(3) Shakespeare en la pantalla: TITUS

Sus intenciones son subrayados sobremanera por las ropas y el diseño de escenarios. Lucio lleva una camiseta con la imagen de una loba en su espalda para recordarnos, diría yo, a la loba que amamantó a los fundadores de Roma: Rómulo y Remo. Esta imagen de una Roma potencialmente nutritiva se pone en contraste con el inmenso trono que construye para Saturnino sobre el cual preside la cabeza de hierro gigante de un lobo salvaje. Al igual que las imágenes asociadas con Titus y Aarón, éstas funcionan. Lo que no encuentra la película es una manera equitativa de representar el mundo de Saturnino. Taymor, al igual que Kubrick en Eyes wide shut, no representa bien las orgías. Por desgracia, las orgías se transforman en el modo principal en que ella se imagina la Roma opuesta a Titus. El intento de enlazar a Saturnino y a su Roma decadente con los Nazis y los Fascistas no deja de ser una idea interesante pobremente desarrollada. Los Nazis fueron asesinos fríos y eficientes; el Saturnino de Cumming es un débil zorro que confronta posturas. 

Taymor no realiza un sorprendente corte desde la llegada del ejército de Titus al Coliseo hasta la llegada de Saturnino y Basiano. Concebidos como modernos políticos trabajándose a la multitud desde el asiento trasero de los descapotables que los hermanos rivales conducen hasta el E. U. R., el edificio de gobierno que Mussolini creó para dirigir el imperio que él pensaba recrear en los años 30. Mientras se van aproximando a esta moderna versión del Coliseo, se despliegan banderas negras desde los arcos del piso superior. Por un momento pensé que Taymor había encontrado una imagen arquitectónica para su interrogación sobre el poder moderno tan potente como su uso de las ruinas de la antigua Roma para capturar la violencia de la paternidad ciega de Titus. Pero la película no sustenta esta imagen inicial; su versión de la Roma que abusa y se opone a Titus degenera en una guateque de piscina más que en el hambriento lobo suspendido sobre el trono de Saturnino.

Al final de la escena de la encrucijada que reúne a la encantada Lavinia con Titus, los remanentes de esta ruinosa familia – Titus, Lavinia, Lucio y Marco – son captados reflejándose en un charco sobre el cual se han arrodillado para lamentarse junto a Titus: "[Shall we] sit round about some fountain,/Looking all downwards to behold our cheeks,/I low they are stained like meadows yet not dry,/ With miry slime left on them by a flood?" (3.1.123-26). La cámara de Taymor mantiene sus imágenes reflejadas en el agua mientras la lluvia comienza a caer sobre la superficie del charco difuminando sus caras. En momentos como este, la película de Taymor enlaza el texto y la imagen de un modo sólo alcanzado por nuestras mejores películas sobre Shakespeare; en momentos como este, su película es un triunfo.

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