3

ACTO 1, ESCENA 1.1
19
os dejamos ahora en mejor compañía.
Yo me habría quedado hasta haceros feliz
60
si no me lo impidiesen amigos de más talla.
Tu talla es muy preciada para mí.
Entiendo, sin embargo, que tus propios asuntos te reclaman y que aprovechas la ocasión para partir.
Buenos días tengáis, nobles señores.
Decidme, amigos míos, ¿cuándo iremos de fiesta? Decid, [~,cuándo?
Estáis más distantes cada vez. ¿Tiene que ser así?
Procuraremos en lo sucesivo que nuestro ocio sirva al
vuestro.
Salen Salerio y Solanio.

LORENZO.
Mi buen Bassanio, ya que encontraste a Antonio
te dejamos aquí; pero te ruego que recuerdes
70
que nos hemos de ver para la cena.
No faltaré.
Signor Antonio, no tenéis buen aspecto,
os ocupáis del mundo demasiado;
y pierde más quien más se afana en conquistarlo.
Creedme, habéis cambiado prodigiosamente.
ANTONIO.
Veo el mundo como lo que es, Gratiano,
un escenario donde cada uno tiene su papel,
y el mío es el de triste.
Dejadme a mf que haga de bufón;
que las arrugas de la ancianidad lleguen con risa y júbilo, 80 y el vino dé a mi hígado calor, antes que con gemidos de la muerte mi corazón se enfríe. ¿Por qué ha de verse un hombre con la sangre ardiente en alabastro, como sus mayores; dormir si está despierto, o llenarse de hiel por los malos humores? Antonio, escúchame, yo te quiero, y es mi amor el que habla. Hay un tipo de hombres cuyos rostros babean y se ocultan como el agua sobre los estanques,
ANTONIO.


SALERIO.
BASSANIO.


SALERIO.
BASSANIO.
GRAUANo.
GRATI~o.

3