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respuestas que me salvarán!
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Dejad que enfrente mi destino, conducidme a los cofres.
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PORTIA.
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¡ Adelante, pues! Que uno de ellos me encierra
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y habéis de encontrarme si en verdad me amáis.
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Nerissa, vosotros, manteneos a distancia.
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Que suene la música mientras elige,
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y si fallase, como el del cisne tenga su final
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extinguido en la música. Y para que el símil
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mejor funcione, serán río mis ojos
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y lecho acuoso de su muerte. ¿Y si acierta?
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¿ Qué será entonces la música? La música será
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un júbilo de trompas, como el de los súbditos que a un rey
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recién coronado le saludan. Será
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como el dulce clamor que cuando rompe el día
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sube hasta el oído del novio soñoliento,
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convocándole a sus nupcias. Vedle cómo camina
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con idéntica majestad, aunque con más amor
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que el joven Alcides tuvo al rescatar
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el tributo de vírgenes que la doliente Troya había pagado
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al monstruo del abismo: Yo la víctima seré,
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y éstas, que ahí quedan, las mujeres del Dárdano,
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que, con lágrimas sobre su rostro, salen a contemplar
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el discurrir de la gesta: ¡ Ea, Hércules, pues!
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Vive tú, pues yo vivo.., y con mayor anhelo
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asisto yo al combate que tú, que estás en la batalla.
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Decidme dónde nace el amor.