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ACTO III, ESCENA 2.ª
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volveos a la dama y contempladla,
y con beso de enamorado reclamadia.

¡ Hermosa es la leyenda! Hermosa dama, con vuestro
[permiso, doy
lo que esta nota dice, también demando lo que pide, 140
y como aquel que a un premio aspira en la contienda,
creyéndose elegido de la gente
al escuchar el aplauso y el clamar de todos,
lleno de confusión, mira indeciso,
y se pregunta silos gritos de entusiasmo son o no son por él,
así ¡ oh dama por tres veces hermosa ! yo he de hacer,
dudando de la verdad de lo que veo
a menos que seáis vos quien lo firméis, lo ratifiquéis, lo
confirméis.
PORTIA.
Aquí me veis, Lord Bassanio,
tal como soy. Y aunque para mí misma
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nunca ambiciosa anhelaría el deseo
de ser mejor de lo que soy,
veinte veces por vos quisiera triplicarme,
quisiera ser mil veces más hermosa, diez mil
más rica, que, con tal de crecer en vuestra estima,
quisiera a todos exceder en virtudes, belleza,
bienes y amigos; pero la suma total de lo que soy
no suma nada. Es decir, que, en resumen,
soy sólo una ignorante, sin experiencia ni instrucción,
aunque, eso sí, feliz por no ser vieja
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para aprender; y más feliz aún
por no haber sido criada tan en la ignorancia que no pueda
aprender.
Y más feliz aún, puesto que, dócil,
me someto a vuestra voluntad para guiarme,
a vos, que sois mi rey. mi dueño, mi señor.
Mi ser, mis pertenencias a los vuestros y a vos
son entregados. Hasta hace un momento he sido yo
dueño y señor de esta mansión, de todos mis criados,
y soberana de mí misma. Ahora, sin embargo,

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