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ACTO IV, ESCENA 1.~
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estipulada claramente en el contrato.
SHYLoCK.
Muy cierto, ¡ oh, justo y noble juez!
Mucho más viejo sois de lo que muestra vuestro aspecto.
PORTIA.
Descubrid vuestro pecho.
SInLOCK.
¡ Sí, su pecho! ¡ Eso es!
Así dice el contrato, ¿no es cierto, noble juez?
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“Muy cerca del corazón”, esas son las palabras.
POR11A.
En efecto. ¿Tenéis una balanza
para pesar su carne?
SHYL0cK.
Aquí la tengo.
PORTIA.
Shylock, tendrás que contratar un cirujano por tu cuenta
que cure sus heridas de forma que no se desangre hasta
morir.
SHYLoCK.
¿Eso dice el contrato?
PORTIA.
No, no lo menciona, mas, ¿qué importa?
Podrías hacerlo sólo por caridad.
Smiocx.
No lo veo aquí, no consta en el contrato.
PORTIA.
Vos, mercader, ¿tenéis algo que decir?
ANroMo.
Poco, muy poco. Sólo que estoy dispuesto y armado de valor.
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Bassanio, dadme vuestra mano... Adiós.
No os llenéis de tristeza porque a causa de vos haya llegado
[a esto,
pues en esta ocasión se mostró la Fortuna más benévola
de lo que es su costumbre, ya que suele
dejar que el desgraciado a su riqueza sobreviva,
para que contemple con la mirada hundida y arrugas en la
frente
su tiempo de penuria, y a mí, sin embargo, me libera
de la lenta agonía de una miseria así.
Saludad en mi nombre a vuestra noble esposa
y referidie cómo llegó Antonio a su fin;
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decidle cuánto os he amado, habladie bien de mí cuando yo
muera
y, tras contar la historia, que ella juzgue, por sí,
si Bassanio no tuvo amor un día.
Que perder al amigo no os aflija,
pues a él no le aflige pagar por vuestras deudas,

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