El término cribador (o siever), propuesto por Vicente Forés y que hemos estado usando a lo largo de toda la presente tesis, es el que mejor resume las funciones y características de lo que consideramos define al filólogo (académico o scholar) que entre sus múltiples tareas encuentra una que resulta de las más destacables y que es la de cribar (filtrar o to sieve) el archivo o la información, y es también el término que nos permite hablar del nuevo rol a ocupar/jugar por los editores en el siglo XXI.
También fue de gran importancia descubrir los retratos en los que la reina de Inglaterra Elizabeth I aparece representada sujetando un ``sieve'' en su mano.9.2 Lo que nos llevó a indagar al respecto y descubrir que existen una serie llamados Sieve Portraits, retratos cuyo carácter alegórico se sobreimpone al rostro de la reina haciéndola representar a Tuccia, la Virgen Vestal que demostró su virginidad llevando un colador (sieve) lleno de agua del río Tiber al templo de la Vesta sin derramar una sola gota. Aunque la alusión alegórica a la virginidad de la reina nos parece importante queremos destacar que lo que a nosotros nos interesó fue el hecho de que mediante un colador (sieve) se pudiera transportar agua (fluido) sobre una superficie sólida pero llena de agujeros, y todo ello sin derramar una gota. Lo que en la antigüedad y en la edad media parecía lo más natural y creible nos lo hemos vuelto a encontrar al entrar en el mundo de lo virtual donde estamos encontrando dificultades aparentemente tan paradójicas y alegóricas como a las que supuestamente tuvo que enfrentarse Tuccia y luego la reina Elizabeth I con sus respectivos ``sieves''.
Traducido y extrapolado a nuestra actualidad, obviamente de forma metafórica, ¿cómo transportar información, formatos, imágenes, textos compuestos tan sólo por 1"s y 0"s, que en realidad son tan fluidos como el mismo agua, y no perder lo esencial, lo importante? ¿cómo diferenciar entre lo que vale la pena transportar y lo que daría igual que se perdiera? ¿cómo realizar lo irrealizable?
Este tipo de nuevas competencias socio-instrumentales resultante de la anterior paradoja nos ayuda a ocupar una posición única y privilegiada al ser la primera generación de filólogos, en nuestro caso, que podemos emplear los modernos sistemas y formatos informáticos en combinación con potentes entornos de red para generar, estructurar, explorar, recuperar, publicar y analizar nuestros trabajos académicos y editoriales como nunca hasta ahora se había tenido la oportunidad de poder hacer. Existen múltiples implicaciones y de diversa índole (académicas, económicas, éticas, filosóficas, legales, políticas, técnicas, etc.) de las que ya hemos hablado a lo largo del presente trabajo y que están ralentizando la fluencia natural y el avance científico en relación a la convergencia que se ha producido entre el mundo real y el virtual.
También han surgido nuevos problemas que hemos intentado abordar en módulos anteriores como son la indeterminación, mutabilidad e incluso artificialidad de conceptos como dominio público, contenidos comunes, contenido y/o acceso libre y derechos de autor que traza, en un gran número de ocasiones, los posibles márgenes de actuación de los usuarios de estos nuevos entornos digitales en red ya que, a diferencia de otros medios, la disponibilidad y facilidad con la que cualquier usuario se puede apropiar de los múltiples recursos contenidos en esta red, provoca todo tipo de posicionamentos, polémicas e incluso graves contiendas.
Junto con las múltiples y variables limitaciones instrumentales de la gran mayoría de usuarios y la obsolescencia característica de este tipo de tecnología se determina el acceso, la gestión y la conservación de los recursos digitales generados y esto condiciona considerablemente la posible producción de nuevos recursos. Tras la aparición del concepto World Wide Web, que al traducirse al castellano se convirtió en telaraña, tejido, malla o matriz, pues todavía no nos hemos puesto de acuerdo en cómo debe traducirse lo que cualquier angloparlante no duda en llamar simplemente la ``Web'', se hizo necesario y casi por circunstancias se impuso que conceptos como espacios abiertos se definieran más claramente en oposición a los espacios cerrados, ya que también se ha convertido en cada vez más relevante diferenciar entre los espacios públicos de los privados. Aunque estos conceptos siempre han existido y básicamente no han cambiado de contenido, si que se escuchan muchísimo más ahora donde el contexto de Internet parece querer atribuirle nuevos valores semánticos o significados.
Otro aspecto importantísimo para nosotros ha sido establecer la distinción operativa que diferencia la idea de red = net de la palabra red = web. En nuestro contexto las palabras net y web no son idénticas. Para entender la diferencia la mejor forma ha sido serializar los conceptos y contextualizar nuestra argumentación para así hacer más viable y distinguible una idea de la otra. Si continuamos con nuestra propuesta holónica de que el todo es igual a sus partes y la suma de las partes forman el todo no se puede entender un holón de una categoría siendo diferente de otro de una categoría aparentemente superior. Al desaparecer las interrelaciones jerarquizadas de arriba abajo o abajo hacia arriba y reflexionar sobre interrelaciones múltiples y multidireccionales nos resulta más accesible diferenciar la red = net como la infraestructura física o material (cables, líneas, servidores, transmisores, etc. (www)) que representa lo objetivo y concreto frente a la web = matriz que es lo subjetivo o abstracto (ideas, imágenes, textos, contenidos, etc. (mmm)). En este mismo contexto se encuadra la concepción de que el dato (item) es la unidad conceptual mínima de la que se componen los diferentes documentos o módulos (records) que gestionamos para crear unidades más complejas como son los ficheros (files) y éstos son los que se pueden agrupar y organizar por carpetas (folder). Siguiendo con esta lógica los folders se integran en páginas web (web pages) como unidad mínima con las que se construyen sitios web (web sites). Estos sitios que forman mallas, tejidos, telarañas o matrices se forman en nodos (nodes) y estos a su vez se integran en los dominios (domains). Sin embargo no estamos diciendo que un holón sea superior al anterior, o que el inferior sea de menos valor o importancia que el anterior, sino que todos ellos son imprescindibles para un correcto funcionamiento de la matriz (web). Tampoco despreciamos ni minusvaloramos con el presente planteamiento la necesidad de que la red (net) funcione de forma impecable y sin alteración. Tanto la www como los mmm deben poder interactuar libre y fluidamente.
Si el escriba desempeña una función limitada, el académico cada día está desarrollando tareas editoriales sobre condiciones más finitas. El número de páginas que puede tener su edición, el número finito de recursos con los que cuenta en la elaboración de su propio texto, lo finito del tiempo que puede dedicar a las diferentes actualizaciones. Sin embargo, el diseñador de un web site se encuentra ante ilimitadas posibilidades, ilimitadas cantidades de materiales que podría incorporar e ilimitadas veces que puede actualizar sus sitios, páginas, módulos o items. El siever como privilegiado de la labor futura tiene ante sí el infinito. Infinitas opciones, infinitos documentos, infinidad de posibilidades de actualización e infinidad de formatos y plataformas entre las que elegir. Sólo desde esa infinidad de elecciones pretendemos cribar sin por ello censurar, filtrar sin excluir, seleccionar sin despreciar y presentar sin imponer nada a nadie, pues siempre que estamos creando vínculos estamos filtrando y siempre que estamos filtrando estamos construyendo el (hiper)texto.
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