Avenida del Oeste, hoy. Foto J.M. Azkárraga


        En 1936 se desata entre otras furias, la del callejero. Con asombrosa facilidad un grupo de milicianos o una junta municipal cambiaba los nombres de las calles sin molestarse en notificarlo al Ayuntamiento....a veces parecía una broma la calle de los Angeles pasó a llamarse de los Iconoclastas, hasta que el Consejo Municipal pidió y llamó a la conciencia general para que no se cambiaran de momento mas nombres, para evitar mas desbarajuste.
 


Más tarde el gobierno franquista, mantuvo el nombre de sus militares golpistas, sus efigies, y sus recuerdos durante más de cuarenta años, construyendo-imponiendo el recuerdo, su memoria, y abriendo un abismo de olvido, de silencio.En Valencia en 1940 se rotulan más de 400 calles.
 
Pza Emilio Castelar, después del Caudillo, después del País Valenciá, por último del Ajuntament


Carlos Llorens hace referencia al cambio en los nombres de las calles, relatando lo ocurrido en la que vivía: Unión Ferroviaria:

“La nomenclatura de la calle en sus sucesivos cambios, reflejó a su vez el proceso de los acontecimientos sociales. Antes de 1917, recién trazada la calle en el Plano Municipal de Ensanche, cuando era mayor el número de solares que el de edificios, se le designó como la calle número 14 del Plano. A raíz de la huelga de los ferroviarios del verano de 1917, que en esta zona del barrio de Ruzafa tuvo uno de sus principales focos de agitación, se le asignó el nombre de Unión Ferroviaria. A la dictadura de Primo de Rivera le pareció excesivamente proletariza tal denominación, cambiándola por el nombre de Doctor Moliner. La proclamación de la República llevó consigo la restauración de la Unión Ferroviaria, lo que había de durar el mismo tiempo de existencia que aquella. La victoria fascista devolvió el nombre del Doctor Moliner a la primitiva calle número 14 del Plano, para poco después sustituirlo por el de Sueca que aún perdura” (Llorens: 1978: 63)

Lise Ricol London secretaria de André Marty , el organizador de las Brigadas Internacionales, en su libro : La madeja del tiempo. Roja Primavera, evoca de este modo la plaza de Emilo Cautelar:

Me gusta ir al mercado de flores de la plaza Emilio Castelar, cerca de la que vivo actualmente. Con el buen tiempo, los dueños de la casa donde me alojo se han ido a Elche, y yo me he cambiado a una habitacioncita del hotel Europa, sito en la calle de Ribera, que desemboca en la plaza. Sigue existiendo, idéntica, como podré verificarlo en 1987 durante la peregrinación que emprendemos con Frédo y Fernande por el país de nuestros padres.
Una mañana, me doy cuenta de que hay una gran animación y un inusitado movimiento de gente que converge hacia el centro del mercado. Me uno a los curiosos; haciendo uso de los codos, me abro paso hasta las primeras filas y veo a Pasionaria, sonriente, rodeada de floristas, amas de casa y paseantes que, al reconocerla, se apiñan a su alrededor ofreciéndole flores. Casi no puede con los ramos que aprieta contra su pecho:
—Gracias, gracias, pero no soy una diosa hindú, sólo tengo dos brazos y dos manos, sean razonables, quédense con las flores, adornen sus casas...

Algunas mujeres quieren besarle la mano, otras tocar los pliegues de su largo vestido negro:
—No, eso no! —explica, tratando de soltarse—. No soy la virgen, soy Dolores Ibárruri, vuestra camarada, vuestra amiga. Comparto vuestro destino, vuestras alegrías, vuestras penas, vuestras esperanzas...
La voz se ahueca, no necesita altavoces o micrófonos para llegar lejos. Hace un momento, uno se hubiera creído en una pajarera ruidosa, y ahora, en profundo silencio, se sigue el improvisado discurso. La emoción llega a su punto álgido cuando Pasionaria evoca los duros combates que sostienen «nuestros hombres» para que «nuestros hijos» puedan vivir libres y felices en una España democrática, en donde se les abran las puertas del saber...
—Como los que luchan con las armas en la mano, nosotras decimos también: ¡Más vale morir de pie que vivir de rodillas! Valor, hermanas mías, y gracias por las flores. ¡Venceremos!

Noticia de los cambios en el callejero recogida en El Almanaque de Las Provincias de 1940.


En Abril de 2005 se observan algunos cambios "testimoniales". Recuperando sus anteriores nombres