula que 117 japoneses habían muerto en el bombardeo previo de la artillería y unos 60 en el asalto final. La batalla de Labuan se dio por terminada, aunque costó casi un mes limpiar la isla de japoneses aislados. La isla de Tarakan también fue declarada segura ese mismo día (también a falta de peinarla para encargarse de los soldados aislados).

Finalmente terminaron las negociaciones en Moscú que resultaron en un Gobierno Provisional de Unidad Nacional en el que teóricamente estaban representados los distintos partidos políticos polacos, y que debía gobernar el país hasta la próxima celebración de unas elecciones generales. El socialista Edward Osóbka-Morawski continuó como primer ministro, pero en realidad sólo los comunistas tenían el poder en sus manos. Los ministros no comunistas estaban controlados por sus subalternos, que sí que lo eran, de modo que no tenían ningún poder real.

Al mismo tiempo concluía en la capital soviética la farsa del Juicio de los Dieciséis. La NKVD se había encargado de "convencer" a los acusados de declararse culpables. Los testigos llamados por la defensa del general Okulicki fueron declarados "inaccesibles" debido a "las malas condiciones atmosféricas". Doce de los 16 acusados fueron condenados a penas de entre cuatro meses y diez años de cárcel, mientras que los otros cuatro quedaron en libertad.

Con el fin de la guerra en Europa el primer ministro italiano Ivanoe Bonomi consideró que era un buen momento para dimitir para iniciar el proceso de reorganización del país. Fue sucedido por el socialista Ferruccio Parri, que había militado en la resistencia italiana contra Mussolini y la ocupación alemana. Parri formó un gobierno de coalición apoyado por los democratacristianos, los socialistas, los comunistas y los liberales.

El 22 de junio el general Mitsuru Ushijima se hizo el harakiri en una cueva de Okinawa junto al teniente general Isamu Chō, lo que marcó el final de la batalla de Okinawa. El coronel Hiromichi Yahara había pedido permiso a Ushijima para suicidarse también, pero Ushijima le había dicho: Si usted muere no quedará nadie que sepa la verdad sobre la batalla de Okinawa. Sufra la verguenza temporal, pero sobreviva a ella. Esto es una orden de su comandante. Yahara fue hecho prisionero y más adelante escribiría un libro sobre la batalla.

Se calcula que en Okinawa murieron entre 30.000 y 100.000 civiles. Algunos murieron durante los combates, entre otras cosas porque los soldados japoneses se escondían en casas y los estadounidenses no podían saber en cuáles había soldados y en cuáles civiles. Otros miles murieron inducidos al suicidio por los militares, que llegaron a proporcionarles granadas de mano, para que se suicidaran. Muchos civiles se sorprendían al comprobar que los estadounidenses no se dedicaban a matar ancianos y violar niñas, como si fueran japoneses. Hubo algunas violaciones por parte de soldados estadounidenses, pero al parecer muchas menos que las perpetradas por los japoneses (los nativos de Okinawa no eran japoneses de pura raza, así que eran violables para los japoneses). Años más tarde un habitante de Okinawa declararía a un periódico británico:

Ustedes tuvieron la batalla de Gran Bretaña, en la que sus aviadores protegieron al pueblo británico. Nosotros tuvimos la batalla de Okinawa, en la que sucedió justo lo contrario. El ejército japonés no sólo mató de hambre a los nativos, sino que los usó como escudos humanos. Esta negra historia todavía está presente hoy.

La resistencia japonesa había sido brutal. Los estadounidenses contaron 12.520 muertos en combate y más de 38.000 heridos, frente a 77.166 japoneses muertos sin contar las bajas civiles. Ambas partes habían visto la batalla de Okinawa como un simulacro de lo que sería un desembarco en Japón, y estas cifras eran desalentadoras para todos: los japoneses veían que no tenían nada que hacer, pero los estadounidenses calculaban que una invasión de Japón costaría decenas de miles de vidas.

Ese día el emperador Hirohito convocó una reunión del Consejo Supremo para la Dirección de la Guerra y, en contra de la costumbre, fue el primero en hablar: Deseo que se estudien planes concreto para poner fin a la guerra, sin trabas por la política actual, y que se hagan los esfuerzos necesarios para implementarlos. Se acordó solicitar ayuda a la Unión Soviética para poner fin a la guerra.

Los estadounidenses iniciaron una evacuación de científicos de Sajonia y Turingia ante el riesgo de que acabaran en manos de los soviéticos. Los interesados recibieron notas como ésta:

Por orden del Gobierno Militar debe usted presentarse con su familia y tanto equipaje como puedan transportar mañana al mediodía a las 13:00 horas (viernes 22 de junio de 1945) en la plaza mayor de Bitterfeld. No es necesario llevar ropa de invierno. Deben llevar consigo posesiones fáciles de transportar, como documentos, joyas y similares. Serán transportados en un vehículo motorizado hasta la estación más próxima. Desde allí viajarán al oeste. Por favor, indique al portador de esta carta cuántos miembros componen su familia.

El 23 de junio se produjo un desembarco australiano en Sabang, en Borneo. Ese día capturaron Kibidang.

En San Francisco se acordó admitir a Polonia en la Organización de las Naciones Unidas.

El 24 de junio los australianos llegaron a Kuala Belait, en Borneo. A Ranau llegaron los últimos prisioneros evacuados de Sandakan. Sólo llegaron 183, y allí descubrieron que de los prisioneros trasladados a primeros de año sólo seis seguían vivos.

En Afganstán seguía activa la revuelta que había encabezado Mazrak el año anterior, y hacía unos meses que se había sumado otra de la tribu safi. El gobierno inició una serie de bombardeos sobre los territorios bajo el control de ambos grupos de rebeldes que se prolongarían durante meses.

En Moscú tuvo lugar un desfile en el que el general Zhúkov montó un caballo blanco. Doscientos estandartes nazis fueron depositados ante la tumba de Lenin, en la Plaza Roja.

Unas semanas atrás habían tenido lugar elecciones presidenciales en Irlanda, en las que había ganado por un estrecho margen el candidato del partido nacionalista Fianna Fáil, Seán Thomas O'Kelly.

El 25 de junio los estadounidenses liberaron Tuguegarao y Gattaran, en Luzón.

Lord Archibald Wavell, el virrey de la India, había iniciado contactos con los principales líderes políticos de la India para acordar un plan de autogobierno para el país, entre ellos Abul Kalam Azad, como representante del Congreso Nacional Indio, y el presidente de la Liga Musulmana, Muhammad Ali Jinnah. El día anterior Wavell se había entrevistado a solas con Gandhi, Azad y Jinnah para preparar la que sería conocida como Conferencia de Simla. (Wavell anotó en su diario: Gandhi y Jinnah se comportan como prima donnas muy temperamentales.)

El viceprimer ministro yugoslavo envió un despacho a las autoridades comunistas en Eslovenia advirtiendo de que en cuestión de poco más de un mes se iba a proclamar una amnistía, así que había que acelerar las ejecuciones de prisioneros.

Joseph Darnand había huido a Alemania, y ahora era arrestado por los británicos, que no tardaron en entregarlo a los franceses.

Tras semanas de discusiones y revisiones, en San Francisco se aprobó por unanimidad la Carta de las Naciones Unidas, que determinaba las bases de funcionamiento de la Organización de las Naciones Unidas, que se crearía oficialmente en cuanto los parlamentos de los distintos Estados firmantes ratificaran la Carta. En el artículo 7 se establecían los órganos principales de la futura organización:

  1. La Asamblea General, en la que todos los Estados miembro están igualmente representados.

  2. El Consejo de Seguridad, con 5 miembros permanentes con derecho de veto (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética y China) y otros 10 miembros que se renuevan anualmente de 5 en 5.

    El derecho de veto fue uno de los puntos más polémicos en las discusiones previas a la aprobación de la Carta, pero las grandes potencias lo plantearon como algo irrenunciable.

  3. El Consejo Económico y Social.

  4. El Consejo de Administración Fiduciaria, encargado de las políticas relacionadas con los territorios que hasta entonces estaban bajo la tutela de otros países o de la Sociedad de Naciones, con el objetivo de encaminarlos hacia la independencia o el autogobierno.

  5. La Corte Internacional de Justicia.

  6. La Secretaría.

El 26 de junio un submarino estadounidense hundió dos transportes japoneses (Eikan Maru y Kamitsu Maru) cerca de la costa japonesa. En el segundo murieron 192 personas a bordo.

Ese día tuvo lugar la ceremonia de clausura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, en la que los representantes de cada país procedieron a firmar la Carta aprobada el día anterior. El presidente Truman pronunció un discurso en el que dijo:

La Carta de las Naciones Unidas que acaban de firmar es una base sólida sobre la cual podremos crear un mundo mejor. La historia los honrará por ello. Entre la victoria en Europa y la victoria final, en la más destructora de todas las guerras, han ganado ustedes una batalla contra la guerra misma. [...] Gracias a esta Carta, el mundo puede empezar a vislumbrar el día en que todos los hombres dignos podrán vivir libre y decorosamente. [...] Si no nos valemos de ella, habremos traicionado a los que sacrificaron sus vidas por que nos fuese posible reunirnos aquí, segura y libremente, para forjarla. Si intentásemos servirnos de ella con egoísmo, en provecho de una sola nación o de un grupo pequeño de naciones, seríamos igualmente culpables de esa traición.

El 27 de junio la aviación estadounidense hundió un carguero japonés (Hazo Maru) en Rabaul y un submarino cerca de las islas Marianas.

El avance relativamente tranquilo que los australianos estaban llevando a cabo en Borneo se interrumpió cuando atacaron la ciudad de Beaufort, cuya captura cortaría la principal línea de retirada japonesa. Estaba defendida por casi un millar de japoneses. El ataque les pilló por sorpresa y su respuesta fue desorganizada. Los australianos cumplieron los objetivos previstos para el primer día bastante antes del anochecer. Por la noche los japoneses lanzaron seis contraataques que fueron rechazados, pero que en algunos casos llegaron al combate cuerpo a cuerpo.

Iósif Stalin adoptó el título de Generalísimo de la Unión Soviética.

El ex presidente checoslovaco Emil Hácha, que había logrado sobrevivir a la ocupación nazi, no resistió la soviética. Ese día murió en prisión en extrañas circunstancias.

El 28 de junio la aviación estadounidense bombardeó Moji, Nobeoka, Okiyama y Sasebo, en Japón.

El general MacArthur anunció que se daban por concluidas las operaciones en la isla filipina de Luzón. Quedaba un gran número de japoneses aislados (unos 23.000), pero carecían de toda organización o capacidad de combate, así que sólo era cuestión de ir rastreándolos y capturarlos, si no se suicidaban antes.

El nuevo gobierno polaco pactado en Moscú unos días antes fue proclamado oficialmente, pero no fue reconocido por el gobierno polaco en el exilio.

El 29 de junio los japoneses empezaron a evacuar Belfort en grupos pequeños. Al final del día la ciudad fue liberada por los australianos. Las bajas fueron de 7 muertos y 38 heridos, frente a 93 japoneses muertos y 2 capturados.

La Conferencia de Simla se aplazó cuando Lord Wavell pidió a los representantes una lista de candidatos para formar un nuevo Consejo Ejecutivo del Virrey, pues Jinnah se negó a proporcionar una lista sin consultar previamente al Comité Ejecutivo de la Liga Musulmana.

El presidente Truman aprobó la operación Downfall, un plan por el que el próximo 1 de noviembre se iniciaría la invasión de Kyushu, y el 1 de marzo del año siguiente la de Honshu, las principales islas japonesas. Intervendrían más de 5 millones de soldados estadounidenses y más de 1 millón de británicos. Frente a ellos se estimaba que habría más de 4 millones de soldados japoneses, si bien había que añadir hasta 31 millones de civiles japoneses en edad de ser alistados. Hubo muchas estimaciones y estudios sobre las bajas que cabría esperar, basándose en la experiencia en Normandía, en Okinawa y en la información sobre el estado de Japón en ese momento. Eran bastante dispares, pero las más optimistas rondaban los 300.000 hombres y las más pesimistas superaban el millón. Además había que tener en cuenta que los militares japoneses habían dado órdenes de ejecutar a todos los prisioneros de guerra en caso de que Japón fuera invadida, y eso podría suponer unos 100.000 muertos más.

El 30 de junio submarinos estadounidenses hundieron un carguero japonés (Bando Maru) en el mar de Java.

Tras una semana de "limpieza" en Okinawa habían muerto 8.975 japoneses y otros 2.902 habían sido apresados.

Los chinos liberaron Liuzhou.

Naotake Satō, el embajador japonés en Moscú, recibió instrucciones del primer ministro Tōgō para que tratara de establecer "relaciones de amistad firmes y duraderas". Los soviéticos le respondieron ambiguamente, animando a los japoneses a hacer propuestas sin comprometerse a nada.

Ese día fue arrestada Ilse Koch, la que fuera conocida como la Bruja de Buchenwald.

El 1 de julio un submarino estadounidense hundió tres cargueros japoneses (Konri Maru, Taiun Maru 1 y Taiun Maru 2) y un buque de escolta en el mar Amarillo.

La aviación estadounidense bombardeó Kumamoto, Kure, Shimonoseki y Ube en Japón.

Tras 20 días de bombardeos y de limpieza de minas bajo fuego enemigo, cerca de 1 km de playa había quedado preparado para un desembarco en Borneo, cerca de Balikpapan. Más de un centenar de barcos, mayoritariamente estadounidenses, transportaban a unos 33.000 soldados, australianos, estadounidenses, neerlandeses y británicos para iniciar un desembarco. Un último bombardeo tuvo lugar a cargo de 63 bombarderos, 5 cruceros y 14 destructores que ese día lanzaron 17.250 bombas sobre las posiciones japonesas. A las 9:00 desembarcaron las dos primeras brigadas, que en menos de 20 minutos establecieron una cabeza de playa sin sufrir bajas. Luego se inició un avance hacia el interior en el que la resistencia japonesa fue escasa.

Ese día entró en vigor el acuerdo definitivo sobre la división de Alemania en cuatro zonas de ocupación aliada. La capital, aunque estaba dentro de la zona soviética, había sido a su vez dividida en cuatro zonas de ocupación. Durante las semanas precedentes se habían producido los intercambios de territorios necesarios para ajustarse a lo acordado.

El obispo de Münster, Clemens August Graf von Galen, pronunció un sermón en el que denunció los abusos de la ocupación aliada igual que había denunciado los de los nazis, e igual que años atrás, el texto tuvo que ser copiado y distribuido clandestinamente. Münster estaba en la zona de ocupación británica, y los británicos, sintiéndose atacados, presionaron para acallarlo, pero él no se amilanó. Como había dicho en una ocasión a unos periodistas: Igual que luché contra las injusticias de los nazis, lucharé contra cualquier injustica, venga de donde venga. Por ejemplo, von Galen criticaba que los británicos destituyeran a todos los funcionarios alemanes sin ninguna clase de investigación, y decía que los nazis habían hecho lo mismo, pero al menos habían concedido a los destituidos una pensión.

El 2 de julio los estadounidenses tomaron las últimas posiciones japonesas en la isla filipina de Cebú.

En Borneo las tropas aliadas seguían avanzando hacia Balikpapan mientras continuaban los desembarcos de tropas y materiales.

En Birmania los restos de tres ejércitos japoneses estaban acorralados en la región montañosa de Pegu Yoma, y estaban planeando un intento de escape. Ese día una patrulla nepalesa tendió una emboscada a una pequeña fuerza japonesa y capturó una bolsa de correo que contenía el plan completo japonés.

Dos médicos estadounidenses entraron finalmente en el hospital en el que trabajaba la enfermera Mina Wörle. Los estadounidenses habían deteinido al director, pero hasta entonces habían permanecido alejados del centro a causa de un cartel que advertía de una epidemia de tifus. Lo que encontraron fue impresionante: unos mil quinientos pacientes en condiciones lastimosas, entre ellos, un niño de 10 años que pesaba 9 kg, además de una morgue llena de cadáveres.

En Lima murió el mariscal Óscar Benavides, antes de que el candidato a la presidencia, José Luis Bustamante, al que había dado su apoyo, hubiera llegado a tomar posesión como presidente de Perú.

El 3 de julio la aviación estadounidense bombardeó Himeji, Kōchi, Takamatsu and Tokushima en Japón.

Los aliados tomaron Balikpapan. Al final del día la cabeza de playa se extendía ya a lo largo de 5 km. Los desembarcos continuaban.

En Birmania los japoneses atacaron en Pegu Yoma sin saber que los británicos conocían sus planes. Primero los dejaron avanzar sin apenas resistencia hasta que llegaron a posiciones difíciles de defender, donde fueron destrozados por la artillería.

Werner Heisenberg y otros científicos alemanes llegaron ese día a Gran Bretaña.

El 4 de julio los aliados tomaron un aeropuerto a los japoneses cerca de Balikpapan.

Ese día los Aliados firmaron un acuerdo de partición de Austria en condiciones similares al que habían establecido en Alemania. El país quedó dividido en cuatro zonas de ocupación y Viena, que estaba dentro de la zona soviética, fue también dividida en cuatro partes.

En una reunión celebrada en el Pentágono, el representante británico anunció que su gobierno autorizaba el uso de armas nucleares contra Japón.

El 5 de julio un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Sapporo Maru) en el Pacífico. Un bombardero estadounidense hundió un transporte cerca en Japón que mató a 87 personas a bordo. El general MacArthur anunció que las islas Filipinas habían sido liberadas por completo.

Ese día tuvieron lugar las elecciones generales en Gran Bretaña. Los resultados no se harían públicos hasta varias semanas más tarde debido a la necesidad de contar los votos de los miles de soldados que estaban fuera del país, pero el recuento en Gran Bretaña bastaba para hacerse una idea clara del resultado, que fue una sorpresa: a pesar de que Churchill contaba con la simpatía y la admiración de casi la totalidad de los británicos, el Partido Laborista de Clement Attlee ganó las elecciones. La interpretación usual de este resultado es que los británicos estaban muy satisfechos con la gestión de Churchill durante la guerra, pero compartieron el discurso de Atlee de que lo que Gran Bretaña necesitaba para los tiempos de la posguerra eran las importantes políticas sociales que él prometía. El recuerdo de la gestión del Partido Conservador tras la Primera Guerra Mundial no benefició en nada a Churchill, ni tampoco la política de apaciguamiento de Chamberlain, que había dado alas a Hitler.

Cuando su esposa le dijo que tal vez la derrota podría ser una bendición disfrazada, Churchill respondió: Pues hoy por hoy parece que el disfraz es buenísimo.

Los Estados Unidos reconocieron el Gobierno Provisional de Unidad Nacional como gobierno legítimo de Polonia.

El 6 de julio la aviación estadounidense bombardeó Akashi, Chiba, Kōfu y Shimizu en Japón.

El gobierno noruego descubrió que el país había estado en guerra contra Japón desde hacía cuatro años, pero que no se habían dado cuenta hasta ese momento.

Gran Bretaña reconoció también el gobierno polaco organizado por los soviéticos a la vez que, junto con los Estados Unidos, dejaban de reconocer al gobierno polaco en el exilio.

Heisenberg y otros nueve científicos alemanes habían sido instalados en una casa cerca de Cambridge. Ese día uno de ellos le dijo: Me pregunto si habrá micrófonos instalados aquí. Y Heisenberg respondió: ¿Micrófonos instalados? (riendo) Oh, no, no son tan listos como para eso. No creo que conozcan los auténticos métodos de la Gestapo. Están un poco anticuados en esas cosas. La operación de grabación de sus conversaciones fue conocida como Operación Épsilon.

Tras un juicio llevado a cabo unos días atrás, el 7 de julio fueron decapitados en Singapur diez agentes británicos que habían participado en la operación Rimau el año anterior. Los japoneses tardaron más de media hora en ejecutarlos. En algún caso hicieron falta hasta tres golpes para completar la decapitación.

Un batallón japonés llegó al pueblo birmano de Kalagong y empezó a interrogar a sus habitantes en busca de información sobre unas guerrillas dirigidas presuntamente por unos paracaidistas británicos. Emplearon las técnicas usuales: violaron a mujeres y niñas, apalearon a todos, pero no obtuvieron información de provecho. Así pues, fueron formando grupos de entre cinco y diez personas, que eran llevadas a las afueras, donde las mataban con las bayonetas y las arrojaban a pozos. Se estima que murieron entre 600 y 1000 personas.

El 8 de julio submarinos estadounidenses hundieron dos cargueros japoneses (Koun Maru y Saitsu Maru) cerca de Japón.

Lord Wavell se entrevistó con Muhammad Ali Jinnah para tratar de retomar la Conferncia de Simla, pues Jinnah había decidido hacer él solo la lista de todos los representantes musulmanes para el nuevo Consejo Ejecutivo del Virrey que le había pedido Wavell, porque consideraba que los musulmanes del Congreso Indio eran meros "adornos". Incapaz de convencerlo, le entregó una carta para que la leyera en su nombre en la próxima reunión de la Liga Musulmana.

El presidente Truman fue informado de que Japón estaría dispuesto a entablar negociaciones de paz si se garantizaba que el emperador Hirohito conservaría el trono.

En la ciudad de Salina, en el Estado de Utah, había un pequeño campo de prisioneros de guerra alemanes, que constaba de 43 tiendas de campaña con suelo de madera y un barracón para oficiales, con tres torres de vigilancia en el vallado. La mayoría de los prisioneros provenían del Afrikakorps de Rommel. Esa noche, el soldado Clarence Bertucci, de 23 años, subió a una de las torres para iniciar su turno y al poco rato empezó a disparar sobre las tiendas con la ametralladora de la torre. Logro acertar en 30 de las 43 tiendas durante unos 15 segundos, suficientes para disparar 250 rondas de munición. Entonces otro soldado lo detuvo, y él le dijo: "¡Trae mas munición, todavía no he terminado!". Poco después llegó otro soldado a la torre y entre los dos lo arrestaron sin que opusiera resistencia. Nueve prisioneros resultaron heridos, de los cuales ocho murieron ese mismo día y otro unos días más tarde. Bertucci fue diagnosticado como desequilibrado mental y fue internado en un hospital psiquiátrico. Había servido en el frente durante cinco años, pero finalmente había sido destinado a Salina por problemas de disciplina. Él había declarado que no estaba conforme con que se le hubiera privado de la posibilidad de matar alemanes, y que algún día le llegaría el turno.

El 9 de julio la aviación estadounidense bombardeó Gifu, Sakai, Sendai y Wakayama en Japón.

Los estadounidenses controlaban ya los aeropuertos japoneses cercanos a Balikpapan. La resistencia había sido fuerte, pero dos batallones de vanguardia estaban ya destruidos y el resto se retiraba de la costa. Los japoneses establecieron su cuartel general en Batuchampar, donde empezaron a construir una línea defensiva. En la cabeza de playa los estadounidenses estaban construyendo varios muelles.

Tras haber reunido a un comité de la Liga Musulmana, Jinnah respondió a Lord Wavell que no podía proporcionarle la lista de representantes que le había pedido al no garantizarle que serían todos los representantes musulmanes en el Consejo Ejecutivo del Virrey. Lord Wavell trató de mantener su proyecto confeccionando él mismo la lista, pero el cambio de gobierno en Gran Bretaña que se iba a producir en breve tras las últimas elecciones hicieron que su intento quedara finalmente en nada.

El 10 de julio submarinos estadounidenses hundieron tres cargueros japoneses (Sakura Maru, Shikishima Maru y Toyo Maru) y un petrolero (Manmei Maru) en varios puntos del Pacífico.

Esa mañana 131 bombarderos estadounidenses llegaron a Sendai, en Japón, se dividieron en 25 grupos de entre dos y cinco aviones y procedieron a bombardear sistemáticamente el centro de la ciudad, sobre el que lanzaron casi 11.000 bombas incendiarias. Se produjo una tormenta de fuego que destruyó la mayor parte de la zona. Unos 11.933 hogares fueron quemados. Según un informe del ayuntamiento de la ciudad, hubo 987 muertos, 260 heridos graves y 1423 heridos leves.

La región de Tokio también fue visitada por la aviación estadounidense, que destruyó varios aviones en tierra.

En Borneo los estadounidenses crearon otra cabeza de playa que permitió aumentar el ritmo de llegada de suministros.

El 11 de julio un destructor japonés chocó contra una mina en Osaka que le partió la proa. El barco no tardó en hundirse con su capitán y 130 tripulantes.

Tokio fue bombardeada de nuevo. Los aviones estadounidenses destruyeron 12 transbordadores que comunicaban las islas de Hokkaido y Honsu, así como 25 aviones japoneses en tierra. Al igual que el día anterior, ningún avión japonés despegó para repeler el ataque. Los japoneses reservaban sus pilotos para un ataque suicida a gran escala que estaban proyectando sobre la flota estadounidense.

Finalmente, el embajador japonés en Moscú logró entrevistarse con Mólotov, pero no obtuvo ningún resultado.

El 12 de julio la aviación estadounidense bombardeó Ichinomiya, Tsuruga, Utsunomiya y Okazaki en Japón.

El mariscal Bernard Montgomery, actuando como representante del rey Jorge VI, condecoró en Berlín al mariscal Zhúkov y a otros oficiales soviéticos de alto rango.

El control estadounidense de las Filipinas permitió intensificar los ataques sobre Japón. El 14 de julio una flota estadounidense llegó hasta las islas japonesas y bombardeó por primera vez sus costas a la vez que atacaba la aviación. El objetivo principal fue la ciudad de Kamaishi, donde había una importante industria siderúrgica, que resultó gravemente dañada en las más de dos horas que duró el ataque. La aviación hundió allí tres buques de escolta y un destructor (Tachibana) entre las islas de Hokkaido y Honshu. No hubo respuesta por parte de la aviación ni de la artillería costera japonesa.

Un submarino estadounidense hundió otro japonés en el mar del Sur de China.

Italia declaró la guerra a Japón.

Ese día se estrenó El trigo está verde, un drama en el que Bette Davies interpreta a una maestra dispuesta a proporcionar educación a los niños de una ciudad minera de Gales (que trabajaban en la mina desde los 12 años) a pesar de toda la oposición con la que se encuentra. La productora le había asignado el papel porque quería presentar un personaje más joven que el de la obra teatral en la que se basaba la película, pero Davies insistió en que el personaje debía conservar su edad de cincuenta y tantos años (ella tenía 36) así que se vistió y maquilló convenientemente para aparentar esa edad. La película recibió muy buenas críticas y fue un éxito de taquilla.

El 15 de julio tres acorazados estadounidenses bombardearon la ciudad japonesa de Muroan, donde se encontraba la segunda mayor planta siderúrgica del país. Aunque la flota hubiera podido sufrir daños considerables en caso de haber sufrido un ataque aéreo, no se presentó ningún avión. Los estadounidenses conjeturaron que los japoneses reservaban su aviación para repeler un posible desembarco.

Ese día debía llevarse a cabo el intento principal por parte de los japoneses de romper el cerco británico en Birmania. Los británicos, que conocían sus planes desde hacía dos semanas, habían dispuesto artillería suficiente para cubrir doce de los puntos de escape previstos y la aviación estaba preparada para ocuparse de los que pudieran escapar. Guerrilleros birmanos estaban también dispuestos para recolectar supervivientes. El resultado fue una carnicería. Los japoneses caían prácticamente sin ofrecer resistencia.

El 16 de julio un destructor estadounidense hundió un submarino japonés en el Pacífico. La aviación bombardeó Hiratsuka, Kuwana, Namazu y Ōita, en Japón.

A las 5:29:21 estalló en Álamo Gordo "el artefacto", que era como los científicos del Proyecto Manhattan llamaban a las bombas nucleares que estaban diseñando. El artefacto pesaba mas de 4 toneladas, pero sólo tenía 6.2 kg de plutonio en su núcleo. La explosión tuvo una intensidad de 22 kilotones, es decir, equivalente a 22.000 toneladas de TNT. El cielo se iluminó durante casi dos segundos como si fuera de día, se produjo una nube en forma de hongo de unos 12 km de altura y en el campamento base, situado a más de 9 km se sintió un calor sofocante. En el suelo se formó un cráter de 3 metros de profundidad y 330 metros de ancho. La arena se derritió para formar un mineral vidrioso de color verde oscuro levemente radiactivo. La explosión pudo verse en un radio de unos 300 km y se oyó a unos 80 km.

Los observadores habían organizado una apuesta sobre la intensidad de la explosión. Oppenheimer había apostado por 0.3 kilotones, y el ganador fue el premio Nobel del año anterior, el físico Isidor Isaac Rabi, que había pronosticado 18 kilotones. El más optimista había sido Edward Teller, que había apostado por 45 kilotones. Aparte de estas apuestas improvisadas, la División Teórica de Los Álamos había predicho una intensidad entre 5 y 10 kilotones, de modo que los resultados reales superaron con creces las expectativas.

Los periódicos locales de Nuevo México publicaron noticias sobre una extraña explosión, pero no tuvieron eco en la prensa nacional. El general Grooves hizo pública una nota que tenía preparada desde hacía unas semanas:

Álamo Gordo, Nuevo México, 16 de julio. El oficial al mando de la base aérea del Ejército en Álamo Gordo ha declarado hoy lo siguiente: Se han recibido varias consultas sobre una fuerte explosión que ha ocurrido en la reserva de la base aérea de Álamo Gordo esta mañana. Ha explotado un depósito de munición situado a gran distancia que contenía una cantidad considerable de explosivos de alta potencia y material pirotécnico. No ha habido ninguna pérdida de vidas ni lesiones, y los daños materiales fuera del depósito han sido insignificantes. Las condiciones climáticas que afectaron al contenido de bombas de gas detonadas por la explosión pueden hacer conveniente que el Ejército evacúe temporalmente a algunos civiles de sus hogares.

En realidad Groves contaba con cuatro notas alternativas para publicar según el resultado. Otras mencionaban víctimas (y tenían huecos para rellenar con los nombres de los fallecidos) y la más pesimista informaba de la muerte de un gran número de científicos en un extraño accidente. Estas notas habían sido redactadas por el periodista William Leonard Laurence, que fue uno de los observadores, así que, si las cosas hubieran ido de otro modo, habría podido ser la única persona en la Historia que habría redactado su propio obituario.

El 17 de julio portaaviones estadounidenses y británicos atacaron Tokio. Más tarde, parte de la flota atacó Hitachi, a unos 80 km de la capital japonesa.

Ese día se inauguró la conferencia de Potsdam, en la que Churchill no acudió acompañado sólo por su ministro de asuntos exteriores, Anthony Eden, sino también por Clement Attlee, en previsión de que se confirmara su victoria en las elecciones y tuviera que reemplazarlo. Así como Roosevelt consideraba exagerados los recelos de Churchill sobre las ambiciones de Stalin, Truman mostró más perspicacia frente a lo que estaba ocurriendo en la Europa del este. Ésta sería la única ocasión en la que Truman se encontraría con Stalin en persona. Una vez más, de Gaulle y su ego tuvieron que digerir que no se hubiera invitado a la conferencia a ninguno de los dos.

Otro miembro de la delegación británica fue el príncipe Louis Francis Albert Victor Nicholas Mountbatten, un bisnieto de la reina Victoria que había ascendido hasta el rango de vicealmirante de la Royal Navy, y que estaba al mando de las operaciones de la flota británica en el sureste asiático. En cierta ocasión trató de impresionar a Stalin explicándole el parentesco que le unía a la familia imperial rusa, pero —como era previsible— eso no impresionó lo más mínimo al dictador soviético, sino que éste le respondió fríamente preguntándole si hacía mucho que no visitaba Rusia.

El 18 de julio un submarino estadounidense lanzó un torpedo contra un barco de pasajeros japonés (Soya Maru) que transportaba unas 600 personas, principalmente mujeres y niños, pero un barco de escolta se interpuso deliberadamente para protegerlo. El Soya Maru escapó indemne, pero el barco de escolta se hundió con sus doscientos tripulantes. Sólo hubo cuatro supervivientes.

A las 15:30 las flotas británica y estadounidense iniciaron un bombardeo sobre Yokosuka, cerca de Tokio, donde se encontraba una base naval, donde destruyeron un submarino y varios barcos viejos o en construcción. También fue atacado el acorazado Nagato, en cuyo puente cayó una bomba que mató a varios oficiales. Las 60 bombas que cayeron cerca de él, en el puerto, le provocaron varias brechas, pero, para disgusto de los pilotos aliados, no se hundió.

El 19 de julio la aviación estadounidense bombardeó Chōshi, Fukui, Hitachi y Okazaki, en Japón.

Ese día se estrenó una de las películas más celebradas del año: Levando anclas, protagonizada por Frank Sinatra y Gene Kelly, bajo la dirección de George Sidney. Entre sus escenas más recordadas figura un baile en el que Kelly tiene como pareja al ratón Jerry. Los animadores tuvieron que realizar un esfuerzo hercúleo para ajustar los movimientos del ratón a los de Kelly.

El 20 de julio un submarino estadounidense hundió un petrolero japonés (Kyoei Maru) en el golfo de Siam.

El 21 de julio los australianos habían asegurado la zona de Balikpapan, en Borneo, a costa de 229 muertos y 634 heridos. Las bajas japonesas fueron de unos 2.000 muertos.

En China los nacionalistas atacaron por sorpresa un campamento de tropas comunistas en la provincia de Shaanxi.

En Birmania los japoneses llevaron a cabo un intento desesperado de romper el cerco británico. Ya sólo quedaban unos 10.000 soldados, muchos de ellos enfermos de cólera y disentería. Una vez más, la artillería británica causó estragos y frustró la operación.

El presidente Truman fue informado del éxito de la prueba de Álamo Gordo y aprobó la orden para usar armas atómicas contra Japón.

El 23 de julio los nacionalistas chinos recibieron una división de refuerzo en su ataque a los comunistas de Saanxi.

Ese día empezó en París en juicio por traición contra Philippe Pétain. Vestido con su uniforme de mariscal de Francia, tras una breve intervención en la que negó el derecho del tribunal a juzgarlo, Pétain permaneció en silencio durante la mayor parte de las sesiones.

Lo poco que quedaba de la maltrecha flota japonesa estaba resguardado en Kure, en uno de los mares interiores de Japón. El 24 de julio la flota de portaaviones estadounidense lanzó contra ella un ataque a gran escala. A lo largo del día despegaron 1.747 aviones. Los cruceros Tone y Aoba resultaron hundidos. El portaaviones Amagi sufrió daños graves, al igual que el acorazado Hyūga, cuya tripulación contó 200 muertos y 600 heridos. El barco tuvo que ser abandonado unos días más tarde. También fueron hundidos algunos barcos viejos, como el antiguo crucero Iwate o el acorazado Settsu.

Un portaaviones de escolta (Kaiyō) que había resultado dañado por una mina fue bombardeado y tuvo que ser remolcado, pero se hundiría unos días más tarde.

Un destructor estadounidense (USS Underhill) resultó hundido por el ataque de un torpedo tripulado suicida en las Filipinas.

En Bugainville los australianos atacaron una posición japonesa cerca de Ratsua, tras haberla bombardeado con 900 proyectiles. Al principio el avance fue satisfactorio, pero los japoneses estaban bien atrincherados y terminaron rechazando el asalto dejando tres muertos y cinco heridos entre los australianos, frente a ocho japoneses muertos.

El presidente Truman cometió la indiscreción de insinuar a Stalin que los Estados Unidos iban a emplear una nueva arma contra japón. Stalin le escuchó impasible, así que Truman pensó que no le había entendido. Sin embargo, lo que pasaba es que Stalin había sido informado del proyecto Manhattan antes que Truman, pues los soviéticos tenían varios espías infiltrados.

El 25 de julio los bombarderos estadounidenses hicieron encallar un barco de transporte de tropas (Kotobuki Maru) y un buque de escolta japonés en las costas japonesas, así como un petrolero (Kaisoku Maru) en indonesia.

La NKVD estaba llevando una campaña de arrestos masivos en Polonia. Se calcula que entre 2.000 y 7.000 personas fueron arrestadas e interrogadas en las regiones de Suwałki y Augustów, acusadas, no ya de ser fascistas, sino del delito de anticomunismo. Algunos tardarían más de 10 años en ser liberados y unas 600 personas desaparecieron (entre ellas 27 mujeres, algunas embarazadas, y 15 adolescentes). En realidad los comunistas no tenían necesidad de matar o mantener prisionera a mucha gente. Bastaba con que la población supiera lo que podría pasar si en algún momento alguien podía ser sospechoso de anticomunismo.

Philippe Pétain causó sensación cuando afirmó ante el tribunal que le estaba juzgando que estaba sordo y no había oído nada de lo que se había dicho hasta entonces. No le creyeron, pues hasta entonces se le había visto escuchar con atención e inquietarse en los momentos en que se habían vertido contra él las acusaciones más graves.

La conferencia de Potsdam tuvo que interrumpirse durante dos días porque Churchill y Atlee tenían que regresar a Gran Bretaña, ya que iban a hacerse públicos los resultados definitivos de las últimas elecciones generales. Gran Bretaña dio su consentimiento al uso de bombas atómicas contra Japón. Las fuerzas aéreas estadounidenses recibieron ese día esta orden:

El 509º grupo compuesto de la 20ª Fuerza Aérea lanzará su primera bomba especial tan pronto como el tiempo permita el bombardeo visual sobre el 3 de agosto de 1945 en uno de los objetivos siguientes: Hiroshima, Kokura, Nigata y Nagasaki. Para transportar personal científico civil y militar del Departamento de Guerra para observar y registrar los efectos de la explosión de la bomba, aviones adicionales acompañarán al avión que lleve la bomba. Los aviones de observación permanecerán a varias millas de distancia del punto de impacto. Más bombas se lanzarán sobre los objetivos anteriores tan pronto como el personal del proyecto las tenga disponibles. Se emitirán órdenes posteriores sobre otros objetivos distintos de los de la lista anterior.

Ese día Truman anotó en su diario:

Esta arma se usará contra Japón entre hoy y el 10 de agosto. Le he dicho al secretario de Guerra, el Sr. Stimson, que la use de modo que el objetivo sean instalaciones militares y soldados y marinos, y no mujeres y niños. Aunque los japoneses sean salvajes, despiadados, inexorables y fanáticos, nosotros, como líderes del mundo, no podemos lanzar esa terrible bomba en la vieja capital [Kioto] o en la nueva [Tokio]. Él y yo estamos de acuerdo. El objetivo será puramente militar.

El 26 de julio, tras casi una semana de pausa, la aviación estadounidense retomó el bombardeo de ciudades japonesas, en esta ocasión en Matsuyama, Omuta y Tokuyama. Portaaviones británicos iniciaron también una campaña de bombardeos contra posiciones japonesas en Malasia. Un kamikaze hundió un dragaminas británico (Vestal) que tuvo que ser hundido. Otro kamikaze que trató de estrellarse contra un portaaviones británico fue derribado a tiempo.

Los resultados electorales británicos fueron rotundos: el Partido Laborista de Attlee había conseguido 393 escaños, 239 más que en la legislatura precedente. Todos los demás partidos habían perdido escaños. El Partido Conservador de Churchill había perdido 189. Ese mismo día Clement Attlee fue proclamado primer ministro. Attlee tenía fama de lacónico, y el rey Jorge VI tampoco era muy locuaz. Cuando Attlee fue recibido por el monarca para recibir su nombramiento, tras un silencio embarazoso, Attlee dijo: "He ganado las elecciones.", y el rey contestó: "Lo sé, lo he oído en las noticias de las seis."

Los Estados Unidos, Gran Bretaña y China publicaron una declaración acordada en Potsdam el día anterior con las condiciones que exigían a Japón:

Por otro lado, la declaración incluía estas concesiones:

El texto terminaba con un ultimátum:

Instamos al gobierno japonés a proclamar ya la rendición incondicional de todas las fuerzas japonesas, y a proporcionar muestras adecuadas de su buena fe en tal acción. La alternativa es la pronta y total destrucción.

Además de ser suministrada a la prensa, a las 17:00 hora de Washington fue transmitida por radio en inglés para que pudiera ser recibida en Japón, y dos horas más tarde se transmitió en japonés. Al mismo tiempo, bombaderos estadounidenses lanzaron tres millones de panfletos explicando el contenido de la declaración en japonés. Era una práctica habitual. En los últimos tres meses se habían lanzado 60 millones de hojas de propaganda sobre Japón. Por supuesto, en Japón era ilegal escuchar emisoras de radio extranjeras o coger hojas de propaganda enemiga. La propaganda debía ser entregada a la policía sin leerla, bajo pena de multa o de tres meses de cárcel, y hablar de su contenido con otras personas podía suponer la prisión indefinida.

Ese día el crucero USS Indianapolis llegó a las islas Marianas con bombas atómicas desactivadas, sin sus componentes nucleares, así como la mitad de las reservas mundiales de uranio-235 disponibles hasta la fecha.

El 27 de julio un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Chikuzen Maru) en el mar Amarillo.

En cuanto el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Shigenori Tōgō, conoció la declaración de Potsdam, se reunió con el primer ministro Kantarō Suzuki. Tōgō consideraba que el texto era excesivamente vago, y esperaba que la Unión Soviética pudiera intervenir para llegar a un acuerdo razonable. Poco después Tōgō se entrevistó con el emperador Hirohito y le sugirió que la declaración debía ser considerada con atención, pero que había que evitar una respuesta hasta que la Unión Soviética se hubiera pronunciado sobre la oferta japonesa de mediación. Hirohito afirmó que la declaración era "aceptable en principio". Los militares, en cambio, se opusieron radicalmente a ella, y afirmaron que los términos eran "demasiado deshonrosos". En realidad, lo que no estaban dispuestos a aceptar era la disolución del ejército y los juicios por crímenes de guerra. Finalmente se optó por seguir la propuesta de Tōgō de no responder a la espera de un pronunciamiento soviético.

Superados en número, los comunistas chinos atacados en Saanxi se retiraron tras una semana de combates hacia su cuartel general.

Clement Attlee regresó a Potsdam con su recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores, Ernest Bevin, un anticomunista radical. En esto se distinguía del propio Attlee, que confiaba en mantener buenas relaciones con Stalin y advertía de que tratar a la Unión Soviética como enemigo podría convertirla en uno.

El 28 de julio un submarino estadounidense hundió tres cargueros japoneses (Hagikawa Maru, Hakuei Maru y Unkai Maru) en el mar interior de Japón.

Mientras tanto 79 bombarderos salían de Okinawa para atacar de nuevo la base naval de Kure. Allí hundieron un acorazado (Haruna), un crucero (Ōyodo), un antiguo crucero usado para entrenamiento (Izumo) inutilizaron un destructor (Nashi) y un submarino en construcción. La aviación de la flota estadounidense hundió también otro acorazado (Ise) en Hiroshima, además de dos buques de escolta en otros puntos de la costa japonesa. A los japoneses sólo les quedaban dos acorazados (el Nagato y el Yokosuka).

En Okinawa un kamikaze logró hundir un destructor estadounidense (USS Callaghan).

Era evidente que buena parte de la población japonesa se había enterado del ultimátum aliado, así que el primer ministro Suzuki tuvo que hacer una declaración a la prensa. En ella dijo que la declaración aliada no ofrecía novedades respecto a la declaración que había surgido de la Conferencia de El Cairo y que lo que procedía era "mokusatsu", que literalmente significa "anular con el silencio", lo cual puede entenderse desde un mero "sin comentarios" hasta un rechazo categórico. Los estadounidenses lo interpretaron como un rechazo.

Esa noche, a las 22:10 llegaron 63 bombarderos a la ciudad de Aomori, donde descargaron 83.000 bombas incendiarias sobre una ciudad con edificios mayoritariamente de madera. Se produjo una tormenta de fuego que arrasó la mayor parte de la ciudad. Se calcula que hubo más de 1.700 muertos y unos 18.000 hogares fueron destruidos.

Los japoneses hicieron un último intento en Birmania de romper el cerco británico, pero fracasaron una vez más, se dispersaron y fueron presa fácil de los guerrilleros birmanos, que los capturaban por centenares en emboscadas. De unos 18.000 hombres que había inicialmente, sólo unos 6.000 habían logrado llegar a territorio seguro. el resto había muerto, salvo unos pocos prisioneros, muchos por enfermedades. Los británicos contaron 95 muertos y 322 heridos, además de unos 1.500 enfermos.

Cuando Clement Attlee se puso al frente de la delegación británica en Potstam, los estadounidenses se sintieron aliviados, porque Churchill se había mostrado en todo momento agresivo y suspicaz con los soviéticos, en contradicción con la intención de Truman de forjar unas relaciones diplomáticamente aceptables con la Unión Soviética. En este sentido Attlee se mostró más moderado.

Un bombardero estadounidense trataba de aterrizar en el aeropuerto de de Newark, en Nueva Jersey, a 24 km de la ciudad de Nueva York, pero se desorientó por la niebla y acabó estrellándose entre los pisos 78 y 80 del Empire Estate, donde abrió un agujero de 5.5 por 6.1 metros en las oficinas del Consejo Nacional de Bienestar Católico. Murieron el piloto y otras dos personas a bordo del avión, así como once personas que estaban en el edificio. El cuerpo del piloto no se encontraría hasta dos días después, pues había caído por el hueco de un ascensor. Betty Lou Oliver, una ascensorista que había sufrido quemaduras graves, fue introducida en un ascensor para llevarla a un hospital, pero en cuanto la metieron se rompieron los cables y cayó 75 plantas hasta llegar al sótano. Aunque con heridas más graves aún, sobrevivió a la caída, y mantiene el récord Guinnes de haber sobrevivido a la caída desde más altura en un ascensor. El edificio no sufrió daños estructurales, y dos días más tarde pudo abrir sus puertas con normalidad.

José Luis Bustamante juró su cargo como presidente de Perú.

El 29 de julio la aviación de las flotas británica y estadounidense atacó la ciudad japonesa de Hamamatsu, entre Nagoya y Tokio. El portaaviones japonés Amagi había sufrido más daños en Kure el día anterior, y finalmente volcó y se hundió.

A las 0:15 del 30 de julio, el crucero USS Indianápolis, que poco antes había transportado hasta las islas Marianas el uranio que se emplearía en las bombas atómicas que estaba previsto lanzar sobre Japón, recibió el impacto de dos torpedos de un submarino japonés, que creía haber disparado contra un acorazado. El barco se escoró y 20 minutos más tarde se hundía, con unos 300 de dus 1.195 tripulantes. El resto quedó a la deriva en pocos botes, y a menudo sin chalecos salvavidas.

Un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Yazan Maru) en el mar interior del Japón. Otro carguero (Taruyasu Maru) fue hundido por la aviación en Maizuru, al igual que un buque de escolta (Okinawa) que impactó contra una mina mientras estaba siendo atacado.

La aviación estadounidense bombardeó Shimizu.

Naotake Satō, el embajador japonés en Moscú, escribió al primer ministroTōgō para advertirle de que probablemente Stalin debía estar hablando con Truman y Churchill sobre sus negociaciones con Japón, y que no había alternativa a la rendición incondicional si se quería evitar una intervención de la Unión Soviética en la guerra.

Josef Mengele había sido liberado sin que en ningún momento se le hubiera reconocido como uno de los nazis más buscados. Consiguió un pasaporte falso con el nombre de Fritz Ullman, que luego modificó a Fritz Hollmann. Tuvo el valor de entrar en territorio controlado por los soviéticos, para recuperar sus archivos de Auschwitz. Luego encontró trabajo como granjero cerca de Rosenheim.

El 31 de julio la flota estadounidense lanzó nuevos ataques aéreos sobre Kobe y Nagoya.

En la base estadounidense de Tinian, en las islas Marianas, se terminó de ensamblar el "Pequeñín" (Little Boy), la primera bomba atómica lista para entrar en acción.

A las 15:30 estalló un depósito de municiones en la ciudad checa de Ústí, en los Sudetes. Poco después, un grupo de paramilitares checos, soldados soviéticos y algunos forasteros empezaron a buscar habitantes de origen alemán y los golpearon, dispararon, acuchillaron con bayonetas o los arrojaron al río. Entre los arrojados al agua estuvieron una mujer que iba con un bebé en un carrito, a la que luego dispararon. Se calcula que hubo más de un centenar de víctimas.

Las autoridades españolas metieron a Pierre Laval en un avión y lo entregaron a las autoridades francesas en Linz.

El 1 de agosto la aviación estadounidense llevó a cabo el ataque aéreo de mayor envergadura realizado hasta la fecha sobre Japón. Se lanzaron más de 6.000 toneladas de bombas y minas. Los objetivos principales fueron las ciudades de Hachiōji, Mito, Nagaoka y Toyama. Casi la totalidad de los edificios de la última fueron destruidos. En los días previos se habían lanzado octavillas anunciando el bombardeo.

En una reunión entre representantes franceses, británicos, soviéticos y chinos, Francia aceptó retirar sus tropas de Siria y el Líbano a cambio de la promesa británica de que también retiraría sus fuerzas en Oriente Próximo. El presidente Sirio, Shukri al-Quwatli, se había enfurecido por no haber sido convocado a la reunión, y había pedido una reunión con Truman y Churchill, pero no le habían hecho caso. Ese día se inició el traspaso de poderes y Quwatli anunció la creación de un Ejército Sirio del cual él mismo sería el comandante en jefe.

En Potsdam los aliados firmaron un documento con los acuerdos a los que habían llegado sobre Alemania, cuyos puntos principales eran los siguientes:

Uno de los aspectos más polémicos de los acuerdos fue que, a insistencia de la Unión Soviética, los aliados aceptaron que la población de etnia alemana fuera expulsada de Polonia, Checoslovaquia y Hungría, incluyendo los territorios alemanes que iban a ser transferidos a Polonia. Para entonces quedaban en (los nuevos límites de) Polonia unos cinco millones y medio de alemanes.

Por otra parte, para entonces más de 30.000 alemanes habían sido transportados desde Hungría a la Unión Soviética como esclavos. En algunas ciudades húngaras el 100% de los adultos habían sido enviados a la cuenca del Donets, donde más de 6.000 morirían por los malos tratos.

En cambio, en Yugoslavia no hubo expulsiones. Simplemente, las poblaciones ocupadas por alemanes, como Gakowa o Kruševlje, fueron convertidas en campos de concentración donde los comunistas se encargaron de exterminar a más de 50.000 personas, por desnutrición deliberada o directamente asesinándolas.

El Parlamento Británico se reunió por primera vez tras el resultado de las últimas elecciones. Cuando Winston Churchill entró en la Cámara de los Comunes, algunos parlamentarios cantaron "Es un muchacho excelente", a lo que algunos laboristas replicaron cantando el himno de su partido. El nuevo presidente de la cámara dijo que no sabía si había sido elegido presidente de la Cámara de los Comunes o director de un espectáculo musical.

Pierre Laval fue conducido a París para ser juzgado.

El 2 de agosto el coronel Paul Warfield Tibbets fue convocado a la base estadounidense de Guam, donde se le instruyó sobre una misión que se le había asignado: pilotar el avión que lanzaría la primera bomba atómica sobre Hiroshima. Albergaba el cuartel general del Segundo Ejército Japonés, con unos 400.000 soldados, estratégicamente situados para rechazar una invasión aliada. Además en esas fechas se encontraban allí otras tres divisiones. La ciudad era un importante centro de comunicaciones y de logistica, y poseía una industria potente en la que se fabricaban piezas para aviones, barcos y bombas, así como fusiles y pistolas. Era la segunda ciudad más importante de Japón, después de Kyoto que no había sido bombardeada. Contaba con una población civil de más de 340.000 habitantes, que se preguntaban por qué no eran bombardeados. Algunos pensaban que sus parientes en Hawai y California habían pedido al gobierno estadounidense que no bombardeara Hiroshima.

La Marina estadounidense no había tenido conocimiento del hundimiento de USS Indianapolis, a pesar de que debía haber llegado a su destino en Leyte dos días antes. En muchas instancias se dio por hecho que había llegado, sin más. A las 10:25 un bombardero divisó a los primeros náufragos a la deriva y se inició el proceso de rescate. Tras cuatro días en el agua, sólo fueron rescatados 316 de los cerca de 900 que habían sobrevivido al hundimiento. Muchos habían muerto atacados por tiburones, por hipotermia, deshidratación, envenenamiento por agua salada, o se habían suicidado o habían resultado muertos por otros náufragos a causa de alucinaciones.

Ese día se clausuró la Conferencia de Potsdam. 

A los 81 años, murió en Roma el compositor italiano Pietro Mascagni.

El 3 de agosto el gobierno estadounidense anunció que todos los puertos japoneses importantes habían sido minados, con lo que las islas estaban completamente bloqueadas.

En Borneo los japoneses intentaron un contraataque frente al avance australiano, que se saldó con 11 japoneses muertos frente a 1 australiano. Los mayores contratiempos con los que se encontraban los australianos no los causaban directamente los japoneses, sino que eran atender en lo posible a la población civil que había sufrido durante tanto tiempo la ocupación japonesa.

El gobierno yugoslavo promulgó un decreto de amnistía para antiguos chetniks y militares servios, croatas, eslovenos o albaneses que habían luchado contra los comunistas.

El gobierno checoslovaco retiró la nacionalidad a todos sus habitantes de origen alemán o húngaro.

Pierre Laval declaró como testigo en el juicio contra Pétain. En un largo monólogo de tres horas, trató de justificar sus actos durante la guerra.

El 4 de agosto Paul Tibbets dio instrucciones a su equipo sobre la misión que tenían que llevar a cabo en Hiroshima. Les explicó que iban a lanzar una bomba inmensamente poderosa, algo nuevo en la historia de la guerra, pero no dio más detalles al respecto.

Léon Theremin era un músico, científico e inventor soviético que se había hecho famoso por el "theremin", un instrumento musical de su invención, el primer instrumento electrónico, que emitía sonido sin contacto, a partir del movimiento de las manos del intérprete. Tras una gira por Europa, hacía ya 18 años llegó a los Estados Unidos y se instaló allí, donde patentó su invento y logró que una empresa lo fabricara en serie. Llegó a actuar en conciertos junto a la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Posteriormente inventó el ritmicón, una caja de ritmos, capaz de generar una amplia gama de patrones rítmicos. Luego, de repente, decidió regresar a la Unión Soviética, y desde entonces que llevaba siete años en un gulag. Al principio fue llevado a trabajar en una mina de oro, pero luego se anunció que había sido ejecutado, cuando en realidad fue llevado a trabajar en una sección especial del sistema Gulag que llegó a contar con cerca de un millar de científicos esclavos.

Allí inventó varios artilugios, entre ellos el "endovibrador", un aparato que cuando recibe ondas de radio de una determinada frecuencia, las refleja moduladas por el sonido del ambiente, con lo que actúa como un micrófono y emisor de radio con la peculiaridad de que no necesita ninguna fuente de energía. Sólo requiere ser "iluminado" por ondas de radio adecuadas.

Ese día Averell Harriman, el embajador estadounidense en Moscú, recibió como obsequio una talla en relieve del escudo de los Estados Unidos, en cuyo interior contenía un segundo obsequio de parte de Lavrenti Beria, que no era sino un endovibrador. Harriman lo colocó en una pared de su despacho. La NKVD tenía un piso enfrente de la embajada, y desde allí emitía la señal de radio requerida por el aparato para que éste transmitiera las conversaciones que tenían lugar en el despacho del embajador.

El 5 de agosto submarinos estadounidenses hundieron dos cargueros japoneses, uno en el mar Amarillo (Kori Maru) y otro en el mar interior de Japón (Kotohirasan Maru)

La aviación estadounidense atacó las ciudades japonesas de Imabari, Maebashi, Nishinomiya y Saga. Previamente se había avisado del ataque por radio y mediante octavillas. Otros aviones arrojaron 720.000 panfletos sobre más de 12 ciudades japonesas en los que se instaba a la población a rendirse o enfrentarse a la devastación.

Paul Tibbets bautizó el bombardero con el que iba a lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima. Le puso el nombre de su madre, Enola Gay, que a su vez había recibido este nombre por el de la protagonista de una novela.

En el norte de Bougainville los australianos ocuparon una zona en la que descubrieron alrededor de medio centenar de búnqueres abandonados que habían construido los japoneses, la mayoría de los cuales habían sido destruidos por la artillería.

Esa noche, los radares japoneses detectaron muchos aviones estadounidenses que se dirigían hacia el sur de las islas. De ellos, 65 se dirigían a Saga, 102 a Maebashi, 261 a Nishinomiya, 111 a Ube y 66 a Imabari. Se dio la alerta correspondiente. A las 0:05 del 6 de agosto en Hiroshima se dio la señal de no hay peligro.

El coronel Tibbets despegó de la isla de Tinian a bordo del Enola Gay, a unas 6 horas de vuelo de Japón. A las 5:55, sobre Iwo Jima, se reunió con otros dos aviones, El Gran Artista, pilotado por el mayor Charles W. Sweeney, que llevaba instrumental científico y otro avión sin nombre, que más adelante sería bautizado como Mal necesario, pilotado por el capitán George W. Marquardt, y que llevaba equipos fotográficos. El contralmirante William Sterling Parsons era el miembro del Proyecto Manhattan que volaria en el Enola Gay. Había visto estallar en el despegue cuatro bombarderos, así que había tomado la precaución de no activar la bomba hasta 30 minutos antes de llegar a su destino. Sobre las 7:00 sonó una alarma antiaérea en Hiroshima, pero a las 7:09 volvió a sonar la señal de no hay peligro. A las 8:15 fue lanzado "el Pequeñín" desde 9.4 km de altura, con sus 6k kg de uranio, que tardó 44.4 segundos en estallar, cuando se encontraba a 580 m de altura. El Enola Gay notó la onda expansiva cuando se encontraba ya a 18.5 km del lugar. La explosión liberó una energía de unos 15 kilotones. En parámetros modernos fue muy poco eficiente, pues sólo se produjo la fisión del 1.7% de su material de fisión.

La explosión arrasó completamente una zona de aproximadamente 1.6 km de radio. Sólo Parsons, Tibbets y el artillero, el mayor Thomas Ferebee, sabían lo que iba a pasar. Los demás miembros de la tripulación contemplaron atónitos la enorme nube de hongo que se había formado sobre Hiroshima. Más de 70.000 personas, el 30% de la población, murieron al instante, y otras tantas resultaron heridas. Entre ellos había unos 20.000 soldados. La explosión provocó incendios que se extendieron rápidamente por una ciudad con un gran número de casas hechas de madera y papel. Entre los muertos figuraba el 90% de los médicos y el 93% de las enfermeras de la ciudad. Los hospitales habían sido destruidos, pero por la tarde ya se habían organizado campamentos de atención médica. Yoshie Oka, una estudiante que había sido movilizada como oficial de comunicaciones, logró telefonear al cuartel de Fukuyama, a unos 100 km para informar de que Hiroshima había sido atacada por un nuevo tipo de bomba, y que la ciudad estaba en un estado de destrucción casi absoluta. El alcalde de la ciudad, Senkichi Awaya, había muerto mientras desayunaba con su hijo y su nieta, así que el mariscal Shunroku Hata, que sólo tenía heridas leves,  tomó el mando de la ciudad y organizó las tareas de socorro.

Unos 12 aviadores estadounidenses estaban encarcelados en una comisaría de policía a unos 400 metros de donde estalló la bomba. Varios de ellos murieron al instante, pero otros dos fueron ejecutados al momento por sus guardianes, y otros dos, gravemente heridos, fueron liberados para que la multitud los apedreara. Las autoridades japonesas aprovecharían la explosión para pretender que ocho prisioneros de guerra sobre los que habían practicado vivisecciones en la universidad de Kyushu habían muerto a causa de la bomba atómica. En Tokio los militares estaban perplejos porque se había perdido todo contacto con Hiroshima, cuando no se había detectado ningún ataque aéreo en la zona. Las noticias que llegaban de la explosión fueron tomadas como un rumor, y un oficial recibió órdenes de volar hasta Hiroshima y averiguar si ocurría algo.

Un avión japonés hundió un submarino estadounidense (USS Bullhead) cerca de Bali. No sobrevivió ninguno de sus 84 tripulantes. Fue la última nave estadounidense hundida durante la guerra.

Antes del mediodía (hora de Washington, es decir, 16 horas después de la explosión), el presidente Truman publicó una nota de prensa de unas 1.000 palabras, en la que informó de que  "un nuevo tipo de bomba" con potencia equivalente a mas de 20.000 toneladas de TNT, se había lanzado sobre una "base militar" japonesa. (La estimación de 20 kilotones basada en las primeras apreciaciones visuales resultó ser exagerada.) Truman daba las gracias a la Providencia de que el proyecto alemán de bomba atómica hubiera fracasado y de que los Estados Unidos se hubieran gastado dos mil millones de dólares en la mayor apuesta científica de la Historia, y la hubieran ganado. Luego se dirigió a Japón:

Si no aceptan nuestros términos ahora, pueden esperar una llúvia de destrucción desde el aire como nunca se ha visto en este planeta. Después de este ataque aéreo seguirán las fuerzas navales y terrestres en tal número y potencia como nunca se ha visto hasta ahora, y con una habilidad de combate de la que ya están bien enterados.

Truman no habló de la radiación generada por la bomba y que mataría a decenas de miles de personas más a medio plazo. Se calcula que a finales de año unas 140.000 personas habrían muerto como consecuencia de la bomba. Emisoras estadounidenses en el Pacífico transmitieron mensajes similares sobre Hiroshima cada 15 minutos, afirmando que más ciudades japonesas correrían la misma suerte si no eran aceptados inmediatamente los términos de la declaración de Potsdam, y urgiendo a la población civil a abandonar las ciudades más importantes.

Aunque todas las declaraciones posteriores de Stalin ante sus aliados al respecto de las bombas atómicas fueron frías, su primera reacción al conocer la noticia fue de desesperación. Calificó el lanzamiento de la bomba de Hiroshima como una "superbarbaridad": ¡El equilibrio ha sido destruido... esto no puede ser!

Heisenberg y los demás científicos alemanes recluidos en Cambridge se enteraron por los medios de comunicación de que los Estados Unidos habían lanzado una bomba atómica sobre Hiroshima. Sus conversaciones estaban siendo grabadas, y así, durante los días siguientes, además de especular corroídos por la curiosidad sobre cómo habían podido conseguirlo, algunos, como Otto Hahn, declararon que se alegraban de que los Aliados hubieran ganado la guerra. Heisenberg dijo que nunca había contemplado la posibilidad de conseguir una bomba, sólo un reactor nuclear del que obtener energía. También se plantearon cuestiones éticas sobre qué habría pasado si hubieran construido una bomba para los nazis. Sobre el fracaso del proyecto nuclear alemán, Heisenberg dijo: Nosotros nunca nos habríamos atrevido a recomendarle al gobierno en la primavera de 1942 que deberían emplear 120.000 hombres sólo para construir la cosa.

El 7 de agosto Radio Tokio informó sin mucho detalle sobre un ataque sobre Hiroshima. La Armada y el Ejército japoneses habían iniciado programas nucleares independientes, y por ello sabían lo difícil que era conseguir una bomba atómica, por lo que no habían considerado probable que los estadounidenses llegaran a construir una. Varios miembros del gobierno se negaban a creer que fuera cierto y encargaron una investigación independiente. Ese día llegó a Hiroshima el físico nuclear Yoshio Nishina. Los informes que manejaba el Alto Mando ese día admitían que "sólo se ha lanzado un número pequeño de las nuevas bombas, pero han causado un daño sustancial". El almirante Soemu Toyoda afirmó que, aunque los Estados Unidos hubieran construido una bomba atómica, era poco probable que tuvieran muchas más, así que se mostró partidario de resistir. Admitió que los daños serían mayores, pero la guerra podría continuar. Los estadounidenses descifraron mensajes en clave con estas afirmaciones. Ese mismo día Parsons, Tibbet y otros responsables de la operación se reunieron en Guam para decidir cuál sería el paso siguiente. Puesto que no había señales de que Japón pensara rendirse, decidieron que lo que tocaba era lanzar una nueva bomba. Parsons informó de que podría estar lista para cuatro días más tarde, pero Tibbets señaló que los informes meteorológicos pronosticaban una tormenta para entonces, así que preguntó si la bomba podría estar lista para en dos días, y Parsons respondió que lo intentaría.

En cierto modo, la reacción japonesa había sido prevista. El premio Nobel de física Arthur Compton recordaría más adelante que en una reunión que había tenido lugar hacía unos tres meses, un científico había propuesto la posibilidad de hacer una demostración de la bomba para que los japoneses conocieran su existencia y forzarlos a rendirse sin coste de vidas. Sin embargo, la idea fue rechazada. En palabras de Compton:

Era evidente que todo el mundo sospecharía de un engaño. Si una bomba explotara en Japón con aviso previo, el poder aéreo japonés todavía era suficiente para causar serias interferencias. Una bomba atómica era un dispositivo complicado, todavía en fase de desarrollo. Su funcionamiento estaría lejos de ser rutinario. Si durante los ajustes finales de la bomba los defensores japoneses atacaran, un movimiento defectuoso podría desembocar fácilmente en un fracaso. Un final semejante en una demostración de fuerza sería mucho peor que no haberlo intentado. Era evidente que cuando llegara el momento de utilizar las bombas, sólo podríamos tenerlas disponibles a intervalos demasiado largos. No podíamos permitirnos la posibilidad de que una de ellas fuera un fiasco. Si la prueba se hiciera en algún territorio neutral, sería difícil creer que los militares japoneses, fanáticos y decididos, quedaran impresionados. Si se hiciera una prueba a la vista de los japoneses y no diera lugar a su rendición, habríamos perdido la oportunidad de provocar el impacto por sorpresa que resultó ser tan efectivo. Por el contrario, permitiría que los japoneses estuvieran preparados para interferir un ataque atómico. Aunque la posibilidad de una demostración que no se cobrara vidas humanas era atractiva, nadie podía sugerir una forma de hacerla tan convincente que hiciera probable que fuera a poner fin a la guerra.

La propuesta de una demostración de la bomba había sido sugerida en varias ocasiones más, y en todos los casos se consideró que no había alternativa al uso de la bomba contra un objetivo militar. Producir cada bomba costaba millones de dólares, y no se podrían producir más de dos antes de finales de agosto. Si la demostración fracasaba, o incluso si tenía éxito, pero los japoneses negaban el poder mortífero de la bomba, las consecuencias serían desastrosas.

La aviación estadounidense hundió un petrolero japonés (Nanki Maru) y un buque de escolta ante la costa de Corea.

Ese día dimitió el gobierno de Vietnam, pero el emperador Bảo Đại lo mantuvo en funciones de forma provisional.

El mariscal Tito rechazó el regreso a Yugoslavia del rey Pedro II.

Tras varios intentos frustrados, el presidente colombiano Alfonso López Pumarejo logró que le permitieran dimitir de su cargo. El Congreso designó como sucesor para terminar el mandato a Alberto Lleras Camargo.

El 8 de agosto Radio Tokio dio su primer informe completo sobre el ataque a Hiroshima. Su conclusión era que los estadounidenses habían usado métodos que "superaban la espantosa crueldad de Gengis Kan".

Un submarino estadounidense hundió dos cargueros japoneses (Nanjin Maru y Rashin Maru) en el mar interior de Japón. En el segundo murieron 35 tripulantes y 800 soldados que viajaban en él.

La aviación bombardeó Yahata y Fukuyama. El 21% del área urbana de la primera y el 73% de la segunda quedaron destruidos. La aviación japonesa logró derribar un bombardero y cinco cazas, al coste de unos 12 cazas. Últimamente, la aviación japonesa no había intervenido en los bombardeos. Probablemente temían que los aviones llevaran otro regalo similar al de Hiroshima.

Los nacionalistas indonesios Sukarno y Mohhamad Hatta habían sido convocados en Saigón por el mariscal Hisaichi Terauchi, el comandante en jefe de las fuerzas japonesas en el Sureste de Asia, quien les comunicó la inminente creación de un Comité Preparatorio para la Independencia de Indonesia, por el cual Indonesia sería reconocida como Estado independiente bajo la supervisión japonesa.

Se calcula que unos 5.000 soldados irlandeses habían desertado para unirse a los británicos en la lucha contra los nazis. Ese día el gobierno nacionalista Irlandés, ofendido por que unos irlandeses pudieran detestar a los simpáticos nazis más que a los odiosos británicos, promulgó una ley por la que tales desertores perdían todos sus derechos los derechos que hubieran podido ganar a pensiones o prestaciones por desempleo, y además se les impedía ocupar ningún empleo financiado con fondos públicos.

Una hora antes de la medianoche, Mólotov entregó al embajador japones este comunicado:

Después de la derrota y capitulación de la Alemania hitleriana, Japón se ha convertido en la única gran potencia que aún defiende la continuación de la guerra. La petición de las tres potencias, los Estados Unidos, Gran Bretaña y China, del 26 de julio sobre la rendición incondicional de las fuerzas armadas japonesas fue rechazada por Japón, y así la propuesta del Gobierno japonés a la Unión Soviética sobre la mediación en la guerra en el Lejano Oriente pierde toda base. Teniendo en cuenta la negativa de Japón a capitular, los aliados presentaron al gobierno soviético una propuesta para unirse a la guerra contra la agresión japonesa y así acortar la duración de la guerra, reducir el número de víctimas y facilitar el rápido restablecimiento de la paz universal. Fiel a su deber para con los Aliados, el gobierno soviético ha aceptado las propuestas de los Aliados y se ha sumado a la declaración de las potencias aliadas del 26 de julio. El Gobierno soviético considera que esta política es el único medio capaz de acercar la paz, liberar al pueblo de más sacrificios y sufrimientos y dar al pueblo japonés la posibilidad de evitar los peligros y la destrucción sufridos por Alemania tras su negativa a capitular incondicionalmente. En vista de lo anterior, el Gobierno soviético declara que a partir de mañana, es decir, a partir del 9 de agosto, el Gobierno soviético se considerará en guerra con Japón.

Pasada una hora de la medianoche, más de un millón y medio de tropas soviéticas y mongolas, con tanques, infantería, artillería y aviación, invadieron por tres frentes la frontera del Estado títere japonés de Manchuria. Los japoneses habían sido tomados completamente por sorpresa, pues no conocían a los comunistas y creían que respetarían el pacto de neutralidad hasta su expiración el año siguiente (los soviéticos habían anunciado su intención de no renovarlo, no de violarlo). El general Otozō Yamada comunicó la noticia al emperador títere Puyi, pero le aseguró que contaba con más de un millón de soldados que detendrían fácilmente el avance soviético. Sin embargo, mientras hablaban sonó una sirena que advertía de un ataque aéreo y tuvieron que refugiarse en los sótanos del palacio. Mientras Puyi rezaba a Buda, Yamada se mantuvo en silencio oyendo cómo caían las bombas que destrozaron un cuartel japonés cercano al palacio.

Confinado en su palacio, durante mucho tiempo Puyi había creído que los japoneses estaban ganando la guerra, pero llegó un punto en que la propaganda japonesa superó lo que su inteligencia podía tragar. Armándose de valor, desde hacía un año que escuchaba a escondidas de vez en cuando las emisiones estadounidenses en chino, y así se había enterado del curso real de la guerra. Puyi deseaba que los Estados Unidos ganaran la guerra. Cuando pensaba que nadie le oía, tocaba en su piano una versión para un dedo de "Barras y estrellas". Unos meses atrás había tenido que dar un discurso ante un grupo de soldados de infantería japoneses que se habían ofrecido voluntarios para ser "balas humanas", cubriéndose de explosivos y lanzando ataques suicidas para morir por el emperador (no Puyi, sino Hirohito). Puyí contaría que mientras leía el discurso en el que alababa la gloria que acompañaba a la estupidez de morir por el emperador se sintió "completamente aterrorizado por el fanatismo del culto a la muerte, que reducía a la nada el valor de la vida humana, pues morir por el emperador era lo único que importaba". Pero lo que ahora asustaba más a Puyi era la noticia de que los mongoles se habían unido a los soviéticos en el ataque, pues estaba convencido de que lo torturarían hasta la muerte si lo apresaban.

La estrategia soviética engañó completamente a los militares japoneses. En el frente occidental, los soviéticos avanzaron desde Mongolia a través de desiertos, lejos de las vías férreas, por lo que muchos japoneses fueron sorprendidos en posiciones sin defensas. Las comunicaciones japonesas eran muy deficientes, pero la tenacidad de los soldados era la de siempre, y así en Hailar se formó un foco de resistencia que detuvo a algunas unidades soviéticas. Por el este, los soviéticos cruzaron el río Ussuri, rodearon el lago Khanka y atacaron hacia Suifenhe, donde la resistencia japonesa fue quebrada por la superioridad soviética.

La aviación soviética hundió un petrolero japonés (Daito Maru) y dos cargueros (Ikutsu Maru y Kasato Maru).

A las 3:47 había salido de Tinian el Coche de Bock, un bombardero que normalmente pilotaba el capitán Frederick C. Bock, pero que en esta ocasión estaba bajo el mando del mayor Sweeney, mientras que Bock se reuniría con él unas horas más tarde al mando de El Gran Artista. Su misión seguía el mismo patrón que la que había dirigido Tibbets unos días antes (esta vez Tibbets se quedó en tierra), pero, en vez de Hiroshima, el objetivo ahora era la ciudad de Kokura, y la carga que llevaba Bock era "el gordo" (the Fat Man) una bomba atómica de mayor potencia que la anterior. El Enola Gay, pilotado por Marquard, había salido primero para realizar un reconocimiento meteorológico.

Al llegar a Kokura Sweeney la encontró cubierta por humo procedente en parte de los incendios causados por el bombardeo de Yahata del día anterior, que el viento había desplazado, así como por el humo provocado intencionadamente por una planta siderúrgica que estaba quemando carbón para provocar una cortina de humo negro. Sweeney realizó tres pasadas durante 50 minutos, poniéndose en riesgo de ser alcanzado por las baterías antiaéreas. Además, se detectaron comunicaciones en la frecuencia que usaban los cazas japoneses. En vista de ello y con el combustible escaso debido un problema que había sido detectado poco antes del despegue, Sweeney decidió dirigirse al segundo objetivo de su lista: Nagasaki.

El día anterior, los comunistas chinos se habían aproximado en secreto a las posiciones de los nacionalistas en Saanxi y se habían atrincherado. Ese día, antes del amanecer, atacaron y lograron tomar varias posiciones. Para entonces los comunistas ya habían despejado todas las trincheras con las que los nacionalistas defendían sus búnqueres.

Mientras tanto, a las 10:30 el Consejo Supremo japonés se reunió para analizar la repentina ofensiva soviética. El primer ministro, Kantarō Suzuki, venía de reunirse con el emperador y afirmó que era imposible continuar la guerra. Shigenori Tōgō asintió y añadió que los términos de Potsdam eran aceptables siempre y cuando se garantizara la posición del emperador.

A las 11:00 El Gran Artista lanzó sus instrumentos de medición dotados de paracaídas, además de una carta dirigida al profesor Ryokichi Sagane, un físico de la Universidad de Tokio, que había estudiado con tres científicos de la universidad de Berkeley, en la que le instaban a explicar a la gente los peligros relacionados con la radiación causada por las bombas atómicas. A las 11:01 se formó una brecha entre las nubes que permitió el lanzamiento de "el gordo", con sus 5 kg de plutonio y que estalló 47 segundos más tarde, a unos 1.650 metros de altura sobre una cancha de tenis, a unos 3km del lugar pretendido. La explosión liberó unos 21 kilotones de energía, aunque causó menos daños que la bomba de Hiroshima porque cayó en un valle estrecho y parte de la ciudad de Nagasaki quedó protegida por las colinas.

Más de 35.000 personas murieron al instante y otras 60.000 resultaron heridas. Casi todas eran civiles. Entre las muertes instantáneas apenas hubo 150 soldados. El radio de destrucción total fue de 1.6 km, pero se produjeron incendios en un radio de 3.2 km. Una planta siderúrgica y una fábrica de armas resultaron gravemente dañadas. El arsenal fue completamente destruido. A diferencia de lo que ocurrió en Hiroshima, no se produjo una tormenta de fuego.

Tsutomu Yamaguchi era un ingeniero que vivía y trabajaba en Nagasaki, pero hacía unos meses que se había desplazado a Hiroshima en viaje de negocios, y el "pequeñín" le había estallado a unos 3 km de distancia, provocándole quemaduras graves en el costado izquierdo. Tras haber pasado la noche en la ciudad, había regresado a Nagasaki, y estaba contándole su experiencia a su jefe cuando estalló "el gordo", más o menos a la misma distancia de unos 3 km. Se calcula que unas 200 personas que estuvieron en Hiroshima cuando estalló la bomba, estuvieron también en Nagasaki ese día, de las cuales sobrevivieron unas 70. (Yamaguchi tenía entonces 29 años y moriría de cáncer a los 93).

Suzuki y los miembros del Consejo Supremo fueron informados del ataque sobre Nagasaki cuando aún seguían reunidos. Sin embargo, la reunión terminó en empate: Suzuki, Tōgō y el ministro de marina, el almirante Mitsumasa Yonai, eran partidarios de negociar la paz, mientras que el ministro de la guerra, el general Korechika Anami, el almirante Toyoda y el general Yoshijirō Umezu, insistían en que la rendición incondicional era inadmisible, y que los Aliados tenían que admitir que Japón gestionara su propio desarme, que juzgara a sus criminales de guerra (si es que hubiera alguno) y que Japón no sería ocupado.

Sweeney no tenía combustible suficiente para llegar a las Marianas, así que tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en Okinawa. Tras haber lanzado todas las bengalas que había a bordo para avisar de la emergencia, sin haber recibido autorización, tocó tierra a mitad de una de las pistas, con uno de los cuatro motores detenido por falta de combustible, a mucha más velocidad de la recomendable, y luego volvió a levantar el vuelo para volver a caer de mala manera y se dirigió hacia una fila de bombarderos, de modo que Sweeney tuvo que hacer un giro brusco de 90 grados para frenar a tiempo, y un segundo motor se detuvo antes de que el avión quedara en reposo.

Para mantener ocupados a los aviones japoneses, mientras Sweeney llevaba a cabo su misión la aviación británica y estadounidense llevó a cabo numerosos ataques en diversos puntos, en los que unos 254 aviones japoneses fueron derribados y otros 141 resultaron dañados. Además resultaron hundidos un carguero (Inagi), un petrolero (Juko Maru), dos buques de escolta (Amakusa y Ohama) y un transporte en el que hubo 60 muertos y un centenar de heridos.

Los japoneses derribaron un caza estadounidense y su piloto, Marcus McDilda, fue llevado a Osaka y torturado siguiendo escrupulosamente la versión japonesa de las convenciones de Ginebra, para que confesara el número de bombas atómicas de que disponían los aliados y cuáles eran los próximos objetivos. Era estúpido pensar que un simple piloto iba a disponer de tal información, pero más estúpido aún era pensar que mediante tortura iban a obtener información verídica sobre un tema no contrastable, y ahí estaban. McDilda no sabía nada, pero aseguró que disponían de unas 100 bombas, que los próximos objetivos eran Tokio y Kioto, que ambas ciudades serían destruidas en breve, y además mostró el alto nivel de física nuclear que tenían los militares estadounidenses, pues pudo explicar con gran claridad el funcionamiento de la bomba:

Como saben, cuando los átomos se rompen, se liberan un montón de mases y menos. Bien, pues los hemos cogido y los hemos metido en un contenedor enorme, donde los separamos unos de otros mediante un escudo de plomo. Cuando la caja se lanza desde un avión, derretimos el plomo y los mases y los menos se juntan. Cuando esto sucede, se produce un rayo de luz tremendo y toda la atmósfera sobre una ciudad se ve empujada hacia atrás. Luego, cuando la atmósfera vuelve a su posición, se produce un tremendo trueno que derriba todo cuanto hay bajo él.

La flota estadounidense bombardeó Kamaishi. Una planta siderúrgica fue gravemente dañada y en los alrededores fueron destruidas caso 1.500 casas y murieron 281 civiles. El bombardeo fue transmitido en directo por una emisora de radio estadounidense.

A las 14:00 los comunistas chinos habían obtenido ya una victoria rotunda en Saanxi, y se atrincheraron a la espera de posibles contraataques. Sin embargo, los nacionalistas decidieron que atacar a los comunistas chinos en lugar de a los japoneses no los haría muy populares entre la población civil, así que prefirieron aceptar la derrota.

A las 14:30 Suzuki reunió a su gobierno en pleno, donde el general Anami, que hasta entonces había dudado de que los estadounidenses tuvieran más de una bomba, informó de la confesión de McDilda (que estaba siendo trasladado a Tokio para ser interrogado más a fondo). Ahora Anami no sólo estaba convencido de que los estadounidenses tenían más bombas, sino que creía que podrían arrasar todo Japón. Sin embargo, eso no era un inconveniente para un japones comme il faut. Al contrario, preguntó: ¿No sería marafilloso que toda nuestra nación fuera destruida como una hermosa flor? A las 17:30 hicieron una pausa sin que el argumento botánico de Anami hubiera ganado muchos partidarios. La reunión se prolongó de 18:00 a 22:00, pero siguió sin haber consenso, así que Suzuki y Tōgō se fueron a ver al emperador. El primer ministro propuso una Conferencia Imperial extraordinaria, que empezaría ese mismo día antes de la medianoche.

Mientras tanto, Marcus McDilda había sido interrogado en Tokio por un japonés vestido con un elegante traje occidental que dijo haber estudiado en Nueva York. No tardó en comprender que McDilda no sabía nada de física atómica, y entonces éste explicó que ya se lo había dicho a los que lo habían interrogado en Osaka, pero, como no le habían creído y habían empezado a torturarlo, no tuvo más remedio que mentir para salvar la vida. Fue llevado a una celda donde le dieron de comer y, en general, recibió un trato razonable hasta que acabó la guerra. Su mentira le salvó la vida no sólo porque evitó que lo torturaran, sino porque hizo que lo trasladaran a Tokio. En Osaka los japoneses decapitaron a 50 prisioneros de guerra estadounidenses como respuesta a las bombas atómicas.

Entre tanto empezó la conferencia imperial, en la que Suzuki presentó las exigencias que, según el general Anami, había que exigir a los Aliados para aceptar la rendición, como el consenso al que había llegado el Consejo Supremo (aunque no se había dado tal consenso). El emperador permaneció en silencio mientras los asistentes debatían sin llegar a ningún acuerdo, y finalmente se le pidió que tomara una decisión. Hirohito explicó que no veía ningún sentido a prolongar la guerra y concluyó:

Me trago las lágrimas y doy mi aprobación a la propuesta de aceptar la proclamación aliada sobre la base esbozada por el ministro de Asuntos Exteriores.

Luego abandonó la sala y Suzuki presionó a todos los miembros del gobierno para que declararan su disposición a aceptar la voluntad del emperador, y así lo hicieron.

A las 22:00 hora de Washington (unas 24 horas después del lanzamiento de la bomba) el presidente Truman hizo público este comunicado:

Los gobiernos británico, chino y estadounidense han advertido adecuadamente al pueblo japonés de lo que les espera. Hemos establecido las condiciones generales en las que pueden rendirse. Nuestra advertencia ha sido desatendida; nuestros términos han sido rechazados. Desde entonces, los japoneses han visto lo que puede hacer nuestra bomba atómica. Pueden prever lo que hará en el futuro. El mundo notará que la primera bomba atómica fue lanzada sobre Hiroshima, una base militar. Eso fue porque deseamos en este primer ataque evitar, en la medida de lo posible, la matanza de civiles. Pero ese ataque es sólo una advertencia de lo que vendrá. Si Japón no se rinde, habrá que lanzar bombas sobre sus industrias bélicas y, lamentablemente, se perderán miles de vidas civiles. Insto a los civiles japoneses a que abandonen las ciudades industriales de inmediato y se salven de la destrucción. Me doy cuenta del trágico significado de la bomba atómica. Su producción y su uso no fueron decididos a la ligera por este gobierno. Pero sabíamos que nuestros enemigos estaban tratando de crearla. Ahora sabemos lo cerca que estuvieron de encontrarlo. Y sabíamos el desastre que sobrevendría a esta Nación, y a todas las naciones amantes de la paz, a toda la civilización, si la hubieran encontrado primero. Por eso nos sentimos obligados a emprender la labor larga, incierta y costosa del descubrimiento y la producción. Ganamos la carrera del descubrimiento contra los alemanes. Habiendo fabricado la bomba, la hemos usado. La hemos usado contra quienes nos atacaron sin previo aviso en Pearl Harbor, contra quienes han matado de hambre, golpeado y ejecutado a prisioneros de guerra estadounidenses, contra quienes han abandonado toda pretensión de obedecer las leyes internacionales de la guerra. La hemos utilizado para acortar la agonía de la guerra, para salvar las vidas de miles y miles de jóvenes estadounidenses. Continuaremos usándola hasta que destruyamos por completo el poder de Japón para hacer la guerra. Solo una rendición japonesa nos detendrá.

Frank Capra dirigió ese año cuatro documentales propagandísticos de la serie Por qué luchamos, titulados, Vuestra tarea en Alemania, Conoce a tu enemigo: Japón, Dos han caído y falta uno, y La guerra llega a América. El primero argüía que los alemanes eran todos unos nazis y que no había que tener ninguna consideración con ellos. No llegó a mostrarse al público. Lo vieron algunos generales, entre ellos Eisenhower, pero no lo consideraron aceptable. Al salir de la proyección, Patton resumió así su opinión: ¡Es una mierda! El segundo se estrenó ese mismo día, y pinta una imagen de Japón, los japoneses, su historia, su mentalidad, etc., en la que nadad ni nadie sale favorecido. Sin embargo, dado que todo parecía apuntar a que Japón iniciaría en breve negociaciones de paz, MacArthur decidió que el documental no sería proyectado ante todo el personal militar destinado en el Pacífico, al contrario de lo previsto, e incluso recomendó que se suspendiera su exhibición pública. El tercero explicaba por qué se había retrasado la victoria sobre Japón y el cuarto era una justificación de la entrada de los Estados Unidos en la guerra. Desde un punto de vista técnico, los documentales de Capra están considerados como obras maestras del género.

El 10 de agosto el gobierno japonés anunció que se había enviado un mensaje a los Aliados en el que aceptaba los términos de la declaración de Potsdam siempre y cuando no incluyeran ninguna demanda que perjudicara las prerrogativas del emperador como gobernante soberano.

La aviación estadounidense atacó Tokio y  Kumamoto.

La aviación británica hundió un buque de escolta japonés (Ohama) cerca de Japón.

El general Yamada volvió a entrevistarse con el emperador Puyi, pero esta vez no era tan optimista. Explicó que los soviéticos habían roto el frente en varios puntos en el norte, si bien en el sur las líneas resistían. De todos modos, Puyi debía abandonar la capital, Hsinking. El personal del palacio fue presa del pánico en cuanto Puyi ordenó que sus posesiones fueran embaladas y embarcadas. Desde su ventana, el emperador pudo ver cómo sus soldados se quitaban el uniforme y desertaban. La mayor parte del personal de su palacio desertó, y sus llamadas telefónicas al cuartel general japonés no obtuvieron respuesta porque buena parte de los japoneses había huido a Corea. Su guardaespaldas se había suicidado ingiriendo una cápsula de cianuro.

La aviación soviética hundió dos cargueros japoneses (Awagawa Maru e Issin Maru) y un buque de escolta cerca de Corea. Torpederas soviéticas hundieron otros tres cargueros (Ikutso Maru, Kari Go y Taisan Maru).

Ese día Mongolia declaró la guerra a Japón, por si no había quedado claro con la invasión de Manchuria. El líder comunista del país, Horloogiyn Choybalsan, pensó que se le presentaba una buena oportunidad para anexionarse la Mongolia Interior china, y estaba acompañando la intervención militar con una campaña de propaganda nacionalista en su país. Parte de la Mongolia Interior formaba entonces el estado títere japonés gobernado por el príncipe Demchugdongrub, el cual huyó a Pekín en cuanto tuvo noticia de la invasión soviética.

El general Groves le envió un memorándum al general Marshall en el que indicaba que la próxima bomba atómica estaría lista para ser enviada al Pacífico (si el tiempo lo permitía) para dentro de una semana. Marshall remitió el informe añadiendo una nota manuscrita que decía: "No se deberá lanzar sobre Japón sin una orden expresa del presidente", pues así lo había ordenado Truman esa misma mañana.

Ese día murió a los 62 años el ingeniero estadounidense Robert Goddard. Sus prototipos de cohetes habían quedado largamente superados por los V-2 de Wernher von Braun, en gran parte porque Goddard no había recibido apenas ayuda estatal para su desarrollo. No obstante, durante la guerra había ofrecido sus servicios a los militares y murió trabajando para ellos a pesar de que su tuberculosis había empeorado a causa del clima húmedo de Maryland, donde se había trasladado para trabajar para la Marina, y del cáncer de garganta que había reducido su voz a un susurro.

El 11 de agosto la aviación estadounidense atacó Kurume.

Torpederas soviéticas hundieron tres cargueros japoneses (Edamitsu Maru, Enpo Maru y Tensho Maru) cerca de Corea. Un submarino estadounidense hundió otro más (Teihoku Maru) en la misma zona.

La isla de Sajalín estaba repartida entre la Unión Soviética al norte y Japón al sur. Ese día unos 20.000 soldados soviéticos invadieron la zona japonesa desde el norte, pero los japoneses, a pesar de estar superados en número 3 a 1, mantuvieron firmes sus líneas de defensa y contuvieron el ataque.

El emperador chino Puyi se dirigió en su coche oficial hasta la estación de Hsinking. La multitud lo abucheaba a su paso. Allí subió a un tren junto con su corte, sus ministros y el tesoro imperial. Desde el tren pudo ver a miles de colonos japoneses que huían en largas columnas por las carreteras. En cada estación cientos de colonos trataban de subir a su tren, llorando y suplicando a los policías japoneses para que los dejaran subir. Cuando en vez de colonos eran soldados japoneses, se producían enfrentamientos. El general Yamada subió al tren en una parada y anunció que el ejército japonés estaba ganando la batalla y había destruido un gran número de tanques y aviones soviéticos. Nadie le creyó, aunque algo había de cierto: el avance soviético era imparable, pero se estaba llevando a cabo a costa de un gran número de pérdidas humanas y materiales.

Desde hacía unos meses que en Cracovia circulaban rumores antisemitas. Se habían iniciado con una acusación de que una mujer judía había secuestrado a un niño para matarlo, cuando la investigación de los hechos mostró que la madre del niño lo había dejado a su cuidado. A partir de ahí se difundieron panfletos con noticias falsas de que habían sido hallados 13 cadáveres de niños cristianos, que con el tiempo pasaron a ser 80. Ese día, un niño de trece años estaba tirando piedras a una sinagoga, y cuando algunos judíos salieron a cogerlo, el niño huyó gritando "¡Ayuda, los judíos han tratado de matarme!" Al momento una multitud irrumpió en la sinagoga y empezó a apalear judíos. Los rollos de la Torah fueron quemados. Luego la multitud asaltó casas de judíos, que fueron saqueadas. Hombres, mujeres y niños fueron apaleados en las calles. Algunos judíos que tuvieron que ser internados en un hospital fueron apaleados allí de nuevo. Algunos polacos que fueron tomados por judíos por error también fueron atacados. Al menos murió una persona, una mujer de 56 años que había sobrevivido a Auschwitz, y que recibió un disparo mientras permanecía tras una puerta cerrada. Los instigadores fueron en gran parte policías y soldados, pero según el informe que elaboró la NKVD la persecución fue obra de milicianos polacos.

El 12 de agosto el gobierno japonés recibió la respuesta estadounidense a su solicitud de rendición. La había redactado el día anterior el Secretario de Estado estadounidense, James Francis Byrnes, y había sido enviada tras haber recibido la aprobación británica y —a regañadientes— la soviética. En lo tocante a la única exigencia japonesa, la preservación de la soberanía del emperador, la respuesta decía:

Desde el momento de la rendición, la autoridad del emperador y del gobierno japonés quedará supeditada al comandante supremo de las potencias aliadas, que dará los pasos que considere oportunos para materializar los términos de la rendición. La forma de gobierno de Japón, de acuerdo con la declaración de Potsdam, será determinada en última instancia por la voluntad libremente expresada del pueblo japonés.

El gobierno japonés analizó la respuesta y Suzuki propuso rechazarla para insistir en la exigencia de garantías sobre la soberanía del emperador. El general Anami volvió a proponer sus exigencias adicionales. Tōgō le señaló a Suzuki que no había posibilidades de obtener términos mejores. En una entrevista con el emperador, el almirante Yonai señaló además el riesgo que había de una revuelta interna, y dijo:

Creo que la forma de decirlo no es apropiada, pero las bombas atómicas y la entrada de los soviéticos en la guerra son, en cierto sentido, regalos divinos. Así no tenemos que admitir que tenemos que terminar la guerra a causa de circunstancias domésticas.

La posibilidad de que el gobierno terminara aceptando las condiciones de los Aliados inquietaba a un amplio sector del ejército japonés, que recelaba del concepto tan amplio que los Aliados tenían de lo que era un "crimen de guerra", así que varios oficiales encabezados por el mayor Kenji Hatanaka, entre los que se encontraba el cuñado del general Anami, se dirigieron a éste para pedirle que hiciera lo posible para evitar la aceptación de las condiciones de Potsdam, a la vez que estaban preparando un golpe de Estado. Anami no se pronunció sobre si lo apoyaría. Hatanaka pasó la noche y parte de la mañana siguiente tanteando a los altos oficiales en busca de apoyos.

El avance soviético por Manchuria había ido comprimiendo las líneas japonesas hasta formar un semicírculo alrededor de Mutanchiang. Al reducir sus líneas, los japoneses podían combatir con más eficiencia. Las defensas japonesas se basaban en una serie de fortalezas situadas sobre varias colinas que los soviéticos tenían que ir tomando una a una, con gran dificultad.

Ante el riesgo inminente de que los soviéticos alcanzaran las instalaciones del "Escuadrón 731", el gobierno de Tokio ordenó destruir el recinto. Los 300 prisioneros que quedaban fueron gaseados o envenenados, y los 600 trabajadores chinos fueron ametrallados, para que no pudieran dar testimonio de las atrocidades que habían contemplado. Por esas fechas Japón había construido tres submarinos de largo alcance capaces de transportar hidroaviones hasta las costas estadounidense y diseminar pulgas infectadas con diversas enfermedades, y no es descartable que el gobierno japonés hubiera aprobado en breve la misión si la guerra se hubiera prolongado algo más.

Un carguero japonés (Hozugawa Maru) encalló en Corea mientras trataba de evadir torpederas soviéticas y fue destruido poco después por una de ellas.

Por encargo del general Groves, el físico Henry DeWolf Smyth había elaborado un extenso informe con la información sobre el proyecto Manhattan que podía hacerse pública para satisfacer el interés general que el uso de las bombas atómicas había generado. Se tituló Energía atómica para fines militares. Una vez recibidas las autorizaciones oportunas, se hizo público. No era exactamente un texto divulgativo. El propio Smyth lo explicaba así en el prólogo:

La responsabilidad final de la política de nuestra nación recae en sus ciudadanos y éstos sólo pueden asumir sabiamente con dicha responsabilidad si están informados. No se puede esperar que el ciudadano medio entienda claramente cómo se construye una bomba atómica o cómo funciona, pero hay en este país un grupo sustancial de ingenieros y científicos que pueden entender tales cosas y que pueden explicar las potencialidades de las bombas atómicas a sus conciudadanos. El presente informe está escrito para este grupo profesional y es un relato general y práctico del trabajo en los Estados Unidos desde 1939 destinado a la producción de tales bombas. No es una historia oficial documentada ni un tratado técnico para expertos. Los requisitos de secreto han afectado tanto al contenido detallado como al énfasis general, por lo que se han omitido muchos desarrollos interesantes.

Cuando los primeros ejemplares llegaron a las librerías, unas semanas más tarde, éstas no confiaban en tener muchas ventas, ya que era un ensayo bastante técnico, pero el libro se convirtió en el bestseller del año y no tardaría en traducirse a 40 idiomas. La ecuación de Einstein E = mc2 debe buena parte de su popularidad al informe de Smyth.

El 13 de agosto submarinos estadounidenses hundieron un carguero japonés (Kaiho Maru) y un buque de escolta. La aviación estadounidense atacó la regió de Tokio y destruyó más de 200 aviones japoneses en tierra y 18 en el aire. Otros bombarderos lanzaron panfletos sobre las principales ciudades japonesas en las que se informaba a la población de la oferta de rendición realizada por el gobierno japonés y la respuesta aliada. Algunas cayeron en el propio palacio imperial. Esto anulaba completamente el margen de negociación: que la única exigencia del gobierno fuera proteger al emperador no iba a ser muy bien recibido por algunos sectores de la población japonesa, cada vez más insatisfecha con las autoridades, pero si al final se rechazaba la oferta aliada sólo por eso, la posición del gobierno y del emperador iban a ser aún más insostenibles. Sin embargo, los miembros del gobierno continuaban con sus reuniones interminables en las que no se llegaba a ningún consenso. Los estadounidenses interpretaron la falta de respuesta como un rechazo a la oferta de rendición, así que el presidente Truman ordenó intensificar los ataques aéreos para presionar a los militares japoneses. En privado, Truman manifestó su desesperación ante la tozudez de los japoneses, que podría terminar obligándolo a lanzar una bomba atómica sobre el palacio imperial japonés, como le habían propuesto varios militares estadounidenses.

Finalmente, esa noche se celebró una nueva Conferencia Imperial en la que se acordó aceptar las condiciones de los Aliados tal cual se les habían ofrecido, sin exigencia alguna. Al terminar la reunión, el general Anami abordó a Umezu y le transmitió su opinión de que habría que continuar la guerra dando un golpe de Estado si fuera preciso, pero Umezu replicó que no podían hacer nada más que acatar la decisión del emperador. Luego Anami fue abordado por su cuñado, el teniente Masahiko Takeshita, quien le sugirió dimitir para colapsar el gobierno y unirse al golpe de Estado que estaba organizando Hatanaka. Anami respondió que el edicto imperial seguiría su curso aunque el gobierno cayera, y que antes de unirse a la conjuración quería hablar con Umezu.

Mientras tanto diez torpederas soviéticas entraban en el puerto coreano de Seishin y una fuerza de asalto ocupó las instalaciones portuarias y las zonas anexas de la ciudad. Los japoneses no tardaron en organizar un contraataque y los soviéticos se vieron en apuros. A las 18:30 llegaron más torpederas con refuerzos, pero no lograron abrirse paso hasta las posiciones ocupadas por sus predecesores y la situación se agravó para los soviéticos.

En Los Álamos habían trabajado 24 horas al día para tener listo un nuevo núcleo de plutonio, con lo que una nueva bomba atómica podría lanzarse en breve. Sin embargo, Groves canceló el envío al Pacífico.

En  las primeras horas del 14 de agosto el general Anami habló con Umezu para tantearlo sobre el golpe de Estado, pero no llegó a plantearlo, sino que se vio obligado a comprometerse a acatar la decisión del emperador. Más aún, poco después, ambos se reunieron con un grupo de altos oficiales que habían oído el ruido de sables y estaban preocupados al respecto, y todos terminaron firmando un compromiso de que actuarían hasta el último momento de acuerdo con la decisión del emperador de aceptar los términos de rendición impuestos por los aliados. No obstante, en una reunión posterior con el emperador, Anami, Toyoda y Umezu plantearon una vez más la posibilidad de continuar la guerra, a lo que el emperador respondió reafirmándose en su decisión y ordenando que se preparara un texto con el anuncio que él mismo transmitiría por radio a la nación. Poco después, antes del mediodía, el Ministerio de Asuntos Exteriores transmitió órdenes a las embajadas en Suiza y Suecia de que aceptaran las condiciones de rendición. La noticia llegó a Washington a las 2:49 hora local. Mientras tenían lugar estos acontecimientos 828 bombarderos estadounidenses escoltados por 186 cazas bombardeaban Iwakuni, Osaka y Tokoyama. Otros ataques previstos para ese día fueron cancelados tras la recepción de la rendición japonesa.

Submarinos estadounidenses hundieron un submarino japonés en el mar de la China Oriental y dos buques de escolta en el mar del Japón.

A las 19:00 estuvo redactado el texto que Hirohito transmitiría por radio. La empresa de radiodifusión pública japonesa envió técnicos y equipo al búnquer del palacio imperial y a las 23:25 el emperador grabó un disco con el mensaje, de unos cuatro minutos de duración, pero los técnicos le dijeron que había hablado demasiado bajo y le recomendaron repetir la grabación.

En Corea varios barcos soviéticos llegaron a Seishin y un batallón de 710 marines desembarcó y avanzó varios km tierra adentro, pero los japoneses también habían recibido refuerzos y contaban con un tren blindado, y así lograron rechazar a los atacantes, que tuvieron que replegarse hasta el puerto. Durante la noche tuvieron que rechazar 14 ataques enemigos.

Unos 1.800 civiles japoneses (mayoritariamente mujeres y niños) se habían refugiado en un monasterio budista en la ciudad de Gegenmiao, en la Mongolia Interior. Allí, los soldados soviéticos en colaboración con algunos habitantes chinos de la zona se dedicaron a disparales, atropellarlos con tanques, acuchillarlos con bayonetas, ahogarlos... Algunas mujeres fueron desnudadas y violadas por los soldados. Varios niños fueron robados y vendidos (a 300 yen por niño y 500 por niña). No fue un hecho aislado. Al igual que en Europa, en el Extremo Oriente los soviéticos también seguían la consigna de los tres días libres para saquear y violar al entrar en cada ciudad. Muchos colonos japoneses se suicidaban antes de que llegaran los soviéticos, y en otras ocasiones los soviéticos obligaban a las madres a matar a sus propios hijos antes de matarlas a ellas. Por si no tenían bastante con los soviéticos, los propios soldados japoneses también mataban civiles japoneses cuando consideraban que no podían evitar que cayeran en manos de los enemigos. Hasta los comunistas chinos se atrevieron a quejarse de la actuación de los soviéticos, más que nada porque estaban consiguiendo que la gente se enterara de lo que era el comunismo.

En China, Chiang Kai-shek no tenía tropas suficientes para tomar el control de las regiones que los japoneses estaban abandonando, y lo último que quería es que éstas acabaran bajo el control de los comunistas. Por ello se había dirigido a los antiguos señores de la guerra que habían aceptado la tutela japonesa a cambio de mantener su poder para ordenarles que no se rindieran a los comunistas, sino que los combatieran hasta que pudieran llegar fuerzas nacionalistas a sus territorios para tomar el control. Esto beneficiaba a ambas partes: a Chiang Kai-shek le permitía mantener a los comunistas a raya, mientras que a los señores de la guerra les permitía lavar su imagen y presentarse como patriotas chinos que defendían su país de los comunistas. Que no lo hubieran defendido de los japoneses era algo que se podría olvidar.  En los últimos meses, los comunistas se habían adueñado de una docena de fortalezas en la región de Jiangsu, y ese día unos 1.200 soldados chinos hasta entonces sometidos a los japoneses salieron de Jurong apoyados por dos compañías japonesas para combatir a los comunistas, pero éstos les tendieron una emboscada y mataron más de 30 japoneses y 370 chinos. Otros 350 fueron hechos prisioneros.

Ese día se firmó el Tratado sino-soviético de amistad y alianza. En ese momento, la Mongolia Interior china estaba bajo control soviético, así que, ante la amenaza soviética de extender el nacionalismo mongol por todo el territorio, China aceptó reconocer la independencia de la Mongolia Exterior a cambio de que la Unión Soviética se retirara de la Mongolia Interior.

Sukarno y Hatta acababan de regresar a Yakarta y Hatta recibió inmediatamente la visita de Sutan Sjahrir, uno de los líderes de un movimiento de activistas en favor de la independencia conocidos como los pemuda (los jóvenes), quien le informó del lanzamiento de las bombas atómicas y de la inminente rendición de Japón, por lo que urgió a Hatta para que convenciera a Sukarno para que proclamaran la independencia de Indonesia al margen del apoyo japonés, pues en tal caso los Aliados no la reconocerían. Fueron a reunirse con Sukarno y Sjahrir repitió sus argumentos. Hatta y Sukarno no estaban seguros de que los rumores sobre la rendición de Japón estuvieran fundados (venían de entrevistarse con Terauchi, que no les había dicho nada al respecto) y no querían hacer nada que incomodara a los japoneses. Sjahrir insistió en que no debían preocuparse por los japoneses, porque el pueblo estaba de su parte, pero la discusión se agrió y Hatta terminó invitando a Sjahrir y a los pemuda a que proclamaran ellos la independencia, si tan seguros estaban. Sjahrir se fue humillado, pues sabía que sin el apoyo de Sukarno y Hatta no había nada que hacer.

Son Ngoc Thanh había nacido en Camboya, pero había huido a Japón hacía tres años, y había regresado cuando los japoneses proclamaron la independencia del país, y había asumido el cargo de ministro de Asuntos Exteriores. Ahora que los japoneses estaban abandonando el control del país, Thanh logró apoyos para dar un golpe de Estado y proclamarse primer ministro (hasta el momento, el primer ministro era el propio rey Norodom Shihanouk), con el objetivo de evitar que Camboya volviera a caer en manos de los franceses.

El presidente Truman anunció la recepción de la oferta de rendición japonesa, pero advirtió que no se podía hablar de rendición hasta que ésta no hubiera sido firmada por el gobierno japonés. Pese a ello, en muchas ciudades del mundo se produjeron celebraciones espontáneas. En Washington una multitud trató de entrar en la Casa Blanca al grito de ¡Queremos a Harry! Una de las celebraciones más numerosas tuvo lugar en Nueva York, con una concentración nunca igualada hasta entonces en Times Square. La prensa captó numerosas fotografías a lo largo de los Estados Unidos en las que soldados "besaban a cualquiera con faldas que pasara por allí". Las "celebraciones" más negras tuvieron lugar en San Francisco, donde, por tres días, una muchedumbre a menudo borracha, formada principalmente por soldados que nunca habían llegado a combatir, se dedicaron a saquear comercios, robar y provocar disturbios. Hubo 13 muertos y más de un millar de heridos. Al menos seis mujeres fueron violadas.

A las 21:30 el mayor Hatanaka puso en marcha su plan de golpe de Estado. Soldados leales entraron en el recinto del palacio real supuestamente para protegerlo contra la rebelión que se sabía que estaba fraguándose, y a la 1:00 del 15 de agosto el palacio estaba rodeado. Hatanaka y otros dos oficiales fueron al despacho del teniente Takeshi Mori, comandante de la Primera Guardia Imperial, cuya cooperación resultaba vital para tomar el control del palacio. Mori estaba hablando con su cuñado, el teniente Michinori Shiraishi. Hatanaka confiaba en que, al ver el golpe en acción, muchos oficiales se sumaran a él, pero Mori se negó a cooperar, y Hatanaka acabó asesinándolo para que no ordenara a la Guardia que detuviera el golpe, mientras que uno de sus acompañantes mató a Shiraishi. Entonces Hatanaka usó el sello oficial de Mori para falsificar órdenes para la Guardia Imperial. Durante las horas siguientes, los rebeldes arrestaron a 18 personas en el palacio, entre ellos algunos operarios de radio que habían ido a grabar el mensaje de Hirohito.

Mientras tanto, otro grupo de rebeldes había acudido al despacho del primer ministro Suzuki, con el propósito de asesinarlo, pero no estaba allí. Ametrallaron el despacho e incendiaron el edificio, para dirigirse al domicilio personal de Suzuki. El secretario del primer ministro se enteró de las intenciones de los golpistas y avisó a Suzuki de que se dirigían a su casa, por lo que éste pudo escapar antes de que llegaran sus asesinosy se puso bajo la protección de la policía. Su casa fue incendiada. Luego se dirigieron a la casa del ex primer ministro y consejero imperial Kiichirō Hiranuma, que pudo escapar por una puerta trasera. Su casa también fue incendiada.

Mientras tanto el general Anami se hacía el harakiri. Dejó una nota que decía: Con mi muerte, me disculpo humildemente por el gran crimen. Nadie sabe a ciencia cierta a qué se refería. En el palacio, los rebeldes trataban de encontrar las grabaciones del mensaje del emperador, pero no las encontraban. Sabían que las tenía Kōichi Kido, el Guardián del Sello Privado, el consejero de mayor confianza del emperador, pero no daban con él. El palacio mantenía tradiciones arcaicas y los rebeldes ni siquiera sabían leer muchos de los rótulos que podrían haberlos orientado.

Sobre las 3:00 Hatanaka se enteró de que estaban en camino tropas con órdenes de detener a los sublevados bajo el mando del teniente Masataka Ida. A las 5:00, mientras los rebeldes seguían buscando en vano a Kido y las grabaciones, Hatanaga entró pistola en mano en los estudios de la radio japonesa pidiendo que le pusieran un micrófono para explicar a los japoneses lo que estaba haciendo. Finalmente, tras haber recibido una llamada de teléfono de parte del teniente Ida, abandonó los estudios. Más tarde montó en una motocicleta y se dedicó a distribuir panfletos por la ciudad en los que explicaba los motivos del golpe ya frustrado.

Sobre las 4:00 una flota soviética entró en el puerto de Seishin y se inició el desembarco de unos 5.000 hombres que, aun así, necesitaron de varias horas para repeler a las fuerzas japonesas, muy inferiores en número.

Al amanecer, el general Tanaka se presentó en el palacio imperial y se enfrentó a los oficiales rebeldes, reprochándoles su conducta y ordenándoles regresar a sus cuarteles. Así lo hicieron, y sobre las 8:00 el intento de golpe de Estado había sido sofocado. Los dos fonógrafos que contenían las dos versiones grabadas del discurso de Hironito fueron sacados de su escondite y transportados a la emisora de radio. A las 12:00 sonó el himno nacional, y a continuación se radió el discurso. Era la primera vez que los japoneses oían la voz de su emperador. Lo transcribimos aquí destacando los fragmentos más graciosos:

Yo, el Emperador, después de reflexionar profundamente sobre la situación mundial y el estado actual del Imperio japonés, he decidido adoptar como solución a la presente situación el recurso a una medida extraordinaria. Con la intención de comunicároslo me dirijo a vosotros, mis buenos y leales súbditos.

He ordenado al Gobierno del Imperio que comunique a los países de Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la Unión Soviética la aceptación de su Declaración conjunta.

Ahora bien, conseguir la paz y el bienestar de los súbditos japoneses y disfrutar de la mutua prosperidad y felicidad con todas las naciones ha sido la solemne obligación que me legaron, como modelo a seguir, los antepasados imperiales y de la cual no he pretendido apartarme, llevándola siempre presente en mi corazón.

Por consiguiente, aunque en un principio se declarase la guerra a las partes norteamericana y británica, la verdadera razón fue el sincero deseo de la autoconservación del imperio y la seguridad de Asia Oriental, no siendo en ningún caso mi intención el interferir en la soberanía de otras naciones ni la invasión expansiva de otros territorios.

Sin embargo, la guerra tiene ya cuatro años de duración. Y a pesar de que los generales y los soldados del ejército de tierra y marina han luchado en cada lugar valientemente, los funcionarios han trabajado en sus puestos realizando todos los esfuerzos posibles y todos los habitantes han servido con devota dedicación, poniendo cuanto estaba en sus manos; la trayectoria de la guerra no ha evolucionado necesariamente en beneficio de Japón y la situación internacional tampoco ha sido ventajosa. Además, el enemigo ha lanzado una nueva y cruel bomba, que ha matado a muchos ciudadanos inocentes y cuya capacidad de perjuicio es realmente incalculable.

Por eso, si continuamos esta situación la guerra al final no sólo supondrá la aniquilación de la nación japonesa sino también, la destrucción total de la propia civilización humana. Y si esto fuese así, cómo podría proteger a mis súbditos, mis hijos, y cómo podría solicitar el perdón ante los sagrados espíritus de mis antepasados imperiales. Ésta es la razón por la que he hecho al gobierno del Imperio aceptar la Declaración Conjunta de las Potencias.

Me siento obligado a expresar mi más profundo sentimiento de pesar con las naciones aliadas que han colaborado permanentemente junto con el Imperio Japonés para la emancipación de Asia Oriental. Asimismo, pensar en aquellos de mis súbditos que han muerto en el campo de batalla, así como en aquellos que dieron su vida ocupando sus puestos de trabajo, cumpliendo con su deber, o aquellos que fueron víctimas de una muerte desafortunada y en sus familias destrozadas es un sufrimiento presente en mi corazón noche y día. Del mismo modo, el bienestar de los heridos y de las víctimas de guerra, de aquellos que han perdido sus hogares y sus medios de vida constituye el objeto de mi más honda preocupación.

Soy consciente de que los sacrificios y sufrimientos que tendrá que soportar el Imperio a partir de ahora son, sin duda, de una magnitud indescriptible. Y comprendo bien el sentimiento de mortificación de todos vosotros, mis súbditos. Sin embargo, en consonancia con los dictados del tiempo y del destino quiero, aun soportando lo insoportable y padeciendo lo insufrible, abrir un camino hacia la paz duradera para todas las generaciones futuras.

Confirmo vuestra lealtad al defender la estructura del Imperio y me siento unido a vosotros, mis buenos y leales súbditos. Por eso, os exijo que evitéis cualquier explosión de emociones que pueda desencadenar complicaciones innecesarias, o enfrentamientos que puedan desuniros, causando desorden y conduciéndoos por un camino equivocado que haría al mundo perder la confianza en vosotros.

Continuad adelante como una sola familia, de generación en generación, confiando firmemente en la inmortalidad del Japón divino, conscientes del peso de las responsabilidades y del largo camino que os queda por delante. Dedicad todos vuestros esfuerzos para la construcción del futuro. Manteneos fieles a una firme moral, seguros de vuestro propósito, y trabajad duro aprovechando al máximo vuestras virtudes sin retrasaros de la línea del progreso del mundo.

Poned en práctica, según lo he dicho, mi voluntad.

A continuación un locutor tuvo que explicar lo que había dicho el Emperador, en parte porque había usado un lenguaje arcaico que resultaba ininteligible para la mayoría de los japoneses y en parte porque en ningún momento había hablado de "rendición", sino que había hecho referencia a "la declaración conjunta" de los Aliados, que pocos sabían lo que era.

Simultáneamente un locutor transmitió una versión en inglés del discurso, que fue recibida y grabada en los Estados Unidos cuando allí eran todavía las 23:00 del 14 de agosto, y que fue publicada por el New York Times. Una hora antes el mayor Tanaka se había pegado un tiro. Tras el discurso de Hirohito Japón vivió una oleada de suicidios, especialmente de militares. Otros militares respondieron con la elegancia que los caracterizaba y decapitaron a 15 pilotos estadounidenses en Fukuoka. Cerca de un centenar de prisioneros de guerra estadounidenses fueron asesinados entre ese día y el siguiente.

El almirante Matome Ugaki había organizado la última oleada de ataques kamikaze sobre la flota estadounidense que atacaba las islas japonesas. Cuando oyó el mensaje del emperador, anotó en su diario que todavía no había recibido una orden oficial de alto el fuego, así que organizó un último ataque kamikaze con once bombarderos, cuatro de ellos no lograron despegar, y el propio Ugaki ocupó una plaza en uno de los siete restantes. Cada avión llevaba dos hombres a bordo, excepto el de Ugaki, que llevaba tres, pues el aviador al que Ugaki había quitado el puesto se obstinó en subir al avión igualmente. No se sabe qué hicieron exactamente los siete aviones, porque ningún barco sufrió ataques kamikaze ese día. Al parecer fueron abatidos en ruta, pues más tarde se encontraron los restos de un avión derribado en una playa con tres cadáveres a bordo. Uno de ellos, que tenía la cabeza aplastada y le faltaba un brazo, era probablemente el cadáver de Ugaki.

El ideólogo de los ataques kamikaze, el vicealmirante Ōnishi, se hizo el harakiri ese día. Se rasgó correctamente el vientre, pero falló al cortarse la garganta, y luego rehusó tanto el auxilio médico como recibir un golpe de gracia, así que murió al día siguiente tras 16 horas de agonía.

Chen Gongbo, el presidente de la "República China" títere de Japón, huyó a Japón. En Jiangsu, los comunistas atacaron la ciudad de Baoying, hasta hacía poco bajo control japonés y que ahora los chinos se habían negado a rendir a los comunistas. Las fortalezas que rodeaban la ciudad no tardaron en caer.

Los soviéticos dominaban ya la mayor parte de Seishin, aunque todavía había combates en las afueras de la ciudad. Una flota formada por un destructor, dos dragaminas y tres transportes estaba en camino desde Vladivostok.

En Sajalín, unos 3.000 soldados japoneses se rindieron a los soviéticos.

En Vietnam, el Việt Minh fundado por Hồ Chí Minh lanzó una insurrección en el país para tomar el control e impedir el regreso de los franceses. Los japoneses no opusieron resistencia.

Philipe Pétain fue declarado culpable de todos los cargos que pesaban sobre él y fue condenado a muerte. Debido a su avanzada edad, el tribunal pidió que no se aplicara la sentencia. De Gaulle le conmutó la pena de muerte por la de cadena perpetua, atendiendo a su edad y a sus contribuciones durante la Primera Guerra Mundial. Temiendo tumultos, de Gaulle hizo que fuera llevado inmediatamente en su avión privado a una fortaleza en los Pirineos. De Gaulle no estaba muy satisfecho con el juicio. Más adelante diría:

Con demasiada frecuencia, las discusiones tomaron la apariencia de un juicio partisano, a veces incluso un ajuste de cuentas, cuando todo el asunto debería haberse tratado únicamente desde el punto de vista de la defensa nacional y de la independencia.

A las 4:00 del 16 de agosto el emperador Hirohito ordenó el alto el fuego a todas las fuerzas japonesas. El gobierno japonés presentó su dimisión.

Unos 1.400 soldados soviéticos desembarcaron en Toro, en la isla de Sajalín, en la retaguardia del frente japonés, donde una guarnición de unos 200 japoneses no pudo hacerles frente y la ciudad cayó en manos soviéticas.

En Corea unas pocas unidades japonesas se negaron a aceptar el alto el fuego y siguieron combatiendo a los soviéticos, pero a lo largo del día fueron cesando los combates y en algunas zonas los japoneses empezaron a entregarse.

El ejército japonés en Manchuria se rindió a los soviéticos. Las bajas japonesas habían sido de más de 9.000 muertos y más de 10.000 heridos. Las bajas soviéticas rondarían los 8.000 hombres. El tren que transportaba al emperador chino Puyi estaba quedándose sin carbón, y todas las estaciones cercanas habían sido destruidas por los bombardeos soviéticos, así que no tuvo más remedio que regresar a Hsinking. Allí tomó una avión que lo llevó a Mukden, donde debía llegar otro avión que lo llevaría hasta Japón, pero lo que aterrizó fue un avión de la Fuerza Aérea Soviética y el emperador fue hecho prisionero.

En la provincia china de Anhui los comunistas atacaron Yongjiazhen, y tras un día de combates se apoderaron de la ciudad. Los nacionalistas sufrieron unas 900 bajas.

En Yakarta varios miembros de la pemuda, dirigidos por Adam Malik, medio secuestraron a Sukarno y Hatta y los llevaron a Rengasdengklok con la excusa de protegerlos de las milicias projaponesas, pero con la intención real de presionarlos para que declararan públicamente la independencia de Indonesia. Sin embargo, Sukarno y Hatta, convencidos de que no debían hacer nada sin la aprobación de los japoneses, lograron evadirse y regresaron a Yakarta.

Winston Churchill dio un discurso en la Cámara de los Comunes en el que se quejaba del oscurantismo soviético, y en un momento dado dijo:

No es descartable que se esté desarrollando una tragedia a escala prodigiosa tras el telón de acero que en estos momentos divide a Europa en dos.

No era la primera vez que empleaba la palabra "telón de acero" (iron curtain). En realidad era una expresión de uso relativamente común en inglés, en alemán y en ruso. Hasta el propio Goebbels, poco después de la conferencia de Yalta, había afirmado en un artículo de prensa que si Alemania perdía la guerra:

Un telón de acero caería sobre ese enorme territorio controlado por la Unión Soviética, tras el cual las naciones serían masacradas.

Ya hacía unos meses que Churchill se había convencido de que Goebbels tenía razón (salvo por el hecho de que cuesta imaginar qué diferencia veía Goebbels entre lo que pasaría al otro lado del telón de acero que vaticinaba y lo que estaba pasando en Alemania). Ya había usado la expresión al menos en dos telegramas a Truman, pero ésta era la primera ocasión en la que empleaba el término en público, y no tardaría en hacerse popular.

El 17 de agosto el emperador Hirohito nombró primer ministro a su tío, el príncipe Higashikuni Naruhiko.

En Japón, el presidente filipino títere de los japoneses, José P. Laurel, disolvió la Segunda República Filipina.

Los soviéticos controlaban ya el puerto coreano de Seishin. A la sazón el gobernador de Corea era el general y ex primer ministro japonés Nobuyuki Abe, el cual, viendo que Japón no tardaría en perder el control del país, se había puesto en contacto con varias personalidades coreanas para tratar de formar gobiernos locales provisionales que mantuvieran la estabilidad tras el vacío de poder que se iba a producir en breve. Así se formaron diversos "comités populares" en varias ciudades. La segunda ciudad más importante del país era Pyongyang, donde el comité popular quedó bajo la dirección de Cho Man-sik, un activista que llevaba 45 años oponiéndose a la ocupación japonesa siguiendo una estrategia similar a la que Gandhi estaba siguiendo en la India. En cambio, en Seúl Abe no tuvo muchas opciones, pues desde hacía un año existía una red clandestina liderada por el comunista Lyu Woon-hyung, que se había extendido por todo el país con el nombre de Hermandad para la Restauración de Corea, que incluía entre sus órganos un Comité para la Preparación de la Independencia de Corea, al cual se adhirió el comité de Cho Man-sik.

En China unos 2.000 comunistas atacaron Tianmen, donde los colaboradores japoneses reconvertidos al nacionalismo fueron derrotados tras varias horas de combates. La ciudad de Linyi, que había sido abandonada por los japoneses el día anterior, también fue atacada, pero allí los comunistas chinos se encontraron con más dificultades y no lograron rebasar las murallas de la ciudad.

Ese día la Unión Soviética acordó con los Estados Unidos que "provisionalmente" la parte de Corea sobre el paralelo de los 38º grados de latitud norte quedaría bajo ocupación soviética, y el resto bajo ocupación estadounidense. Los estadounidenses estaban sorprendidos de que los soviéticos hubieran aceptado el trato, pues no había presencia estadounidense en el país y podrían haberlo ocupado íntegramente sin dificultad si hubieran querido.

En Yakarta, Sukarno y Hatta hablaron con responsables japoneses y se enteraron de que los japoneses querían que hicieran justo lo que ellos se habían negado a hacer: proclamar la independencia de Indonesia de modo que el acto fuera visto como un movimiento espontáneo de los indonesios, sin relación alguna con Japón, para que los aliados no pudieran interpretarlo como un acto hostil por parte de Japón. Así, finalmente se decidieron a dar el paso. Sjahrir había redactado una propuesta de declaración, pero Sukarno y Hatta la rechazaron porque incitaba al pueblo a tomar el control de las instituciones, y eso era muy radical. En su lugar, cambiaron la frase por otra que hablaba de "transferencia ordenada del poder". La declaración fue leída ante la casa de Sukarno tras la lectura del preámbulo de un borrador de constitución. Posteriormente fue transmitida por radio.

Hacía más de un año que George Orwell había terminado su novela corta Rebelión en la granja, pero hasta la fecha no había logrado que fuera publicada. Cuatro editores la habían rechazado, de los cuales uno la había aceptado inicialmente, pero luego había cambiado de idea. La novela podría haberse titulado "El comunismo para que lo entiendan hasta los niños", porque es una brillante sátira que ilustra la diferencia entre lo que pretende ser el comunismo y lo que es en realidad. En la novela, los animales de la granja se rebelan contra el granjero, el señor Jones (el zar Nicolás II), siguiendo las ideas del Viejo Mayor, un cerdo que representa a Lenin e, indirectamente, a Marx, el cual antes de morir da un discurso en el que enuncia siete mandamientos que los animales debían cumplir, entre los que figuran, por ejemplo,  "Ningún animal matará a otro animal" o "Todos los animales son iguales". Los cerdos se convierten en los líderes de la revolución, entre los que destacan Snowball (Trotski) y Napoleón (Stalin), pero finalmente éste lanza a los perros (la NKVD) contra aquél, que se ve obligado a huir declarado traidor. Paulatinamente, los cerdos se convierten en tiranos del resto de animales (ovejas, gallinas, caballos...) que son explotados sin posibilidad de protestar, van adoptando las costumbres humanas (capitalistas) que se suponía que habían combatido y los siete mandamientos originales van siendo alterados a conveniencia. Por ejemplo, el de "Ningún animal matará a otro animal" se convierte en "Ningún animal matará a otro animal sin motivo", porque la liquidación de oponentes resulta necesaria y de utilidad reconocida, y al final sólo queda el último mandamiento modificado: Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.

Orwell había escrito un prólogo para la novela titulado La libertad de prensa, que al parecer fue eliminado de la edición en el último momento, no se sabe si por decisión de Orwell o del editor, y permaneció inédito y desconocido durante décadas. En él analizaba las dificultades que había tenido para publicar la novela en Gran Bretaña, destacando que no se habían debido a una censura impuesta por el gobierno debido a la necesidad de mantener buenas relaciones con la Unión Soviética durante la guerra —que Orwell declara que le habría parecido comprensible— sino a una censura autoimpuesta por los editores, basada a su vez en las reacciones que éstos preveían en el público en general, la "inteligentsia británica", que había absorbido pasmosamente la propaganda soviética hasta considerar "de mal tono" cualquier crítica al comunismo. Por citar un fragmento:

Publicación tras publicación, sin controversia alguna, se han ido aceptando y divulgando los puntos de vista soviéticos con un desprecio absoluto hacia la verdad histórica y hacia la seriedad intelectual. Por citar sólo un ejemplo: la BBC celebró el XXV aniversario de la creación del Ejército Rojo sin citar para nada a Trotski, lo cual fue algo así como conmemorar la batalla de Trafalgar sin hablar de Nelson. Y, sin embargo, el hecho no provocó la más mínima protesta por parte de nuestros intelectuales.

El libro fue un éxito de ventas y las críticas en general fueron buenas. Ni que decir tiene que los "cerdos" auténticos prohibieron la obra.

El 18 de agosto cuatro bombarderos estadounidenses que sobrevolaban Tokio en una misión de reconocimiento fueron atacados por cazas japoneses. No causaron daños graves, pero las autoridades estadounidenses quisieron averiguar si había sido un acto espontáneo de una unidad de aviación o si el gobierno japonés pensaba reanudar las hostilidades, así que decidieron enviar más vuelos de reconocimiento al día siguiente a ver qué pasaba.

A las 4:30 unos 1.000 marines soviéticos desembarcaron en la isla de Shumshu, una de las más septentrionales de las islas Kuril, que se extienden entre archipiélago japonés y la pensínsula de Kamchatka. Los japoneses fueron tomados por sorpresa y su reacción fue improvisada. Sin embargo, los soviéticos no tenían experiencia en desembarcos, y en lugar de aprovechar las circunstancias para consolidar una cabeza de playa, se adentraron en la isla, donde se encontraron con las típicas defensas japonesas que empezaron a hacer estragos. Pese a todo, los soviéticos lograron resistir un contraataque japonés con 20 tanques, de los cuales destruyeron 15. Por la tarde, una mejora de las condiciones climáticas permitió intervenir a la aviación soviética. Por la noche ya estaba asegurada una cabeza de playa de 4 km de ancho por 5 de profundidad. También hubo dos desembarcos soviéticos más en Corea y otro en la isla de Sajalín.

En Yakarta se reunió el Comité Preparatorio para la Independencia de Indonesia y eligió a Sukarno y Hatta como presidente y vicepresidente de Indonesia, y declaró en vigor de forma provisional una constitución que había sido redactada previamente por los nacionalistas, con unos leves retoques.

Subhas Chandra Bose, tras haber fracasado en su intento de que los nazis primero y los japoneses después le ayudaran a independizar la India, pretendía ahora conseguir el apoyo soviético para sus planes. Había logrado que los japoneses le permitieran subir a un bombardero que había salido de Singapur y que, tras varias escalas, debía llevarlo a China. Cuando el avión despegó de Formosa, se produjo una explosión y se le cayó uno de los motores. El avión se ladeó bruscamente y se partió en dos al estrellarse envuelto en llamas. Bosé salió vivo, pero al no poder salir por la puerta trasera porque estaba bloqueada por el equipaje, trató de hacerlo por la delantera atravesando unas llamas, pero estaba empapado en gasolina y se convirtió en una antorcha. Estaba consciente cuando lo llevaron a un hospital, pero murió unas horas más tarde a consecuencia de las quemaduras.

Bertrand Russell publicó su Historia de la filosofía occidental, que tuvo un gran éxito de ventas. Debe de ser un buen libro, porque los "entendidos en filosofía" lo tacharon (en su momento y también más adelante) de "carente de valor", "mediocre", "ignorante" y otras lindezas, principalmente porque rebate a Kant y a  Hegel y apenas dedica espacio a la filosofía contemporánea, aunque esto es coherente con su declaración de intenciones, pues en el prefacio explica que ha tratado "solamente de los filósofos que me parecen poseer una importancia considerable". A Einstein le gusto.

Ese día Russell publicó un artículo titulado La bomba y la civilización. En él reflexionaba sobre lo que supondría una Tercera Guerra Mundial en la que distintos bandos usaran bombas atómicas, y llegaba a la conclusión obvia de que supondría el fin de la civilización y, en el mejor de los casos, de una vuelta a la Edad Media. Para evitarlo, propone un par de posibilidades, una utópica y otra polémica:

Existe otra posibilidad mejor, si los hombres tienen la sabiduría de aprovechar los pocos años durante los cuales permanecerá abierta para ellos. O la guerra o la civilización deben terminar, y si ha de ser una guerra que termine, debe haber una autoridad internacional con el poder exclusivo de fabricar las nuevas bombas. Todos los suministros de uranio deben estar bajo el control de la autoridad internacional, que tendrá derecho a salvaguardar el mineral por las fuerzas armadas. Tan pronto como se haya creado dicha autoridad, deben entregarse todas las bombas atómicas existentes y todas las plantas para su fabricación. Y, por supuesto, la autoridad internacional debe tener suficientes fuerzas armadas para proteger todo lo que se le haya entregado. Si este sistema se estableciera una vez, la autoridad internacional sería irresistible y las guerras cesarían. En el peor de los casos, podría haber breves revueltas ocasionales que se sofocarían fácilmente.

Pero me temo que todo esto es utópico. Estados Unidos no consentirá en ninguna agrupación de armamentos, y tampoco lo hará la Rusia soviética. Cada uno insistirá en retener los medios para exterminar al otro, sobre la base de que no se puede confiar en el otro.

Si los Estados Unidos fueran más imperialistas, habría otra posibilidad, menos utópica y menos deseable, pero aún preferible a la destrucción total de la vida civilizada. Los estadounidenses podrían usar su posición de superioridad temporal para insistir en el desarme, no solo en Alemania y Japón, sino en todas partes, excepto en los Estados Unidos, o al menos en todos los países que no estén preparados para entrar en una estrecha alianza militar con los Estados Unidos, lo que supondría la obligación de compartir los secretos militares. Durante los próximos años, esta política podría aplicarse; si fueran necesarias una o dos guerras, serían breves y pronto terminarían en una decisiva victoria estadounidense. De esta manera, se podría formar una nueva Liga de Naciones bajo el liderazgo estadounidense y se podría establecer de manera segura la paz del mundo. Pero temo que el respeto por la justicia internacional evitará que Washington adopte esta política.

Éste fue el primero de una serie de artículos en los que Russell insistió en la misma idea, según la cual estaría moralmente justificado que los Estados Unidos entraran en guerra con la Unión Soviética mientras fueran los únicos en posesión de armas nucleares.

El 19 de agosto otro bombardero estadounidense que sobrevolaba Tokio fue atacado por iniciativa de los pilotos japoneses. Uno de sus tripulantes resultó muerto y otros dos heridos. Oficiales japoneses salieron rumbo a Manila para entrevistarse con MacArthur y recibir instrucciones sobre el proceso de rendición.

En Shumshu los soviéticos empezaron a desembarcar la artillería pesada, y algunos grupos de japoneses empezaron a rendirse. A las 9:00 un emisario japonés informó de que su división había recibido órdenes de cesar las hostilidades a las 16:00. A las 18:00 las fuerzas japonesas en Shumshu, así como las de las islas vecinas de Paramushiro y Onekotan, aceptaron la rendición incondicional. Los soviéticos habían contado 516 muertos y más de 1.000 heridos. Las bajas japonesas habían sido de 256 muertos y 762 heridos.

Genrikh Lyushkov seguía en China y, con los soviéticos a punto de llegar a Dalian, un oficial japonés, Yutaka Takeoka, estaba dispuesto a dejarlo huir para salvar su vida, pero el general Genzo Yanagita le dijo que eso era inadmisible, pues Lyushkov podría revelar a los soviéticos mucha información confidencial. Así, Takeota se presentó en el hotel en el que estaba Lyushkov y trató de convencerlo de que lo adecuado era que se suicidara. Pero como Lyushkov no compartía su punto de vista, Takeota se encargó de "suicidarlo" y luego hizo incinerar su cadáver.

Los comunistas chinos atacaron Jintan y Liyang, donde aniquilaron a los pocos japoneses que la defendían y a dos regimientos chinos, de los cuales unos 1.700 soldados fueron hechos prisioneros. Otra brigada tomó Yuncao, donde murieron 1.300 nacionalistas chinos y 21 comunistas.

En Hanoi se había organizado espontáneamente una reunión de activistas, pero los comunistas eran especialistas en canalizar el descontento popular y Ho Chi Minh acabó dirigiéndola y haciéndose así con el control de la capital vietnamita. La revolución marchaba bien en el norte del país, pero en el sur no tanto, principalmente porque los comunistas no tenían la hegemonía entre los grupos independentistas, sino que había grandes divisiones según sus creencias religiosas, su visión del nacionalismo, etc. Incluso entre los comunistas había una facción trotskista, es decir, de esos fascistas que se obstinaban en hacerse pasar por comunistas.

El 20 de agosto, de acuerdo con las instrucciones recibidas en Manila, una de las primeras medidas que adoptaron los japoneses en su proceso de rendición fue retirar las hélices de todos sus aviones, para evitar más incidentes como los que habían tenido lugar los días precedentes.

Unos 3.400 marines soviéticos desembarcaron en Maoka, en el sur de la isla de Sajalín. Los soviéticos dijeron que se habían encontrado con una fuerte resistencia japonesa, pero la versión japonesa es que se limitaron a adoptar posiciones defensivas mientras organizaban la evacuación de unos 18.000 civiles y de material diverso. Nueve de las doce telefonistas japonesas que había en la ciudad se suicidaron temiendo ser violadas por los soviéticos. Las otras tres se salvaron porque otros japoneses se lo impidieron. Cuando finalmente los soviéticos entraron en la ciudad las trataron bien.

En China los comunistas fracasaron en un intento de rebasar las murallas de Linyi.

En Oslo se inició el juicio por crímenes de guerra contra el colaboracionista por antonomasia: Vidkun Quisling. Se declaró inocente y explicó que su relación con Alemania era mínima y que había luchado en todo momento por la independencia de Noruega. Pero los testigos no decían lo mismo.

El 21 de agosto 21.335 soldados japoneses se rindieron a los australianos en Bougainville.

La aviación soviética empezó a actuar en Maoka, mientras los japoneses seguían evacuando la ciudad.

El presidente Truman puso fin al programa por el que los Estados Unidos habían estado suministrando comida, petróleo y otros suministros a Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética, China y otros países aliados.

El 22 de agosto tres cargueros japoneses (Daito Maru, Taito Maru y Tsesugo Maru) fueron hundidos por submarinos soviéticos en el Pacífico, y uno más (Notoro Maru) por la aviación.

En la prefectura japonesa de Shimane, unos aviones japoneses lanzaron papeles en los que se instaba a la población a continuar la guerra. Los responsables eran un grupo de jóvenes militares encabezados por Isao Okazaki, de 25 años. Tenían muchas más preparadas, con títulos como "El pueblo de los kami no se rinde", o "Mensaje al pueblo de Shimane", o "A los miembros del Ejército y la Armada Imperiales", pero los aviones de la base aérea a la que tenían acceso fueron inutilizados según las órdenes del gobierno y no pudieron distribuir más.

Los soviéticos capturaron Maoka en la isla de Sajalín. Mientras tamto 1.950.479 soldados japoneses se rendían a los soviéticos en Manchuria.

En China los comunistas fracasaron por segunda vez ante las murallas de Linyi. En cambio, por la noche lograron penetrar las defensas de Baoying.

Stalin había albergado la intención de invadir Japón, pero cuando Truman le recordó que, según los acuerdos de Yalta, Japón mantendría la soberanía sobre su territorio, de modo que la Unión Soviética no iba a poder anexionarse nada (y tal vez teniendo en cuenta que Truman tenía bombas atómicas y Stalin no), perdió repentinamente el interés, así que un desembarco en la isla de Hokkaido fue cancelado ese día, justo dos días antes de la fecha prevista de ejecución.

El 23 de agosto 4.000 miembros de las fuerzas aéreas japonesas se rindieron a los estadounidenses en Mindanao. En Shumshu otros 8.244 se rindieron a los soviéticos. El resto de tropas japonesas en las islas Kuril también recibieron órdenes de rendirse, pero algunas decidieron no obedecerlas.

Los comunistas chinos capturaron Baoying. Teóricamente estaban combatiendo a los japoneses, pero a la vez era evidente el pulso que estaban manteniendo con los nacionalistas chinos, y cada ciudad que ocupaban les proporcionaba más armas y recursos.

Sami Solh fue nombrado Primer Ministro del Líbano.

El 24 de agosto Isao Okazaki y sus seguidores trataron de provocar un alzamiento en Matsue que derrocara al gobierno y permitiera continuar la guerra. Entre otras cosas, tenían pensado incendiar la oficina del prefecto, matar al gobernador, destruir varios puntos estratégicos de la ciudad (la central telefónica, la planta hidroeléctrica, etc.), repartir panfletos entre la población y tomar una emisora de radio para informar de la revuelta con la esperanza de que tuviera seguimiento en todo el país. Sin embargo, la mayor parte de los objetivos no se cumplieron. Lograron prender fuego a la oficia del prefecto y sabotear las prensas del periódico local, así como dejar a la ciudad sin suministro eléctrico durante tres horas y media. Okazaki formaba parte del grupo que debía apoderarse de la emisora de radio, pero la encontró rodeada por 50 policías armados y 20 soldados, y su técnica de pedir por favor que les dejaran entrar porque eran patriotas y que sus enemigos eran traidores no funcionó. Terminó aceptando la rendición a cambio de que soltaran a sus seguidores. La policía aceptó, pero luego (cuando Okazaki ya se había entregado) llegaron órdenes superiores que decían que era imposible liberar a los rebeldes. Okazaki también falló en su intento de hacerse el harakiri. Fue llevado inconsciente a un hospital y sobrevivió.

Los soviéticos entraron en Pyongyang. Era la segunda ciudad más importante de Corea, detrás de Seúl, la capital, pero teniendo en cuenta que Seúl había quedado en la zona asignada a los estadounidenses, los soviéticos consideraron que era la candidata natural para convertirse en sede del gobierno legítimo de Corea que tenían pensado organizar. Allí se encontraron con el Comité Popular de Cho Man-sik, y pudieron comprobar que, ciertamente, gozaba de un amplio apoyo popular, así que lo reconocieron como gobierno provisional de Corea.

En la región china de Jiangsu, los comunistas tomaron Ji'an, mientras que en la vecina región de Anhui tomaron Wuhe, donde derrotaron a cinco compañías chinas y tomaron unos 500 prisioneros.

El 25 de agosto 1.600 soldados soviéticos desembarcaron en Otomari, en el sur de la isla de Sajalín, donde los 3.400 soldados japoneses que la defendían no tardaron en rendirse. A lo largo del día se fueron rindiendo todas las tropas japonesas presentes en la isla. En total había unos 400.000 japoneses en ella, de los cuales unos 18.000 soldados se convirtieron en prisioneros de guerra y fueron deportados a la Unión Soviética. En total, en los pocos días que duró la intervención soviética en la guerra contra Japón, unos 600.000 japoneses serían llevados a la Unión Soviética para ser usados durante varios años como mano de obra esclava en una red de unos 70 campos de trabajo repartidos a lo largo del país. Principalmente fueron destinados a la construcción de vías férreas y otras obras públicas. Los soviéticos reconocieron la muerte de unos 60.000 prisioneros, si bien es probable que las víctimas fueran muchas más, a causa de las duras condiciones de trabajo. Algunas mujeres optaron por casarse con soviéticos. Entre los recuerdos de los prisioneros de guerra destacó la pobreza generalizada que imperaba en las zonas de la Unión Soviética que conocieron, así como el lastimoso estado de los prisioneros de los gulags. Entre lo más divertido estaban los obligatorios "Estudios sobre Democracia", que consiguieron formar muy pocos adeptos al comunismo. La mayor parte de los prisioneros serían liberados entre dos y cuatro años más tarde, pero unos 3.000 fueron retenidos por más tiempo y fueron liberados paulatinamente. Aun así, unos pocos permanecerían retenidos durante varias décadas sin justificación alguna.

Hồ Chí Minh forzó la abdicación del emperador Bảo Đại, quien anunció que cedía la soberanía de Vietnam al Viet Minh, lo cual para muchos vietnamitas legitimó la asunción del poder por parte de los comunistas y a los comunistas les ahorró el trámite de amañar unas elecciones con todos los molestos asesinatos, intimidaciones y demás violencia que ello requería.

El 26 de agosto los comunistas chinos atacaron Yinji, en la región china de Henan y a lo largo del día aniquilaron dos regimientos nacionalistas en las afueras de la ciudad. En Jiangsu atacaron Huaiyin.

El 27 de agosto la Fuerza Aérea estadounidense empezó a abastecer los campos de prisioneros japoneses en Japón, Corea y China, a la espera de que tuviera lugar la ocupación de los territorios y los prisioneros pudieran ser evacuados.

Las tropas chinas que defendían Yinji consideraron que no tenían ninguna posibilidad de resistir el ataque comunista y huyeron a Wuyang. Los comunistas lograron capturar unos 800 prisioneros.

El 28 de agosto se inició la ocupación de Japón. Un centenar de representantes estadounidenses llegó por avión a Atsugi, a unos 50 km de Tokio. Más tarde, el acorazado USS Missouri encabezó una flota que dejó en tierra cerca de Kanagawa a un regimiento de marines. Una división aerotransportada aterrizó en el aeródromo de Atsugi.

En Corea, el Comité para la Preparación de la Independencia de Corea se autoproclamó gobierno provisional del país.

Chiang Kai-shek y Mao Zedong se reunieron para negociar en Chongqing. La situación política en China era extraordinariamente sutil. Los comunistas estaban expandiendo el territorio bajo su control a expensas de antiguos colaboracionistas a los que trataban de "bandidos", mientras que éstos se tenían por "nacionalistas" basándose en que Chiang les había ofrecido un acuerdo para ofrecerles un futuro en el Estado chino a cambio de que resistieran a los comunistas, pero ciertamente tenían más de bandidos que de soldados nacionalistas, por lo que Chiang tampoco podía mostrar abiertamente su apoyo hacia ellos. Por lo tanto, en teoría, nacionalistas y comunistas estaban colaborando en la "liberación" de China de la ocupación japonesa.

Una flota británica llegó a la isla malaya de Penang, y allí salieron a su encuentro unos oficiales japoneses a bordo de un pequeño barco pesquero, y así se iniciaron unas improvisadas negociaciones preliminares para la rendición.

El 29 de agosto unos 10.000 comunistas chinos atacaron Xinghua, en Jiangsu, que estaba defendida por más de 7.000 nacionalistas.

El 30 de agosto el general MacArthur desembarcó en Japón y estableció un cuartel general temporal en Yokohama. Inmediatamente dictó las primeras normas: ningún ocupante aliado podía atacar a los japoneses o comer la escasa comida que tenían. Exhibir la bandera japonesa quedaba prohibido salvo en el caso de edificios oficiales bajo autorización expresa previa. Desde ese día grandes grupos de bombarderos estadounidenses sobrevolaron con frecuencia la región de Tokio como demostración de fuerza. Estaba previsto llevarlas a cabo desde hacía unos días, pero el mal tiempo lo había impedido hasta entonces.

Unos 1.500 japoneses se rindieron a los estadounidenses en Luzón.

El portaaviones británico Indomitable llegó a Japón y recuperó el control de la antigua colonia.

Los alemanes se enteraron por la radio de que se acababa de constituir en Berlín un Consejo de Control Aliado, que a partir de ese momento asumía el gobierno de Alemania y Austria, cuyos integrantes eran los mariscales Zhúkov y Montgomery, y los generales Eisenhower y Jean de Lattre de Tassigny. Sus objetivos principales eran las "cuatro des": desnazificación, desmilitarización, democratización y descentralización. Su primera orden fue la prohibición de vestir el uniforme del Ejército Alemán.

El 31 de agosto MacArthur tomó el control del gobierno japonés en Tokio, donde asumió el título de Comandante supremo de las Potencias Aliadas.

Unos 2.500 soldados japoneses se rindieron a los estadounidenses en la isla Minami Torishima (la isla de los pájaros del sur), a unos 1.800 km de Tokio.

Los comunistas chinos habían arrollado todas las posiciones nacionalistas en el exterior de las murallas de Xinghua, y ese día empezó el asalto a la ciudad propiamente dicha. Los cañones abrieron brechas en la muralla y pronto se iniciaron los combates en las calles. Igualmente, las defensas exteriores de Huaiyin habían caído, pero en este caso los comunistas no pasaron inmediatamente al ataque, sino que rodearon la ciudad y se dispusieron a cavar trincheras y preparar el asalto durante varios días.

En Tailandia el primer ministro Khuang Aphaiwong, aunque era miembro del movimiento Tailandia Libre y había estado colaborando con él desde su cargo, presentó su dimisión. El regente Pridi Banomyong, también simpatizante de Tailandia Libre, repudió todos los acuerdos que el ex primer ministro Plaek Pibulsonggram había firmado con Japón, así como la declaración de guerra a los Aliados y nombró primer ministro a Thawi Bunyaket, de forma provisional hasta que Seni Pramoj, el organizador del movimiento Tailandia Libre, pudiera llegar al país.

El 1 de septiembre, tras intensos combates en las calles, la ciudad de Xinghua cayó en poder de los comunistas. Unos 2.000 defensores habían muerto y otros 5.000 fueron hechos prisioneros. En cambio, las bajas comunistas fueron de 49 muertos y 325 heridos. Como era habitual, se hicieron con un importante botín de armas y municiones. Al mismo tiempo se iniciaba el ataque sobre Dazhongji.

El 2 de septiembre representantes japoneses y aliados subieron a bordo del acorazado USS Missouri, anclado en la bahía de Tokio y a las 9:00, en una ceremonia cuidadosamente estudiada y que fue transmitida por radio al mundo entero, firmaron el Acta de Rendición de Japón. El primero en firmar fue el ministro de Asuntos Exteriores Mamoru Shigemitsu, seguido por el general Umezu y luego el general MacArthur. Después firmaron representantes de los Estados Unidos, China, Gran Bretaña, la Unión Soviética, Australia, Canadá, Francia, los Países Bajos y Nueva Zelanda.

Ese mismo día se rindieron 114.000 soldados japoneses en Tailandia, 26.000 en Penang y varios miles en las Filipinas.

Al finalizar la guerra civil rusa, el general Grigory Semiónov, tras una estancia en Manchuria y en Nagasaki, se había trasladado a los Estados Unidos, donde fue acusado de un caso de robo de pieles, así que emigró a Japón y los japoneses lo destinaron a China y a Corea, para organizar actividades de espionaje antisoviético. Durante la guerra había estado organizando planes de ataque a la Unión Soviética para el caso en que finalmente entrara en guerra con Japón. Por estas fechas fue capturado por paracaidistas soviéticos. Los soviéticos lo condenaron a muerte y a continuación lo enviaron a Moscú para que fuera juzgado.

En Hanoi, Hồ Chí Minh proclamó la independencia de Vietnam a la vez que la instauración de la República Democrática de Vietnam, con él mismo como primer presidente. El ex emperador Bảo Đại fue nombrado "consejero supremo".

Se calcula que la Segunda Guerra Mundial dejó más de 60 millones de muertos, de los cuales más de 40 millones fueron civiles. Los países con más muertos fueron:

Unión Soviética
20.000.000
China
15.000.000
Alemania
7.000.000
Polonia
6.000.000
Indias Orientales Neerlandesas
3.000.000
Japón
2.500.000

Muy por debajo en la lista encontramos a Francia (incluyendo sus colonias) con más de 600.000 muertos, Gran Bretaña (incluyendo sus colonias) con más de 450.000 muertos y los Estados Unidos, con más de 400.000 muertos. Entre los alemanes muertos se incluyen unos 500.000 que murieron víctimas de los nazis. El holocausto promovido por los nazis mató a más de 5 millones de judíos, además de gitanos, homosexuales, testigos de Jehovah, etc.

El 3 de septiembre unos 150.000 soldados japoneses se rindieron a los estadounidenses en las Filipinas, otros 44.000 en las islas Palau y otros 50.000 en otras islas del Pacífico.

George Town fue la primera ciudad de Malasia sobre la que los británicos tomaron el control tras la guerra.

El 4 de septiembre el emperador Hirohito inauguró una nueva sesión de la Dieta japonesa, donde hizo un llamamiento a "ganar la confianza del mundo" y "establecer firmemente un Estado pacífico".

Ese día se rindieron unos 11.300 soldados japoneses más en las Filipinas, así como los 4.139 que habían defendido la isla Wake. Unos días antes, la fosa común en la que habían sido enterrados los prisioneros estadounidenses asesinados dos años atrás había sido exhumada y los cadáveres habían sido trasladados a tumbas individuales en un cementerio con cruces de madera y todo. En interrogatorios posteriores los japoneses afirmaron que los prisioneros habían muerto a causa de un bombardeo estadounidense, aunque algunos lo habían aprovechado para escapar y habían sido acorralados en una punta de la isla. Sin embargo, varios oficiales japoneses se suicidaron cuando estaban ya bajo custodia estadounidense y dejaron testimonios escritos que explicaban lo sucedido e incriminaban a al contralmirante Sakaibara.

Otra víctima de los japoneses fue el rascón de la isla Wake, o Gallirallus wakensis, la única ave que habitaba en la isla y que no sabía volar. Además, no sólo no les tenía miedo a los seres humanos, sino que a los japoneses tampoco, y el resultado fue que se extinguió durante la ocupación japonesa de la isla.

Por la noche los comunistas chinos lanzaron un ataque sobre la ciudad de Lingbi, en Anhui, y tras seis horas de combate se apoderaron de ella. Los nacionalistas dejaron 104 muertos y 1.244 prisioneros.

La flota británica había salido de Penang dos días antes y ahora llegaba a Singapur, donde no encontró oposición alguna.

Un hombre se presentó en la embajada británica en Estambul y pidió ver al cónsul en funciones, Chantry Page. Se trataba de Konstantin Volkov, en principio el vice-cónsul soviético en Estambul, pero que dijo ser un agente de la NKVD que quería cambiar de bando. Pedía un salvoconducto para él y su esposa y 27.500 libras esterlinas. A cambio revelaría el nombre de tres agentes soviéticos que trabajaban en Gran Bretaña, uno de los cuales estaba al frente de una organización de contraespionaje en Londres. Dio un plazo de tres semanas para obtener una respuesta, y advirtió de que no se enviara ninguna información por cable, pues los soviéticos tenían acceso. Page informó a Londres a través del correo diplomático, pero allí se encargó el asunto a Kim Philby, que era precisamente el agente al que se refería Volkov. El resultado fue que, apenas unos días más tarde, Volkov desapareció misteriosamente y no se volvió a saber de él.

En el archipiélago noruego de Svalbard se rindieron las últimas tropas alemanas.

El 5 de septiembre los 70.136 soldados japoneses presentes en las islas Kuril se rindieron finalmente a los soviéticos. Por su parte, los estadounidenses aceptaron la rendición de 5.917 japoneses en la isla Yap y otras 2.311 en el atolón Jaluit, cerca de las islas Marshall. Ese mismo día los japoneses devolvieron a los portugueses el control de Timor Oriental.

Iva Toguri era una estadounidense hija de inmigrantes japoneses que en 1941 había viajado a Japón para visitar a un pariente enfermo, pero mientras estaba allí se produjo el ataque a Pearl Harbour y luego los japoneses no le dejaron regresar a su país. Fue presionada para que renunciara a la ciudadanía estadounidense, pero se negó a ello. Como consecuencia, fue clasificada como enemiga extranjera y se le negó una cartilla de racionamiento. Para sobrevivir encontró trabajo en Radio Tokio como mecanógrafa, donde finalmente aceptó participar como locutora en un programa de propaganda japonesa dirigido por el mayor Charles Cousens (un prisionero de guerra y locutor australiano al que habían amenazado con el fusilamiento si no cooperaba). Toguri se negó a transmitir propaganda antiestadounidense y Cousens le garantizó que no tendría que hacerlo, y cumplió su palabra. De hecho, ella y Cousens se las arreglaban para emplear juegos de palabras y dobles sentidos que los japoneses no captaban para que sus transmisiones no resultaran creíbles. Hacía unos meses que se había casado con Felipe D'Aquino, un portugués de ascendencia japonesa que había conocido en la emisora de radio. Recientemente, dos periodistas estadounidenses, Harry T. Brundige y Clark Lee, habían ofrecido 2.000 dólares por una entrevista a La Rosa de Tokio, que era el nombre genérico que los estadounidenses habían dado a las locutoras japonesas que transmitían propaganda en inglés. Sin recursos para regresar a los Estados Unidos, Toguri se había presentado para la entrevista, pero Brundige se había negado a pagarle y, en su lugar, había tratado de vender al FBI la entrevista convertida en "confesión". Ese día Toguri D'Aquino fue arrestada en Yokohama.

Representantes japoneses subieron a bordo del crucero británico HMS Sussex para negociar la rendición de Singapur. La reunión no empezó con buen pie, pues un oficial japonés dijo a los británicos "Llegan dos horas tarde", y la respuesta fue "Aquí no seguimos la hora de Tokio".

En China, los comunistas atacaron la región de Shandong. Las fuerzas chinas que hasta hacía poco habían estado al servicio de los japoneses se hallaban muy dispersas, y los comunistas agruparon sus tropas para ir rindiéndolas de una en una. Durante la noche, las guarniciones de la mayoría de los puestos de vanguardia huyeron de sus posiciones para refugiarse tras las murallas de la ciudad de Zhucheng. Así, tras una serie de asaltos, los comunistas se habían hecho con la mayor parte de la región en una única noche. En Zhucheng se concentraron unos 20.000 nacionalistas, mientras que los comunistas no eran más que 7.000. Sin embargo, la moral de los nacionalistas era muy baja.

Igor Serguéyevich Gouzenko era un funcionario de la embajada soviética en Ottawa al que recientemente habían informado de que él y su familia debían regresar en breve a la Unión Soviética. Ante semejante amenaza, Gouzenko salió de la embajada con un maletín con códigos soviéticos y se dirigió a la Real Policía Montada del Canadá, donde no le prestaron atención. Entonces se dirigió a un periódico, donde tampoco despertó el menor interés. Seguidamente se dirigió al Departamento de Justica, pero no consiguió que le atendiera nadie relevante. Aterrorizado ante la idea de que los soviéticos se hubieran enterado de sus movimientos, se fue a su casa y logró que el vecino de enfrente le hospedara junto a su familia. Por el ojo de la cerradura pudo ver cómo agentes soviéticos entraron en su piso durante la noche y lo registraron hasta que llegó la policía.

El día anterior los estadounidenses habían transferido en Cold Bay cuatro fragatas a los soviéticos, pero ese día llegó una orden de suspender toda futura transferencia, excepto las de los barcos en los que ya hubiera tropas soviéticas en entrenamiento. Esto afectó a 2 fragatas, 5 dragaminas y 24 cazasubmarinos.

El 6 de septiembre en Rabaul, a bordo del portaaviones HMS Glory, los japoneses firmaron la rendición de sus tropas en el Pacífico Sur (unos 139.000 soldados en total). Ese día unos 8.000 prisioneros de guerra aliados fueron liberados en Nueva Bretaña.

Los comunistas chinos atacaron Zhucheng, y tras varias horas de combates en los que apenas sufrieron unos centenares de bajas, los defensores huyeron a Gaomi, de modo que los comunistas se hicieron con la ciudad y tomaron 2.100 prisioneros. Por otra parte, tras haber tomado durante la noche las posiciones exteriores en Lishi, a las 9:00 los comunistas atacaron la ciudad, pero una lluvia intensa los obligó a suspender el ataque.  Más éxito tuvieron contra Huaiyin, donde lograron alcanzar las murallas y colocar explosivos con los que abrieron una brecha y pudieron penetrar finalmente en la ciudad. Tras hora y media de combate los nacionalistas quedaron completamente derrotados, con más de 300 muertos y 8.328 apresados. Algunos focos de resistencia aislada serían sofocados al día siguiente.

El comunista Jesús Monzón se había librado de ser asesinado por los sicarios de Santiago Carrillo gracias a la oportuna intervención de la policía franquista, que lo había arrestado y encarcelado, pero Gabriel León Trilla no tuvo la misma suerte. Acudió engañado a una cita con dos camaradas comunistas, Francisco Esteban Carranque y José Olmedo González, que lo llevaron a punta de pistola a un antiguo cementerio en una calle de Madrid y allí lo apuñalaron y lo desnudaron para que pareciera un asunto de homosexuales. Años más tarde, Dolores Ibárruri justificaría en un informe el asesinato de Trilla, ese "viejo y experimentado provocador", al igual que lo haría Carrillo en sus memorias:

En aquellos momentos no había que dar esas órdenes; quien se enfrentaba con el partido residiendo en España era tratado por la organización como un peligro. Ya he explicado que la dureza de la lucha no dejaba márgenes.

Finalmente, la Policía Montada del Canadá se mostró interesada por Igor Gouzenko, que fue llevado a unas instalaciones militares en las afueras de Ottawa y allí fue interrogado por agentes canadienses, británicos y estadounidenses. El primer ministro canadiense, Lyon Mackenzie King, consideró que el asunto era un problema enorme y que lo mejor era resolverlo diplomáticamente con los soviéticos sin importar la suerte que pudiera esperarle a Gouzenko y su familia. Sin embargo, el subsecretario de asuntos exteriores, Norman Robertson, no atendió a su criterio y se aseguró de proteger a Gouzenko, que pasó a ser George Brown y viviría tranquilamente en Canadá el resto de sus días. La información que suministró tardaría un tiempo en ser analizada y contrastada, pero finalmente reveló la existencia de varias redes de espionaje soviéticas, no sólo en Canadá, sino también en Gran Bretaña y en los Estados Unidos, cuyo interés principal en ese momento era todo lo relacionado con la energía atómica.

El presidente Truman aprobó un documento titulado Política inicial estadounidense respecto a Japón tras la rendición, que marcaba los objetivos de eliminar el potencial bélico de Japón y convertir al país en un Estado democrático. El plazo de ocupación aliada (principalmente estadounidense) se estimaba en 80 meses.

El 7 de septiembre se rindieron 62.414 soldados japoneses destinados en las islas Ryukyu.

Un segundo ataque de los comunistas chinos sobre la ciudad de Lishi fue repelido por los nacionalistas.

A las 8:30 otro ejército comunista atacaba Pingdu simultáneamente por el este y el oeste.

A propuesta de la Unión Soviética, ese día se celebró en Berlín un desfile militar en el que participaron unos 5.000 soldados soviéticos, estadounidenses, británicos y franceses. La prensa occidental apenas prestó atención a estas demostraciones de fuerza que tanto complacían a Stalin.

El 8 de septiembre se rindieron 42.459 soldados japoneses en Borneo, y más de 4.500 en la isla micronesia de Kosrae.

Tropas estadounidenses desembarcaron en Incheon, en Corea, bajo el mando del teniente general John Reed Hodge, al que MacArthur había designado como gobernador militar de la zona de ocupación estadounidense.

Una misión estadounidense llegó a Hiroshima provista de contadores Geiger para estudiar los efectos que había ocasionado la bomba atómica.

Desde Zhucheng, los comunistas chinos avanzaron hasta Rizhao, cuya guarnición abandonó su puesto sin ofrecer resistencia. Al mismo tiempo las fuerzas comunistas iniciaron una campaña contra Taixing.

En Pingdu la guarnición japonesa huyó a Gaomi dejando a los chinos solos ante sus compatriotas comunistas, a los que sólo pudieron resistir durante unas horas.

Philippe Pétain fue expulsado de la Academia Francesa, al igual que otros antiguos colaboracionistas.

El 9 de septiembre unos 126.000 soldados japoneses que todavía ocupaban parte de las islas Molucas (principalmente Morotai y Halmahera) se rindieron a los estadounidenses.

420.796 soldados japoneses que tuvieron la suerte de estar bajo el paralelo 38 en Corea se rindieron a los estadounidenses en Seúl, mientras que otros 595.418 situados al norte del paralelo 38 no tuvieron más opción que rendirse a los soviéticos.

En Nankín tuvo lugar la ceremonia de rendición de 1.541.973 soldados japoneses destinados en China. Se llevó a cabo a las 9:00, para que el momento fuera recordado como la novena hora del noveno día del noveno mes. Además, en chino "noveno" suena igual que "duradero".

Los comunistas chinos proclamaron la República Popular de la Mongolia Interior.

A la 1:00 los comunistas chinos lanzaron un tercer ataque contra Lishi, y a las 5:00 lograron tomar una porción de la muralla de la ciudad. A las 6:00 lograron otro punto de acceso. A las 7:30 unos cien defensores trataron de escapar hacia Zhongyang, pero sufrieron una emboscada en Mamao y fueron aniquilados. A las 8:00 los comunistas controlaban ya Lishi.

Unos 180.000 soldados nacionalistas chinos cruzaron la frontera con Vietnam y empezaron a ocupar el norte del país saqueando todo a su paso.

Hacía seis años que un joven vietnamita que tenía entonces 19 años llamado Huỳnh Phú Sổ había fundado una secta budista que resultó ser muy exitosa conocida como Hòa Hảo. En menos de un año había reunido más de 100.000 seguidores. Los franceses lo habían recluido en un manicomio, y luego habían tratado de exiliarlo, pero entonces los japoneses se apoderaron de Vietnam y lo protegieron. Al terminar la guerra, con el vacío de poder que se había producido en Vietnam, los Hòa Hảo, habían organizado guerrillas que se enfrentaban indistintamente a los franceses, a los comunistas y a otras guerrillas. Ese día unos 15.000 Hòa Hảo, equipados con armas de mano, atacaron la guarnición del Việt Minh en Cần Thơ. Con sus armas anticuadas, los comunistas los vapulearon y causaron miles de bajas. El hermano de Sổ fue capturado y ejecutado.

Tropas británicas desembarcaron en Senalgor y Negeri Sembilan, en Malasia.

El 10 de septiembre 10.300 soldados japoneses se rindieron a los australianos en Lbuan, en Borneo.

Finalmente, los comunistas chinos lograron alcanzar cavando túneles las murallas de Linyi y abrieron una brecha mediante explosivos, pero, tras dos horas de combates, fueron expulsados. Al anochecer detonaron más explosivos y esta vez lograron penetrar en la ciudad. Los defensores emplearon bombas de gas que habían dejado abandonadas los japoneses.

Con la consumación de la rendición japonesa en China, la guerra civil no declarada que estaba teniendo lugar entre los comunistas y los nacionalistas chinos era cada vez más evidente. Mientras Chiang Kai-seck y Mao Zedong seguían negociando en Chongqing, fuerzas nacionalistas se preparaban para retomar el control de Shanxi, pero los comunistas se adelantaron a sus planes y habían reunido unos 31.000 soldados más otros 50.000 milicianos encargados de la logística y de cubrir bajas de tropas regulares. Ese día una columna comunista atacó a los nacionalistas en Tunliu.

El Consejo de Control Aliado ordenó que todos los diplomáticos alemanes y agentes gubernamentales destinados en el extranjero regresaran a Alemania.

Vidkun Quiling fue declarado culpable casi por unanimidad de casi todos los crímenes que se imputaban, y fue condenado a muerte tras el pago de una cuantiosa indemnización.

El 11 de septiembre se rindieron a los australianos 37.658 soldados japoneses en Nueva Guinea, unos 15.000 en Malasia, unos 3.200 en Timor y casi 8.000 en la isla de Ponape, en el archipiélago de las Carolinas. En un campo de prisioneros en Borneo se encontraron órdenes escritas para asesinar a unos 2.000 prisioneros de guerra que debían ser ejecutadas cuatro días más tarde.

Cuando soldados estadounidenses llegaron al domicilio del general y ex primer ministro japonés Hideki Tojo, éste se disparó en el pecho, pero no acertó en el corazón y pudieron salvarlo. Mientras se desangraba dijo:

Siento que me cueste tanto morir. La guerra de la Gran Asia Oriental estaba justificada y era moralmente justa. Lo siento por la nación y por todas las razas de las potencias de la Gran Asia. Espero el juicio justo de la Historia. Quería suicidarme, pero a veces eso falla.

A partir de ese momento, los militares que se disponían a arrestar a personalidades japonesas acusadas de crímenes de guerra iban acompañados de médicos. En el hospital, Tojo recibió una nueva dentadura postiza fabricada por un dentista estadounidense, que tuvo a bien grabar secretamente en ella en morse la frase "Recuerda Pearl Harbor".

A las 7:00 los comunistas chinos controlaban ya Linyi. Los cerca de 2.000 defensores estaban muertos o hechos prisioneros.

En Shanxi, una columna comunista atacó a unos 6.000 soldados nacionalistas que habían salido de Changzhi, pero los nacionalistas evitaron caer en una emboscada y se retiraron rápidamente a Changzhi.

En Taixing los comunistas controlaban ya las defensas exteriores de la ciudad, y por la noche lanzaron un ataque contra sus murallas.

El 12 de septiembre Lyuh Woon-Hyung proclamó en Seúl la República Popular de Corea, pero el teniente general Hodge no la reconoció. El caso era que Hodge no estaba siendo muy competente como gobernador de Corea. Sin saber muy bien cómo gestionar el gobierno de medio país, no se le había ocurrido  otra cosa que anunciar que el gobierno colonial japonés permanecería inalterado, bajo su supervisión. Obviamente, los coreanos, que esperaban que los estadounidenses los libraran del yugo japonés, protestaron masivamente, y Hodge tuvo que rectificar y destituir a los principales responsables japoneses (empezando por el gobernador Nobuyuki Abe) y sustituirlos por estadounidenses, si bien mantuvo a muchos funcionarios japoneses como consejeros. Esto hizo disipó cualquier simpatía que los coreanos pudieran haber albergado hacia sus supuestos liberadores.

En China los comunistas tomaron Tunliu y Taixing, donde hicieron más de 4.000 prisioneros. Otras unidades rodearon la ciudad de Wuli.

El mariscal Terauchi rindió a los británicos los 585.000 soldados japoneses presentes en Singapur, más otros 65.540 en Java, 188.546 en la península de Malaya y 245.241 en otras islas. Esa noche más de 300 oficiales japoneses celebraron una fiesta en un hotel de Singapur y al terminar se arrojaron sobre sus espadas. Poco después los miembros de un pelotón de soldados se suicidaron con granadas.

El 13 de septiembre barcos australianos llegaron a la isla de Nauru y aceptaron la rendición de los 3.745 soldados japoneses que había en la isla.

Las tropas chinas que habían invadido el norte de Vietnam llegaron hasta Hanoi y la saquearon, como habían hecho con las demás localidades que habían encontrado a su paso. Mientras tanto, unos 26.000 soldados británicos llegaban a Saigón bajo el mando del mayor Douglas Gracey, con instrucciones de aceptar la rendición de las fuerzas japonesas. Encontró la capital vietnamita en una situación próxima a la anarquía.

Los comunistas chinos tomaron Dazhongji, donde la mayoría de los soldados chinos que la defendían acabaron muertos, salvo unos que fueron hechos 1.500 prisioneros. La brigada comunista que había tomado Huaiyin puso bajo asedio a Huai'an. En Wuli los nacionalistas asediados lanzaron varios ataques en distintas direcciones en un intento de identificar cuál iba a ser la dirección principal del ataque comunista. Todos fueron rechazados rápidamente, excepto un grupo de unos 40 soldados que logró alejarse bastante de la ciudad. Los comunistas les habían preparado una emboscada para capturarlos e interrogarlos, pero no pudieron porque la artillería nacionalista que debía cubrirlos se quedó corta y lanzó sus proyectiles sobre sus propios hombres. La mayoría murieron y los supervivientes regresaron a Wuli.

El día anterior tropas británicas habían llegado a Kuala Lumpur, y ahora aceptaban la rendición de la guarnición de 6.000 soldados japoneses. Ese día se rindieron también 71.733 soldados japoneses en Birmania.

El 14 de septiembre unos 500 soldados australianos desembarcaron en Nauru y fueron aclamados por una multitud.

En China los comunistas atacaron Wuli, donde los nacionalistas resistieron la acometida gracias a la artillería, pero la superioridad numérica de los comunistas se iba imponiendo gradualmente. El 15 de septiembre los comunistas fueron tomando uno por uno cada búnquer nacionalista alrededor de la ciudad, usando granadas de mano y combatiendo a corta distancia. Finalmente los nacionalistas no tuvieron más opción que retirarse. Sin embargo, el comandante nacionalista, Zhang Ziliang, ordenó que ametrallaran a sus tropas cuando se acercaban a las murallas, así como izar el puente levadizo, para obligar a que sus hombres en retirada se enfrentaran a los comunistas. Sin embargo, lo que hicieron éstos ante semejante tesitura fue arrojar las armas y rendirse. Por la noche, Zhang Ziliang trató de escapar de la ciudad, pero los comunistas detectaron el intento y los prófugos tuvieron que volver sobre sus pasos.

El 16 de septiembre se rindió la guarnición japonesa de Hong Kong, formada por 19.222 hombres.

Cuando todo parecía perdido en Wuli, Zhang Ziliang tenía todavía un as en la manga: hizo llamar a un famoso adivino y le preguntó por el destino de la guarnición. El adivino no necesitó mucha clarividencia para responder que el destino era catastrófico, y justo en ese momento sonó un trueno que le hizo perder la compostura, y empezó a decirles a todos los presentes que "el tambor celestial había sonado". Los atónitos oficiales que presenciaron la escena no tardaron en difundirla, y esto acabó con la moral de la guarnición. Además, se supo que Zhang había intentado huir el día anterior. A las 7:00 un grupo de oficiales se presentó ante él cuestionando su autoridad y Zhang se vio obligado a ordenar que cualquiera que abandonara su puesto fuera fusilado, incluyéndose a sí mismo. A las 9:00 pidió informes sobre las posibilidades de que la ciudad resistiera a los comunistas hasta la noche, y la respuesta fue que no podía asegurarse. Entonces cogió algo de oro y plata y trató de escapar nuevamente de la ciudad con su concubina y su hija, pero los comunistas los descubrieron y Zhang murió en el intento.

Los Estados Unidos habían iniciado un proyecto de investigación para desarrollar cohetes capaces de alcanzar las capas altas de la atmósfera terrestre, en principio con fines científicos y meteorológicos, pero cuyo objetivo final era fabricar misiles tierra-tierra que superaran a las bombas V-2 alemanas. Ese día se hizo el primer lanzamiento de prueba en el Campo de Misiles de Arenas Blancas, en Nuevo México.

El 17 de septiembre los comunistas chinos tomaron Wuli. Unos 5.000 nacionalistas chinos fueron hechos prisioneros, mientras otros 1.000 habían muerto durante el asedio.

Seni Pramoj llegó a Bangkok y ese mimo día fue reconocido como primer ministro de Tailandia.

Ese día se inició en Luneburgo, ante un tribunal militar británico, el juicio contra 45 responsables del campo de concentración de Bergen-Belsen, entre ellos el comandante del campo, Josef Kramer, y el doctor Fritz Klein. Entre los acusados había también 12 "kapos", es decir, prisioneros que habían colaborado en la organización del campo. El juicio fue seguido con gran interés y más de 100 representantes de medios de comunicación fueron informando con detalle de su desarrollo.

El 18 de septiembre los comunistas chinos atacaron la ciudad de Xiangshuikou, en Jiangsu, y no tardaron en apoderarse de ella. Los nacionalistas huyeron y dejaron a merced de los comunistas varias ciudades de la zona.

Desde que Sukarno leyó la declaración de independencia de Indonesia grupos nacionalistas habían estado ocasionando disturbios en Java, donde varias casas y tiendas de inmigrantes chinos habían sido saquedadas y en ocasiones sus dueños fueron asesinados. Ese día un grupo de ex prisioneros de guerra izó una bandera neerlandesa en el hotel en el que se alojaban y eso provocó un tumulto en el que murieron varias personas. El 19 de septiembre Sukarno se dirigió a una gran multitud en Yakarta para celebrar el primer mes de independencia.

En China un ejército comunista dirigido por el comandante Liu Bocheng y el comisario político Deng Xiaoping acababan una exitosa campaña en Shanxi en la que se habían apoderado de Xiangyuan, Tunli, Lucheng y Huguang entre otras ciudades, aniquilando con ello unos 7.000 soldados nacionalistas.

El primer ministro británico, Clement Attlee, declaró por radio que la India tendría su independencia lo antes posible.

Ese día William Joyce fue condenado a muerte en Londres por alta traición. Fue una sentencia polémica, porque Joyce había nacido en Nueva York, y era hijo de irlandeses nacionalizados estadounidenses. Aunque había vivido buena parte de su vida en Gran Bretaña, al poco de empezar la guerra había emigrado a Alemania y había adquirido la nacionalidad alemana. El crimen de alta traición sólo tenía sentido si el acusado era británico, y la única base para sostener tal afirmación era que, cuando fue capturado, tenía un pasaporte británico, que había conseguido mintiendo sobre su nacionalidad. En condiciones normales, ese delito se castigaba con una pequeña multa, pero a Joyce le iba a costar la vida. En el periodo en que residió en Gran Bretaña, Joyce había trabajado como correo para los servicios secretos británicos en su lucha contra el IRA. Esto no salió a relucir en el juicio, y se sospecha que Joyce aceptó un trato para no mencionarlo a cambio de que su esposa Margaret, que sí que era británica y también había transmitido propaganda alemana durante la guerra (era conocida como Lady Haw-Haw) no fuera acusada. Y, en efecto, de los 32 renegados británicos capturados en Alemania, ella fue la única que no fue acusada de traición.

En Buenos Aires la oposición a la dictadura del general Farrell convocó a unas 200.000 personas en lo que se llamó la Marcha de la Constitución y la Libertad, apoyada principalmente por ciudadanos de clase media y alta, que se oponían a los sectores más humildes que apoyaban a los sindicatos que a su vez aclamaban al vicepresidente Juan Domingo Perón. El movimiento estudiantil había popularizado la consigna "no a la dictadura de las alpargatas", a la que los sindicatos respondían con "alpargatas sí, libros no".

Desde el mismo momento en que se produjo la rendición de Japón y las autoridades japonesas consideraron inevitable e inminente la ocupación estadounidense, uno de sus mayores temores fue que llegaran hordas de soldados para violar a todas las japonesas que encontraran a su paso, así que estimaron oportuno transformar el sistema de prostitución forzosa con el que "contentaban" a sus soldados en un servicio análogo para los estadounidenses. Así surgió la Asociación para el recreo y la diversión, que era una red de prostitución organizada por el Estado, donde las mujeres participantes no eran forzadas como antes, pero sí captadas engañosamente, mediante anuncios en los periódicos redactados de forma ambigua, prometiendo buenas condiciones de trabajo (con alojamiento, comidas y ropa incluidos), sin especificar exactamente su naturaleza. Luego, a las candidatas se les explicaba el gran servicio que prestarían a la patria con su trabajo. En la inauguración de la Asociación, a la que asistieron funcionarios del gobierno y oficiales de policía, las prostitutas presentes leyeron un juramento:

Y así nos unimos y avanzamos hacia donde nos llevan nuestras creencias, y mediante el sacrificio de varios miles de "Okichis" de nuestra era, construiremos un rompeolas para contener las olas furiosas y defender y nutrir la pureza de nuestra raza, convirtiéndonos también en un pilar subterráneo e invisible de la raíz del orden social de la posguerra [...] No hacemos sino sacrificarnos para la defensa de la Esencia Nacional.

Okichi era el nombre de una geisha de la que se decía que un siglo antes había sido obligada a convertirse en amante de Townsend Harris, el primer cónsul estadounidense en Japón. Muchas japonesas que habían enviudado o se habían arruinado durante la guerra aceptaron el trabajo y las que se arrepintieron se vieron en dificultades para abandonarlo, pues los japoneses empleaban las mismas técnicas de los proxenetas antiguos y modernos: les anticipaban pagos reales o ficticios por los que quedaban endeudadas e imposibilitadas para abandonar. Algunas mujeres trabajaban como "bailarinas", es decir, que su trabajo consistía en bailar con los clientes o acompañarlos en comidas, etc., pero a menudo las diferencias entre las bailarinas y las prostitutas se acababa difuminando. Una "mujer de confort" típica, atendiendo algo menos de 50 clientes en un día, podía recibir neto el equivalente a 26 dólares actuales. Los estadounidenses aceptaron el negocio, e incluso algunos policías militares exigían servicio gratuito. En cuanto a las violaciones, es difícil cuantificar en qué grado se dieron, pero probablemente los japoneses se dieron cuenta de que los estadounidenses eran bastante más disciplinados de lo que habían temido, especialmente en comparación con el comportamiento de los japoneses fuera de su país.

El 20 de septiembre Wernher von Braun y otros científicos e ingenieros alemanes llegaron a los Estados Unidos, donde continuarían sus investigaciones sobre el diseño de cohetes y misiles guiados.

El 21 de septiembre los nacionalistas chinos asediados en Huai'an, previendo un asalto inminente, trataron de escapar durante la noche, pero fueron descubiertos y tuvieron que retroceder. Mientras tanto los comunistas asaltaban Rugao, en Jiangsu, donde aniquilaron a los 3.000 nacionalistas que la defendían.

En Vietnam se multiplicaban las manifestaciones antifrancesas y los franceses lograron convencer a Lord Mountbatten para que autorizara al general Gracey a declarar la ley marcial, y así lo hizo.

Niels Bohr fue reelegido presidente de la Real Academia Danesa de las Artes y las Ciencias.

Los soviéticos habían decidido que Cho Man-sik sería el dictador que elegirían democráticamente los coreanos para dirigir el país, pero empezaban a sospechar que éste no estaba dispuesto a recibir órdenes de Moscú, así que Stalin había encargado a Lavrentiy Beria que investigara si Cho Man-sik era realmente el líder que iba a ser elegido por los coreanos o si, por el contrario, iban a elegir a otro. Tras varias entrevistas y no sin ciertas dudas, Beria se decantó por Kim Sŏng-ju, cuya familia había emigrado a Manchuria cuando él tenía 7 años, huyendo de la ocupación japonesa, y cuando los japoneses ocuparon Manchuria, Kim se había enfrentado a ellos al frente de una guerrilla comunista. Durante ese periodo había adoptado el nombre de Kim Il-sung (el nombre de otro guerrillero fallecido que había adquirido cierta fama), aunque finalmente había terminado exiliándose en la Unión Soviética, donde había ingresado en el Ejército Rojo y había ascendido hasta el grado de mayor. Esto parecía garantía suficiente de que, en caso de acabar al frente del país, lo gobernaría "correctamente", pero por lo demás, dejaba mucho que desear. El 22 de septiembre, tan sólo tres días después de su llegada a Corea, tuvo que leer un discurso redactado por los soviéticos en un congreso del Partido Comunista, pero sólo había ido a la escuela ocho años, y su escasa educación la había recibido en chino, por lo que apenas hablaba coreano, y necesitó bastante asesoramiento para estar en condiciones de leer el discurso.

Los comunistas chinos atacaron Huai'an y en apenas 5 minutos abrieron una brecha en la muralla con la artillería. Al cabo de dos horas la mayoría de los nacionalistas se habían rendido, pero un grupo de unos 200 de ellos lograron resistir cinco horas más. En total, murieron unos 1.000 nacionalistas y otros 12.600 fueron hechos prisioneros.

El general Gracey, a instancias de los franceses, accedió a rearmar a unos 1.400 soldados coloniales franceses que habían permanecido prisioneros de guerra en Saigón, los cuales se dedicaron a expulsar a los miembros del Viet Minh de todos los edificios públicos.

El 23 de septiembre tropas neerlandesas se disponían a aceptar la rendición de las fuerzas japonesas en Surabaya (en la isla de Java). Los japoneses formaron en el aeropuerto y depositaron sus armas, que incluían tanques, artillería antiaérea, municiones, etc., y luego se retiraron a Semarang. Sin embargo, cuando los neerlandeses iban a hacerse cargo de las armas, aparecieron milicianos independentistas indonesios y se apoderaron de ellas.

En Saigón los franceses controlaban los principales puntos estratégicos de la ciudad (las comisarías de policía y otros edificios públicos como la central de correos, etc.). La estrategia que habían seguido era la de dejar que los británicos desalojaran a los miembros del Viet Minh y luego cedieran la posición a los franceses, pues el Viet Minh no habría cedido directamente ante los franceses.

El 24 de septiembre el emperador Hirohito declaró que él nunca había querido la guerra, y culpó a Hideki Tojo del ataque a Pearl Harbor.

Las fuerzas comunistas de Liu Bocheng y Deng Xiaoping fracasaron en un intento de tomar Changzhi.

En Vietnam el Viet Minh convocó una huelga general contra la ocupación francesa. Esa noche una multitud (en principio no dirigida por el Viet Minh) capturó a un gran número de colonos franceses (hombres, mujeres y niños) y los asesinó. El 25 de septiembre el Viet Minh incendió la zona del mercado de Saigón, mientras que otro grupo atacó el areopuerto, donde un británico y unos seis vietnamitas resultaron muertos.

La Comisión Aliada ilegalizó el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.

El 26 de septiembre el gobierno estadounidense hizo pública una carta de Roosevelt datada el 10 de mayo en la que afirmaba que España no debía esperar ninguna ayuda de los Estados Unidos mientras Francisco Franco siguiera en el poder.

El 27 de septiembre el general MacArthur se reunió por primera vez con el emperador Hirohito. Cuando llegó el emperador y su séquito, oficiales estadounidenses se ofrecieron a coger su sombrero. Hirohito se alarmó, porque los japoneses no acostumbraban a cogerle cosas a su dios viviente. No obstante, el emperador entregó su sombrero y en ese instante entró MacArthur, que le dijo: ¡Es usted muy, muy bienvenido, señor! Era la primera vez que los acompañantes del general le oían llamar "señor" a alguien. MacArthur le tendió la mano y el emperador se inclinó 90 grados a la vez que se la tendía, y el resultado fue que el apretón de manos tuvo lugar por encima de la cabeza de Hirohito. Luego, el fotógrafo personal de MacArthur les hizo una foto (hizo tres, pero una se descartó porque MacArthur tenía los ojos cerrados y en la otra Hirohito tenía la boca abierta).

MacArthur llevaba ya casi un mes en Japón, y probablemente el trato con los japoneses había modificado sustancialmente la imagen que tenía de ellos. Cabe suponer que si hubiera tenido que tratar con nazis o con comunistas los habría visto como los seres ruines y degenerados que eran, y habría tenido que contenerse para no tratarlos según sus propias recetas. Pero no fue eso lo que vio en los japoneses. Más adelante resumiría así sus impresiones: Medidos con los estándares de la civilización moderna, serían como un chico de doce años en comparación con la madurez de los Estados Unidos y Alemania, y tenían una buena oportunidad de alejarse de su turbulento pasado.

MacArthur vio a los japoneses como un pueblo tremendamente ingenuo e infantil que se había dejado arrastrar por un gobierno de militares fanáticos, no menos infantiles, pero suficientemente poderosos como para armar un buen estropicio. Y de acuerdo con ese mismo criterio consideraba que no sería difícil "enderezarlos". Pero era consciente de que uno de los mayores dogmas ingenuos de los japoneses era el culto al emperador, al que tenían —literalmente— por un dios. Por ello, en lugar de adoptar la política que los aliados habían adoptado en Alemania, donde habían abolido literalmente el Estado alemán, MacArthur consideró que sería mucho más fácil contar con la cooperación del emperador para llevar a cabo la misión que le habían encomendado de convertir a Japón en un país democrático.

Así, aunque Hirohito había recibido presiones por parte de su tío y sus hermanos para que abdicara y facilitara así las cosas, el emperador se sorprendió cuando MacArthur le aseguró que necesitaba su ayuda para gobernar Japón. Hirohito, que era menos ingenuo de lo que MacArthur pudiera sospechar, supo seguirle la corriente y confirmar sus prejuicios, de modo que, en el futuro, MacArthur se opondría siempre a la posibilidad de que Hirohito fuera juzgado por los numerosos crímenes de guerra de los cuales era responsable, tal y como fue planteado por diversas instancias aliadas e incluso por algunos intelectuales japoneses.

Ahora, todo tenía un límite. Los censores japoneses se horrorizaron al ver la foto que se había tomado al principio de la entrevista y la prohibieron, aduciendo que deterioraba la imagen  mística del emperador. En efecto, en las escasas ocasiones en las que Hirohito había sido fotografiado, el fotógrafo había cuidado de adoptar un ángulo adecuado para que su figura pareciera imponente, pero en esta foto el dios viviente se veía como un dios canijo y escuchimizado al lado de un gigante corpulento, que además no había tenido reparos en acudir a tan extraordinaria entrevista con su uniforme de trabajo, sin corbata, en lugar de vestir su uniforme de gala. Se corría el riesgo de que los japoneses dudaran sobre cuál de los dos era el dios. Sin embargo, MacArthur rescindió la censura y ordenó que la foto apareciera en todos los periódicos japoneses. Muchos otros periódicos del mundo la publicaron también.

Ese día llegaron unos 2.000 soldados portugueses a Timor, donde fueron aclamados por la población y tuvo lugar una impresionante ceremonia de bienvenida. La misión incluía tres compañías de ingenieros, así como alimentos, suministros y material de construcción para reconstruir la colonia.

Los últimos militares soviéticos abandonaron la base de Cold Bay, en Alaska, que fue clausurada unos días más tarde, después de que el programa de entrenamiento de tropas y cesión de barcos hubiera sido interrumpido abruptamente.

El director Roberto Rossellini y el guionista Federico Fellini eran algunos de los cineastas italianos que habían gozado de la protección de Vittorio Mussolini (ahora emigrado a Argentina). Tras haber dirigido varias películas bélicas de propaganda fascista, apenas dos meses después de la liberación de Roma, Rossellini y Fellini empezaron a trabajar en Roma, ciudad abierta, una película que se estrenaba ahora en la que denuncia las atrocidades cometidas por los nazis en Roma. Había sido rodada sin los mínimos medios necesarios, con la mayor parte de actores no profesionales, improvisando según las circunstancias. Por ejemplo, la colaboración de un soldado estadounidense de 29 años llamado Roland Ernest Geiger que suministraba rollos de película desechados por el ejército resultó fundamental. La protagonista, Anna Magnani, tenía, no obstante, cierta experiencia en el cine. En Italia no tuvo mucho éxito, probablemente porque los italianos querían olvidar la guerra, pero en los Estados Unidos y en el resto de países aliados fue muy bien acogida.

El 28 de septiembre se rindieron en Hanoi ante militares chinos las tropas japonesas en Indochina, un total de 106.184 soldados.

Ese día se estrenó con gran éxito Mildred Pierce, una película de cine negro dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Joan Crawford.

El 29 de septiembre se completó la rendición japonesa con la rendición de la guarnición de las islas Miyako e Ishigaki. En total, casi 10 millones de soldados japoneses se habían rendido a los aliados. Sin embargo, a lo largo del Pacífico, quedaron cerca de medio centenar de unidades japonesas, de entre un único hombre hasta más de un centenar, que continuaron combatiendo por diversas razones. La más habitual era que no se habían enterado de que la guerra había terminado, o no se habían creído la noticia. Caso aparte lo constituían unos 20.000 soldados refugiados en las montañas de Manchuria, que no se rendían porque una cosa era rendirse y otra rendirse a los soviéticos. Por último, unos pocos oficiales japoneses habían preferido unirse al Viet Minh o a los nacionalistas indonesios para seguir combatiendo a los aliados.

El 30 de septiembre tropas estadounidenses llegaron a la bahía del río Hai, en China, y empezaron a desembarcar. Su misión era organizar la repatriación de los cerca de 630.000 japoneses y coreanos (civiles y militares) que se encontraban en China, que el gobierno chino se había declarado incapaz de gestionar. En realidad Chiang Kai-sheck esperaba que la presencia de tropas estadounidenses le ayudada a mantener a raya a los comunistas, pero los marines tenían órdenes de no intervenir en las luchas entre comunistas y nacionalistas, y no atacar si no eran atacados primero. Los barcos estadounidenses se vieron rodeados de embarcaciones chinas que acudían para darles la bienvenida (y para tratar de venderles cosas) y en tierra por una multitud jubilosa. Las autoridades colaboraron sin reserva alguna. Poco después los estadounidenses entraban en Tientsin, donde los camiones tuvieron dificultad para avanzar ante la multitud de chinos que les recibían ondeando banderas. Los marines nunca habían visto tanta efusión. Distintos grupos de civiles y militares chinos se peleaban entre ellos por atender a los estadounidenses.

La rendición de Alemania
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