Enlaces
 
       
   
 
Elementos
   
   


Transformaciones en la organización del trabajo
 TELETRABAJO
Charo Álvarez

Elementos que intervienen en el teletrabajo

CUADRO RESUMEN RESPECTO DE LOS ELEMENTOS QUE INTERVIENEN EN EL TELETRABAJO


Fuente: Asociación Española de Teletrabajo

En este cuadro se plasman las relaciones entre el teletrabajo y las transformaciones en la organización del trabajo y la configuración de las empresas en las que la NTIC son elemento base. Refleja las interacciones entre los diferentes elementos que intervienen en el teletrabajo sobre las que venimos reflexionando: ventajas y riesgos, topologías, ocupaciones afectadas e impactos sobre la ordenación jurídica y social del mercado laboral.

La Comisión Europea publica periódicamente informes sobre trabajo, en e-Trabajo 2001: Informe de Situación de Nuevos Modos de trabajar en la economia del Conocimiento[6] se recogen los acuerdos y compromisos de lo estados miembros, se plantean definiciones y proponen medidas “La Comisión ha propuesto una definición amplia del teletrabajo como "un método de organizar y/o realizar el trabajo mediante el cual una proporción considerable del tiempo de trabajo del empleado está: a distancia de las oficinas de la empresa, o de donde se entrega el resultado del trabajo; y cuando el trabajo se realiza con el uso de tecnologías de la información y de tecnologías de transmisión de datos, en modo particular con Internet". Esta definición cubre el teletrabajo en el hogar, una alternancia entre trabajo en la oficina y en el hogar, teletrabajo móvil, y trabajo en locales de telecentros”. La amplitud de esta definición esta en sintonía con las propuestas de flexibilidad como factor positivo “Mas del 70% de los trabajadores europeos desearían una mayor flexibilidad en términos de tiempo y de lugar”. Este informe recoge, también resultados de investigaciones de campo ( encuesta europea sobre el teletrabajo) los resultados de la investigación STAR en relación con el e-Trabajo. (ver anexo)

De estas investigaciones se extraen algunas ideas tales como que a pesar del uso creciente de internet para acceder a la información sobre empleo ( mas del 39% de los que buscaban empleo en la Unión usaron Internet), el numero de portales temáticos alcaza cifras elevadas 280 en Alemania, por ejemplo; esto no se traduce a la misma velocidad “Sólo unos pocos proyectos para independientes y trabajadores por cuenta propia se han lanzado a soportar el proceso integral en una plataforma basada en Internet, incluyendo la interacción entre el trabajador y el cliente/empleador” y apuntan a la telecooperación entre equipos para propulsar relaciones de confianza, básicas para la cooperación en un mercado abierto: propuesta de un código ético, importancia de adquirir compromisos, la responsabilidad social. En definitiva el potencial transformador en todos los ámbitos de acción humana que tienen las tecnologías es generalmente, aceptado. No obstante en el proceso de transformación intervienen aspectos fundamentales relacionados con la dimensión ética, económica, política y cultural que tienen.

De todas estas, la dimensión ética es la que está adquiriendo una especial atención. Nuestra dimensión ética tiene que ver con nuestro modo de actuar en el mundo, las transformaciones que están produciendo las nuevas tecnologías en el marco social, son tan importantes que condicionan nuestra capacidad ética. “Superar la presencia física inmediata, actuar a distancia, romper con el sentido de límite y entorno son algunos rasgos de esa nueva articulación social”.[7] En sus dimensiones sociales, éticas y políticas las tecnologías de la información ponen en cuestión los valores humanos y sociales. En el plano colectivo, con importantes implicaciones políticas y económicas y en el plano personal nos plantean interrogantes: ¿Cuales son los deberes y responsabilidades de los individuos en una sociedad conectada, en el tercer entorno? Esta pregunta es fundamental si nos la hacemos desde la dimensión de nuestra actividad laboral o profesional.

Esta preocupación por establecer relaciones de confianza basadas en la responsabilidad se traduce en propuestas de buenas prácticas. En el informe e-Trabajo que venimos citando se recoge una iniciativa en este sentido
“El código Industrial Voluntario de Practicas (VIP) se refiere a un compromiso unilateral entre compañías internacionales para tomar en consideración los aspectos éticos cuando establecen y realizan trabajo distribuido transfronterizo. El objetivo a largo plazo es el de aumentar la percepción entre las grandes compañías y de invitarlas a contribuir al desarrollo de una Sociedad global de la Información más humana.
Los objetivos de VIP son:

- Clarificar la esencia de la ética de los negocios y conducir un diálogo sobre las responsabilidades corporativas entre los cooperantes de VIP y entre los partícipes industriales de VIP, así como aportar una visión global y una revisión sistemática de la relevancia y del impacto de las convenciones establecidas (legislación, acuerdos, declaraciones) y de los códigos de conducta aplicables a los negocios internacionales y al trabajo transfronterizo.
- Desarrollar una base de datos y unas herramientas de valoración - disponible en Internet - basado en datos de encuestas y metodología de lógica borrosa que facilita y estimula el control y el análisis de los procesos de construcción del consenso.
- Sugerir un código ético para el trabajo realizado a través de las fronteras nacionales. Esto se realiza mediante un diálogo con grandes empresas internacionales.” ( E-Trabajo 2001: 14)


El Acuerdo Marco Europeo sobre Teletrabajo[8] firmado en Bruselas en junio del 2002 expresa un deseo de progreso en la calidad de vida y manifiesta que: “El teletrabajo cubre un amplio abanico de situaciones y de prácticas sujetas a rápidas evoluciones. Por esta razón, los interlocutores sociales han elegido una definición de teletrabajo que permita cubrir las diferentes formas de teletrabajo regular.
Los interlocutores sociales consideran el teletrabajo a la vez como un medio de modernizar la organización del trabajo para las empresas y organizaciones de servicios públicos, y para los trabajadores reconciliar vida profesional y vida social y darles una mayor autonomía en la realización de sus tareas. Si Europa desea extraer la mejor parte de la sociedad de la información, debe afrontar esta nueva forma de organización del trabajo, de forma tal que la flexibilidad y la seguridad vayan a la par, que sea mejorada la calidad del empleo y que las personas con discapacidades tengan un mejor acceso al mercado de trabajo”. En su articulado equipara los derechos y garantías de los teletrabajadores con los del conjunto de los trabajadores y contempla las especificidades tales como la voluntariedad, la responsabilidad y los costes respecto de los equipos tecnológicos, la protección de datos, la seguridad y la formación.

Estos documentos europeos que hemos comentado nos muestran como las transformaciones se insertan en los modelos y procesos culturales. Mientras que en los Estados Unidos el proceso se ha venido configurando desde las actividades privadas, en Europa es la cultura de lo público como bien social la que orienta muchas de las iniciativas. En el informe realizado sobre la implantación de telecentros como factor de reequilibrio territorial[9] se recogen algunas de las características de que pueden hacerse extensivas a muchos de los proyectos europeos.
En definitiva: “El teletrabajo forma parte de una cultura de tercera ola, todavía no suficientemente arraigada. El teletrabajo no solo requiere de organizaciones innovadoras, sino que se basa muy directamente en la responsabilidad y autonomía del trabajador, así como en la flexibilidad de la prestación laboral. Son muchas cosas las que hace falta renovar, incluido lo que técnicamente se llama "el ambiente" de la Jurisdicción de lo Social, en el que la cultura de segunda ola es dominante, lo que facilita, por ejemplo, que cualquier atisbo de flexibilidad en las condiciones de trabajo, por parte de la empresa, se vuelva contra ella, bajo forma de derechos adquiridos de los trabajadores. Y eso es rigurosamente incompatible con las necesidades de la postcontemporánea Economía del Conocimiento. De todas formas, la más importante de las barreras a superar, es la falta de una cultura tecnológica ampliamente extendida entre la población”[10]

 
 
   
Representación
Sociedad
Comunicación
Ética
Audiencias
Nuevos medios
Enlaces